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EL AMOR

La archivera es una mujer alta, guapa, con rasgos faciales grandes
y vivos. Es inteligente, divertida y tiene lo que la gente llama
carácter. El futbolista es un hombre alto, guapo, con rasgos faciales
grandes y vivos. Es inteligente, divertido y tiene lo que la gente llama
carácter.
La archivera trata al futbolista con desdén. Se muestra seca,
displicente. De tanto en tanto, cuando él la llama (siempre es él quien
la llama, ella a él no lo llama nunca), aunque no tenga nada que
hacer le dice que ese día no le va bien que se vean. Da a entender
que tiene otros amantes, para que el futbolista no se crea con ningún
derecho. Alguna vez ha cavilado (tampoco mucho, no fuera a darse
cuenta de que se estaba equivocando) y llegado a la conclusión de
que lo trata con desdén porque en el fondo lo quiere mucho y teme
que, si no lo tratara con desdén, caería en la trampa y se enamoraría
de él tanto como él está enamorado de ella. Cada vez que la
archivera decide que se acuesten, el futbolista se pone tan contento
que le cuesta creerlo y llora de alegría, como con ninguna otra mujer.
¿Por qué? No lo sabe, pero cree que el desprecio con que lo trata la
archivera no lo es todo. De ninguna manera es el factor decisivo.
Sabe que en el fondo ella lo quiere, y sabe que si finge dureza es para
no caer en la trampa, para no enamorarse de él tanto como él está
enamorado de ella.
El futbolista querría que la archivera lo tratase sin desdén o, como
mínimo, con un poco menos. Porque así vería, por un lado, que ésa no
es la única forma de relación posible entre los dos y, por otro, que no
debe tener ningún miedo de enamorarse de él. Porque él amaría la
ternura de la archivera, esa ternura que ahora le da miedo mostrar.
A veces el futbolista sale con otras mujeres. Porque le parece que
ha llegado al límite, porque decide que ya no soporta más que lo trate
como un jarro, que casi no lo mire, que lo utilice de cepillo y después
lo ignore.
Pero siempre vuelve. No es que las otras no le interesen lo
suficiente. Todo lo contrario: son muchachas espléndidas,
inteligentes, guapas y consideradas. Pero ninguna le da el placer que
le da ella.
Un día (una tarde, mientras la archivera fuma y lo observa
desvestirse), el futbolista se decide y le habla. Le dice que no debería
ser tan seca, tan huraña, que él la quiere tanto que no debe tener
miedo de mostrarse tal como es. Que no se aprovecharía de ninguna
debilidad de ella. Que si fuese tierna (y él sabe que lo es, y que finge
no serlo) la querría aún más. Airada, ella le dice que quién se ha
creído que es para decirle lo que tiene que hacer y lo que no; le dice
que se siente y lo abofetea. Esa tarde, el futbolista disfruta más que
nunca.
Pero, otro día que se ven, inopinadamente ella no es tan malcarada
como de costumbre. El futbolista se sorprende. A lo mejor lo ha
pensado y, sin decirle nada, empieza a hacerle caso. Al día siguiente
es incluso tierna. El futbolista se alegra mucho. Por fin ha entendido
que no tenía por qué tener miedo. Que mostrarse tal como es no va a
reportarle ningún mal. Están en la cama. El futbolista está tan
emocionado que se conmueve con cada gesto, con cada caricia. En
cada mimo encuentra un placer especial. Es tal la ternura que ni tiene
ganas de follar: les basta con abrazarse y decirse que se quieren
(ahora, ella se lo dice a cada momento).
La archivera no vuelve a tratarlo con desprecio nunca más. Está
tan enamorada del futbolista que se lo dice por la mañana, por la
tarde, por la noche. Le regala camisas, libros. Se le entrega siempre
que él quiere. Es ella quien lo llama, cada vez más, para que se vean
todos los días. Y una noche le propone que se vayan a vivir juntos.
El futbolista la observa fríamente, con la mirada vidriosa. Hasta no
hace mucho hubiera dado el brazo derecho porque ella le propusiese
lo que acaba de proponerle.

Quim Monzó

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SALIDA

Uno más de los hijos de la inmigración, no era más que eso. Como muchos. Sus padres, gente sencilla y trabajadora, venían de lo que décadas después se llamaría la España “vaciada”. Curioso eufemismo. Buena gente que no les quedo otro remedio que meter las cuatro cosas que tenían en unas maletas de cartón, en la posguerra española se usaban mucho, a su hijo de la mano y subirse a un tren destino Europa central. Por aquello de un amigo de un cuñado que le habían dicho que etc, etc… terminaron en un pueblecito que bañaba los pies en la rivera del lago Constanza, en Suiza, al otro lado de lago ya era Alemania, Baviera.

Él era un mocoso de cuatro años que pronto sintió la segregación de sus rasgos latinos. Muy moreno pero por lo menos tenía los ojos azules, eso le hacía un poco menos culpable de no sabía que cosa. - ¿de existir quizás? –

Sus padres alquilaron una casita del pueblito en que había más vaquitas que personitas. Todo así en diminutivo. Era más apropiado por el aspecto de postal pero mientras sus padres trabajaban desde antes que saliera el sol hasta que era de noche otra vez, pasando frio, incomodidades, segregación por infrahumanos y todo ello aprendiendo alemán a marchas forzadas él no pasó una infancia y adolescencia precisamente tranquila y agradable.
Desde muy jovencito tuvo que aprender a tragar, a callarse y aguantar porque a la segunda vez que le hincho un ojo a un niño rubio y que hablaba alemán mejor que él sus padres fueron apercibidos por el pueblo sin demasiado disimulo que, o controlaban a su infra hijo o deberían buscarse otro pueblo, pero claro, que en los pueblos cercanos sería difícil porque todo el mundo ario se conoce son medio parientes con los pueblos vecinos.
En el colegio al principio fue espantoso por su escasísimo dominio del idioma, lo que le proporcionó un nuevo frente ante las burlas de sus - ¿compañeros? – de clase.

Lloró. Lloró mucho.

Al principio llegaba a casa llorando cada día pero como en casa no había nadie para consolarle porque estaban trabajando, como siempre, fue dejando de llorar. Llorar sin nadie que te consuele llega a proporcionar sensación de inutilidad. Eso con el tiempo lo fortaleció, se dedicó a aprender alemán rápidamente y a estudiar mucho, deprisa y bien. Era de los primeros de la clase lo que a la vez le granjeo la animadversión creciente de algunos pero también que otros lo empezaran a ver con otros ojos. Azules naturalmente.

En la época de la pubertad las chicas lo encontraban “exótico” cosa que le proporcionó más de un revolcón con rubias de ojos azules y más de un revolcón con algún rubio de ojos azules que no soportaba que su musa le gustara más un infra púber moreno de ojos azules.

Durante todos estos años los únicos que no se enteraban de gran cosa eran sus pobres y trabajadores padres, que bastante tenían, y las vacas que se limitaron a ver pasar la vida desde detrás de unos cercados sin pinchos para que no se estropearan la piel con un rasguño. Una piel de vaca que pase por bávara vale un dinero y en la posguerra no estaba la cosa para tonterías.

A los dieciocho años, mayoría de edad en Suiza, con los estudios escolares terminados y hasta las pelotas de alemanes con pasaporte suizo, en contra de la voluntad de sus padres emigró por segunda vez y se fue a trabajar en la recepción de un hotel en Lausanne, en el cantón de Vaud de habla francesa.
Entre que había estudiado francés en el colegio y que siempre había hablado castellano con sus padres le fue bastante más fácil aprender francés para trabajar que el alemán para el colegio. Aprovecho para ahorrar un poquito, para hacer el examen de acceso a la universidad calvinista de Genève. Era una buena universidad. Se pasó los siguientes cuatro años haciendo los sesenta km que había en tren de una ciudad a otra. Ida y vuelta cinco días a la semana a la vez que hacía el horario nocturno en la recepción del hotelito en que trabajaba.

Como era espabilado y estudiaba Económicas pronto le dieron más responsabilidades terminando por llevar las cuentas del hotel en las largas noches de invierno. Había cambiado de idioma, de lago, el Constanza por el Lemán el frío era el mismo o peor cuando soplaba del Mont Blanc por encima del lago que gentilmente humedecía el aire para que llegara en estado prácticamente semisólido. Un encanto.

Al terminar la universidad obtuvo una beca para hacer un master de un año en el Kings College de Cambridge, que siempre viste mucho en un curriculum. De ahí a Ginebra otra vez para trabajar de becario en una empresa inversora, si no sabes hacer relojes ni queso…, algo cobraba como para dejar el hotelito que fue su casa y mudarse a un barrio periférico de Ginebra de esos que los ginebrinos que usaban lederhosen llamaban “black”.
Se puede entender porque.
Tenía alquilado un deux pieces, que consiste en un salón comedor living room todo junto con cocina americana, un dormitorio y un lavabo diminuto. Bueno, estaba mejor que las vacas y los niños rubios. Además iba a trabajar con traje cosa que los niños rubios del pueblo probablemente no harían en la vida. Eso le proporcionaba una cierta satisfacción secreta. También le permitió buscar y retomar contacto con una novia que se había echado en la época universitaria, una hija de la inmigración pero de otro país meridional. Se conocieron en la universidad estudiando carreras distintas, ella estudiaba por aquel entonces para ser maestra de niños rubios y con los ojos azules aún que ella fuera castaña con los ojos pardos.

Las cosas siguieron el curso más o menos normal y mientras ella trabajaba en horario matutino en un colegio él proseguía su escalada. De becario había ascendido a chico para todo en el departamento de analistas financieros que era lo que de verdad le gustaba. Isabella, su novia, lo iba a buscar a las seis de la tarde cuando salía porque en casa con su madre se aburría al no trabajar por las tardes. A veces iban a pasear por el lago, a ver tiendas, a merendar/cenar en algún sitio no muy caro, a veces… bueno, a veces que él viviera solo en un apartamento tenía sus ventajas.

Cuando él fue ascendido a analista senior con un sueldo serio hizo dos cosas; la primera fue retirar a sus padres del mundo esclavista/laboral en que vivían y se los trajo a Ginebra alquilando un piso más grande y la segunda pedirle matrimonio a Isabella con el anillo que podía permitirse. Ella le aceptó y después de encarnizadas discusiones sobre si se irían a vivir con los padres de él o con la madre de ella, el padre había fallecido víctima de una pulmonía hacía unos años, como era de esperar se casaron y se fueron a vivir con la madre de Isabella.

Mientras él se asentaba como puntal de la empresa a base de algunas jugadas algo arriesgadas pero que le salieron bien, como cuando aguanto las acciones del grupo VAG en el momento en que toda la competencia había vendido porque creían que ya no tenían recorrido más allá de un diez o un quince por ciento, ahí donde todo quema y los analistas prefieren que se lo quede otro. Aguantó, siguieron subiendo y los clientes y la empresa se forraron.

Eso hizo que los mandamases de la empresa se fijaran más en él, lo que acarreó mayores ingresos y mayores dolores de cabeza. Los ingresos vinieron muy bien porque Isabela estaba embarazada de su segundo hijo y los hijos salen caros. Aún que sean infra hijos. También le vino bien económicamente que no emocionalmente que sus padres decidieran que querían pasar la jubilación en España ni que fuera en un territorio vacío. Eso hizo que dejaran el piso que él les ayudaba a costear lo que le represento un ahorro importante.

Lo que no le vino tan bien fue que al jubilarse el Ejecutivo de cuentas para España, Grecia y Turquía le nombraran a él su sucesor. Eso le obligaba a viajar a estos países en calidad de jefazo con cierta regularidad. España estaba bien porque aprovechaba para visitar a sus padres siempre que podía y hacerse invitar al campo del Barça por algún cliente.
El resto no. Sobretodo Turquía era un palo, tenía que ir a Ankara además de Estambul.

En casa las cosas no funcionaban lo bien que sería deseable, la suegra, que se había convertido en “nonna” tenía como entretenimiento además de cocinar a todas horas el quejarse por todo. A él se le estaba hinchando todo, medio porque estaba harto de broncas y medio porque la suegra cocinaba muy bien y se estaba poniendo como un cerdo a comer. Sospechaba que había planeado matarlo comiendo.

Las cosas se deterioraron tanto que él decidió alquilarse otra vez el apartamento, o uno parecido, y cesaron temporalmente la convivencia durante diez meses. Luego volvió a casa pero ya no era como antes. Se había centrado tanto en el trabajo que cada vez le quedaba menos tiempo para lo demás. El viajar constantemente no le ayudaba, primero por las desconexiones pero sobretodo porque había descubierto un mundo lleno de chicas de pago pero que se podía pagar, de cerveza y de amigotes con aficiones parecidas a las suyas. Algunos del trabajo, otros de un foro de Internet que se llamaba Sexomercadobcn.com

A aquellas alturas sus ingresos eran francamente altos y se podía permitir excesos en prácticamente todo aquello que le apetecía.

Un día, cuando ya todos están dándole vueltas a la Navidad, después de desayunar insanamente croquetas y cerveza en el mismo lugar de cada día en cuanto llego al despacho, propio claro, se acomodó delante de su mesa de madera buena, su ordenador carísimo, le hubo mirado libidinosamente el culo a la secretaria y haberlo comentado descaradamente, se mareo un poco.
Pensó que era el frio de la calle, las croquetas y el calor del despacho que le habían sentado mal. Ordenó cerrar la calefacción lo cual provocó una pequeña revuelta porque era calefacción central y a la media hora hacía un frío de mil demonios.

Él se seguía mareando hasta el punto que le dijo al bonito culo (mal) envuelto en una falda de tubo que no se encontraba bien y que se iba a casa. Por la calle se le dormían las manos y lo atribuyo al frío. Cuando llego a casa obvió un comentario sobre su jeta de la suegra y le escupió que se iba a la cama, que no se encontraba bien y que no lo molestara nadie incluida ella.
Le pareció que estaba salvado y que todo volvía a la normalidad pero el hormigueo en manos pies y cada vez más las piernas no cesaba, iba a más. Seguía mareado y ahora además de perder la sensibilidad de las extremidades temblaba como una hoja, también tenía dificultades para respirar y creyó que estaba teniendo un infarto previo a la muerte.
Llamo a grito pelado a la suegra que llamara al doctor de la mutua, en Suiza no hay Seguridad Social, que ya los había atendido otras veces. La suegra asustada de que les desapareciera la principal fuente de ingresos se afano en llamar al Dr Loomis que raudo, veloz y con cara de velocidad a los diez minutos estaba al lado del lecho del dolor.

Lo miró, lo ausculto, lo olió, lo pateó, lo chupó un poquito para ver si tenía un sabor raro y porque era un degenerado llegando a la conclusión de que sufría estrés, agotamiento y sobredosis croquetil, que llamaran a una ambulancia que lo llevara al hospital y que a él no le complicaran la vida.

A partir de ese momento dejó de lado su humanidad y se convirtió en juguete de los médicos de la unidad coronaria del hospital propiedad de la mutua que le hicieron pruebas necesarias e innecesarias durante dos semanas, tratamiento a base de enemas fríos e hirviendo alternativamente como una ducha escocesa interna, y unas dos semanas más en observación observando como se recuperaba de las quemaduras anales.

Al mes de vivir en el hospital le recomendaron un largo retiro en una cabaña aislada en el pico de una de las muchas montañas aisladas de los Alpes. Lo llevaron en un helicóptero y con la excusa que había mucha nieve para aterrizar lo tiraron de un empujón desde tres o cuatro metros de altura. Tuvo que luchar denodadamente con la nieve porque estaba hasta los sobacos y no podía salir.

Sin teléfono, sin conexión a internet sin libros, sin calefacción, nada… para los primeros días tenía encima de la mesa unas papillas frías. No había cocina, había una nota para que aprendiera a hacer fuego con dos palos ni evidentemente nevera. Ya hacía bastante frio. En la nota también decía que cuando se le terminaran las papillas debería cazarse su propia comida. Para que hiciera ejercicio y para que su maldita alma se encontrara otra vez con la naturaleza.

Cazó un conejo de las nieves de una pedrada y mientras lo maceraba con unas hierbas que había encontrado escarbando en la nieve se construyó un arco con las tripas del conejo y un palo no muy flexible para su gusto.
Logró pasar el invierno a base de adelgazar de aprender a hacer fuego con dos palos y de convertirse en el terror de todos los conejos de las nieves de la comarca. ¡Como echaba de menos las croquetas! En cualquier caso se encontraba mejor, le hubiera gustado ver a la familia pero se lo habían prohibido.

Llegó la primavera y en los pequeños lagos que quedaban del deshielo pudo verse por primera vez en meses. Tenía una gran barba blanca, estaba enjuto, fibrado. Pensó que si se pudiera afeitar tendría buen aspecto. Lástima que se le hubieran caído las orejas congeladas. Había hecho croquetas y se las había comido. Si se hacía con las de cerdo se podía hacer con las suyas.

Entonces se sentó en una piedra pensando que había vencido una vez más, si, pero a quien, a que. Algo fallaba en su razonamiento que no le dejaba avanzar, le dio muchas vueltas y llego a la conclusión de que era tan pobre que solo tenía dinero. Que toda la escalada en que había consistido su vida desde que tenía cuatro años era un error. No había sido capaz de disfrutar las muchas cosas que la vida le había puesto delante y se había obsesionado en aquellas que lo habían sistemáticamente destruido.
Y se echo a llorar.

Lara È

Buenas noches Haakov

Está claro, que a ese niño de 4 años, le marcó la vida un listón muy alto el cuál,, logró sabrepasar con creces y consiguió reírse de quienes se rieron,,

Pero la vida,, igual que nos da nos quita si con ello tenemos que aprender a veces es necesario un buen batacazo, quizás es la mejor bofetada para espabilar y ver las cosas desde una realidad real

Es muy duro descubrir que uno a pesar de créer tenerlo todo, lo único que tiene llegado a esas alturas,, es un gran vacío interior,, pero que bonito es descubrir, que uno puede hacer de un nada un todo,, cuando se queda sin nada

Muchas gracias por la historia, desde mi humilde opinión,, una historia tremenda

Ya de paso,, Felicitarte las Navidades espero que pases unos bonitos días y disfrutes cada segundo que te regala la vida

Que tengas una bonita noche

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¡¡¡ Y UN BONITO DÍA DE NAVIDAD !!!

Baja.jqhqo221

TRES EN RAYA

A y B están felizmente casados desde hace cinco años. Viven en un sobreático que parece un palomar tanto en tamaño como en ubicación y como el roce hace el cariño, siendo diminuto el palomar el cariño cotiza a la alza.
Cada día A se viste de romano y B se lo folla en el proceso. Se lo folla cuando suena el despertador, se le mete en la ducha para follárselo en la ducha o una mamadíta, lo pajea en la mini cocina que tienen mientras él trata de tomarse el té sin mancharse con los espasmos si se corre y con el té y le baja la bragueta de los pantalones y le saca la chorra cuando él ya está con la puerta de la escalera medio abierta para meterle el dedo en el culo a ver si se anima una última vez.

Cuando A ha conseguido escapar B, que entra un poco más tarde, se pajea en la ducha, se pone mona, se toma una infusión laxante para contrarrestar la dieta baja en fibra que sigue y para tener el colon más o menos libre para que A la sodomice por la noche y se va a trabajar.

Claramente sus ritmos sexuales son distintos y así como A está un poco hasta las pelotas, nunca mejor dicho, de que se las toquen físicamente B siente como que cada vez se queda con más hambre.

En vez de afrontar el problema A afronta los fines de semana diciendo que va a hacer cosas que sabe seguro que a ella no le gustan. Pescar con caña en el ártico, explorar las cloacas de la ciudad vieja y cosas así. Dice que se va de Barcelona pero en realidad se queda en hoteles de las afueras. Solo se pone a salvo.

B se inventa un cambio de trabajo y pasa oficialmente de trabajar en la administración a convertirse en guía turística para viajes de larga distancia. El resultado es que tiene manga ancha para desaparecer dos o tres semanas con regularidad y rollos que se pueden permitir alquilar un apartamento en Manhattan ( NY ) durante un mes en verano y cuando vuelve comprarle a A una navajita suiza como recuerdo de New York.
A no es tonto y pilla las incongruencias.

A, que tiene vida propia, se alquila un pequeño apartamento, eso que se ha dado en llamar “un solo ambiente” y empieza a traer chicas. A es guapo, está en la treintena y no le representa una gran dificultad si no se pone muy exquisito a la hora de ligar. Se dice a si mismo alguna de esas frases groseras para justificarse y todo como la seda. Si alguna vez no pilla se acostumbra a llamar profesionales que le solucionen aquí esas… ejem, pajas.

El que está naturalmente como los chorros del oro es el palomar que pasa semanas enteras vacío y con olor a relación muerta. Huele como el queso azul.

C lleva años casado con D, tienen hijos, una casa bonita y siguen la vida casta de muchas parejas de mediana edad, que el fuego se convirtió en brasas y que los hijos también son unos brasas pareciendo empeñados en joder la relación de sus - ¿ queridos ? – padres C y D.
Cada mañana se levantan muy temprano para levantar a los niños, que se duchen , vestirse, hacer las camas, el desayuno, alguien tiene que llevarlos al colegio, sacarles los mocos y de vez en cuando una bofetada por si acaso ir adelantando trabajo. Se despiden siempre sobre la campana con un beso piquito rutinario sin decirse que se quieren porque los niños se ríen a mandíbula batiente.

C trabaja en la administración y D da clases de macramé en un club para señoras ricas y aburridas en la zona alta de Barcelona tocando al Paseo de la Bonanova pero justo por debajo. Lo que la gente pija llama el Bronx de la Bonanova. Alguien realmente digno de merecerlo iene que tener posibles para vivir por encima, ser vecino de Cruyff e ir, ellas, al Deportivo Femenino Iradier para aprender a bailar sevillanas, ponerse morenas a rayos uva mientras toman un baño de ozono, manicura y cosas así.

C es compañero de trabajo de B, no en la misma sección ni siquiera en la misma planta pero los bares que hay alrededor son los mismos para todos. B aparece y desaparece con la vida que se ha organizado de viajes con “amigos” que le hacen regalitos en forma de regalitos y regalitos en forma de cheques al portador. La administración es un chollo porque puedes pedir días de excedencia con regularidad y si te follas al “cap de personal” o algo parecido todo cuela.
La doble vida fluye.

A es más comedido y se folla a la comercial de la Gran Enciclopedia Catalana que le ha venido a colocar una y se va con que le han colocado una, a la telefonista de la empresa en que trabaja o la subdirectora que un día le mete mano en los huevos mientras estudian los planos de un parking en Vilafranca del Penedés. La escena le recuerda a “El cartero siempre llama dos veces”. Mola. Sabe que la subdirectora también se folla al director pero no es celoso mientras no le cueste el empleo. También se empuja al responsable de cuentas pero es más normal porque es su marido.
Allá él.

B y C entablan una amistad que va a más y se vuelven adictos a los hoteles que tienen “daily use” y se pasan los mediodías follando como locos en vez de comer con lo que adelgazan un poco por cada cosa. Pero sale caro y como van a medias B toma una determinación.
La siguiente semana que tanto A como B figura que están en el palomar compartiendo amor y sexo un día después de cenar B le dice a A una de las frases de manual:

.- Siéntate que tenemos que hablar.

Obviamente él se huele algo y se pone a la defensiva e incluso antes de sentarse empieza a decir…

.- En realidad cuando…

Pero afortunadamente para él ella lo interrumpe y le suelta un discurso que empieza con algo así como…

.- He conocido a una persona – persona, no un hombre. El diablo está en los detalles. – aún no ha sucedido nada porque soy una mujer casada…

Tiene que interrumpir el discurso largamente preparado porque A se cae del sofá al suelo de risa sabiendo como es B y porque él tampoco es un santo.
B que es la titular del contrato de alquiler del palomar abrevia y pasa al ataque a campo abierto y le da un giro radical al discurso que traía preparado.

.- No hace falta que te vayas hoy, si quieres puedes quedarte a dormir y te vas mañana.

Delante de tamaña generosidad A coge la maleta más grande que encuentra en un palomar pequeño, la llena todo lo que puede con sus cosas y sale por la puerta dejando caer de manera teatral las llaves del palomar en el pasillo para que B las tenga que recoger, como despecho y porque no sabe que hacer con ellas.
A con el corazón solo ligeramente encogido se va al picadero que hace tiempo que tiene alquilado, que de ese si tiene las llaves, se instala a base de dejar la maleta en el suelo y se va a dormir poniendo el despertador más temprano de lo normal. Al día siguiente, a las ocho en punto de la mañana está en la puerta de La Caixa de Catalunya donde tienen la cuenta conjunta con B. En cuanto abren la saquea y le deja solo una peseta como escarnio.

De ahí directo al concesionario de coches aprovechando que le pesa el bolsillo y da la entrada para el deportivo que hace tiempo que se quiere comprar pero no podía porque la mitad del dinero era de B. Cuando B va al banco y se encuentra con una peseta en la cuenta aprovecha que sigue a nombre de los dos, piensa que A nunca ha sido muy listo, y domicilia todo lo que tiene ahí. Se regocija solo con pensar como se sentirá A cuando le empiecen a llegar impagados de cosas que no son suyas.

B al día siguiente llama a C por el teléfono interno de la empresa y curiosamente le dice a C la misma frase que le dijo a A.

.- Tenemos que hablar.

B y C al día siguiente quedan a la hora de comer en uno de los hoteles habituales pero en vez de entregarse a la lujuria como de costumbre se sientan en el sofá tantas veces follado y ella le dice:

.- ¡He dejado a mi marido, ya podemos estar juntos!

Se oye un repiqueteo como si dos canicas cayeran al suelo pero es la poca hombría que le queda a C que se acaba de caer al suelo. C piensa rápido, o por lo menos todo lo que puede. Una cosa es tener un lío con una ninfómana casada, que le proporciona abundante sexo y cero problemas y otra muy distinta es que la ninfómana casada deje al marido y pretenda destruir su confortable matrimonio. Es verdad que es una vida un poco sosa, pero da seguridad. Además como más lo piensa más se da cuenta de lo que ama a D, su mujer y madre de sus hijos. Finge alegría y se devana los sesos por como salir de esta.

A y B en los próximos meses tendrán un divorcio agrio pero de mutuo acuerdo a pesar que le piden al abogado, que B opina que tiene un buen culo, que les citen en el juzgado a horas distintas el día de la firma para no tenerse que ver.

A está muy tranquilo porque está haciendo aquello que llaman estúpidamente “rehacer su vida”. Su vida nunca ha estado deshecha. Si convulsa pero no hay que exagerar. Además las cosas le van bastante bien, ha dejado el picadero que tenía alquilado y se ha alquilado un bonito apartamento de dos habitaciones, un bonito salón comedor con una gran terraza buena cocina y baño en Gavá Mar. Justo delante del mar. Se ha echado una novia jovencita de Sitges que se llama E y está a las mil maravillas. Además disfruta de un bonito mercedes dos plazas descapotable.

Durante el año siguiente C le va dando largas a B, - que si ahora no puedo dejar a mi mujer porque está pasando un mal momento y sería una putada, que ahora no porque tenemos un hijo enfermo y como comprenderás… en fin, que no – que termina por darse cuenta que la están mareando. B manda a la mierda a C que se queda muy descansado… - hasta la próxima -con D que no se ha enterado nunca de nada, en realidad lo ha sabido siempre todo porque muchos años de matrimonio te hacen intuir las cosas pero ha sido inteligente y ha dejado que todo se derrumbara por su propio peso.

B aprovecha que acaba de morir el padre de A para presentarse a dar el pésame y pedirle a A una segunda oportunidad, siempre ha tenido una idea curiosa de lo que es un buen momento. A que está estupendamente con E, es joven y tierna además de estar buena lo duda un cuarto de segundo y la manda a paseo a ella al palomar y a los cuchillitos suizos.

A todo esto E ha dejado a un novio que tenía, F, para estar con A y… ¿alguien ha leído hasta aquí? A los que hayan llegado les invito a naranjuelos.

Baja.jqhqo221

Ella estaba en esa edad que llaman de plenitud. Por las expectativas que tenía y le pronosticaban conocidos y conocidas no podía tener un buen final.

Flirteo con las drogas y el alcohol en su juventud, ando por el filo de la navaja en muchos sentidos incluido el emocional y se presentó en la treintena libre como un pájaro, sin ganas de serlo pero solo en cierto sentido, pero con muchas ganas de tener hijos. Decidió que el primer candidato que pasara por delante sería su marido y el padre de sus hijos. Y así fue, no fue difícil porque además estaba francamente buena.

Sentada un sábado por la noche en un bar de copas pijo se le acercó el candidato con el discursillo tantas veces oído, pero esta vez iba a tener éxito porque ella lo había decidido. Tuvo tanto que se casaron a los pocos meses porque ya desfilaban tres al altar. La primera noche se había pegado un meneo mutuo que les tocó la lotería. A los pocos años vino el segundo, se compraron un piso muy bonito los tres. Ellos y la Caixa de Pensions. La vida fluía plácidamente. Tenían sus trabajos, sus hijos, su casa bonita, con las respectivas familias mejor que antes… Claro, si tu familia te había pronosticado grandes desastres, el diluvio universal y el coloso en llamas todo a la vez, y en cambio te habías posicionado bien en la vida, te veían con mejores ojos.

Una tarde llevando a uno de los churumbeles a eso que llaman actividades extraescolares y que sirve para tener menos a los niños en casa entablo conversación con el padre de otro de los sacrificados niños que hacían algo relacionado con el deporte con cara de añorar a la play. Era alto, avejentado, con aspecto sesudo y más feo que Picio, pero mira, le hizo gracia. Era todo lo que no era su marido. Era feo, débil, arisco, insano… esto último y seguramente todo lo demás tenía que ver con un alcoholismo galopante del cual no se escondía y era conocido por todos. ¡Una perla vaya! Pero le hizo gracia vaya usted a saber por que.

Le hizo tanta que al poco tiempo le dijo a su marido guapo, fuerte como un gorila fuerte, buen tío y sano como una manzana sana que quería el divorcio. Después de vencer todos los ruegos de su marido para que se lo pensara mejor obtuvo el divorcio y la La Caixa un bonito piso. Era de los dos y ninguno tenía dinero para comprar la parte del otro, así que malvendieron como se acostumbra a hacer. En el notario estaban todos, el que estaba dejando de ser su marido, la directora de La Caixa y ella. Además del comprador, claro.

Con dinerito fresco en el bolsillo se pillo un apartamento de alquiler para ella y sus hijos, los jueces con esto tienden a ser bastante implacables, y entre la pensión del ex, su trabajo y el dinero de su medio piso en el banco el futuro se presentaba interesante.

La perla que se había agenciado empezó pronto a ejercer de perla mostrando un gran interés por los ingresos de ella que le permitían vivir en una casona de su propiedad sin dar un palo al agua. Es un misterio como lo hacía antes, pero es que además empezó a mostrar un gran desinterés por los hijos de ella. Tan poco que en el plazo de un año cuando ella iba los fines de semana a pasar el finde a la casona de él sus hijos se iban a casa de su padre.

La situación se volvió insostenible, los hijos, con permiso del juez, se fueron a vivir con su padre, ella se quedo sola en su apartamento compuesta y sin coche porque el perla se lo había agenciado mediante un complicado razonamiento que solo entendía él y solo se creía ella. Eso fue el principio. Luego ya no se lo creía pero seguía echando gasolina en el depósito para que él lo usara durante la semana. Le llenaba la nevera, le compraba cajas de tintorro del bueno, le prestaba dinero de ese que siempre va en una sola dirección.

Eso si, follaban como locos, parecía imposible que un tío tan esmirriado y mamarracho pudiera aguantar aquella cantidad de asaltos con una mujer alta, físicamente fuerte, en forma vaya. Follaban a todas horas, por toda la casa, hacían juegos de sometimiento hasta que un día el combinado de mamarracho y alcohol le pegaron una paliza a la tía buenorra que la dejaron fina. Luego vinieron los lloros, de ella. Sus hijos no estaban, su familia estaba hasta las narices del impresentable ese, de que cuando había un acto familiar los niños no fueran porque él no los quería ver ni en su casa ni en ninguna otra casa. Porque la trataba mal a ella, porque se le fundía el poco dinero que le iba quedando hasta el punto que tuvo que buscarse un segundo trabajo para hacer frente al saqueo constante.

Ella empezó a tener disfunciones mentales y para aplacarlas a beber con él. Terminó en manos de psiquis que trataban de remontarla cada vez que caía más bajo, pero siempre bajaba más de lo que recuperaba después. No se entendía a sí misma, había dejado de quererle, o eso le parecía porque a la vez le era imposible dejarlo.

Él le decía que le daba igual, que si se quedaba bien y que si se iba también. Como peor la trataba más le costaba cada intento fallido por dejarle. Sabía que no le convenía, que se estaba tirando de cabeza a un pozo del cual no podría salir. Los ataques de ansiedad se volvieron cada vez más frecuentes y los médicos empezaron a medicarla con la condición que dejara de beber y no mezclara medicación con alcohol. Se lo paso por su bonito forro, bien, lo que le quedaba porque había adelgazado veinte kilos. Se había vuelto fea, débil, arisca, insana… su exmarido la denunció por abandono y obtuvo la guarda y custodia de los niños para cada día del año indefinidamente, los amigos se fueron excusando y desapareciendo.

Solo se relacionaban con el grupo de gente amigos de él, en fin amigos, más que nada es que entre todos la saqueaban a ella hasta que tuvo que pedir dinero a su familia para pagar el alquiler del apartamento. Él se insistía en que se fuera a vivir con él y así poder disponer del dinero que no gastarían en el alquiler de ella.

Al final ella aceptó, le pidió las llaves de su propio coche a él para ir a por sus cosas, llego a casa, busco sitio para aparcar, tenía zona verde, introdujo cuatro euros para que nadie tuviera que tocar el coche en un mes, subió a su apartamento, recogió la ropa, se aseguró que la luz el agua y el gas estuvieran cerrados y después de cerrar los dos cerrojos de la puerta bajo al metro de la línea tres, que la tenía delante de casa, compro un billete sencillo y una vez en el andén espero que llegara el metro. Lo último que vio fueron los ojos horrorizados del ferroviario que estaba a los mandos y lo último que hoyo fue el pitido del metro.
Él esta semana se quedaría sin coche.

Lara È

Oyoyoyoy eso es sodoma y gomera era así no? ,, que baturrillo ami me mola la D,, es más yo ,, la de juego que dan cuatro letras

A ver,, que no es por el naranjuelo de verdad,, pero me lo ganado me lo he leído toito

Como siempre,, tremenda historia

Que tengas una estupenda noche

Baja.jqhqo221

Lo prometido es deuda

Lara È

Pufff vaya final,, total,, ya lo había perdido todo... bueno, le quedaba el coche pero pa qué... tal acto erótico para al final ser cobarde y no afrontar la realidad

Ya van dos naranjuelos que lo sepas

Otra fantástica historia

Que tengas una buena noche

Me lo tomo y lo dejo a cuenta? O te vienes y brindamos, aunque sea deuda creo que pediré una botella,, eres como el cuenta cuentos

Baja.jqhqo221

Ya me vendré y brindamos pero hoy no va a poder ser. Después de Reyes a ver que han traido !

Baja.jqhqo221

CONCHA 1995

La zona ecuatorial de Brasil tiene dos estaciones climatológicas; cuando llueve y cuando no. Ahora estamos en plena temporada de lluvias y además de llover como ningún europeo ha visto llover nunca en Europa sigue con los 35º a todas horas, de día y de noche. Ya me ha proporcionado una pulmonía bacteriana en el pasado. Los aires acondicionados a 16º no ayudan pero es la maldita manía que tienen de manera generalizada.

Estoy harto.

Tengo unos días de vacaciones y decido huir al sur, escapar de la lluvia, el calor y la feijoada. Tampoco me han gustado nunca las caipiriña por no hablar de los carnavales y las garotas de programa.

Me voy a Buenos aires.
Un amigo italiano me ha pasado el nombre, el teléfono y la dirección de un hotelito de cuatro estrellas bien de precio para ser Buenos Aires muy céntrico. Está en una placita al costado de la avenida 9 de Julio, la supuestamente calle más ancha del mundo. Dicen. En cualquier caso es anchísima y necesitas tres semáforos para cruzar.

Me gusta porque es una zona del Gran Buenos Aires que conozco, son unos 17M de personas, bastante bien. Está a distancia de ir andando hasta el Obelisco, monolito que indica donde se fundí la ciudad. O eso dicen. En todo caso a su alrededor está la Plaza de la Republica y la mítica calle Corrientes, de donde dicen que con sus bares y teatros parió el tango Carlitos Gardel y compañía.

Buenos Aires es una ciudad de contrastes, a veces me ama y me hace sentir celestial y a veces me odia y me proporciona momentos de terror.

En todo caso es la segunda ciudad en vanguardismo por detrás de Montevideo. No sé como lo llevarán…
En fin, después de un tedioso viaje con tres escalas aterrizo en el aeropuerto de Ezeiza a unos 20km de la ciudad. Son las siete de la mañana y hace un frio de narices. La mía se está congelando a -3º y yo con un bonito polo veraniego de manga corta. Los malditos me han perdido la maleta y además es Domingo.

Cojo un taxi dirección al hotel por una autopista semidesierta atribuible al ser un día festivo a las sietes de la mañana. La autopista está recién asfaltada y sin ningún tipo de señalización con lo que los coches van por donde les da la gana a veces como si hubiera cuatro carriles y otras como si hubiera ocho. Se lo hago notar al taxista cuando consigo controlar mi tiritona y me contesta que antes las rayas estaban pero se las esnifó todas Maradona.

Se ríe a mandíbula batiente de su propio chiste. Yo también me reiría pero con la tiritona de frio tango miedo de morderme la lengua. El taxista se embarca en una disertación sobre porque Maradona está sancionado por enésima vez por dar positivo de sustancias prohibidas y teoriza sobre una conspiración de João Havelange anti Maradona. Si no tuviera tanto frio me dormiría.

Al llegar al hotel y después de las formalidades en recepción consigo entrar un poco en calor con un desayuno más copioso de lo normal y compuesto de cosas también poco normales para mi dieta. El plat de resistance consiste en una ración enorme de corderito a la brasa.

Hablo con el conserje más interesado en un televisor que habla de Maradona que en mi y consigo averiguar que hay unos grandes almacenes abiertos los festivos entrando por Corrientes seis o siete cuadras y luego a la derecha u par de cuadras más.
Me aclara que están abiertos porque son propiedad de la familia de Carlos Menem que da la feliz coincidencia que ocupa la Casa Rosada como presidente de la Republica.

El que trabaja es un gil, dicen.

En todo caso emprendo un raudo caminar para cruzar la calle más ancha del mundo, me dirijo al monolito, a la izquierda por Corrientes seis o siete cuadras, a la derecha un par de cuadras y me doy de narices con unos grandes y bonitos almacenes con no pocas ínfulas de poderío. También con varias cabinas telefónicas con el logo y propiedad de Telefónica de España.

No hay manera de huir.

Las siguientes dos horas escojo pantalones, camisas jerséis, zapatos, boxers y calcetines de invierno y también una bonita chupa apta, según la bonita dependienta, de ir al polo Sur. Obvio, porque no estoy de humor, hacer ningún chascarrillo sobre el polo Sur que me gustaría visitar.
Una vez cargado con muchas bolsas pero calentito, me he puesto la mitad de cosas que he comprado encima, con la American Expres echando humo me voy paseando al hotel. No será mi última visita a la bonita dependienta, mi maleta extraviada llegará al hotel a los cuatro días vía Hong Kong. Misterios del trasiego aéreo. Lo evidente es que necesito una segunda maleta para poder llevarme todas mis cosas.

Paso un par de días aclimatándome, paseando, comiendo como un cerdo en buenos restaurantes y sentándome en terrazas cubiertas para ver la vida pasar delante de mi. Los porteños son muy entretenidos. Ellos mismos dicen que los mejicanos descienden de los Mayas, que los peruanos de los Incas y que los argentinos descienden de los barcos.
Es un chiste de verbo florido, con acento porteño gana mucho.

Una de las veces que subo a mi habitación en el ascensor coincido con un par de chicas que van hablando animadamente catalán entre ellas. No puedo evitar darme a conocer ni que sea para hablar catalán un rato. Resultan ser de Cerdanyola del Vallés, en línea recta supongo que a menos de 20km de mi casa en Barcelona. Son hermanas, una es química y da clases en Bellaterra y la otra trabaja en una Notaría en la Plaça Urquinaona de Barcelona. Silvia y Marga, por ese orden.
El mundo está mal repartido, Silvia es alta, delgada y tiene un cuerpazo brutal, se me cae la baba. Pero tiene una jeta horrorosa, es muy feílla la pobre, y Marga es bajita, más bien del tipo rechoncho pechugón pero con una carita de ángel que te la comerías. Como es evidente que lo ideal no va a pasar dejo que las cosas fluyan a ver como se desarrollan los días siguientes.

Nos hacemos bastante inseparables y nos dedicamos a hacer el turista. Incluso nos buscamos unos billetes de avión y vamos un par de días a las cataratas de Iguazú. Eso si, no consigues separarlas ni con agua caliente. Van juntas hasta el lavabo.

En Buenos Aires tengo la oportunidad de ver en un restaurante de esos con mucha madera, manteles y servilletas de hilo y una carta estupenda como se hace un besamanos mafioso un par de mesas más allá. Hay varios hombres comiendo en una mesa redonda y cuando llega el último, todos se levantan y le besan la mano/anillo en el meñique o se besan en la cara como los guapos además del anillo. Con naturalidad. Yo alucino. También alucino porque un país con uno de los mares con mejor pesca del mundo no tenga apenas pescado en los restaurantes.

He reportado mi viaje a Argentina a Barcelona para que nadie se pegue un susto empezando por mi mismo si pasa algo extraordinario y hay que ponerse en contacto. La consecuencia es que mi familia ha hecho llegar a conocidos argentinos que estoy en Buenos Aires. Me imponen los teléfonos y me veo obligado a hacer las llamadas de rigor para saludar y no quedar como un cerdo asilvestrado.

Sobre todo a los Muchnik, que son editores de renombre y llevan a varios escritores latinos de reconocimiento internacional en lengua castellana y a los Tennenbaum que están en la financiación de la industria del cine en California. A las dos familias les interesa especialmente el contenido ideológico de los libros y películas que financian y el retorno económico que les puede proporcionar.
Y no siempre por este orden.

En resumen, cuando hablo con ambos los Tennenbaum insisten en que vaya a cenar a su casa y los Muchnik también que vaya a casa de los Tennenbaum. Muy listos. No puedo escapar de ninguna manera y solo se me ocurre alegar que lo lamento, que estoy viajando con unas amigas y que no puedo imponerlas en casa de nadie ni dejarlas tiradas. No cuela y también las invitan.

A mi me da mal rollo porque no me gusta pasear de noche por Buenos Aires, porque de todas formas viven en un barrio pijo lejos de donde me hospedo yo y porque no quiero que les monten un numerito que ellas se sientan incomodas. Son buena gente, ellos, pero son peculiares.
A ellas les ha hecho mucha ilusión ir a casas pijas de auténticos argentinos, querían llevar vino pero se lo he desaconsejado porque con la comida y el vino son maniáticos. Ellas no entienden nada. Mejor. Espero que a nadie le dé por ponerse un kipá.

Por la tarde pido a recepción que me pidan un remise, un especie de taxi privado para que nos lleve y nos traiga después. Ellas se visten con sus mejores galas y yo me visto como puedo. En el remise entre el conductor que se siente en la obligación de dar conversación y lo sobrexcitadas que están ellas hay una banda sonora bastante insoportable.
Llegamos delante de una bonita casa nos reciben con gran cordialidad y antes de poner un pie en la casa el patriarca Muchnik me lanza un – Shalom – que no puedo hacer más que responder delante de las dos bocas abiertas de las hermanas telerín. Afortunadamente uno de los nietos mayores, no se de quien, es víctima de un flechazo con Marga, ella bajita y rechoncha, él una mezcla de Al Pacino y Rodolfo Valentino. Eso corta cualquier inicio de interrogatorio en la dirección que sea. Tengamos la fiesta en paz. Silvia y Marga alucinan bastante con las fotos de las paredes. Grandes fotos. En una está el patriarca Tennenbaum con Artur Miller y su esposa, en aquella época Marilyn Monroe. Yo pienso en los Kennedy y los supositorios de la CIA. En otra están con Robert de Niro en un descanso de Taxi Driver. Hay varias pero cuando se les caen las bragas y pierden los papeles es cuando ven una en que están hablando sin prestar atención a la cámara con Paul Newman en sus mejores tiempos en el rodaje de Exodús. La cena transcurre sin más historia que la puta manía de algún fósil de dirigirse a todos los demás en yddish incluidas Silvia y Marga que se limitan a sonreír y a excusarse de manera discutiblemente acertada por no hablar alemán.
Chaise, pienso yo.

La parte buena es que Rodolfo Valentino se ha dedicado a trabajarse a Marga hasta el punto de haber quedado con ella al día siguiente para ir a comer un corderito a una hacienda de unos amigos. Además le ha preguntado si sabía montar a caballo lo que me asegura que no podrá andar durante algunos días. La tendrá varias horas encima del caballo y para quien no esté acostumbrado es mortal de necesidad.
Me ha hecho el trabajo sucio, las ha despegado sin agua caliente, les reconozco arte, y a partir de ese momento yo me dedico a trabajarme a Silvia obviando su cara y recordando su cuerpo.

Todo terminará en Cerdanyola del Vallés el Fin de Año siguiente. Yo estoy en Barcelona, Silvia me invita a su casa a cenar y a una fiesta que organizan luego en el jardín. Marga se ha ido a pasar el Fin de Año a Buenos Aires. Terminará viviendo ahí y cambiando de religión para poder casarse con el novio que se echó.

Después de cenar Silvia me cogerá en un aparte en el jardín, con un frio que pela, debe ser mi destino, y me habla de cosas serias. Ella me ha entregado su estupendo cuerpazo del cual he disfrutado, ella también, pero ahora quiere más. Quiere vestidos de princesita, una casa con una chimenea que eche humo y un caminito dibujado entre la hierba que construirá con no sé que sales rojas que por lo que dice son muy chulas. Pero sobretodo quiere niños. Yo me he divorciado dos veces, me he hecho una vasectomía con lo cual tengo en ciruelo recortado por arriba, yo no lo escogí y por abajo los huevos.

Hay una agria discusión y yo salgo despedido con el coche al espacio exterior poniendo rumbo a Barcelona.

Siempre escojo a la que no es o bien me da el chucho.

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BESARABIA 1941

(Notas para un cuento)



Besarabia se une a la mayor parte de Moldavia, Valaquia y parte de Ucrania y funda la Republica de Rumanía.

Las tropas rumanas inician pogroms, matan a miles de judíos acusándolos de colaboracionistas con los soviéticos. Al mismo tiempo los Einsatzgruppen SS acusan a los judíos de espionaje, sabotaje y comunismo y también los matan a miles. Otros miles. Los judíos son expulsados y confinados en campos de concentración en el 42’ bajo la tutela de las SS que exterminan a unos doscientos mil.

Varsovia es fría, húmeda y los polacos confinan a los judíos escapados de Besarabia en el gueto hacinados, hambrientos, enfermos menos los piojos judíos.

Se celebra el Yom Kippur interrumpido por las tropas nazis con gran derramamiento de sangre.

El café en París es bueno hasta partir desde Southampton en tercera clase a los Estados Unidos de América.

Sueño americano. Amor maritimo con Sara, hablamos, confidencias, algún beso robado. Nunca nos volveremos a ver.

Filas de hombres, filas de mujeres.

Veo a Sara, la admiten en cuarentena como una bestia.

Somos rechazados, el médico que nos examina detecta sordera en un oído de mi padre.

Colombia, andamos. Andamos durante muchos meses. Recorremos los Andes. Mi madre quiere ir a Santiago, mi padre a Buenos Aires.

La Pampa. 4.000km.

Vamos a Buenos Aires porque hay 600.000 judíos, más que en cualquier otro lugar del planeta hasta que se funde el Estado de Israel en el 48’.

Europa nos ha escupido, América nos ha cerrado las puertas. Nos nacionalizamos.

El mundo está en llamas.

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La cruz

Las tres de la mañana y como siga mirando el techo va a empezar a hablar solo. En realidad lleva rato hablando solo, o consigo mismo que es igual pero no es lo mismo. Uno llega a encrucijadas en la vida que le quitan el sueño, depende de lo que decida y como lo gestione el resto de su vida será de una manera o de otra, o…vete a saber cuantas posibilidades hay. Hay “n” posibilidades pero le faltan datos para despejar la ecuación.

¿Cuanto es “n”?

Se levanta, se va al sofá enciende la luz y en vez de mirar el techo, mira la pared. Es igual que el techo pero en pared. Se siente estúpido y enciende la tv para que por lo menos algo se mueva y pueda hacer ver para si mismo que mira algo. Hay un tío que vende una maquina casi tan estúpida como él que se supone que pagando una cantidad ridícula cocinarás de tres estrellas Michelin automáticamente. Se lo mira “n” tiempo como una vaca viendo pasar los trenes. Ni siquiera está seguro de tener la legua dentro o fuera. No lo fuerza no sea que se la trague.

Por un momento está tentado de hacerse una manola a ver si se relaja pero piensa que ya no tiene edad para eso y que además lo que tiene que hacer es afrontar las cosas.

En realidad el planteo no es complicado, tiene a Anna, llevan años que si que no y cada vez que intenta coger el toro por los cuernos ella hace una finta. Lo difícil de gestionar es que hace unos pocos años ella hizo un movimiento de aproximación que como llevaba asociado un bodorrio en algún momento a él le entro el chucho e hizo una maniobra cobarde evitando la embestida. Ahora le daban su propia medicina y como más cucharas tragaba más le picaba el tema. Lo chungo es que por la forma de ser de ella no tenía porque ser necesariamente intencionado, claro que era una mujer y las posibilidades de manipulación eran altas. Ellas siempre van un paso por delante, o varios. Si son de otra especie es una especie más lista. En cuanto a sexo tendía a mojigata hasta que se le encendía el motor y entonces el cuerpo muy bonito que tenía hacía cosas estupendas. Muy responsable ella y complicada de sacar del tiesto. Él era más veleta y le daba yuyu que no se entendieran en el día a día.

Luego estaba Mireia, pedazo de tía, físico francamente espectacular, metro ochenta, rubia, pelo rizado ojos verdes, todo muy bien puesto… pero como una cabrita del monte. Te quiere mucho, muchísimo, para nada tiene un alto grado de responsabilidad pero cuando está de buenas no hay nadie como ella en todos los sentidos. Física y emocionalmente es una máquina, hasta aquí estupendo, lo malo, o no, es que quiere seguir viviendo sola. No quiere una relación abierta, quiere cada uno en su casa y las camas de los dos.
A estas alturas de la película no sé si quiero seguir viviendo solo, esa es otra, nos hacemos mayores y hay cosas que se ven diferentes que veinte o treinta años antes.

Y para completar la cuadratura del círculo tengo a Ida dando vueltas por ahí, mandando wp’s desde las Antillas, ahora le ha entrado el telele y quiere que la invite para quedarse. Por lo que se ve como su hijo ya emigró a los US a través de Méjico ella ha empezado a sentirse envejecer o lo que sea y ya habló con su marido, Marino, para largarse ella también. Creo que le he hablado solo de vacaciones, no de quedarse en Europa. No me fío, he vivido demasiados años en La Habana como para fiarme de la moto que me vende una habanera por mucho amol que haya de por medio. Es irracional pero no me fio, serán años de experiencia.

Luego está una persona que aún no conozco pero que si me pongo en el mercado aparecerá más pronto que tarde. Lo que pasa es que seguramente sería más utilitario que otra cosa y me parece algo triste. Al final hay mucha gente que lo hace y luego se van de señoritas y así logran un estatus quo que se compone de vida de familia por un lado y chicas, chicas, chicas por el otro. Debe salir por un ojo de la cara entre una cosa y otra. Es valorable pero nada más.

Al final lo de siempre, seguir como hasta ahora. Viviendo solo y tranquilo, echándose un cuesco sin que nadie te eche la bronca si te ponga los pies helados en la espalda a media noche como forma de venganza.
Solo no se está mal, pero nos hacemos mayores. ¿Y luego que? Hay que joderse, a la más mínima a la residencia cutre. Tengo hijos, pero lo llevo claro si espero algo de ellos. Es cierto que no creo que ellos esperen gran cosa de mí aparte de que tenga la educación de morirme pronto, sin escándalos y con un testamento bien hecho. A favor de ellos, claro. Los cojones.

Al hilo de los deseos filiales se me ocurre que hay una quinta posibilidad. Morirme cuando a mí me dé la gana a poder ser de una manera espectacular y/o heroica, pero para que nos vamos a engañar, soy un cobarde y me aferraré a la vida como una sanguijuela.

En fin, son las cinco de la mañana y me voy a la cama a ver si en el techo se me aparecen las Destiny’s child y me pajeo para poder dormir. Mañana veremos…

Baja.jqhqo221

IDA Y VUELTA

Creía que sería más cómodo y está resultado angosto, oscuro, no huele muy bien y el ruido monótono e incesante del tren que en un principio incluso me ha parecido confortable se vuelve cada vez más pesado precisamente por la monotonía. Tampoco es que esperara que hubiera catering y espectáculo pero lo cierto es que me aburro.

El viaje de ida en realidad empezó con varios viajes anteriores, todos ellos en general más placenteros que el de ida propiamente. Cada vez que salía de casa debía besar y despedirme de aquella mujer poco agraciada en todas las características que adornaban su figura y su escasa inteligencia. Me habían casado con ella para fusionar nuestras familias y así de una tacada también las empresas familiares. Mi hermano se casó con la hermana de ella. A mí no me tocaba, porque soy el tercero de mis hermanos pero mi hermano mayor murió de una neumonía y mis padres de acuerdo con los padres de ella tiraron de banquillo y me tocó a mí. Al final eran negocios, daba igual uno que otro.
A mi no me daba igual, me vi obligado a tener tres crías con aquella mujer que veía el sexo como una obligación empresarial.
El certificado de la fusión.
Hicieron falta tres intentos para obtener un varón y poder dejar de revolcarse con aquel engendro definitivamente. Eran crías repulsivas, las dos mayores como muñecas rusas salidas a su madre en físico e inteligencia y el pequeño… bueno, era el pequeño. Vivía en un mundo de harpías. La vida era difícil y desagradable, no tenía el más mínimo refinamiento propio del año 1888 que no era poco. Se había empeñado en contratar una cocinera de su confianza que su plato estrella era una sopa que nunca quise saber de que estaba hecha. Yo la llamaba “sopa tibia de albóndigas enanas con telarañas cuajadas”. Huelga decir que no lo podía decir en voz alta si no quería tener caras largas una semana seguida.

Afortunadamente para mi soy ingeniero industrial, y bastante bueno, pronto fui el encargado de controlar la compra de toda la maquinaria que hacía falta para la fabricación de nuestro producto. Con las dos familias juntas éramos la primera empresa nacional y habíamos dejado de hacernos la competencia. Los viajes son largos, tren hasta Portbou y allí, después de una cantidad de papeleo innecesario cambio de tren para el ancho de vía europeo. Un bonito tren azul con el techo exterior blanco y confortables compartimentos de primera clase en madera y servicio personalizado hacían el viaje hasta París una experiencia muy agradable, de dos días, eso sí, pero daba igual porque el restaurante del primera clase estaba a la altura de los mejores restaurantes de París o Londres, destino final de los viajes, y porque todo el tiempo que estuviera fuera era tiempo que no tenía que convivir con el circo ambulante que me había tocado como familia.

Normalmente conmigo viene un técnico escogido por mí para estudiar la parte mecánica de la maquinaria. En España no se fabrican este tipo de máquinas y las mejores son inglesas o alemanas. Prefiero las inglesas porque las fabricas están a las afueras de Londres y a día de hoy es la capital del mundo. Hay todo lo que un hombre pueda desear.
Todo.

Es necesario hacer escala en París para cambiar de tren pero además con el tiempo he cogido la costumbre de quedarme dos o tres semanas en un bonito hotel de París para disfrutar de los placeres que puede ofrecer la ciudad de la luz, que son muchos. Cada vez cambio de hotel, así que soy ilocalizable aún que mi lamentable esposa descubriera la invención del teléfono. Esta vez toca el Geoge V. Joseph, que así se llama el técnico en mecánica que me acompaña entre que nos hemos ido haciendo amigos y que lo he acostumbrado a la buena vida me ríe todas las gracias y se aprovecha de mí. Tenemos una relación como si fuéramos un liquen. Naturalmente me tiene que llamar Don Haakov.

Una vez instalados en el hotel dedicamos un par de días a cogerle el pulso a la ciudad y a olvidar definitivamente lo gris y sucia que es la ciudad de Barcelona. Y más desde que se puso hace veinte años en marcha el loco y desagradable plan de un tal Ildefons Cerdá. Un auténtico desastre.

En fin, nada que unos buenos restaurantes, unas buenas terrazas, excelentes espectáculos con montones de chicas enseñando cosas que en Barcelona las matan y algunos clubs de lujo, solo para monsieurs de casa buena y con los bolsillos cargados. Eran casas enteras donde en los bajos había salones ricamente decorados con muebles de primera calidad, chimeneas de las grandes, y unos cuantos señores alternando amigablemente con chicas estupendas que como mínimo podían ser sus hijas.

Recibía la propietaria de la casa y del negocio, Madame Noisette, muy guapa pero distante e inaccesible. Y me consta que no era por falta de caballeros que no le dedicaran sus atenciones. Se decía que incluso alguno, de los de más nivel social y económico le había pedido matrimonio poniendo si había hecho falta un pagaré en blanco firmado encima de la mesa y que ella siempre se había negado.

En algún salón siempre sonaba un piano tocado por un músico que no tenía por contrato vela en ningún entierro. Ellas vestidas bastante explotadas pero con elegancia y buenos modales, nada de putones verbeneros. En el piso superior había estancias donde se bebía champagne, se fumaban cosas que no eran tabaco, se consumaba carnalmente y algunos se quedaban a dormir, es un decir, naturalmente no se pagaba nada, al salir de la casa, al pasar por la salita que daba al recibidor, un mayordomo te ofrecía con cierto disimulo una bandeja de plata con un sobre cerrado. Solo entreabriendo se podía ver la cantidad, pero se consideraba de mal tono examinar el detalle de la factura. Tampoco Madame Noisette contaba el dinero. Por lo menos hasta que no te habías ido.
Era entre caballeros y una señora.

En cuanto a mí, pues bueno, todos tenemos nuestras perversiones, en cuanto entrabamos Madame Noisette me saludaba efusivamente tendiéndome la mano para un besamanos y yo mientras me inclinaba ligeramente sin jamás llegar a la mano, me olvidaba de Joseph hasta que nos encontrábamos al día siguiente en el restaurante del hotel desayunando. Era el trato desde hacía tiempo.

La Madame siempre decía como si no existiera nadie más que La Perle estaba dispuesta y esperándome. También era de buen tono llamar por la mañana para que la chica pudiera prepararse para las depravaciones que te conocieran o por si pedías alguna cosa nueva. Algunas requieren preparativos suficientemente minuciosos o elaborados que requieren horas. Evidentemente nunca se hablaba de dinero. Si lo hubieras hecho te rechazarían como cliente y te indicarían otros sitios más “sencillos” donde ir.

La Perle para mi tenía de especial que era senegalesa, y a me gustan las negras, las encuentro guapas, fogosas, fuertes, apasionadas y sobretodo negras. Esa noche llevaba un bonito vestido verde esmeralda que le quedaba como hecho a medida de talla y de color para resaltar aún más su piel.
Estuvimos bebiendo, cantando al piano con otras chicas y otros caballeros que se dejaban ir de la dura disciplina social de aquellos años y luego nos retiramos a nuestra habitación. En realidad era una suite con un saloncito privado, vestidor, dos baños, hay que ser un caballero, y un dormitorio. Servicio de habitaciones toda la noche naturalmente.

Bebí mucho, no era la primera vez, se me hace borroso lo que paso a continuación, pero vaya, se lo puede uno imaginar. Recuerdo haberme despedido de La Perle con un beso en el cogote mientras aún dormía, me había molestado un poquito que se quedara dormida, que le había pagado dejando una generosa propina. A La Perle le había dejado encima de la almohada unos pendientes que había comprado expresamente pensando en ella. Esperaba que los encontrara al despertar y que me lo compensara la siguiente visita.

El aire frío de la calle me había despejado lo justo para llegar hasta el George V, pedir la llave y quedarme dormido encima de la cama. La había pillado gorda.

A la mañana siguiente entre la ducha y un esfuerzo titánico me dejo resbalar hasta el ascensor, y llegar al comedor cuando Joseph ya ha terminado y está leyendo Le Journal de París, parece preocupado y sudoroso. No sabe beber y luego le sienta mal.

Solo quiero café, negro como La Perle, espeso y fuerte. Y mucho. En realidad todo como La Perle. Joseph me habla y no lo escucho, deduzco que me comenta el periódico y alcanzo a ver algún titular de sucesos. No me interesa para nada.

Durante el día Joseph está pesadito, más de lo normal e insiste en que deberíamos olvidarnos de estar tanto tiempo en París y comprar los billetes de tren a Calais, el ferry de Calais a Dover y el tren a Londres. Que la maquinaria que tenemos que comprar es necesaria y que sobretodo Londres es mucho más grande que París, que Londres es el sumidero del mundo y que hay chicas de todos los colores y sabores.

Estoy de acuerdo en esto último y le doy permiso para que haga los preparativos. Yo solo pago y le llevo conmigo porque me sirve como coartada para la familia. Joseph tiene fama de Santo cosa que nunca he entendido porque ataca todo lo que lleva faldas como el primero. Lo que no entiendo es porque Joseph ha reaccionado así, no es su estilo.

El proceso de compra de billetes en la misma recepción del George V, embalaje de todas nuestras cosas, por los butler del hotel naturalmente, carga en un carro de caballos del mismo hotel y otro para nosotros más refinado ha sido tan rápido que en algún momento he dudado si nos marchábamos sin pagar, hasta el punto de preguntar a Joseph sobre este extremo. Era innecesario porque forma parte de sus obligaciones y no falla nunca. En realidad yo estaba algo molesto por las prisas con que había conseguido sacarme de Paris y meterme en un compartimento de primera clase destino Calais.

Había periódicos y Joseph tenía hoy como una fijación con las páginas de sucesos y las necrológicas e iba saltando de un periódico a otro como comparando informaciones.

.- Joseph, ¿pasa algo?

.- No señor Haakov. ¿Por que lo pregunta?

.- Hombre, llevas toda la mañana rebuscando en las páginas de sucesos de los periódicos franceses. ¿Quieres los ingleses también? – con cierto rin-tin-tin por mi parte.

El estrecho entre Francia e Inglaterra siempre estaba revuelto, y no solo políticamente, también las aguas. Eso tenía la virtud de callar a Joseph durante unas cuantas horas. Se mareaba y se iba en destacamento a la popa del barco a soltar lastre durante casi toda la travesía. Otro tren sin más historia y estábamos en el centro y capital del Imperio y del mundo.
Eso era una ciudad y no donde vivíamos.

El hotel elegido esta vez era el Dorchester, al lado de Hyde Park, en el Londres central, ubicación perfecta para lo que nos hacía falta. Cercanía con las zonas más selectas de clubs para “caballeros” donde por unas sumas nada simbólicas tenías barra libre con las mejores señoritas de la metrópoli y con las instalaciones en general incluyendo restaurantes, bares, suites, solo había suites, y luego, bueno…una serie de instalaciones para practicar en todas sus modalidades eso que se había venido a llamarse por algo disciplina inglesa. Dependiendo de tu nivel de exigencia o servicios especiales dentro de los servicios especiales había un poco por todas partes una especie de mini recepciones donde detallar lo que se deseaba y por el precio adecuado se podía obtener. A mi ya me conocían de alguna otra ocasión y si bien pagaba espléndidamente con el tiempo tenían dificultades en buscar a la chica adecuada.

.- Señor Haakov, tenga en cuenta que la última vez la mandó al hospital y tardó diez semanas en recuperarse…

.- Bueno, pero pagué religiosamente el tiempo que la chica estuvo sin trabajar, ¿no? Y creo recordar que deje una buena cantidad como propina para… ¿Cómo se llamaba la chica que lo he olvidado?

.- Mary, se llamaba Mary y si bien es verdad que fue usted muy generoso esta chica no ha vuelto a trabajar más. Secuelas.

.- ¿A mi que me cuenta? ¡Pedí un servicio muy concreto y me lo proporcionaron, además, no sé por que estoy discutiendo con un asalariado! A ver si voy a tener que presentar una queja.

.- No, por favor, no se lo tome mal señor Haakov, solo es que estamos buscando a la chica que cubra sus necesidades a plena satisfacción. Si le parece la casa le invita a cenar en el restaurante que usted prefiera de los cinco que hay en el edificio y cuando termine la señorita le estará esperando. Me veo en la obligación de informarle que vistas sus necesidades no será barato…

.- ¡Naturalmente!

Y me fui a cenar tranquilamente. El que diga que en Londres se come mal es que o bien es ignorante o bien miente.

Después de cenar directo a los ascensores dedicados a las partes más profundas, insonorizadas y caras del enorme local. El ascensor bajaba un número sospechosamente indeterminado de pisos pero lo que era seguro es que la mayoría estaban bajo tierra.

En uno de los pisos se abrieron las puertas del ascensor, no era mi piso, y me encontré frente a frente con un anciano completamente desnudo que me miraba fijamente a los ojos con sus ojos azules e intentaba pajearse con el mini colgajo que le quedaba sin lograr una erección, incluso había perdido el poco pelo que debería haber tenido. Entonces levantó levemente la pelvis tratando de enseñarme lo que le quedaba. Como trato de ser un señor en cualquier circunstancia me lo miré con fingido interés antes de darle al botón de “cerrar puerta”. Mientras la puerta se cerraba le dio tiempo a darse la vuelta e inclinándose mostrarme el agujero del culo.

Nada más salir del ascensor, se detuvo y abrió la puerta sin yo hacer nada, me estaba esperando espléndidamente vestida una chica preciosa, alta, con un cuerpo de modelo, una cara perfecta, pelo cobrizo como solo se encuentra en Inglaterra…en fin, perfecta.
Me miró sin decir nada y sin expresión, lo que yo había pedido. Como una diosa de mármol a la que se le hubiera insuflado vida.

.- ¿Cómo te llamas?

.- Mary (todas debían llamarse Mary, formaba parte del servicio) – y tal como había pronunciado la segunda vocal le di un puñetazo con todas mis fuerzas en el hígado y ahogué su grito con un gancho en el ojo que bajaba a toda velocidad producto del dolor abdominal que se encontró con mi puño que subía a su encuentro. Quedo en el suelo inconsciente como un trapo mojado. Pasé por encima suyo para inspeccionar la suite subterránea y a por mis guantes de cuero y de vuelta aproveché para darle una patada con la puntera de la bota en los riñones que arranco un ligero quejido premiado con una segunda patada.
Tenía el pene a punto de explotar y viendo que trataba de levantarse supe que lo pasaría bien. Me habían hecho pagar una cantidad adicional por si la señorita no sobrevivía a la sesión ellos se hacían cargo de que llegara al Támesis discretamente.

A la mañana siguiente me desperté en mi cama del Dorchester satisfecho y como si hubiera dormido diez horas seguidas. Bajé a desayunar y al encuentro de Joseph que aceptó un – uh – como respuesta a como lo había pasado por la noche.

En los días siguientes estuvimos algo ocupados haciendo un pequeño viaje a Birmingham para hacer el grueso de las compras de maquinaria ni que fuera para disimular a la vuelta a Barcelona. Lo cierto es que nos entretuvo más de lo esperado, casi una semana, y cuando volvimos a Londres yo me encontraba en un estado de desasosiego que no presagiaba nada bueno. Algunas veces tenía unas migrañas muy fuertes que me imposibilitaban cualquier tipo de actividad.

Una vez hechas las compras, como siempre, me olvidaba de Joseph hasta que decidía volver a la realidad y lo dejaba con una, limitada, barra libre económica para que se tomara unas vacaciones en Londres mientras yo me tomaba las mías.

Tomé la costumbre de salir a última hora de la tarde a pasear por Hyde Park, Speakers’ Corner a ver si se peleaban, el Serpentine con sus pájaros acuáticos tratando de comerse a sus aún más acuáticos peces y luego seguía recto por Saint James Park o cruzando la City me perdía por las calles del East End, mucho más cutre y por según que zonas incluso peligroso. Me daba un morbo especial y me había agenciado una pistola que llevaba en un bolsillo del abrigo y un cuchillo pequeño pero muy afilado en el bolsillo del otro lado.
Me sentía tan cómodo que empecé a frecuentar las tabernas donde se podía beber, que cada diez minutos había una pelea donde se podía participar si tenías ganas y que cada cinco minutos te abordaba una prostituta distinta.

¡ Que diferencia con el club de caballeros !
Aquí eran unas pobres matronas pero más humanas. Ignorantes y feas, le recordaban a la mujer según ponía en su partida de nacimiento con la que estaba casado. Algunas veces aceptaba las propuestas, otras se metía en uno de los muchos de los fumaderos de opio y perdía la noción del tiempo, no sabía si habían pasado unas horas o unos días. Antes o después siempre terminaba por volver a su hotel 5*GL a rehacerse, lavarse, comer bien y dormir alguna noche como se suponía que debía hacerlo.

Joseph seguía su rutina y de vez en cuando coincidían en el comedor del hotel desayunando o simplemente en alguna de las salas de fumar tomándose un bajativo y repasando la prensa. No sabía si eran imaginaciones suyas pero Joseph lo miraba raro, no mal, raro. Además se había aficionado a leer la prensa como nunca antes lo había visto, también era cierto que no se fijaba mucho en Joseph. Era solo su coartada familiar.

Una noche, que ya casi no era de noche, cuando entró en la recepción del hotel sentado en una confortable butaca revolviendo los periódicos de la noche anterior, en Londres había dos ediciones diarias, un hombre con una gabardina y aspecto polvoriento levantó la cabeza como un lebrel al ver a su presa. En el tiempo que él pedía su llave en el mostrador la gabardina polvorienta estaba detrás suyo.

.- ¿El señor Haakov?

.- Si, y estoy cansado, no tengo ganas de hablar y me voy a la cama.

.- Me temo que no va a ser posible, deberá usted acompañarme a Scotland Yard para hacerle algunas preguntas.

.- ¿Y no me las puede hacer aquí? Y ya que estamos, ¿usted quien es para preguntarme nada?

.- Inspector O’Higgins, del Yard. Tengo hombres fuera. No se ponga pesado ni haga una escena, los he dejado fuera precisamente para evitar el escándalo.

Y mientras decía esto con la pericia del que lo ha hecho mil veces saco unas esposas y lo esposó con las manos por delante. Mientras le recitaba:

.- Sr Haakov está usted detenido por ser sospechoso de la muerte y posterior desaparición, temporal han sido encontrados, de dos chicas de un club de caballeros que curiosamente ambas se llamaban Mary y el forense ha dictaminado muerte por múltiples contusiones compatibles con sendas palizas mortales. También es sospechoso de la muerte en el barrio de Whitechapel de las prostitutas Mary Ann Nichols, Annie Chapman y Mary Jane Kelly además de otros asesinatos que se están investigando en la zona hasta un total de once todas ellas muertas después de haberse ensañado con ellas con SU cuchillito y la mayoría violadas antes o después de morir.

¿A usted le gustan las Mary verdad? En fin…sigamos.

También es usted requerido por las autoridades francesas por la muerte de la prostituta francesa de origen senegalés llamada Maríe más conocida como La Perle encontrada muerta de una paliza, con unos pendientes comprados por usted al lado de la cabeza separada del tronco.

Me da igual que vomite. Ahora se viene al Yard, cabronazo.

En fin, a partir de aquí todo ha ido rodado, pasé unos días en un calabozo tranquilo, un juez muy educado me condenó a la horca después de que Joseph me hubiera vendido. Venía sospechando desde Paris donde vio en el periódico que habían encontrado destrozada a la chica negra que era mi preferida, al final no pudo aguantar más y me robó la navaja como prueba de mis delitos para ir a la policía, yo renuncié a mi derecho de apelación. Que pereza. Hace dos días, de madrugada, me vinieron a buscar y me colgaron por el cuello “hasta que muera”.

Ahora estoy en los bajos de un tren de mercancías nada lujoso metido en una caja de pino que por lo que se ve es la más barata.
Es la que me ha pagado mi mujer, María, que me estará esperando.

Lara È

Buenos días Haakov

Oyoyoyoy nuevamente un historión

No pensarías que me lo iba a pasar por alto no? ya sabes que si encuentro la ocasión,, eres paso obligado por éstos lares,, soy tu fan manber one!! se pone así no puff es que no me saque del Español,, toda la vida llevo aprendiendo uno,, como para meterme en dos

Me he metido hasta en el papel de quitarme la vida de una manera heroica vamoss!! Lo le leído y visionado casi en 3D

Vamos qué así leyendo,, he sacado alguna conclusión que tienes techo, pared, suelo y una ventana con vistas pero sin muchas espectativas,, por haber visto hay que ver... que mires por dónde mires,, la situación futura,, es de una sociedad de vértigo

Pues... si, por un lado te podría llamar cobarde pero viendo las panorámicas,, te veo más estudioso de posibles y en estos casos,, casi es mejor no salir del modo confort en el que te encuentras, puesto que tanto techo,, como pared,, como suelo, son algo que siempre estarán ahí pero inamovibles por lo que deduzco

Por la ventana no sé quiza debas asomarte y ver el aire que se respira total pa que te den aire tiempo hay

Y en lo que no estoy en nada de acuerdo,, es en tu cobardía de quedarte aferrado en la vida,, te diré que es más valiente aferrarse a la vida que querer perderla heroicamente ,, eso sí sería un acto cobarde

Por lo de tus hijos estamos igual yo estoy pensando el ir pagando en vez de un plan de ahorro,, una plaza en alguna bonita resistencia con vistas al mar,, para no molestar demasiado y llegado el momento,, morir al menos bajo un techo

En fin... Muchas gracias por avivar mi interés por la lectura,, pero si escribes un libro,, no cuentes conque lo lea,, no me van los tochos,, soy más de lecturas rápidas

Que tengas una buena mañanita

Baja.jqhqo221

Muchas gracias bonita, el siguiente es más largo, ya es una novelilla cortita. Estoy valorando madartelos por alguna vía directa porque creo que desde que se murió Simon no me lee nadie más. En fin, si a una sola persona le interesa ya es suficiente para seguir.
Gracias !

PD Por cierto, Simon está en La Habana, se compró un almendrón ( coche americano de los 50' ) y se dedica a hacer el taxi de manera fraudulenta sobornando algún policía. Tengo entendido que con Idalmis le va bastante bien, se ha vuelto seguidor acerrimo de Engels y Marx, se afilió al PCC ( partido comunista cubano ) y vive que parece un pordiosero pero feliz.

Lara È

Buenas noches Haakov

Si le ves,, dale dos besazos de mi parte con lengua o sin ella,, eso a tú elección,, que oyes!! No le conocía apenas,, pero con el tiempo hasta le cogí cariño y todo, pues me alegro mucho por él de verdad y le entiendo perfectamente,, sobre todo,, lo bien que vive ahora con poca cosa

Nono,, tu sigue por éstos lares como Simón,, que ya pasó yo a leerte como hacía con él

A ver si luego saco un ratito y sigo con la siguiente

Que tengas una buena noche

Baja.jqhqo221

Con lengua, con lengua...

Jean Luc

Zuz piernaz vertebradaz,
kon mediaz de telarañaz,
kaminan kon zankadaz
por paredez nakaradaz.

Iladaz en zuz muñekaz
eztan miz ezperanzaz pueztaz
en konzeguir kon zuz muekaz
alknazar todaz miz geztaz

Ale.. no me acaba de gustar pero asi se queda

Baja.jqhqo221

MARCANDO EL PASO

Como cada año llega el cambio de hora, por eso del ahorro energético y esas cosas que se inventan para distraernos.

Este año no han dicho que va a ser el último y para celebrarlo en vez de cambiar una hora cambiaremos dos, pero el día, o sea, la noche que a las dos serán las cuatro o que a las dos serán las doce otra vez, por Dios que lio, no me aclaro y después de estar media hora dándole vueltas al asunto decido no hacer nada para no equivocarme.

Si me equivoco será un error de cuatro horas que es mucho, y si no hago nada sé seguro que me equivocaré pero solo la mitad. Me parece mejor, más seguro... ¿o no?

Pero si lo hago tengo el cincuenta por ciento de posibilidades de acertar y seguir con el resto de la humanidad, por lo menos en la hora geoestacionaria.

Antes de irme a dormir lo muevo dos horas, todos los relojes de casa.

A la mañana siguiente lo primero que hago es mirar la hora en el móvil y descubro que lamentablemente me he equivocado y llevo un desfase de cuatro horas respecto al mundo, pongo los relojes en hora pero es igual. Yo sigo con cuatro horas que no consigo recuperar, da igual lo que digan los relojes.

Intento sacarle provecho a la situación por otro lado absurda. Puedo robar un banco y no se darán cuenta hasta al cabo de cuatro horas cuando dejen de tener el dinero que ya no tienen y no me podrán acusar nunca de nada porque estando, no estaré. Así que siempre tendré coartada para todo.

Luego se me ocurren otras posibilidades menos atractivas como tomarme un laxante y que me haga efecto antes de tomármelo, prefiero no indagar en los detalles no sea que vomite para adentro.
¿Expiraré entes de inspirar o me hinchare como un globo durante cuatro horas? ¿En el peor de los casos estaré muerto y vivo a la vez? ¿Tendré una eyaculación y el orgasmo a las cuatro horas, o todo a la vez durante cuatro horas teniéndolo sin tenerlo?

No tiene tantas ventajas como pensaba, no puedo leer un libro porque antes de leerlo lo he leído y no lo he leído, pero ya se cómo termina, lo mismo con las pelis, pintura, escultura, la música ya la he oído antes de oírla. La vida se hace aburrida.

Además me veo a mi mismo andando siempre por delante de mí estropeándome cualquier sorpresa agradable, o no, que me pueda dar la vida. A medida que pasa el tiempo entre mi y mi mismidad cuatro horas por delante de mí han ido apareciendo duplos de mi que circulan en fila.

Creo que me voy a volver loco, lo de andar por la vida por detrás de uno mismo es muy desagradable, incluso le ha quitado la gracia a las cosas más cotidianas. Cuando ve que el de delante de todo se mete el dedo en la nariz o se tira un pedo sabe que en cuatro horas justas le tocará a él pero que antes verá a la media docena de duplos hacerlo. Si se llegara se apuñalaría a si mismo pero a pesar de que ha conseguido poner a todos los si mismos en círculo persiguiéndose no se alcanzan nunca.

Decide hacerse con un arma de alta velocidad de disparo y apuntarse a la nuca a él mismo del futuro, sabe que cuando dispare él también morirá pero es mejor que seguir así.

Apunta y dispara esperando sentir la bala perforándole los sesos después de ver los otros seis caer durante cuatro horas. Verse morir de un auto tiro varias veces durante cuatro horas. No es un ¿futuro? Muy deseable.
Pero no hace falta, entré él y él y así seis veces hay sendas balas que vuelan sin llegar nunca al objetivo. Solo llegaran al objetivo cuando el primero muera de muerte natural y los otros seis mueran durante cuatro horas hasta que cuando solo quede él la bala que lo persigue le reviente la sesera.