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13/09/2018, 22:55 | #101 |
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INMERSIÓN DE UN SOLIDO EN UN LIQUIDO (lll) Me siento satisfecho de mi mismo por haber insistido tanto a Tiziano con el tema de los billetes de avión. Nos pasamos dos días redactando y negociando el contrato con el montón de flecos que comporta comprometerte para una aventura de cinco años y pico. Uno de los múltiples flecos obviamente fue cuantos billetes de avión al año me pagarían y en que clase. Tiziano, cumpliendo con su trabajo, tratando de abaratar a base de meterme en turista y yo contratacando con billetes de primera sabiendo que al precio que va el kilo de primera clase no me lo pagarían. Incluso establecimos la compañía aérea, Tiziano me ofertaba como favor Iberia desde Madrid y yo insistía en Air France. A mi me gustaba más Air France porque no me gusta nada como está organizado Barajas. El Charles De Gaulle me gusta más porque siendo un aeropuerto feo está bien organizado, además el vuelo de Barcelona normalmente atraca muy cerca de donde sale el de La Habana. Air France llega a La Habana a media tarde e Iberia a las nueve y pico de la noche. Es una gran diferencia porque cualquiera que haya pasado por el proceso de ingresar a Cuba sabrá que para salir del aeropuerto con la documentación y las maletas pueden pasar dos horas. Además, a mi, como a cualquier técnico extranjero nos miran hasta los dobladillos de las camisas, y no es una exageración. Al tener un multivisado como lo llaman ellos, eres automáticamente sospechoso de traficar con vete a saber qué. Un día me quitaron hasta La Vanguardia. Prensa imperialista supongo. También hace la diferencia que visto que mi padre es catalán y mi madre francesa prefiero poder hablar francés hasta que salgo del avión en Cuba, y porque no decirlo, me gustan más las azafatas. Terminamos pactando business. Ahora estoy sentado en una cómoda butaca, con un silencio estupendo, sin niños, con comida que se parece mucho a la de verdad, con champagne de verdad y unas condiciones físicas envidiables comparado con los que van en gallinero. Intuyo un cierto alabeo a la derecha y por el tiempo que llevamos desde París deduzco que ya sobrevolamos Florida. Pongo mi tv privada y veo que sobrevolamos Boca Raton, en Palm Beach, Florida. En nada empezaremos a perder altura. En otros viajes cuando llegamos aquí, dependiendo de la generosidad de las azafatas con el champagne, estoy meditando que se parece bastante a dormir una semi mona. Esta vez me he contenido porque tengo razones para estar algo intranquilo. Aterrizaje sin más historia, y a la terminal uno, la única que hay pero si le ponen un número queda mejor. Hay perritos como siempre oliéndote por si llevas drogas y luego las cajoneras con la policía militar que ya conoce a los habituales. Hay una para los diplomáticos, otra para la tripulación, otras para los turistas, unas cuantas, otra para los “varios”, ese soy yo y una o dos para los cubanos que en general son bastante humillados. En este tránsito vale más no hacerse el gracioso bajo pena de que te retiren el visado y te pases las siguientes once horas volviendo a París. Lo he visto alguna vez, hay policías militares mujeres que son jóvenes y guapas. Ni se te ocurra alguna gracia o invitarlas a cenar. No todo el monte es orégano. Una vez terminado el tema papeles y recuperadas las maletas, es el único país que conozco que escanean maleta por maleta al entrar y al salir, me dirijo por fin a la puerta que lleva a la libertad vigilada no sin antes pasar entre los de aduanas que van parando a gente de manera supuestamente aleatoria. Los cubanos tienen supuestamente mala suerte y los paran y revisan mucho. Supuestamente. Esos son los que me quitaron La Vanguardia. Y ahí está, al otro lado del cristal sacándole una cabeza a la mayoría. Realmente es la leche, veintitrés años, parece que fue una buena añada, blanca trigueña, mezcla de rubio y pelirrojo, ojos verdes, un tipazo brutal, quizás el primer piso un poco escaso pero suficiente de sobras y un culo como seguramente no me he trabajado ninguno más en la vida y seguramente tampoco lo haré en el futuro. Y todo esto a lo largo de metro ochenta más bien más que menos. Con tacón tejano ya es más alta que yo. Desde el otro lado del cristal me sonríe y yo disfruto del momento de ver a los turistas que han venido precisamente con la esperanza de pillar algo así pero el 99% se conformaran con mucho menos. El momento del pico húmedo causa estragos. Seguro que alguno se irá a la agencia de viajes de turno a la vuelta para quejarse de los extras. Se llama Bárbara, bueno, en realidad se llama Fulgencia como su abuela, pero ha adoptado un nom de guerre porque le parece que para el trabajo es mejor. Al igual que Johanna es de la cantera de La Maison y, evidentemente, se conocen. En La Habana las diferentes razas tienden a relacionarse entre ellos, así que no son amigas a pesar que trabajen en el mismo sitio. Eso por un lado ayuda, la información entre ellas ha fluido con dificultad, pero por otro a Bárbara le cuesta entender como he podido tener un lío con una negra. Me da bastante igual. A diferencia de Johanna la conocí en la piscina del Meliá Cohíba , esa del primer piso donde no pueden entrar los cubanos. Pero ella más allá de estar buena tiene una gran ventaja: es blanca. Eso es una gran ventaja que en determinadas zonas del mundo. También que tiene bastante facilidad para tontear y si es necesario abrir sus intimidades para obtener sus fines. Obvio que eso tiene ventajas e inconvenientes para mi. Nos ha venido a buscar Frank, el hijo pequeño, tendrá unos treinta, de la señora que me alquila la casa. Nos saludamos como pandilleros latinos, metemos como podemos las maletas en su Fiat Punto de la María Castaña y para La Habana. Rodolfo nos espera y abre las luces lo justo para no gastar. He pillado a Frank un par de veces mirando a Bárbara en el coche, pero sabe que no es para él. Ella y las que son como ella en Cuba quiere cosas que Frank no le puede dar. Y yo no quiero. Por eso estoy intranquilo. Bump: Idalmis nos ha dejado preparada un poco de cena que Rodo calienta mientras me doy una ducha y nos sirve en el comedor grande en una mesa de madera buena, maciza, que caben por lo menos diez o doce personas. Yo no la uso nunca, aún me sentiría más solo pero como está cerca de la cocina y Rodo está al mando…pues eso. Ceno poco y mal, el cambio horario siempre me afecta bastante, sé que durante dos o tres noches dormiré poco y mal y con la comida igual. Cuidado que no me siente mal nada. En este momento no lo sé aún pero Bárbara ya tiene decidido de que dormiré poco. Después de cenar salimos al jardín más que nada para airearnos que me hace falta. Bárbara se pone tontorrona y yo no estoy para eso. Me voy hasta en embarcadero y me siento encima con los pies colgando sobre el rio Almendrales, pienso que no es muy buena idea porque si alguna cosa hay en el golfo de Méjico son tiburones y es sabido que el tiburón toro se mueve bien en aguas salobres e incluso en agua dulce. Recojo las piernas en un gesto instintivo y cobarde pero una pierna es una pierna. Bárbara se fuma un cigarro de un pequeño alijo que le he traído. Tabaco made in USA tienen difícil de conseguirlo. Yo estoy en aquel momento que sabiendo que no me voy a dormir por mucho que está haciendo la digestión tengo ganas de echarme en la cama, ayuda que las hormigas de no sé que especie pero que pegan unos bocados que parecen los dálmatas, ¿por cierto, donde están los perros?, hayan empezado ha recordarme a bocados que la zona del embarcadero es su territorio. Espero que el próximo ciclón se lleve medio jardín y con él el hormiguero gigante que debe haber debajo. .- ¿Qué?, ¿nos vamos a la cama? Estoy que me caigo. Ella me mira cómo debe mirar la zorra a las gallinas. .- Venga va! Pero no te duermas mientras me ducho yo eh! Sé que no me dormiré mientras se ducha pero no será por falta de ganas. Subimos a la planta de los dormitorios y veo que en mi armario principal hay ¡ocho! Conjuntos cada uno de un color, cada uno con su bolso y cada uno con sus zapatos. Los miro de cerca y son italianos. Italianos de Italia. Me da pistas. No conozco la marca pero se ve de buena calidad y a la moda de las mujeres europeas de este año. Se me ocurre que debe tener ocho bragas a juego con cada uno de los conjuntos también. Se me escapa media sonrisa pero es todo el movimiento fisiológico que soy capaz de producir en este momento. Me tiro en la cama en bolas y oigo como cada noche cubana el Mil Ocho que se oye al otro lado de la desembocadura. Me gusta, se mezcla con el enorme ventilador de madera que cuelga del techo ( Apocalipsis Now) y es un mezcla tranquilizadora. No puedo estar más equivocado. Me ataca de improviso, me besa, me chupa todo lo chupable, me masturba hasta conseguir resultados satisfactorios, para ella, me mete la lengua por todos los orificios…y claro, al final contrataco. Nos besamos salvajemente, le gusta el sexo duro, algunos le llamarían sado, follamos, tiene un culo estupendo, se corre, le doy una torta mientras se corre, grita y se corre otra vez, es un sin parar que no entiendo como aguanto sin morirme por ahí tirado. Hay un momento que un receso se impone por puro agotamiento pero en cuanto nos recuperamos un poco vuelta a empezar, me araña, le cojo las manos la levanto no sé cómo de la cama y la empotro contra la pared, me la follo duro, violento, gritamos los dos, sus aullidos en cada orgasmo se oyen por encima de la música y el ventilador, chocamos los dos ruidosamente contra la pared – ¡más fuerte! – me grita. Literalmente la tengo levantada sin tocar el suelo solo con la pelvis y la polla perdida en sus interioridades, la abofeteo otra vez…parece que no se va a terminar nunca, y casi. Dura toda la noche, todo el día siguiente, toda la noche siguiente solo bebiendo agua sin comer nada y durmiendo a ratos hasta que Idalmis llama desde el rellano que queda al otro lado de la puerta a ver si todo va bien o nos hemos muerto o que narices pasa. Consigo contestar algo inteligible que incluye una petición de comida en la terraza si aún sigue ahí. Nos duchamos por separado a petición mía porque me tiemblan las piernas y no comer en casi dos días no ayuda. No puedo más, a los puntos pero me doy por vencido. Bajamos, un desayuno copioso que me entra estupendamente y creo que hasta noto como me vuelven las fuerzas por lo menos para que no me tiemblen las piernas. Pasamos el resto de la mañana tirados debajo de un árbol y tomando un baño en la piscina de vez en cuando. Cada vez que la veo en bikini cuando entra o sale de la piscina no entiendo cómo me he ligado este bicho que tiene la mitad de años que yo. Ella se recupera mucho más deprisa y me hace notar que es hora de comer, a ver que quiero hacer. Le propongo la pizzería del Cohíba porque está en Paseo y yo tendría que pasarme por 11 casi con Paseo que es donde hay el bisneo ( sic) entre técnicos extranjeros y el gobierno cubano, una especie de cámara de comercio en una especie de torre con una especie de vigilantes y en el interior una especie de funcionarios. Solo quiero pedir hora para reanudar relaciones diplomáticas con el teniente coronel que es mi contacto de referencia. Uno que tiene muchos hijos y que la vida está muy cara y que te lo recuerda hasta que accedes a negociar una mordida en dólares. Necesitas su firma para sacar cualquier cosa de la zona franca del puerto. Tomo café con él cada quince días y luego mando un fax a Tiziano con el pedido de género y de mordida. Pasamos por 11, ella me espera diez minutos en el coche y a comer muchos hidratos de carbono para recuperarse. Creo que la conocen más a ella que a mi. Saliendo del Cohíba quiere que compremos vaselina para lo que se usa la vaselina pero eso es Cuba. Solo se nos ocurre ir a la Farmacia Internacional que depende del Hospital Internacional Cira García, relativamente cerca de casa. A ella le da apuro porque dice que en Cuba cuando alguien compra vaselina es para coger por detrás. Que todo el mundo lo sabe. Y yo le digo; .- Porque sois todos una pandilla de sodomitas. .- ¿Qué? .- Nada, déjalo. Entro yo solo después que un imbécil me quiera hacer de guía turístico al cual obligo a ponerse delante y detrás de mi coche para que vea la matricula con lo que desaparece. Delante de unas señoras le pido a la señora que despacha vaselina esperando que me pregunte para que la quiero pero se limita a decirme que no le queda. Me aguanto y no le contesto lo que me apetecería. Me reúno con Bárbara y como ya es media tarde me propone ir a La Habana Vieja y presentarme a sus padres. Así sin vaselina ni nada a mí me reprende un poco y para darme un poco de tiempo le propongo ir a 70 entre 3ª y 5ª que hay un super grande y comprar un par de las pastillas de mantequilla más grandes que encontremos. Hay que tener en cuenta que la base de la alimentación cubana es el arroz y los frijoles rojos, tendrá sus propiedades nutricionales, no lo dudo, pero provoca unos restreñimientos importantes y, si además quieres entrar en vez de salir pues hay problemas. Acercándonos a su casa me tiene que indicar porque son callecitas estrechas que no sé. Al final llegamos a una calle estrecha, cochambrosa, con la mitad de los edificios que solo les queda el esqueleto y la calle llena de negros. Ni un blanco. Yo sé que Bárbara es de Pinar del Rio, así que son Guajiros. Gente de campo, vaya. Dejo el coche ahí tirado convencido que es la última vez que lo veo, entramos por una puertecita y subimos por una escalera que es la mitad de ancha que cuando se construyó. Eso lo hizo la revolución en algún momento, compartimentaban casas y pisos para tener más casas y pisos rápidamente. Más pequeños, claro. Es el segundo piso y último, más arriba no hay nada. Cuando entramos se oyen gritos de hombre que no obtienen respuesta. En un, ¿comedor? Hay una señora que se ve que si se hubiera cuidado estaría tan buena como su hija edad por edad, claro. Los gritos vienen del balcón que se aguanta en su sitio como muestra que los milagros existen y, en el balcón un hombre borracho como una cuba, con una camiseta imperio que les grita a los negros de la calle; .- ¡Nosotros os dimos la libertad y os hicimos hombres! Yo tengo la seguridad que nunca más veré mi Mitsubishi. Sé que no me lo podré llevar de la isla pero le había cogido cariño. Hablamos un rato con la madre de Bárbara, farfullamos un rato con su padre y Bárbara decide que se quiere cambiar de ropa. Claro, en casa solo tiene ocho vestidos… Se va a la parte de la casa que tiene sus cosas y se empieza a quitar la ropa cuando veo que en los restos de la casa de delante, ya no tiene puertas ni techos ni ventanas hay media docena de negro pelándosela como monos mientras Bárbara se cambia. Su padre se da cuenta y a farfullada pelada les detalla que haría si les alcanzara y por donde les metería sus propias pollas. A todo eso los negros se van corriendo ahora uno ahora otro y como es una calle de un solo carril, muy estrecha, juraría que algún viaje llega al balcón de nuestro lado. A la fachada seguro. Bárbara alega que es mejor no hacerles caso y su padre le farfulla que cierre la ventana cuando se despelote. Tras este espectáculo edificante encontramos milagrosamente el carrito en la puerta y nos vamos a casa, al Miramar turístico y relativamente civilizado. Me tranquilizo. Los hidratos de carbono del mediodía han hecho su efecto pero la hora de cenar se acerca y quiero la comidita de Idalmis, nada de restaurantes. Que desde que he llegado no paramos. Cena, a la cama, sexo civilizado y a dormir. Y duermo profundamente, pero sueño que me persiguen, hordas de guajiros me persiguen con sus trajes típicos. A la mañana siguiente después de desayunar, hacer un poco el oso por casa a Bárbara se le ocurre que podríamos ir hasta el Tocororo a pedir mesa para la noche. A mi que la tortilla de patatas de Idalmis me sienta muy bien por la noche objeto algo pero ella se empeña. No lo entiendo. Bueno, solo son seis o siete cuadras al Tocororo y hace buen día, esto es no mucho calor. A las tres cuadras me hace entrar en una casa que yo no había reparado nunca en ella, y eso que esta a trescientos metros de mi casa. Es evidente que es un sitio oficial, hay una especie de sala de espera con los bancos paralelos unos a otros y una señora de uniforme que va llamando por números que coges en la entrada. Bárbara habla sin parar como para no darme tiempo que lo haga yo hasta que la señora de uniforme dice nuestro número. .- ¿Qué día? .- ¿Qué día que? .- ¿Ustedes vienen para casarse, no? .- Si .- No .- Cuando se pongan de acuerdo vuelvan. Y dice el siguiente número. Salimos a la calle y Bárbara pone cara de mala leche. .- ¿Por qué no quieres? .- ¿Por qué me has hecho esta encerrona? .- Mira Simón, cuando se muera Fidel yo no quiero estar aquí, si no te casas conmigo me casaré con otro que candidatos no me faltan. Me doy media vuelta y vuelvo a casa a paso ligero. Meto sus ocho vestidos con toda la parafernalia en bolsas y le llamo un taxi. Se va hecha un basilisco y yo veo cómo se va respaldado por Idalmis y Rodolfo que cuando se cabrean son peores que los dálmata. La vida sigue tranquila como casi siempre en La Habana tomando café con el negro de las mordidas, aburrimiento, intento de tocarle el culo a Idalmis y ella solo medio no dejándose, alguna fiesta en casa, algún en casa de Idalmis con cabreo de Marino, su marido, visita a los padres de Rodolfo que están mayores, en fin, como siempre más o menos. Al cabo de tres meses aproximadamente un día llama el teléfono a horas intempestivas y es Bárbara que está en Huelva, Reino de España, y me dice que se ha casado con alguien de ahí, que vive en España y que se va a arreglar para cenar. Le doy el pésame para su marido por lo que le espera y después que me cuelgue violentamente me voy a bañar a la piscina. Un baño largo y reparador que limpia toda la porquería interior y exterior. .- Rodolfo! Tráete una de diez años! Y Rodolfo que viene feliz. .- Idalmis! Dile a María, a sus hijos, yernos, a tu hijo, a tus hijastras que están muy buenas y a Marino que invito a cenar a cerveza y piscina. .- Pero si no tengo hecho nada! ¿Y Marino también? .- ¿Me quieres? .- ¡ Descarao! Pero suena cariñoso. .- Venga Rodolfo, vamos a comprar pizzas! Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 14/09/2018 a las 12:36. |
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6 foreros han dado SmilePoints a Simon por este mensaje
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Alessia (16/09/2018), Medio Siglo (14/09/2018), Nikki_TeensBcn (15/09/2018), Nilnil (15/09/2018), Reddington (16/09/2018), Rosario de América (14/09/2018) |
15/09/2018, 19:18 | #102 | |
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Solo en la oscuridad...
Nota: es plagio del inglés, creo que solo lextor lo reconocerá Soy un hombre que camina solo Y cuando camino un sendero oscuro, En la noche o vago por el parque... tengo miedo Cuando la luz empieza acambiar, a veces me siento un poco extraño. Un poco inquieto cuando esta oscuro... Miedo de la oscuridad... Tengo un miedo constante de que siempre hay algo cerca, Tengo fobia de que siempre este alguien ahí ¿Has recorrido tus dedos por la pared y sientes la piel de tu cuello rasgada Cuando buscas la luz? A veces cuando tienes miedo de mirar la esquina de tu cuarto, y Sospechas que algo te esta mirando.. Has estado solo en la noche pensando que escuchas pasos tras de ti, te giras y no hay nadie ahi? Así que aceleras el paso, Es difícil girarse otra vez, porque estás seguro que hay alguien ahí Mirando pelis de terror la noche anterior... Debatiendo sobre brujas y floklore, los problemas desconocidos de tu mente... Tal vez tu mente te juega malas pasadas, Eso sientes, y de pronto tus ojos se fijan En sombras danzantes desde atrás... Tengo un miedo constante de que siempre hay algo cerca. Tengo fobia de que siempre este alguien ahí Cuando camino un sendero oscuro... Soy un hombre que camina solo. Última edición por Nilnil; 15/09/2018 a las 19:21. |
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16/09/2018, 12:26 | #103 |
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Una de las mejores canciones de Iron Maiden, gracias Nilnil Con tu permiso, se la dedicaría al Sr. Simon que nos deleita en este hilo con sus relatos. Lo único urgente es... vivir!
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5 foreros han dado SmilePoints a Reddington por este mensaje
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Alessia (16/09/2018), Baja_70058 (19/09/2018), Medio Siglo (17/09/2018), Nilnil (16/09/2018), Simon (16/09/2018) |
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16/09/2018, 16:01 | #104 |
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Gracias a los dos ! También gracias por colgar la letra de Iron Maiden que es muy bonita y además que os unste un grupo de mediados de los 70' no me hace sentir tan viejo.
Ahora a ver si alguien se anima y explica alguna historia. No puede ser tan complicado, seguro que hay bastantes divorciados en la sala . Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 16/09/2018 a las 16:02. |
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17/09/2018, 19:24 | #105 |
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TRÍO .- Me apetece hacer un trío. .- Si hombre, a una esas me vas a meter en casa! Pero que te has creído! .- Bueno mujer, que estamos en el siglo XXl y muchos lo hacen. Para variar… .- Eso es que conmigo ya no te basta! Que es lo que he hecho mal? (lloros) .- Nada amor, es lo que no has hecho, así aprendemos cosas nuevas! .- Pero tu te crees que soy burra?! Te quieres follar a otra en mis narices! Mal hombre!, ya me decía mi madre que no me casara contigo! Que eres un fracasado! .- Y le hicimos caso, no nos hemos casado nunca… .- Déjalo! Esto es lo de menos! .- Como decías que tu madre… .- Que te calles! .- Bueno, bueno, era solo una idea. .- Y además donde la has conocido eh, eh, eh!? Tu vas de putas! .- Eso ahora no es relevante porque… .- Mira, como vayas de putas te mato! .- Pues me alegro que me lo digas porque… .- Te mato! .- Coño déjame hablar de una vez! .-Dale! .- En realidad no es una puta es… .- Como no va a ser puta si… .- Ahora te callas tu, joder! .-Bueno… .- Tu te acuerdas de los que conocimos en el crucero del Corty, ese que anunciaba la Shakira en la tele, que ella era rubia… .- Si, con la Shakira te lo quieres montar Lo llevas claro! .- No coño, que me lías, la rubia de los tres niños insoportables y el marido conservado permanentemente el alcohol. .- Ah, si! Pero está muy mayor! Así que te liaste con ella?! Ya decía mi madre… .- Oye, un trío con cualquiera menos con tu madre. Por Dios! .- A que te doy! .- Pues deja a tu madre fuera de esto! .- Está bien, pero porque aquella mujer? Que mal gusto tienes! .- Mira, nadie más me hacía caso. .- Yo te hacía caso! .- Si claro, que la menopausia, que si la migraña, que si vengo de la pelu y además me he hecho las uñas, que son va a oír los niños.. pero si ya no follamos nunca! .- Es que con los años ya sabes… .- Pues por eso quiero introducir cosas nuevas en nuestra relación! Darle una nueva vida! .- No si, la verdad es que convendría hacer algo porque vamos mal. Y un psiqui? .- Ahora tu te quieres follar a un psiquiatra?! .- No hombre, no es eso, pero es que me da corte y además la rubia del crucero no me gustaba nada. Y tenía piel de naranja! Y yo no! .- Entonces? .- Oye Simón, tu vas de putas? Dímelo y no me cabrearé. .- Hostia! Es que preguntas cada cosa…bueno, solo un poquito…pero muy poquito eh! .- A ver, ya nos pelearemos, ahora seamos prácticos. De donde las sacas? .- Bueno, hay un foro en Internet que se llama SMB que da un plus de seguridad porque puedes ver cómo les ha ido a otros y que los OdF son simpatiquisimos y eficientes para que no te cuelen goles. (cuña publi) .- Futbol! .-No coño, trae el portátil que te lo enseño. .- Ah mira…pues no está mal, y todo tan bien ordenado…y lo de los tríos está? .- Claro, mira, aquí está el hilo y… .- Coser? .- Que no leches! Es como se llama a…bueno deja! Es aquí! .- Has visto estas dos que se anuncian juntas?! .- Si, pero no vas muy fuerte así de entrada?! .- Bueno, es que ya puestos… .- Joder, Encarna De Todos los Santos! Te atreverías? .- Si, pero vamos poco a poco a ver si te crees que te voy a dejar así de entrada montarte un nosecomosellama! Lo llevas claro! De una en una y ya hablaremos! .- Que bien! Cuanto te quiero! Ahora no me distraigas, Simón! Has visto a la morena de las tetas… Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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19/09/2018, 11:59 | #106 |
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AMIGOS .- Oye… .- Dime. .- Tu y yo somos amigos no? .- Joder macho! Después de 30 años me preguntas eso? Manda huevos! .- Es que como siempre discutimos… .- Eso es porque nos aburrimos y así se pasa el tiempo más fácil. .- Ya, pero como le hemos cogido el tranquillo a la broca diaria por lo que sea… .- Bueno coño! A ver si nos vamos a pelear ahora! .- Igual es que no somos tan amigos… .- Igual. .- Tu me quieres? .- Y tu? .- No se… .- Yo tampoco. .- Pues eso es que no! .- Unas bravas? .- Vete a tomar por l culo! Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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Baja_70058 (19/09/2018), Medio Siglo (19/09/2018) |
19/09/2018, 14:06 | #107 | ||
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Última edición por Baja_70058; 19/09/2018 a las 14:07. |
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19/09/2018, 23:07 | #108 |
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EL HOMBRE QUE VIVÍA EN UNA MALETA Dry es un preadolescente y tiene que recoger sus aún juguetes, meterlos en una maletita y cambiarse a una casa estúpidamente grande y poco acogedora. Dry tiene que recoger sus aún juguetes y cambiarse a una casa estúpidamente grande y poco acogedora, hace el petate y se va a la mili. Dry hace el petate, se va a la mili, vuelve y se casa, hace la maleta y sin saber por que se va a malvivir a una casa chula pero que no le gusta. A Dry la vida no le va bien y hace la maleta para vivir en Cincinnati, hace frío y el ambiente es hostil. Dry se pone pseudo mortalmente enfermo y lo internan en una clínica que no puede pagar, meten sus cosas en una maleta para llevarlo a una más económica. Dry no se muere porque se descasa pero hace su maleta y se va unas semanas a casa de su familia mal avenida. Dry producto de se sus ansias de libertad y de su familia mal avenida recupera una asignatura pendiente de la época escolar y rápidamente deciden que debe hacer su maleta para vivir juntos en el palomar de ella. Dry descubre que ella en una ninfómana y a Dry le entusiasma. Se recasa. Ella es una ninfómana y a Dry le entusiasma pero no ha calculado que así como es una ninfómana con él es una ninfómana con todos y todas las demás ocasionando tensiones y diferencias irreconciliables. Dry, que no está preparado para aprovechar las evidentes posibilidades de la situación se re descasa y hace la maleta para vivir en un bonito apartamento en la playa. Dry ha perdido el Norte y hace y deshace su maleta infinidad de veces cambiando de casa y localidad compulsivamente. Es un vicio fuera de control que le merma la economía, la autoestima y es una pesadez. Dry se siente como un liquen junto a su maleta y la duda que tiene es quien es el hongo y quien el alga. En su forma simbiótica ve pasar la vida mucho más deprisa de lo deseado, un día se mira al espejo y sin ver ninguna metamorfosis novelesca mira a los ojos de un hombre de mediana edad con tendencia negativa según las principales agencias de calificación de la bolsa de la vida. Eso le da a Dry mucho más miedo que si viera un escarabajo Kafkiano. Dry se enamora de The Best locamente como no se había enamorado en sus dos bodas ni en ninguna otra ocasión. Le provoca un rebrote de sus antiguos vicios y agarrando su maleta compañera de su vida vuelve a las andadas y la llena y vacía compulsivamente a la vez que se suceden las casas sin mucho sentido aparente. Dry es rechazado con suavidad, el peor de los rechazos, porque sospecha que la amada The Best no está capacitada emocionalmente para hacer de madre y a la vez ser la churri de Dry. Dry hace y deshace frenéticamente su maleta. Le consuela, es casi una práctica de onanismo. Decide meterse en un piso que no le gusta y compra muebles y un montón de cosas que no necesita como si The Best y Little One fueran en el viaje. Dry se hiberna y considera la posibilidad de que se le ha pasado el arroz. Se prepara mentalmente para vivir el último tercio de su vida en soledad. Cualquier otra opción se le hace una montaña y cualquier propuesta ajena a The Best es apartada de un manotazo. Dry por primera vez en su vida controla el vicio, la maleta está en los altos de un armario y no siente tentaciones de tocarla. Eso si, la maleta está llena y no se atreve a vaciarla por si The Best cambia de idea. Por las noches oye a su maleta que le llama para volver a las antaño satisfactorias orgías y a continuación como refunfuña como una vieja, que es, cuando él se niega. Dry tiene miedo por primera vez a la vida y espera un último viaje con su maleta si The Best consigue superar sus conflictos, pero Dry ya no sabe si realmente lo desea. Dry espera que en las puertas del paraíso, siempre ha pensado que sus vicios son perdonables, San Pedro tenga consigna al estilo de las estaciones de tren. Así podrá soltar la maleta. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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Medio Siglo (19/09/2018), Nilnil (20/09/2018) |
20/09/2018, 21:47 | #109 | |
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En honor de Simón hoy no plagio!
La chica, el vuelo, el trabajo, la decepción.. Pedro estaba en una ciudad que no conocía, su trabajo le obligó a ir a dar apoyo a la gente que trabajaba allí. Días muy intensos, días duros, esas gestiones e intentar mantener a sus compañeros motivados estaban minando su alegria. En su hotel, con su soledad, coincide con una chica preciosa... parece estar sola. sola, como Pedro. Por las tardes coinciden tomando algo solos en el hall del hotel, se miran, pero no se hablan, se sonríen, pero ninguno de los dos se mueve... Al día siguiente Pedro se motiva, piensa en esa chica desconocida, le ha llamado la atención. Estará en la misma situación por trabajo? Será una turista? Que la ha llevado a estar ahí, en ese hotel, sonriéndo a Pedro cada tarde? El se convence de que no puede dejar de decirle algo, aunque sea hola, piensa, hoy volverá a estar allí? Pedro llega otra vez cansado de tanto trabajo, y vuelve a ir esa noche a tomarse un cocktail en su soledad... para su sorpresa, Esa chica estaba allí, tomando un té... y esas miradas se vuelven a cruzar.... Pedro se levanta, la saluda y se presenta. Ella amablemente es cordial, ya no sonrie tanto, se ha puesto seria. Pedro siente inseguridad, piensa... “que hago haciendo el ridiculo así!” Y cuando Pedro estaba a punto de irse por sentirse avergonzado... la chica, marta, le dice.... llevo varios días viéndote, solo, como yo, te apetece que acabemos nuestras bebidas juntos? Pedro recupera la confianza, de siente bien! Parece que va bien! Tienen una conversación muy dinámica, amena, parece que se conocen de toda la vida... Por cortesía y guardar las apariencias los dos se van a dormir, cada uno a su habitación... en el ascensor, Marta... - me ha encantado conocerte, y me ha gustado que vinieras a presentarte, se como si los hombres pero me has llamado la atención... Nuestro Pedro se siente feliz, y le dice: llevaba días viéndote, me intimidabas, y el conocerte me ha encantado también. Ojalá pudiera verte mañana. Marta, que se siente confiada... “mañana mismo sitio misma hora?” Pedro... “claro! Y nos vamos a cenar si te apetece” Marta se ríe y le dice “vale! Cenamos juntos! Seguro que será divertido... y además compartimos hotel.... Risas y a dormir... Al día siguiente, Pedro después de su dura jornada se ducha y viste para ver a marta, marta llegará en una hora, hay que estar preparado! Pero Pedro recibe una llamada, su jefe. Tiene que irse con urgencia. Los nervios hacen que Pedro pida un taxi corriendo para irse, pasan los minutos... marta no está para decirle nada... Pedro se siente mal, piensa que marta no tenia intención real de verle, pero cuando llega el taxi y entra dentro... ve a marta por la ventana del coche Marta está preciosa, arreglada con vestido y tacón, ningún día fue así. Mientras el coche arranca, ve a marta mirando y caminando por el hall del hotel, mirando por las mesas... girando a cada paso que escuchaba. Marta se sienta a mirar por la entrada con un té. El taxi arranca, Pedro se siente mal... marta se sienta mientras en una mesa con la mano en la mejilla, mientras da sorbos a su té. Que estará pensando marta? Pedro se va... marta se queda... dos desconocidos, que se traicionan, y no saben que no ha sido por ellos.... Que será de marta... Pedro perdió su momento... el destino les hizo conocerse, el destino los separó. Última edición por Nilnil; 20/09/2018 a las 21:53. |
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21/09/2018, 16:46 | #110 |
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ZAPATOS DE VERANO ( l ) .- Un Manhattan! El camarero raudo y eficaz se apresuró a buscar la coctelera que por alguna ley cósmica estaba siempre en el lado equivocado de la barra. Los Manhattan siempre me habían gustado casi por todas las razones que me podían gustar. En primer lugar apreciaba el tintineo del metal bajo los focos de la zona de la barra, como un pequeño ejército de química aplicada bebible, además, había aquello de que para preparar un Manhattan como marcan los cánones tiene que ser revuelto, no agitado. Como en las pelis, y eso te hacía tener un cierto “charme”, olor a esmoquin. Se prepara con Bourbon o Canadian, preferiblemente Canadian, en seis partes y tres de vermut, a poder ser francés, un par de gotas de angostura, una cereza glaseada roja y un ribete con una piel de naranja. Muy frío, sin hielo, y servido en una copa de cóctel. Beber frío. Eso tiene el inconveniente de forzar una consumición rápida con las consecuencias previsibles. Había aprendido que para impresionar al público de turno, la historia que contaba que la madre de Winston Churchill creó esta bebida asesina tomando el nombre del club Manhattan de Nueva York. No era tan bueno como para improvisar un papel sin unos mínimos soportes como para apalancar mis historias. Nadie que pidiera una bebida así podía ser una persona corriente. Debía ser una persona que venía de lejos, muy vivido, y que estaba de paso. Era una imagen que me gustaba cultivar. Era el tercero, ¿o era el cuarto?. Los combinados me sentaban fatal y era consciente de que por la mañana lo pagaría, no con sangre, sudor y lágrimas pero si con lágrimas más amargas que aquel pica-pica que me adjuntaban a cada nueva consumición. Me recordaba al wasabi ese de los restaurantes japoneses que estaban de moda. Como chupar un frasco de perfume barato. O caro, daba igual. Los cacahuetes con sabor a colonia iban desapareciendo porque eran viciosos, seguramente de manera intencionada y por la supuesta virtud de retrasar la inevitable borrachera. El camarero con una cierta cara de desdén camuflada de servilismo impostado se acercó con el resultado de las manipulaciones y los cacahuetes sabor perfume salado. Retiro los restos de la anterior ronda y depositó con una meticulosidad exasperante el posavasos de papel de calidad, con el logotipo del hotel five stars en el que se encontraba el bar. La copa encima milimétricamente centrada, una servilleta de papel que secretamente me parecía un poco cutre y encima el aperitivo de extracción oriental con sabor a colonia. Lo miré. Era evidente que este me tumbaría. Había perdido la batalla antes de empezar y era consciente de ello. No debería haber pedido otra ronda, pero un hombre que viene de lejos, y que se supone tiene un esmoquin en el armario, no puede levantarse del taburete, de por si cada vez más inestable, y declarase vencido por una copa medio llena, así que con la poca gracia que me quedaba me soplé en un par de tragos mortíferos el desafío del camarero que seguía tras la barra con el mismo servilismo impostado. Pagué con dificultad tirando de tarjeta de crédito para no tener que contar los billetes que se emboscaban en mi cartera. No vi lo que firmaba pero me daba igual con tal de perder de vista al Manhattan y al camarero falsamente servil. No ayudaba a concentrarme un señor con americana blanca – por que lleva americana blanca hoy en día si no es camarero – que había empezado a tocar un piano de cola de apariencia carísima, eso siempre da empaque, alguna que me pareció en mi mente neblinosa “strangers in the nigth” de Frankie blue eyes Sinatra. Tocaba arrastrándose sobre el teclado y por debajo de la gente que seguía hablando sin acusar recibo. Por una cierta solidaridad que repentinamente me inspiraba o simplemente fruto de mi ya patente intoxicación etílica me vinieron ganas de mandar silencio aquella pandilla de guiris faltos de tacto y consideración. Claro, pensé, eso es la pasta que te permite estar por encima del bien, del mal y del piano. Y, a continuación, me sentí por un momento participe del nivel económico que me envolvía. Sabía perfectamente que no era el mío, pero un hombre que pide un Manhattan u bebe solo da el pego. Quizás un aventurero, o mejor aún, un alto ejecutivo de paso por la ciudad. Hacía años que había decidido que las señoras eran más vulnerables a las características que acompañan a un alto ejecutivo que un aventurero que podía no tener ni para pagar el hotel gran lujo. En el fondo unos cócteles los puede pagar casi todo el mundo. Ese era el punto débil del personaje. Afortunadamente ninguna señora parecía tener el más mínimo interés por mi, no hubiera sido capaz de balbucear un par de frases coherentes en cualquiera de la media docena de idiomas que oía a través de la niebla. Seguirá... Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 21/09/2018 a las 19:53. |
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El Rincon de Lola (21/09/2018), JaSex (22/09/2018), Medio Siglo (21/09/2018), Nilnil (23/09/2018), Siroco (23/09/2018) |
21/09/2018, 19:27 | #111 |
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ZAPATOS DE VERANO ( ll ) Por alguna razón sentí la necesidad de salir a la calle y dejar atrás los Manhattan, los guiris, el señor de la americana blanca, el piano de cola y sobretodo al camarero displicente. En realidad no era tan sencillo, en condiciones normales si pero no era el caso, había un espacio considerable desde la barra hasta el pasillo salvador que conducía a recepción y de allí a la puerta. Lo malo era que el bar estaba minado de mesitas pequeñas y estúpidamente bajas que debía sortear sin abalanzarme sobre cualquier lengua barbara de las que me estaban agrediendo y desorientando. Me marqué un rumbo y navegue con fortuna desigual hasta el pasillo salvador, una vez allí, noventa grados ala derecha y recto a recepción, lo recto era un eufemismo, especialmente donde los dos escalones que no recordaba estuvieran ahí cuando entré. Afortunadamente en mi juventud había sido un muy buen esquiador y algún reflejo quedaba. Los afronté como una pista negra y salí airoso del lance, crucé la exageradamente amplia recepción alcanzando la salida, un momento de duda sobre la traidora puerta giratoria y la corredera automática que usan para negociar la entrada y salida de las carísimas maletas con anagramas inconfundibles de los ricos guiris que había dejado atrás. Opté por hacer de maleta ante la dificultad giratoria. En la calle el bullicio no era menor pero si más proletario y secretamente me sentí más cómodo. En el fondo eran los míos y la necesidad de actuar desaparecía. Lo malo es que no había previsto la combinación de calor del mes de agosto con los cocteles ingeridos y no procesados. El aire acondicionado en el interior me había protegido y por lo menos retrasado los efectos nocivos, ahora la cosa empezaba a descontrolarse de manera evidente. Me pregunté hasta que punto era visible mi creciente estado de embriaguez. Decidí que lo mejor era andar, me sentaría bien y me daría el aire así que me empleé en la tarea de decidir si me encaminaba calle arriba o calle abajo. Era curioso, siendo una calle prácticamente plana parecía que arriba era mucho más arriba que normalmente por lo que me encaminé calle abajo tratando de no mirarme los pies. Me mareaba. Las baldosas en forma de trébol no ayudaban mucho y mirar el movimiento humano que se desarrollaba frenéticamente a mi alrededor tampoco, decidí que el infinito era lo más visualmente tranquilo y adopté una mirada que me pareció atractiva pero que en realidad era bovina.. Una calle, dos calles, tres calles, la cosa iba mejor. Era consciente de que la resaca no me la quitaba nadie y que sería de las de primera división del campeonato nacional de resacas. Me consolé pensando que no se podía ir a la guerra y volver sin un rasguño, bueno, quizás si, pero yo nunca había sido de los que vuelven sin un rasguño. Otra calle y ya podía mirar las baldosas sin tener ganas de vomitar, eso ya era un gran adelanto. A la gente aún no me veía con fuerzas de mirar cómo se movían. Empece a mirar los escaparates que en general tienen la virtud de estarse quietos, eso era de gran ayuda. En los interiores se veía movimiento pero muy tamizado por los simpáticos maniquíes que guardaban silencio. En algún momento tuve la sensación que uno o dos maniquíes me miraban pero deseche la idea no por absurda sino por inútil, si querían mirar que miraran, nadie se daba cuenta. Los miré con impertinencia, la verdad es que a través de las décadas habían cambiado mucho, yo también, cada vez más estilizados y parecidos a una persona de buen ver, yo no. Para ellos no pasaba el tiempo o los mejoraba, para mi el tiempo era un enemigo cruel, por las mañanas me preguntaba dónde estaba aquel hombre que las enamoraba con un gesto, con una mirada. Algunas mañanas me parecía que aquel hombre no había existido nunca y otras llegaba a la conclusión lamentable que estaba en la edad en que los hombres adquieren la invisibilidad para las señoras. En fin, un desastre. Me sentía, físicamente, bastante mejor pero la razón que me había empujado a beber solo, ahora que estaba en la calle respirando realidad lo de beber solo ya no me parecía tan aventurero, no había desaparecido y si bien no estaba en condiciones de otro asalto motivos no parecían faltarme. A la izquierda se acercaba lentamente otro hotel con un magnifico bar con un barman traído del Golfo Pérsico y formado en Londres que hacía unos Manhattan increíbles. La sola idea me proporcionó una dosis de arcadas que tuve que disimular con un ataque de tos. Traté de pensar rápidamente en otra cosa siguiendo la estrategia de mostrar un interés redoblado por los escaparates. Curiosamente uno de ellos estaba escondido pareciendo contradecir todas las leyes cósmicas sobre la función de los escaparates. Decidido a borrar de mi mente la mareante idea de las bebidas asesinas me acerqué, rodeando la columna que lo escondía, al escaparate. Descubrí inmediatamente dos cosas; era de una joyería mundialmente conocida por sus creaciones y sus apariciones cinematográficas, características que se retroalimentaban, y que cualquier fruslería expuesta estaba claramente fuera de mi alcance. En realidad esto último no era ninguna novedad, pero como mi atención por cosas no relacionadas con mi estado lamentable, la sombra que proporcionaba la columna que había quedado a mis espaldas seguro que ayudaba, me hacía sentir mejor seguí investigando. En el muro de la rampa que conducía al interior del hotel había una pequeña placa, en bronce off course, anunciando otra tienda en el interior. Mi corazón dio un salto poco benéfico sintiéndome mal otra vez. No era mareo, era vértigo y poco tenía que ver con la bebida. O si. Seguirá... Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 21/09/2018 a las 23:08. |
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22/09/2018, 22:42 | #112 |
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ZAPATOS DE VERANO ( lll ) Arrastrado por una fuerza invisible subí por la rampa de entrada con piernas de una tonelada cada una pero sin desfallecer. No podía era m destino ineludible. Y ali estaba, una pequeña tienda que en su pequeñez era capaz de exponer el objeto que representaba la esencia de mi vida y, desde hacía años el motivo de mi decrepitud moral expresa por mi afición a los Manhattan o cualquier actividad evasiva, en realidad eran una cuantas, de mi propia realidad. Estaba como un pasmarote mirando fijamente al interior cuando vi que había vida y que me miraba con una media sonrisa. Era una dependienta más bien bajita y mona con aspecto de veinticinco años y fondo de ojos de cuarenta Entre, claro. Extrañamente no sentía ningún interés por los ojos que m miraban entre inquisidores y prometedores. Seguramente formaban parte de los requisitos contractuales. Me saludó amablemente y sin más preámbulos entro en materia preguntándome que deseaba. En otras circunstancias le hubiera contestado a los ojos pero obviandolos me hice enseñar el objeto del deseo. Era exactamente él, no uno parecido, sino él. Lo había visto cientos de veces y no tenía ninguna duda. Lo era. Me lo hice depositar encima de una superficie lo más cerca de la altura de los ojos, la diferencia de altura la compensaba adoptando una posición que probablemente visto desde el exterior podía interpretarse como sodomita o flatulenta pero me traía sin cuidado. Era él. Lo estudié, aprecié sus magníficas curvas sensuales, sus formas, su diseño. Me atreví a tocarlo. Lo olí, olía a cuero nuevo, olía a calidad. Lo sopesé, era liviano, no el precio que había podido entrever mientras lo manipulaba. Los ojos de cuarenta en cuerpo de veinticinco empezaban a mostrar cierta impaciencia y caí en la cuenta de que igual mi aspecto más aventurero podía sugerir perjudicado por los recientes excesos. Decidido a no sabía que, o si, tiré de la tarjeta que me pareció mostraba signos de desgaste a mi imagen y semejanza así como los perros se parecen a sus dueños, o al revés, encontrándome gracias a la eficiencia de la señorita, había decido que era una señorita, en la calle en un tiempo que me pareció récord. De mi mano izquierda colgaba una bolsa que dejaba muy claro la procedencia y el contenido. Eso me hizo sentir repentinamente un poco incómodo por la exhibición, era consciente del tesoro que tenía el honor de transportar que no poseer por mucha queja que acallase de mi tarjeta de crédito. Hundí la mano en el bolsillo mandando la cartera con la tarjeta quejumbrosa lo más lejos posible de mis oídos. El trayecto a casa fue extraño, me sentía raro más allá de que me sentara mal la posición de sentado. Hacía que el contenido de mis entrañas se removiera y junto con los Manhattan me hicieran sentir mal otra vez. En realidad nunca había dejado de sentirme mal. Además tenía pis y me sentí ridículo. Un hombre no podía tener pis en según que momentos cruciales de su vida. Con dificultad llegué a casa, aparqué el coche, subí los tres pisos a paso de carga, abrí la puerta con unas llaves poco colaboradoras cerré de un portazo que me dolieron hasta las meninges y soltando el tesoro en el sofá, que nunca había recibido tanto honor, me metí en el baño donde experimente aquella felicidad que solo conoce el que ha tenido la vejiga a punto de reventar y se aligera en el lugar apropiado. Hay quien dice que es mejor que el sexo. Miente. Volví al salón y me di cuenta que estaba anocheciendo, con la emoción no me había dado cuenta de nada más allá de mi misión divina. Encendí la luz principal y encontrándola ofensiva la apagué de nuevo encendiendo una en la mesita que tenía al lado del sofá. Aguantando la respiración cogí la bolsa, saqué la caja de cartón y, abriéndola saqué delicadamente el contenido sosteniéndolo por su finísima figura y lo deposité encima de la mesa que tenía enfrente. Me quedé mirando durante un tiempo del que perdí la noción en un estado catatónico sin capacidad de reacción alguna. Me sentía mal otra vez, pero esta vez era un daño que me salía de lo más profundo de mi ser, veía luces que distorsionaban todo lo que debería estar al alcance de la vista. Creí que poniéndome de lado sobre el sofá se me pasaría aquel insoportable malestar y, dejándome resbalar sobre el lado derecho encaje mi cara en el ángulo protector que proporcionaban los cojines. Sentí un ahogo que me hizo incorporar bruscamente a la vez que las arcadas volvían para quedarse. Instintivamente corrí al baño y por fin solté el lastre que me subía y bajaba hacía horas desde el estómago. Eso me proporcionó una lucidez tiempo esperada, con las borracheras y excesos acallada. La cosa estaba clara por primera vez, me fui al comedor, cogí una silla, subí a inspeccionar la lámpara, bajé, salí a la terraza a recoger la colada, la doblé cuidadosamente, subí de nuevo y atando la cuerda de tender a la lámpara con un nudo nada ortodoxo, eché una última mirada al zapatito que me miraba con indiferencia y le di una patada a la silla. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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23/09/2018, 20:08 | #113 | |
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La primera hora...
Como quieres que escriba este libro? Si a su lado no hay perdón. En estas páginas el tiempo no pasará, y nunca pasa nada. Una racha de viento nos visitó, y a ella ni una rama se le agitó. Aquí nunca pasa nada... Este otoño el demonio se presentó, fue cuando el arbolito se deshojó. Volvió el viento pero su veleta no se inmutó... mientras tanto pasan las horas, sueño que despierto a su lado. Me pregunto si estará sola, a pesar de escribir las primeras líneas, se que no. A su lado he olvidado la ambición, rompiendl la cadena que ata el reloj a las horas. Empezó a llover, ahora somos dos gotas flotando otra vez, agarrado a su veleta contra el viento me siento mejor. Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor. Una racha de viento volvió, y esta vez el pelo si se te movió. Este libro empieza a parecer una canción. Ya no queda una piedra en pie, porque que el viento lo derribó, esa pagina no la escribiremos. Ya no queda nada de ayer, porque el viento se lo llevó. Ya no queda una piedra en pie, ni ayer, ni arbolito... se acabó la página, hay que reiniciar... pero he volado. |
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23/09/2018, 21:54 | #115 | |
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Gracias Simón!!! Pero los tuyos son mejores, este me pilló muy inspirado eso si
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24/09/2018, 02:41 | #116 | |
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Pensé que Lucía no sabía lo que quería . Su único afán , despertar al día siguiente . Aquel martes de principios de otoño, aún caluroso, auguraba un día repleto de secretos y diretes. El minutero del reloj no mentía , pasaban veinticuatro minutos del mediodía y Lucía retozaba en su cama desecha de sábanas de franela y con fuerte olor a perfume, aún vestida, y únicamente acompañada de un par de zapatos de aguja amontonados a los pies de la cama. Pareciera una estampa sombría , fruto de la lujuria y la oscuridad que la noche revela sólo a las elegidas, pero es la postal más bella que por estos lares podía contemplar . Sólo el claxon del repartidor de Seur puede devolverme a la realidad. No estoy junto a ella , pero como viaje astral puedo verla desde esa indiscreta posición de la que sólo yo y el hombre invisible gozamos. No conversamos, no hace falta. En esta historia no hay diálogo. No lo necesitamos. El fuerte olor a quitaesmalte se entrelaza con el olor de su perfume. No quiero que despierte , quiero observarla mientras duerme. Un sueño ya ligero , pero que me hace preguntarme : ¿ qué estará soñando Lucía?... Tampoco importa, observarla sin que se sienta observada ya es un sueño. Quizá debería hacer algo de ruido y ayudarla a despertar, pero sólo soy un mero espectador, no estoy allí, aunque esté . Ese sonido agudo y repetitivo me sobresalta, es el teléfono de Lucía. Parece no escucharlo, la noche debió ser larga. Por fin se detiene , ya sólo escucho su respiración, tan sensual como el latido de su corazón. Jamás escuché una sistole y diastole tan rítmica. No hay ópera escrita para piano por Chopin que siga mejor el tempo, una obra maestra dirigida por Dios, aunque yo dejé de creer en él cuando cumplí un año. El aroma a café de la tienda de Bracafè , entra por la ventana , entreabierta, que me conecta con Lucía, con sus sueños, de Arepa y playa Caribeña. No quiero que despierte, porque yo también despertaria. Su sueño es mi sueño , pero me reconforta pensar que siempre podré soñar en sus sueños. Recorrer el mismo camino que ella recorra , ocupar el mismo espacio , aunque etéreo...Quizá coincidiendo en el tiempo , quizá no. En esta encrucijada de realidad y ficción la vuelvo a observar. ¡¡Es tan bonita!!. Pronto despertará y volveré a la realidad , mi realidad . Esa de la que intento huir . Una realidad sin ella . Quiero abrazarla , pero esta lejos , aunque puedo distinguir cada uno de sus lunares. Apenas queda tiempo para disfrutar de su sueño . Prepararé tostadas y café . En mi imaginación claro. El sueño se desvanece, va a despertar , apenas queda tiempo. ¿Cuanto tiempo he de esperar para volver a disfrutar de tus sueños? Duerme pronto Lucía , duerme pronto... Última edición por Siroco; 24/09/2018 a las 02:44. |
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24/09/2018, 18:50 | #117 |
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MODERNIDAD .- Oye tú, las almejas están de muerte. .- A ti te voy a dar almejas! No piensas en otra cosa! .- Digo las taaapas! Cony! Que tu si que no piensan en otra cosa. .- Es que desde que la Encarna se ha aficionado a que hagamos tríos es un no parar! .- Pues si, tienes la esposa más putera de Barcelona! .- No te pases… .- Como que no? Este último meses si no me he descontado… .- Que te calles! .- Bueno al final se lo propusiste tú, no? Si al final te vas a quejar. Todos tienen envidia! .- Todos? Quien es todos? A quien se lo has dicho? Te mato! .- A nadie, a nadie… pero estas cosas se saben… .- Como que se saben?¡ Tu te has ido de la lengua cabrón! .- A ver, no faltes! Entiende que hay cosas que se comentan con los amigos… .- Yo soy tu amigo cacho cabrón! .- Bueno, si, pero es que mola tanto que no me he podido aguantar. .- Quien lo sabe? .- Nha… el grupo del tenis, los de la oficina, aquellas chicas tan simpáticas de la hora del desayuno, la señora de la limpieza, el del autobús… te acuerdas de aquel cliente del bufete del mes pasado… .- Basta! Prefiero no saberlo! Has arruinado mi vida! .- No seas dramático que la Encarna ya lo sabía y el resto te envidian, de verdad. .- Tú crees? .- Seguro! Mira las de la hora del desayuno el otro día parecía más que interesadas! .- A si…? .- Bueno, hay que terminar de trabajarlo pero si. .- La Encarna me mata…que una cosa es con profesionales y la otra es de ligoteo. .- Pero si es lo mismo! Follar el follar, no? .- Está bien, la verdad es que con Encarna nos va mucho mejor! .- Me alegro! .- Gracias! Tenemos una nueva vida en nuestro matrimonio. No hemos vuelto una pareja moderna, abierta, estamos open a nuevas experiencias, mira, hoy le comento lo de las del desayuno! Porque…donde comen dos comen tres no? Ja,ja, ja… A ver si montamos algo a varias bandas! .- Hombre, pues me alegro que os hayas vuelto una pareja abierta y liberal! .- Por que? .- Pues porque tu mujer está muy buena! .- … .- A mi siempre me ha gustado tu mujer! Tiene un culo…! Y unas tetas…! .- Bueno oye, que me tengo que ir, paga las cañas, y si eso no me llames, ya te llamare yo algún día. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 24/09/2018 a las 18:55. |
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25/09/2018, 23:08 | #118 |
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ENCICLOPEDIA Llevo casi todo el verano solo en casa, mi mujer es guía turística y en lo que llevamos de verano ha ido dos veces a Egipto, unas dos semanas cada vez, una vez a China, Shanghai, Xian, Beijin y ahora está en Nueva York un mes. Se ha pillado un apartamento porque para tanto tiempo es más cómodo que un hotel y sospecho que también porque así no está localizable por teléfono. Los celulares están por inventarse. La verdad es que no va mal una cierta desconexión de vez en cuando y además le pagan bien. Soy consciente que el furor uterino que tiene desde que íbamos al colegio es difícilmente controlable y que yo con 29 años tampoco soy un ejemplo como Santa Úrsula y las cien vírgenes. Intento no pensar mucho en ello. Un día que estoy en casa mirando el techo suena el timbre de la puerta. No tenemos interfono pero si botón para abrir. Abro pero me lo tomo con calma, es un pequeño sobreático que corresponde en un barrio bastante pijo tocando a plaza Bonanova. A mi no me importaba mucho pero para ella era importante. Mira… Lo malo es que no tiene ascensor. Dejo la puerta entreabierta y me doy una vuelta, pequeña claro, comprobando que no esté nada muy destartalado porque no se quien sube. Oigo ruiditos y llego justo para terminar de abrir la puerta. Es una chica de unos 35 años. Ni alta ni baja, con una cara de esas que te la cruzas al día siguiente por la calle y no la reconoces, ropa vulgaris, eso sí, un poco pasadita de peso, pero poco y no le queda mal. No puedo evitar, es lo del escorpión y la rana, fijarme que más bien va cargadita de pecho. Bueno, estamos en verano y todos vamos más ligeritos de ropa. Me mira con una mirada un poco neutra mientras me alarga una tarjeta que básicamente me informa del nombre tan gris como el resto de ella misma y de que es comercial de la Gran Enciclopedia Catalana. Evidentemente viene a venderme la moto. En ese momento sé que no quiero ninguna enciclopedia pero que me conviene que la deje pasar. Por alguna razón difícil de explicar pero que seguro que les ha pasado a muchas personas he olido sangre y como una alimaña depredadora que soy me lanzo a por la presa más vulnerable. La dejo entrar para que recorra el pasillito que lleva a la sala de estar delante de mí para valorar mejor el material y la acomodo educadamente en el sofá. Está acalorada y le ofrezco alguna bebida reconstituyente que termina siendo una Fanta de naranja. A mi me gusta pero no para la sed. Demasiado azúcar. Ella empieza a soltar la película que le han hecho aprender con el árbol de posibles respuestas a objeciones de los posibles clientes y yo finjo un interés suficiente, tampoco nos pasemos. Al ratito pasa al terreno personal y me pregunta si vivo solo. A mi se me eriza el pelo de la nuca como a los lobos justo antes de abatir la presa. Le explico mi situación que ella escucha fingiendo el mismo interés que yo. Me cuenta que está casada con un hombre que por edad podría ser su padre y que lo de que podría ser su padre es más que una expresión porque es un antiguo amigo de sus padres y especialmente de su madre. Un amigo “especial”. Yo asiento delante de una situación que me parece incestuosa de alguna manera pero que tendría que coger papel y lápiz para hacer un árbol de familia y aclararme. De ahí pasa a la diferencia de edad y los inconvenientes que trae para la convivencia y yo solo tengo que esperar que suelte lo que se está haciendo venir bien desde hace diez minutos para soltar. El sexo. Evidentemente una hombre de una cierta edad, o de una edad cierta, no puede satisfacer las necesidades sexuales de una mujer joven como ella y bla, bla… A todo eso hemos tenido una imperceptible aproximación física pero lo suficiente para que ella sin previo aviso de un beso en los morros lento y suave. Cuando termina me mira a los ojos y me dice; .- Te agradezco que no lo hayas intentado. Yo aparto mi incomprensión de sus actos poco coherentes con sus palabras y decido que ya lo analizaré luego. Como es un sitio pequeño del sofá a la cama hay lo que dan de si dos besos de los de “calienta motores”. Hacemos el amor, por llamarlo de alguna manera, ella agradece, no a mi, a los dioses, por eso estoy seguro que no es a mi, el volver a sentirse como un mujer. No puedo hacer más que interiormente darle la razón. Me ha dado un buen meneo. En el momento dulce de la modorra post coital se oye un tintineo de llaves y sin tiempo ni espacio para nada veo a mi mujer en la puerta del dormitorio con una navaja suiza en la mano. La navaja suiza que imagina todo el mundo cuando se dice “navaja suiza”. A partir de ahí hay un caos más o menos controlado en el que La Gran Enciclopedia saca sus chichas de la cama acompañada por la voz de pito de mi mujer, cuando se enfada es capaz de partir copas en un agudo, una forma gris con la camisa fuera y papeles para hacer nuevos socios cayéndose por el pasillo, el pito que no cesa y un portazo que no termina con el pito. Me toca. Me he quedado en la cama no por chulería sino por laxitud y por estrategia. Esperando por donde deriva la cosa. La cosa deriva en que ha vuelto una semana antes por razones que no entiendo cuando los gritos llegan a niveles que solo pueden oír perros policía. Yo contraataco, lo recomiendo, ante la duda acusa, con que es eso de traer una navaja suiza recuerdo de Nueva York. Que eso lo ha comprado en cualquier aeropuerto y que si se cree que soy más burro de lo que soy. Que al final vete a saber si estaba en Nueva York o en Las Maldivas, que la agencia de viajes le da billetes gratis. Que hace meses llegué a casa y estaba Quim, un amigo, que tuvo un actitud muy rara. Que seguro que no los pesqué de puta casualidad. Ella niega pero vacila. Creo erróneamente que estoy salvando la situación dándole la vuelta hasta que ella dice una de las frases que son un clásico; .- Seu que em de parlar. En resumen quiere el divorcio, dice que hay otra persona pero que aún no ha sucedido nada porque ella es una mujer casada. Yo casi me caigo del sofá del descojono. Ella arranca el pito otra vez y yo insisto en las Maldivas pero con Quim o la variable de Nueva York pero también con Quim. Esta última la creo bastante posible. Ella dice que quiere el divorcio que será fácil porque solo tenemos el coche de propiedad y el dinero de la cuenta conjunta. El coche es mío. En todo caso va a mi nombre y tengo las llaves. Entonces tengo la oportunidad de jugar la carta que tengo en la manga, hace meses dividí la cuenta del banco en dos y cada mes el 50% de los ingresos son traspasados en automático a otra cuenta solo a mi nombre. Ella dice que el sobreático, el alquiler claro, va a su nombre y que no es necesario que me vaya esta noche, que me puedo ir mañana. Hago mi maleta y me voy esta misa noche a un hotel. Al día siguiente llamo a un compañero de carrera que está en un bufete first choice para que nos lleve el divorcio y le pido que en el juzgado nos cite a diferentes horas para no tener que verla. Nunca más la he visto. Y a la enciclopedia tampoco. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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27/09/2018, 23:05 | #119 |
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TRISTEZA Me aburro. Me aburro tanto que alguna vez hago como si fuera un turista. He abandonado a Rodolfo en su mecedora y me he ido a callejear con el carrito. He terminado como siempre en malecón y a base de ir tirando por inercia me he encontrado subiendo por Prado, mal iluminado como siempre, y he dejado tirado el carrito delante de la Casa de Asturias. Restaurante de excelente fama por sus manjares y sus vinos a la vez que capaz de mandarte al hospital con un plato de carne en “sasa”. No voy nunca, es un timo para turistas, malo y caro. Y peligroso. Como cenar ya cenaré cuando vuelva a casa me he sentado en la terraza del Gran Hotel de Inglaterra. Ron. Sin hielo. Es para pagar la mesa y el hielo es casi tan peligroso como la carne en “sasa”. Nunca sabes si está hecho con agua hervida o con agua de la bahía. Algunos juran que la cerveza de los carnavales está hecha con agua de la bahía. En cada mesa por lo general hay un solo hombre, en alguna dos, no más. Las mujeres brillan por su ausencia. Es territorio comanche y de noche. Territorio de jineteo. A la espalda el barrio viejo, el más viejo, delante la plaza de Armas donde se reúnen los travestis y transexuales además de en La Palanca pasado el Hotel Habana Libre dirección Nuevo Vedado. Desde la terraza del Hotel de Inglaterra si cualquiera con dos dedos de frente y de curiosidad mira al cielo, además de ver el techo de la terraza verá el ejercito de cámaras de la policía repartidas por todos los edificios que controlan desde donde termina Prado hasta pasado el Capitolio. Incluido el Hotel de Inglaterra. De vez en cuando las ves como sombras que se deslizan entre los carritos parqueados. Parecen sombras y la mayoría, a pesar de ser muy jóvenes ya son una sombra de lo que fueron algún día. .- Pst, pst…! Señor! Quiere compañía? .- No, gracias. Los dos escalones de madera pre revolucionaria que separan la calle de la terraza forman una barrera invisible casi tan amplia como las 90 millas que nos separan del cayo Sur de Estados Unidos. Ellas y ellos, que también los hay, si intentan subir y sentarse en una mesa con un turista son inmediatamente expulsadas dos escalones más abajo por los camareros y encargados. Desaparecen volando no sea que las pille la policía y les pida documentación. La primera vez que se la piden a cualquier cubano queda registrado que ha sido identificado pero no si ha cometido un delito y en este caso cual fue. La segunda vez que se los piden automáticamente sale que ya se los pidieron anteriormente con lo que se considera antecedentes. A las jineteras a la primera las detienen y luego las sueltan, a la segunda las cargan en camiones hasta zonas selváticas o desérticas a unos doscientos km de La Habana, les quitan los zapatos a todas y las dejan a su suerte, a la tercera van varios años al tanque, a la cárcel. El sistema de las jineteras es el de la gota malaya; van atosigando por turnos más o menos organizados ni que sea por zonas hasta que el yuma de turno para que lo dejen en paz dice que si a una y le piden 100 cañas. Por 25 cañas también lo hacen. Si uno busca prostitución callejera tiene que dejar que la noche avance, es un juego que puedes perder jugando contra ti mismo. Si esperas los precios bajan, si esperas demasiado las mejores ya están colocadas. De todas maneras nunca bajo eso dos escalones porque el nivel es muy bajo. Y no físicamente precisamente, hay de todo. Las hay que si te las miras de cerca no tienen más de veinte años y no son feas. Son desgraciadas, grises como la acera que las limita, mal peinadas, vestidas con la ropa que seguramente es la única ropa que tienen. Zapatos que las afortunadas tienen dos que casan entre ellos pero eso sí, casan por el desgaste y el polvo acumulado. Son chicas sin familia, sus familiares en general se las quitan de encima, una boca menos que alimentar. Son mulatas oscuras, no son negras de origen africano, tampoco blancas. La suciedad las uniformiza y por no tener no tienen ni raza definida. Duermen en habitaciones que muchas veces se reducen a unas paredes de cemento y una uralita que las resguarda del viento, la mucha humedad y de la frescor de la noche. Sin muebles y apelotonadas que así hace menos frío. Si las pillan las echan a la calle. No tienen permiso de la autoridad para cambiarse de ciudad, y la mayoría son orientales, del otro lado de la isla. Pueden ser deportadas para vergüenza de sus familias que no las reciben a besos. En fin, que para ser La Habana se está fresquito, está entrando un frente frío que llaman ellos, cuando la temperatura baja hasta los 18 grados y el que tiene va a por la Rebequita. Las sombras todas llevan abrigo color mugre. Se está bien, y me dedico a ver el triste espectáculo del asedio al turista y el turista viejo, fondón y baboso terminando por levantarse y parando un taxi en el cual se cuela por la puerta del otro lado una sombra. Juego conmigo mismo a adivinar cuál va a ser el siguiente fósil a ceder y levantarse. Hago trampas conmigo mismo y trato de ver quien pide la cuenta más o menos precipitadamente o rebusca en sus bolsillos algo ostentosamente la cartera. Las sombras también. Todo termina por aburrir y hay un momento que la cosa no da más de sí. La tortilla de patatas que ha hecho Idalmis, se me espera en la cocina. Me apetece porque sé que le salen buenas y porque la ha hecho ella. Estamos en un punto que lo inevitable ya sucedió y ahora trato de convencerla que ella y Johan, su hijo, se vengan conmigo cuando termine mi contrato. Mi argumento además del sentimental basado en el amor eterno es que Johan podrá estudiar medicina en una universidad moderna con un título que será reconocido con cierta facilidad en muchos países, cosa que no sucederá si estudia en La Habana donde su título solo será reconocido en Venezuela donde los venezolanos huirán de él como de la peste y preferirán ser tratados por un curandero con plumas en la cabeza con agua del Orinoco. Ella se resiste. Pago un poco más discretamente y voy a por mí carrito donde la matrícula de técnico extranjero teóricamente me pone a salvo del asedio. Pago al “paqueadol” y cuando ya estoy con una pierna en el coche oigo: .- “Señol…” Me doy la vuelta y un coche más allá hay una chica, no muy distinta de las demás, que me habla por encima del capó del otro coche. Me tiene algo de miedo por mi placa pero tiene más miedo a la policía. .- Para dónde va? .- A casa. .- Vive usted en Miramar? Está claro que me ha controlado la matrícula y sabe que vivo aquí. .- Si, por? .- Por si podría usted acercarme a G… con que me deje en malecón con G me apaño. No me cuesta nada, me viene de paso y la verdad es que está lejos andando. Es verdad que cruzando por las callecitas está bastante más cerca pero… que más da. Serán solo 10 minutos y eso contando el semáforo de Prado con Malecón que igualmente habrá docenas de jineteras y así me ahorro el coñazo. Me verán acompañado y ya me dejaran tranquilo. .- Venga va! Sube antes que te vea la policía. Juraría que ha entrado en el coche sin abrir la puerta ni la ventana y que se ha colado como un fantasma. O una sombra. Sin ruido, casi sin movimiento aparente. .- Señor, quiere compañía? .- Mira, la verdad es que no, te llevo y ya! Ok? .- Está bien, es que hace dos días nos echaron del cuartico que teníamos rentado y estamos durmiendo en el parque. Esta noche pasado vinieron tres coches de policía cuando ya no había nadie y abusaron de nosotras, todos. Fue el pago para que no nos llevaran detenidas. También nos pegaron. .- Fuerte? – se me escapa preguntar entrando en un juego que no me conviene. .- si, bastante duro. Si quiere le enseño los moretones… .- No, no, déjalo! Ya me lo creo! – Estaba a nada de enseñarme las tetas. .- Me dejaría usted dormir en su casa? Ni que sea una noche… La verdad es que no fío de ella pero tengo a Rodolfo durmiendo en casa y los tres dálmatas que por la noche están sueltos. Una vez dentro no podrá salir sin nuestra ayuda. La necesidad hace amigos peligrosos. .- Está bien, pero hay normas! .-A usted también le gusta pegar a las chicas? Y a mi se me cae la moral al suelo. .- No! Nadie te va a pegar, pero cuando lleguemos a casa llenamos la bañera y te metes en remojo tú y jabón por lo menos media hora. Te buscaremos algo de ropa que te venga bien y te la pones mientras el custodio que tengo en casa mete la tuya en la lavadora y luego en la secadora. Has cenado? No verdad? Pues cenarás. .- No tengo hambre… .- Cenarás igual así que mejor que tengas hambre. .- Bueno, a lo mejor una poquita… Está encogida, está claro que está acostumbrada a que como mucho se la lleven a un coche o detrás de unas matas. O las dos cosas. Cuando llegamos a casa y Rodolfo la ve bajar del Mitsu me mira como si uno de los dos se hubiera vuelto loco. .- Simón! Que trajiste! .- Te subes al baño grande y llenas con agua bien caliente la bañera grande, la de la derecha, echa jabón al agua y pon la botella de gel a mano. La chica te dejará en el suelo de la sala del primer piso la ropa. La metes en la lavadora y preocúpate de que funcione la secadora. Tenemos ropa que le pueda venir bien? .- Pero si es una tiñosa! .- Y suelta los perros. Hoy les pones la comida entre la casa y la calle y entre el jardín y el embarcadero. Que se vean bien. Y le das una colleja a la perra que así estará de mala leche toda la noche. .- A ver Simón, está la ropa que tiene Idalmis aquí por si le hace falta pero tú se lo dices mañana que a mí me mata, a ti no que yo ya sé que… .- Calla coño! Tú no sabes nada y como sepas en vez de Idalmis te mato yo! .- Bueno, bueno… .- Ah, si, cuando le hayas dejado la ropa arriba te vas a la cocina y calienta la cena. Además de la tortilla de papas, que ya está en la nevera, haz esos espagueti con camarones que te salen tan buenos. .- Yo también podré comer? .- Si, claro. .- Pues haré el doble. .- No juegues con tu suerte Rodo. Mientras Rodo despliega una actividad a la que no está acostumbrado y la verdad es que yo tampoco y me marea un poco me salgo a la terraza que da al jardín a ver La Habana, esa furcia maloliente que nos hipnotiza a todos. Hablando de maloliente, hay que abrir bien para ventilar porque la ropa sucia y su contenido en nada ha dejado un olor a consumido, a colilla apagada, a falta de higiene física y moral, a docenas de hombres desde que se lavó la última vez. A mierda. Cuando venga Idalmis por la mañana soy hombre muerto. Me saldrá caro en todos los sentidos. Baja por la escalera imitación de “Lo que el viento se llevó” pero en mármol de verdad una chica que no puede esconder los desastres que le ha hecho la vida al aire libre, la poca comida, la falta de higiene y lo que cuelga que nunca lo sabré. A pesar de eso tiene un aspecto muy distinto. Algo esquelética pero mucho mejor. Me siento a ver como come la media tortilla, grande, y el plato desproporcionado que le ha puesto Rodolfo. Es todo corazón, me está diciendo que él se esta comiendo uno igual de grande, o más. Es un cabronazo, gran amigo pero cabronazo. La chica, que se llama Tsunami, en Cuba hay que acostumbrarse a los nombre de las mujeres, de poco muere asfixiada a base de dormirse con la cabeza en los espagueti y los camarones, pero salvado el trance, después de partirse unas guayabas con Rodo, dicen que son buenas para prevenir las cataratas, se nos ha quedado frita en un sofá. .- Y ahora que hacemos con ella? – pregunta Rodo. .- Pues no sé, y tú? .- Yo la echaba a la calle. .- No seas animal de bellota Rodo! La coges en brazos y… .- Por que yo?! Tú la has… .- Tengo la llave de la bodega… .- Y dónde quieres que la deje? .- En el cuarto de invitados, que la dejes, no que la tires. Nos hemos entendido, no? .- Si, la tiro. .- Rodo…!! Y Rodolfo procede escaleras arriba y a los dos minutos vuelve a bajar. .- Dan pelota en tv, verdad Rodo? .- Si, si un match muy bueno entre… .- Me da igual, pilla lo que te salga de las pelotas de la bodega y vamos a verlo. A la mañana siguiente me despierta Idalmis a un palmo fuera de mi cama explicándome a gritos algo de agravios y ropa. Me visto después de darle un beso en los morros a Idalmis y que ella me devuelva una bofetada, y bajo a desayunar. Espera sentada Tsunami jugando con la perra que nadie en condiciones normales es capaz de tocar. Yo no la toco nunca, a los otros si, a ella no. Muerde. .- Que? Como has pasado la noche? .- Muy bien Sr. Gracias. .- Has desayunado? .- No… .- Idalmis! Y desayuna mucho y a gusto. Se la ve rehecha. Le hemos dado una bolsa con su ropa porque Idalmis me ha dicho que no quiere la suya. Que cuando vuelva a Barcelona de visita quiere unos Levis 501 de mujer. Me gano otro bofetón por poner en duda si le cabe el culo en unos de mujer. Tenemos una relación curiosa, desde que nos acostamos me pega. Amor cubano. La chica sigue ahí sentada. Me mira y yo le digo: .- Bueno… .- Si…? .- Bueno…que cuando quieras… .- Estoy esperando. .- Esperando que?? .- Esperando a que me pague. .- Es-pe-ran-do a que te pa-gue?? .- Si .- Y que quieres? – Me rehago – .- Cien dólares. .- No .- Pero yo viene a pasar la noche con usted. Me debe cien dólares. .- Espera Voy a buscar a Rodo, le doy cien dólares y le pido que se los dé, que me voy a duchar al baño pequeño pero limpio. Que le de los cien dólares a Tsunami y que cuando baje no quiero que esté en la propiedad. Que si se ha encariñado con la perra que se la lleve. .- Hombre Simón! Los perros son de los dueños de la casa. .- La casa es del gobierno como todo lo demás. Joder! .- Pues eso – me contesta Rodo con mucha lógica. .- Vale, pues eso, y dile a Idalmis que limpie bien el baño grande, que cambie las sabanas de invitados y que la quiero mucho. .- Eso se lo dices tú. .- Por que? .- Para que te pegue a ti que te gusta. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 27/09/2018 a las 23:32. |
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29/09/2018, 19:46 | #120 |
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LA AMISTAD .- Oye, tu sigues yendo de señoritas a pesar de lo de la Encarna? .- Que pasa con la Encarna? .- Bueno, eso de que os montáis tríos y estáis tan modernos… .- Hombre…! .- Si o no? .- Alguna vez…bueno, si! A veces, si! .- Joder tío, eres la leche, tienes amigos, una mujer ejem…moderna, tríos y además sigues con las putas! Que cabrón! .- Por que? Parece que estés cabreado conmigo! .- Hombre, en cierta manera si. .-Tío, que te pasa?! .- Pues que tienes de todo y sigues con las putas! Eso me pasa! .- Bueno, es que me da un cierto equilibrio y… .- Lo que tienes es mucho morro! .- A ver, me dices lo que te pasa o te lo saco a hostias! .- Es que me da vergüenza… .- Veeenga! Dale! Que no te dé! .- Es que no vamos de putas por lo mismo, tu porque eres un salido y… .- Espera…camarero! Otras bravas! Es que las confesiones un vacío… .- Tu vas de putas porque te divierte, yo porque estoy muy solo. Es distinto. .- Ah, es eso? .- Si. .- Apúntate al Meetic o al Badoo o una cosa de esas. O a todas. .- Es que no sirvo. Ya lo he intentado y soy un fracaso. .- No hombre! Siempre hay un culo para cada asiento. Bueno lo del culo...perdón. .- A mi solo me quedan las putas, pago para que me hagan caso, para no estar solo durante un rato. Cuando llega el fin de semana voy de putas cada día para no sentirme solo! .- Cómprate un perro… .- No es lo mismo! Además, si lo enculo me muerde. .- Una perra? .- Vete a la mierda! .- Me tienes a mi! .- No estarás proponiendo… .- A que te doy! Digo que somos amigos! .- Si pero nos vemos de uvas a peras! Y desde lo de los tríos menos aún. Tienes vida propia! .- Pues no sé que decirte hijo… .- Es muy triste! ( sollozos ) .- No seas una nenaza llorica! Y solloza más bajito que la gente mira! .- Y que hago? Viernes putas, sábado putas, Domingo putas… snif… .- A ti lo que te pasa es que eres un inmaduro. Madura coño! Búscate una buena mujer de tu tamaño, ten hijos, necesitas responsabilidades jolín! Cuando te centres tendrás amigos propios, relaciones de verdad, podrás irte de putas como los demás y no como si fueras al psiqui! .- No se hacerlo, no se hacerlo! ( más sollozos ) .- Mira, me tienes hasta las pelotas de que fardes en público de tus conquistas y luego sean todas de pago. Sabes que? .- Que…? .- Me voy de putas! Me agobias! Camarero! Paga el semental! .- Nguee!!! snif... Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 29/09/2018 a las 21:42. |
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