Mi ultimo post
Queridos míos.
Hace ya tiempo que venía avisando de que me iría. No tenía del todo claro que hacer. Si quedarme solo para salidas, si alquilar una habitación y complicarme la vida con horarios imposibles, si plegar del todo y ya está. Al final resulta que he perdido mi putimóvil, no sé donde está, de manera que estoy ilocalizable y como no tenía del todo claro que iba a hacer, he decidido que no me voy a complicar la existencia. Que lo dejo del todo y ya está. Evidentemente esta decisión va acompañada de buenas noticias laborables fuera de este mundillo. No me quedo con una mano delante y otra detrás.
Dije que os publicaría los textos que tenía preparados y guardados, y lo prometido es deuda. Aunque hay uno que esta a medias y otro que creo que ya lo publiqué. Lo único que me sabe fatal es que no voy a poder leer vuestras reacciones por que tan pronto como publique el post, eliminaré mi cuenta de aquí. A no ser que lea por ahí que al eliminarla, no podréis leerme, en cuyo caso la mantendré un par de semanas, pero solo para que podáis leerla. En cualquier caso, tampoco podréis comentarme vuestras impresiones por whatsapp ya que al haber perdido el móvil, no me van a llegar.
Espero que la vida os lleve por caminos que os resulten agradables, placenteros, excitantes y sobretodo que os hagan crecer como personas. Por que eso es lo que yo me llevo de esta experiencia, y lo que intento llevarme de todo lo que me depara la vida. Que nunca os sintáis culpables por estar en este mundo mientras tratéis bien a las chicas, ya que la psique humana es complicada y muchas estamos por que queremos. Que respetéis todos los tipos de prostitución y que jamás deis nada por sentado, ni sobre el cómo ni sobre el por qué.
Vivid, dejad vivir, y mirad el mundo de forma objetiva y en conjunto, así creo que es como se entiende todo mucho mejor.
Gracias a todos.
*Lo que realmente me cabrea*
Agarraos que vienen curvas. Hasta ahora habéis leído unos textos en los que hablo casi desde la distancia. No me habéis leído enfadada, aunque algunas situaciones merecían, como mínimo, hastío. Puede dar la sensación de que soy una persona insensible. O de esas súper felices a las que las cosas o le alegran o se la pelan. Pero no soy ni de lejos así. A mi, como a todo el mundo, hay cosas que me tocan soberanamente la moral. Y esta va a ser la parrafada en la que me voy a explayar y me voy a cagar en la puta madre que parió a las personas desgraciadas de mierda que me he encontrado en este mundo. Voy a narraros, como viene siendo habitual en mi, sin tapujos ni florituras algunas de mis andaduras, pero esta vez va a ser desde la profunda mala ostia que me provocan algunas personas.
La primera vez que me planteé introducirme en la prostitución en serio, lo hice desde el absoluto desconocimiento. No conocía a nadie que ejerciera esta profesión y me lancé a la piscina como pude, buscando en internet. Empecé por locales de masajes eróticos, por que quería algo un poco más light para empezar a tener contacto con este mundo. Una cosa que me sorprendió de las casas de masaje es que hacían entrevista previa. De las tres entrevistas que hice, dos de ellas fueron con mujeres. Solo en uno de los centros, encontré que lo regentara un hombre. Después de un par de rodeos llegué a un piso de masajistas en Barcelona. La dueña y su hermana hacían las veces de encargadas. El piso estaba abierto de 10 de la mañana a 10 de la noche y las encargadas hacían turnos de 6 horas. Las
chicas de 8. Me recibió una de ellas para la entrevista y una de las cosas que me preguntó fue por mis servicios. Qué estaba dispuesta a hacer y qué no. Dije que no hacía griego ni
francés natural. Ella me miró y me dijo lo que me han dicho todas. “Cuantos más servicios hagas, más dinero ganarás”. Me dijeron que el precio del masaje con relación de media hora eran 60 euros y que el de una hora eran 100, y que íbamos al 50%. Pero que al cliente se le cobraban 70 y 110 euros respectivamente por que había que pagar impuestos, y claro, esos 10 euros de diferencia eran para la casa que era la que pagaba los impuestos. Es decir, que el 50% mis cojones 33. Yo me tiraba a un hombre, era mi coño el que se penetraba, pero ellas se quedaban 40 euros y yo 30 en el caso de media hora, y ellas se quedan 60 euros y yo 50 en el caso de una hora. Cada puto día tenía la misma puta conversación con ellas. Me decían, que claro, si no hacía
francés natural, perdía clientes. Yo les contestaba que a parte de que no quería hacerlo, era un acuerdo al que había llegado con mi pareja para poder dedicarnos a esto y poder tener una vida sexual sana y plena entre nosotras y ellas me contestaban que mi pareja no tenía por qué saber lo que yo hacía en la sala con los clientes. Que le mintiera. Desgraciadas hijas de puta. ¿Acaso ellas mentían a sus parejas? Bueno, una de ellas era soltera, con esa filosofía, no me extraña. Cada día la misma mierda. Cada día la misma conversación varias veces. Hasta el coño me tenían.
Otra cosa que me hacía una gracia impresionante era la veracidad del dicho español que reza “además de puta te hago la cama”. Resulta que en este centro de masajes el lavabo y las lavadoras eran responsabilidad de las chicas. Si yo gané en 3 semanas 1740 euros ¿Cuánto ganaron ellas en total con todas las
chicas que había allí? ¿Me estás diciendo que con ese dinero se te va a caer el coño al suelo por poner tú las putas lavadoras y tenderlas (que por lo visto no les llegaba para una secadora, que caber, cabía de sobras)? ¿Me estas intentando convencer de que con ese dinero no eres capaz de traer una persona de la limpieza que meta la mano en el wáter para limpiarlo cada día? ¿No tengo bastante con meter dedos en culos ajenos o que lenguas ajenas invadan mi boca para que tu te lleves el 60% de ese dinero, que también tengo que meter la mano en el puto lavabo para que tu te ahorres 12 euros diarios pedazo de vaga?
Además, los primeros servicios no se cobraban porque ellas se quedaban 50 euros de fianza. Claro, se gastaban el dinero en nuestra publicidad, soez y con faltas de ortografía de las que te hacen sangrar los ojos, y esos 50 euros te los devolvían si avisabas de que te ibas con una semana de antelación, porque si no, era un dinero que ellas perdían en publicidad.
Me hicieron unas fotos, y me pusieron una publicidad, que me daba arcadas solo de verlas. Unas perspectivas y una iluminación… Y me decían que eran fotos bonitas, que no se me veía nada, solo el pecho. ¿Pero habráse visto semejante poca gracia para hacer fotos? El texto del anuncio en catalán, “et faré unes pallas que fliparás” era la frase más light que podías encontrar. Una cantidad de faltas de ortografía que me dejaban a la altura del betún. Porque no os lo perdáis, me vendían como independiente las muy mentirosas incultas. Mis anuncios tenían un número de teléfono que era solo para mi, pero el teléfono lo cogían ellas. Se hacían pasar por mi, nunca avisaban a nadie de que no hacía
francés natural. Llamaban a los clientes cariño con un intento de tono sensual y complaciente y cuando conseguían una cita para mi, el cliente llegaba y se encontraba con que le abría la puerta una de ellas y les metían el paseíllo sí o sí. Que puto asco me da cada vez que lo pienso. Por norma general soy más ordenada al escribir, pero es que me enervo cuando lo pienso y me voy de un tema a otro. Vamos a intentar ir por partes. ¿Tu eres tonta o pellizcas cristales? Es que no sé ni por donde empezar a escribir lo que me cabrea. A ver si ordeno mi mente. Daban una imagen de mi a alguien con quien luego me tenía que acostar que no me parecía ni medio normal. Solo con el texto del anuncio y lo mal escrito que estaba, que hasta niños de primaria escriben mejor, ya daba la impresión de que yo estaba allí trabajando por que mi inteligencia no daba para más. Me dejaban como lo que no soy. Una inculta de mierda que no sabe hacer nada en la vida y no le ha quedado más remedio que meterse a puta. Si así fuera, genial, pero no lo era. Las fotos estaban mal iluminadas, la perspectiva era mala y se veía mi cuerpo con unas formas… eran feas, eran soeces, eran sexuales. Se me veían unos pechos… que si, que son grandes, pero es que era lo único que se veía y mal, muy mal. Es que no sé describirlo, lo siento. Esto solo con el anuncio de mierda. Luego venía la llamada del cliente. Cariño. Como me revienta la palabra cariño de alguien o hacia alguien que no conozco en absoluto. ¿Cariño de qué? La información siempre era la misma. La primera frase era “soy independiente”. ¿Independiente, desgraciada? ¿Me estas jodiendo más de la mitad del dinero y tienes el santo coño de decirle al cliente que soy independiente? Pero si va a venir y le vas a abrir tu la puerta. Gilipollas. Gilipollas por el cliente y por mi. Por el cliente que quiere privacidad y viene creyendo que solo va a ver a la
chica con la que va a estar y por mi que soy la que luego va a dar la cara. Y siempre he tenido la suerte de que no se lo han tomado a mal, o al menos no lo han pagado conmigo. Si que me han hecho cometarios tipo “pensaba que estabas sola, como me has dicho que eras independiente”. ¿Os imagináis a alguien que viene, se enfada y como ya está ahí con lo que cuesta cruzar Barcelona se queda y paga el cabreo de la mentira conmigo? ¿Vale la pena exponer a una trabajadora a una posible situación así para ganar 40 putos euros? ¿Os parece forma de tratar a la gente? A mi desde luego no.
Un día, hablando con la propietaria, me contó como fue que abrió su primer piso. Me dijo que ella había estudiado para ser masajista y que a la hora de buscar trabajo solo encontraba de masajista erótica, así que probó. Sus palabras textuales fueron “Estuve dos meses, ahorré para montar mi piso y me fui, ¿Tú te crees que con lo que aprendí allí me iba a quedar poniendo yo el culo?” Vamos a ver, vieja chocha de mierda. ¿En serio habiendo sido masajista erótica, y viendo que no te gustaba estar con hombres por dinero tienes la falta de empatía que muestras? Tu nivel de psicopatía está por encima de la media. Eres una explotadora, una inculta, una mala persona y un parásito social. No te mereces ni el aire que respiras.
Momento menstruación. Llega el día en el que estoy trabajando y me baja la regla. Me dice que tiene esponjitas, pero que le tengo que pagar un euro y medio por ellas. ¿Me quedan insultos que propinarle a la subnormal esta? Si yo me voy cuando me viene la regla es capaz de decirme que pierdo los 50 euros porque la publicidad ya está puesta. Sigo viniendo a llenarte los bolsillos pero las esponjas las tengo que pagar yo. Y no al precio normal, que se que a ella le cuestan menos de un euro por que ahora, como independiente, me las compro yo, si no que le cargas mas del 50% para vendérmelas a mi. No te basta con los 10 euros que ganas más que yo por polvo, no, además te viene de una puta esponja.
Voy a dejarlo aquí y seguiré otro día por que me está entrando hasta dolor de barriga solo de recordar que hay gente así por el mundo.
*Si bebes, no folles*
Basándome en mi experiencia conmigo misma y con las personas con las que he convivido, creo firmemente que solo hay dos formas de levantarse por las mañanas. De buen humor, o de mala ostia. A veces parece que nos levantamos neutrales y que según van pasando los segundos desde que nos levantamos hasta que decidimos si sonreímos o nos cagamos en la puta madre que parió a Panete, nos van pasando cosas que inclinan la balanza, pero no. Según mi teoría, ya nos hemos levantado predispuestos a que las cosas nos hagan gracia o nos molesten. Aun así, es posible que nos levantemos como si hubieran invocado al satanás que llevamos dentro y vayamos encontrando cosas a nuestro alrededor que apacigüen las aguas, y viceversa, que nos levantemos como Heidi en su columpio, llenos de alegría y alboroto y lo que nos rodea invoque al satanás que mencionaba antes.
Pero ¿Qué pasa si antes de sacar un pie de la cama oyes a un borracho dando por culo lo más grande en la puerta? Que da igual si eres Heidi o Satanás, te levantas con la firme convicción de que al borracho le sobran dientes en la boca y hay que sacárselos.
Día yo no sé cuántos. Dormida plácidamente en mi cama, me despierta el timbre de la casa a las 6 de la mañana. A esa hora normalmente Satán tiene más disponibilidad que Heidi. Escucho una conversación un tanto extraña. Hay tres hombres en la puerta, y al parecer uno es menor. La encargada les está diciendo que el menor no puede entrar a no ser que muestre su documentación, a lo que el borracho responde “No tiene documentación, pero yo soy su tío y es mayor de edad”. No empecéis a flipar todavía, que aún hay más. Podría haber empezado este relato en modo chiste “Había un moro, un argentino y un mudo”, pero como no me hace ni puta gracia y aquí lo de la procedencia solo sirve para entender por que el chavalín en cuestión no llevaba la documentación encima, basta con saber que eran tres hombres, que visto lo visto, perfectamente podrían ser españoles de pura cepa (o catalanes, para aquellos indepes que consideren que el comportamiento podría ser diferente, ya os digo yo que no, que gilipollas hay de todas las procedencias). La cuestión es que he descubierto que el género humano tiene una capacidad innata de entrar en bucle con las conversaciones. Quizá es algo que he aprendido a evitar y capear en los innumerables trabajos de cara al público que he tenido en los que los clientes venían a invocar a Satán y la Heidi que llevo dentro zanjaba el tema diciendo “Esto es así y no voy a continuar con el bucle”. Es más, estuve trabajando en una tienda en la que los compañeros me pasaban a mi a los folloneros. Les explicaba lo que había y les decía que no había más que hablar y me quedaba impasible ignorando a los demás clientes hasta que el /la tocacojones en cuestión se cansaba de hablar con la pared y se iba. ¿Vienes a descambiar algo que compraste hace 17 días y en el tiquet pone claramente que solo tienes 14 días? Ya te he dicho que no te lo descambio, hasta tal hora no cerramos, puedes quedarte aquí cagándote en mi raza si quieres, yo voy a cobrar lo mismo a final de mes. Tuve una compañera que le dijo a un cliente “Ay mira, es que no me pagan lo suficiente para aguantarte” y se fue.
*¿Qué será?*
Me vuelve a escribir. La Doris que llevo dentro se esfuerza en recordar por qué cada vez que veo ese nombre en el whatsapp, me da una pereza terrible contestar. Estoy casi segura de que es ese chico que me dice cosas del estilo “Madre mía que culito. Seguro que ya te lo han reventado, aunque ahora te hagas la remilgada. Venga, dime quien se ha follado ese culito” mientras me da a cuatro de cara al espejo. Pero como no lo sé seguro y no quiero que paguen justos por pecadores, le doy hora y me prometo a mi misma que esta vez me voy a apuntar en algún sitio que tiene este chico de particular. A lo mejor simplemente se llama como el otro y por eso me hago un lío. No es que me moleste que me diga esas cosas, la verdad es que pueden pasar varias cosas según lo que me digan. Puede ser que conteste con total sinceridad algo así como “no es asunto tuyo” o “puede que si, pero tu no lo vas a probar”. Puede que me ría por que ese día no tengo el chip de peli porno activado. Puede que pase olímpicamente y vaya a lo mío centrándome en el placer de la postura en sí. O puede que no tenga el chichi pa farolillos y le haga la cruz al chaval forever and ever (sobretodo si la burrada me la dice en el primer encuentro).
La cuestión es que llega el día en el que viene. No quiere masaje, así que al grano directamente. Me va contando cosas del trabajo, de los hobbies y me va soltando algún piquito. Finalmente me besa y sus besos son semi babosos. O me da piquitos, o junta sus labios con los míos con la boca entreabierta y se limita a hacer círculos con la punta de la lengua o a moverla de arriba a abajo. ¿Puede ser que sea por esto por lo que me da pereza? No es un dios de los besos, pero tampoco es para tanto. La cantidad de saliva no es excesiva y si tengo que descartar a todos los que besan así me quedaría sin trabajo. No puede ser que sea esto.
Bajo al pilón. Cojo el condón y se lo pongo. Ni se inmuta. Así que tampoco es de los cansinos que quiere que lo haga a pelo. No hace cosas raras mientras le hago la felación. Ni siquiera cosas semi agresivas como cogerme de la nuca o intentar que le haga una garganta profunda. Ni siquiera se mueve el, me muevo yo y deja que vaya haciendo. No emite sonidos pornoextraños ni nada, simplemente lo disfruta. No se le baja la trempera, no la tiene ni muy grande ni en absoluto pequeña… todo bien. No es por las felaciones por lo que me da pereza.
¿Qué será? Si es majo. A ver si el pobre no tiene nada de malo o de especial y estoy yo aquí analizando cada movimiento a lo tonto.
Se ha esforzado en tocarme varias veces y no lo hace mal. No hace daño. No aprieta. De hecho si yo tuviera paciencia suficiente es muy probable que llegara a correrme. Así que eso tampoco es. No es que sea un bruto sin control de presión. Cuando ha sido el turno de mis pechos tampoco he notado nada raro. Ni con las manos ni con la boca. Si que es verdad que se ha mojado los dedos con saliva cosa que según como tenga el día me da un poco de repeluco y prefiero que lo hagan con aceite. Pero vaya, que tampoco es que se haya escupido en la mano ni haya puesto saliva para llenar un vaso. Eso tampoco es.
A ver si va a ser verdad que me da a decir cosas porno erótico festivas, pero no tiene pinta en absoluto. En realidad, creo que el chico que me las dijo (que no recuerdo quién fue) tampoco tenía pinta de que fuera a degenerar de esa manera tan rápido. Supongo que por eso me molestó un poco, por que me pilló por sorpresa en el último momento, sin venir a cuento y sin verlo venir. En fin, vamos al lío y salgamos de dudas.
AJÁÁÁÁÁÁÁÁ ¿Eso era? A movimiento por segundo. Lo juro. Cronometrado. Uno. Entra. Dos. Sale. Tres. Entra. Cuatro. Sale. Pues tampoco es para tanto, por que con meter la mano y tocarme yo, todos contentos. Tiene un tamaño adecuado. La siento entrar y salir, y parece que el disfruta de cada milímetro de roce. ¿Qué problema hay? Conclusión. Me he equivocado de chico. Este no tiene nada de malo. O me cogió en un mal día o simplemente lo confundo con otro. Qué queréis que os diga… me he corrido dos veces y no ha sido ni bruto ni baboso ni egoísta. Pues ni tan mal ¿No?
*OPINÓLOGOS Y CRITICÓLOGOS*
El título de este texto deja constancia de las carreras más ejercidas por la población española en general. Las opiniones son como los culos, cada uno tiene el suyo y por lo visto el de uno mismo es el único que no huele mal. En mi periplo por este mundillo he conocido a hombres de todos los tamaños, colores, edades y personalidades (un día tengo que ponerme a contar cuántos números de teléfono tengo agendados en el móvil para hacer una estimación de cuántos han sido en realidad), y definitivamente, los que no soporto son los criticólogos. A los opinólogos los puedo tolerar, pero a los criticones no. No puedo con ellos, lo siento.
Muchos de los clientes sexuales tienen una cosa en común, son mejor que el resto. Por el motivo que sea. Algunos piensan que por ser jóvenes y guapos, otros por que solo consumen el servicio de vez en cuando, otros por que dicen ser puteros abiertamente en lugar de esconderse… siempre hay algo que los hace mejores que el resto. Cariños míos, qué equivocados estáis. Qué más da que tengas una cita al año, que sea la primera, la segunda, o la 589. Consumes sexo de pago, eres putero. Ya está, no tiene más vuelta. No te justifiques diciendo que es tu primera vez solo por que tienes curiosidad, o que lo haces muy poco por que te sientes mal. Pero lo peor es que critiques al resto. ¿Quién te crees que eres, campeón? ¿Te crees mejor que otros hombres porque follas menos? ¿Estamos tontos?
Está el que viene diciendo que es su primera vez. Pero en cuanto entra te suelta la pasta. Y si algo hacen los novatos, es pagar al final. No somos tontas, os calamos rápido carinyets.
Está el que critica a quienes publican mucho en el foro o en nuestros blogs. Pues oye, a mi me hacen un favor. Por que solo con que me digan buenos días ya me han puesto la primera en la lista. Mientras que tú, has utilizado mi blog para saber exactamente como soy, has leído mis expes para medio asegurarte de que la cita va a ir bien, pero no has colaborado una mierda para darme visibilidad, ni antes ni después de pasar por mi cama. Así que tú y tus críticas a otros foreros os podéis ir a la mierda por la puerta grande. Vienen y dicen “es que hay gente que se pasa la vida en el foro” ¿Y? ¿Te molestan acaso? ¿Acaso nos hemos quejado nosotras? Entonces que coño vienes aquí a ir de superior por que te crees que soy imbécil y que no me doy cuenta de que tú también te pasas la vida en sexomercado pero como invitado para no dejar huella.
Está el que viene y me dice que mi trabajo tiene que ser difícil porque tengo que atender a viejos. Que ostia tienen estos. Me dan ganas de contestarles que al menos tienen experiencia para hacer las cosas bien, no el ñordo que me acaban de hacer. Te creerás joven y guapo campeón, pero no sabes hacer la o con un canuto. Así que que me vengan todos los yayos que quieran, que la experiencia siempre es un grado. Que tú, como hombre consumidor de servicios sexuales selecciones a tu pareja sexual por fotos por que lo que te atrae es el físico, no significa que yo no sepa apreciar otras cosas por encima de una barriga incipiente o unas cuentas arrugas de más. Por que una cosa os voy a decir, los huevos los tenéis igual de arrugados a los 20 que a los 70. Si son colganderos, lo son desde la juventud, y si los tienes prietos, los tienes hasta que te mueras, esto es así. Todos los penes erectos tienen la piel tersa y todos los penes flácidos dan un poco de repeluco. Da igual la edad, la complexión, o la procedencia. Mi primer cliente tenía 80 años y me lo pasé en grande, menuda energía tenía el colega. He tenido clientes de 22 añitos que no me han vuelto a contactar y casi mejor así, por que tienen una nota junto a su nombre para no volver a quedar.
Están los que dicen que consumen poco. Que no me parece mal que lo hagan. Que cada uno folle cuando quiera y pueda. Pero me jode que lo hagan criticando a quien es un gran consumidor del servicio. ¿Qué te importa a ti si un tío va de putas tres veces por semana? ¿Te va a faltar a ti trabajo por que haya gente que folle mucho pagando? ¿No? Pues ya está. Déjalos que cada uno haga lo que quiera. Que nosotras, al menos yo, estoy aquí por que me da la gana. Y si un tío va de putas una vez por semana y una al mes me toca a mí, pues eso que me llevo para la saca. ¿En serio me estás diciendo que eres mejor que otros por que haces que nosotras ganemos menos? Por favor, explícamelo, a ver si me convences.
Está el que es de puta fija y critica a los que van de flor en flor. ¿Qué hay de malo en repartir la riqueza? Para follarte siempre a la misma, tienes a tu mujer… Quiero decir, no hay nada de malo ni en ser de
chica fija, ni en ir cambiando. Es vuestro puto dinero, gastároslo como os salga de la punta, nunca mejor dicho. ¿Es mejor el que siempre va con la misma, o el que va cambiando? ¿En serio esto es una pregunta digna de pararse a pensar? La respuesta es fácil. Hay a quien le gusta la complicidad que se genera cuando repites siempre con la misma y hay quien le gusta ir cambiando por que cada uno tiene su forma de hacer las cosas y en la variedad está el gusto. Pero en serio. ¿A una tía que se pasa por la piedra a unos 20 hombres a la semana vas a venir a hablarle de “fidelidad”? Anda y acuéstate.
Y seguramente hay más, pero ahora mismo no me acuerdo. Como ya sabéis yo escribo sobre la marcha, conforme me van viniendo las cosas a la cabeza y ahora mismo no caigo en más casos de criticología.
En definitiva, folla y deja follar.
*UN BUEN FINDE*
Hace poco tuve un finde del que salí muy bien. Muy relajada. No sé, me gustó. Solo trabajé el sábado y solo atendí a dos clientes. Literalmente eran la noche y el día. Uno muy alto, nórdico, joven (bueno, de mi edad). El otro todo lo contrario. Un poco más bajito que yo, catalán, y no muy lejos de la edad de jubilación.
Ambos educados, besucones, cuni adictos, dulces sin ser empalagosos, con buena conversación. Uno de ellos hablaba durante el masaje y al otro le vino la voz cuando se le fue el semen.
Con uno de ellos recordé una sensación cálida que no se me suele dar y es que me acaricien la espalda cuando estoy encima. Me da una sensación de caliu que me encanta. Caricias suaves, sin estrujar, sin buscar zonas erógenas, simplemente disfrutar del cálido y suave tacto de la piel por la espalda, una zona tan poco transitada, que da mucho mucho gustito sobretodo si va acompañado de buenos besos.
Con el otro una sensación que te llena cuando le oyes hablar, a su edad, de su trabajo y ves en sus ojos que le gusta, que lo disfruta, que lo respeta. Le preguntas y le preguntas y te va contando de una forma llana y humilde los detalles de sus labores.
Ay, no sé. Simplemente he disfrutado mucho de este sábado que no iba a trabajar y al final mira…