[Baja_134832]

Iniciado por Valeria

Holi holi!!

Hasta el miércoles 13 voy a desaparecer del mapa, vale?

A ver si me desestreso

Acabo de leer tu post y no puedo evitar imaginar tu manera de desestresarte. Te he visto, de hecho (en mi mente)...

Te he visto en el salón de tu casa (el salón de tu casa que imagino, que quede claro). Pillas el mando de la tele y te despanzurras en el sofá. Quedas allí estirada tal y como caes, sin preocuparte lo más mínimo por si la postura es la más cómoda o la más adecuada para tu espalda. Te da lo mismo. Estás agotada.

Antes, en tu dormitorio (tu dormitorio que imagino, aclaro), te has despojado de la ropa de calle, te has liberado del sujetador, y te has puesto tu pijama. El favorito. Ese que está viejo y desastrado pero que te encanta. Ese que está formado por dos piezas originarias de dos pijamas diferentes. La camiseta y el pantalón no pegan ni con cola, pero es tu pijama favorito. Huele a ti y a tus recuerdos, y el algodón casi transparente después de tanto uso es, para ti, la seda más suave y preciada que merece, hoy, cubrir tu piel.

A lo que íbamos: estás en tu sofá. Le das a los botones del mando, navegas por un par de menús de tu servidor habitual de contenidos y pones ese capítulo de esa serie que te recomendaron y que tienes a medias. Bajas el volumen porque está excesivamente alto. Fijas la atención en la pantalla apenas unos segundos, dejas el mando sobre el sofá y te estiras aún más. La cabeza te medio cuelga del brazo del sofá. Llevas la melena mal recogida en una coleta y te caen mechones por la cara que espantas a bufidos. No tienes fuerzas ni para hacerte una coleta nueva.

La serie te la trae al pairo. Dejas de seguir la trama y te pierdes en tu cabeza. Estás tan derrengada, que solo puedes pensar en ti misma y en lo que te apetece ahora mismo. Que no es otra cosa que disfrutar de tu despanzurramiento. De no hacer nada. De no pensar en nada. De estar sola. No quieres que te molesten. No quieres que te hablen. No quieres saber nada del trabajo, del blog, de los mensajes que te envían, de tus rutinas laborales, de los problemas o las cuitas de nadie cercano. Quieres un encefalograma plano en tu visita al encefalogramador de turno. Eso quieres ahora.

De repente, entra alguien en el salón. Sin decir nada, avanza hasta el sofá y se sienta en una punta. Es la única persona a la que, en este preciso instante de tu desestresamiento, podrías tolerar. Siempre y cuando no abra la boca. Tú decides quién es esa persona (aunque yo imagino quién podría ser).

No abre la boca. Te mira y la miras. Esa mirada te ha ofrecido algo que solo tú sabes leer. Tú, que estás en la otra punta del sofá, retrepas por él, dándote la vuelta, y avanzas como un minino hacia el extremo que la otra persona ocupa. Sin pedir permiso, te tumbas de lado y apoyas la cabeza en sus piernas. Los mechones de tu melena siguen cayéndote por el rostro, haciendo caso omiso al coletero. En un casi completo silencio, roto únicamente por los diálogos casi inaudibles que provienen del televisor, esa persona que tú toleras, posa su mano en tu cabeza y empieza a atusarte el pelo. Sin decir nada. Y solo hace eso. Durante mucho rato. Durante todo el rato que tú quieras. No piensa interrumpir el discurrir de las técnicas desestresantes simples y hogareñas de tu cerebro por nada del mundo.

Piensas que no se puede ser más feliz. Y quieres que ese momento dure, exactamente, hasta el miércoles 13 de octubre.

Perdón por el rollo...

Lo confieso: me he puesto palote imaginándote con el pijama

[Valeria]

Iniciado por Romita

Acabo de leer tu post y no puedo evitar imaginar tu manera de desestresarte. Te he visto, de hecho (en mi mente)...

Te he visto en el salón de tu casa (el salón de tu casa que imagino, que quede claro). Pillas el mando de la tele y te despanzurras en el sofá. Quedas allí estirada tal y como caes, sin preocuparte lo más mínimo por si la postura es la más cómoda o la más adecuada para tu espalda. Te da lo mismo. Estás agotada.

Antes, en tu dormitorio (tu dormitorio que imagino, aclaro), te has despojado de la ropa de calle, te has liberado del sujetador, y te has puesto tu pijama. El favorito. Ese que está viejo y desastrado pero que te encanta. Ese que está formado por dos piezas originarias de dos pijamas diferentes. La camiseta y el pantalón no pegan ni con cola, pero es tu pijama favorito. Huele a ti y a tus recuerdos, y el algodón casi transparente después de tanto uso es, para ti, la seda más suave y preciada que merece, hoy, cubrir tu piel.

A lo que íbamos: estás en tu sofá. Le das a los botones del mando, navegas por un par de menús de tu servidor habitual de contenidos y pones ese capítulo de esa serie que te recomendaron y que tienes a medias. Bajas el volumen porque está excesivamente alto. Fijas la atención en la pantalla apenas unos segundos, dejas el mando sobre el sofá y te estiras aún más. La cabeza te medio cuelga del brazo del sofá. Llevas la melena mal recogida en una coleta y te caen mechones por la cara que espantas a bufidos. No tienes fuerzas ni para hacerte una coleta nueva.

La serie te la trae al pairo. Dejas de seguir la trama y te pierdes en tu cabeza. Estás tan derrengada, que solo puedes pensar en ti misma y en lo que te apetece ahora mismo. Que no es otra cosa que disfrutar de tu despanzurramiento. De no hacer nada. De no pensar en nada. De estar sola. No quieres que te molesten. No quieres que te hablen. No quieres saber nada del trabajo, del blog, de los mensajes que te envían, de tus rutinas laborales, de los problemas o las cuitas de nadie cercano. Quieres un encefalograma plano en tu visita al encefalogramador de turno. Eso quieres ahora.

De repente, entra alguien en el salón. Sin decir nada, avanza hasta el sofá y se sienta en una punta. Es la única persona a la que, en este preciso instante de tu desestresamiento, podrías tolerar. Siempre y cuando no abra la boca. Tú decides quién es esa persona (aunque yo imagino quién podría ser).

No abre la boca. Te mira y la miras. Esa mirada te ha ofrecido algo que solo tú sabes leer. Tú, que estás en la otra punta del sofá, retrepas por él, dándote la vuelta, y avanzas como un minino hacia el extremo que la otra persona ocupa. Sin pedir permiso, te tumbas de lado y apoyas la cabeza en sus piernas. Los mechones de tu melena siguen cayéndote por el rostro, haciendo caso omiso al coletero. En un casi completo silencio, roto únicamente por los diálogos casi inaudibles que provienen del televisor, esa persona que tú toleras, posa su mano en tu cabeza y empieza a atusarte el pelo. Sin decir nada. Y solo hace eso. Durante mucho rato. Durante todo el rato que tú quieras. No piensa interrumpir el discurrir de las técnicas desestresantes simples y hogareñas de tu cerebro por nada del mundo.

Piensas que no se puede ser más feliz. Y quieres que ese momento dure, exactamente, hasta el miércoles 13 de octubre.

Perdón por el rollo...

Lo confieso: me he puesto palote imaginándote con el pijama

Pues más o menos. Pero el sujetador siempre puesto. Solo se quita en caso de sexo, ducha o playa. Y la que se tumba es ella, y la que atusa el pelo soy yo. Y así, puede incluso que me quede dormida y luego no sepa en qué puto punto de la serie me quedé.

[Baja_134832]

SILOGISMO

El martes es el día del Pilar.

Tú eres el pilar sobre el que se sostiene este blog...

...ergo, el martes tienes que colgar post "jugoso". De esos largos. Con muchos párrafos y poca separación. Ja m'entens...

[Valeria]

Menudo nivel de desconexión. No se yo si me voy a acordar de como se hace esto

[vayalengua]

[Baja_134832]

Iniciado por Valeria

Menudo nivel de desconexión. No se yo si me voy a acordar de como se hace esto

Define "esto", que no lo pillo...

No lo vas a definir, ya sé que pasas de lo que te pida(mos). Pero es parte de tu encanto, hay que quererte igual...

[Valeria]

Iniciado por Romita

Define "esto", que no lo pillo...

No lo vas a definir, ya sé que pasas de lo que te pida(mos). Pero es parte de tu encanto, hay que quererte igual...

No me hagas decir marranadas, marranote.

[Baja_134832]

Valeria, sé que últimamente no te da la vida, y es normal que no puedas pasar por aquí tan a menudo como quisieras.

No puedo resistirme a escribir algo aquí, y ahora explico el porqué. Antes, solo decirte que lo elimines si crees que me estoy metiendo donde no me llaman. Lo encierro en un spoiler para no abusar de espacio.

Es que he pensado en las personas que estén entrando en tu blog últimamente y que solo hayan leído esos textos estupendos que has ido colgando. He pensado que a lo mejor piensan (buff, cuánto pensar!) algo así como lo que expresó Freeze. Y eso les lleva a pensar (otra vez) que tu vida en este trabajo es algo así como una tragedia.

Seguramente no haya tanto pensamiento, pero ya sabes que yo le doy muchas vueltas a las cosas.

Por eso quería escribir cómo te veo yo. Que, a fin de cuentas, también soy cliente tuyo, y puedo aportar una modalidad de relación clientelar diferente a las que tú has descrito. Remarco que yo todavía no me he llevado un bofetón de tu parte provocado por mi comportamiento. Aunque ahora que pienso, igual lo he merecido...

Lo haré en tercera persona, como si fuera yo Juan Ramón Jiménez escribiendo Platero y yo (más quisiera. Más quisiera yo, no el bueno de Juanra...). Allá voy:

Valeria es pequeña, peluda, suave... Ay, perdón... ¡Juanra, sal de mi cuerpo!!

Empiezo otra vez: Valeria es una profesional atípica. Casi todas las profesionales que conozco se esfuerzan por crear una atmósfera agradable cuando reciben a un cliente por primera vez, porque ellas son las primeras interesadas, supongo, en que haya buen rollo y el cliente se vaya satisfecho. Valeria no. No se esfuerza, quiero decir. No lo necesita. Cuando la conoces, a los pocos minutos, te das cuenta de que Valeria se está comportando contigo como lo haría si te conociera fuera de su sala y en lugar de llamarla Valeria la llamaras por su nombre real.

Eso para empezar. Pero hay más. Valeria es muy educada. Y muy divertida. Y muy amable. Dentro de los límites que expone en su anuncio, Valeria quiere que tú, como cliente, te lo pases bien. Pero lo mejor es que ella también quiere su porción de pastel, y busca pasarlo bien ella. Joder, ya que hay que trabajar, ¿qué mejor forma que hacerlo disfrutando? Pues eso que parece una chorrada, no es tan fácil de encontrar en este mundo. Es admirable que las profesionales se desvivan por conseguir que lo pasemos bien, y es entendible que ellas no busquen su propio disfrute por infinidad de motivos: son muchos clientes; soy incapaz de excitarme con un cliente, o con este cliente, o con algunos clientes; soy lesbiana y punto y a mí los tíos es que no puedo con ellos; estoy trabajando, no disfrutando... Lógico y normal y respetable. Pero precisamente por eso, cuando das con una mujer como Valeria, que hace todo lo posible por disfrutar ella también, a mí me parece que es como encontrar el Santo Grial después de haber recorrido medio planeta (con los nazis pisándote los talones). Eso sí, tú, el cliente, has de poner tu granito de arena. Evidentemente.

Sigo. No entro a valorar el físico de Valeria. Yo ya me he pronunciado en las expes correspondientes, pero sé que esto de los gustos es muy personal. Si te gusta, pues te gusta. Y si no, pues no te va a gustar por mucho que yo diga aquí que Valeria es guapa a rabiar y que podría pasar días y días enteros, sin comer, beber ni siquiera pasar por el excusado, arrebujadito sobre su regazo y acariciando todos y cada uno de los rincones de su anatomía que me permitiera (hay un par que sé que no me dejaría porque tiene cosquillas).

Pero si el físico te cuadra, Valeria va a conseguir, sin proponérselo (simplemente con su forma de ser), que estés tremendamente a gusto durante todo el rato que dure la sesión. Te excitarás, te reirás, hablarás, te volverás a excitar y te darás un atracón de erotismo sencillo y variado, directo, claro clarinete, divertido y disfrutable.

Lo único que tienes que hacer es permitir a Valeria que sea como es, ajustarte a lo acordado y dejarte llevar.

Valeria no es perfecta. Nadie lo es. Pero sabe muy bien cómo hacer su trabajo y, aparte de ganar dinero, su objetivo pasa por el disfrute compartido. O eso me parece a mí.

Así pues, y ahora llegamos a la moraleja, Valeria nos cuenta momentos de su trayectoria profesional que nos pueden parecer terribles, aunque ella los viva con pasmosa normalidad, pero lo cierto es que, yo lo creo así, disfruta de y con su trabajo, y por ende consigue que quien la visita disfrute también. Respetando, siempre, los límites y acuerdos pactados de inicio.

Así veo yo a Valeria.

[Adn]

Iniciado por Valeria

Holi holi!!

Hasta el .... voy a desaparecer del mapa, vale?

A ver si me desestreso

[Valeria]

Iniciado por Adn

Ese meme ya lo usaste. Originalidad por favor.

[vayalengua]

[Valeria]

YO TAMBIÉN LA CAGO

En más de una ocasión os he hablado de la torpeza de los clientes. Los que no besan bien, los que no tocan bien, los que usan los dientes para hacer un cunnilingus, y creo que me queda pendiente contaros la metodología de penetración de los inmóviles. Pero no solo los clientes pueden torpes, a veces nosotras, también. Podéis llamarlo torpeza, despiste, accidente… pero se nos dan situaciones que al cliente pueden resultarle poco agradables y que a largo plazo, como es mi caso, pueden provocar un ataque de risa en cualquier momento.

Voy a contaros, con detalle, cual ha sido mi metedura de pata épica.

Debéis saber que las chicas que nos dedicamos al sexo tenemos trucos para todo. Si nos viene la regla, nos ponemos una esponjita. Si nos escuece de tanto uso, nos ponemos un medicamento que es como un supositorio vaginal. Si no nos gusta como nos hacen algo, le damos la vuelta a la situación y nos ponemos a hacer otra cosa. Si nos quedamos sin sábanas bajeras limpias, usamos una sábana normal bien metidita debajo del colchón. Yo que sé, tenemos respuesta para todo. Hasta aquí todo bien.

Estaba yo trabajando en el piso este verano cuando me despertaron para hacer un domicilio a las 6 de la mañana. La noche anterior había usado uno de los trucos anteriormente mencionados que no voy a revelar para que no adelantéis acontecimientos.

Llego a casa del susodicho y se pone a hacerse unas rayitas. Una cosa que me pilló por sorpresa la primera vez que un cliente se drogó delante de mí, es que la coca deja sabor en la boca. Es un regustillo amargo poco agradable, que desaparece enseguida. La cuestión es que la sesión iba un poco desordenada, como el resto de aquella casa. Fumaba mientras le montaba, primero hubo penetración y luego felación. Todo así como un poco caótico. El tema es que en un momento dado el señor decidió que era una gran idea hacerme un cuni, bajó tan decidido como subió. No aguantó ni 3 segundos ahí abajo. No dijo nada y la sesión continuó siendo un despropósito de ahora te penetro, ahora felación, ahora besos, ahora piti, ahora raya… En una de estas que fui yo muy decidida directa de boca al pilón y ¡¡¡DIOS MIO QUE ASCAZO!!! Un sabor amargo… aquello era infumable. Lo intenté, lo juro, pero aquello era insufrible. Me cagué en la coca y en su puta madre. No sé. Pensé que a lo mejor al metérsela la había tocado con las manos y luego había tocado el condón… no sé. Algo pasaba. Hice lo que tenía que hacer, sacarme esa cosa asquerosa de la boca y cambiar el condón con cuidado de que él no lo tocara en absoluto. Me preguntó que por qué lo cambiaba y le dije que sabía fatal, que seguramente era de la coca, a saber. No le dio más vueltas, me dejó que lo cambiara y continué enfaenada en aquella espiral de lo que a él debía parecerle lujuria, aunque se asemejaba más a una amalgama de piernas y brazos por aquí y por allá. La sesión terminó y yo me fui de vuelta al piso deseando ducharme a fondo. Por que claro, el señor me había metido los dedos y yo convencida de que los tenía llenos de coca, necesitaba limpiarme por dentro.

Una vez en la ducha cogí jabón e introduje el dedo en mi vagina. OH MY GOD. Saqué el dedo blanco completamente. Y me di cuenta. Lo entendí todo. Por qué no me había hecho el cuni con lo decidido que lo veía y por que el condón sabía a rayos. TIERRA, TRÁGAME. Llevaba ya varios días en el piso y la noche anterior tomé la maravillosa decisión de ponerme el medicamento vaginal. Blastoestimulina se llama. Ese sabor horroroso no venía de la coca, venía directamente del interior de mi vagina y era el sabor de la Blastoestimulina. Qué vergüenza dios mío. Si me hubiera dado cuenta en el momento, se lo hubiera dicho y me hubiera reído lo más grande pidiendo disculpas. Pero yo allí toda chula echándole la culpa a la farlopa y en realidad era yo la que había provocado la desagradable situación. Ves a saber lo que debió pensar de mi y de mi olor el pobre señor.

Moraleja, no hay que follar a las 6 de la mañana por que las neuronas de una todavía no funcionan y pasan cosas…

[vayalengua]

Un relato perfecto, una situación espeluznante y una reaccion logica, me ha encantado el como lo has contado y que lo hayas hecho con esa naturalidad que te caracteriza. Hoy hasta me he reido, no de ti, de la situación e imaginándote cuando te diste cuenta...

[Valeria]

¿No os parece jugoso lo que os conté ayer? Pensaba que daría para un poco de cachondeo, la verdad

[Coquito]

Iniciado por Valeria

¿No os parece jugoso lo que os conté ayer? Pensaba que daría para un poco de cachondeo, la verdad

A mí personalmente me sorprendió el uso de la Blasto... no sabía que tenía ese efecto anestésico. Yo habitualmente la uso para la cura de heridas/llagas.

[Valeria]

Iniciado por Coquito

A mí personalmente me sorprendió el uso de la Blasto... no sabía que tenía ese efecto anestésico. Yo habitualmente la uso para la cura de heridas/llagas.

Por que no lo usamos como anestesia, lo usamos como regenerante. Piensa que ahí roza constantemente el plástico y al final, si tienes mucha actividad, escuece. Pues antes de que se haga herida o llaga, o tener que dejar de trabajar para que se recupere, blastoestinulina y como nuevo.

[Adn]

Iniciado por Valeria

Por que no lo usamos como anestesia, lo usamos como regenerante. Piensa que ahí roza constantemente el plástico y al final, si tienes mucha actividad, escuece. Pues antes de que se haga herida o llaga, o tener que dejar de trabajar para que se recupere, blastoestinulina y como nuevo.

Blastoestimulina 2% Polvo cutáneo es un medicamento para uso cutáneo con acción cicatrizante. Este medicamento se aplica para que cicatricen heridas, úlceras, llagas, escaras y quemaduras de la piel. También se usa como tratamiento de apoyo en heridas quirúrgicas y en el implante de injertos cutáneos.

BLASTOESTIMULINA TOPICA POMADA es una pomada cicatrizante y antibiótica indicada para heridas infectadas o con riesgo de infección. Posee centella asiática como cicatrizante y un antibiótico de amplio espectro. Se puede usar también en quemaduras y úlceras cutáneas.

[Valeria]

Iniciado por Adn

Blastoestimulina 2% Polvo cutáneo es un medicamento para uso cutáneo con acción cicatrizante. Este medicamento se aplica para que cicatricen heridas, úlceras, llagas, escaras y quemaduras de la piel. También se usa como tratamiento de apoyo en heridas quirúrgicas y en el implante de injertos cutáneos.

BLASTOESTIMULINA TOPICA POMADA es una pomada cicatrizante y antibiótica indicada para heridas infectadas o con riesgo de infección. Posee centella asiática como cicatrizante y un antibiótico de amplio espectro. Se puede usar también en quemaduras y úlceras cutáneas.

Visto así parece que nos dejen la vagina como para declararla zona catastrófica y tampoco es eso

[Baja_134832]

Iniciado por Valeria

¿No os parece jugoso lo que os conté ayer? Pensaba que daría para un poco de cachondeo, la verdad

Comentario de texto a petición de la autora: me has hecho reír, y eso últimamente no me pasaba con tus tochos. Y tu forma de escribir así a chorro, pero cuidando muy mucho la redacción, me sigue pareciendo un despelote altamente disfrutable y recomendable.

Ale, basta ya de jabón, aunque igual te hace falta para eliminar restos de la dichosa Blastoestimulina...

PD: No me hagas eso jamás, please!

[Valeria]

¿Os he contado la historia de los 50 euros de propina?