28/04/2023, 13:41 | #261 | ||
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30/04/2023, 22:00 | #262 |
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MERENGUE FILIPINO TAILANDÉS Noche de verano en Barcelona ciudad sin ley. Un calor tirando a insoportable y en la tele las caquitas que acostumbran en esta época del año. Me aburro. Me aburro profundamente sin mis amigos que han tenido la desfachatez de irse todos de vacaciones como yo hubiera hecho un año cualquiera, pero este no. Dentro de unos meses me voy a ir a trabajar al Caribe por un periodo largo y me ha parecido feo con la familia irme de vacaciones. Estamos en aquel momento en que todo mi entorno supone que irse a trabajar al Caribe es como unas vacaciones perpetuas, como si te pagaran por no hacer nada según la familia y como si fuera una orgía mulata según mis amigos. En casa me ahogo, me maqueo un poquito, no mucho, casco, moto y al up&down que lo tengo cerca. Sin aspiraciones que vayan más allá de tomarme un Manhattan o dos, dejar pasar el rato viendo los Rodríguez como se calientan infructuosamente, todos los caminos llevan al campo del Barça, y poca cosa más. Todo es llegar y antes de lograr bajar al piso inferior ahí está ella, como si fuera gallega sin saber si sube o baja, morena de cabello, morena de piel como para tener la certeza que es un tema de raza, no de sol, y físicamente perfecta según mi escala de Ritcher en cuanto a belleza femenina. Delgada, uno setenta más unos tacones de aguja que la elevan a los altares, un conjunto de chaqueta pantalón negro que resalta todo lo anterior además de lo justo del interior sin que sea hortera o soez. Cara muy bonita y unos ojos negros que compiten con unos dientes blanquísimos. En resumen, no hemos cruzado una palabra y me tiene en el bote. Por el vacile que se lleva con alguno del personal deduzco que es una habitual del pijo-antro. Desde luego ella, que le vas descubriendo detallitos de quincalla por aquí y por allí, se ve redomadamente pija pero desprendiendo una fragancia irresistiblemente canalla. Muy sutil, pero ahí está. Estoy en una edad de los treinta y tantos que me atrevo con todo con lo cual no es de extrañar que me medio sorprenda a mi mismo invitando a copas. Es uno de aquellos momentos en que te separas de tu cuerpo en un paseo astral y ves la escena desde fuera, solamente unido al mundo convencional por un fino hilo de plata ( por Dios que cursi ). Ella acepta alegremente y a la media hora como si nos conociéramos de toda la vida. He descubierto que estoy ligando, porque estoy ligando, con una azafata de Lufthansa, que comparte un apartamento con dos colegas en Capitán Arenas, que está de paso en Barcelona por exigencias de Lufthansa pero que ella hace normalmente base en Frankfurt y vuela a Escandinavia, sobretodo Oslo y Estocolmo. Que a una edad no tan tierna como parece, aquello de los asiáticos, está divorciada de un piloto de Sabena con base en Bruselas que le pasa una pensión exitosa para mantener a los perros porque hijos no tienen - ahí yo debería haber desfilado dirección mi casa – y que vive básicamente a cuerpo de reina. La reina que tiene ese cuerpo se llama Christine Henriquez Tumaliwan. Que lo de Christine en realidad es Cristina pero que se lo cambia porque mola más y que su padre es filipino y su madre tailandesa. La mezcla es estupenda. Siguiendo el manual me limito a congeniar, el primer día nunca ir a más, a asegurarme su teléfono, dirección y a excusarme por no poderla llevar a casa en la moto. No tengo más que un casco a mano pero le da igual porque se mueve en taxi. Nos despedimos con un semicasto, por la humedad digo, pico y quedamos para comer al día siguiente en un italiano estúpidamente caro por la zona. Parece que aún no ha descubierto que hay vida por debajo de la Diagonal. En los días siguientes nos vemos con frecuencia e incluso vamos a pasar un finde a Zurich con avión gratis en primera a cargo de Lufthansa y desde que ponemos un pie en El Prat muchos saludos de azafatas uniformadas compañeras de trabajo. El hotel no tiene nada de barato y aún menos de gratis, The Dolder Grand. Parece un castillo y hay de tó. https://www.thedoldergrand.com/ La señorita está para mojar pan y hace mucho que ya hemos pasado de los castos besos al programa completo. Yo estoy en la gloría si no fuera porque se nota que está acostumbrada a ir económicamente fuerte, lo cual en si mismo no es un problema, con el dinero de los demás. Eso si es un problema. Cuando habla por teléfono casi nunca me entero de nada, algo cuando habla alemán, con su ex las broncas son en inglés y eso si lo pillo, excepto algún insulto especialmente retorcido, castellano bien pero cuando habla tailandés o filipino no pillo absolutamente nada. Solo he deducido que cuando suena como aquellos monitos de las pelis cuando se pelean por un cacahuete o se cabrean por algo; eso es filipino. Vuelta a Barcelona y entre mis preparativos laborales y vitales nos seguimos viendo pero yo me he vuelto reticente a que se quede a dormir en mi casa, más que nada porque según ella su ex no paga con la puntualidad debida excusándose el muy canalla en que Sabena está en quiebra y ha perdido el trabajo. Las facturas de Christine del Corte Inglés se resienten y aprovecha los momentos enchochados en nuestra - ¿nuestra? – cama para pedirme préstamos. Al principio son cantidades más bien modestas pero como nunca vuelven van sumando a la misma velocidad que yo me voy despertando de un sueño de una noche de verano (Shakespeare) hasta que me despierto del todo con Christine con un cheque de doce mil euros extraído de mi cuenta corriente. Intento recuperarlo pero argumenta con mucha lógica que si lo tiene ella es porque se lo he dado. Asumo perdidas y veo como su magnífico culo se contonea entrando en el portal de su casa para no verla nunca más. Estoy jodido porque realmente me tenía muy colgado, pero a la vez me siento liberado y con aire como cuando despiertas de una pesadilla. Me ha chuleado con todas las de la ley y me quedo mosca porque además no he llegado a ver nunca a sus compañeras de piso. La lección ha sido cara pero la he aprendido. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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Aramis 43 (30/04/2023), Baja_133504 (30/04/2023), Baja_157799 (01/05/2023), Baja_159835 (30/04/2023), Baja_19632 (07/05/2023), Javiels (01/05/2023), Lacroix (02/05/2023), Medio Siglo (30/04/2023), Trauet (01/05/2023), Violeta C (30/04/2023) |
30/04/2023, 22:36 | #263 | ||
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01/05/2023, 15:28 | #265 |
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Saludo a Sunardo3 que pronto dará señales de vida como Sunardo4 o 5 y espero que además de reirse "de" haya aprendido a reirse "con".
Aún que lo dudo mucho bastante frecuentemente. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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02/05/2023, 11:50 | #268 | |
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Hay una sensación, que no un sentimiento aún que reconozco que por un momento pueden llegar a confundirse, de proximidad con la profesional que va en aumento conforme llegas al climax y que, en mi caso por lo menos empieza a disiparse y crece el deseo de que me dejen solo y tranquilo cuando aún no se ha terminado el orgasmo. Trato, o lo intento, de crear y tener buen rollo con todas, pero nunca pierdo de vista que es un trabajo. ¿ Que es poco romantico ? Si, seguramente. Pero es que el romanticismo no tiene lugar en una relación de pago. No es tu mujer o tu novia o pareja ni pretende serlo. Cuando las visitamos en su "territorio" cuando salimos por la puerta, antes de que lleguemos a la calle ya nos han olvidado. Y me parece normal, correcto y lógico. A veces eres el tercero de la mañana y tiene tres más por la tarde agendados. ¿ Que puedes esperar ? Pues yo hago lo mismo. Cuando salen de mi casa no han llegado a la calle que ya las he olvidado. A ver... no tengo un Alzheimer, pero mi cabeza ya está en otras cosas. Y me quedo tranquilo. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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Aramis 43 (02/05/2023), Baja_157799 (03/05/2023), Baja_19632 (07/05/2023), Lacroix (02/05/2023), Medio Siglo (04/05/2023), Trauet (02/05/2023) |
02/05/2023, 16:50 | #269 |
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CONCHA 1995 La zona ecuatorial de Brasil tiene dos estaciones climatológicas; cuando llueve y cuando no. Ahora estamos en plena temporada de lluvias y además de llover como ningún europeo ha visto llover nunca en Europa sigue con los 35º a todas horas, de día y de noche. Ya me ha proporcionado una pulmonía doble bacteriana en el pasado. Los aires acondicionados a 16º no ayudan pero es la maldita manía que tienen de manera generalizada. Estoy harto. Tengo unos días de vacaciones y decido huir al Sur, escapar de la lluvia, el calor y la feijoada. Tampoco me han gustado nunca las caipiriña por no hablar de los carnavales y las garotas de programa. Me voy a Buenos aires. Un amigo italiano me ha pasado el nombre, el teléfono y la dirección de un hotelito de cuatro estrellas bien de precio para ser Buenos Aires muy céntrico. Está en una placita al costado de la avenida 9 de Julio, la supuestamente calle más ancha del mundo. Dicen. En cualquier caso es anchísima y necesitas tres semáforos para cruzar. Me gusta porque es una zona del Gran Buenos Aires que conozco, son unos 17M de personas, bastante bien. Está a distancia de ir andando hasta el Obelisco, monolito que indica donde se fundó la ciudad. O eso dicen. En todo caso a su alrededor está la Plaza de la Republica y la mítica calle Corrientes, de donde dicen que con sus bares y teatros parió el tango Carlitos Gardel y compañía. Buenos Aires es una ciudad de contrastes, a veces me ama y me hace sentir celestial y a veces me odia y me proporciona momentos de terror. En todo caso es la segunda ciudad en vanguardismo por detrás de Montevideo. No sé como lo llevarán… En fin, después de un tedioso viaje con tres escalas aterrizo en el aeropuerto de Ezeiza a unos 20km de la ciudad. Son las siete de la mañana y hace un frio de narices. La mía se está congelando a -3º y yo con un bonito polo veraniego de manga corta. Los malditos me han perdido la maleta y además es Domingo. Cojo un taxi dirección al hotel por una autopista semidesierta atribuible al ser un día festivo a las siete de la mañana. La autopista está recién asfaltada y sin ningún tipo de señalización con lo que los coches van por donde les da la gana a veces como si hubiera cuatro carriles y otras como si hubiera ocho. Se lo hago notar al taxista cuando consigo controlar mi tiritona y me contesta que antes las rayas estaban pero se las esnifó todas Maradona. Se ríe a mandíbula batiente de su propio chiste. Yo también me reiría pero con la tiritona de frio tengo miedo de morderme la lengua. El taxista se embarca en una disertación sobre porque Maradona está sancionado por enésima vez por dar positivo de sustancias prohibidas y teoriza sobre una conspiración de João Havelange anti Maradona. Si no tuviera tanto frio me dormiría. Al llegar al hotel y después de las formalidades en recepción consigo entrar un poco en calor con un desayuno más copioso de lo normal y compuesto de cosas también poco normales para mi dieta. El plat de resistance consiste en una ración enorme de corderito a la brasa. Hablo con el conserje más interesado en un televisor que habla de Maradona que en mi y consigo averiguar que hay unos grandes almacenes abiertos los festivos entrando por Corrientes seis o siete cuadras y luego a la derecha un par de cuadras más. Me aclara que están abiertos porque son propiedad de la familia de Carlos Menem que da la feliz coincidencia que ocupa la Casa Rosada como presidente de la Republica. El que trabaja es un gil, dicen. En todo caso emprendo un raudo caminar para cruzar la calle más ancha del mundo, me dirijo al monolito, a la izquierda por Corrientes seis o siete cuadras, a la derecha un par de cuadras y me doy de narices con unos grandes y bonitos almacenes con no pocas ínfulas de poderío. También con varias cabinas telefónicas con el logo y propiedad de Telefónica de España y un par de sucursales del Banco de Santander. No hay manera de huir. Me entretengo porque en la misma Casa Rosada, que está en una plaza cercana hay un pequeño incendio y sale algo de humo por un par de ventanas. Los bomberos funcionan de manera cordinada y para poder apagar mejor el imagino fuego cortan alguna calle. Esto provoca un pequeño caos circulatorio y de transeuntes por el efecto mirón y una señora algo más que gordita y con un culo como una plaza de toros cae en una alcantarilla redonda a la que los bomberos le han quitado la tapa para lo que ellos sabrán. La señora queda encajada con el cuerpo fuera y las invisibles piernas colgando dentro. De tope le hace la cintura y el culo. Los bomberos que bastante tienen llaman a una ambulancia y entre los tres sanitarios, dos tirando uno por cada brazo y el tercero, accediendo por otra alcantarilla al subsuelo, empujando por el culo consiguen sacar a la señora de su aprisionamiento la cual nada más salir arremete a gritos contra sus salvadores alegando que el que empujaba por debajo le ponía demasiado entusiasmo en lugares donde no hacía falta. Buenos aires siempre me recuerda a Napoli. Las siguientes dos horas escojo pantalones, camisas, jerséis, zapatos, boxers y calcetines de invierno y también una bonita chupa apta, según la bonita dependienta, para ir al polo Sur. Obvío, porque no estoy de humor, hacer ningún chascarrillo sobre el polo Sur que me gustaría visitar. Una vez cargado con muchas bolsas pero calentito, me he puesto la mitad de cosas que he comprado encima, con la American Expres echando humo me voy paseando al hotel. No será mi última visita a la bonita dependienta, mi maleta extraviada llegará al hotel a los cuatro días vía Hong Kong. Misterios del trasiego aéreo. Lo evidente es que necesito una segunda maleta para poder llevarme todas mis cosas y que me da una excusa para visitar a la bonita dependienta. Paso un par de días aclimatándome, paseando, comiendo como un cerdo en buenos restaurantes y sentándome en terrazas cubiertas para ver la vida pasar delante de mi. Los porteños son muy entretenidos. Ellos mismos dicen que los mejicanos descienden de los Mayas, que los peruanos de los Incas y que los argentinos descienden de los barcos. Es un chiste de verbo florido, con acento porteño gana mucho. Una de las veces que subo a mi habitación en el ascensor coincido con un par de chicas que van hablando animadamente catalán entre ellas. No puedo evitar darme a conocer ni que sea para hablar catalán un rato. Resultan ser de Cerdanyola del Vallés, en línea recta supongo que a menos de 20km de mi casa en Barcelona. Son hermanas, una es química y da clases en Bellaterra y la otra trabaja en una Notaría en la Plaça Urquinaona de Barcelona. Silvia y Marga, por ese orden. El mundo está mal repartido, Silvia es alta, delgada y tiene un cuerpazo brutal, se me cae la baba. Pero tiene una jeta horrorosa, es muy feílla la pobre, y Marga es bajita, más bien del tipo rechoncho pechugón pero con una carita de ángel que te la comerías. Como es evidente que lo ideal no va a pasar dejo que las cosas fluyan a ver como se desarrollan los días siguientes. Nos hacemos bastante inseparables y nos dedicamos a hacer el turista. Incluso nos buscamos unos billetes de avión y vamos un par de días a las cataratas de Iguazú. Eso si, no consigues separarlas ni con agua caliente. Van juntas hasta al lavabo. En Buenos Aires tengo la oportunidad de ver en un restaurante de esos con mucha madera, manteles y servilletas de hilo y una carta estupenda como se hace un besamanos mafioso un par de mesas más allá. Hay varios hombres comiendo en una mesa redonda y cuando llega el último, todos se levantan y le besan la mano/anillo en el meñique o se besan en la cara como los guapos además del anillo. Con naturalidad. Yo alucino. También alucino porque un país con uno de los mares con mejor pesca del mundo no tenga apenas pescado en los restaurantes. He reportado mi viaje a Argentina a Barcelona para que nadie se pegue un susto empezando por mi mismo si pasa algo extraordinario y hay que ponerse en contacto. La consecuencia es que mi familia ha hecho llegar a conocidos argentinos que estoy en Buenos Aires. Me imponen los teléfonos y me veo obligado a hacer las llamadas de rigor para saludar y no quedar como un cerdo asilvestrado. Sobre todo a los Muchnik, que son editores de renombre y llevan a varios escritores latinos de reconocimiento internacional en lengua castellana y a los Tennenbaum que están en la financiación de la industria del cine en California. A las dos familias les interesa especialmente el contenido ideológico de los libros y películas que financian y el retorno económico que les puede proporcionar. Y no siempre por este orden. En resumen, cuando hablo con ambos los Tennenbaum insisten en que vaya a cenar a su casa y los Muchnik también que vaya a casa de los Tennenbaum. Muy listos. No puedo escapar de ninguna manera y solo se me ocurre alegar que lo lamento, que estoy viajando con unas amigas y que no puedo imponerlas en casa de nadie ni dejarlas tiradas. No cuela y también las invitan. A mi me da mal rollo porque no me gusta pasear de noche por Buenos Aires, porque de todas formas viven en un barrio pijo lejos de donde me hospedo yo y porque no quiero que les monten un numerito que ellas se sientan incomodas. Son buena gente, ellos, pero son peculiares. A ellas les ha hecho mucha ilusión ir a casas pijas de auténticos argentinos, querían llevar vino pero se lo he desaconsejado porque con la comida y el vino son maniáticos. Ellas no entienden nada. Mejor. Espero que a nadie le dé por ponerse un kipá. Por la tarde llamo a recepción para que me pidan un remise, un especie de taxi privado para que nos lleve y nos traiga después. Ellas se visten con sus mejores galas y yo me visto como puedo. En el remise entre el conductor que se siente en la obligación de dar conversación y lo sobrexcitadas que están ellas hay una banda sonora bastante insoportable. Llegamos delante de una bonita casa nos reciben con gran cordialidad y antes de poner un pie en la casa el patriarca Muchnik me lanza un – Shalom – que no puedo hacer más que responder delante de las dos bocas abiertas de las hermanas Telerín. Afortunadamente uno de los nietos mayores, no se de quien, es víctima de un flechazo con Marga, ella bajita y rechoncha, él una mezcla de Al Pacino y Rodolfo Valentino. Eso corta cualquier inicio de interrogatorio en la dirección que sea. Tengamos la fiesta en paz. Silvia y Marga alucinan bastante con las fotos de las paredes. Grandes fotos. En una está el patriarca Tennenbaum con Artur Miller y su esposa, en aquella época Marilyn Monroe. Yo pienso en los Kennedy y los supositorios de la CIA y experimento una ligera erección. En otra están con Robert de Niro en un descanso de Taxi Driver. Hay varias pero cuando se les caen las bragas y pierden los papeles es cuando ven una en que están hablando sin prestar atención a la cámara con Paul Newman en sus mejores tiempos en el rodaje de Exodús. La cena transcurre sin más historia que la puta manía de algún fósil de dirigirse a todos los demás en yiddish incluidas Silvia y Marga que se limitan a sonreír y a excusarse de manera discutiblemente acertada por no hablar alemán. Scheiße, pienso yo. La parte buena es que Rodolfo Valentino se ha dedicado a trabajarse a Marga hasta el punto de haber quedado con ella al día siguiente para ir a comer un corderito a una hacienda de unos amigos. Además le ha preguntado si sabía montar a caballo lo que me asegura que no podrá andar durante algunos días. La tendrá varias horas encima del caballo y para quien no esté acostumbrado es mortal de necesidad. Me ha hecho el trabajo sucio, las ha despegado sin agua caliente, le reconozco arte argentino, y a partir de ese momento yo me dedico a trabajarme a Silvia obviando su cara y recordando su cuerpo. Todo terminará en Cerdanyola del Vallés el Fin de Año siguiente. Yo estoy en Barcelona, Silvia me invita a su casa a cenar y a una fiesta que organizan luego en el jardín. Marga se ha ido a pasar el Fin de Año a Buenos Aires. Terminará viviendo ahí y cambiando de religión para poder casarse con el novio que se echó. Después de cenar Silvia me cogerá en un aparte en el jardín, con un frio que pela, debe ser mi destino, y me habla de cosas serias. Ella me ha entregado su estupendo cuerpazo del cual he disfrutado, ella también, pero ahora quiere más. Quiere vestidos de princesita, una casa con una chimenea que eche humo y un caminito dibujado entre la hierba que construirá con no sé que sales rojas que por lo que dice son muy chulas. Pero sobretodo quiere niños. Yo me he divorciado dos veces, me he hecho una vasectomía con lo cual tengo en ciruelo recortado por arriba, yo no lo escogí y por abajo los huevos. Hay una agria discusión y yo salgo despedido con el coche al espacio exterior poniendo rumbo a Barcelona. Siempre escojo a la que no és o bien me da el chucho. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 03/05/2023 a las 12:44. |
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Aramis 43 (02/05/2023), Baja_157799 (03/05/2023), Baja_19632 (07/05/2023), Dr. Loomis (02/05/2023), Medio Siglo (04/05/2023), Trauet (03/05/2023) |
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04/05/2023, 22:13 | #270 |
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LA PARADOJA Cada día salen juntos, los tres, al niño lo dejan en el parvulario, ellos siguen con el coche recién comprado el verano pasado hasta el trabajo de ella. Se besan con amor mutuo, ella baja del coche enfrente del edificio donde está el colegio en el que trabaja. Les da tiempo para saludarse fugazmente y soplarse un beso sordo a través del cristal. Es un edificio como tantos otros y algunos niños entran corriendo antes que la señorita de la puerta del centro en el tercero segunda, la Gestapo la llaman, cierre la puerta y se pierdan la primera clase esperando delante de la puerta del despacho del director. Ella entra mezclada con el aluvión de niños mientras él da media vuelta a la manzana para volver a casa. Bueno, a casa, casa, no. Al bar de abajo a comerse un bocata de jabugo y una copita de Rioja. Se lo toma con calma, incluso se entretiene metiendo las monedas del cambio en la tragaperras. Tiene tiempo, está sin trabajo, el verano pasado se le terminó el paro pero a su edad claro… ¿Quién le va a dar trabajo? No hace falta ni hacer el ridículo presentando curriculums a su edad. ¿A los cuarenta? – venga hombre – Le parece que la tragaperras está “caliente” y busca en el bolsillo hasta que aparece un billete de veinte euros. Llama familiarmente al camarero/propietario del bar para que le de cambio. Con diez euros es suficiente, pero después de los primeros diez euros mete los segundos y después le pide al barman que le “guarde” la maquina mientras va al cajero a sacar pasta que esto está a punto de soltar el gordo. Cien euros después sube a casa cabreado porque no ha sacado nada y se ha dejado ciento cincuenta euros. También porque el Rioja ha hecho su efecto – no debería haberse tomado una segunda copa, y menos la tercera – y el efecto que ha hecho es que va calentito en todos los sentidos. Entra en casa, cierra la puerta con dos vueltas de llave, la suegra tiene llaves y nunca se sabe cuándo aparecerá la harpía, y se mete de cabeza en el ordenador. Lo tienen conectado con wifi a la tv y directamente carga la página del youporn. El resultado de la maniobra es que por enésima vez se está pajeando como un mono pero decide que esta vez será distinto. No quiere acabar corriéndose en el lavabo. Se dice para si mismo que, a pesar que no tiene queja de su mujer, cambiar de pienso de vez en cuando no será malo. De todas maneras nadie lo sabrá. Bueno, tendrá que inventar alguna avería del coche o algo parecido para justificar los trescientos euros que piensa sacar del cajero. Por un momento siente remordimiento por los ciento cincuenta euros que ha metido en la máquina del bar pero rápido aparta este pensamiento ayudado por un cubalibre de testosterona y Rioja. Cierra la página porno y abre una de las cuatro o cinco que conoce donde se anuncian chicas. Hace tiempo que no las visita, de hecho desde que se fueron a vivir juntos, se sorprende del tiempo que hace. Vamos a ver… como todas tiene un menú para que elijas lo que quieres comer, y se ríe solo de su propio chiste, le gustan morenas, altas, entre treinta y cuarenta años… ojos claros – venga va, azules o verdes – tetas, culo, mmm… ¡Enter! Y le salen unas cuantas chicas con las características que ha introducido. Las repasa cuidadosamente para asegurar el tiro, se ríe otra vez de su chiste, y de repente se queda mirando fijo un anuncio. La conoce, la reconocería entre un millón aún que no le vea la cara. Coge el móvil, marca pero no llega a llamar, se queda con el teléfono en la mano mirando fijo a ninguna parte, mirada bovina. Vuelve al ordenador, se asegura, baja al bar y se bebe el resto de la botella de Rioja, insulta al camarero por aconsejarle que las diez de la mañana es una mala hora para meterse un Rioja entero y se va sin pagar. El camarero le deja, no es la primera vez y siempre acaba pasando su mujer para saldar deudas. Coge el coche y conduciendo en modo suicida y asesino para alguna moto vuelve donde ha dejado a su mujer, no están casados pero es su mujer, deja el coche en doble fila y entra en el portal, sube hasta el tercero segunda, llama más de la cuenta al timbre y cuando abren preguntando que se quema grita: .- ¡Yo! Y pregunta por su mujer, no la conocen pero le indican que tres pisos más arriba hay un piso – ya sabe, de chicas – que ellos no encuentran nada adecuado para los niños y… los deja con la palabra en la boca mientras sube a grandes zancadas los tres tramos de escaleras que le separan de “tres pisos más arriba”. Llama al timbre y pregunta por ella, pero no por ella, por el nombre que ha visto en el anuncio. Le hacen pasar a una habitación y a los cinco minutos aparece ella vestida de “calle”, una amiga la ha avisado porque lo ha reconocido de alguna mañana que han coincidido en el portal. Él quiere gritar, pero no le sale, el Rioja es persistente, sale corriendo del piso, baja a saltos poco atléticos las escaleras, se hace daño en la rodilla y se va medio andando medio corriendo por la calle. Ella baja corriendo detrás de él pero no lo alcanza, ve el coche y busca en el bolso el duplicado de las llaves, al final lo ha pagado ella, lo arranca pidiendo perdón al follón de coches que se ha organizado y se va a casa. En casa no hay nadie, se sienta, se levanta otra vez apaga el ordenador con su foto, se sienta otra vez y espera. Él llega, se ha despejado lo suficiente y hace ademán de empezar un discurso agresivo en su forma y contenido. Ella lo ve - ¡calla! – le espeta. - ¿Cómo te crees que pagamos las facturas, el coche nuevo, el bar que es tu segunda casa, el colegio del niño? ¡Si, yo trabajo de puta y tu eres un putero! .- Pero tu… .- ¡A callar! ¡Estoy hasta el coño, voy a coger a mi hijo, me alquilo un piso y me voy! ¡Estoy harta de mantenerte! ¿Cómo piensas pagar las facturas? ¡¿Eh, eh?! Él calla, no ha medido el alcance de las consecuencias. Sabe que no hay vuelta atrás, ha quemado sus naves. Ella calla, piensa si debería haber sido sincera y si las cosas hubieran ido distintas. Cree que no pero que nunca lo sabrá. Se sientan y callan. En realidad hablar, lo que se dice hablar, no hablaran nunca más. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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Baja_157799 (05/05/2023), Baja_159835 (04/05/2023), Dr. Loomis (04/05/2023), Medio Siglo (08/05/2023) |
05/05/2023, 10:51 | #271 |
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Shanghái No tengo hambre. No hacemos más que comer. Voy a casa de Fu Rong. Hemos quedado con su familia para celebrar el fin de año chino, eso significa comer más, mucho más. Además todos hablaran Wo, Shanghai chino para que nos entendamos. Por lo menos podrían hablarme algo de Mandarín de las narices pero como catalán debería comprender. Y no. El taxista me tiene hasta el morro, entre la separación cutre de plástico transparente, transparente cuando era nuevo, que nos semi-aísla y sirve para que coloque su litrona entre el plástico y la puerta del conductor. Está claramente borracho pero esto en este país para fin de año y en otras fechas es corriente. Afortunadamente les pillan borracheras tranquilas. Llegamos, doce yuan y cinco pisos sin ascensor me colocan en la puerta metiéndome unas zapatillas roñosas. Todos llevan zapatillas roñosas. Por las voces puedo deducir quien hay. Sus padres, sus dos hermanos, la mujer y un niño muy mono de uno de ellos, Fu Rong, Li que no es de la familia pero como si lo fuera y que además es vecina, el hermano mafioso de la madre de Fu Rong que hace cosas raras con una flota de taxis, un amigo al que llaman cerdo porque se lo come todo y alguna voz desconocida. La cena transcurre con normalidad con lo que al cabo de un tiempo poco razonable también hay varios borrachos. No me acostumbro al vino de arroz, he intentado iniciarlos en vinos pero se lo beben como Coca Cola y me deprime. Delante tengo sentado al taxista mafioso que después de una parrafada a gritos se levanta y me coge por las solapas. En automático le suelto un cabezazo en la nariz y deduzco que se la he roto por la sangre que cae mezclándose con la salsa del buey de mar que se está comiendo. Durante un rato hay gritos un poco de todos pero se calman fruto del estado etílico más o menos general. Tema olvidado. No lo soporto. Odio el ruido y son tracas hiperpotentes. Más que las “nuestras”. Ahora a salir a beber. Me aburro. Entre el Wo, el alcohol y la música no entiendo nada, solo que una montaña tambaleante se me acerca y, ¡ me coge por las solapas ¡ O es una manía o es una nueva tradición del fin de año chino. Me suelta un viaje y de lo borracho que va falla y el solo se cae encima de unos sofás. ¡ El no chino ¡ ¡ El Mangu ¡ ¡ Mangu muy malos ¡ Vale, vale… cara de chino, habla chino, huele a chino…el Mangu. Después de varios tugurios, visita al puerto de la ciudad para comprar vieiras, tener esperar en la calle mientras compran – you european, everything more expensive if they see you – por fin llega la calma de puro agotamiento y que se haga de día indica alguna cosa. El skyline de la ciudad es realmente bonito, lástima que la calle parezca Beirut en sus peores épocas. Con Fu Rong decidimos de coger un taxi, dejarme en mi apartamento y luego ella seguir hasta su casa. Li lógicamente se apunta ya que vive en el mismo edificio. Sé que tiene un niño de catorce años y que iba al colegio con Fu Rong que tiene treinta y tres. Nunca he visto padre conocido así que he deducido que el chico es fruto del amor de un sábado por la noche. Llegamos a mi casa y ellas mantienen una animada conversación. Al fin Fu Rong en su inglés macarrónico me pregunta si quiero que se quede a pasar la noche conmigo, si no estuviera tan cansado me reiría porque son casi las ocho de la mañana pero le digo que si sin ánimo de nada. No estoy para trotes. Otra asamblea a dos con Li y me comunican que si quiero Li también se queda. Hay cosas que en China no pasan porque son inmorales e ilegales con que lo doy por bueno y les digo que suban. Quiero mi ducha y dormir. Subimos los tres en el ascensor, entramos y como uno es un caballero las repaso con la mirada cuando las dejo pasar delante de mí en la puerta de casa. Li tiene un buen culo. Es alta y tiene un buen culo. Otras cosas también pero como hacen trampas nunca se sabe. Bien, Fu Rong si lo sé. Las dejo en el salón comedor y me voy a la ducha esperando que se hayan dormido cuando termine. Quiero dormir. La ducha está estupenda y me recreo en quitarme el olor de los distintos antros que hemos visitado y del olor a comida china que se te mete por los poros. Me tapo pudicamente por Li y salgo para irme directo a la cama. No puedo. Está ocupada. Está ocupada por dos mujeres chinas en pelotas, lo que me deja comprobar que Li además de un buen culo tiene unas buenas tetas, que se están comiendo la boca y que, o les sobran dedos o les faltan agujeros. No tengo palabras. Me acerco y empiezo a meter mano por ahí donde me cabe. La mano. Se me ha pasado el cansancio y el bajón del agua caliente de la ducha. Tengo el rabo en posición. Solo hay un problema, no me hacen caso. Están tan enfrascadas en lo suyo, que después averigüe que venía de años y de la última vez de meses, que ni se dan cuenta que existo. Me lo miro un poco, no mucho. Siento vergüenza. Me voy al salón, me tumbo el sofá, me levanto para coger una manta porque ha empezado a nevar otra vez y de repente tengo frío, me arrebujo en sofá y cuando se me cierran los ojos de puro agotamiento pienso que cuando me despierte me haré una paja. Bona nit. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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Baja_157799 (05/05/2023), Baja_19632 (07/05/2023), Dr. Loomis (05/05/2023), Medio Siglo (08/05/2023), Trauet (06/05/2023) |
07/05/2023, 19:01 | #272 |
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QUINTA ¡ Por Dios que aburrimiento ! Lo más divertido que se puede hacer en este país tercermundista es jugar al mus los jueves a última hora de la tarde en la Casa del Tabaco, en el primer piso del Meliá Cohíba. Y yo no sé jugar al mus. Lo que tiene de bueno es que casi todos son los de la Embajada y Consulado de España en La Habana. Siempre es bueno tener buenos contactos y ahí se hacen. Además de ponerse hasta el culo de alcoholes varios, tocar el culo a las camareras y luego discutir con los custodios del hotel porque le has tocado el culo a las camareras. Es entretenido y no va a más. Mientras te mantengas en el círculo de la Embajada eres virtualmente intocable a no ser que te pases mucho. En fin, por lo menos el barman es bueno y prepara unos Manhattan muy dignos. Cereza incluida y si quieres quema piel de naranja para aromatizar. Pronto va a ser hora de cenar y todos empezamos a desfilar por la escalera hasta el Hall, a veces con parada en el bar del Hall dependiendo del ganado que se intuya, y a la calle. Tengo el carrito Mitsubishi parqueado en frente como casi siempre que no es verano y los ciclones están tranquilos de la puerta del hotel. Los parqueadores ya me conocen, a lo tonto van cuatro años viéndonos. Le suelto el medio dólar de rigor y hablamos un poco de pelota, baseball para los amigos, pero hay que seguir el lenguaje políticamente correcto. No me entero más que de mus. Es importante estar en buenas relaciones con los parqueadores que llevan la armilla de Habana Club, no es muy conocido pero es uno de los trabajos recurrentes que se facilitan a los guardias personales de Fidel cuando se jubilan a los 35 años. Lleva una célula de seguridad de doscientos efectivos con sus consiguientes remplazos y además se le conocen seguro dos dobles que llevan, naturalmente, el mismo dispositivo. Lo que es seguro es que ideológicamente son intachables porque han sido seleccionados y adiestrados en la URSS con lo que hay que ir con cuidado con lo que se dice. También los que trabajan en el aeropuerto alquilando coches son ex seguridad de voltios del gobierno. Enfilo a casa agradeciendo la proximidad como cada jueves porque siempre voy un poco perjudicado por los Manhattan. Malecón hasta el túnel para salir a 5ª al otro lado del rio Almendales, trocito hasta el cruce con 10ª para girar a la derecha y como si de una maldición divina se tratara el semáforo está siempre en rojo. Espero. Se abre la puerta de atrás, en realidad las dos y por el retrovisor fundiéndose con la luz de la puesta de sol de La Habana de una manera muy cinematográfica al estilo del festival de Sundance veo dos tías de unos treinta años sentadas detrás mío. - Compañeras, que esto no es el camello. ( saben de sobra que no soy un yuma pero si un gringo, la placa del carrito me delata ) - Buenas tardes señor, ¿ como está usted ? ¿ vive por aquí ? ( Es evidente porque la placa es de técnico extranjero, la pregunta es retórica e indicativa de sus intenciones a la vez ). - Si, vivo en tercera, en la puntilla, a cinco minutos andando, al lado de la Embajada de Burkina Fasso. Tengo una bonita verja con un custodio que no deja entrar a nadie y si se cuela hay tres perros dálmata con muy mala leche. - Ay señor, no se apure que con su custodio hablamos nosotras, verá que bien. A todo eso se ha puesto verde y el madero de la garita mira mal. Arranco y doblo por 10ª para a su vez doblar por 3ª y llegar a casa. - Rodolfo, llevo estas dos en el carro que se han empeñado en venir. - Ya sabes que no las puedo dejar entrar a las dos a la vez, bueno si, tomando los datos como siempre pero dos… ya sabes la ley que prohibe meter a dos mujeres dentro del mismo dormitorio y si te pillan a mi me va el trabajo. Como mucho puedes meter a cada una en un dormitorio distinto. - No me jodas Rodolfo, por cierto, está Idálmis ? La cocinera, que limpia, que hace cualquier cosa, que es un puntal de la casa, que me plancha y me deja la cena hecha antes de irse ? Esa que si está buena y no me la he comido nunca porque su marido, Marino, es herrero y si me pega una hostia me mata. No, no está. Mierda. - Mira Rodolfo, se me está ocurriendo que como ya estamos solos en casa si haces la vista gorda primero te empujas tu a una y luego nos las cambiamos y te empujas a la otra. Eso si, tienes que negociarme un nice price por el pack. ¿ OKA ? - Eso está hecho si tu pones el ron. - Joder Rodolfo ! Que cuando has bebido te empujas cualquier cosa que esté a cuatro patas. Como me ataques te despido yo. - OKA A todo eso las jineteras han descubierto la salida al jardín por la parte del embarcadero y que para llegar al embarcadero hay que rodear una piscina. Han decidido que ya que es de noche, que está oscuro que es de lo que se trata se pueden bañar en pelotas en la piscina. En vista del éxito enciendo las luces de ambiente del jardín que incluyen iluminación interior de la piscina. Me parece unas luces pastel bastante hortera. kitsch, vaya. Es el típico chalet de verano made in USA de los años 40’ o 50’. Caen un par de botellas de ron blanco, unas cuantas latas de mi reserva personal de cerveza y visto que Rodolfo ya está como un sireno también en la piscina me meto. Es evidente que en remojo ya hemos escogido cada uno la suya. Bueno, yo la mía y Rodolfo la otra. Aprendo que la mía se llama Tsunamy. A estás alturas ya no me sorprende gran cosa de este país. Desfilamos al piso de arriba que es donde están los dormitorios y la señorita Tsunamy hace honor a su nombre ofreciendo y exigiendo ser penetrada por todos sus accesos y por alguno que yo desconocía. La verdad es que no es nada del otro mundo físicamente pero es un tanque. Sudada a saco y me quedo como un trapo mojado. Cuando recupero mi capacidad motriz decido que es una buena idea pegarme una ducha para espabilarme para el segundo asalto que me espera con la señorita que oigo como se trajina a Rodolfo mientras me ducho pero de repente la música de fondo cambia. Hasta ese momento había sido: - Ay papirico, dame esa pinga ¡Oh si! Dame mas duro! ¡Que bueno! ¡Así,asi! Y de repente se había convertido en gritos nada sexuales de las dos mujeres y de Rodolfo hablando a gritos. Salgo casi sin secarme de la ducha y en el descansillo del primer piso me cruzo con Rodolfo que como Dios lo trajo al mundo, muy peludo, corre escaleras abajo y en tiempo record sube escaleras arriba con un sacacorchos en la mano. En cuanto entro en la habitación veo un espectáculo digno de Jack the Ripper con la tía en posición de parto y Rodolfo aparentemente intentando violarla con el sacacorchos. Yo pregunto pero es inútil, los tres gritan de manera inconexa y para variar no me entero de lo que pasa hasta que oigo la voz Rodolfo por encima de los demás gritos que dice: - ¡Ya, ya! ¡Ya lo tengo! Y veo un espectáculo gore de Rodolfo que parece estar sacando un aborto del coño de la chica. Creo que me voy a marear. Entre el ron, el polvo salvaje y una película snuff en directo es demasiado para mis maltrechos nervios ya no en muy buenas condiciones por años tropicales. De repente se oye como si descorcharan una botella de cava, lo cual no mejora mucho mi mareo, y sale una masa bien trincada por el sacacorchos. La calma vuelve tan deprisa como se perdió. Intento averiguar. Y averiguo. Rodolfo creyó buena idea penetrar a la señorita analmente mientras la follaba con un pepino de tamaño considerable y en el fragor de la batalla se rompió por la mitad y de fue para los adentros de la chica. El sacacorchos era una sacapepinos. La madre que lo parió. Les digo a todos que se vistan y que en cuanto yo baje no quiero ver a nadie en casa, incluido Rodolfo que pasa la noche con los perros. Cuando bajo efectivamente no hay nadie y mientras como la tortilla de patatas que me ha dejado Idálmis hecha pienso que después de cenar le diré a Rodolfo que entre a ver pelota en la tv y a ver que le debo de las tías. Que como me tangue lo echo. También medito sobre la bondad de las pajas y el culo de Idalmis, lo que me hubiera ahorrado si me hubiera aplicado el remedio antes de ir a La Casa del Tabaco. PD Fuera de historias si os ofrecen "cambolo" decid que NO https://palabrabierta.com/las-jineteras-tambien-se-casan/ Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 07/05/2023 a las 19:26. Razón: complementar |
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07/05/2023, 20:48 | #273 | ||
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11/05/2023, 13:20 | #274 |
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TRAM-TRAM Sentado en un banco de la Diagonal justo delante de la Casa de les Punxes. ¿ Como podía ser ? Era evidente que el nuevo tranvía inaugurado la primavera pasada, ese que la chanza popular había tenido a bien bautizar TremPayaColau, le había atropellado. Le había pasado por encima con la habilidad de cortarle las piernas por un lado y la cabeza en plano americano por el otro. El cuerpo de pecho a rodillas debía estar entre las vías. Lo recordaba perfectamente porque en el momento del corte ( sic ) lo último que recordaba era una súbita erección como no la había experimentado en su finiquitada vida. Veamos, recapitulemos, no es posible. Estaba sentado viendo el espectáculo de los bomberos rescatando y recomponiendo su cuerpo y los sanitarios dándole chupitos d’aigua del Carme o algo parecido al tranviario que tenía un ataque de nervios. Estuvo un rato entre entretenido y curioso, entre voyeur y controlándose a sí mismo si estaba todo o no. Y si estaba todo. La evidencia era que estaba muerto. En fin, no somos nada y como ya era hora de ir a casa enfiló Jardinets de Gracia arriba. Cuando llego a casa evidenció su naturaleza etérea entrando sin abrir la puerta, le hizo tanta gracia que lo repitió unas cuantas veces para ver si se sentía algo especial. Y no. No se sentía nada. Fue al baño siguiendo el pasillo más por costumbre que por necesidad pues podía cruzar todo el piso a través de las paredes. Quería ir al baño para verse en el espejo a ver si estaba muy perjudicado por el tranvía y vio rápidamente que tenía el, buen, aspecto de siempre. También descubrió cuando trato de saludar a sus hijos que no le veían ni le escuchaban, lo mismo su mujer cuando entro por la puerta de la calle, esa puerta que él ya no necesitaba abrir. Claro que sus hijos y su mujer raramente le contestaban, en realidad no era tan distinto de un día cualquiera sino fuera porque estaba muerto y podía atravesar las paredes. Decidido a sacar partido de su nueva situación se empleó en ver como se desnudaba la mujer y se sorprendió del bonito cuerpo que aún conservaba y aún mas del bonito conjunto de la Perla Gris, medias y liga incluidos que lucía. Él no veía nunca estas cosas. Su mujer se puso la bata encima y se fue a la cocina a preparar la cena. Como no le vio mayor interés se fue a dar un vistazo a sus hijos. La niña hablado cerdadas con el novio por teléfono y los otros dos jugando a la play y pajeandose respectivamente. Eso le sorprendió menos. Se sentó a la mesa a ver como cenaban como si estuviera en el cine y presenció como llamaban por teléfono la autoridad competente para notificar que él estaba muerto, que no había sido culpa del TrenPayaColau que había culpa de él mismo por no mirar el semáforo y notificaron que si el tranvía había recibido algún desperfecto les pasarían la factura si no tenían ningún seguro. Se hizo un silenció en el comedor pero sus hijos terminaron la cena y su viuda recogió los platos y los metió en el lavaplatos que aún estaban pagando en el Corty de la Diagonal. Vieron la serie de todos los martes en la tv y se fueron a la cama no sin antes preparar la ropa adecuada para el entierro. Hacía ya unos días que lo habían enterrado y se aburría profundamente. Había cruzado todas las paredes y había espiado a todo el mundo incluidos los vecinos que tenían una curiosa costumbre de taparse los ojos alternativamente, atarse a la cama y darse con una fusta a potencia máxima en las nalgas mientras aparentemente se retorcían de placer. Curioso y además le proporcionaba una ligera erección. Al día siguiente, era un coñazo porque él no dormía, decidió acompañar a su mujer al trabajo, era aquel edificio oficial al que solo se podía entrar con tarjeta magnética y pensó que en vida no había podido, pues ahora si. Cuando llegó su mujer entró muy decidida al Hall y salió igual de decidida por la puerta que daba a la calle trasera. Él le preguntaba, pero ella no oía o lo hacía ver. Dos calles hasta la boca del metro, su mujer no cogía nunca el metro y tres paradas, dos calles más y una escalera, ascensor, timbre y la abrió una mujer de la misma edad más o menos. Naturalmente le cerro la puerta en sus etéreas narices lo que lo obligo a colarse a través de la puerta. Cuando se orientó estaba en un rincón de un salón comedor grande con media docena de mujeres de mediana edad vestidas, por decir algo, con sendos négligée. Una de ellas era su esposa. No entendía nada de nada. O no quería entender. Llamaron a la puerta y se presentó un señor muy besucón que la que habría y cerraba puertas hizo pasar a una habitación. Fue a ver, y vio como todas y cada una de las mujeres entraban por turnos en la habitación y el caballero parecía conocerlas a todas. Aún que su mujer no se llamaba Fifi. El caballero la escogió y, él que había hecho de caballero en vida tuvo que rendirse a la evidencia. Su mujer hacía de puta en vez de trabajar en una Consellería. Rápidamente intento pensar que no eran trabajos tan distintos la administración y la prostitución pero no pudo resistir el morbo y se coló a través de la pared, olía a moho, para entrar en el dormitorio a ver que pasaba. Descubrió, cuando se le paso el ataque de cuernos, que su mujer/viuda tenía unas capacidades sexuales que él desconocía por completo, que hacía con naturalidad cosas que él no se había atrevido a pedirle en toda su vida. Vio a una mujer ardiente, sexy y deseable. ¿ por que no se lo había dicho nunca ? Era una pregunta estúpida. ¿ o no ? Aquella mujer apenas la reconocía, hacía cosas con aquel hombre que no habían hecho nunca y alguna que él ni siquiera sabía que existía. Desde su muerte por primera vez tuvo ganas de llorar y sobretodo, sobretodo, de estar vivo. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
Última edición por Simon; 11/05/2023 a las 15:32. |
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12/05/2023, 20:18 | #275 | |
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Veo que se me pasó contestarte esto. Tienes toda la razón, no te puedo decir más. Una relación de pago es por un tiempo consensuado. Más allá de ahí entiendo que no haya nada y, como dices, es correcto y lógico. A veces creo que a muchos clientes nos gustaría que hubiera un poquito más, porque conectar con otra persona es agradable. Supongo que habrá alguna excepción pero... En la mayoría de los casos pues, como dices, somos un número más. Buen fin de semana! |
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12/05/2023, 20:29 | #276 | ||
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12/05/2023, 20:31 | #277 |
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13/05/2023, 11:01 | #278 | |
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Yo no he sido nunca de cambiar mucho, no soy un "picaflor", pero si intento tener siempre un grupito de cuatro o cinco que ya sabemos que nos llevamos bien y permite ir rotando. Me parece que es la manera de evitar peligrosos e inadecuados enchochamientos que en el 99% de los casos no terminan bien. Puede parecer que...pero no. Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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13/05/2023, 11:42 | #279 | |
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13/05/2023, 13:29 | #280 | ||
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