|
|||
|
Responder |
Visitas a este tema: 36.641
|
Añadir a Favoritos | Suscribirme |
18/03/2020, 13:12 | #201 |
|
¿POR QUÉ LAS AGUJAS DE LOS RELOJES GIRAN EN EL SENTIDO DE LAS AGUJAS DE LOS RELOJES? Se le acerca un hombre, de apariencia angustiada. -Tengo que hablar con usted. ¿Puedo sentarme? -Siéntese. -No sé por dónde empezar. -Por el principio. -El mes pasado seduje a su mujer. -¿A mi mujer? -Sí. (El hombre tarda cuatro segundos en contestar.) -¿Por qué viene a contármelo? -Porque desde ese día no vivo. -¿Por qué? ¿La quiere tanto que quiere vivir con ella? ¿Ella no lo quiere y eso lo angustia? -No. -¿Será remordimiento, quizá? -No. Lo que pasa es que no me deja vivir. Me persigue en el trabajo. Me llama a todas horas. Y si no contesto viene a mi casa. Y si no estoy me busca por todas partes. Dice que no puede vivir sin mí. -¿Y? -He perdido la tranquilidad. Desde que la conocí no he podido quitármela de encima un solo día. ¿Usted no ha notado nada? -¿Cuándo la conoció? -Hace un mes y medio. Usted estaba en Roma. -¿Usted cómo sabe que yo estaba en Roma? -Me lo dijo ella, cuando la conocí. ¿No me cree? Me esta esperando tenemos una cita. -Bueno, ¿y qué quiere? -Que me ayude a zafarme de ella. No es que su mujer no me guste. Es extraordinaria, inteligente, sensual. ¿Qué voy a decirle? Pero... -Es muy absorbente. -¿Verdad que sí? (Dice, contento, al ver que el hombre lo comprende.) -Tiene ganas de quitársela de encima. -Francamente, sí. -No lo deja en paz ni un momento, ¿no? Si lo ve solo, fumando, tomando el fresco, leyendo el diario, estudiando, mirando el programa de televisión que más le gusta, inmediatamente se le echa encima y empieza a hacerle carantoñas. -Además, si no estás absolutamente pendiente de ella cree que molesta y se pone de esa manera que se pone. Por eso, aunque sé que no tengo ningún derecho, quiero pedirle un favor: Hable con ella, móntele una escena de celos, amenácela. Lo que sea. Cualquier cosa con tal de que no nos veamos más. -¿De verdad se la quiere quitar de encima? -Sí, por favor. -Nada más fácil. Haga como yo. Deje de rehuirla, no se esconda, sea amable, tierno, considerado. Hágale más caso que ella a usted. Llámela, dígale que la quiere como no ha querido nunca a nadie. Prométale que le dedicará la vida entera. Cásense. -Si ya me voy a casar, pero con mi novia Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
5 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Baja_134832 (18/03/2020), JaSex (18/03/2020), manul (18/03/2020), Medio Siglo (18/03/2020), Rosario de América (22/03/2020) |
21/03/2020, 17:11 | #202 |
|
Un artista del trapecio Un artista del trapecio —como todos sabemos, este arte que se practica en lo más alto de las cúpulas de los grandes circos, es uno de los más difíciles entre los accesibles al hombre— había organizado su vida de manera tal —primero por un afán de perfección profesional y luego por costumbre, una costumbre que se había vuelto tiránica— que mientras trabajaba en la misma empresa, permanecía día y noche en su trapecio. Todas sus necesidades, por cierto muy moderadas, eran satisfechas por criados que se turnaban y aguardaban abajo. En cestos especiales para ese fin, subían y bajaban cuanto se necesitaba allí arriba. Esta manera de vivir del trapecista no creaba demasiado problema a quienes lo rodeaban. Su permanencia arriba sólo resultaba un poco molesta mientras se desarrollaban los demás números del programa, porque como no se la podía disimular, aunque estuviera sin moverse, nunca faltaba alguien en el público que desviara la mirada hacia él. Pero los directores se lo perdonaban, porque era un artista extraordinario, insustituible. Por otra parte, se sabía que él no vivía así por simple capricho y que sólo viviendo así podía mantenerse siempre entrenado y conservar la extrema perfección de su arte. Además, allá arriba el ambiente era saludable y cuando en la época de calor se abrían las ventanas laterales que rodeaban la cúpula y el sol y el aire inundaban el salón en penumbras, la vista era hermosa. Por supuesto, el trato humano de aquel trapecista estaba muy limitado. De tanto en tanto trepaba por la escalerilla de cuerdas algún colega y se sentaba a su lado en el trapecio. Uno se apoyaba en la cuerda de la derecha, otro en la de la izquierda, y así conversaban durante un buen rato. Otras veces eran los obreros que reparaban el techo, los que cambiaban algunas palabras con él, por una de las claraboyas o el electricista que revisaba las conexiones de luz en la galería más alta, que le gritaba alguna palabra respetuosa aunque no demasiado inteligible. Fuera de eso, siempre estaba solo. Alguna vez un empleado que vagaba por la sala vacía en las primeras horas de la tarde, levantaba los ojos hacia aquella altura casi aislada del mundo, en la cual el trapecista descansaba o practicaba su arte sin saber que lo observaban. El artista del trapecio podría haber seguido viviendo así con toda la tranquilidad, a no ser por los inevitables viajes de pueblo en pueblo, que le resultaban en extremo molestos. Es cierto que el empresario se encargaba de que esa mortificación no se prolongara innecesariamente. Para ir a la estación el trapecista utilizaba un automóvil de carrera que recorría a toda velocidad las calles desiertas. Pero aquella velocidad era siempre demasiado lenta para su nostalgia del trapecio. En el tren se reservaba siempre un compartimiento para él solo, en el que encontraba, arriba en la red de los equipajes, una sustitución aunque pobre, de su habitual manera de vivir. En el lugar de destino se había izado el trapecio mucho antes de su llegada, y se mantenían las puertas abiertas de par en par y los corredores despejados. Pero el instante más feliz en la vida del empresario era aquel en que el trapecista apoyaba el pie en la escalerilla de cuerdas y trepaba a su trapecio, en un abrir y cerrar de ojos. Por muchas ventajas económicas que le brindaran, el empresario sufría con cada nuevo viaje, porque —a pesar de todas las precauciones tomadas— el traslado siempre irritaba seriamente los nervios del trapecista. En una oportunidad en que viajaban, el artista tendido en la red, sumido en sus ensueños, y el empresario sentado junto a la ventanilla, leyendo un libro, el trapecista comenzó a hablarle en voz apenas audible. Mordiéndose los labios, dijo que en adelante necesitaría para vivir dos trapecios, en lugar de uno como hasta entonces. Dos trapecios, uno frente a otro. El empresario accedió sin vacilaciones. Pero como si quisiera demostrar que la aceptación del empresario era tan intrascendente como su oposición, el trapecista añadió que nunca más, bajo ninguna circunstancia, volverla a trabajar con un solo trapecio. Parecía estremecerse ante la idea de tener que hacerlo en alguna ocasión. El empresario vaciló, observó al artista y una vez más le aseguró que estaba dispuesto a satisfacerlo. Sin duda, dos trapecios serían mejor que uno solo. Por otra parte la nueva instalación ofrecía grandes ventajas, el número resultaría más variado y vistoso. Pero, de pronto, el trapecista rompió a llorar. Profundamente conmovido, el empresario se levantó de un salto y quiso conocer el motivo de aquel llanto. Como no recibiera respuesta, trepó al asiento, lo acarició y apoyó el rostro contra la mejilla del atribulado artista, cuyas lágrimas humedecieron su piel. —¡Cómo es posible vivir con una sola barra en las manos! —sollozó el trapecista, después de escuchar las preguntas y las palabras afectuosas del empresario. Al empresario le resultó ahora más fácil consolarlo. Le prometió que en la primera estación de parada telegrafiaría al lugar de destino para que instalaran inmediatamente el segundo trapecio y se reprochó duramente su desconsideración por haberlo dejado trabajar durante tanto tiempo, en un solo trapecio. Luego le agradeció el haberle hecho advertir aquella imperdonable omisión. Así pudo el empresario tranquilizar al artista e instalarse nuevamente en su rincón. Pero él no había conseguido tranquilizarse. Muy preocupado estaba, a hurtadillas y por encima del libro, miraba al trapecista. Si por causas tan pequeñas se deprimía tanto, ¿desaparecerían sus tormentos? ¿No existía la posibilidad de que fueran aumentando día a día? ¿No acabarían por poner en peligro su vida? Y el empresario creyó distinguir —en aquel sueño aparentemente tranquilo en el que había desembocado el llanto— las primeras arrugas que comenzaban a insinuarse en la frente infantil y tersa del artista del trapecio. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
4 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Baja_134832 (22/03/2020), Dr. Loomis (21/03/2020), Medio Siglo (21/03/2020), Rosario de América (22/03/2020) |
22/03/2020, 12:35 | #203 |
|
MERENGUE FILIPINO TAILANDÉS (Dedicado a Merengue) Noche de verano en Barcelona ciudad sin ley. Un calor tirando a insoportable y en la tele las caquitas que acostumbran en esta época del año. Me aburro. Me aburro profundamente sin mis amigos que han tenido la desfachatez de irse todos de vacaciones como yo hubiera hecho un año cualquiera, pero este no. Dentro de unos meses me voy a ir a trabajar al Caribe por un periodo largo y me ha parecido feo con la familia irme de vacaciones. Estamos en aquel momento en que todo mi entorno supone que irse a trabajar al Caribe es como unas vacaciones perpetuas, como si te pagaran por no hacer nada según la familia y como si fuera una orgía mulata según mis amigos. En casa me ahogo, me maqueo un poquito, no mucho, casco, moto y al up&down que lo tengo cerca. Sin aspiraciones que vayan más allá de tomarme un Manhattan o dos, dejar pasar el rato viendo los Rodríguez como se calientan infructuosamente, todos los caminos llevan al campo del Barça, y poca cosa más. Todo es llegar y antes de lograr bajar al piso inferior ahí está ella, como si fuera gallega sin saber si sube o baja, morena de cabello, morena de piel como para tener la certeza que es un tema de raza, no de sol, y físicamente perfecta según mi escala de Ritcher en cuanto a belleza femenina. Delgada, uno setenta más unos tacones de aguja que la elevan a los altares, un conjunto de chaqueta pantalón negro que resalta todo lo anterior además de lo justo del interior sin que sea hortera o soez. Cara muy bonita y unos ojos negros que compiten con unos dientes blanquísimos. En resumen, no hemos cruzado una palabra y me tiene en el bote. Por el vacile que se lleva con alguno del personal deduzco que es una habitual del pijo-antro. Desde luego ella, que le vas descubriendo detallitos de quincalla por aquí y por allí, se ve redomadamente pija pero desprendiendo una fragancia irresistiblemente canalla. Muy sutil, pero ahí está. Estoy en una edad de los treinta y tantos que me atrevo con todo con lo cual no es de extrañar que me medio sorprenda a mi mismo invitando a copas. Es uno de aquellos momentos en que te separas de tu cuerpo en un paseo astral y ves la escena desde fuera, solamente unido al mundo convencional por un fino hilo de plata ( por Dios que cursi ). Ella acepta alegremente y a la media hora como si nos conociéramos de toda la vida. He descubierto que estoy ligando, porque estoy ligando, con una azafata de Lufthansa, que comparte un apartamento con dos colegas en Capitán Arenas, que está de paso en Barcelona por exigencias de Lufthansa pero que ella hace normalmente base en Frankfurt y vuela a Escandinavia, sobretodo Oslo y Estocolmo. Que a una edad no tan tierna como parece, aquello de los asiáticos, está divorciada de un piloto de Sabena con base en Bruselas que le pasa una pensión exitosa para mantener a los perros porque hijos no tienen - ahí yo debería haber desfilado dirección mi casa – y que vive básicamente a cuerpo de reina. La reina que tiene ese cuerpo se llama Christine Henriquez Tumaliwan. Que lo de Christine en realidad es Cristina pero que se lo cambia porque mola más y que su padre es filipino y su madre tailandesa. La mezcla es estupenda. Siguiendo el manual me limito a congeniar, el primer día nunca ir a más, a asegurarme su teléfono, dirección y a excusarme por no poderla llevar a casa en la moto. No tengo más que un casco a mano pero le da igual porque se mueve en taxi. Nos despedimos con un semicasto, por la humedad digo, pico y quedamos para comer al día siguiente en un italiano estúpidamente caro por la zona. Parece que aún no ha descubierto que hay vida por debajo de la Diagonal. En los días siguientes nos vemos con frecuencia e incluso vamos a pasar un finde a Zurich con avión gratis en primera a cargo de Lufthansa y desde que ponemos un pie en El Prat muchos saludos de azafatas uniformadas compañeras de trabajo. El hotel no tiene nada de barato y aún menos de gratis, The Dolder Grand. Parece un castillo y hay de tó. https://www.thedoldergrand.com/ La señorita está para mojar pan y hace mucho que ya hemos pasado de los castos besos al programa completo. Yo estoy en la gloría si no fuera porque se nota que está acostumbrada a ir económicamente fuerte, lo cual en si mismo no es un problema, con el dinero de los demás. Eso si es un problema. Cuando habla por teléfono casi nunca me entero de nada, algo cuando habla alemán, con su ex las broncas son en inglés y eso si lo pillo, excepto algún insulto especialmente retorcido, castellano bien pero cuando habla tailandés o filipino no pillo absolutamente nada. Solo he deducido que cuando suena como aquellos monitos de las pelis cuando se pelean por un cacahuete o se cabrean por algo; eso es filipino. Vuelta a Barcelona y entre mis preparativos laborales y vitales nos seguimos viendo pero yo me he vuelto reticente a que se quede a dormir en mi casa, más que nada porque según ella su ex no paga con la puntualidad debida excusándose el muy canalla en que Sabena está en quiebra y ha perdido el trabajo. Las facturas de Christine del Corte Inglés se resienten y aprovecha los momentos enchochados en nuestra - ¿nuestra? – cama para pedirme préstamos. Al principio son cantidades más bien modestas pero como nunca vuelven van sumando a la misma velocidad que yo me voy despertando de un sueño de una noche de verano (Shakespeare) hasta que me despierto del todo con Christine con un cheque de doce mil euros extraído de mi cuenta corriente. Intento recuperarlo pero argumenta con mucha lógica que si lo tiene ella es porque se lo he dado. Asumo perdidas y veo como su magnífico culo se contonea entrando en el portal de su casa para no verla nunca más. Estoy jodido porque realmente me tenía muy colgado, pero a la vez me siento liberado y con aire como cuando despiertas de una pesadilla. Me ha chuleado con todas las de la ley y me quedo mosca porque además no he llegado a ver nunca a sus compañeras de piso. La lección ha sido cara pero la he aprendido. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
2 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Medio Siglo (22/03/2020), Rosario de América (22/03/2020) |
Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad |
18/04/2020, 15:56 | #204 |
|
EL ABUELO QUE VIVIO Y MURIO DOS VECES El mar… siempre me ha gustado mirar el mar. Me relaja, incluso ahora que no puedo estar más relajado. Siento paz, una paz infinita. No siempre ha sido así, mi vida era tranquila, pero no pacífica. Ocupaba el sitio que me estaba reservado en la vida, bueno… ni siquiera eso, ocupaba el sitio de mi hermano mayor que murió de una sífilis mal curada. Es lo que tenía perderse con regularidad por las plantaciones de caña de azúcar y revolcarse cada vez con una chica distinta de las que trabajaban para nosotros. Si a continuación hubiera muerto yo por lo que fuera mi hermano pequeño hubiera ocupado mi lugar. Al final los negocios son los negocios y la familia pasa por delante de todo lo demás. En la familia siempre hemos hecho las cosas complicadas, la opción difícil, seguramente será por eso que las cosas han tendido a salir bien. Cuando toda la costa mediterránea se iba a cantar habaneras al Caribe, a morirse de fiebres tropicales o volver ricos para varias generaciones nosotros fuimos de los que emigraron a Filipinas. A finales del XIX por lo que se ve las costumbres sociales en los mares der Sur eran más relajadas de lo sanitariamente aconsejable así que las enfermedades venéreas estaban a la orden del día. Además de la muerte de mi hermano mayor también llegó 1898 tuvimos que salir pitando cobardemente que es una gran virtud de los supervivientes. Eso sí, con los bolsillos bien llenos. Siempre hemos tenido una facilidad que algunos atribuyen a la astucia y falta de escrúpulos y otros a la suerte del estúpido, en las otras facetas de la vida un desastre victimas seguramente de una educación propia de la burguesía del siglo XIX en Barcelona. Una vez instalados y con la gran compañía tercera en volumen de ventas en su sector en Europa funcionando a toda máquina mi padre quedo para comer en su club, es lo que hacen los burgueses mafias, con su par de la competencia. El gran jefe de la empresa y la familia, al final venía a ser lo mismo, de la competencia más feroz. Por lo que tengo entendido comieron sin decirse gran cosa y cuando llegaron a los puros (tabacos de Filipinas) sin más preámbulos entraron a tratar la fusión de sus empresas para convertirse en los primeros del mercado, arrinconar al italiano que quedaba como outsider. Calcularon que en cinco años lo podrían doblegar e imponerle precios, absorber o simplemente arruinar. Los documentos y demás papeleos así como los detalles de la fusión, la confianza era nula, los dejaron a cargo de los asalariados de confianza incluido mi enlace con la hija de la competencia. El elegido era mi hermano pero como murió de una enfermedad tropical según decía mi madre y se reían mis tías me tocó a mí. Mi hermano se quedó en Filipinas, seis semanas en barco hubiera sido una marranada, nos aseguraron que las cámaras frigoríficas no estaban pensadas para esto y que por eso solo cargaban productos perecederos, lo que pareció un sinsentido visto el estado de mi hermano, hasta la siguiente escala. En cuanto a mí casi envidie su suerte cuando se organizó una comida en el Restaurante La Puñalada, que era muy del gusto de los dos patriarcas para hacer oficial el enlace y, ya de paso, que nos viéramos y nos conociéramos. Durante el noviazgo ya se vio que no estábamos hechor el uno para el otro pero ninguno de los dos se atrevió a cuestionar la decisión. Mi lista de agravios empezaba por su falta total de cultura y nulo interés por adquirirla, su evidente falta de motor para adquirirla, que fuera una beata de misa diaria, misa de ocho, con unos sentimientos religiosos muy poco claros pero era lo que tocaba, y la aversión total al sexo que se concretó la noche de bodas, cuando se negó durante horas a cumplir con lo que se ha venido a llamar débito conyugal. Reconozco que visto su aspecto y su ausencia total del sentido del erotismo a mí tampoco me apetecía mucho pero todo sea por la familia, o sea, los negocios. Si breve había sido el noviazgo, lo justo para no dar que hablar, largo se hizo el tiempo hasta que conseguimos tener una cría macho después de dos intentos fallidos con crías hembra. Obtenido el fin, representaba el futuro de la fusión, nos desentendimos uno del otro hasta que en año 1934 mi señor padre tuvo a bien de morirse a una edad lo suficientemente provecta como para que nadie hablara de enfermedades tropicales a nuestras espaldas. En este momento hubo una cierta batalla por el poder pero estando yo en la madurez de los cuarenta y mi suegro en una silla de ruedas con la boca torcida como si se hubiera comido una ostra en mal estado especialmente vengativa, me hice con el poder absoluto con una plaza de presidente honorifico sin ningún tipo de mando para el suegro que venía a los consejos a fumarse un puro babeado, organizar incendios en los grandes ceniceros distribuidos por la enorme mesa de alguna madera gruesa, exótica, pulida, seguramente muy cara y tocar el culo a las secretarias que huían de él como de la peste, incluso alguna vez me horrorice al ver que también intentaba con suerte dispar tocar el culo de algún secretario que demostró su profesionalidad ofreciendo más café. Nombré vicepresidente a mi hermano pequeño para tener más tiempo para dedicarme a la política y a todo aquello que no me daba mi señora esposa que seguía igual de frígida. En cambio en política no me fue mal y pronto ocupé un cargo en la administración republicana de La Generalitat. Lamentablemente llego el año 1936 y todo se vino abajo, el levantamiento de un General en África auguraba disturbios que en poco tiempo se convirtió en un enfrentamiento armado y en una guerra civil. Haciendo gala de un sentido desarrollado de supervivencia deje a mi hermano pequeño al frente de la empresa como vicepresidente ejecutivo y me fui al exilio con mi mujer y los tres hijos, Dios sabe que fue por sentido de la obligación, por gusto los hubiera dejado y me hubiera ido solo. No era el único, había gente que salían disparados para América Latina, Francia, Estados Unidos… yo decidí que era mejor un sitio pequeño y discreto, nos fuimos al Principado de Mónaco a un bonito hotel en el paseo marítimo, el dinero no era un problema, teníamos el suficiente pero es que además desde la época de Filipinas que mi padre nos había enseñado en hacer como las ardillas y poner una cantidad en cada árbol. En este caso paraísos fiscales empezando por el mismo Montecarlo, Suiza y las islas del Canal de la Mancha. La vida en Mónaco transcurría entre la paz ciudadana, la guerra con mi mujer y el lujo al que no estábamos muy acostumbrados en Barcelona. ¡Claro que en Barcelona había lujo!, pero debías buscarlo. En Mónaco estaba por todas partes, una delicia. Por las tardes ordenaba a mi hijo pequeño que viniera conmigo e íbamos a dar un largo paseo por el Frente Marítimo, se podía decir que cruzábamos el país de punta a punta. Yo trataba de inculcarle los principios básicos para ser un rico feliz en la vida, cosas sencillas, la falta de escrúpulos, la importancia de la familia, desconfiar de todo el mundo incluida la familia, sobretodo la familia… pero el chico sea porque era demasiado joven o demasiado tonto, algunas veces olvidaba que además de ser mi hijo también lo era de su madre, no prestaba ninguna atención. Miraba los barcos atracados de la gente con mucho dinero, los marineros uniformados que siempre tenían algo que hacer y si no lo tenían lo hacían ver para justificar el sueldo y no perder un trabajo aparentemente idílico, las gaviotas que demostraban no tenernos ningún miedo posándose a pocos metros y, a mi parecer insultándonos en gaviotés con acento monegasco. En todo caso no me escuchaba y yo terminaba perdiendo cualquier interés por él dejándolo que corriera detrás de las gaviotas que por carácter parecían ser más de mi sangre que mi propio hijo. Carroñeras. Una vez se habían terminado los yates de recreo había el puerto de los pescadores de verdad, los que salían a pescar cada día y volvían cuando salía el sol. Entonces improvisaban unas paradas ahí mismo a base de dejar el pescado encima de unas lonas en el mejor de los casos y las señoras de su casa ya los esperaban con sus enormes cestos de mimbre indestructible, ya no se hacen las cosas como antes, de un vistazo se hacían cargo de lo que había y empezaba el regateo. Algunas veces por piezas individuales, otras por pequeños lotes. La barca que llegaba primero si había tenido suerte vendía a los mejores precios, las señoras que sabían esperar a las últimas barcas compraban más barato pero se arriesgaban a tenerse que quedar con los restos. Era como una rápida subasta al alza que se terminaba invirtiendo para comprar a la baja. Tenía su gracia. Ya me había fijado hacía tiempo que algunas barcas hacían un lote común entre todas con el material que parecía tener mejor aspecto y un día no puede aguantar más la curiosidad y pregunté a uno de ellos si ese era el que guardaban para ellos. Me miró con unos ojos azules con una niebla salina acumulada de toda una vida y esbozó una sonrisa, luego me contó que no, que era para su cuñada que era La Pescadera, en mayúsculas, de Mónaco. No para los hoteles para ricos, ni restaurantes de postín, para la gente del país que le iban a comprar a su pescadería por su calidad, no porque la pescadería fuera bonita. .- ¡Oiga!, que además es bonita sin ser ostentosa. Era la mujer de mi hermano, ¿sabe usted?. Mi hermano murió en la primera guerra mundial, en la batalla de Verdún, fue una pena, lo de mi hermano digo, ¡a los alemanes les paramos los pies y no nos movimos de sitio! – dijo con orgullo. .- Ya, si, muy heroico. Me estaba contando usted lo de su cuñada… .- ¿Usted es español, verdad? .- Bueno, si, más o menos. .- Pues no sé de que lado está, ¿ha escuchado la radio? .- Pues no. .- Las tropas de ese general sublevado han entrado en Barcelona y la guardia mora que se ha traído de África está haciendo una carnicería. .- Por eso estoy aquí. A todo eso nos habíamos desviado de mi recorrido habitual y subíamos por unas callecitas de la parte antigua del asentamiento, mi hijo andaba por ahí corriendo sin entender nada. .- ¿Dónde vamos? .- A la pescadería, lo que no le he contado aún es que entre unos compañeros de la flotilla que salimos a pescar cada noche hacemos un lote bonito para ayudar a la viuda de mi hermano, le dejamos el pescado a un precio simbólico para que no se ofenda y para que ningún “bâtard” pueda decir porquerías. ¿Usted me entiende, no? .- Son ustedes increíbles... – iba diciendo yo cuando llegamos a una pescadería de postal. Entramos, ellos se saludaron con tres besos como es costumbre local y él, se llamaba Pierre, me presento diciendo; .- Mira Marie France, te traigo un nuevo amigo, el Sr… no me ha dicho usted como se llama… .- Simón, me llamo Simón. .- Enchantée… - dijo ella con un aire coqueto. – Y me tendió una mano fuerte - Era una señora de buen ver en la cuarentena, calculé así a primer golpe de vista. Guapa, simpática, rubia más o menos natural, dejémoslo en más bien menos. Tenía un buen de todo por todas partes y sus bonitos ojos azules me miraban como si fuera una atracción de feria que le hubiera entrado por la puerta. En resumen, era todo aquello que yo no tenía en casa. Estuvimos charlando un rato los tres y me tuve que excusar porque era hora de que cenara el niño y me echarían la bronca. Saliendo le solté una injusta colleja al chico que me miró despavorido sin saber que pasaba. .- Hueles a pescado. Mi encantadora esposa me recibió con un agradable comentario como siempre. Los días siguientes seguí con la rutina con la diferencia de que antes de volver al hotel le soltaba una colleja a mi hijo hasta que al poco tiempo el chico le dijo a su madre que no quería venir más a paseo conmigo. .- ¡A saber lo que le habrás hecho! .- Será la pubertad… A partir de aquel día me dediqué a cortejar a Marie France durante meses esforzándome también para meterme a Pierre en el bolsillo. Las cosas se desarrollaban bien y a buena marcha. .- Mañana ven vestido normal – me dijo un día Pierre. .- ¿Qué quieres decir vestido normal? Ya voy vestido normal. .-No, vas vestido de dandy, y mi Marie France no se merece un dandy, se merece un hombre de verdad. Y ven a las tres. .- ¿Después de comer? .- No, de la madrugada en el puerto. Y en el mar hace frío. Busqué la ropa más cutre que encontré y a las dos de la madrugada me estaba vistiendo. Entendí que siendo Pierre un hombre de muy pocas palabras me estaba haciendo una especie de examen a ver hasta que punto me interesaba su cuñada. .- ¿Qué haces? .- Me voy a pescar. .- Ah… - y se durmió otra vez. A las dos y media estaba en el puerto y todas las barcas ya estaban calentando motores y haciendo los arreglos de última hora con algún aparejo. .- Venga sube, no tenemos toda la noche. Y nos adentramos en un mar oscuro que recordaba poco al azul civilizado y rico que mostraba durante el día. Era pesca de arrastre lo que proporcionaba una cantidad de tiempo considerable entre que se desplegaba, se esperaba un ratito y luego se recogía con un pequeño motor diésel. .- Que quieres hacer – sus ojos azules me escrutaban como si estuviera dudando entre abrazarme o tirarme por la borda. Sabía perfectamente de que me estaba hablando, seguro que Marie France había hablado con él pero es que además no tenía un pelo de tonto y creo que ya llevaba tiempo haciéndose una composición del cuadro. .- Me quiero quedar con ella. .- Tienes familia. Eres rico. .- Se puede arreglar. .- La guerra en España en dos o tres meses habrá terminado. Vamos a subir la red. No hablamos más del tema no de prácticamente nada más, estaba claro que tenía un par de meses para hacer lo que fuera. Me emplee a fondo el resto de la noche en el arte de la pesca. A la mañana siguiente hable con mi mujer, le dije que como la guerra terminaba no tenía sentido seguir quedándose ahí y que compraría billetes de tren para los próximos días, las noticias que venían de Francia y de Alemania no presagiaban nada bueno y había que aprovechar antes de que cerraran fronteras, pero que yo no iba. Que me quedaba en Montecarlo con una pescadera que era la mujer de mi vida. Me miraba sin entender que le estaba diciendo, siempre había sido un poco lenta. .- ¡¿Pero tu sabes que escandalo habrá en Barcelona?! Como siempre lo que le importaba era el que dirán. .- No te preocupes, lo tengo todo pensado, le vas a decir a Josep – mi hermano menor – que venga a verme, le haré poderes para que pueda dirigir la empresa y de vez en cuando que me venga a ver para recibir instrucciones o más adelante si las cosas se calman nos podemos ver con él, no contigo, en Paris. .- ¡Nunca voy a permitir que me abandones! ¡Que vergüenza! .- No te voy a abandonar. .- ¿Ah no? – dijo con cara de boba. .- No. Me voy a morir. Esta mañana voy a comprar un nicho aquí, le ponemos una placa y ya está. .- Pero si no estás muerto… - dijo con soberana estupidez – .- No pero lo estaré si no te callas. En estos tiempos revueltos es fácil sobornar a un funcionario de pompas fúnebres para que me inscriba en el registro de decesos. Será barato. Y hablando de dinero; no te faltará nada ni a ti ni a estas crías tuyas, tampoco al resto de la familia, ya me encargaré de recordárselo a mi hermano, pero, pero… si intentáis jugármela recordad que tengo el poder absoluto en la empresa y os puedo dejar sin nada. Recuérdalo. Habíamos pescado un atún de unos cinco o siete kilos que abría y cerraba la boca igual que ella cuando lo subimos a la barca. La que estaba a punto de ser mi viuda se fue a parlamentar con sus dos hermanas y sus dos hijas ya suficientemente mayores para malmeter. Daba igual. Yo tenía el control del dinero, eran todos míos. En los días siguientes mientras hacías las maletas, no nos hablábamos, hice las gestiones para que desde Suiza pagaran los tres meses de hotel de media docena de habitaciones, había ido pagando por trimestres, fuimos al cementerio a ver mi lápida para que supieran donde estaba por si alguna vez venía alguien y por fin llego el gran día, los acompañe a todos a la estación y hasta que no estuvo todo cargado y el tren se perdió de vista a lo lejos con toda mi ex familia dentro no me fui. Cambié de hotel para no ser localizable por teléfono ni por carta y al día siguiente me fui a una inmobiliaria a que me enseñaran bonitas casas en el barrio antiguo, cerca de Marie France, costó un poco porque en Montecarlo el mercado inmobiliario es de lujo y yo quería una casita de pueblo pero al final la encontré y me mudé después de hacer los arreglos correspondientes que no fueron pocos ni baratos. .- C’est fait – le dije a Pierre en cuanto lo vi. .- Bon – tan parco de palabras como siempre. La guerra civil española había teóricamente terminado pero desde el Norte se oía a Wagner y ya se sabe que cuando oyen a Wagner les entran ganas de invadir Polonia. Soplaban malos vientos en Europa. Mi hermano Josep vino a verme con ganas de partirme la cara pero se contuvo porque yo tenía el grifo del dinero de toda la familia. Traía unos documentos que hice revisar por un notario de Mónaco, por uno de Marsella y por uno de Génova para que no me estafara mi propia familia, yo lo hubiera hecho, y como estaba todo correcto los firmé, mi hermano tenía poderes limitados, amplios pero limitados que le permitirían dirigir la empresa sin problemas el resto de su vida y a mi recuperar el control de todo en cualquier momento. De todas maneras según que compras, ventas, fusiones, acciones, bonos, etc, etc… no podía hacerlo sin mi firma. Le prometí que cuando las cosas en Europa se hubieras calmado y en España también si quería podíamos vernos en Madrid un par de veces al año para liquidar cosas pendientes. La segunda guerra mundial había estallado, la línea Maginot había hecho el ridículo y los alemanes entraban y salían de Montecarlo como querían aún que se suponía que éramos neutrales. Se comentaba que la familia real tenía más simpatías por los alemanes de lo deseable. Para mí fue un periodo agridulce, con Marie France iba tan bien que al año y medio dejé mi casa, mantuve el alquiler durante unos años por si acaso, y me fui a vivir con ella en el piso superior a la pescadería. Yo le quería echar una mano con el negocio pero ella siempre se negó a coger ni un franco, decía que le gustaba la tienda como estaba y la verdad es que a mí también. Lo que si me permitió fue que completara cada día el precio del pescado en el puerto para no deberle nada a nadie. Pierre era distinto, era familia, pero los demás eran amigos y de los amigos no se abusa. Todo andaba muy bien, II guerra mundial aparte excepto que a Marie France le hubiera gustado casarse conmigo pero yo le explique desde el primer día como eran las cosas. Yo estaba casado por la Iglesia, por lo civil y por lo criminal con aquella mujer de Barcelona y ni que hubiera sido posible el divorcio o la nulidad no podía porque estaba muerto. Por lo menos legalmente. Fueron años difíciles en este sentido porque yo no existía en Montecarlo, solo una lápida y claro, no tenía acceso a muchas cosas. Me ayudó mucho el caos que quedó en Europa justo después de la guerra, los papeles falsos verdaderos estaban a la orden del día, se vendían y se compraban con relativa facilidad. Con la carestía que había los funcionarios adecuados por la cantidad adecuada te proporcionaban una nueva identidad. Francia era un mercado. Obtuve una partida de nacimiento, carte d’identité y pasaporte completamente legales por no mucho dinero a nombre de Simon Mattarella. Al fin y al cabo en el principado había muchos apellidos italianos. Podíamos habernos casado en Mónaco pero no hubiera sido de verdad, y si me pillan en la España Católica, Apostólica, y Romana de Franco me meten en la cárcel por bígamo. Marie France se conformó y todo iba viento en popa. Pasé la segunda mitad de los años 40’, los 50’ y los 60’ con una vida estupenda, moreno, aficionado al pastís y al dómino de después de comer, que se comía bien vive Dios, Marie France hacía unas bullabesas brutales, me recordaba los suquets de peix catalanes, salía a pescar algunas noches con Pierre, no hay nada más bueno que el pescado con patatas hecho con agua de mar una cebolla y un tomate, lo bueno eran las patatas, el pescado era de los muy espinosos que dan mucho sabor a la patata. Pescábamos pulpos y nos los comíamos en la barca, había aprendido a matarlos mordiendo la cabeza y a prepararlos con agua hirviendo. Siestas con Marie France que por las tardes ya había vendido todo el pescado y conseguía hacerme olvidar mi triste vida sexual antes de haberla conocido… en fin, una muy buena vida. ¡Y barata! Al ritmo económico que iba podía haber vivido varios siglos con lo que tenía desperdigado por media docena de paraísos fiscales, pero es que además cada año cobraba mis dividendos de forma religiosa a través de mi hermano. La vida era bella con noticias un par de veces al año que confirmaban que el giro que había dado a mi vida era un acierto hasta que llegaron los 70’ y la crisis del petróleo. Todo se ralentizo pero la vida tranquila seguía hasta que en el 73’ se nos fue la empresa familiar de las manos y nos arruinamos, yo no, mis ahorros, pero la familia sí. Pidieron ayuda y en vez de irme a la siesta con Marie France me fui a sentar al sol delante del mar, era bonito y con el sol traidor de invierno me entraba sueño, yo ya estaba cerca de los 80 años cualquiera que me viera sin conocerme pensaría que era un viejo pescador jubilado, la vida en el mar al aire libre deja su huella. A mí no me desagradaba. El mar… Me fui quedando dormido hasta que llegue al sueño eterno, tranquilo, placido, satisfecho con la vida que había llevado. Fui llorado por los que me querían, y cuando Marie France llamo a mi hermano Josep y decidieron repatriar mi cadáver a Barcelona diciendo que hasta entonces durante treinta años no había sido posible por trabas burocráticas también fui llorado por los que no me querían. También pleitearon durante años y por medio mundo con Marie France y su familia porque le dejé en testamento todo lo que tenía fuera de España, que no era poco. Perdieron. Sigo viendo el mar, estoy en un Panteón Etrusco (vaya nombrecito) en el Cementiri de Monjuïc, de cara al mar y bastante alto, zona noble para la eternidad. Peor que estar muerto es estar muerto enterrado con mi mujer que por cómo viene cada año a traerme flores no tardará en venir definitivamente. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 18/04/2020 a las 18:51. |
Citar |
5 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Aston Martin (18/04/2020), Baja_134832 (19/04/2020), Baja_19632 (18/04/2020), Dr. Loomis (18/04/2020), Medio Siglo (18/04/2020) |
07/05/2020, 22:59 | #205 |
|
EL AMOR La archivera es una mujer alta, guapa, con rasgos faciales grandes y vivos. Es inteligente, divertida y tiene lo que la gente llama carácter. El futbolista es un hombre alto, guapo, con rasgos faciales grandes y vivos. Es inteligente, divertido y tiene lo que la gente llama carácter. La archivera trata al futbolista con desdén. Se muestra seca, displicente. De tanto en tanto, cuando él la llama (siempre es él quien la llama, ella a él no lo llama nunca), aunque no tenga nada que hacer le dice que ese día no le va bien que se vean. Da a entender que tiene otros amantes, para que el futbolista no se crea con ningún derecho. Alguna vez ha cavilado (tampoco mucho, no fuera a darse cuenta de que se estaba equivocando) y llegado a la conclusión de que lo trata con desdén porque en el fondo lo quiere mucho y teme que, si no lo tratara con desdén, caería en la trampa y se enamoraría de él tanto como él está enamorado de ella. Cada vez que la archivera decide que se acuesten, el futbolista se pone tan contento que le cuesta creerlo y llora de alegría, como con ninguna otra mujer. ¿Por qué? No lo sabe, pero cree que el desprecio con que lo trata la archivera no lo es todo. De ninguna manera es el factor decisivo. Sabe que en el fondo ella lo quiere, y sabe que si finge dureza es para no caer en la trampa, para no enamorarse de él tanto como él está enamorado de ella. El futbolista querría que la archivera lo tratase sin desdén o, como mínimo, con un poco menos. Porque así vería, por un lado, que ésa no es la única forma de relación posible entre los dos y, por otro, que no debe tener ningún miedo de enamorarse de él. Porque él amaría la ternura de la archivera, esa ternura que ahora le da miedo mostrar. A veces el futbolista sale con otras mujeres. Porque le parece que ha llegado al límite, porque decide que ya no soporta más que lo trate como un jarro, que casi no lo mire, que lo utilice de cepillo y después lo ignore. Pero siempre vuelve. No es que las otras no le interesen lo suficiente. Todo lo contrario: son muchachas espléndidas, inteligentes, guapas y consideradas. Pero ninguna le da el placer que le da ella. Un día (una tarde, mientras la archivera fuma y lo observa desvestirse), el futbolista se decide y le habla. Le dice que no debería ser tan seca, tan huraña, que él la quiere tanto que no debe tener miedo de mostrarse tal como es. Que no se aprovecharía de ninguna debilidad de ella. Que si fuese tierna (y él sabe que lo es, y que finge no serlo) la querría aún más. Airada, ella le dice que quién se ha creído que es para decirle lo que tiene que hacer y lo que no; le dice que se siente y lo abofetea. Esa tarde, el futbolista disfruta más que nunca. Pero, otro día que se ven, inopinadamente ella no es tan malcarada como de costumbre. El futbolista se sorprende. A lo mejor lo ha pensado y, sin decirle nada, empieza a hacerle caso. Al día siguiente es incluso tierna. El futbolista se alegra mucho. Por fin ha entendido que no tenía por qué tener miedo. Que mostrarse tal como es no va a reportarle ningún mal. Están en la cama. El futbolista está tan emocionado que se conmueve con cada gesto, con cada caricia. En cada mimo encuentra un placer especial. Es tal la ternura que ni tiene ganas de follar: les basta con abrazarse y decirse que se quieren (ahora, ella se lo dice a cada momento). La archivera no vuelve a tratarlo con desprecio nunca más. Está tan enamorada del futbolista que se lo dice por la mañana, por la tarde, por la noche. Le regala camisas, libros. Se le entrega siempre que él quiere. Es ella quien lo llama, cada vez más, para que se vean todos los días. Y una noche le propone que se vayan a vivir juntos. El futbolista la observa fríamente, con la mirada vidriosa. Hasta no hace mucho hubiera dado el brazo derecho porque ella le propusiese lo que acaba de proponerle. Quim Monzó
Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
5 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Baja_134832 (08/05/2020), Baja_19632 (07/05/2020), Disabled75 (08/05/2020), Lara È (09/05/2020), Medio Siglo (08/05/2020) |
09/05/2020, 22:08 | #206 |
Fecha Registro: oct 2018
Mensajes último año: 33
SmilePoints último año: 128
Última Act: 14/11/2024 20:24
Colaboración: 3
|
Cita:
Muchas gracias,, por otra tremendaa narración Que tengas una buena noche Última edición por Lara È; 09/05/2020 a las 22:09. |
Citar |
4 foreros han dado SmilePoints a Lara È por este mensaje
|
11/05/2020, 17:02 | #207 |
|
CONSPIRACIÓN He vuelto a Barcelona después de una década destinado a colonias laborales y me siento completamente desubicado. Esta ya no es mi Barcelona, me la han cambiado. Está más guapa y luminosa, será que en mi ausencia se han hecho las olimpiadas del 92’ con el consiguiente lavado de cara y hay que reconocer muchas obras. Mis amigos no me han estado esperando y sus vidas han seguido por donde ya apuntaban las cosas diez años antes y en algún caso el resultado ha sido sorpresivo pero en general lo que se esperaba de ellos y ellas. Se han casado, han tenido hijos, algunos incluso entre ellos y aún no están en la fase y la edad para el primer divorcio. Traidores. El resultado para mi es que me siento solo y la manera de hacer de la gente de aquí ya no es la mía. Me busco un apartamento a las afueras al lado del mar en un intento fallido de recobrar el ambiente caribeño al que me he acostumbrado. Un desastre. Ni en el blanco de los ojos. Al año o así me doy cuenta, ya lo sabía pero me hacía trampas al solitario, de que lo que más ha cambiado he sido yo. Me acostumbro a salir solo, me siento mejor y más tranquilo que no teniendo que seguir en piloto automático conversaciones que no me interesan sean de animal, vegetal o mineral. También me acostumbro a beber solo. Hay sitios para beber solo para que no te quedes en casa bebiendo solo pero en un ambiente físico y moral mucho más deprimente. Por lo menos en apariencia. Bebo. Mucho. Hasta el punto de que más de una noche tengo que coger un taxi a las tantas para hacer los veinte kilómetros hasta casa sin provocar ningún estropicio. La culpa no es mía, es de la Revolución cubana. Las latas de cerveza en La Habana valen un par de dólares en el supermercado. Cerveza holandesa que parece pipí y que llega vía Canadá. Una botella de Ron Habana Club de tres años que es la más barata vale unos tres dólares y da para dos personas toda la tarde. Además, como menos añejo menos azúcar con lo que el alcohol se fija menos en sangre y se puede beber más sin emborracharse. A los pocos años de beber más calidad y cantidad un día por la mañana me despierto retorcido que no puedo ponerme de pie, lo que me obliga a quedarme sentado al borde de la cama durante mucho rato, pierdo la noción del tiempo, en la posición del Pensador de Rodin hasta que despacito y apoyándome en los muebles he llegado al baño para hacer pis sentado, en la posición del Pensador de Rodin, que de pie no me aguanto. Voy al Hospital Clinic, donde una enfermera con escote reventón me indica que me siente, como el Pensador de Rodin, en una incomodas sillas de madera atornilladas a la pared y al suelo no sea que te lleves media docena en el bolsillo. Al rato se abre una puerta del pasillo y otro clavel reventón susurra mi nombre de tal manera que en condiciones normales trataría de invitarla a un café, ahora no. .- ¡Buen díiia! ¿Y que le sucedió? .- Normalmente no estoy jorobado en todos los sentidos y está mañana me he despertado así, me duele bastante. .- ¡Ooobvio! Paresés ¡El Pensador de Rodin, ché! En los veinte minutos siguientes llego a la conclusión de que jugó de defensa central en Boca o River dada su capacidad de hacer daño con todas las partes del cuerpo a todas las partes del cuerpo. Me trata como a una bolsa de papel, me huele, me escupe, me aprieta, me estira, me patea, me mira los ojos de cerca… .- Vos Simón tenés el hígado como una oca, a punto para hacer foie gras, ¿bebés mucho? .- Bueno… mucho es un término relativo, depende lo que entendés, que entienda perdón, por mucho. .- Ya veo, a la espera de los análisis correspondientes puedo tomar la inisiativa y adelantar que vos padesés de una cirrosis aguuda. El hígado está al límite y si continuás bebiendo no llegás a las próximas Navidades. Me receta una medicación de caballo para el dolor y me manda a casa. En los días siguientes voy para la extracción de sangre, para una biopsia y para recoger los resultados que confirman que tengo el tercer hígado humano más grande jamás visto por detrás de Brian Jones fundador de los Stones y de George Best futbolista del Manchester United. Ambos muertos de cirrosis. Me voy a casa y con la medicación me voy sintiendo mejor, paso unos días bebiendo menos y animado por los resultados de la terapia de choque me relajo volviendo a antiguos vicios y salidas nocturnas en solitario. Noto a simple vista y a simple tacto como el hígado se va hinchando y al mismo tiempo voy incrementando la dosis de medicación para el dolor. Es voluntario, si me tengo que morir que sea haciendo lo que me apetece, beber como un Cosaco pero de los que se quedaron en La Habana. Una mañana cuando me despierto ya no me duele nada por primera vez en meses y contento con mi suerte voy al lavabo para descubrir delante del espejo que me ha explotado el hígado y donde debería estar hay un agujero del tamaño de mi mano, la meto en el agujero, que me atraviesa hasta la espalda. Veo la cama reflejada en el espejo a través del agujero. ¿Debería estas muerto?. Claro que si. Me miro y me estudio con interés. Tengo una primera intención de ir al médico pero luego pienso que si me siento bien para que. Me visto con cuidado de rellenar el hueco con la camisa que llevaba ayer, la alcaldesa alternativa siempre dice que hay que reciclar, y me voy a la cocina a desayunar. Normalmente no desayuno de la resaca que tengo, lo vomitaría todo, pero hoy me encuentro estupendamente. Incluso me echo un chorrito o dos de Magno en el café. Está buenísimo. Durante el día voy más bebiendo que comiendo, que también, y por la noche salgo a la calle dirección uno de mis locales preferidos decorado con antiguas cajas de seguridad de un banco. El barman ya me conoce y conoce mis gustos. Bebo como no he bebido nunca y sigo como cuando he salido de casa: fresco como una rosa. El barman me hace un gesto en un momento de poca afluencia y hacemos un aparte en una esquina de la barra. .- ¿Le ha explotado, no? .- ¿Cómo lo sabes? .- Porque solo los que han conseguido llevarlo al límite y sobrepasarlo pueden beber como usted bebe sin el más leve síntoma de embriaguez. No se lo diga a nadie, solo son un pequeño grupo los que descubren que hay un contubernio judeo-masónico de las farmacéuticas conchabadas con los médicos que cobran sus comisiones para hacer creer que debes cuidarte el hígado el resto de tu vida cuando no es verdad. El hígado es como la apendicitis, se hace explotar sobrecargándolo o se extirpa y no pasa nada. Hace siglos hubo una guerra entre los extraterrestres grises y los intraterrestres reptilianos que viven en el interior de la tierra que es hueca. ¿Por qué usted sabe que la tierra es hueca, no? Los grises controlaban el negocio del alcohol, uno muy conocido era Al Capone, y los reptilianos la industria farmacéutica. Ganaron estos últimos y desde entonces se han inventado lo del hígado. A los grises les dejan controlar el consumo para que haya paz que siempre es buena para los negocios. .- Bueno, ¿pero la tierra es plana? – digo ya puestos mirando los ojos reptilianos del barman. .- Hombre, si fuera plana no habría espacio para el sol interior que calienta nuestra civilización. Es pura ciencia - dice contradiciendo su propia existencia - .- Si, claro – digo alucinado – Me voy a casa y a pesar de estar completamente fresco y sobrio no pego ojo en toda la noche considerando si me han vacilado o no. De vez en cuando meto la mano en el agujero que ha cicatrizado rápidamente y me tengo que rendir a la evidencia. Desde ese día salgo cada noche a beber tanto como me da la gana sin sentirme perjudicado para nada, parezco un dandy, el barman me saluda amable como siempre con sus pupilas alargadas e incluso tengo un pequeño grupo de apóstoles que me preguntan cómo lo hago para beber tanto sin consecuencias. .- Maestro, ¿Es que sigues una dieta especial?, ¿comes pastillas enteras de mantequilla antes de empezar a beber?, ¿Eres hijo de Dios? Y yo termino siempre por hacer caso al barman y no cuento mi secreto. Solo les digo: .- Bebed, bebed, que no es sangre de mi sangre pero cuando sea sangre de la vuestra encontrareis el camino… y se me alargan las pupilas. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
4 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Otras fotos de este hilo | |
Organizadores del Foro
|
Otras fotos de este hilo
Ver todas
|
11/05/2020, 21:05 | #208 | |
Forero Bloqueado
|
Cita:
|
|
Citar |
12/05/2020, 06:58 | #209 |
|
Cita:
|
Citar |
4 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
|
Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad |
03/06/2020, 12:10 | #210 |
|
AZUL Afortunadamente le pagan bien. Cada día cuando vuelve a casa lleva los ojos llorosos de tantas horas de pantalla. Y eso que se ha instalado, a cargo de la empresa claro, un protector de pantalla que se supone muy benefactor y protector hasta de la sífilis y la lepra. En pocas semanas llegará la primavera y en cuanto se junte el polen será un drama en siete actos. Como cada año de todas maneras. Vive en una plaza en Barcelona, barrio con enjundia, es chulo vivir en una plaza, si tienes altura y un balconcito tienes como un pequeño mundo a tus pies. Es como jugar a ser Dios. En su caso tiene nivel Dios, vive en un ático que siendo un poco más pequeño que el resto de pisos lo que pierde en el interior lo gana en una terraza más que cómoda. .- ¡Por fin! ¡En casa! La verdad es que le iba haciendo falta, a estas alturas de la semana está hasta los mismísimos de aguantar a la misma chusma todos los días. Bueno – suspira – un poquito de cena, un poco de porno en la tv inteligente que tiene y a dormir que mañana será otro día. .- ¡Vaya! - el teléfono a estas horas -. Maldice y mira quien está llamando, maldice otra vez, es the boss y no puede escaquearse. .- Digameee… - así medio en plan cuchufleta medio en plan pelota. El boss le comenta/ordena que ponga el tele news - y después hablamos -. Pone la tv en el canal adecuado y da igual que los otros, en todos los canales sale en bucle el Presi de Gobierno anunciando que en vista de que el carroña virus que se ha venido comentando, poco, los últimos días decreta el estado de no se sabe que cosa. Alarma o alerta o algo así. Algo muy gordo, vaya. Que el virus ha venido para quedarse, New kid in town ( Eagles ), y que tiene muy mala hostia, que nos quiere fundir a todos. Y que para que nos funda solo a unos cuantos tenemos que quedarnos en casa confinados si o si. El virus por lo que se ve viene de Wuhan, provincia de Hubei, China. Todo esto acompañado de mapas y curvas en gráficos para que el pueblo bajo nos enteremos de donde esta Wuhan y de que los chinos son bajitos y amarillos porque llevan una dieta de murciélago estofado con pangolín y arroz blanco. Que una cosa es que Indiana Jones se coma la cabeza de una cabra como si estuviera en Marruecos, que sea Harrison Ford ayuda, para que nos vamos a engañar, y otra que sea un chino bajito malvado escupiendo virus de ratas voladoras. Bueno...cuando ha visto y oído lo mismo varias veces y se ha hecho a la idea llama al boss a ver que hacen, porque el Presi modelo Cary Grant desdibujado que tenemos ha dejado claro que si sales a la calle o te funde el virus o te fundirá la policía. Descubre que el boss, que para eso es el boss, se ha adelantado y al día siguiente presenta la solicitud de un ERTE, se tiene que hacer explicar que quiere decir, y a unos los va a regular y a otros los va a tener currando desde casa. Se levanta, corre, poco está fondón, a la cocina y comprueba lo que ya sabe; la nevera está vacía. ¡No hay más que docena y media de medianas de cerveza! ¡Eso si es un estado de alarma! Afortunadamente él es informáticamente bicho competente, de hecho se gana la vida con eso. Se amorra al ordenador serio de los varios que tiene en casa, el que sirve para los videojuegos y el porno, y trabaja a marchas forzadas durante dos horas largas. ¡Bien! Solucionado el tema de la nevera, mañana le traen a casa algo para picar y unas pizzas congeladas y un muestrario variado de diferentes cajas de cerveza. Calcula que con esto puede sobrevivir por lo menos quince días. Ya que estaba en la güeb de lo que en los telediarios llaman de manera cursi “unos conocidos grandes almacenes” ha decidido ponerse al día tecnológicamente, que consiste en comprar un televisor del tamaño de un autobús pequeño que hace de todo incluido pollo con patatas. De todo menos servicios sexuales así que se ha comprado como complemento una muñeca japonesa que te hace todo lo que convenga y si no la satisfaces te echa la bronca para darle más realismo. Al día siguiente como si de caravanas de camellos trajinando sal le van llegando todos los pedidos lo que le obliga a pedir un cofre refrigerante como los de los helados para poder enfriar el máximo de cerveza posible. Nunca se sabe… La muñeca dicen las instrucciones que no funciona con pilas, que lleva unas baterías de litio en una base de cromo-vanadio que la primera vez debe estar enchufada 24h seguidas para poder aprovechar todas sus prestaciones. Maldice como si el boss estuviera presente y tuviera la culpa porque se había hecho la ilusión de probarla nada más la trajeran. En fin…la enchufa, es curioso donde está la toma, el pezón derecho se desenrosca y ahí está la clavija. Queda poco sexy por muy hipersexualizada que sea. Tiene mucho de todo incluida la teta enroscada. Se da la vuelta y afronta el verdadero reto; los que le han traído la súper tv se la han dejado funcionando pero son tantas las cosas que puede hacer y la tecnología que alberga que en contra de lo que siempre pregona - que los hombres de verdad nunca se leen las instrucciones – se ve obligado a un concienzudo estudio de las mismas. Como en este campo es bueno, o eso cree, al cabo de un rato le parece que tiene dominado el tema y empieza a jugar con el aparato y los varios mandos que requiere. Durante los días siguientes se ha hecho más amigo de la televisión que de la muñeca de rosca que es una impertinente y tiene unas tendencias sadomasoquistas que a él no le gustan nada. Que te de unas yoyas una muñeca de 70kg mucho más dura de lo que parece por su aspecto intencionadamente juvenil hasta el punto de rozar la ilegalidad no le pone nada. Además, después de darle está programada para esbozar una sonrisa malvada que le pone de los nervios. Al cabo de unos días decide dejarla que se dedique al onanismo muñequil hasta que se le terminen las baterías de litio cromo vanadio y dejarla en un rincón con una maceta en las manos, pero cada vez que cruzan las miradas le parece que ella lo mira mal así que le quita la maceta no sea que tenga malas ideas y la pone castigada de cara a la pared en el rincón de pensar. Zanjado el tema se dedica a estrechar lazos con la tv que entre otras cosas le sirve para trabajar en vez de los ordenadores. Todo sin cables, naturalmente, incluso hay una función que te puedes desenroscar una teta o si no es posible en otro acceso al cuerpo y no necesitas mandos físicos, funciona con el pensamiento. Al principio parece fantástico, no tienes que hacer nada, solo te pones delante y el trabajo o los canales o los videojuegos o las pelis o lo que sea se ejecuta solo. Solo con pensarlo. Luego descubre que controlar la mente no es tan fácil y en el pantallón envolvente, con sensación de profundidad, etc, etc…no siempre sale lo que debería. Además es un fiel reflejo de tus pensamientos más obscuros y da un poco de mal rollo ver con todo detalle y nitidez tus propias porquerías mentales. La cosa se alarga, los días pasan y luego las semanas y los meses, y lo único que varía son los que le van acercando comida y bebida, sobretodo bebida. Un día descubre que van sustituyendo al sustituto porque todos van cayendo de manera heroica llevando cerveza a los necesitados. Decide jugar menos y tomárselo más en serio. Va a la cocina y hace inventario de exactamente cuanta cerveza le queda, que variedades y para cuantos días da cada una de ellas. Como al final todo aburre sale a la terraza, lo hace muy pocas veces, y se dedica a mirar la plaza. Pfff…no hay nadie, parece una película apocalíptica con la diferencia que no dejan de pasar ambulancias a todo trapo con las sirenas y las lucecitas, la policía diversa, incluso algunos camiones militares, cochecitos pequeños de los médicos de urgencias de la SS o de alguna mutua…eso es serio, poca broma. Decide hacer reformas en casa. En realidad se limitan a mover los muebles necesarios, tiene que reconocer que la tv es desproporcionada para el ático, para poder dar la vuelta a la tv e instalar, en cierta manera, el salón en la terraza. Incluso se monta un chambao con una tienda de campaña vieja de cuando era progre y un avancé que guarda del verano que los ex suegros lo obligaron a alquilar una caravana y pasar las vacaciones de verano en un camping de playa lleno de hormigas carnívoras y demás animales peligrosos. Tal como está solo tiene que girar un poco la cabeza para pasar de controlar la tv a controlar la plaza que se ha revelado más entretenida de lo que a primera vista parecía. De vez en cuando pasa alguien bajo un sol de justicia impropio de la primavera, arrastrando los pies y tapándose la cara con las cosas más diversas visto que no hay mascarillas. El científico eminente en la tv eminente ha dicho que no sirve para nada si no son mascarillas homologadas, pero da igual, la peña intenta protegerse como puede. Da pena pero de la de verdad. Ves gente mayor, la más vulnerable, que no tiene a nadie que le eche una mano y se ven obligados a ir personalmente al Mercadona a comprar papel higiénico. Los ves que vuelven a las dos horas con las manos vacías, con los hombros echados hacia delante, ligeramente más encorvados de lo normal y con unos pasos que pesan una tonelada cada uno. A él que no se caracteriza por ser empático le dan pena y cada vez mira menos la tv y más a la plaza. En realidad dan lo mismo. Descubre que aún que a primera vista no lo parezca hay vida a cámara lenta, pero vida al fin. El que va al super como el que va al matadero, el que furtivamente pasea como si no fuera con él, los dos abueletes que cada tarde están sentados en un banco fumándose un puro porque para morirse en la residencia de la calle de al lado prefieren el puro y que les dé el sol. Les han cerrado el centro de día donde iban a medirse las costillas jugando a dómino, claro. Algo tienen que hacer para huir de la residencia el máximo tiempo posible. Él se lo mira desde su terraza nivel Dios con el mando ergonómico de la tv en la mano, ya se ha convertido en una prótesis externa como las gafas, a ratos la tv y a ratos la plaza. La verdad es que la tv está encendida casi siempre y el mando casi siempre en la mano, no lo suelta ni para ir al lavabo. A estas alturas lo controla estupendamente y a ratos activa y desactiva la función por control mental. Es cansado vigilar constantemente los propios pensamientos y desactivado está más mono. Hay que saber racionar la tecnología, piensa. La única cosa es que hay un botón alargadito de color azul que no ha conseguido saber para que sirve, y le molesta su ignorancia. Se ha leído varias veces las instrucciones, ha experimentado con la tv en todas las formas que se le han ocurrido pero cuando lo pulsa aparte de parpadear una lucecita roja no sucede nada. Termina por cansarse de él y hace lo que puede para ignorarlo, como si no existiese, pero de vez en cuando no puede evitar que se le ocurra una posibilidad por desorbitada que sea a estas alturas y lo pulsa con el mismo resultado de siempre y el mismo cabreo. Se aburre, se aburre incluso de si mismo y juega a cosas más idiotas de lo normal. Una tarde, después de comer, está tomando el fresco en el chambao dejando vagar la vista por sus dominios. Ya los tiene controlados, los que van los martes y jueves, los que vienen lunes y viernes, los del banco y el puro, la señora mayor que empuja el carrito de la compra con la dificultad, la parsimonia y la angustia de la escena de las escaleras de El acorazado Potemkin, gran película, y en un momento dado, gran entrenador, de manera mecánica apunta a la viejita con el mando y le da al botón azul, lo acompaña con un: ¡pañauuu! Y la viejita cae inerte sobre los rollos de papel higiénico que lleva en el carrito. Ve a los dos del puro que se levantan y corren lo que les permite la edad a echar una mano, pero no la levantan. Entre los dos y con un solo par de gafas consiguen aclararse con el botón/medalla de color rojo que la señora lleva colgado del cuello, parece que aprovechan para sobarle un poco las tetas, y a los pocos minutos aparece una ambulancia con toda la parafernalia solo para certificar la muerte como parece por como la han tapado y metido en la ambulancia como un saco. Lo ha estado mirando desde su terraza nivel Dios con una mano en la barandilla y la otra en la cerveza. Piensa medio impresionado medio divertido que ha sido casualidad la tontería del mando y el botón azul que no sirve para nada. ¡Venga, va! ¡Vamos a probar! Y apunta al tío que cada tarde se escaquea de la policía detrás de unas matas del parque. ¡Pañauuu, pañauuuuu! Y el tío cae fulminado. El perrito que lleva lo huele y casi inmediatamente empieza a mordisquearlo de una manera poco amable. Se mira el mando, el dedo, el botón azul… y lo medio deja medio tira encima de la mesa de la terraza. Lo estudia. Llega a la conclusión de que tiene el modo control mental en modo “on” y haciendo gala de su inhumanidad y falta de empatía apunta con el mando de la tv al primero que aparece por una de las callecitas que van a dar a la plaza, parece la estanquera un poco Feliniana de la esquina que abre lunes y jueves, y “dispara”. La estanquera cae sobre su enorme pechuga que víctima de su propio peso se desparrama por los lados. Se pone un poco cachondo medio porque se siente omnipotente sobre la vida y la muerte de los demás y medio porque siempre le han gustado las superpechugas de la estanquera. En los días siguientes se auto nombra sheriff de sus dominios y no pasa ni una infracción sin que sea castigada sumarísimamente, lo que pasa es que todo el mundo tiene fallos si buscas bien, incluidos los sanitarios que alguno también cae víctima del botón azul. Las razones son diversas y a veces poco razonables; hablar por el móvil, llevar la máscara torcida, conducir de manera que a él no le gusta… A todo eso la pandemia va aflojando y un día le llama el boss, todos somos muy amigos, y le comunica que a partir del lunes siguiente empieza la “nueva normalidad” yendo a su viejo puesto de trabajo. En parte se alegra de volver a la rutina de siempre, ver a los compañeros de trabajo y darse algún masaje en los sitios que dan masajes. El lunes siguiente se pone la mascarilla bien apretada para que no entre ni un virus carroña, coge el bocata envuelto en papel de litio que le ha preparado la muñeca sexual reciclada y sale valientemente a la calle para ir al trabajo donde pasará todo el día moderando a una pandilla de impresentables, unos más que otros, y que cuando se pasan se ve obligado a darle al botón. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 03/06/2020 a las 15:18. |
Citar |
7 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Ainhoa Borrell (11/06/2020), Aramis 43 (11/06/2020), Baja_134832 (03/06/2020), Baja_19632 (03/06/2020), Lara È (08/06/2020), Medio Siglo (03/06/2020), Trauet (12/06/2020) |
08/06/2020, 10:45 | #211 |
|
La Partida Franz Kafka Ordené que trajeran mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fui al establo yo mismo, le puse silla a mi caballo, y lo monté. A la distancia escuché el sonido de una trompeta, y le pregunté al sirviente qué significaba. El no sabía nada, y escuchó nada. En el portal me detuvo y preguntó: "¿A dónde va el patrón?" "No lo sé", le dije, "simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más, es la única manera en que puedo alcanzar mi meta". "¿Así que usted conoce su meta?", preguntó. "Sí", repliqué, "te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta". Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
6 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Bésame (08/06/2020), JaSex (08/06/2020), Lara È (08/06/2020), Medio Siglo (08/06/2020) |
10/06/2020, 20:11 | #212 |
|
LA FUGA Ando por la calle. Siento como el mundo baja el volumen y las piernas no me sostienen. Me arrastro apoyándome en la vida al hospital más cercano. La silla de ruedas corre por los pasillos. Estoy enchufado. Desnudo, dos vías en el izquierdo, monitorizado en tobillos, muñecas y torso, una cañería desde el brazo derecho al interior del corazón. .- Se muere – dicen los de la bata – No quiero, quiero el divorcio. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
6 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Baja_134832 (11/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), JaSex (10/06/2020), Lara È (11/06/2020), Medio Siglo (10/06/2020) |
Otras fotos de este hilo | |
Organizadores del Foro
|
Otras fotos de este hilo
Ver todas
|
11/06/2020, 08:20 | #213 |
|
UN CLÁSICO
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Un homenaje a Augusto Monterroso |
Citar |
5 foreros han dado SmilePoints a Mete_Sacker por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Baja_134832 (11/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Lara È (11/06/2020), Medio Siglo (11/06/2020) |
11/06/2020, 16:32 | #214 |
Fecha Registro: ene 2020
Mensajes último año: 1
SmilePoints último año: 0
Última Act: 21/03/2023 10:30
Colaboración: 1
|
Cita:
|
Citar |
7 foreros han dado SmilePoints a Ainhoa Borrell por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Aramis 43 (11/06/2020), Baja_134832 (11/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Lara È (11/06/2020), Medio Siglo (11/06/2020), Simon (11/06/2020) |
11/06/2020, 16:52 | #215 |
|
Sí Ainhoa, es increíble, ¿a que sí? Para mí Simón es el mejor narrador del foro, con diferencia. Me alegro que hayas dado con el hilo, te va a encantar!!
|
Citar |
6 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Aramis 43 (11/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Lara È (11/06/2020), Medio Siglo (11/06/2020), Simon (11/06/2020) |
Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad |
11/06/2020, 17:00 | #216 |
|
Yo no he dicho nada. Hasta ahora.
Pero me encanta leerlo. |
Citar |
6 foreros han dado SmilePoints a Aramis 43 por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Baja_134832 (12/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Lara È (11/06/2020), Medio Siglo (11/06/2020), Simon (11/06/2020) |
11/06/2020, 20:02 | #217 |
|
Tampoco os paséis, al final se lo creerá
|
Citar |
6 foreros han dado SmilePoints a Medio Siglo por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Aramis 43 (12/06/2020), Baja_134832 (12/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Lara È (11/06/2020), Simon (11/06/2020) |
Otras fotos de este hilo | |
Organizadores del Foro
|
Otras fotos de este hilo
Ver todas
|
11/06/2020, 21:39 | #218 |
Fecha Registro: oct 2018
Mensajes último año: 33
SmilePoints último año: 128
Última Act: 14/11/2024 20:24
Colaboración: 3
|
Pues por mi que se lo crea,, es de lo mejorcito que leo por estos lares
|
Citar |
6 foreros han dado SmilePoints a Lara È por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Aramis 43 (12/06/2020), Baja_134832 (12/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Medio Siglo (11/06/2020), Simon (11/06/2020) |
12/06/2020, 16:05 | #219 |
|
EL PESO DEL AGUA .- Ven, tenemos que hablar. Es Jordi al teléfono. Le cuesta hablar y hablo más yo por él que otra cosa. Hace tiempo que sé a que le está dando vueltas y se me encoge todo nada más ver su número de teléfono. Tengo buena memoria para los números en general pero es que el suyo lo tengo en la cabeza desde hace unos cuarenta años. Sé que lo está pasando mal, ha terminado primero la quimioterapia y luego la radioterapia, pocos días de diferencia, se podría decir que casi a la vez. Los resultados no han sido los esperados y me llama para poner en práctica el plan B. Le argumento que aún está muy débil para según que cosas pero él insiste y me quedo sin argumentos. Una cosa es la teoría y otra pasar a la acción. Tengo miedo y él no. En fin, me cuenta que ya ha explicado a la familia que le importa que quiere salir a dar una vuelta con el barco que tienen en Aiguadolç, en Sitges, que yo lo recogeré con mi coche y lo acompañaré por seguridad primero conduciendo y luego como copiloto en el barco. Es una Cranchi de doce metros y dos motores Volvo de 280 cv cada uno además de un montón de botones y palancas que no se para que sirven. Soy de secano y apenas soy capaz de llevarla si me la dan con los motores en marcha, fuera de la bocana del puerto y un día que el mar esté lo más posible como una sábana. Para eso como más temprano mejor. No parezco la persona más adecuada para ir de “pieza” de recambio si él se encontrara mal. El tratamiento que ha seguido lo ha dejado muy tocado físicamente y tiene mareos, vómitos y dolores por todas partes, pero parece que mi amistad inquebrantable supuestamente hasta más allá de la muerte compensa todas mis carencias náuticas. Lo paso a recoger y tengo que hacer un esfuerzo para que no se me caigan las lágrimas y mostrar una actitud lo más positiva posible dadas las circunstancias. Su mujer sale a despedirlo a la acera y veo como se le escapan las lágrimas que a mi no me han caído. Me siento mal y con ganas de salir corriendo. Quiero huir pero no puedo. Sube al coche como un abuelito porque se ha metido veinticinco años encima en pocos meses y enfilamos la Ronda del Mig dirección Sur. Las autopistas son una porquería, vas tan rápido que apenas tienes tiempo para hablar de nada. Solo me da tiempo a preguntar: .- ¿Seguro? .- Si – me contesta – En dos patadas estamos en la primera salida de Sitges que es la del puerto deportivo de Aiguadolç. Le da al mando y se levanta la valla de acceso a la zona pija. Aparco en la plaza que tiene alquilada para todo el año y emprendemos la travesía andando lentamente, el pobre no da para más, hasta el yate. Lo veo más grande que otras veces. Las maniobras circenses que hacemos para subir desde tierra firme a la proa y de allí al puesto de pilotaje se largan durante varios minutos cuando en circunstancias normales sería cosa de algunos segundos. Vamos descalzos pero yo llevo unos tejanos, un jersey grueso además de una armilla salvavidas, sé que el mar es frio y hoy lo parece más pero Jordi va con pantalones cortos y una camisa estilo Magnum, la armilla brilla por su ausencia. Las canillas que le salen por abajo como patas de pollo son para hacer llorar al niño Jesús. Está cansado y se tiende en una de las tumbonas ergonómicas que forman parte del propio casco detrás del piloto. Me da instrucciones. Hay que chequear una lista de cosas que abarcan la seguridad, luego los calefactores de los inyectores, si hay presión del aceite, del gasoil, del líquido refrigerante… en fin, un montón de cosas que no se ni para que sirven hasta que me ordena pulsar de manera continuada un botón hasta que los dos motores ronronean como un gatito muy grande. Yo voy en piloto automático porque como piense mucho me bajo. .- ¿Sabes usar los propulsores delanteros para hacer marcha atrás? .- No Y me lo explica didácticamente mientras empezamos a movernos hacia atrás. .- ¡Para! Y yo dejo de pulsar los botones. Más o menos nos detenemos pero la inercia nos arrastra hasta que paramos de golpe. .- ¡La madre que te pario, joder Simón! ¡Pareces burro! Pienso deprisa y aún corro más deprisa a proa para soltar el cabo y quitar las defensas. Vuelvo corriendo delante del volante que parece de coche pero no lo és. Se levanta con esfuerzo escondido y me suelta: .- ¡Venga Va! ¡Ya lo saco yo hasta mar abierto! Y veo como maniobra a un nudo hasta que salimos por la bocana. Lo calienta un ratito dando vueltas sin rumbo aparente y lo endereza exigiéndole todo lo que tiene en las tripas. O sea, 560 cv desbocados hasta los 48 nudos que es en teoría todo lo que da el bicho. Jordi se da la vuelta y se tira en la tumbona otra vez mientras dice: .- ¡Tú mismo! Me agarro al volante bajo las palancas del gas de los dos motores que van juntas para poder maniobrar con una sola mano a unos veinte nudos. Yo no quiero morir. .- ¿A dónde vamos Jordi? .- ¡Al infierno! ¡Tira! Y a esa velocidad más moderada nos adentramos mar adentro. Cuando estamos a unas seis millas de la costa oigo un; .- ¡Para! Y quito los motores, los dejo al ralentí y dejo de sufrir por meter la proa en una ola e irnos a pique. Los barcos se hunden por delante, entra agua y el peso del agua hace que cada vez entre más y te vas con los peces. .- Me voy a fumar un puro, estoy muy contento, los aires de mar me sientan bien. Tiene una euforia que me asusta. .- Jordi, no creo que te convenga nada fumarte un puro y menos de ese tamaño, es de los de tribuna del campo del Barça, tampoco creo que sea buena idea fumar encima de un barco de plástico aún que lo llamen fibra y menos con seiscientos litros de carburante debajo del culo. .- ¡Me suda la polla! Es evidente que se la suda. .- Si no quieres ver cómo me parto la crisma bajando a la cocina a por una botella de Champagne, Champagne francés para un medio franchute, baja tu mitad franchute y súbela tú. En la nevera hay dos. Y yo obediente bajo a por la botella del Dom Perignon del bueno y busco unas copas adecuadas. Lo encuentro y subo rápido porque abajo se mueve todo demasiado para un marinero de agua dulce como yo. .- ¡Venga, coño abre, que se te tiene que decir todo! En condiciones normales lo mandaría a tomar por el culo pero es que en condiciones normales no me hablaría así. Nos metemos la botella a una velocidad poco aconsejable para mezclar el meneo del barco, las burbujas, el alcohol y los nervios. .- ¡Venga va! ¡A por la otra! ¿A que esperas? Y yo me lanzo escaleras asesinas abajo, cuando aún estoy en ello oigo ¡CHAAAPP! .- ¡Mierda! – grito – lo ha hecho – pienso. Arriba corriendo y las invisibles corrientes me dejan verlo ahora si ahora no dependiendo de las olas. Ya está por lo menos a veinte metros del barco y se aleja, levanta un brazo como para despedirse y veo que desaparece, sale de nuevo y ¡¿se vuelve a despedir?! Creo que grita alguna cosa pero el ruido del mar mezclado con los motores al ralentí no me dejan oír nada pero intuyo que algo no va bien dentro de lo mal que era de esperar. Doy algo de potencia y con cuidado para no liarla más trato de acercarme hasta que le puedo lanzar un salvavidas al que veo que trata de agarrarse. No me puedo tirar al agua porque no puedo fondear y se iría alejando sin remedio solo con la corriente pero es que si me tiro con un cabo luego no podremos subir al barco. Lo prácticamente embisto para poder correr a la popa y desde la plataforma lo agarro por la ropa y lo subo con ayuda divina. .- Cabrón… .- Joder Jordi, te acabo de sacar del agua… Pues por eso. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
|
Citar |
7 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
|
Aramis 43 (12/06/2020), Baja_134832 (12/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Flavia (13/06/2020), Lara È (13/06/2020), Medio Siglo (12/06/2020), Trauet (12/06/2020) |
12/06/2020, 22:43 | #220 |
|
Cita:
|
Citar |
6 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
|
Antony8456 (13/06/2020), Aramis 43 (15/06/2020), Baja_19632 (12/06/2020), Lara È (13/06/2020), Medio Siglo (12/06/2020), Simon (13/06/2020) |