El Regalo

Tiempo hacía que ella me hablaba de darme una sorpresa, de hacerme un regalo que yo no esperase pero que me encantase y lo disfrutase. Ella me conocía, sabía como era y sabía e intuía muy bien que cosas podían gustarme y hacer que un regalo fuese mucho más que un regalo. Sólo había de encontrar el momento para que ese regalo se hiciera real y para que me sorprendiera como ella deseaba sorprenderme. Y ese día había llegado…

“Mañana a las diez de la noche ven a mi casa, te espera un regalo que no vas a olvidar”

Una sola frase y mi mente entera se debatía en mil y un pensamientos sobre que regalo podía ser ese que además requería que fuese a su casa a buscarlo. Mil ideas, mil imágenes, mil objetos, mil fantasías. Todo pasaba por mi mente pero pasase lo que pasase siempre lo descartaba en busca de un nuevo regalo aún no pensado por mí. Una sola frase suya, con una invitación a recibir un regalo y ya había conseguido parte de su objetivo: mantenerme inquieto, curioso y motivado por descubrir que era esa sorpresa que me esperaba. Si, demostraba conocerme bien y saber como llevarme, como hacer que mantuviera ilusiones y ganas de seguir su juego hasta descubrir su regalo.

Durante el día en espera su juguetona mente trata de hacerme estar en constante tensión, en atenta y tensa espera hacia ese momento fijado a las diez de la noche. Sus mensajes alimentaban mi ya de por si curiosa mente.

“¿Estás impaciente por que llegue la noche?”

“¿Se te ocurre cual va ser tu regalo?. Seguro que no, pero seguro que lo vas a recordar toda tu vida”

“Ya deseo que llegue la noche y puedas abrir tu regalo, aunque a lo mejor resulta que no lleva envoltorio”

“Que da menos y tu regalo está aquí, para ti”

Esa noche, de camino a su casa, mi mente era un hervidero de ideas y de sensaciones. Ella había sabido conjugar en mi ese ansia que se tiene cuando vas en busca de algo que te gusta. Y aunque en este caso no sabía en pos de que iba si que sabía que fuese lo que fuese iba a ser de mi agrado, porque ya sólo el camino que ella me estaba haciendo seguir era de mi agrado y me motivaba a sentirme yo mismo y disfrutar de las sensaciones misteriosas llenas de curiosidad que ella había creado.

Llego a la puerta de su casa. Llamo al timbre. Su voz metalizada por el interfono me contesta:

“Hola, sube y entra sin llamar”

De nuevo su frase, su modo de decirlo, su tono, me hace sentir que algo distinto me espera. Por todo ello en el ascensor un acrecentado nerviosismo se apodera de mí, una sensación de tensión estimulante que acelera mis instintos. Llego a su piso. Me acerco a la puerta, que me espera entreabierta y siguiendo sus instrucciones entro sin llamar. Me recibe una casa a media luz, iluminada por un reguero de velas en el suelo que marcan un pasillo por el que discurrir. Me quedo en silencio, observando la danzante luz que generan esas velas, colocadas una tras otra marcando un camino. En el suelo entre ellas, dando color a la amarillenta luz que desprenden observo que hay extendida una sedosa alfombra rojiza compuesta por pétalos de rosa. No tengo dudas de que ella espera que siga esa senda de pétalos hacia su final donde sin duda estará ese regalo que ya deseo encontrar y recibir. Avanzo con lentitud, tratando de alargar esa sensación estimulante que palpita dentro de mí y mientras lo hago me percato que una música envolvente suena por la casa. Música cálida, suave, sensual, incitante. Un conjunto en si que ya es un regalo pero que se sólo es el preámbulo para lo que me espera. Giro la esquina de mi camino floreado y observo que ese camino continúa y en él se observan dos cruces que se dirigen a dos habitaciones distintas para luego continuar al frente hacia su habitación. Por un momento dudo que camino debo seguir, aunque pienso que debería ir directo hasta el final del camino y entrar en su habitación, entiendo también que las dos bifurcaciones previas no están para ser ignoradas. Por ello empiezo a valorar si tomo la bifurcación derecha o la izquierda, pero mis dudas se desvanecen al momento pues sólo la puerta de la derecha se encuentra abierta, en una clara invitación a que mis pasos se dirijan hacía ella y a ese regalo que ya deseo más que nada.

Llego a la habitación giro hacia ella envuelto en los aromas dulces de las velas aromáticas o de la esencia de los pétalos y acompasado por la música y veo casi en el quicio de la puerta que ella me espera, vestida en una suave túnica sedosa, sonriendo con calidez y picardía mientras observa mi rostro sorprendido y satisfecho. Sin dejarme entrar en la habitación se acerca a mi y me besa suavemente en los labios, entreabriendo su boca para que mis labios imiten su gesto y nos fundamos en un beso cálido y pasional que despierta en mi los más excitantes deseos de perderme con ella entre velas, pétalos y música disfrutando de su cuerpo y de ella. Mientras nos besamos, la abrazo y recorro su espalda con mis manos, comprobando que bajo su túnica se encuentra su completa desnudez, lo que me lleva sentir más y más creciente mi deseo. Pero cuando creo que estoy “abriendo” mi regalo, ella se retira un poco, me toma de la mano y me introduce lentamente en la habitación mientras mira hacia un lado y me dice:

“Te está esperando…”

Sigo su mirada y veo allí, tumbada sobre una cama, a una de sus amigas, completamente desnuda, de lado mirándome de modo incitante. No puedo evitar sentir ese deseo morboso al saber que tengo ante mí a una de sus amigas, completamente expuesta para mi disfrute, pero busco con la mirada una respuesta a lo que está pasando y ella me dice sonriendo mientras mira a su amiga:

“Se que te gusta, se que siempre te ha gustado, se que has fantaseado con ella y ella quiere ser tu regalo. ”

Voy a responder, voy a decir algo, aunque no se que, pero mientras busco las palabras, su amiga se levanta, se acerca a mi con lentitud, mostrándome la belleza de su maravilloso cuerpo desnudo al caminar. Llega a mi lado y sin mediar palabra toma mi rostro y lo acerca a sus labios, besándome de un modo lleno de sensualidad que no puedo hacer más que corresponderla del mismo modo. El beso se alarga y siento el calor de su piel apretándose contra mi cuerpo. Deseo dejarme ir pero no se muy bien todavía que se espera de mi, pero mi amiga sabe ayudarme con ello al responder por mi con una sola palabra:

“Disfrutala…, es toda tuya…”

Y dicho esto se va y cierra la puerta tras de ella, dejándome solo con su amiga para que mis instintos se liberen, para que mi deseo se haga uno con ella y para que viva con ella todo eso que ya había vivido en mi mente. Siempre he deseado a esa miga suya, a esa mujer de excelsa elegancia, de suave piel, de exquisita sensualidad, de deliciosa calidez y ahí estoy ahora con ella , disfrutando del más maravilloso de los regalos. Besos y caricias, susurros y excitación. Sus manos me desnudan, me dejan ante ella en su misma situación. Dos cuerpos desnudos que están sintiendo el deseo de recorrerse de entregarse, de darse placer, de ser dos en uno mientras el gozo los invade. Mis manos, mis labios, recorren su piel, sus pequeños pero exquisitos pechos mientras mi deseo crece y crece sabiendo que estoy disfrutando de una mujer que ocupaba mis más intensas fantasías. Ella lo sabe, ella lo siente, ello lo percibe y tumbándome en la cama me deleita con sus labios, con su boca, con su lengua a lo largo de mi cuerpo y en especial en mi excitado y ardiente miembro que a su modo grita de placer mientras goza de ese sueño en su boca. Me siento afortunado, entregado, dispuesto a hacer que ella no olvide tampoco ese regalo que mi amiga me ha hecho pero que sin duda es ella en persona quien lo entrega y lo personifica compartiendo esa intimidad conmigo. Me dispongo a entregarme a ella. Pero en ese instante, se retira, se aleja y sonriéndome con toda la “maldad” que es capaz me dice mientras se va yendo de la habitación:

“Ve a la habitación de enfrente… Tu regalo no era yo…”

Me quedo entre sorprendido y casi pensado que todo ha sido un juego perverso. Excitantemente perverso pero perverso al fin y al cabo pues mi deseo está pidiendo a gritos ser compartido y me acabo de quedar solo en la habitación, desnudo y sin nadie con quien satisfacerlo. Pero sonrío al comprender que es sólo el principio de algo mejor. Me levanto de la cama y de nuevo retomo la senda de pétalos para ir a la habitación de enfrente que ahora presenta la puerta abierta. Ni rastro de mi amiga y de su amiga. Sólo puedo hacer que cruzar la puerta deseando y esperando que una de ellas esté ahí esperándome. Entro. Miro hacia la cama y la encuentro vacía, lo que me hace pensar que mi desnudez está fuera de lugar. Pero en ese momento en que estoy a punto de pensarlo, una voz a mi espalda dice:

“Estoy aquí…”

Me giro y ahí, apoyada en la pared opuesta a la cama, otra de las amigas de mi amiga está ahí, tan desnuda como la anterior, tan excitante como la anterior. Su elegancia natural, que conocía vestida sigue ahí mientras expone su cuerpo de perfectas proporciones que se exhibe para mí y me hace agradecer que mi cuerpo desnudo muestre la excitación acumulada que traía y que se intensifica mientras miro a esa otra mujer que también ha estado entre mis fantasías más cálidas y húmedas. Esta vez soy yo el que avanza hacia ella casi sin creerme lo que estoy viviendo. Y ella me dice esperando que llegue a su lado:

“Me han dicho que me deseas”

Mi respuesta es directa y sincera:

“Desde que te conozco”

Su sonrisa franca, su mirada cautivadora me retan y su boca me dice:

“Pues aquí me tienes. Toda tuya…”

No más palabras, no más explicaciones. Sólo queda pasión desatada, sólo queda todo mi deseo acumulado y mis besos y los suyos se funden en unos instantes de pasión casi descontrolada, de pura e intensa excitación, de morboso deseo en que los dos por algún motivo sabemos hemos estado conteniendo y ahora lo dejamos salir para que las manos se afanen en tocar los cuerpos del otro, para que el deseo absoluto lleve nuestros pasos y para que sin pensar en nada nos entreguemos al goce más absoluto. Jadeos, más susurros, gemidos intensos, placer intenso. Está vez siento que no hay freno, esta vez pienso que esto va a culminar y que tras el preámbulo de la primera amiga, es con ésta con quién mi regalo va a ser completo y voy a llegar junto a ella al clímax del placer. Me dejo ir y espero en su boca sentir todo eso que se me va a hacer sentir. Pero de nuevo, cuando ya nada parecía frenarme, ella se separa, se aleja y con esa misma sonrisa de la otra amiga se va de la habitación diciendo:

“Sólo has de ir a su habitación y ahí si que estará esta vez tu regalo…”

De nuevo solo, de nuevo desnudo, de nuevo excitado, de nuevo ardiendo de deseo y de nuevo necesitado de colmarlo. Pero ahora ya entiendo el juego. Mi amiga me ha regalado esos momentos excitante y morbosos con sus dos amigas, dos amigas que ella sabe deseaba, que ella sabe me gustaban, atarían y me hacía fantasear. Su regalo ha sido dejarme vivir mi fantasía con ellas, dejarme deleitar con sus cuerpos desnudos, con sus besos, con sus caricias, haciendo que mi excitación se eleve al máximo para luego esperarme ella y descargar todo ese morbo intenso con ella. Sonrío agradecido, sonrío satisfecho porque he estado con mis dos deseos más deseados y ahora voy a entregarme a mi amiga mientras compartimos esos momentos que he vivido con sus amigas.

Me dirijo a su habitación, sabiendo que ahí estará y que ambos gozaremos de un encuentro explosivo y elevada carga sensual y sexual. Llego a su puerta. Abro y ahí esta ella, de pie, con su túnica sedosa, sonriendo, esperando, ansiosa de mi. Entro en la habitación y al hacerlo veo que sus dos amigas, aún desnudas se encuentran en la habitación, flanqueado a mi amiga. Las miro, sonrío, mi deseo crece de nuevo y ellas dos se acercan a mi amiga y con delicada suavidad hacen que su túnica se deslice por su cuerpo, mostrándola ante mí en su espléndida desnudez. Todo yo soy deseo, todo yo soy excitación, todo yo soy morbo. Y ellas conocedoras de eso empiezan a besar cada una uno de los pechos de mi amiga. Me siento el hombre más afortunado del mundo. Las tres se funden en un beso compartido a tres bandas, mientras sus manos se tocan, se buscan y yo siento que sólo puedo perderme entre ellas. Me acerco lentamente y mi amiga tiene tiempo de decir:

“Necesitamos de ti, danos lo que tu tienes y haz que esta mezcla sea perfecta. Este es de verdad tu regalo. Yo las deseo tanto como tu pero hoy somos las tres tuyas…”

Y el resto es fácil de imaginar…

Y no crees que lo deberías publicar en el hilo de relatos?

IL Regalo és el titol d'una pelicula italo-francesa amb una deliciosa Clio Goldsmith

El Regalo

Tiempo hacía que ella me hablaba de darme una sorpresa, de hacerme un regalo que yo no esperase pero que me encantase y lo disfrutase. Ella me conocía, sabía como era y sabía e intuía muy bien que cosas podían gustarme y hacer que un regalo fuese mucho más que un regalo. Sólo había de encontrar el momento para que ese regalo se hiciera real y para que me sorprendiera como ella deseaba sorprenderme. Y ese día había llegado…

“Mañana a las diez de la noche ven a mi casa, te espera un regalo que no vas a olvidar”

Una sola frase y mi mente entera se debatía en mil y un pensamientos sobre que regalo podía ser ese que además requería que fuese a su casa a buscarlo. Mil ideas, mil imágenes, mil objetos, mil fantasías. Todo pasaba por mi mente pero pasase lo que pasase siempre lo descartaba en busca de un nuevo regalo aún no pensado por mí. Una sola frase suya, con una invitación a recibir un regalo y ya había conseguido parte de su objetivo: mantenerme inquieto, curioso y motivado por descubrir que era esa sorpresa que me esperaba. Si, demostraba conocerme bien y saber como llevarme, como hacer que mantuviera ilusiones y ganas de seguir su juego hasta descubrir su regalo.

Durante el día en espera su juguetona mente trata de hacerme estar en constante tensión, en atenta y tensa espera hacia ese momento fijado a las diez de la noche. Sus mensajes alimentaban mi ya de por si curiosa mente.

“¿Estás impaciente por que llegue la noche?”

“¿Se te ocurre cual va ser tu regalo?. Seguro que no, pero seguro que lo vas a recordar toda tu vida”

“Ya deseo que llegue la noche y puedas abrir tu regalo, aunque a lo mejor resulta que no lleva envoltorio”

“Que da menos y tu regalo está aquí, para ti”

Esa noche, de camino a su casa, mi mente era un hervidero de ideas y de sensaciones. Ella había sabido conjugar en mi ese ansia que se tiene cuando vas en busca de algo que te gusta. Y aunque en este caso no sabía en pos de que iba si que sabía que fuese lo que fuese iba a ser de mi agrado, porque ya sólo el camino que ella me estaba haciendo seguir era de mi agrado y me motivaba a sentirme yo mismo y disfrutar de las sensaciones misteriosas llenas de curiosidad que ella había creado.

Llego a la puerta de su casa. Llamo al timbre. Su voz metalizada por el interfono me contesta:

“Hola, sube y entra sin llamar”

De nuevo su frase, su modo de decirlo, su tono, me hace sentir que algo distinto me espera. Por todo ello en el ascensor un acrecentado nerviosismo se apodera de mí, una sensación de tensión estimulante que acelera mis instintos. Llego a su piso. Me acerco a la puerta, que me espera entreabierta y siguiendo sus instrucciones entro sin llamar. Me recibe una casa a media luz, iluminada por un reguero de velas en el suelo que marcan un pasillo por el que discurrir. Me quedo en silencio, observando la danzante luz que generan esas velas, colocadas una tras otra marcando un camino. En el suelo entre ellas, dando color a la amarillenta luz que desprenden observo que hay extendida una sedosa alfombra rojiza compuesta por pétalos de rosa. No tengo dudas de que ella espera que siga esa senda de pétalos hacia su final donde sin duda estará ese regalo que ya deseo encontrar y recibir. Avanzo con lentitud, tratando de alargar esa sensación estimulante que palpita dentro de mí y mientras lo hago me percato que una música envolvente suena por la casa. Música cálida, suave, sensual, incitante. Un conjunto en si que ya es un regalo pero que se sólo es el preámbulo para lo que me espera. Giro la esquina de mi camino floreado y observo que ese camino continúa y en él se observan dos cruces que se dirigen a dos habitaciones distintas para luego continuar al frente hacia su habitación. Por un momento dudo que camino debo seguir, aunque pienso que debería ir directo hasta el final del camino y entrar en su habitación, entiendo también que las dos bifurcaciones previas no están para ser ignoradas. Por ello empiezo a valorar si tomo la bifurcación derecha o la izquierda, pero mis dudas se desvanecen al momento pues sólo la puerta de la derecha se encuentra abierta, en una clara invitación a que mis pasos se dirijan hacía ella y a ese regalo que ya deseo más que nada.

Llego a la habitación giro hacia ella envuelto en los aromas dulces de las velas aromáticas o de la esencia de los pétalos y acompasado por la música y veo casi en el quicio de la puerta que ella me espera, vestida en una suave túnica sedosa, sonriendo con calidez y picardía mientras observa mi rostro sorprendido y satisfecho. Sin dejarme entrar en la habitación se acerca a mi y me besa suavemente en los labios, entreabriendo su boca para que mis labios imiten su gesto y nos fundamos en un beso cálido y pasional que despierta en mi los más excitantes deseos de perderme con ella entre velas, pétalos y música disfrutando de su cuerpo y de ella. Mientras nos besamos, la abrazo y recorro su espalda con mis manos, comprobando que bajo su túnica se encuentra su completa desnudez, lo que me lleva sentir más y más creciente mi deseo. Pero cuando creo que estoy “abriendo” mi regalo, ella se retira un poco, me toma de la mano y me introduce lentamente en la habitación mientras mira hacia un lado y me dice:

“Te está esperando…”

Sigo su mirada y veo allí, tumbada sobre una cama, a una de sus amigas, completamente desnuda, de lado mirándome de modo incitante. No puedo evitar sentir ese deseo morboso al saber que tengo ante mí a una de sus amigas, completamente expuesta para mi disfrute, pero busco con la mirada una respuesta a lo que está pasando y ella me dice sonriendo mientras mira a su amiga:

“Se que te gusta, se que siempre te ha gustado, se que has fantaseado con ella y ella quiere ser tu regalo. ”

Voy a responder, voy a decir algo, aunque no se que, pero mientras busco las palabras, su amiga se levanta, se acerca a mi con lentitud, mostrándome la belleza de su maravilloso cuerpo desnudo al caminar. Llega a mi lado y sin mediar palabra toma mi rostro y lo acerca a sus labios, besándome de un modo lleno de sensualidad que no puedo hacer más que corresponderla del mismo modo. El beso se alarga y siento el calor de su piel apretándose contra mi cuerpo. Deseo dejarme ir pero no se muy bien todavía que se espera de mi, pero mi amiga sabe ayudarme con ello al responder por mi con una sola palabra:

“Disfrutala…, es toda tuya…”

Y dicho esto se va y cierra la puerta tras de ella, dejándome solo con su amiga para que mis instintos se liberen, para que mi deseo se haga uno con ella y para que viva con ella todo eso que ya había vivido en mi mente. Siempre he deseado a esa miga suya, a esa mujer de excelsa elegancia, de suave piel, de exquisita sensualidad, de deliciosa calidez y ahí estoy ahora con ella , disfrutando del más maravilloso de los regalos. Besos y caricias, susurros y excitación. Sus manos me desnudan, me dejan ante ella en su misma situación. Dos cuerpos desnudos que están sintiendo el deseo de recorrerse de entregarse, de darse placer, de ser dos en uno mientras el gozo los invade. Mis manos, mis labios, recorren su piel, sus pequeños pero exquisitos pechos mientras mi deseo crece y crece sabiendo que estoy disfrutando de una mujer que ocupaba mis más intensas fantasías. Ella lo sabe, ella lo siente, ello lo percibe y tumbándome en la cama me deleita con sus labios, con su boca, con su lengua a lo largo de mi cuerpo y en especial en mi excitado y ardiente miembro que a su modo grita de placer mientras goza de ese sueño en su boca. Me siento afortunado, entregado, dispuesto a hacer que ella no olvide tampoco ese regalo que mi amiga me ha hecho pero que sin duda es ella en persona quien lo entrega y lo personifica compartiendo esa intimidad conmigo. Me dispongo a entregarme a ella. Pero en ese instante, se retira, se aleja y sonriéndome con toda la “maldad” que es capaz me dice mientras se va yendo de la habitación:

“Ve a la habitación de enfrente… Tu regalo no era yo…”

Me quedo entre sorprendido y casi pensado que todo ha sido un juego perverso. Excitantemente perverso pero perverso al fin y al cabo pues mi deseo está pidiendo a gritos ser compartido y me acabo de quedar solo en la habitación, desnudo y sin nadie con quien satisfacerlo. Pero sonrío al comprender que es sólo el principio de algo mejor. Me levanto de la cama y de nuevo retomo la senda de pétalos para ir a la habitación de enfrente que ahora presenta la puerta abierta. Ni rastro de mi amiga y de su amiga. Sólo puedo hacer que cruzar la puerta deseando y esperando que una de ellas esté ahí esperándome. Entro. Miro hacia la cama y la encuentro vacía, lo que me hace pensar que mi desnudez está fuera de lugar. Pero en ese momento en que estoy a punto de pensarlo, una voz a mi espalda dice:

“Estoy aquí…”

Me giro y ahí, apoyada en la pared opuesta a la cama, otra de las amigas de mi amiga está ahí, tan desnuda como la anterior, tan excitante como la anterior. Su elegancia natural, que conocía vestida sigue ahí mientras expone su cuerpo de perfectas proporciones que se exhibe para mí y me hace agradecer que mi cuerpo desnudo muestre la excitación acumulada que traía y que se intensifica mientras miro a esa otra mujer que también ha estado entre mis fantasías más cálidas y húmedas. Esta vez soy yo el que avanza hacia ella casi sin creerme lo que estoy viviendo. Y ella me dice esperando que llegue a su lado:

“Me han dicho que me deseas”

Mi respuesta es directa y sincera:

“Desde que te conozco”

Su sonrisa franca, su mirada cautivadora me retan y su boca me dice:

“Pues aquí me tienes. Toda tuya…”

No más palabras, no más explicaciones. Sólo queda pasión desatada, sólo queda todo mi deseo acumulado y mis besos y los suyos se funden en unos instantes de pasión casi descontrolada, de pura e intensa excitación, de morboso deseo en que los dos por algún motivo sabemos hemos estado conteniendo y ahora lo dejamos salir para que las manos se afanen en tocar los cuerpos del otro, para que el deseo absoluto lleve nuestros pasos y para que sin pensar en nada nos entreguemos al goce más absoluto. Jadeos, más susurros, gemidos intensos, placer intenso. Está vez siento que no hay freno, esta vez pienso que esto va a culminar y que tras el preámbulo de la primera amiga, es con ésta con quién mi regalo va a ser completo y voy a llegar junto a ella al clímax del placer. Me dejo ir y espero en su boca sentir todo eso que se me va a hacer sentir. Pero de nuevo, cuando ya nada parecía frenarme, ella se separa, se aleja y con esa misma sonrisa de la otra amiga se va de la habitación diciendo:

“Sólo has de ir a su habitación y ahí si que estará esta vez tu regalo…”

De nuevo solo, de nuevo desnudo, de nuevo excitado, de nuevo ardiendo de deseo y de nuevo necesitado de colmarlo. Pero ahora ya entiendo el juego. Mi amiga me ha regalado esos momentos excitante y morbosos con sus dos amigas, dos amigas que ella sabe deseaba, que ella sabe me gustaban, atarían y me hacía fantasear. Su regalo ha sido dejarme vivir mi fantasía con ellas, dejarme deleitar con sus cuerpos desnudos, con sus besos, con sus caricias, haciendo que mi excitación se eleve al máximo para luego esperarme ella y descargar todo ese morbo intenso con ella. Sonrío agradecido, sonrío satisfecho porque he estado con mis dos deseos más deseados y ahora voy a entregarme a mi amiga mientras compartimos esos momentos que he vivido con sus amigas.

Me dirijo a su habitación, sabiendo que ahí estará y que ambos gozaremos de un encuentro explosivo y elevada carga sensual y sexual. Llego a su puerta. Abro y ahí esta ella, de pie, con su túnica sedosa, sonriendo, esperando, ansiosa de mi. Entro en la habitación y al hacerlo veo que sus dos amigas, aún desnudas se encuentran en la habitación, flanqueado a mi amiga. Las miro, sonrío, mi deseo crece de nuevo y ellas dos se acercan a mi amiga y con delicada suavidad hacen que su túnica se deslice por su cuerpo, mostrándola ante mí en su espléndida desnudez. Todo yo soy deseo, todo yo soy excitación, todo yo soy morbo. Y ellas conocedoras de eso empiezan a besar cada una uno de los pechos de mi amiga. Me siento el hombre más afortunado del mundo. Las tres se funden en un beso compartido a tres bandas, mientras sus manos se tocan, se buscan y yo siento que sólo puedo perderme entre ellas. Me acerco lentamente y mi amiga tiene tiempo de decir:

“Necesitamos de ti, danos lo que tu tienes y haz que esta mezcla sea perfecta. Este es de verdad tu regalo. Yo las deseo tanto como tu pero hoy somos las tres tuyas…”

Y el resto es fácil de imaginar…

Esa caricia encontraras donde sabe alguien....
Esa caricia darás cuando este ella......
Esa caricia sentirás y existirá....
Esa caricia estará presente...
Esa caricia conseguirás y darás.....
Esa caricia deseada tendrás.......

Espero que no lo consideres un plagio

¿Tomar lo accesible o esperar por lo imposible...?

Entras en un club, visitas una página de chicas que anuncian sus servicios, contactas con una agencia, vas a un piso o local que ya conoces y en cualquiera de las circunstancias..., al llegar al club, al ver la pagina, al contactar con la agencia, al ir al piso conocido... en tu mente hay una chica concreta...,esa que al verla en vivo en el club, la que al ver sus fotos en su anuncio, la que te han hablado maravillas de aquella agencia,la que viste aquel día en el piso pero se iba, la que... en definitiva ha despertado tus instintos, tus deseos, tus ansias por tenerla en tus brazos y descubrir con ella sensaciones calidamente placenteras...

Pero a pesar de ese deseo claro, te encuentras que la chica no está a tu alcance, no está nunca en el sitio y momento indicado, nunca consigues encontrarla libre, se ha tomado una temporada de descanso, está con otro cliente..., pero de un modo u otro ella nunca está para nosotros...

¿Qué hacer...?, ¿resistir el deseo palpitante esperando coincidir con ella alguna vez o... dejarse llevar por el momento y mecerse en brazos de otra chica libre y dispuesta a colmarnos con lo que queramos?.

Yo siempre apuesto por esperar... por llegar a esa persona que por una u otra razón me ha hecho palpitar...

Y es que hay esperas que valen la pena, porque las mejores flores son las que nos atrapan en su esencia de aroma y belleza...

Buenas noches Bribón..!
Estoy de acuerdo contigo, saber esperar... las cosas buenas y mejores llegan cuando menos te lo esperas.!