13/12/2008, 18:11 | #41 | |
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¡Ostias me parecío cojonudo!...pero todo son pegas últimamente...
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¡Oye! a ver si cuelgas mis anteriores "Relátos Eróticos", para uso y disfrute del personal, me dijo una "pájara" que se podían recuperar en cualquier momento. Y tomo nota de que corta y pega no sirve, pues ¡vale! estaremos atentos a los que usen "negros" para tales fines. :712: :emotic_yikes: Recibid un cordial saludo. "Ella se acerco y me pidió un cigarrillo, se lo di, y de propina cuatro años de mi vida y un agujero irreparable en el fondo de mi alma".
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16/02/2009, 19:23 | #42 |
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A Balrog
"Se me ponen si me besas, rojitas las orejas..." http:// Día frío en Bilbao, fría habitación de hotel. Suena el despertador. Visita especial, abro los ojos de golpe sin que me cueste y salto de la cama directa a la ducha. Bajo el agua caliente pienso en él, para mi no es cualquiera, ya nos lo dijimos todo con las palabras ahora sólo me queda sentirle, infinitas de sentirle... Cita especial que deseo hace tiempo, nada ni nadie hará que se evite, tengo claro que quiero sus labios, sus caricias y su cuerpo. El llega puntual, agotado por unos días duros y disculpándose de antemano por ellos. No tiene importancia, al verle y al abrazarle siento su cálido calor, su abrazo es de verdad y el beso en su labios me arde. Quiero disfrutar con él, mimarle, besarle, tocarle, escucharle... Trae algo de chocolate para desayunar, un vino de lo mejorcito y unos regalitos. Van a ser unas largas pero cortas horas en su compañía. Me derrito, me siento flotar a su lado.Es inmensamente agradable tenerle tan cerca. Mi teléfono se queda en silencio en un cajón, no quiero ni verlo, sólo deseo estar más con él, con su persona. Entre palabras nos besamos, entre caricias nos respetamos y nos deseamos. Me olvido de todo. Del hotel, de pq estoy en Bilbao, de mi corazón y de mi mente. Me dejo desear por su manos, por sus labios, me dejo estremecer y no me cuesta, no me cuesta nada. El sexo ya no sólo será SEXO será mucho más, él tiene un complemento perfecto. Le siento pasional, estremecedor en sus movimientos, siento y siento y mi sexo lo acusa. Su sexo me grita y cómo hipnotizada me acerco a él para deleitarme de su grandeza, de su hermosura y abro mi boca todo lo que puedo. El calor se reparte por todo mi cuerpo, tensa sus piernas y yo tenso mi sexo. Se me antoja por entero, no puedo decidirme, su boca, su sexo, sus manos, sus ojos, su cara, su ser... Él tumbado y yo sobre él, notando como toca el final de mi sexo, con los ojos en blanco y temblorosas mis piernas. Siento acercarse su final mientras mi sexo egoísta no para de contraerse, por décimas de segundo le gano y decido que quiero salir de dentro de él para que su sabroso néctar lo deguste mi garganta. Explosión de placer, de sensaciones y desfallezco a su lado, en su pecho y oyendo su fuerte latir... Caricias, confesiones, miradas, las nubes de su pelo... ¡Él!. Le acaricio los ojos, la mirada y su pelo negro y nos decidimos a descorchar la botella de vino. Sorbos que me ponen la piel de gallina, sorbos de vino, sorbos de él, de su conversaciones y ya tengo ganas de tocarle, de volver a sentirle, de parar el tiempo que juega en mi contra... Reponemos fuerzas con bocaditos de su caballerosidad mientras el vino va haciendo su efecto. Me pongo mimosa, juguetona, besucona y le beso el pecho mientras noto su erección en mi barriga, me da la vuelta y me penetra fuerte y cuando está a punto de correrse le ordeno que lo derrame en mi cara. Me obedece, le tengo repartido por toda mi cara y delante de mí con la respiración entre cortada. Proseguimos con abrazos, susurros, besos y esta vez es él el que recuesta su cabeza sobre mis hombros y se queda dormido. Le observo respirar, me enternecen sus ojos cerrados y dormidos, su cuerpo quieto y no quiero moverme pero le noto el cuerpo frío, quiero acurrucarle, taparle y ponerle música suave para que siga regalándome momentos de sus sueños... puede que nunca lo vuelva a sentir. Nota mi ausencia y se despierta, me sonríe y por primera vez miramos la hora. Llegó la hora de la despedida. Le dejo vestirse y le observo, no puedo articular palabra ni puedo acercarme. Él me habla y yo sólo pienso en cómo parar el tiempo. Me mira y ve mis ojos rojos, ya le avisé que no me sería fácil dejarle ir. No quiero sentir su marcha, él no quiere irse. El último abrazo me libera de emociones contenidas. Se cierra la puerta. Me has llegado al alma... "No hay mejor lugar que entre las nubes de tu pelo..." http:// Última edición por Uma BBW/XXXL; 17/02/2009 a las 18:26. |
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17/02/2009, 23:12 | #43 |
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Sobredosis de Txordis
Esta noche me has curado el corazón, has puesto tiritas al vacío de mi alma que con sus ecos me atormentaba las noches. Te abro la puerta y cuando asomas tu risa me trae calma. Tus manos en mi cintura y el primer instante de tu calor me envuelve. Te beso, con ese cosquilleo olvidado y tan anhelado. No quiero sexo salvaje, no quiero sexo vacío,... quiero tus ojos, quiero tus manos, quiero tu piel, tus besos y tu sonrisa. Tu calma me da paz, tu presencia tiñe de fiesta mi hogar, mi mente no viaja, únicamente mi cuerpo habla. Unos cubatas y algo de fumar nos acompañan, música acorde, videos subidos de tono, gratas ocurrencias de Internet, bendito el día en que te conocí. Contigo es imposible no sentir, no desear, no mimar, no buscar ni recibir besos, no tocarse, no rendirse... El sexo se sucede pasional, intenso, sin tabúes y llenas ganas de poseernos, de darnos un placer merecido, de saborearnos porque sí. Por primera vez en mucho tiempo no quiero ni puedo parar. Calma total. Duermes, me acaricias por la noche, descanso a tu lado, me despiertas con besos, descanso... Recordaré esta noche, diferente a las demás por sus sensaciones. No te prometo NO utilizar tus besos por las noches, no te prometo NO desearte aún de nuevo, no te prometo NO compararte. He elegido bien, no hay nadie como tú para estas noches. Me has alegrado los días, no necesito médicos ni receta, tú has sido el antídoto. "Llévame si quieres a perder a ningún destino, sin ningún porque..." "Quién me tapará esta noche si hace frío, quien me va a curar el corazón partío..." http://www.youtube.com/watch?v=7djosnxbYFA&feature=PlayList&p=E0EDA89FF38 CE86E&playnext=1&index=9 |
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Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad |
19/03/2009, 17:07 | #44 |
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A ver, más que relato es la letra de una clásica canción de un grupo mítico que ya no existe.
Yo la esperé, eran las seis Pero ella nunca vino. El parque gris me dio su adiós Fue el invierno en mi alma Me trae el viento una caricia De nombre de lujuria No me oyes llamar Lujuria, Tengo que gritar De amor... Tras el cristal te vi marchar Con tu nuevo amigo Nena no sé, no sé por qué Todavía te amo No me oyes llamar Lujuria Tengo que gritar De amor... Me desperté al oír mi voz Gritando tu nombre Tu me tienes colgado Tengo que olvidarte No me oyes llamar Lujuria Tengo que gritar De amor... por ti... No me oyes llamar Lujuria Tengo que gritar De amor Caminaré sólo en la noche El tiempo es mi aliado Me trae el viento una caricia De nombre de lujuria No me oyes.... |
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20/03/2009, 10:49 | #46 |
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18/09/2009, 15:05 | #47 |
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La masajista oprime con firmeza unos puntos indefinidos de tu espalda. Sientes sus pulgares atravesar la piel y te sientes indefenso. No podrías decir nada, ahora que tienes la cara inmersa, casi clavada, en el incómodo espacio que la sostiene.
Se te está durmiendo un pie, una mano. Ahora esto es tuyo y no es tuyo. Tu contorno, tu insoportable contorno de siempre se ha modificado. Ahora piensas en terminar más acá de lo que pensabas. Pero más allá -¡más allá de ti! - un levísimo hormigueo, en ti y fuera de ti. De repente, la sensación sorda vuélvese precisa. Un pinchacillo de dolor. Un pinchacillo de dolor que aumenta la delicia aún. Y la vida que vuelve. El pie, la mano, pronto será también el sexo, han sido colonizados de nuevo por el yo normal. El propio contorno, que se modifica, que se ensancha. Ha sido reconquistada una díscola provincia de la carne. Te has corrido. Última edición por Wagner; 18/09/2009 a las 21:39. |
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16/12/2009, 14:44 | #48 |
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Relatos BDSM
Os adjunto un relato llegado a nuestro mail. No es mio, es de un forero que desea estar en el anonimato... Supuestamente es un relato fantástico (no real)... LA MALETA Ya en el hotel, después de inscribirnos, me ordenabas delante mismo de la recepcionista que cargara con la maleta, que parecía muy pesada. (Venga tú, coge la maleta..."). Yo me hacía el despistado, como casi siempre, y eso te ponía frenética. Insistías delante de la recepcionista: “Te he dicho que cojas la maleta!!”, cosa que finalmente yo hacia en silencio, tanto la pesada maleta como tu bolsa de mano, también grande. Naturalmente, lo que iba a venir después, es decir, todo el recorrido por ascensor y pasillos, yo iba a cargar con todo como si fuera tu criado, delante de otros clientes del hotel o bien de las señoras de la limpieza. Ibas caminando delante, como una gran señora, con pasos relajados y seguros, la mirada alta y desafiadora y yo tres o cuatro pasos atrás, cargado a más no poder, medio tambaleante y sudoroso. Llegábamos a la habitación y abrías la puerta con la llave magnética, mientras yo esperaba cargado, tiempo que se me hacía una eternidad, y que tú te tomabas con toda calma, impasible ante el hecho de mi espera detrás de ti. El equipaje pesaba mucho y era muy complicado de sujetar bien. También imaginaba que un grupo de señoras de la limpieza observaban la situación y se reían entre ellas, murmurando. Después, dentro de la habitación, fría y a media luz, yo esperaba tus instrucciones con la maleta todavía en los hombros y la bolsa en la mano. Entonces tu, (“Ven aquí, decías”) me sacabas el cinturón y me dejabas caer el pantalón hasta el suelo, bajándome a continuación los calzoncillos hasta las rodillas, siempre sin dejarme descargar las cosas. En esa posición, me cogías por la polla y hacías como que me la ibas a chupar, incluso acercabas la boca a milímetros de ella, pero el momento crucial no llegaba nunca, era una espera interminable. Te echabas atrás. “Jódete. Primero vas a hacer lo que yo te diga....y después ya veremos” Te sentabas cómodamente en una butaca y cruzabas las piernas relajadamente, sin preocuparte si dejabas que te viera las bragas un poco, así como el vello de la entrepierna. Dejabas también que se te viera gran parte de tus grandes tetas, en una clara provocación para que me lanzara sobre ti, cosa que era totalmente imposible en aquel momento. Impasible, me ordenabas andar arriba y abajo de la habitación, arrastrando la ropa, como pudiera, y cargado a más no poder. “Venga, muévete ya, atontao!”. Y yo lo hacía, ante tu dura mirada. “Si lo haces bien, igual te dejo hacer algo, pero ya veremos!” “Ahora, con la maleta a cuestas, arrodíllate aquí mismo!” “Ahora, de pie otra vez!” “Ahora, a caminar!” y así todo el rato. De vez en cuando me provocabas más abriendo las piernas descaradamente, para luego cerrarlas para no dejar que viera nada. “Sigue!” Llegaba un momento en que yo, cansado, hacía ademán de dejar las cosas en el suelo. En aquel momento tú reaccionabas de forma impresionante: "Quién te manda dejar así las maletas, eh?, te he dicho que las descargaras? Pero que coño te has creído?? Estás ahí para hacer lo que yo te diga! Entonces me gritabas: "Coge las cosas del suelo, cárgatelas de nuevo, ponte de pie y date la vuelta....!, y yo lo hacía obedientemente. "Y nada de subirte los pantalones, así estás bien!" “Venga!” Tras unos segundos de incertidumbre, notaba como detrás de mi estabas preparando mi castigo, que finalmente tenía que llegar. "No te muevas ni sueltes las maletas, capullo!" “Te vas a enterar!” El castigo por mi desobediencia consistía en recibir un fuerte cinturonzazo cruzado sobre las dos nalgas a la vez, que tenia que restallar sórdidamente en el silencio de la habitación. Lo tenía que recibir tal como estaba, de pie, cargado con los paquetes y con la ropa caída en el suelo de cualquier manera. Habías cogido el cinturón por la parte de la hebilla y todo el resto aparecía casi como un látigo en tus manos, que tu manejabas con maestría. Levantabas en cinturón a media altura y me lo descargabas justo en medio entre las nalgas y los muslos, en una zona sensible, con una certeza y exactitud que me hacía doblar las rodillas, cargado como iba. Me tambaleaba ligeramente, las piernas me temblaban, y no podía ya soportar el peso y la incomodidad de la maleta. Soltaba un apagado quejido de dolor..”ohh...” La ropa caída se me enredaba en los tobillos y me impedía moverme bien. "A ver si aprendes de una puta vez quién manda aquí!" "Es que no te enteras de nada!!" “Mucha carrera y mucha mierda pero aquí pasas por el tubo, tontolaba!!” “Quieres follar verdad? pues te jodes!” “Y baja la cabeza cuando te hablo, gilipollas!!” Entonces te acercabas a mi culo y comprobabas que habías dejado una ligera señal sonrosada en todo el trasero, que cada vez se iba oscureciendo más, cruzando de lado la lado. Satisfecha, decías: "Ahora ya puedes dejar las maletas encima de la cama....y pídeme las cosas por favor.....y ya veremos! |
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18/12/2009, 10:16 | #49 |
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Hector tenía una cita, era un encuentro especial, iba a ser su último servicio, compaginaba su vida de contable con la de gigoló, ese día tenía fiesta en la oficina y tenía toda la mañana libre, recibiría a su mejor clienta, una mujer con la que llevaba varios años de relación, se veían tres o cuatro veces al mes, habían probado todo lo imaginado, era casi más una amante que una clienta, la mañana empezó con cierto nerviosismo, los preparativos para el encuentro se alargaban más de la cuenta, puso velas en la habitación, cambió las sabanas, preparo los aceites para el jacuzzi, se duchó, se afeitó y se perfumó, se vistió como ella le había pedido por teléfono, siempre realizaban fantasías, esta vez seria una sesión de sado Light, esta propuesta fue del propio Hector, se puso unos pantalones de cuero negro a conjunto con la ropa interior, el pecho lo tenía descubierto, ella se lo pidió así y él aceptó.
Sonó el timbre de la puerta, Hector no hizo caso, sonó de nuevo pero esta vez fue más insistente, para él el juego ya había empezado, se levantó del sofá con calma, aun retardó un poco más la espera, justo cuando ella estaba apunto de volver a llamar él abrió la puerta, Hector mostró su mejor sonrisa y le dijo que la puerta se abría cuando él lo creía necesario y no cuando ella lo pidiese, tenía que estar calmada, era él quien marcaba los tiempos, ella se quedó quieta, expectante, fue entonces cuando Hector le dio permiso para entrar, ella iba vestida con una gabardina, el sabía perfectamente que debajo de la gabardina ella solo llevaba ropa interior, ese era uno de los acuerdos, ella se fue directamente a la habitación como él le había indicado, conocía perfectamente ese piso, eran ya muchos años y citas, esperó a la llegada de Hector, se detuvo en el centro de la habitación, él se acercó por atrás, le quitó la gabardina lentamente, ella seguía inmóvil, la dejó caer al suelo, le agarró fuerte del pelo pero no agresivamente y la hizo poner de rodillas, Hector la rodeó, andaba despacio a su alrededor, tenia toda la mañana para ella, dio una par de vueltas, sabía de la impaciencia de su clienta y disfrutaba demorando las cosas, era uno de sus juegos favoritos, ella solo lo miraba, ahora solo tenía puesta la ropa interior, era blanca, de encaje, llevaba corpiño y un liguero, los zapatos también eran blancos, parecía un conjunto nupcial. Hector se fue a la cocina, cogió un botellero lleno de hielo y una botella de cava, al entrar en la habitación hizo caso omiso a esa figura angelical que seguía arrodillada en el suelo, dejó la copa y el botellero en una mesa, abrió un armario que había al fondo de la habitación dejando las puertas abiertas, en el habían toda clase de instrumentos, látigos colgando, vibradores de diferentes tamaños y formas en las estanterías, esposas, bolas chinas y demás enseres relacionados con el sexo, se dio la vuelta y la miró, ella estaba excitada, se le notaba en su respiración pero intentaba disimularlo, Hector se fue hacia donde estaba la mesa y se sentó en la butaca que había al lado, ella no dejaba de mirarlo, se sirvió una copa, se tomó su tiempo, le dijo que se levantara, que se pusiera unas esposas y que se arrodillara a sus pies pero esta vez a cuatro patas, como si fuera una banqueta donde el podría apoyar sus pies. Ella se mantuvo en esa posición un buen rato, Hector seguía bebiendo cava y fumando un cigarrillo, se levantó lentamente, ella seguía en posición canina, cogió una venda y se la ató a los ojos, le quito el tanga, el corpiño, los ligueros y la descalzó, la dejó totalmente desnuda, solo llevaba la venda, ella empezaba a estar algo húmeda, él camino hasta el armario, cogió una fusta pequeña, le dijo que había cogido una fusta porque merecía ser castigada, por estar excitada sin su permiso, él la conocía bien, sabia sus puntos flacos, le golpeó suavemente el culo un par de veces procurando no dejar marcas, sabía que a ella le volvían loca esos juegos preliminares, al poco rato mientras él le susurraba pequeños insultos mezclados con las promesas de placer que le inflingiría, ella no podía más, ya no estaba húmeda, estaba empapada, él disfrutaba con ello, se puso detrás de ella, se arrodilló, la tomó por las caderas y la sujeto con firmeza, ella respiraba fuertemente, ya no disimulaba, Hector se sentía poderoso, le rozó el culo con la fusta, luego continuó bajando hasta llegar a sus partes íntimas y ella se arqueó, Hector dejó la fusta a un lado y le metió dos dedos de golpe, no lo hizo suavemente, lo hizo de una forma directa, sin avisar, pero lo hizo fácilmente, estaba tan mojada que se los introdujo sin resistencia, ella soltó por fin un jadeo alto y sonoro, llevaba rato intentando reprimirlo y por fin lo pudo exhalar, Hector sonrió pero ella no se dio cuenta, estuvo metiéndole los dedos unos minutos, tenia los dedos bañados de su esencia, los saco y se los metió en su boca, le dijo que era una viciosa, que notara lo inundado que tenia el coño, ella relamió los dedos con su lengua, Hector al ver la escena no pudo reprimirse y le metió su miembro, lo tenia totalmente erecto, a ella esto el pilló de sorpresa al notarlo tan duro, él la incorporó y se quedó con la espalda recta pero seguía sentada en sus rodillas, él le agarró de la nuca, no era una mamada, le estaba follando literalmente la boca, luego paró un rato, ella se la seguía chupando pero las manos de Hector estaban acariciándole los pechos, no los tenia muy pequeños pero tampoco eran grandes, justos para tomarlos con la mano, de vez en cuando le estiraba el pezón, ella jadeaba cada vez que lo hacia, Hector hizo que parara, la levanto y le dijo que ahora se la follaría, la llevo hasta la pared e hizo que se agachara, sus manos estaban apoyadas en la pared, en esta posición ella le ofrecía totalmente su sexo, el volvió a cogerla por las caderas, se acercaba lentamente, frotaba su pene contra su sexo, estaba resbaladizo, él notaba como sus ingles estaban mojadas, Hector tomó su miembro y apunto a su culo, se lo introdujo sin demasiados miramientos, ella medio jadeaba entre placer y dolor, lo hacía rudamente, la empujaba contra la pared, ella se golpeaba con la cabeza a pesar de hacer fuerza con los brazos, Hector cambió de posición, puso un brazo alrededor de su cintura y el otro por el cuello, su mano agarraba uno de sus pechos, se la acercó al él, ahora estaban de pie, juntos, el pecho de Hector tocaba totalmente la espalda de ella, seguía dentro de ella, no paraba de moverse, ahora sus respiraciones estaban muy alteradas, Hector la insultaba, le llamaba perra, viciosa, zorra y cosas por el estilo, a ella le gustaba, por cada insulto él la embestía con fuerza de nuevo, le dio la vuelta, se quedaron cara a cara, ella puso sus brazos alrededor de su cuello, él le levantó una pierna y le introdujo su miembro de nuevo, esta vez no fue contra natura, ella estaba totalmente chorreando, se la folló de pie, estuvo un buen rato, de vez en cuando le apretaba los senos, le ponía un dedo en la boca, ella estaba extasiada, él la cogió y la levanto, la tenia agarrada, las piernas de ella rodeaban la cintura de Hector, mantuvieron esta postura otro rato y la llevó hasta el borde de la cama y la sentó, de golpe Hector, cambió el tono de su voz, le pregunto si le gustaría ser su esclava, si el gustaría servirle, ella se quedó muy sorprendida, se quitó la venda y lo miró, él la miraba con un semblante serio, directamente a los ojos, hasta ahora siempre que habían practicado ese tipo de juegos nunca le había preguntado algo tan personal, siempre habían sido preguntas en presente, normalmente le preguntaba si disfrutaba, si le gustaba, si deseaba que continuara, pero nunca jamás le pregunto ese tipo de preguntas tan personales y futuras, ella estaba algo descolocada y respondió con un sí muy tímido y suave, él se lo volvió a preguntar pero esta vez con más énfasis, sosteniéndole la cara por las mejillas, le dijo que si estaba segura de querer servirle para siempre, si accedería a todas sus fantasías cada vez que el se lo pidiera, si querría realizar sus deseos, esta vez ella le volvió a contestar afirmativamente pero con más energía, estaba acalorada, excitada, tampoco meditó mucho la respuesta, se dejaba llevar por la situación, Hector le volvió a preguntar si lo prometía, si lo juraba, ella esta vez gritó su respuesta y asentía con la cabeza, Hector la besó, fue un beso largo y apasionado pero al separar los labios él la mordió, se rió y le dijo que el juego había acabado, que su respuesta afirmativa la convertía en el objeto de sus deseos, en su sumisa mujer, que ahora empezaría entre ellos un nuevo juego, un juego que duraría hasta lo que él decidiera, Hector se agarró con fuerza el miembro y descargó toda su leche sobre su cara y pechos. La mañana había transcurrido deprisa, llegaba el mediodía, al final de la mañana él la soltó y le pidió que le esperara en el salón, Hector recogió la habitación, lleno el jacuzzi, puso música tranquila, una música que pudiera ignorar y la llamó, le pidió que se metiera con él en la bañera, esta vez la besó con dulzura, la acarició tiernamente, esta vez no era simplemente sexo, era amor, distaba muy lejos de lo que habían hecho por la mañana, ella se sentía plena, él la poseía como un hombre enamorado, al salir del jacuzzi ella le secó con la toalla y le puso un albornoz, habían pasado varias horas desde que él le había abierto la puerta y llegaba el final del encuentro, Hector le dijo que esta vez y por haber sido la última no le cobraría, que la promesa de ser su esclava era un pago mucho mayor que cualquier tarifa. Eran las 6 de la tarde, Hector entró en la iglesia con un traje oscuro, de fondo sonaba el adagio de Benedetto Marcello, con toda calma y tranquilidad caminó hasta el altar, saludó al sacerdote que realizaría la ceremonia, dio media vuelta y esperó a la entrada de la novia, ella llegó con diez minutos de retraso, algo habitual en las novias, entro por el pasillo blanca y radiante y se puso al lado de Hector, ella le sonrió y él le besó la mejilla, la ceremonia transcurrió con toda la normalidad y formalidad que tal acto requiere, música, coros, palabras del señor, lecturas de los evangelios por parte de los padrinos , hasta llegar a la parte del sacramento del matrimonio donde el sacerdote pronuncia las clásicas palabras de aceptación de la unión matrimonial. Hector aceptó y prometió su amor eterno, ella al acabar su frase de aceptación, miró a Hector, se le acercó dulcemente al oído y le susurró, sí, prometo ser tu sumisa esposa pero esto, esto ya te lo había dicho esta mañana no? Por cierto a que no adivinas que ropa interior llevo puesta y le hizo un guiño. copiar y pegar es facil.
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Un forero ha dado un SmilePoint a haimito por este mensaje
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Puturrudefoie (18/12/2009) |
Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad |
18/12/2009, 13:33 | #50 |
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relatos eroticos
Nunca te acostaras sin descubrir algo nuevo, pues vaya si es cierto, hoy acabo de descubrir este hilo, despues de tanto tiempo, hoy descubro que hay un hilo de relatos eroticos, i para mas inri, me veo reflejado en uno de llos, si amigos, yo mismo soy el protagonista de uno de ellos. Que noche la de aquel dia, quedara reflejada en mi mente para siempre.para superar el momento solo me queda una opcion repetirla, ella lo sabe que lo hare, ¿cuando? pronto pronto i ademas con amiga invitada saludos |
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2 foreros han dado SmilePoints a wladeck por este mensaje
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Puturrudefoie (18/12/2009), Uma BBW/XXXL (20/12/2009) |
16/01/2010, 17:02 | #51 |
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Bueno, la verdad es que me da un poco de corte dejar el relato. Me encanta escribir, pero siempre son relatos comicos, sobre situaciones mas o menos reales, por eso inventarme algo y ecima que tenga un rumbo tan distinto al normal en cierto modo me "corta".
El frio invernal le hizo recordar la urgencia con la que debia visitar una tienda de calzado. La brisa se colaba en los agujeros de su zapatilla dejando a los calcetines como unica proteccion, teniendo la certeza que de no ser por la proximidad de la llegada del tren sus pies no iban a poseer la fuerza suficiente para lidiar con la dureza de aquel atardecer. Su entrada fue sorprendida por una risueña voz, Eli, la chica que antaño fuera compañera de juergas, ahora se tornaba en arma para combatir la monotonia del viaje. Siempre se habia sentido fascinado por la facilidad que ella tenia para tranqulizarle con solo articular escasas palabras. Sentarse frente a ella le hizo revivir todo lo que años atras andaron juntos, maldiciendo no haber conseguido romper esa tension sexual, esa tension que impidio que juntos exploraran sus cuerpos y hallaran nuevas formas de sentirse deseados. - Cuanto tiempo tio, que es de tu vida? - Pues igual que todos, tirando, que en vista de las circunstancias es todo un logro. - Bah, no te me pongas melodramatico, que te conozco como si te hubiera parido - dijo ella mientras esbozaba una sonrisa. Tras conseguir romper el hielo con gran exito, continuaron conversando cada vez de forma mas personal e animada, consiguiendo que el amenazante tedio por la extensa duracion del trayecto quedase socavado por risas y miradas complices. El regreso a la calle hubiera sido un suplicio, pero la invitacion extendida por ella de tomar algo en la intimidad de su piso genero gran excitacion en el, pues era consciente que ese iba a ser el dia en el que por fin superara su miedo a bailar con ella canciones prohibidas. El camino a su casa fué largo pero divertido, en las mentes de ambos solo la idea de amarse era presente, y con el abrazo de la noche como su mejor aliado, escrito estaba que dificilmente el ansia permitiera alguna botella fuese descorchada. Tan intenso fue el cruce de miradas al cerrarse la puerta, que ambos avanzaron buscandose los labios como si de una necesidad se tratase, uniendose sus bocas y permitiendo a la lujuria reinar. En esclavo de tus caricias me has convertido, ya no soy capaz de imaginar vivir sin sentir en mi oido tu respirar. Juntos recorremos el camino del pecado, las miradas, los besos, sentirme tan dentro de ti, danzando desnudos. Me siento amado. Como decir que no hay vida mas alla de tu ser, quiero morir hundido en tus abrazos, encontrarme a Dios, decirle que no se puede vivir sin haber pecado. Tus dientes en mis labios, besar tu ombligo, oler la flor prohibida, aullarle a la luna y descubrir que ni el tiempo sacia el ansia por soñar. Clavas tu mirada, eres mi dulce diosa del olvido. Todo sigue el mismo compas, el vaiven de mi cadera y esa tierna expresion tuya de bienestar. Poco importa el que diran, bien sabemos que desde el dia que nos conocimos estamos condenados, a escuchar sus ladridos, soportar su envidia, pero niña mia, al besar tu sexo pierdo el mundo de vista. Tumbados en la cama el disfruta del olor a sexo y tabaco, mientras ella jugueteaba con su pelo. Que se muera el mañana, hoy han descubierto que se siente al amar. |
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8 foreros han dado SmilePoints a highway101 por este mensaje
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Any L (22/01/2010), Benzema69 (18/01/2010), bstoned (19/01/2010), Data66 (17/01/2010), Delfin (17/01/2010), Puturrudefoie (20/01/2010), Sonia-Morenaza (22/01/2010), Valkan (18/01/2010) |
18/01/2010, 18:23 | #52 |
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Adios reina mia.
Su tierna voz hechiza mis sentidos, siento mi corazon palpitar con fuerza y me convierto presa de la ansiedad. Me cita a las cuatro, maldigo las tres horas largas que de ella me separan. Anotando su direccion me doy cuenta que los sintomas de nerviosismo son visibles a aquellos que pasan por mi lado, pues me resulta dificil escribir con mi pulso temblando al compas de mi acelerado corazon. Al colgar el telefono dudo que sea capaz de resistir los duros golpes que el miedo causa en mi cuerpo. Recorro las calles del ensanche a paso acelerado, intento evadirme del mundo, pero descubro que mi mp3 se ha aliado a mi creciente malestar. Él rebosa de canciones de critica al sistema, de historias de gente que pierde la vida en sus trabajos, de miles de acordes cargados de denuncia social, pero con el modo aelatorio encendido todas la canciones me resultan un suplicio. Creo haber identificado el sitio al cual me debo presentar, asi que decido vagar por las calles. A medida que pasan los minutos la nicotina ya no es capaz de frenar el continuo asedio del "que va a pasar?", mientras, sentado en un banco, dos crusanes, una fanta y el sudor empapando mi torso, son mi unica compañia. Mi mente repasa los motivos que me han llevado a esta situacion, siempre he tenido exito con las mujeres, nunca he recurrido a una profesional, era la envidia del grupo, pues tenia como pareja a una princesa del destierro, lo mejor a lo que cualquiera de nosotros puede llegar a optar. Me entristezco al pensar que todo lo que la droga te da, la droga te lo quita, o le eres fiel o te arrebata todo, y yo decidi dejarla plantada cuando me vi llegando al altar. Su furia aparto de mi vida a muchos a los que consideraba amigos, y lo peor, alejo a la unica mujer por la cual hubiera dado mi vida. Por eso me encuentro en esta situacion, ahora muchos meses despues sin sentir el calor de una mujer, he decidido coger las riendas de mi destino. Esta reflexion me ayuda a lidiar con el paso del tiempo, y una vez llegada la hora, volver a llamar no resulta tan dificil. Al volver a oir su voz me doy cuenta que estoy en el lugar equivocado, me he encomendado a un conde equivocado, suerte que en Barcelona estos cabalgan juntos, pero ya me toca hacer acto de presencia algo mas tarde de la hora acordada. Subo las escaleras y me adentro en mis miedos. Al cerrarse la puerta me convierto en marioneta de su sonrisa. Ya no hay vuelta atras, verla me deja sin habla. Ella me comenta la confusion con semblante divertido, excusando mi falta de puntualdad, pero yo estoy luchando conmigo mismo, solo articulo frases incoherentes fuera de contexto. Sentado en la butaca escupo los motivos que me han llevado a visitarla, pero estoy tan nervioso que me cuesta horrores sonar convincente. Debe pensar que soy realmente estupido, pero me invita a desnudarme y a ducharme. En ese momento me siento presa del panico, soy incapaz de quitarme la camseta y los calconcillos hasta hallarme solo en la ducha. Me estoy duchando a consciencia, durante la espera he sudado mucho, pero su aparicion en el baño altera mas mis chakras, cosa que no creia posible. Empieza a bromear sobre mi timidez, regalandome continuas sonrisas. No puedo creer lo que me pasa, me estoy relajando, con la ducha ya apagada y la toalla como unica defensa, camino junto a ella hasta su cama, y me siento tranquilo, bendita sea su sonrisa. Veo como se desnuda, es preciosa, sus piernas, su vientre, sus senos, sus brazos, me siento afortunado, hoy el mundo quedara varios metros debajo de mis pies, hoy voy a saber que se siente al volar. Me siento virgen otra vez, no se como actuar, ella se me acerca, mientras yo la miro petrificado. Y cuando todo parece estar perdido, me besa. Me siento aturdido, el beso me ha dejado K.O., suavemente me deja caer en la cama, y se tumba encima mio. Siento su peso, sus besos recorriendo mis labios, su lengua junto la mia, sus manos acariandome y su pelo ahora yace en mis manos. Esto no puede ser mejor, esta cubriendo mi cuerpo de besos, siento su mano en mi sexo, veo la vida pasar ante mis ojos. Agarrado con fuerza a la cama, mis ojos cerrados, la orgia de sensaciones es tal que quiero detener el tiempo, sus labios en mi sexo, jamas me he sentido mas vivo. El latir de mi corazon se encuentra ahora desbocado, quiero fundirme con ella, deseo perderme en su piel, pero una extraña sensacion va apoderandose de mi. Sensacion que cada vez es mas intensa al sentir el latex. Sensacion que domina mi cuerpo justo cuando ella se une por completo a mi. Desee perderme en su piel, el deseo me ha sido concedido. Estoy perdido, completamente indefenso sin saber hacia donde ir. Siento el impulso de tomar el control, me abrazo a ella. La imagen me golpea con fuerza, ella espera tumbada que nuestro cuerpos vuelvan a ser uno, su rostro pícaro, angelical, han hecho que aun me sienta mas perdido. Que digo, que hago, me separo. Me tumbo, necesito encontrar el norte, pero vuelvo a sentir sus labios en mi zona mas sensible, demasiadas sensaciones en tan corto tiempo. Tumbada en mi, su respirar en mi oreja, sus senos en mi pecho, su mano en mi pelo. Explosion, solo al tocarme mi cuerpo cede al exceso de excitacion. Mi cuerpo desnudo descansa en la cama, contemplo la belleza de la mujer que a hecho posible que un hombre sea capaz de perder la virginidad dos veces en su vida, me siento libre, me siento un ganador, mañana sera dificil ser consciente que lo de hoy no lo he soñado. |
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6 foreros han dado SmilePoints a highway101 por este mensaje
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Any L (22/01/2010), Benzema69 (18/01/2010), bstoned (19/01/2010), Puturrudefoie (20/01/2010), Sonia-Morenaza (22/01/2010), Valkan (18/01/2010) |
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19/01/2010, 15:30 | #53 | |
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Gràcies per dedicarme aquestes paraules... Última edición por Puturrudefoie; 20/01/2010 a las 18:45. Razón: Megacuote, utiliza el boton responder en vez del de "citar". Gracias. |
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Un forero ha dado un SmilePoint a GeorginaVip por este mensaje
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highway101 (19/01/2010) |
22/01/2010, 00:16 | #54 |
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Una noche inolvidable...tus palabras... mi placer....
Por fin, tengo unos instantes para poder sentarme sobre la cama, con el ordenador sobre las piernas, el pelo alborotado, los ojos cansados y la mente en otro mundo. Porque por fin, puedo volver al lugar del que nunca quiero salir, pero en el que no puedo vivir, eternamente. La música ambienta un fondo silencioso, en el que todos callan, pero hablan los momentos. Sí, esos que se viven y que se guardan en el lugar más inaccesible de nuestra mente, donde esperan encerrados a ser liberados en algún instante. Un momento adecuado, como es este. Porque los días son cortos, las horas atrevidas y los encuentros intensos. Porque, a pesar de que me acuesto bien tarde, no miro el reloj cuando disfruto y saboreo cada segundo, me da la sensación de que podría estar haciendo otras cosas más interesantes y con una compañía que no fuera la de mi solitaria cama, la del cojín rojo y un par de tacones que descansan tras recorridos agotadores. Y entonces, suspiro profundamente. Y me viene a la mente un solo perfume. Un solo olor que inavade mi cuerpo, y me transporta a lugares vividos y se imagina cómo serán los que estén por venir. Y e de intuir, que, por supuesto, serán mucho mejores. ¿Olor a vainilla? Quién sabe... Ahora acostada sobre mi cama, a punto de cerrar los ojos, pensando en aquel encuentro de repente el móvil sonó. Era él. Quería escuchar su voz en medio del susurro de la noche, como si estuviera allí a mi lado, diciendome que me que me echaba de menos y que lle gustaria estar ali a mi lado, pasamos a una conversación más animada, donde le recordaba con todo detalle lo que en otras ocasiones me había hecho. Le pedí que me contara sus fantasias, lencerias preferidas, juegos estimulantes y preferencias mas eroticas, los dos sabíamos el que queriamos hacer, su voz cada vez mas excitante, mi respiración se iba agitando por segundos y el ambiente se iba caldeando, sintiendo la necesidad de quitarme la ropa que ya me sobraba. Pronto me quedé en ropa interior, de la que tanto le gustaba, con parte del pecho al aire, rozado únicamente por el encaje negro del sujetador. Las braguitas transparentes y sedosas eran para él tocar el cielo. Mis labios tenian sede de su cuerpo, le susurré que en ese mismo momento él sería mi único deseo porque no necesitaba a nadie más. Todos ya iban a quedar en el olvido, y que a partir de ese momento él y yo íbamos a ser lo único que necesitáramos para satisfascernos. Ha sido en este instante que me ha dicho.... cerra los ojos imagina mis manos se perdiendo entre entre tus braguitas.... y fue ahí donde dejé de ser yo para dejarme por completo a él. Sus dedos se deslizaban con facilidad por la humedad que desprendía mi cuerpo. Ninguna vez había sido superada por aquel encuentro con mi hombre, con él. Y sin necesidad de tocarnos más, empezamos a sentir que el placer se adueñaba por completo de nuestro cuerpo, dejando la mente en blanco, como si ya nada necesitáramos para sentir ese deseo, siendo el mismo impulso el que nos abrazaba por todo nuestro cuerpo. Aquella noche memorable era digna del recuerdo en la soledad y de todos los momentos del día. Simplemente necesitaba más momentos como aquellos. Cada vez que miraba el teléfono deseaba que fuera su voz y que en cuestión de momentos estubieramos los dos en cualquier otra postura, en cualquier otro sitio, pero los dos. Desde aquela noche, entendi que penumbra, con unas sábanas blancas, con ropa esparcida por la habitación, unas manos inquietas que descubran nuevos horizontes...entendi el poder de unas palabras que sin duda, juguetean con una mente que aprende a conectar el deseo con la realidad, el sueño con la noche, el deseo con la verdad. Y si puede ser tras rozar levemente mis labios por tu cuello, para subir hasta tu oreja y darte un adelanto de lo que puede ser nuestro próximo encuentro... Alicia |
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8 foreros han dado SmilePoints a Alicia Diniz por este mensaje
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Any L (22/01/2010), Benzema69 (22/01/2010), bstoned (22/01/2010), highway101 (22/01/2010), Lextor (22/01/2010), Puturrudefoie (22/01/2010), Sonia-Morenaza (22/01/2010), Valkan (22/01/2010) |
22/01/2010, 12:14 | #55 |
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Parece que aún fue ayer.
Ese día, cuando nos volvimos a ver, recuerdo su sonrisa al verme llegar, y cuando le di un pequeño detalle que no esperaba ni tenía razón especial de ser, me dio un abrazo de esos en los que sientes como alguien te transmite mucho cariño. Son esos momentos en los que uno se da cuenta que ha acertado en todos los sentidos. Seguimos hablando, tenemos tantas cosas que decirnos, que ni se nos ocurre sentarnos, estamos hablando de pie, hasta que nos dejamos caer en el sofá, seguimos hablando sin parar, y nuestras manos van acariciando suavemente nuestras rodillas, cuando no se entrelazan, percibo un cariño dulce, tierno, una paz y tranquilidad que hace tiempo ando buscando, ella me la da, y consigue hacer brotar mi ternura, mi suavidad. Algún beso se nos va escapando, dulces, suaves, cariñosos. Hay momentos en los que no sabes si pasa el tiempo o simplemente se ha detenido, cada segundo te transporta al siguiente como una pequeña ola, que suavemente va creciendo, igual que nuestra pasión, el perfume que nos acompaña. Las caricias son cada vez más amplias, los besos más largos, las pausas en la conversación también, pero al mismo tiempo esa aparente timidez de los amantes secretos nos está desatando. Del mismo modo que voy intentando acariciar su cintura, ella va acercando sus manos a mi pecho, buscando los botones de mi camisa, está llevando la iniciativa de un modo que me sorprende, lentamente, con deseo, cruzando unas miradas en las que no hacen falta las palabras. Debió ser ese recrearse en cada detalle, en cada centímetro de nuestra piel que empezaba a asomar, lo que iba aumentando nuestra excitación, la suave fuerza de las caricias, de los besos, que nos hizo perder la noción del tiempo y de la comodidad, en la más pura pasión de amantes entregados, entre botón y botón, va acariciando mi pecho, yo intento acariciar su piel, su cintura, su vientre, subir a sus tesoros, ella ha conseguido desabrochar toda mi camisa, y quiere seguir con mis pantalones, me está buscando, la estoy buscando, está buscando mi sexo, y me recreo en esos momentos, me dejo llevar, le cuesta por como estamos, y porque no quiero permanecer pasivo, hasta que llega el momento en que nos vamos desnudando poco a poco por completo, y empezando a acariciar suavemente nuestros sexos, ya en grado de gran excitación, hasta que nos entrelazamos, fundiéndonos en uno solo, acompasados, disfrutando como cada milímetro de nuestra piel sudorosa se frota, dando paso a momentos en que notas como cada músculo se va tensando de excitación, de deseo, de pasión, esos momentos que se alargan suave y dulcemente, en los que te recreas, y consigues llegar al clímax en el momento preciso, para prolongar un encaje que dura muchos minutos, en que somos uno, rendidos, entregados uno al otro, en una conexión que he tenido hoy como nunca, donde los besos saben más dulces, más suaves, donde cada caricia casi hace estremecer todo el cuerpo. Recuerdo ese día como algo muy especial, la probablemente más bonita introducción al sexo, con la mayor naturalidad, donde cada movimiento era armonioso con el anterior y el siguiente. Y así seguirá en mi memoria. Y parece que aún fue ayer. |
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6 foreros han dado SmilePoints a bstoned por este mensaje
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Any L (22/01/2010), Benzema69 (22/01/2010), highway101 (22/01/2010), Puturrudefoie (22/01/2010), Sonia-Morenaza (22/01/2010), Valkan (31/01/2010) |
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27/01/2010, 22:48 | #56 |
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El encuentro más deseado
Ya nos conocíamos desde hacía tiempo, pero los dos sabíamos que ese encuentro iba a ser especial, diferente. Tanto hablar, nos estaba encariñando mucho, coincidencias, muchas formas de ver las cosas de un modo parecido, nos iban acercando, y ambos lo notábamos cada día más. Con los nervios a flor de piel, me preparé especialmente para la cita, con la ropa a la que le tengo más cariño, la que diría para las ocasiones especiales. Fuí andando hasta el lugar del encuentro, una terraza bien céntrica, como siempre, llegando por lo menos 10 minutos antes, y me tocó esperar. Por cortesía, no quise sentarme en una de las mesas libres, y esperé tranquilamente oteando las rutas por donde podía llegar. Y allí apareció radiante y sonriente, desde lejos, en todo su esplendor. Nos saludamos, nos damos dos besos, y en una mesa pedimos un café y lo vamos degustando acompañando nuestra charla. Decidimos casi al unísono proponer irnos a otra terraza, ya en pleno casco antiguo, en una plaza alejada del tráfico, y vamos paseando hasta allí enmedio del bullicio de la archiconocida calle, y llegamos. Nos acomodamos en otra mesa, nos tomamos una cerveza cada uno, y seguimos con nuestra charla, con cada vez miradas más pícaras y sonrientes, y mucha complicidad. En algún momento de la charla, no recuerdo exactamente como, yo con una mano en la mesa, muy cerca de la suya, noto como su mano se posa en la mía, y su mirada fija en mis ojos, da mayor trascendencia al gesto. Por un momento noto que me tiembla una pierna, es un reflejo que me da en ocasiones ante las cuales no me siento seguro, siempre me gusta tener la iniciativa, y en ese momento la he perdido por más que hubiera soñado tantas veces en llegar a ese momento. Finalmente reacciono, y ahora son dos manos que se acarician intencambiando sonrisas y miradas de deseo. En ese momento, decido mover mi silla y ponerme más a su lado, dejando ya apartado cualquier espacio entre nosotros, y pongo mi mano sobre su hombro, en un atisbo de abrazo, mientras nuestras otras manos siguen acariciándose. Ahora no tenemos nuestras caras frente a frente, pero nos vamos mirando con un deseo que va creciendo, hasta que noto como acerca lentamente su cara a la mía, y tomo la iniciativa de besar sus labios, suaves, tiernos, sabrosos, sin carmín. Esta situación irremediablemente nos lleva a cambiar las ideas que ya habíamos comentado para luego, decidimos irnos a mi casa, está cerca, y vamos a pie, abrazados, caminando lentamente, disfrutando de cada paso. No hablamos apenas, hablan nuestras manos, nuestras miradas. Cuando estamos ya al lado de casa y voy a sacar las llaves, despierto! Al despertar me di cuenta que todo había sido simplemente un sueño... pero que sueño! Aunque fuera así, mi deseo se había cumplido. |
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4 foreros han dado SmilePoints a bstoned por este mensaje
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Benzema69 (27/01/2010), Puturrudefoie (28/01/2010), Sonia-Morenaza (27/01/2010), Valkan (31/01/2010) |
07/03/2010, 03:02 | #57 | |
Forero Bloqueado
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Cuando la cortesana se hace mujer
Este relato va dedicado a todas aquellas foreras que he tenido el gusto de conocer, de una manera o de otra. Porque ante todo, antes que hetarias o cortesanas, sois mujeres. Espero que os guste. En la antigüedad, ser llamada cortesana era un quasi sinónimo de meretriz o hetaria, como dirían los clásicos. Ella era una de esas cortesanas, alguien que en los tiempos modernos sería llamada de otra manera. Pero no, aquel día no actuaría como una cortesana...aquel día tenía que ser especial, porque ella sentía un irresistible deseo de ser poseída por él, de gozar hasta lo indescriptible con aquella unión. El sólo hecho de oir pronunciar su nombre era ya causa de que un escalofrío de pasión recorriera su cuerpo. No era un nombre extraño a su oído. Otros muchos habían pasado por su lecho...pero ese era especial. Desde la primera vez que lo vio, supo que algo diferente se ocultaba detrás de aquel varonil rostro. No sabía si eran las melifluas palabras que le susurraba al oído...su deleitoso afán por hacerla disfrutar hasta límites insospechados...o tal vez esa mirada....profunda y penetrante...o quizás todas las cosas juntas. Ese día ella se preparó como era costumbre: se lavó y se perfumó para parecer aún más hermosa a los ojos de aquel Adonis. Pero no podía sustraerse a la embriagadora pasión que recorría su cuerpo...al tórrido deseo de ser poseída hasta la extenuación por aquel hombre...aquel que la había cautivado de tal manera que ya nada volvió nunca a ser lo mismo. Tomó el taxi y le ordenó al conductor que la llevara, rápidamente, al lugar de encuentro previsto. Por el camino, iba pensando en cómo podría desarrollarse esa jornada. No porque no hubiera tenido otros memorables encuentros con él. Pero ahora...ahora sería diferente. Antes ella era una cortesana más...y ahora no...ahora sería una mujer...sólo una mujer...ávida de sexo sin contrapartida alguna. Eso convertía aquel encuentro en algo completamente diferente a los anteriores. Al llegar, él ya la estaba esperando...elegante como siempre. Era un joven atractivo...aunque ella no sabía definir muy bien por qué. Pero le gustaba...y sobre todo se moría de ganas de ser poseída...una y otra vez, por aquel apuesto varón. Sentía como si en su interior ardiera un fuego de pasión que nada podría apagar...salvo el encuentro con su amante. No pudo resistir a sus impulsos naturales. Tuvo que lanzarse en sus brazos...y fundir su lengua con la de él. La embriagadora pasión que la poseía la hubiera llevado a cometer cualquier locura con tal de conseguir lo que más anhelaba: ese hombre que ante ella se encontraba. Casi no tuvo tiempo de llegar a la puerta del apartamento. Sentía que iba a alcanzar el orgasmo allí mismo. Fue al cerrar la puerta cuando, por fin, la fiera que llevaba dentro pudo desbocarse por completo. Ella le mordía y le arrancaba la ropa...tal era su ímpetu y su afán por deleitarse con ese cuerpo. Él, por su parte, embelesado por la increíble pasión que se desbordaba ante sus ojos...poco pudo hacer más que ser desposeído de toda la ropa que cubría su varonil cuerpo. Ella sentía verdadero deseo de fundir ambos cuerpos..de consumar esa unión que tantas veces ya había sentido..pero que cada vez era especial, diferente...y más excitante, si cabe. Su escasa ropa dejó paso a unas prominentes curvas...coronadas por unos bellos senos. Los labios de ella recorrieron su cuerpo con deleite y fragor...hasta detenerse en su verga. El tiempo pareció detenerse, por un momento...cuando ella empezó a succionar ese pene de manera lenta y metódica...arrancando aullidos de placer por parte de él. Pero esto, lejos de intimidarla, lo que hacía era aumentar sus ganas de poseerle más y más. Sentía como el grado de excitación de él crecía...como la sangre afluía a los cuerpos cavernosos...y hacía que su verga estuviera cada vez más dura. Mientras tanto...ella se deleitaba y se excitaba cada vez más...quería ser penetrada por aquel hombre...pero a su vez quería beberse el líquido vital que surgiría de aquel viril miembro. Finalmente, la explosión de júbilo de él colmó sus apetencias...en un frenesí despiadado de pasión y lujuria. Ella sorbió con pasión aquel fluído, se relamió por haber podido alimentarse con tan exquisito manjar. Pero entonces fue cuando la natural excitación que había provocado en él...la convirtió a ella en presa del deseo. Él la agarró, violentamente...y la tumbó en la cama. Se lanzó a besarla como si estuviera poseído por un espíritu...como si fuera la primera y la última vez que podría deleitarse con una mujer. Su lengua y la de ella se unieron y entrelazaron...intercambiándose fluídos. El roce de los labios no hacía más que aumentar sus ganas de lanzarse hasta el preciado tesoro que ella escondía entre sus piernas. Pero se detuvo...y quiso recorrer primero su cuerpo...lamiendo centímetro a centímetro aquella espléndida anatomía femenina. Los senos de ella encontraron natural acomodo en la boca de él...y sus reactivos pezones pronto empezaron a notar los efectos de las atenciones que él les dispensaba. Cuando llegó hasta el preciado secreto que la mujer escondía...se desataron todas las furias del infierno a la vez. Más que aullidos...los gritos de la mujer eran auténticos estertores de un placer sublime e indescriptible. Él se deleitaba con aquel sexo...y ella quería morirse...y la vez vivir por no ser capaz de aguantar semejante placer. Quería alargarlo hasta el infinito...como si nunca más pudiera volver a tener un orgasmo. Se contorneaba y debatía por escaparse de sus brazos...y a la vez deseaba estar cada vez más poseída por aquella lengua que la tenía tan extasiada. El orgasmo llegó de una manera brutal, sublime..como pocas veces ella lo había experimentado. El tomó de los fluídos que ella destilaba...y se los devolvió para que ambos los pudieran saborear. Pero no...ella no tenía bastante...tenía que ser penetrada por ese hombre...sus cuerpos tenían que formar uno solo. Entonces lanzóse ella, cual moderna amazona, a cabalgar esa montura con todas las fuerzas que podían emanar de aquel vigoroso cuerpo. Se retorcía de placer...quería sentirlo dentro...muy adentro. No quería, no podía darle tregua. Ya no eran dos...eran un cuerpo solo...oscilando, moviéndose, abrazándose, besándose. Ya no...no podrían separarse. Nunca más...ella no podía...necesitaba tenerle dentro..empujándola con bravura, con lujuria...eso lo era todo para ella en aquel momento. Ambos llegaron al clímax casi al unísono. Fue como si una tremenda explosión hubiera sacudido la casa hasta los cimientos. Entonces..y sólo entonces...ella se quedó como muerta...encima de él..extasiada y agotada tras aquel desbocado frenesí. |
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06/04/2010, 11:55 | #58 |
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Déjate llevar…
Aqui va mi primer relato para el foro. Me gusta escribir y lo hago habitualmente, de muchos generos y este es uno. Espero que os guste. "Lucia entró a su apartamento tras un duro día de trabajo. Al cruzar el umbral de la puerta, se dio cuenta de que había una tenue luz que provenía de su habitación. Intrigada, entró en la estancia y se quedo asombrada. Un olor a incienso se filtró por sus fosas nasales, y observó que la iluminación venia de varias docenas de pequeñas velas aromáticas que estaban distribuidas por la habitación. Encima de la almohada había un pequeño paquete envuelto como si fuese un regalo. Con curiosidad, Lucia lo desenvolvió rápidamente y vio un antifaz negro sin orificios para los ojos y un sobre. Leyó la nota que se hallaba dentro del sobre con atención. “Ponte el antifaz y déjate llevar…” Firmado Pablo. Una sonrisa se dibujo en el rostro de Lucia. Se empezó a desvestir, quedándose solo con sus braguitas rojas y tumbándose en la cama se puso el antifaz y quedó completamente quieta, sumida en la oscuridad. En unos pocos minutos, notó como unos dedos recorrían sus pies. Se le puso la piel de gallina al sentir como las manos recorrían su piel suave. Sus manos subieron por sus piernas y después notó como agarraba sus manos y se las inmovilizaba con unas esposas. No puedo evitar un respingón al notar como quedaban sujetas las manos a la cama. Pablo le susurró al oído y la tranquilizo. Un estremecimiento recorrió a Lucia cuando le acariciaban y chupaban los pechos, excitando los pezones. La lengua ávida degustaba esos esplendidos senos, saboreándolos como si fueran la cosa más apetitosa del mundo. Lucia gemía con deseo, mientras mordisqueaban con pasión sus pechos. Sintió como una mano se introducía entre sus muslos y exploraba en su interior. Le penetró con un dedo, con una maestría que hizo que ella se retorciese de deseo. Estaba cada vez más mojada, ál se arrodilló, follandola con su lengua, produciéndole un intenso placer que hacía que ardiese, adentrándose hasta lo más profundo. Lucia se hallaba con las piernas abiertas abandonada al placer que él le proporcionaba. Estaba tan humedad que rezumaba en su boca, mientras su lengua exploraba con lentitud, cada rincón, cada pliegue de su sabroso coño. Los dedos de él acudieron en ayuda de su boca, para seguir explorando sus rincones más profundos. Sólo se escuchaban los suspiros y jadeos de ella. Embriagada de éxtasis, Lucia se corrió de un modo salvaje como pocas veces antes lo había hecho. Él bebió su dulce néctar, sin quejarse ni dejar nada. Cuando aún estaba recuperándose del tremendo orgasmo, notó como la lengua de él exploraba su estrecho culito, salivando su ano, para prepararlo para lo que vendría a continuación. Para su sorpresa, no fue su polla lo que se introdujo en su orificio, si no un consolador de látex que hizo que se retorciese de placer y dolor al mismo tiempo. Él le trabajaba el culo con tanto ahínco que Lucia no podía menos que morderse los labios de tanto goce como estaba disfrutando. El sentir el juguete en sus entrañas, siendo empalada por el mismo, hacia que su coño chorrease de nuevo por la excitación. La masturbación anal a la que estaba siendo sometida le hizo ronronear de gozo, relamiéndose de placer. De nuevo tuvo un orgasmo, este si cabe, más intenso que el anterior. Agotada, pero aún excitada, notó como algo palpaba sus labios. El tacto de la polla hizo que sus labios se abalanzasen sobre ella como un hambriento sobre un trozo de carne. Su glande buscó su boca y su lengua, su lengua recorrió cada centímetro de su miembro, de los huevos hasta la punta, como si fuese el más dulce de los caramelos que hubiese paladeado. Chupó y saboreó esa sabrosa polla con frenesí y esmero. Ahora fue él quien emitió gemidos de placer ante la felación tan esplendida que le estaban realizando. Ejecutó la tarea con tal esmero en la polla que le llenaba por completo la boca que no tardó en correrse, eyaculando en cantidad tal que salía por las comisuras de los labios. Degustó con avidez el semen, embadurnándose el rostro con él. El sentir el espléndido orgasmo que había conseguido realizarle, le hizo gozar a ella también. Él le retiró el antifaz y le susurró al oído. Feliz cumpleaños… " |
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3 foreros han dado SmilePoints a Leydecker por este mensaje
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17/04/2010, 14:07 | #59 | |
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El mágico y tentador momento
Se dirigía de regreso hacia su casa. El metro iba hasta los topes. Pero él no dejaba de observarla. Ella había tenido la suerte de tomar asiento unas estaciones antes. Él por el contrario, se encontraba apretujado contra la puerta. Por suerte, esa no era la puerta que se abría, así que no había peligro de “perder la posición”, en caso de que accediera más gente al interior del vagón. La mujer seguía sentada, con la mirada aparentemente extraviada. Sus cabellos eran lacios, de un rubio oscuro. Sus ojos tenía el intenso azul del cielo. Vestía unos jeans ajustados y llevaba puesta una chaqueta de color marrón oscuro. Lo cierto es que, desde el momento en que entró, se quedó prendado de esa mujer. No podía apartar la vista ni un momento. Era como si estuviera imantado. La mujer se levantó. Era más bien alta y delgada. Se dirigió, como pudo, hacia la puerta. El la siguió con su mirada. Sus ojos se mantenían fijos, clavados, incapaces de desviarse. Miraba con atención la parte donde termina la chaqueta, intentando atisbar esa tentadora parte de atrás, que intuía debía ser algo increíble. El tren se detuvo y la mujer bajó. Aunque no era su parada, él decidió bajarse también. A riesgo de que ella le viese y pensara que la seguía con malos propósitos. Bien era cierto que sus intenciones eran guiadas por los bajos instintos, pero sucedía que su parte animal estaba dominando por completo a la parte racional. En aquel momento no era un hombre, sino un animal en celo que perseguía a una hembra de su especie. Ella salió de la estación y se puso a andar calle abajo con un movimiento acompasado que la hacía todavía más tentadora. Él estaba como hipnotizado. Esas curvas que podía intuir, unidos a esos ojos que había podido ver, le habían hecho perder cualquier atisbo de sentido común. En aquel momento pensó en asaltarla y forzarla, pero un último atisbo de racionalidad le impidió tomar tan equivocada decisión. Cuando aun no había andado doscientos metros, torció a la izquierda, en una calle secundaria. Echó mano de su bolso y sacó unas llaves. Al llegar a una de las puertas, la abrió y entró. Él se acercó, impelido por una fuerza sobrehumana. En el fondo sabía que estaba obrando mal, que eso no era un comportamiento normal. En la oficina le llamarían de todo y más si supieran que hacía estas cosas. Pero le daba igual: esa mujer le había cautivado de tal manera que no podía hacer otra cosa que seguirla. Se acercó a la puerta. Por algún misterioso motivo estaba mal cerrada, como si aquella mujer supiera que le seguía y lo hubiera dejado entrar. Él se dio cuenta y entró, cerrando la puerta tras de sí. La mujer había tomado el ascensor, así que él no había visto cuál era el piso al que se dirigía. Se quedó allí, pensativo, murmurando para sus adentros dónde estaría esa espléndida mujer que le había hecho perder la cabeza de tal manera. Decidió marcharse, no sin antes tomar buena nota mental del lugar donde suponía que vivía esa mujer. Una casa normal en un barrio normal, pensó. Nada que llame la atención. Se disponía a salir, cuando vio un papel en el suelo. Estaba cuidadosamente doblado. Lo tomó y lo desdobló. Había algo escrito en él. Era una dirección de correo electrónico, con un comentario: “añádeme”. Y otro más abajo que decía: “no quieras saber más”. Llegó a casa y conectó su ordenador. Rápidamente se dispuso a añadir esa dirección a su grupo de contactos. Mientras tanto, no podía quitarse de la cabeza a la mujer del metro. Al día siguiente volvió a la rutina de su trabajo en la oficina. El pesado del jefe, los compañeros…en fin…la misma monotonía de siempre. Al volver a casa, en el atestado vagón de metro, no dejaba de pensar en la mujer que había visto el día anterior. Era como una obsesión. Tentado estuvo de bajarse en esa estación e ir andando hasta el lugar donde la vio entrar. Pero no lo hizo. Llegó a su casa y conectó el ordenador. La persona que tenía esa dirección que él encontró en un papel le había añadido a su lista de contactos. Pero no estaba en línea en aquel momento. Mientras navegaba por Internet, el contacto se conectó, y rápidamente él le entró a conversar. Resultó que era un chico de quince años al cual se le había caído el papel al salir de casa. Que chasco ¡ Él que pensaba que era la mujer maravillosa que le había dejado un mensaje ¡ Siguió imaginando quién sería esa mujer, pero olvidó un poco el tema. Así pasaron los días, hasta que en uno de ellos, al volver a casa, la mujer apareció de nuevo ante sus ojos. Estaba tan tentadora y seductora como siempre, o al menos como la había visto aquel día. Y peor aún: parecía que no le quitaba ojo de encima. El tren se aproximaba a la parada que él conocía tan bien. Ella se levantó, pero en lugar de dirigirse hacia la puerta, se fue directa a él. Ni que decir tiene que el hombre se quedó de una pieza cuando la mujer se le acercó. Le dijo: “si quieres saber más, ven”. La misma fuerza que aquel día le había impulsado a salir del tren, le guiaba maquinalmente tras los pasos de aquella mujer. Salieron de la estación, bajaron la misma calle y torcieron hacia la misma calle secundaria. Él se veía incapaz de articular palabra. Ella, por su parte, seguía andando delante de él, con un movimiento acompasado pero firme. Llegaron a la puerta de la casa. Ella abrió con la llave. Sostuvo la puerta para que él entrara. Llamó al ascensor y cuando llegó, le hizo pasar. Ella entró detrás. Pulsó para subir y el ascensor se elevó. Al llegar al piso seleccionado, se paró bruscamente. Entonces ella volvió a pulsar otra vez para bajar. Cuando el ascensor se encontraba entre dos pisos, ella tocó el botón de parada de emergencia. El ascensor se detuvo. Entonces ella, que hasta entonces había permanecido callada, tomó la palabra: “No sé si decir que eres un inocentón o un pervertido. Creo que mejor te llamaría inocentón, porque has venido como un corderito hasta donde yo te he dicho. Ya sé lo que has venido a buscar, pero no estamos aquí para eso. Esto ha sido una prueba que te ha puesto tu jefe, para saber si reunías los requisitos necesarios para ese ascenso que llevas tanto tiempo pidiendo. Debo decir que eres confiado, porque si no, no hubieras venido hasta aquí. Pero te dejas dominar por las bajas pasiones, y eso no es bueno. Cualquiera podría obligarte a comulgar con ruedas de molino si se lo propusiera. Mira que sería fácil sonsacarte cualquier secreto, sólo con que una mujer se lo propusiera. Ya sabes que la competencia es dura en este sector, así que tu jefe no quiere hombres débiles al frente de un equipo de personas. Por todo ello, creo que deberé informar desfavorablemente a tus superiores.” Todos los colores pasaron por la cara del hombre. Es seguro que si le llegan a pinchar en aquel momento, no le sacan sangre, de lo helada que debía tenerla. Al final, cuando pudo articular palabra, sólo acertó a decir: “La madre que lo parió, será cabrón”. Entonces, ella dijo: “Juan, esto es una broma que te han querido gastar tus compañeros. Ellos sabían que tú caerías en la trampa”. Pero has de saber que la broma es por un buen motivo: Tu jefe te ha concedido el ascenso. Y aún más: tus compañeros me han pagado bien para que pase un buen rato contigo. Es una forma de agradecerte que hayas sido tan buen compañero con ellos”. Y entonces, sin mediar más palabra, ella pulsó de nuevo el botón de subida del ascensor. Llegaron de nuevo al piso, y esta vez sí que él pudo entrar a la secreta y mágica vivienda donde él suponía que vivía esa mujer. Los momentos que siguieron a continuación son fácilmente imaginables. |
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24/05/2010, 12:05 | #60 |
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Fui requerido........
Recibí una llamada en mi contestador: “Quiero un masaje en mi domicilio, me llamo Anna ven a las 7, mi dirección xxxx” ¡y faltan 5 horas! y ¿quién es ella? ¿la conozco?. Son las siete, las siete en punto, con el dedo índice pulso el timbre de la dirección que le facilito, se abrió la puerta y ella estaba allí, desnuda, en una única estancia, solo ocupada por un lecho, y ella. Su voz acaricia mi oído pidiéndome le haga un masaje, dice: ‘hazlo como quieras’, y quedo sobre el lecho de espaldas. ¡que cuerpo! ¡creo no haber visto uno igual! parecía la diosa de Botticelli. Me cambie de ropa, poniéndome un pantalón negro y una camiseta, nada mas, cogí mis aceites de masaje y me situé a su lado, encima del lecho, empecé por la espalda, unas gotas de aceite impregnaron mis manos y sirvieron para acariciar toda la musculatura, llegaba hasta sus glúteos en mis movimientos, y así seguí durante mucho tiempo. Me situé al revés de ella y empecé a masajearle los glúteos, en ese momento ella abrió las piernas, yo me atreví a acariciarla con mis manos empapadas en aceite, por dentro de sus nalgas, llegando a tocar los labios que todavía cerraba su puerta humedecida. Mientras seguía con las maniobras ella levantaba el brazo y me rozaba mis genitales, en mi concentración no llegue a notarlo hasta que me di cuenta de mi excitación. Baje a las piernas y subía por ellas con mis manos, desde los pies hasta las ingles. le pedí se diera la vuelta. No dude en seguir mi masaje y dedicarlo a su placer, veía como disfrutaba con mis dedos en su sexo, húmedo del aceite de mi masaje y de sus flujos, convulsiono al poco tiempo con una respiración jadeante, continué acariciando su cuerpo mientras su respiración se relajaba, susurro ‘fóllame’. La penetre muy suavemente, pero ella se movía con fuerza, se llevo sus manos a su sexo, acariciándolo frenéticamente, note como se corría y no paro, provocando en mi un orgasmo del cual creía que todo mi ser estaba siendo succionado. Descanse unos segundos encima de ella, me pareció que todo el tiempo estuvo con los ojos cerrados, me levante, busque el servicio, me asee, luego me vestí. Bese sus labios y me fui. |
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