Equipo Nikon. Teleobjetivos. Flash de relleno.

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Durante los primeros minutos Diana tuvo un ligero ataque de timidez. "...hay mucha gente en la playa...!"..."No..que va...mira..ahí donde vamos no hay tanta..!". En realidad sí que había gente en la playa. Pero existe lo que llamo "los puntos ciegos", que siempre los hay. Me explico, desde ese sitio dominas el paisaje, lo dominas todo, pero para que los demás te vean tienen que...o usar prismáticos...o justo pasar por donde estamos haciendo las fotos, y llegado el caso, puedes mantener la situación bajo control, los ves venir desde 100 metros distancia. (Por eso ya han sido varios los casos donde tuvimos de testigo a algún socorrista que desde su torre dejó de ver el mar ...recordemos al caso del socorrista-forero, al que Lorena le robó la torre y luego la liamos). Según el caso, las travesuras fotográficas deben ser rápidas, además de contar con una gran comunicación con la modelo.

Por otro lado, las fotos que teníamos en mente tampoco eran demasiado agresivas, pero eso sí...eróticas, evocadoras. Es importante ir con el apropiado espirítu de travesura y por supuesto, tener muy claro el objetivo que se busca.

Recuerden que en la sesión anterior descubrimos ese lado de bailarina que tiene Diana, ni siquiera tiene que escuchar la música, le basta con la que sienta dentro de sí misma para que empiece a moverse con esa picardía que sólo ella tiene...Es como si tuviese puestos los cascos y el Carlinhos Brown le cantase al oído.


Así que en la playa le dije: "Diana...baila un poquito..", ella cerró los ojos y primero sus movimientos fueron muy suaves, empezando desde los hombros y bajando hasta sus caderas. Poco a poco empezó a incrementar velocidad y energía para dejar muy atrás esa ligera timidez del principio. Llegado a ese punto Diana no paraba de reirse sola, de coquetearle a la cámara, mostrando todo su poder de seducción.


Como pueden ver en las fotos, Diana tiene un cuerpazo, de una piel que pareciera estar siempre bronceada, piernas largas y fibradas. Posó en posturas de una sensualidad más reposada. Diana evoca esa sensación de ser una mujer muy adaptable a las circunstancias, puede ser de una sexualidad salvaje, enérgica y cañera o de una suavidad de movimientos sensuales que inspiran mucha dulzura. Al menos eso es lo que evoca cuando ella ha posado frente a la cámara en las dos sesiones. Llama la atención la manera que tiene Diana al caminar por la calle, con la espalda siempre erguida, cabeza levantada con orgullo y paso firme de bailarina, (hasta llegué a preguntarle si alguna vez bailó clásico, porque las chicas que han hecho ballet tienen un estilo muy particular al caminar...Diana me miró y se echó a reir, sin responder a la pregunta). Es una mujer de trato muy agradable, de voz cálida que inspira mucha cercanía.