05/04/2021, 19:44 | #141 |
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PAISANAJE COSTUMBRISTA Todos en el bloque de viviendas saben que la vecina del tercero está liada con el guapo de los hermanos del cuarto. Todos saben que de tanto en tanto, en las tardes aburridas en que su marido está trabajando, sube a su casa y pasa un largo rato allí. Sale con una sonrisa y baja a su casa donde le prepara la cena a su marido que no sospecha nada. En el segundo, vive una señora muy mayor con su hijo que quedó minusválido después de un accidente. La casa es un trasiego de gente. Por las mañanas o las tardes viene una señora de los servicios sociales que ayuda a la madre a lavar al hijo, a vestirlo y a arreglarlo. También ayuda en algunas tareas domésticas (hay tareas que, por su edad, a la señora le cuesta bastante realizar) y muchas veces les prepara la rica comida, muchas veces aderezada con ricos sabores de su tierra natal. El chico perdió el habla y el control muscular en el accidente. Cada dos días viene una enfermera que realiza algunas curas en el hijo y comprueba que la piel del hijo no empiece a llagarse por la inmovilidad, o que no se haya dado algún golpe con esos movimientos bruscos e involuntarios que con los que mueve cabeza y brazos. Un par de veces a la semana viene un fisioterapeuta, que realiza una pauta de ejercicios con el vano intento de recuperar la movilidad de las piernas y el control de los músculos que aún se mueven. Es verano y hace calor. A la cincuentona de la planta baja, hace una par de años que la dejó el marido. La huida de su marido tras una compañera de su oficina que se había adornado su divorcio con faldas cortas, escotes generosos y tetas y labios de silicona; no le ha acabado de sentar bien. Aún está de buen ver: cuando se arregla arranca alguna mirada por la calle. Pero lo hace pocas veces; sus escasos intentos de buscar una nueva pareja no han tenido mucha fortuna. No ha encontrado más que maduros que sólo se admiran a sí mismos en un ejercicio de agotador narcisismo, o viejos amargados que viven en una aburrida y silenciosa introspección: deben tener una vida interior pero no la sacan nunca a brillar. Ella busca la pasión otra vez, volver a sentirse viva. El adolescente del ático, se mueve, como dice el estudiante de filosofía del primero, bajo cuatro ejes perpendiculares: estudios, deporte, videojuegos y pajas. No le hace mucha gracia, pero tiene que reconocer que tiene razón. Es verano y hace calor. Después de comer, muchos días a primera hora de la tarde, la cincuentona de la planta baja saca su tumbona a la terraza y se pone en una esquina, protegiéndose de donde la puedan ver desde los pisos de arriba, a tomar el sol. El adolescente del ático hace una pausa en los estudios o en la sesión de videojuegos y mira por la ventana hacia abajo, a la vecina que dormita bajo el sol. Inmediatamente, nota como su pene se tensa en los pantalones de deporte que lleva puestos. La vecina se le parece a alguna de esas maduras cachondas que mira por internet en las páginas porno cuando busca "mature big natural". Le gustaría que le hiciera lo mismo que a esos supuestos jovencitos en las películas. Hoy no va a hacerse la paja de la tarde mirando el porno, con el complicado proceso que le ha enseñado el estudiante de informática del primero para no dejar rastro. Con el espectáculo que va a regalarle la vecina, va a ser suficiente. La cincuentona de la planta baja se mueve perezosamente en la tumbona. Estira los brazos por la parte de detrás de su cuerpo y se libera del sujetador del bikini. En cuanto ha visto como esos dos grandes pechos se desparraman liberados de sus ataduras, el adolescente del ático ha llevado sus manos adentro de los pantalones agarrando la polla que está alcanzando el máximo de rigidez de la que es capaz. Se imagina agarrando esas dos masas blandas y apretándolas con sus manos, viendo como su cabeza se entierra en los grandes y calientes pechos de ella y como lame esos grandes pezones. Mientras baja con la mano izquierda el pantalón, con la mano derecha ha empezado a masturbarse con movimientos rápidos y una cierta violencia, apretando fuerte con sus dedos. Con parsimonia máxima ella se acaricia, medio dormitando, extendiendo un poco de bronceador sobre sus pechos. Él mira, y sigue agitando su brazo. Ella no es ajena a lo que está pasando en el ático. Con los ojos entrecerrados, simulando estar medio dormida, ha visto salir varias veces la cabeza del adolescente para echar una mirada rápida y volver a meterse dentro. Todos los diablos malvados la están aconsejando en ese momento. Ella sonríe interiormente y con un movimiento rápido, haciendo como que está ajena a todo, pero segura que allí arriba hay un par de ojos mirando, estirada en la tumbona, se libera de la parte de baja del bikini. La visión de ese trozo de carne más blanco, con una pequeña rayita de vello, ha disparado toda la violencia posible en la masturbación del adolescente. Se imagina introduciendo su pene entre esos muslos, mientras que su mano se mueve lo más aprisa posible arriba y abajo, apretando su pene hasta casi dejar los dedos marcados. Mientras ella separa las piernas ligeramente, para que el muchacho vea bien todo lo que ella puede ofrecerle, él ahoga un grito mientras expulsa todo el semen que han podido producir sus testículos desde la última paja, que fue no hace tanto, cuando volvió del instituto y se encerró un momento en el lavabo. Mientras el adolescente se limpia torpemente con unos kleenex que consiguió meter en su habitación con alguna excusa banal hacia su madre, ella sonríe. Un ratito después, cuando ella se ha asegurado que esa melenita morena no vuelve a asomarse por la ventana del ático, ella se levanta, y rápidamente se introduce en el interior de su casa. Allí se estira en su cama y abre un cajón de la mesilla de noche del que saca un consolador de dimensiones intermedias. Activa la vibración y empieza a frotarlo por su vagina, que hacía un rato que había empezado a humedecerse. Allí pasará un largo rato jugando con el consolador, alternando caricias de la vibración sobre los labios y la parte externa del clítoris con introducciones en la vagina buscando notar ese punto que sólo ella conoce tan bien. Con la mano libre se acariciará los pechos y se pellizcará los pezones. Tendrá varios orgasmos que la dejaran descansada y la sumergirán en una siesta de la que se levantará sudada y alterada otra vez. A pesar de todo el trasiego diario de gente que registra la vivienda, el chico minusválido del segundo no es feliz. Hace algunos años, quedó confinado en un cuerpo postrado en la cama y del que no controla los movimientos, y con el que apenas puede comunicarse con la gente. Hay días que quisiera estar muerto. La única visita que le alegra el día cuando viene es Montse. Ella es la masajista que ha contratado su madre, y que viene cada dos semanas los jueves por la mañana. Hoy ha venido Montse. Se ha presentado de repente en la habitación donde él está estirado en la cama. Él quiere abrazar a Montse, pero todo lo que logra son una especie de manotazos al aire. Montse lo mira tranquila y sonriente desde una distancia prudencial. Él se calma un poco y se deja hacer. Montse empieza un masaje lento, por todos su cuerpo desnudo transmitiéndole un calor que lo relaja. En un momento dado, Montse agarra una de sus manos y la mete debajo de su camiseta, haciendo que él la acaricie con suavidad y lentitud. Poco a poco, haciendo que él apoye sus manos en el cuerpo de ella, Montse se va desnudando, haciendo que las manos de él recorran todos las curvas del cuerpo de ella. Sonríe y se recuesta a su lado mientras le da un beso en la mejilla. El cuerpo de ella se aprieta a su piel y empieza a desplazarse por su anatomía, bailando como una serpiente por encima de él. Ella sonríe todo el rato y de tanto en tanto le da un beso en la mejilla que le hace muy feliz. Las manos de Montse acaban agarrando su pene y empieza una serie de ligeros apretones y caricias que acaban haciéndole eyacular mientras se siente flotar por encima de su cuerpo, casi como se sintió en el accidente, donde salió de su cuerpo y veía a los médicos y enfermeros trabajando duramente para hacerlo retornar a la vida. Montse vuelve a mostrarle la más bonita de sus sonrisas y le besa en la mejilla mientras limpia su cuerpo con toallitas para retirar todos los fluidos y aceite del masaje. Un ratito más de caricias y ella se levanta, se envuelve en una toalla y se va a la ducha. Su madre anciana entra entonces en la habitación con una gran sonrisa y una bandeja con café con leche y galletas. Él, relajado y feliz, intenta sonreír, aunque sabe que sólo le sale una mueca en la que muestra los dientes. Montse vuelve envuelta en la toalla y se sienta en la cama. Allí con Montse semidesnuda, merendarán los tres; mientras ellas hablan de banalidades, él dejará salir un par de lágrimas de felicidad. La vecina guapa del tercero vuelve a salir de casa y sube las escaleras hasta el cuarto. Toca el timbre de la vivienda de los hermanos y se introduce en ella, alegre y sonriente cuando el hermano guapo abre la puerta. Juntos se sientan en la mesa y toman un té con unas deliciosas pastas que él ha preparado. Juntos pasarán la tarde charlando, mientras toman el té o cosen un vestido para ella con los patrones que él ha dibujado. Hablarán de todas las banalidades posibles, de las pequeñas anécdotas del día y del vecindario, se confesarán el amor que cada uno siente por su pareja, y se reirán un buen rato mientras comentan que más de un vecino todavía cree los dos hombre que comparten vivienda son hermanos. Es cierto que tienen un parecido físico, y que algunos de sus gestos y modales son iguales; es lo que han forjado los años de convivencia juntos. Ella revelará que no le importa que algunos vecinos aún crean que ellos dos están liados; ella confesará que está enamorado de ese hombre con el que vive, que no es fuerte, ni guapo, pero es el único que la hace feliz. Los cuatro estudiantes que comparten piso en el primero no son especialmente molestos. No hacen muchas fiestas en casa. Están por casa de lunes a jueves y los viernes a la tarde suelen regresar a sus lugares de origen. Pasan el día en la universidad o están estudiando en el piso. Tan sólo están algunos días jugando a los videojuegos hasta tarde pero sin montar mucho escándalo; a veces, el adolescente del ático se les une. Los jueves a la noche suelen salir por ahí, y dependiendo de la suerte que tengan vuelven por separado más o menos tarde, o no vuelven, directamente. Esta noche sólo ha regresado uno. Relativamente temprano. Acompañado de una chica. Se han oído algunas carcajadas. Luego ha habido un silencio. Ahora se oyen por todo el bloque unos jadeos y gemidos, acompañados de un rítmico golpeteo en alguna de las paredes. La vecina guapa del tercero se ha despertado y ha despertado a su marido, se han sonreído y ahora ellos dos hacen el amor de manera lenta y pausada. La cincuentona de la planta baja también está despierta dudando entre si golpear el techo para que dejen de hacer ruido o quedarse quieta, confusa por la mezcla de rabia y envidia que siente. La señora mayor del segundo también se despertó al oír los golpes, fue a ver a su hijo y tras comprobar que dormía tranquilo y oír algunos jadeos, sonrió y ahora se está preparando una manzanilla. En el ático, el adolescente tampoco duerme. La patada que le ha dado el estúpido del central en el entrenamiento le ha dejado el tobillo inflamado y muy dolorido. Ya se lo hará pagar mañana en el instituto. Ahora oye los ruidos que vienen de abajo. Seguramente es el estudiante de filosofía, qué pedazo de cabrón, qué suerte tiene, qué bien se lo monta. Se hace otra paja para ver si le pasa el dolor y la excitación y se queda dormido. Última edición por Jaason; 05/04/2021 a las 19:45. |
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11/04/2021, 20:13 | #142 |
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HOY ES UN DÍA Se ha tomado la tarde libre. Se ha ido a casa para pasar la tarde trabajando desde allí, después de celebrar en el restaurante pijo que tanto le gusta. Es jueves por la tarde. Ha sido una semana estupenda. Ayer la firma con una de las principales multinacionales del país como proveedor preferente. Un montón de dinero en ingresos asegurados para los próximos tres años. Toda la tarde estuvo recibiendo mails de todos los jefazos. Le dolían los hombros de tanta palmadita. Y, hoy, las noticias que ha recibido por email esa mañana. Está tan contento que imprimiría el pdf con los resultados del mes pasado y pondría en el marco que tiene en la oficina sustituyendo la foto que tiene de su familia. Sentado en la oficina de casa, sin nadie que moleste, notando todavía los efectos del vino y del carajillo de postre; se siente realizado. Ha hecho dos llamadas, ha respondido los tres mails urgentes que tenía y se estira hacia atrás en su asiento. Sólo le falta un buen polvo. Sí, sería lo mejor para acabar en las nubes después de tanta felicidad. Abre la página web esa donde se anuncias tantas chicas. Tantas fotos de chicas bonitas le abruma un poco. Le empieza a costar decidir. La maldición del ejecutivo: no les cuesta actuar, pero cuando se trata de tomar decisiones…. Y todo puede fallar. Mejor buscar algo conocido. ¿Qué escoger? ¿Una masajista que lo deje relajado y flotando? Podría ir a aquella masajista jovencita del centro que hace unos masajes estupendos, se nota que ha estudiado y tiene práctica: hace unos masajes que dejan hiperrelajado, cercano al sueño; pero es una sosa, conversación escasa y no pasa de dar piquitos, apenas hace bodybody y directa al lingam. No, mejor la madurita, esa que tiene esos pechos grandes y hace unas cubanas gloriosas; pero no, no le gusta mucho su cuerpo, está bien para una cubana pero no para nada más. ¿Y la chica esa bajita? Tiene un buen cuerpo, una boquita deliciosa para besar y hace un bodybody magnífico, restregando el cuerpo de ella por todo el de él…; pero no le gusta que le toque sus partes, que meta los deditos, que busque la humedad que él cree que está destilando cuando se refriega con él…..¡Con la jamona!, ¡con esa sí!, hace un masaje pasable y un francés más que decente, y bien planteado se deja llegar a más; pero está siempre muy ocupada y es difícil quedar con ella. No, masajista no… Nunca se sabe si están dispuestas a dejarse meterla. O si lo hacen se pierde mucho el tiempo en masaje y luego… No, mejor buscar una escort…. ¿Podría ser la rubia de ojos azules, una cara bellísima que da gusto besar?… pero se muestra siempre muy paradita, hay que estar dándole instrucciones y no siempre pone buena cara. Mejor la morena que trabaja con ella, pero mejor no, es demasiado cara para lo que ofrece, no merece la pena. ¡Uf! Podría quedar con aquella madurita rubia con la que estuvo una vez, ¡una auténtica fiera en la cama!; pero atiende en un lugar bastante cutre, la ducha se caía a trozos y salió con la impresión de que ni una ducha con salfumán le iba a quitar el olor a comida rancia que la vivienda le había impregnado…. No mejor no, quería una cosa buena… ¿la jovencita morena de ojos verdes? Besa fantástico, le había hecho una vez un francés en la ducha con el que casi pierde el sentido y se mata del golpe en la pared y una espalda fantástica para ver cuando atacaba por detrás; pero es que hace poco se había operado los pechos y no se los dejó tocar mucho la última vez que se vieron, además estuvo un poco arisca…. Mejor la chica de los países del sur, aquella mujer es un vicio, guapa, simpática, activa e incansable, un chochito pequeño y delicioso para meter la lengua, y húmedo y cálido para meter otras cosas, justo lo que está necesitando; pero el problema es que no calla nunca, no para de hablar y de decirle que cuanto lo quiere y cuanto lo necesita y tantos mensajes acaramelados que le suenan tan falsos que le ponen al punto de no saber cómo escapar corriendo cuando acaba… ¡JODER! ¡Qué mierda! Lo mejor va ser ir a la casa aquella que es bastante de confianza. Es cara, sí, pero las chicas son todas muy guapas, atentas y una caña en la cama. Deberían darle un premio a quien haga la selección de personal. Bueno, el precio que se paga en la casa, asegura, supuestamente lo mejor. Ya se imagina yendo, recibido por esa madame tan encantadora, que le ofrecerá una copa mientras… ¡mierda! El "paseillo". Cómo odia esa tarea, seleccionar a la chica. Siempre le recuerda cuando pequeño, en su pueblo, el tío de su padre lo llevó a la feria de ganado: con qué asco pasó el día mirando al viejo con la boina dándole palmetadas a todos los animales, metiéndoles las manos en las bocas para levantarle los labios y verles las dentaduras y a veces la lengua, sobando con esas manos grandes y endurecidas de callos, con esa piel de cuero de zapato, todas las ubres de las vacas y las tetas de las cabras… Necesita parar un momento. Hace una profunda inspiración y cambia el ratón de la derecha a la izquierda. Teclea el nombre de otra página y se pone a ver videos porno en cadena. Se le han pasado las ganas de visitar una chica. Mejor hacerse una paja. Es jueves por la tarde. Ha sido una semana de mierda. La firma con una de las principales multinacionales del país como proveedor preferente ha significado una bajada de pantalones y de precios como no había hecho nunca, si los volúmenes no se cumplen, el beneficio se va a ir a la mierda. Sus pagas de beneficios van a estar comprometidas. Y el cliente éste no tiene fama de tratar bien a los proveedores, con lo que ya está visualizando en interminables reuniones para discutir problemas. Las ventas del pasado fueron muy bien, sí; pero va a ser imposible igualar récords en los dos o tres próximos. Va a tener que deshacerse en excusas para justificar números una buena temporada. … A lo mejor un buen polvo le relaja… |
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5 foreros han dado SmilePoints a Jaason por este mensaje
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Baja_134832 (12/04/2021), Baja_137095 (12/04/2021), JaSex (11/04/2021), Petrov (11/04/2021), Trauet (13/04/2021) |
10/05/2021, 09:14 | #143 |
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Estaba intentando avanzar con mi novela, pero me encontraba otra vez atascado en el proceso. Como cantaba aquél, las musas andarían de vacaciones. En algún paraíso caribeño, seguro, tomando alguno de esos combinados de alcohol con coco asquerosamente dulzones, mientras estiradas en las hamacas al sol, despellejaban a todas las otras diosas que paseaban por la playa o se exhibían atrayendo semidioses. O quizá Apolo había vuelto a pillar un resfriado y las mantenía terriblemente ocupadas sirviéndole calditos de pollo y haciendo que le pusieran ingentes dosis de "Vicsvaporub" en su musculosa pechera mientras hacía que le cantaran a coro el "Soft kitty" ¿Quién cojones iba a saber en que andaban las musas? Lo único cierto es que me habían dejado desatendido a mí, que era quien más las necesitaba.
Y allí seguía yo, unas horas después de haberme sentado en la silla. Mirando la pantalla que continuaba mayormente en blanco en su superficie. Sólo había algunas letras: en la parte superior donde estaban los comando del programa de escritura, del procesador de textos…. No había hecho más que intentos de empezar a escribir algo y a la tercera frase decidir que era una mierda que no me iba a llevar a ningún sitio y borrarlo. Y un buen rato después, volver a repetir el proceso de escribir y borrar. Y así había pasado la mayor parte de la tarde, mirando más rato un cuadrado blanco en la pantalla del ordenador, que rellenándolo de palabras. Y en ese estado, entre la mente en blanco y las ganas de llorar por mi incapacidad, me sorprendió una mano con una taza de un brebaje negro y caliente que pasó por delante de mi cara, para ir a depositarse en la mesa. - ¿Quieres tomar un poco? - me dijo María. No sabía bien quien era María en realidad. La había conocido a través de un foro de sexo de pago por internet. Me encantaba mirar sus fotos, desnuda con la cara descubierta, mirando sin vergüenza a la cámara. Su melena rubia y sus ojos claros. Su sonrisa de palmo. Sus pies pequeños y sus manos que parecían siempre en movimiento, llenas de dedos con las uñas perfectamente pintadas de un color atractivo. Las piernas y brazos largos y tersos, como si las hubiera torneado el mejor de los ebanistas del mundo. Y unos pechos y culo no muy grandes, pero altivos, desafiando la gravedad. Era el objeto de todos mis deseos. Nos habíamos visto varias veces, en realidad no muchas, pero al parecer las suficientes como para que ese día, medio dormido después de comer, mirando su página de internet, le pidiera por chat venir a mi casa y aceptara. Llegó enseguida, me comentó que estaba cansada, que había pasado la mañana haciendo un examen y que apenas había dormido, preparándolo. Y me pidió que la dejara dormir la siesta. ¿Quién se iba a negar a semejante petición? Pensé que ya que no venían las musas, al menos que me acompañara una diosa un rato. Y allí la dejé en el sofá dormitando, mientras volví a mi escritorio a intentar seguir escribiendo. Hasta que reclamó mi atención con el café. - No tengo claro como continuar mi novela, debería contar la historia de después del divorcio, pero ¿la de Pedro o la de Norma? - No lo sé ¿quién es el protagonista principal de la novela? - Pedro, supongo, la historia se centra más sobre él. En el fondo es la historia de él y su familia. Es la historia del millonario cabrón que me hubiera gustado ser... Me había girado un poco en la silla para verla de pie ahí delante, sorbiendo un poco de su taza de café, mientras me miraba sonriendo, con la boca de labios rojos y esos ojos profundos de color agua, que me llamaban para que saltase dentro de ellos, como hacen los turistas en los cenotes de México. - Pues escribe la historia de ella ¿cómo es ella? María había dejado su taza sobre la mesa, y se había inclinado sobre mí. Sus manos empezaron a acariciarme tras las orejas y depositó un suave beso en mis labios. - No sé, en realidad, no lo había pensado mucho. Físicamente como tú, ja ja ja. Guapa como ninguna. ¿Su historia? Una tipa de clase media, que conoció al cabrón de Pedro en la universidad, se enamoró de él, tuvieron hijos que ella crio mientras él hacía crecer la fortuna y la engañaba con cualquier par de piernas que pasaban por delante. ¡Ostia! Vaya mierda menos elaborada… Voy a tener que plantearme la historia de arriba a abajo…. Una batería de besos sobre mis labios y mejillas cayó de repente. Como en las peores batallas de la primera guerra mundial. Mientras tanto María me hizo abrir un poco las piernas y se sentó sobre mi pierna izquierda. Sus manos abrieron un par de botones de mi camisa y empezó a acariciar mi torso, pellizcando suavemente mis pezones. Respondí lo mejor que pude, metiendo mis manos bajo su camiseta y acariciando su vientre suave, subiendo mis manos poco a poco hasta acariciar la parte inferior de sus tetas, allí donde son más cálidas y suaves. De tanto en tanto, mi índice acariciaba su pezón para notarlo cada vez más endurecido. - ¿Vas a empezar de nuevo la novela? No tuve tiempo de responder. Su lengua entró dentro de mi boca para chocar con la mía. Empezó un mariposeo lingüil, que aparte de detener parte de mis neuronas, consiguió que mi erección incrementara casi al punto de dolor, como consecuencia de estar retenida por mis pantalones. Mientras, mis manos habían dejado de responder mis órdenes y de "motu propio" habían empezado un juego de caricias en los pechos de María. Su boca se desplazó hasta mi oreja donde noté su aliento y la humedad de su lengua, haciendo que las pocas neuronas que estaban funcionando dejasen también de responder. Lo único que notaba era el calor que subía por mi espina dorsal, debido al hecho de que sus manos hubieran liberado la tensión de los pantalones y hubiera empezado a masturbarme suavemente. - No, no creo. Sólo su historia común, la de los dos…. donde él la conoce, porqué se unen, cómo es su relación y el porqué de… No acabé la frase. Me dio la impresión que a María le importaba una mierda la historia de Norma y de Pedro. Todo su cuerpo se había desplazado hacia el suelo y había empezado una mamada profunda en mi polla, que había tomado la dureza de las brocas de widia usadas en minería… Durante un rato no cruzamos palabras, sólo se oía el ruido de los chupetones húmedos en mi herramienta, mi respiración agitada y el roce de mis manos en su pelo; y por último los gemidos que se me escaparon cuando llegué a un intenso orgasmo que salpicó toda mi pechera….. Y ahí desperté de mi ensoñación. En la pantalla todavía estaban las fotos de la página de María, mirándome directamente a los ojos, desnuda con una sonrisa pícara en la cara; incitándome a visitarla una vez más por un precio razonable. Mi mano aún sujetaba mi polla que iba perdiendo intensidad en sus pulsiones. Miré como sin querer mi camiseta que se había manchado de mis jugos. Me la quité con rabia, no sé si por las manchas o porque todo había sido otra vez mi imaginación. Me fui al baño con los pantalones y calzoncillos caídos, caminando con la misma gracia que un pingüino por un pedregal. Me di una ducha ligera, puse la ropa manchada en la cesta de la ropa sucia, me volví a vestir y me senté de nuevo frente a la computadora a imaginar, sin conseguirlo, la historia del cabrón de Pedro y los días en que Norma fue parte de su vida… |
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3 foreros han dado SmilePoints a Jaason por este mensaje
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15/06/2022, 21:13 | #144 |
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Ella: Estirada en el sofa, lleva una camisa blanca desabrochada y muy fina, casi transparente, debajo un pantaloncito muy corto, tiene las piernas un poco flexionadas, casi mostrando su zona intima, está relajada, a ratos con los ojos cerrados, a ratos los tiene abiertos viendo la serie.
El: Sentado en una punta del sofa, tiene encima las piernas de ella que acaricia muy suavemente de arriba abajo. Ella: Le gusta, finge que duerme pero solo cierra los ojos para sentir como él desliza la manos con una suavidad inmensa hasta arriba, casi rozando la zona intima. El: le pregunta si le molesta sus caricias, ella dice que no, cierra los ojos y poco a poco va flexionando más las piernas, está exitada, deseando que él, sutilmente roce su sexo. El: La mira, ve que ella tiene una expresión de que quiere más, acaricia su sexo, comprobando su excitación. Ella: Se retuerce de placer, desea más, le pide más. El: Le acaricia los pechos, le quita suavemente el pantaloncito y empieza a degustar su sexo mientras ella se retuerce de placer. Está exitado, su sexo erecto desea más. Ella: Estirada en el sofa, le pide más, el se pone encima juntando sus sexos, el la penetra, ella suelta un gemido profundo, ella decide levantarse y sentarse encima de el para seguir cabalgando mientras sus pechos rozan su cara, ella se pone recta subiendo y bajando, el coje de sus pechos............sigue, sigue, sigue hasta llagar juntos al climax!!! Ella: relajada, aun exitada...... El: Con cara de alucinación, exclama; Que polvazo!!!! |
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4 foreros han dado SmilePoints a Ainhoa Borrell por este mensaje
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24/09/2022, 10:29 | #145 |
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Él- (1ra cita)
Nos citamos en la parada de FGC. Lo encontré en la salida de la estación. Ahí, de pie, buscando a alguien, sin saber que me buscaba a mí. Elegante pero cásual. Clásico pero actual. Con camisa blanca, tejanos y zapatos camel. No era un chico de 20 y tantos años, guapo, alto, fibrado, de esos que podrían ser modelos de Calvin Klein. Era de estatura normal. Quizás un par de centímetros más bajo que yo. Fuerte, con algún quilo de más. Una espesa cabellera en corte de media melena. Con unas greñas que le caían en el rostro y una barba bien rasurada. Yo iba con un vestido no demasiado corto, cómodo, con unas deportivas. Nos vimos enseguida. Nos dimos un par de besos a modo de saludo, y nos fuimos andando hasta el restaurante, que estaba dentro del hotel. A medio camino, nos paramos en una terraza a tomar una copa de vino. Después de pedir, me entregó un bonito obsequio. Me pase media hora riendo, aún no sé muy bien porqué, mientras el mantenía su mirada fija y penetrante en mí, serio, con una media sonrisa pícara. Ya en el restaurante, con más calma, nos fuimos conociendo... Hablamos de aficiones, anécdotas, dándonos cuenta que teníamos muchos puntos e inquietudes en común. Al terminar una comida sana, sabrosa y deliciosa, fuimos a un patio interior ajardinado, donde tenían unos sofás a modo de Chill Out. A hacer los postres y una copa. Estábamos solos en medio del patio. Sólo se veía una mesa ocupada al fondo. Mientas nos conocíamos mejor, le puse una pierna encima de la suya para que así me pudiera acariciar y dejé entrever lo que llevaba debajo del vestido. Desabrochándole un botón más para poder toquetear su pecho. Entre tanto él me acariciaba rostro y cabello, mientras me besaba suave y dulcemente. Ya llegados a la habitación, sacó un sobre abierto, mostrándome que dentro había la cantidad pactada, dejándolo encima de la mesa. Se sentó en un sillón que había al lado de la cama. Mientras yo me descalzaba para estar más cómoda, él me observaba callado, serio, con un rostro inexpresivo. Me puse encima de él, besándonos me acariciaba el pelo suavemente, con sus grandes y fuertes manos. Al mismo tiempo que yo hacía movimientos de cadera, intentando ponerle el miembro duro. Le empecé a desabrochar la camisa, mientras le besaba el cuello. Cuando le tuve la camisa desabrochada y abierta, me quitó el vestido, dejando mis pechos al descubierto. Les dio un rápido vistazo, mientras los acariciaba… Me arrodille a sus pies. Para quitarle los zapatos y calcetines, mientras él se desabrochaba el pantalón sacándose el miembro duro y erecto, antes de metérmelo en la boca. Poco después, me ofreció su mano para levantarme. Me dio un buen repaso con la mirada, antes de sacarme las braguitas. Y me sentó encima para hacerme petting. Después me ayudó a levantarme. Cogió un condón que llevaba en el bolsillo del pantalón. Me tiro delicadamente en la cama, pidiéndome que me pusiera a cuatro patas para luego metérmela con todas sus fuerzas hasta el fondo de mi coño humedecido, con ansias de que lo penetraran. Y me empotró varias veces agarrado a mis caderas, hasta que se corrió. Cuando terminó, me dijo que descansará y se fue a duchar. Le deje unos minutos tranquilo, mientras me fumaba un cigarrillo. Al terminarlo me fui a la ducha con él. Mientras nos enjabonábamos el uno al otro, repasando todas las partes de nuestros cuerpos. Me pidió que me arrodillará y se la chupara, lo que hice encantada. Antes de correrse, la saco de mi boca, para terminar con su mano y eyacular en mis pechos, cogiendo delicadamente mis pezones Después de enjuagarnos, volvimos a la cama. Donde me pidió que me fumara un cigarrillo mientras me comía el coño. Sin podérmelo acabar ya que me era imposible sostenerlo en el modo en que me lo comía. Dándose cuenta, cogió un condón, que previamente había puesto en la mesilla de noche, para poder así penetrarme en posición misionero. Acariciando suave pero con firmeza mis pechos. Entre pequeños pellizquitos y mordiditas tanto en ellos como en mi cuello. Para terminar agarrándome de la cabeza y así poder penetrarme profunda y fuertemente hasta correrse dentro de mí. Al terminar, se tumbó a mi lado. Donde me acompañó a poner mi cabeza en su pecho, enredando mi pelo entre sus dedos. Me incorporé para ponerme encima suyo. Haciéndole petting, besándole el pecho, bajando hasta llegar a su miembro viril. Mientras se la chupaba, se incorporó e hizo que me colgara la cabeza de la cama, ya que así el miembro entraba más profundo, parando en el preciso instante antes de que vomitara. Antes de correrse me volvió a poner a cuatro patas, dándome cachetadas en el culo, lo suficientemente fuerte para ponerme a mil, lo justo y necesario para no hacerme daño. Antes de agarrarme entre los hombros y el cuello, en las empotradas finales, antes de eyacular por última vez… Se tumbó en la cama junto a mí, mientras descansando en su pecho, me acariciaba la espalda y las costillas, a modo de cosquillas. Al rato se levantó y se fue empalmado a la ducha. Ya que se hizo relativamente tarde, y allí nos podíamos quedar ambos, follando y dándolo todo por más tiempo del que teníamos. A la vez que él se duchaba , yo me fumaba otro cigarrillo, esperando a que saliera de la ducha, para así poder ducharme yo. Ya vestidos y recogida la habitación, salimos del hotel. Camino de vuelta a la estación, nos encontramos un Bar-Restaurante donde me sugirió de entrar a comer unas tapas y acepté. Llegados a la estación, en la entrada de la andana, me dio un fuerte abrazo , y me besó en la frente, cariñosamente, a modo de despedida, diciéndome que se pondría en contacto conmigo lo antes posible. Pasé el billete y antes de bajar las escaleras me di la vuelta, él seguía ahí, mirando como me alejaba, con su rostro inexpresivo y su mirada penetrante. Anexo : Sobre el relato . Decir que es basado en hechos reales. No hace mucho estuve con alguien que en la cama daba mucho más de sí que el protagonista del relato. Aunque como persona humana , y fuera de la cama . Era una persona muy tóxica. Tan tóxica que el mejor de los polvos con él, es algo que me podía salir realmente caro. Con esto intento aclarar, que si bien el sexo es importante para mí. Más lo es el echo de estar bien y agusto fuera de la cama. Entiendo que se puede dar más o menos de si. Pero con que le pongáis ímpetu. Me vale . Última edición por Scandal Lovers; 24/09/2022 a las 17:59. |
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