ADVERTENCIAS

Maureen Vega · 15/12/2013, 20:22

　
Cuenta una leyenda urbana, que a las mujeres nos gusta mucho hablar de nuestras cosas y de cosa ajenas. En pocas palabras, que somos unas chismosas. Mi madre y unas amigas decian que no eran chismosas, que eran mujeres "comunicativas". Ya veis que me viene de sangre. Por eso yo tampoco soy chismosa, simplemente soy comunicativa.
Casi 10 años de trabajo en el sexo de pago te dan muchas historias para contar. Tanta gente que se cruza en tu camino, tantas historias diferentes, tantas emociones. Pero como cualquiera que abre el armario y busca su camisa preferida yo tengo algunas historias que guardo con especial cuidado en algún rincón de mi memoria. Algunas historias que no quisiera olvidar nunca y que estoy dispuesta a compartir con quién quiera oírlas. O en este caso, leerlas.
Algunos horas de poca faena y el corazón desbordante de inquietud me llevaron delante del ordenador para poner en papel mis historias más queridas.
Con esto no aspiro a nada más que compartir una parte de mi vida profesional que también tiene un poco que ver con mi propia persona.
No pretendo ser una novelista ni mucho menos. Solo quiero que se imaginen que estoy conversando con ustedes.

Madame Romy y yo

En algún lugar de la Mancha, cuyo nombre sí que recuerdo perfectamente: Valdepeñas. Esa fue la ciudad donde comenzó mi carrera.
Eran finales de año. Época de caza en esas tierras. Los cazadores llegaban desde finales de octubre. Franceses, italianos, alemanes, cazadores de Andorra y otros países. La caza es una afición cara. Las chicas hacían su agosto.
Una noche de esas, en diciembre tal vez, llegaron dos hombres al club. Uno era alemán y el otro francés. Los dos estaban bastante fondones, es decir, rellenitos. Y para ser sincera y sin ánimos de ofender, poco agraciados en cuanto a belleza. No eran de esos hombres por los cuales saltarías a la primera.
Una compañera y yo estábamos en un rincón, sentadas en el suelo del escenario. No recuerdo que habré hecho o habremos hecho ella y yo para llamar su atención. En ese tiempo yo llevaba el pelo corto y rubio. Poco ocultaba mi vestidito negro, de un tejido parecido al encaje y tirantes finos. Mis pezones se hacían notar a través de la transparencia. Un escote bastante generoso aunque estaba más delgada y mis pechos no eran tan llamativos.
Nos invitaron a acercarnos. Yo no quería. Pero nos levantamos y nos acercamos con encantadoras sonrisas, como buenas profesionales que éramos.
No hablaban casi nada de español. Tenía ganas de retirarme. ¿Cómo iba yo a seducirlo? Mi compañera estaba en las mismas que yo pero no mostraba intención de marcharse. Le importaba un pepino si hablaban o no. Según ella, en el lenguaje del "amor" no hacen falta palabras. Con un par de gestos guarros y el ya entendería de que iba el tema.
El señor cuyo nombre sí que no recuerdo, el francés, me pidió a su manera que no me marchase y me invitó una copa de las caras. Mi compañera recibió la suya.
Un largo rato después, me preguntó la tarifa para ir a la habitación. Le dije que eran 50 euros más 5 euros de las sabanas y toallas. En el 2007, era el precio que se manejaban en los clubes de carretera de pueblos pequeños. La gente no se quejaba tanto de las tarifas.
Esperamos unos minutos más. Luego se levantó y me cogió de la mano invitándome a ir para la habitación. Pasamos por la recepción y abona los 5 de las sábanas. Me entregó los 50 a mí. Así era como se hacía o se hace.
Entramos a la habitación y yo me voy acomodando. Tiendo la sábana sobre la cama y dejo el neceser en una de las mesitas. El se queda de pie y en silencio apoyado en una pared. Solo me miraba. Yo empecé a sentirme nerviosa. No me gustaba su actitud.
Le pregunto si vamos a hacer algo. Responde que si con la cabeza. Pero no se mueve.
Le digo que si se quiere quitar la ropa. Me responde que me la quite yo primero si así lo deseo. Y sigue quieto.
Yo me bajo el vestido y me lo quito por los pies intentando ser lo más sexy que podía debido a mis nervios. Le sonreí. Me dejé puesta la ropa interior y me acerqué para desabrochar los botones de su camisa.
El me detiene. Le pregunto si realmente desear hacer algo conmigo. Me pregunta cómo me llamo.
Me quedo petrificada. Ya se lo había dicho fuera. Creía que lo recordaba. Le vuelvo a recordar mi nombre. En ese tiempo usaba el nombre de Victoria.
Le digo:
- Me llamo Victoria.
El seguía sin moverse. ¿Cómo te llamas?, vuelve a preguntar.
Pensé que me estaba tomando el pelo. Vuelvo a contestar.
-Ya te he dicho, me llamo Victoria.
Me contesta:
- ¿Te llamas jamón?
Me quedo a cuadros. O yo estaba entendiendo mal su pronunciación, o ¿él me había dicho que me llamaba jamón?
- ¿Qué?, pregunté sorprendida.
- ¿Tu te llamas jamón?, formula la pregunta una vez más.
Un poco molesta, le conteste que ya le había dicho mi nombre un par de veces, que me llamo Victoria y no jamón. Que no entendía que estaba intentando decir. ¿Me estaba insultando o algo así?
Se movió un poco y me habló como pudo. Me quedé helada con lo que comprendí.
- Tú no eres un jamón que se compra y hay que comer sí o sí. Tú eres Victoria, no un jamón. Yo no he comprado jamón.
No supe cómo reaccionar. Me quedé sin saber cómo actuar. Atiné a ponerme el vestido, no hacía ningún favor quedándome desnuda. El se acercó y me abrazó. Intento explicarme su punto de vista y yo asentía abrumada. Comprendí lo que quería decir. Y le prometí no ser nunca un jamón. Me lo hizo jurar.
En vista que no podíamos hablar, no quería tener sexo y no tenía ni idea de qué podíamos hacer, le pido salir y así lo hicimos. Recogí mis cosas y la sábana de la cama. Salimos por la recepción y entregue la sábana a la limpiadora. Las dos, la limpiadora y la recepcionista me miran y sonríen. Seguro que imaginaron de todo.
Solo estuvimos 5 minutos en la habitación como mucho. Bueno, algunos más, tal vez.
CONTINUARA...

Xasel · 15/12/2013, 20:27

Espero seguir sabiendo de esas vivencias..., porque todos tenemos momentos que nunca queremos ni querremos olvidar...

gracias!!!

Rigby · 15/12/2013, 21:11

Continuara

Valentina, tu relato me ha gustado y mucho, espero que te prodigues y nos cuentes mas cosas de tus experiencias, es curioso como puede llegar a ser el ser humano...
Un beso
Furbi

Dr. Loomis · 16/12/2013, 17:04

¡Fantástico¡ ¡Por fin una forera con una monografía! duda

Me encanta darte la bienvenida a esta inframundo. biggrin

Voy a por una Coca-cola Zero, me arrebujo en el sillón y me preparo para la continuación, ansioso.

Más, más, queremos más.

Por cierto, ¿qué imagen pondrás para ilustrar la monografía?

Maureen Vega · 16/12/2013, 18:19

Dr. Me alegro que le guste la idea de que una forera se meta en un territorio que hasta ahora había sido utilizado solo por foreros. Tenía bastantes dudas sobre dónde colocar mis historias.
Seguiré compartiendo mis vivencias anteriores y algunas expes que se puedan contar.
En cuanto a la imagen, no había pensado en ello.
Se aceptan sugerencias.
Un beso besosella

Divertido · 16/12/2013, 18:33

Muy bueno el hilo, felicidades.

Igual el tipo sólo acompañaba al amigo y no le iba este rollo.

A mí me ha dicho gente que acompaña a los amigotes pero cuando entran no hacen nada.

Maureen Vega · 17/12/2013, 10:31

Madame Rommy- Parte II

Madame Rommy- Parte II

Al salir de la habitación, sin habernos tocado siquiera, me imaginé que la reunión se había acabado. Pero increíblemente, me invitó otra copa. Yo no sabía cómo comportarme con él. Hacía lo que podía. Me acercaba, lo abrazaba, le di algunos besos en la mejilla. Seguía sin gustarme.
Unos 30 minutos después, vuelve a sugerirme que vayamos a una habitación. Este tío me está tomando el pelo, pensé. Discutimos un rato, yo hablaba, el solo miraba. Le expliqué que era una tontería ir a la habitación si no tenía intenciones de tocarme. Que era mejor quedarse ahí y tomarnos más copas. Yo estaba ganando dinero igual.
Le pregunté con todo el descaro:
- ¿Me vas a hacer el amor esta vez?
Con una pícara sonrisa, me dice que sí.
Medio dudando y a la vez un tanto divertida por el cava y la situación, acepto ir. Al final da igual, pienso para mis adentros. Si él quiere hacerlo así, quién soy yo para llevarle la contraria.
Volvemos a acercarnos a recepción y repetir el mismo protocolo. La recepcionista vuelve a sonreír divertida. Pero esta vez, yo iba decidida a no salir a los 5 minutos.
Nos metimos en la habitación, puse las cosas en una mesita y tendí la sabana. Ya sabía de qué iba el juego. Ni siquiera me molesté en quitarme el vestido, ni mucho menos pedirle a él que se desnudara. Simplemente me recosté en la cama y lo invite a unirse a mí. Pasamos los 30 minutos en la cama, vestidos y abrazados, dándonos castos besos de tanto en tanto e intentando charlar en medio de las dificultades del idioma. El parecía estar satisfecho.
Los acontecimientos se mezclan en mi memoria. Hay ciertos detalles que no recuerdo con exactitud. Demasiadas historias vividas nublan mis recuerdos, pero lo contado hasta ahora sucedió así.
Al salir ya era hora de marcharse. Se despide y promete volver al día siguiente. Y volvió, pero esta vez no me invito ni una copa ni a la habitación. Pagó una salida para que yo pudiera salir a ver la noche y respirar aire puro. Fuimos un par de horas a un bar del pueblo, tomamos unas copas, dimos un paseo y nos volvimos. Antes de marcharse a dormir, me invita a unirme, al día siguiente, a su grupo de caza.
Yo nunca he matado ningún animal y tampoco me hace mucha gracia la caza. Pero acepté. Quien no aceptaría después de todo.
Me pasó a buscar a las 8 de la mañana. Yo casi no había dormido. No tenía idea de qué rayos haría yo en ese grupo, me sentía fuera de lugar con tantos hombres y yo la única mujer.
Ahí conocí a Madame Romy. Era una perra de caza. No pregunten de qué raza, porque soy muy mala para esas cosas. Solo sé que era pequeña, gordita y muy mayor. Era la preferida del señor francés. Me comento que la tenía desde muy pequeña y llevaba con él casi toda su vida. Madame Romy y yo hicimos buenas migas, Teníamos cosas en común, por ello ocupa un lugar especial en mi memoria.
Estuvimos cazando durante varias horas. Ellos cazando, yo totalmente perdida en la faena. Hasta que dispararon a una perdiz y los perros no conseguían dar con el trofeo. Yo había estado mirando y más o menos vi donde cayó. Fui a recogerlo. Estallamos en risas, al final, no había sido en vano mi presencia.
Comida en una casa rural, con todos los cazadores. Seguía siendo la única mujer del grupo. El no se separó de mí en ningún momento. Parecíamos marido y mujer.
Nunca llegamos a consumar el matrimonio.
Y nos despedimos por la tarde. Unas horas antes de que yo volviera a trabajar. Nos despedimos para nunca más volver a vernos. Pero no lo olvidaré jamás.
Tal vez yo me consagré como "cazadora" y le hice la competencia a Madame Rommy con la perdíz. Pero ella siempre fué la más afortunada de la historia y se marchó a casa con el mejor premio: tener siempre la compañia y la atención del señor francés.
Fin.

Divertido · 17/12/2013, 10:41

Pobre tío, buscaba lo que no podías ofrecerle, pero al menos tuvo tu compañía.

Creo que la canción de Lou Reed es perfecta para ese día de cacería [FETCH-URL-INFO][FETCH-URL-TITLE="http://youtu.be/pgviDNeXQ2w"]Lou Reed - Perfect Day (with lyrics) - YouTube[/FETCH-URL-TITLE][FETCH-URL-IMG]http://i1.ytimg.com/vi/pgviDNeXQ2w/hqdefault.jpg[/FETCH-URL-IMG][FETCH-URL-DESC]Song for a very precious person Lou Reed - Perfect Day Just a perfect day drink sangria in the park And then later when it gets dark we go home Just a perfec...[/FETCH-URL-DESC][/FETCH-URL-INFO]

Me ha emocionado, una historia delicada y bonita.

Birrus · 17/12/2013, 12:34

Hola Valentina!!! smile

Muy bienvenida a las moñografías!!! bebida

Y muy halagado me siento que quieras compartir con nosotros tus historias inolvidablemente personales!

Me ha encantado conocer la primera!

Y quiero que nos cuentes muchas más!

Graciaaaaassssssss!!! biggrin

Desen G. · 17/12/2013, 19:52

Cita:

Iniciado por Valentina Ayres

En ese tiempo yo llevaba el pelo corto y rubio. Poco ocultaba mi vestidito negro, de un tejido parecido al encaje y tirantes finos. Mis pezones se hacían notar a través de la transparencia. Un escote bastante generoso aunque estaba más delgada y mis pechos no eran tan llamativos.

rubia, vestidito negro de encaje, pezones provocadores, más delgada(difícil),.......pamoríse ! fotografiar

"lo que sé del pecado lo tuve que buscar
como un ladrón debajo del vestidito de encaje de alguna
de cuyo nombre ahora no me quiero acordar"

Por esos bares de carretera, muchas noches confundí con estrellas las luces de neón ! bebida

Xasel · 17/12/2013, 23:01

Cita:

Iniciado por Valentina Ayres

Madame Rommy- Parte II

Al salir de la habitación, sin habernos tocado siquiera, me imaginé que la reunión se había acabado. Pero increíblemente, me invitó otra copa. Yo no sabía cómo comportarme con él. Hacía lo que podía. Me acercaba, lo abrazaba, le di algunos besos en la mejilla. Seguía sin gustarme.
Unos 30 minutos después, vuelve a sugerirme que vayamos a una habitación. Este tío me está tomando el pelo, pensé. Discutimos un rato, yo hablaba, el solo miraba. Le expliqué que era una tontería ir a la habitación [...]

El mundo de los clubs está lleno de historias extrañas de esete tipo, de entradas sin consumar, de consumar sin entrar, de quiero pero no, de no pero voy... de odios y amores y de deseos y fustraciones...

Mucho de que hablar... y sobre lo que contar...

Bump:

Cita:

Iniciado por Divertido

Pobre tío, buscaba lo que no podías ofrecerle, pero al menos tuvo tu compañía.

Pues seguramente le ofreció lo que buscaba y por eso actuó como actuó...

Dexter64 · 02/02/2017, 21:04

Rebobinando...

En relación a un hilo mio de hace un tiempo, acabo de descubrir una fantástica historia que relataba la gran y añorada Valentina Ayres hace unos años, y con su permiso lo comparto con vosotros. Si le dedicais la misma atención que yo, descubrireis la historia de un caballero que al parecer tenia un concepto muy parecido al mio sobre lo de "pagar por follar". Este caballero pagó, y no poco... y seguro que Valentina cumplió con creces con sus expectativas (puedo dar fé de ello guino

...)... pero no folló...
Ahora pueden salir los que dicen que este pobre hombre (alguien ya lo califica así en el relato memondo

...) era un inadaptado, un sociópata, que habia recibido una educación represora hacia el sexo opuesto, un iluso, un pagafantas, un utópico, bla, bla, bla... Yo lo veo como un hombre que disfrutó del momento, que supo comportarse como un caballero y que como tal fué tratado. Posiblemente, uno de los mejores fines de semana que podia desear... ¿Hubiera recibido toda esta satisfación follando, sin mas? Lo dudo...

Historias que no quiero olvidar jamas - por Valentina Ayres

Hala, ya podeis empezar otra vez a machacarme... y por dios, dejad a un lado lo de que si sale mas caro follar en la vida "civil" que en la "puteril", lo de buscar polvos gratis con profesionales, etc... que el hilo no va de esto, leñe! emotic_nono

P.D.- Si Valentina o los OdF ven algún problema en compartir la monografia, por favor retirad este post de inmediato. Dado que el hilo sigue activo he creido que no habria problema en hacerlo... saludos

Si me lees, un besazo, Valentina brindo

! Qué grande eres y que gran história!

(Movido desde el hilo "Yo pago por follar...")

15/12/2013, 20:22	#1
Maureen Vega Fecha Registro: nov 2012 Mensajes último año: 0 SmilePoints último año: 2 Última Act: 14/06/2020 09:54 Reviews	Monografías profesionales - Historias que no quiero olvidar jamás 　 Cuenta una leyenda urbana, que a las mujeres nos gusta mucho hablar de nuestras cosas y de cosa ajenas. En pocas palabras, que somos unas chismosas. Mi madre y unas amigas decian que no eran chismosas, que eran mujeres "comunicativas". Ya veis que me viene de sangre. Por eso yo tampoco soy chismosa, simplemente soy comunicativa. Casi 10 años de trabajo en el sexo de pago te dan muchas historias para contar. Tanta gente que se cruza en tu camino, tantas historias diferentes, tantas emociones. Pero como cualquiera que abre el armario y busca su camisa preferida yo tengo algunas historias que guardo con especial cuidado en algún rincón de mi memoria. Algunas historias que no quisiera olvidar nunca y que estoy dispuesta a compartir con quién quiera oírlas. O en este caso, leerlas. Algunos horas de poca faena y el corazón desbordante de inquietud me llevaron delante del ordenador para poner en papel mis historias más queridas. Con esto no aspiro a nada más que compartir una parte de mi vida profesional que también tiene un poco que ver con mi propia persona. No pretendo ser una novelista ni mucho menos. Solo quiero que se imaginen que estoy conversando con ustedes. Madame Romy y yo En algún lugar de la Mancha, cuyo nombre sí que recuerdo perfectamente: Valdepeñas. Esa fue la ciudad donde comenzó mi carrera. Eran finales de año. Época de caza en esas tierras. Los cazadores llegaban desde finales de octubre. Franceses, italianos, alemanes, cazadores de Andorra y otros países. La caza es una afición cara. Las chicas hacían su agosto. Una noche de esas, en diciembre tal vez, llegaron dos hombres al club. Uno era alemán y el otro francés. Los dos estaban bastante fondones, es decir, rellenitos. Y para ser sincera y sin ánimos de ofender, poco agraciados en cuanto a belleza. No eran de esos hombres por los cuales saltarías a la primera. Una compañera y yo estábamos en un rincón, sentadas en el suelo del escenario. No recuerdo que habré hecho o habremos hecho ella y yo para llamar su atención. En ese tiempo yo llevaba el pelo corto y rubio. Poco ocultaba mi vestidito negro, de un tejido parecido al encaje y tirantes finos. Mis pezones se hacían notar a través de la transparencia. Un escote bastante generoso aunque estaba más delgada y mis pechos no eran tan llamativos. Nos invitaron a acercarnos. Yo no quería. Pero nos levantamos y nos acercamos con encantadoras sonrisas, como buenas profesionales que éramos. No hablaban casi nada de español. Tenía ganas de retirarme. ¿Cómo iba yo a seducirlo? Mi compañera estaba en las mismas que yo pero no mostraba intención de marcharse. Le importaba un pepino si hablaban o no. Según ella, en el lenguaje del "amor" no hacen falta palabras. Con un par de gestos guarros y el ya entendería de que iba el tema. El señor cuyo nombre sí que no recuerdo, el francés, me pidió a su manera que no me marchase y me invitó una copa de las caras. Mi compañera recibió la suya. Un largo rato después, me preguntó la tarifa para ir a la habitación. Le dije que eran 50 euros más 5 euros de las sabanas y toallas. En el 2007, era el precio que se manejaban en los clubes de carretera de pueblos pequeños. La gente no se quejaba tanto de las tarifas. Esperamos unos minutos más. Luego se levantó y me cogió de la mano invitándome a ir para la habitación. Pasamos por la recepción y abona los 5 de las sábanas. Me entregó los 50 a mí. Así era como se hacía o se hace. Entramos a la habitación y yo me voy acomodando. Tiendo la sábana sobre la cama y dejo el neceser en una de las mesitas. El se queda de pie y en silencio apoyado en una pared. Solo me miraba. Yo empecé a sentirme nerviosa. No me gustaba su actitud. Le pregunto si vamos a hacer algo. Responde que si con la cabeza. Pero no se mueve. Le digo que si se quiere quitar la ropa. Me responde que me la quite yo primero si así lo deseo. Y sigue quieto. Yo me bajo el vestido y me lo quito por los pies intentando ser lo más sexy que podía debido a mis nervios. Le sonreí. Me dejé puesta la ropa interior y me acerqué para desabrochar los botones de su camisa. El me detiene. Le pregunto si realmente desear hacer algo conmigo. Me pregunta cómo me llamo. Me quedo petrificada. Ya se lo había dicho fuera. Creía que lo recordaba. Le vuelvo a recordar mi nombre. En ese tiempo usaba el nombre de Victoria. Le digo: - Me llamo Victoria. El seguía sin moverse. ¿Cómo te llamas?, vuelve a preguntar. Pensé que me estaba tomando el pelo. Vuelvo a contestar. -Ya te he dicho, me llamo Victoria. Me contesta: - ¿Te llamas jamón? Me quedo a cuadros. O yo estaba entendiendo mal su pronunciación, o ¿él me había dicho que me llamaba jamón? - ¿Qué?, pregunté sorprendida. - ¿Tu te llamas jamón?, formula la pregunta una vez más. Un poco molesta, le conteste que ya le había dicho mi nombre un par de veces, que me llamo Victoria y no jamón. Que no entendía que estaba intentando decir. ¿Me estaba insultando o algo así? Se movió un poco y me habló como pudo. Me quedé helada con lo que comprendí. - Tú no eres un jamón que se compra y hay que comer sí o sí. Tú eres Victoria, no un jamón. Yo no he comprado jamón. No supe cómo reaccionar. Me quedé sin saber cómo actuar. Atiné a ponerme el vestido, no hacía ningún favor quedándome desnuda. El se acercó y me abrazó. Intento explicarme su punto de vista y yo asentía abrumada. Comprendí lo que quería decir. Y le prometí no ser nunca un jamón. Me lo hizo jurar. En vista que no podíamos hablar, no quería tener sexo y no tenía ni idea de qué podíamos hacer, le pido salir y así lo hicimos. Recogí mis cosas y la sábana de la cama. Salimos por la recepción y entregue la sábana a la limpiadora. Las dos, la limpiadora y la recepcionista me miran y sonríen. Seguro que imaginaron de todo. Solo estuvimos 5 minutos en la habitación como mucho. Bueno, algunos más, tal vez. CONTINUARA... Imágenes Adjuntas Políticamente incorrecta! Última edición por Lextor; 17/12/2013 a las 18:29. Movido por Lextor; 17/12/2013 at 18:24 desde Monografías de Foreros
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15/12/2013, 20:27	#2
Xasel Fecha Registro: dic 2008 Mensajes último año: 4479 SmilePoints último año: 8.005 Reputación último año: 187 Expes publicadas: 127 Colaboración: 25	Espero seguir sabiendo de esas vivencias..., porque todos tenemos momentos que nunca queremos ni querremos olvidar... gracias!!!
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15/12/2013, 21:11	#3
Rigby Fecha Registro: abr 2012 Mensajes último año: 2 SmilePoints último año: 0 Reputación último año: 0 Expes publicadas: 84 Colaboración: 51	Continuara Valentina, tu relato me ha gustado y mucho, espero que te prodigues y nos cuentes mas cosas de tus experiencias, es curioso como puede llegar a ser el ser humano... Un beso Furbi
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16/12/2013, 17:04	#4
Dr. Loomis Fecha Registro: dic 2009 Mensajes último año: 829 SmilePoints último año: 3.553 Reputación último año: 4 Expes publicadas: 190 Colaboración: 3.366	¡Fantástico¡ ¡Por fin una forera con una monografía! Me encanta darte la bienvenida a esta inframundo. Voy a por una Coca-cola Zero, me arrebujo en el sillón y me preparo para la continuación, ansioso. Más, más, queremos más. Por cierto, ¿qué imagen pondrás para ilustrar la monografía? La literatura y el sexo no tienen por qué estar divorciados
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16/12/2013, 18:19	#5
Maureen Vega Fecha Registro: nov 2012 Mensajes último año: 0 SmilePoints último año: 2 Última Act: 14/06/2020 09:54 Reviews	Dr. Me alegro que le guste la idea de que una forera se meta en un territorio que hasta ahora había sido utilizado solo por foreros. Tenía bastantes dudas sobre dónde colocar mis historias. Seguiré compartiendo mis vivencias anteriores y algunas expes que se puedan contar. En cuanto a la imagen, no había pensado en ello. Se aceptan sugerencias. Un beso Políticamente incorrecta!
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17/12/2013, 10:31	#7
Maureen Vega Fecha Registro: nov 2012 Mensajes último año: 0 SmilePoints último año: 2 Última Act: 14/06/2020 09:54 Reviews	Madame Rommy- Parte II Madame Rommy- Parte II Al salir de la habitación, sin habernos tocado siquiera, me imaginé que la reunión se había acabado. Pero increíblemente, me invitó otra copa. Yo no sabía cómo comportarme con él. Hacía lo que podía. Me acercaba, lo abrazaba, le di algunos besos en la mejilla. Seguía sin gustarme. Unos 30 minutos después, vuelve a sugerirme que vayamos a una habitación. Este tío me está tomando el pelo, pensé. Discutimos un rato, yo hablaba, el solo miraba. Le expliqué que era una tontería ir a la habitación si no tenía intenciones de tocarme. Que era mejor quedarse ahí y tomarnos más copas. Yo estaba ganando dinero igual. Le pregunté con todo el descaro: - ¿Me vas a hacer el amor esta vez? Con una pícara sonrisa, me dice que sí. Medio dudando y a la vez un tanto divertida por el cava y la situación, acepto ir. Al final da igual, pienso para mis adentros. Si él quiere hacerlo así, quién soy yo para llevarle la contraria. Volvemos a acercarnos a recepción y repetir el mismo protocolo. La recepcionista vuelve a sonreír divertida. Pero esta vez, yo iba decidida a no salir a los 5 minutos. Nos metimos en la habitación, puse las cosas en una mesita y tendí la sabana. Ya sabía de qué iba el juego. Ni siquiera me molesté en quitarme el vestido, ni mucho menos pedirle a él que se desnudara. Simplemente me recosté en la cama y lo invite a unirse a mí. Pasamos los 30 minutos en la cama, vestidos y abrazados, dándonos castos besos de tanto en tanto e intentando charlar en medio de las dificultades del idioma. El parecía estar satisfecho. Los acontecimientos se mezclan en mi memoria. Hay ciertos detalles que no recuerdo con exactitud. Demasiadas historias vividas nublan mis recuerdos, pero lo contado hasta ahora sucedió así. Al salir ya era hora de marcharse. Se despide y promete volver al día siguiente. Y volvió, pero esta vez no me invito ni una copa ni a la habitación. Pagó una salida para que yo pudiera salir a ver la noche y respirar aire puro. Fuimos un par de horas a un bar del pueblo, tomamos unas copas, dimos un paseo y nos volvimos. Antes de marcharse a dormir, me invita a unirme, al día siguiente, a su grupo de caza. Yo nunca he matado ningún animal y tampoco me hace mucha gracia la caza. Pero acepté. Quien no aceptaría después de todo. Me pasó a buscar a las 8 de la mañana. Yo casi no había dormido. No tenía idea de qué rayos haría yo en ese grupo, me sentía fuera de lugar con tantos hombres y yo la única mujer. Ahí conocí a Madame Romy. Era una perra de caza. No pregunten de qué raza, porque soy muy mala para esas cosas. Solo sé que era pequeña, gordita y muy mayor. Era la preferida del señor francés. Me comento que la tenía desde muy pequeña y llevaba con él casi toda su vida. Madame Romy y yo hicimos buenas migas, Teníamos cosas en común, por ello ocupa un lugar especial en mi memoria. Estuvimos cazando durante varias horas. Ellos cazando, yo totalmente perdida en la faena. Hasta que dispararon a una perdiz y los perros no conseguían dar con el trofeo. Yo había estado mirando y más o menos vi donde cayó. Fui a recogerlo. Estallamos en risas, al final, no había sido en vano mi presencia. Comida en una casa rural, con todos los cazadores. Seguía siendo la única mujer del grupo. El no se separó de mí en ningún momento. Parecíamos marido y mujer. Nunca llegamos a consumar el matrimonio. Y nos despedimos por la tarde. Unas horas antes de que yo volviera a trabajar. Nos despedimos para nunca más volver a vernos. Pero no lo olvidaré jamás. Tal vez yo me consagré como "cazadora" y le hice la competencia a Madame Rommy con la perdíz. Pero ella siempre fué la más afortunada de la historia y se marchó a casa con el mejor premio: tener siempre la compañia y la atención del señor francés. Fin. Políticamente incorrecta! Última edición por Lextor; 17/12/2013 a las 18:31.
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17/12/2013, 12:34	#9
Birrus Fecha Registro: dic 2011 Mensajes último año: 2 SmilePoints último año: 25 Reputación último año: 0 Expes publicadas: 90 Colaboración: 1	Hola Valentina!!! Muy bienvenida a las moñografías!!! Y muy halagado me siento que quieras compartir con nosotros tus historias inolvidablemente personales! Me ha encantado conocer la primera! Y quiero que nos cuentes muchas más! Graciaaaaassssssss!!! Chiste del Mes: - Por qué no existen los condones negros? - Porque el negro adelgaza
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