A lo largo de casi cuatro décadas y seis películas, Kenny Baker (Birmingham, 1934) formó parte fundamental de una de las sagas cinematográficas que más pasiones levanta, y sin embargo, muchos de los seguidores de Star Wars puede que no sean capaces de identificarlo sin su caparazón de R2-D2, el droide que reunió a los hermanos Skywalker con un simple mensaje holográfico proyectado en su visor: "Eres mi única esperanza". El actor, que sufría enanismo, ha fallecido en su casa de Manchester este sábado a los 81 años tras una "larga enfermedad", según ha confirmado la familia en un comunicado.
“Nos lo esperábamos, pero es triste de todas maneras. Ha vivido una vida larga repleta, ha llevado enormes cantidades de felicidad a la gente y ha sido amado por todo el mundo, estamos orgullosos de él”, ha declarado su sobrina, Abigail Shield. "Hacía tiempo que tenía problemas con sus pulmones y tenía que ir en silla de ruedas". Razón por la en diciembre tuvo que rechazar la invitación para acudir a la convención de Star Wars en Los Ángeles.
George Lucas, que lo contrató para su primer e icónico papel en pantalla, sí lo pudo visitar hace unos meses en Manchester. Tras haber pasado por circos ambulantes, aprender a patinar sobre hielo y organizar un espectáculo junto a Jack Purvis, el director fue quien le dio su verdadera oportunidad, si bien siempre lo escondió bajo circuitos y ese engorroso traje. En el Hollywood de hoy sería una labor que dejarían para los efectos especiales. Y, aun así, Baker le tomó el gusto a la actuación.
El actor interpretó por primera vez al droide en La Guerra de las Galaxias, en 1977, y solo ha faltado a la última de las siete películas de la saga, donde sirvió de consultor para Jimmy Vee, que lo sustituyó en las tareas robóticas. De hecho, solo supera su marca Anthony Daniels, C-3PO, que puede presumir de haber formado parte de toda la historia de Star Wars. De la pareja siempre se dijo que su relación fue de lo más conflictiva detrás de las cámaras. "Daniels es el tipo más grosero del mundo", decía Baker en su día. En 2008 un programa de televisión intentó que charlaran ante la cámara, pero no lo logró: "Si pelotas de oro aparece, yo me voy", recuerda The Telegraph que dijo el actor de R2D2.
Aunque la serie galáctica marcara su carrera (estuvo incluso en el infame especial de Navidad 1978), Baker, que se atrevió con una efímera carrera como monologuista en los noventa, también ha participado en películas tan recordadas como Amadeus, Dentro del Laberinto, Los héroes del tiempo de Terry Gilliam, Flash Gordon, Mona Lisa de Neil Jordan y El Hombre Elefante de David Lynch o las series británicas The Goodies, Las Crónicas de Narnia y Casualty, donde hizo una de sus últimas apariciones en 2007.
En El Retorno del Jedi, George Lucas le dejó, además, esconderse bajo el pelaje del ewok Paploo, gracias al que pudo jugar más con sus registros vocales. En un primer momento iba a ser el encargado de dar vida al travieso Wicket, interpretado por Warwick Davis, pero una enfermedad se lo impidió. Ninguno de los ewoks, aun así, pudo superar nunca el carisma de ese pequeño droide azul y blanco que, aunque solo se comunicaba a través de sonidos metálicos, transmitía tanto como sus compañeros de reparto.
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