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El melón de Simon
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Viviendo en el burdel (Libro)
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Antiguo 16/12/2020, 19:00   #1
Simon
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icon El melón de Simon

¡ Venga va !
Después que el clamor popular con manifas y pancartas no cese, y los vecinos se hayan quejado del olor a polvora de las bengalas los mossos d'esquadra me han pedido que abra de una vez mi monografía en bien de la paz social y el futuro de la civilización occidental.
Reconozco que no se muy bien por donde va a tirar este hilo con lo que espero que me ayudeis colaborando y llamandome la atención si empiezo a llenarlo de kk sin darme cuenta.
Los que me conoceis del foro o personalmente podeis tener una idea de por donde puede discurrir el hilo, veremos por donde evoluciona la cosa.

Hasta la Victoria. Siempre, Patria o Muerte

El Che

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Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.

Aprobado por Lextor; 29/07/2024 at 17:17
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Anako (18/12/2020), angelillo (16/12/2020), Antony8456 (18/12/2020), Aramis 43 (17/12/2020), Baja_134832 (17/12/2020), david_75bcn (18/12/2020), Dr. Loomis (17/12/2020), El Observador (19/12/2020), JaSex (17/12/2020), matias garcia (17/12/2020), Medio Siglo (18/12/2020), Siroco (18/12/2020), Trauet (17/12/2020)
Antiguo 17/12/2020, 16:55   #2
Baja_134832
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Iniciado por Simon Ver Mensaje
¡ Venga va !
Después que el clamor popular con manifas y pancartas no cese, y los vecinos se hayan quejado del olor a polvora de las bengalas los mossos d'esquadra me han pedido que abra de una vez mi monografía en bien de la paz social y el futuro de la civilización occidental.
Reconozco que no se muy bien por donde va a tirar este hilo con lo que espero que me ayudeis colaborando y llamandome la atención si empiezo a llenarlo de kk sin darme cuenta.
Los que me conoceis del foro o personalmente podeis tener una idea de por donde puede discurrir el hilo, veremos por donde evoluciona la cosa.

Hasta la Victoria. Siempre, Patria o Muerte

El Che

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Yo soy uno de los que empuñaban antorchas... Acabo de salir de comisaría tras pagar la fianza correspondiente... bochorno

¡Pero hemos logrado nuestro objetivo! (yo y los miles de personas que nos agolpábamos ante la sede de SMB).

Aunque sea bajo coacción, muchas gracias, maestro! emotic_
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8 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
Antony8456 (18/12/2020), Aramis 43 (17/12/2020), david_75bcn (18/12/2020), Dr. Loomis (17/12/2020), El Observador (19/12/2020), Medio Siglo (18/12/2020), Simon (17/12/2020), Siroco (18/12/2020)
Antiguo 17/12/2020, 20:05   #3
Simon
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Casi toda mi vida me he peleado con una disfunción que supongo que llevo gravada a fuego en mi ADN, es una lucha constante que a la que me despisto me ataca lanzandome toda su artillería que es muy variada y sobretodo efectiva si no te revuelves como gato que le han pisado la cola.

El problema, y Liptor se descojonaría de mi, es que me aburro.

Soy como los niños chicos que necesitan estimulos nuevos constantemente y cuando los tienen al poco tiempo pierden el interés. Estoy seguro que tengo motor suficiente como para haber hecho cosas más interesantes en la vida de las que he hecho.

Hablo en pasado no porque tenga intención de morirme, todo llegará, pero haré lo que pueda para demorar el traspaso tanto como pueda. Hablo en pasado porque estoy entrando en una etapa de la vida en la que tus amigos y conocidos se jubilan, aprenden a jugar a la petanca, tienen nietos, algunos tienen enfermedades horribles con suerte diversa ( estamos en la Semana Grande de MS ), te levantas por la noche a mear más que antes, etc, etc...

Me da rabia no haber hecho más, porque según que cosas ahora ya no las haría, basicamente no puedo, y no puedo echar el tiempo atrás.

Todo este rollo infumable es para constatar que de un tiempo a esta parte las mujeres chinas cada vez me aburren más, es como ver la misma pelicula con actores distintos una y otra vez. En su momento me pasó durante la década prodigosa que pasé en America Latina, por cierto no digais Hispano America, les ofende, y eso que tenía unas cuantas décadas menos que ahora. Me parece que están empezando a volverme a gustar.
La época de Nairobi no la cuento porque solo fueron seis meses viviendo en un hotel, con mucha inseguridad y matandome a gayolas por como están descontroladas ciertas enfermedades por aquellos parajes. Y eso que hay chicas muy guapas, hay tres o cuatro etnias distintas y alguna es bastante espectacular.

Pues eso, que me aburro, pero he pasado de ser un tío atletico en la treintena que iba seis dias a la semana al gimnasio lo que me provocó una arritmia en un sobreesfuerzo haciendo máquinas, con lo que el cardiólogo me prohibió el gimnasio, el esquí de fondo y el padel nuestro que estás en los cielos para convertirme en un grandote un poco chubby. Un oso amoroso, vaya.

Supongo que lo que me jode es que estoy entrando en esa edad en que cascar en principio no cascas, pero te vas volviendo invisible para ellas. Es frustrante, el discurso que nos habían colocado sobre la importancia del intelecto sobre el físico se va a tomar viento.

Y piensas; ¿ eso fue todo ?. Y la respuesta sobrecoge.

Haz clic en la foto para verla a tamaño completo
Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.

Última edición por Simon; 17/12/2020 a las 20:11.
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Anako (18/12/2020), Antony8456 (18/12/2020), Aramis 43 (18/12/2020), Baja_134832 (17/12/2020), david_75bcn (18/12/2020), Dr. Loomis (17/12/2020), El Observador (19/12/2020), Jaason (18/12/2020), JaSex (17/12/2020), matias garcia (17/12/2020), Medio Siglo (18/12/2020), Siroco (18/12/2020), Trauet (18/12/2020)
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Antiguo 17/12/2020, 22:54   #4
Sper
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aplaudir
...ya tengo un candidato para los Foroscar 2021...
...siempre es interesante leerte Simon...

...tendré que pensar en abrir mi propia monografía... amenaza

duda

...ya lo he pensado... yes
...no la abro... emotic_nono
emotic_wink
memondo
escribiendo
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Antony8456 (18/12/2020), Aramis 43 (18/12/2020), Baja_134832 (18/12/2020), david_75bcn (18/12/2020), Dr. Loomis (17/12/2020), El Observador (19/12/2020), Simon (18/12/2020), Siroco (18/12/2020)
Antiguo 17/12/2020, 23:12   #5
Dr. Loomis
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Homeeee, un monògraf més! aplaudir aplaudir

Per cert.....el títol no rima, "Saimon" memondo
La literatura y el sexo no tienen por qué estar divorciados
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Antiguo 18/12/2020, 08:06   #6
Simon
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Iniciado por Dr. Loomis Ver Mensaje
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Per cert.....el títol no rima, "Saimon" memondo
Diga'm espes pero no he entès el chistutriste
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Antiguo 18/12/2020, 08:28   #7
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Iniciado por Simon Ver Mensaje
Diga'm espes pero no he entès el chistutriste
Estimat " Saimon" Como que no entiendes el acudit?

Solemos nombrarte como Simón, pero no, es Simon.... Y sin tilde en la ó no rima con melón emotic_wacko

Enhorabuena por la iniciativa de la Monografía aplaudir , eres tan típicamente atípico que la diversión esta garantizada ojotes

A Liptor no le hagas caso, a Loomis menos silvido... Tu a lo tuyo kicking

Te leo
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8 foreros han dado SmilePoints a Siroco por este mensaje
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Antiguo 18/12/2020, 15:13   #8
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Iniciado por Siroco Ver Mensaje
Estimat " Saimon" Como que no entiendes el acudit?

Solemos nombrarte como Simón, pero no, es Simon.... Y sin tilde en la ó no rima con melón emotic_wacko

Enhorabuena por la iniciativa de la Monografía aplaudir , eres tan típicamente atípico que la diversión esta garantizada ojotes

A Liptor no le hagas caso, a Loomis menos silvido... Tu a lo tuyo kicking

Te leo
Perfectament explicat, Siroco ok

Es poden canviar nicks, però no sé si s'accepten accents... ho investigaré, Saimon guino
La literatura y el sexo no tienen por qué estar divorciados
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Antony8456 (18/12/2020), Aramis 43 (19/12/2020), Baja_134832 (18/12/2020), david_75bcn (18/12/2020), El Observador (19/12/2020), Medio Siglo (18/12/2020), Simon (20/12/2020), Siroco (18/12/2020)
Antiguo 18/12/2020, 18:24   #9
Simon
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Es que hoy día para andar por la vida hay que saber idiomas cagada

bump


REYES VAGOS


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Era la noche de Reyes, los capullos de mis cuñados se acababan de excusar por teléfono para la mañana siguiente. Todos los años se ponían un disfraz, uno se pintaba la cara y pasaban por casa a primera hora de la mañana para entregar los regalos a los niños, pero este año por lo que se veía no podían. Se iban a esquiar esta misma noche con sus novias y esposas.

Cada año cogíamos unas cuantas cajas de zapatos vacías para hacer bulto y las mezclábamos con las de los regalitos de verdad. Marcábamos las buenas con etiquetas de los nombres de cada niño, lo metíamos todo en un saco muy aparente de color rojo y montábamos el paripé.

A los niños les hacía mucha ilusión, les hacíamos creer que pillábamos a los Reyes Magos en el momento de dejar los regalos en la sala de estar. Parecía imposible pero de un año para el otro colaba la trola. Y si no colaba los niños hacían ver que colaba y todos contentos. Era cosa de echarle mucha salsa porque había partes del atrezzo que obviamente no podíamos solucionar. Por ejemplo el tema de los camellos. Habíamos sopesado hacer pasar a un cuñado mío muy feo por un camello pero se había negado en rotundo alegando no sé que de su dignidad, incluso argumentar que los Reyes habían dejado los camellos en zona verde y se los había llevado la grúa por no ser residentes en el barrio pero pensamos que eso si que no colaría con los chavales. Al fin y al cabo los Reyes eran magos y podían sacarse un ticket de aparcamiento sin llevar dinero encima.

Este año parecía que las estrellas se habían alineado para que todo saliera mal, el tren eléctrico del niño no estaba en el modelo que quería, el que salía en la tv naturalmente, son unos cabrones, y la ametralladora que disparaba bolitas rojas que quería la niña, que es una niña igualitaria y empoderada, para cargarse Barbies solo disparaba bolitas amarillas lo cual era una tragedia porque se ve que no matan igual.

Para escapar de las broncas y lloros de mi mujer que me estaba diciendo aquello de; - ya me decía mi madre que no me casara contigo que eres un fracasado! Mal hombre, que eres un mal hombre! – me salí a la calle a fumarme un cigarro, en realidad no fumo, pero una madrugada es una madrugada. En medio del frío polar y la humedad de mi querida Barcelona se me ocurrió una idea brillante, cogí el Audi Q7 que nos habíamos auto regalado el año pasado y me baje al Moll de la Fusta donde estaba seguro que encontraría unos cuantos Reyes.

Y efectivamente, había un montón de negros preparando sus mantas con las cuerdecitas para salir escapados si la policía iba a por ellos. Busqué a tres que más o menos dieran el físico y les ofrecí 50 euros a cada uno para que se disfrazaran de Reyes Magos, venir con mi coche hasta casa y hacer el numerito. Se negaron alegando que los tres eran negros y que no iba a colar, que los niños se darían cuenta y les subí a setenta y cinco euros pero entonces argumentaron que los tres eran buenos musulmanes y que no creían que estuviera bien que practicaran costumbres paganas. Subí a cien por barba y aceptaron.

Tuve la mala idea de recordarles que si eran tan buenos musulmanes se acordaran de dar el dos por ciento de sus ganancias como limosna a los pobres tal como había escrito el profeta Mohamed. El trabajo fue mío porque se cabrearon y se querían bajar del coche en marcha, y entre que los necesitaba, la hora que era y que tenía prisa subía a toda mecha con el Q7 por las Ramblas. Tuve que añadir incentivos, a mi no me traían nada pero me había levantado creativo, sería el madrugón.

Paré el coche con dos ruedas encima la acera y rezando para que no viniera un autobús cruce a la carrera al carril de bajada otra vez, llevándome las llaves del coche por si las moscas, claro. Los tres subsaharianos se quedaron mirándose entre ellos. Me fui a por las putas nigerianas que en cuanto les dije buenos días me pidieron veinticinco euros, y cuando dije que quería tres me insultaron y luego me pidieron el doble. Les dije que les daría el doble si accedían a subir al coche con los tres negros y disfrazarse de pajes, cien euros para cada una con la condición que cuando hubieran terminado en mi casa les hicieran un servicio o lo que fuera a ellos.

Hablaron un idioma desconocido para mí y tras conferenciar termino por parecerles bien. Cruzamos las Ramblas a la carrera y subimos hasta mi casa en Sant Gervasi. El viaje fue de todo menos tranquilo, tuvieron tiempo de hablar, de meterse mano, de pelearse y de hacerse amigos otra vez.

En el parking donde dejo el coche les hice esperar y subí furtivamente a casa a buscar los disfraces y los sacos con las cajas. Mientras se cambiaban les explique la mecánica de las cajas con marcas para saber que caja era de quien y cuales eran de pega. Eran jóvenes y listos y lo pillaron todo a la primera. Una vez todos disfrazados subimos a casa y cuando ya estábamos en posición hicimos ruido para que los niños supieran que los Reyes habían llegado.

Efectivamente a los pocos segundos entraron en tromba a ver a los Reyes y, naturalmente, a buscar sus regalos. Mi mujer estaba detrás de los niños mirando fijamente a tres tíos negros con unas barbas blancas que les quedaban como el culo y a tres negras con los labios pintados y mucha sombra de ojos cargando con los sacos. Los niños parecían no darse cuenta de que por lo menos en dos Reyes el color fallaba y que los pajes tenían debajo de la ropa unas tetas considerables. Mi mujer hacía cara de que mañana nos vamos a divorciar y te vas a enterar.
Bueno, mañana es mañana.

Terminada la función volvimos al parking, se cambiaron otra vez enseñándome las tetas y algo más mucho más allá de lo necesario, me vacilaban claramente, y se fueron de mi vida tal como habían llegado.
Subiendo a casa oí gritos y pensé en los regalos equivocados pero el que estaba equivocado era yo, los niños estaban entusiasmados con el tren que salía en el anuncio y la ametralladora que disparaba bolitas rojas para matar a las Barbies bien muertas.

Era imposible. Tanto mi mujer como yo sabíamos perfectamente lo que habíamos comprado, habíamos ido a no sé cuántas tiendas para encontrar los modelos correctos pero sin suerte.

.- Simón, de donde los has sacado?

.- No has sido tu?

.- No!

.- Pues ni puta idea!

.- Simón habla bien delante de los niños y si puede ser cuando venga mi madre también!

.- Hostia!

.- Joder!

.- Voy a buscarlos!

Cojo el coche y salgo disparado Balmes abajo suponiendo que me llevan mucha delantera si han pillado el metro. También pienso en las delanteras negras y que igual se han entretenido un poco entre una cosa y la otra.

Doy vueltas por el Moll de la Fusta y las Ramblas zona de nigerianas un montón de veces pero sin suerte. La verdad es que no me los he mirado mucho y ahora todos me parecen iguales. Aparco, mal, el coche y pregunto a compañeros suyos tratando de encontrarlos pero nadie sabe nada. Nadie parece conocerlos. En cuanto a las chicas de las Ramblas cada vez que intento preguntar algo me sueltan – veinticinco euros – así que lo dejo.

Puedo llegar a conclusiones pero son tan descabelladas que creo que con el frío que hace me cogerá fiebre.

La idea general es que los Reyes Magos se han visto obligados por las circunstancias a emigrar a Europa y no les ha quedado más remedio que dedicarse a vender artículos falsificados durante el resto del año para poder sobrevivir sin papeles y aún que sean milagrosos sin papeles no tienen acceso a un trabajo digno ni dignamente remunerado, ni a vivienda de alquiler ni a prácticamente nada. En cuanto a los pajes se han visto obligados a transmutar en chicas y dedicarse a la prostitución para poder sobrevivir.

Los camellos, bueno, había tantos en la zona que después de elevar quejas al ayuntamiento a través de la asociación de vecinos, sin respuesta coherente habían terminado por morir de inanición.

Pero esto es imposible, ¿o no?
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Anako (18/12/2020), Antony8456 (18/12/2020), Aramis 43 (19/12/2020), Baja_134832 (19/12/2020), david_75bcn (18/12/2020), Dr. Loomis (19/12/2020), El Observador (19/12/2020), Medio Siglo (18/12/2020), Siroco (18/12/2020), Trauet (18/12/2020)
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Antiguo 18/12/2020, 20:36   #10
Medio Siglo
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Antony8456 (18/12/2020), Aramis 43 (19/12/2020), Baja_134832 (20/12/2020), david_75bcn (18/12/2020), Dr. Loomis (19/12/2020), El Observador (19/12/2020), Simon (19/12/2020), Siroco (23/12/2020)
Antiguo 19/12/2020, 15:22   #11
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Hace unos días estuve con una chica, no he puesto expe porque ya he puesto varias de la misma chica y parecería spam.

Había contratadas dos horas y más o menos en la segunda parte he tenido un serio aviso de gatillazo que, o bien soy el único del foro que le suceden estas cosas, o la gente lo esconde por razones que me parecen ridículas.
Pero bueno, el objetivo del post no es debatir ( us en guardareu prou risa ) sobre mis miserias sino que después de haber practicado las maniobras de reanimación anti gatilazo más comunes fellate y no conseguir resultados satisfactorios se me da la vuelta puesta de pie y me dice:

.-¡pegame!.

Y yo:

.- Joder tía, que no es tu culpa y ni que lo fuera.

.- ¡Tu pegame en el culo! ¡no, así no fuerte, no joder más fuerte, hostia!

Y así hasta que tenía los dos cachetes del culo rojos como...ejem...la bandera china y yo la mano que me dolía un montón además de estar igual de roja. Me he aplicado a tope y los que me conoceis sabeis que no tengo el físico de una gracil florecilla.
Bueno, la cosa es que en cuanto he hecho una inspección superficial ha resultado que la chica estaba deshidratandose patas pábajo y a mi me ha puesto armado a mi maxima potencia. No hace falta decir que la cosa ha terminado con gran regocijo, polvo salvaje y chorros por las dos partes. De poco me infarto. domina

Me ha sorprendido porque hace tiempo que la conozco y no le había visto ni siquiera intuido esta faceta más bien maso que dura, pero también me he sorprendido yo que en relativamente poco tiempo he pasado del amago de gatillazo a Miura con prácticas que no son, o yo creía que no son, propias de mi naturaleza.
Lo cuento para que sea en medida de lo posible debatido y saber si a otros os ha pasado lo mismo alguna vez
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Antiguo 19/12/2020, 20:02   #12
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Es que hoy día para andar por la vida hay que saber idiomas cagada

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REYES VAGOS


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Era la noche de Reyes, los capullos de mis cuñados se acababan de excusar por teléfono para la mañana siguiente. Todos los años se ponían un disfraz, uno se pintaba la cara y pasaban por casa a primera hora de la mañana para entregar los regalos a los niños, pero este año por lo que se veía no podían. Se iban a esquiar esta misma noche con sus novias y esposas.

Cada año cogíamos unas cuantas cajas de zapatos vacías para hacer bulto y las mezclábamos con las de los regalitos de verdad. Marcábamos las buenas con etiquetas de los nombres de cada niño, lo metíamos todo en un saco muy aparente de color rojo y montábamos el paripé.

A los niños les hacía mucha ilusión, les hacíamos creer que pillábamos a los Reyes Magos en el momento de dejar los regalos en la sala de estar. Parecía imposible pero de un año para el otro colaba la trola. Y si no colaba los niños hacían ver que colaba y todos contentos. Era cosa de echarle mucha salsa porque había partes del atrezzo que obviamente no podíamos solucionar. Por ejemplo el tema de los camellos. Habíamos sopesado hacer pasar a un cuñado mío muy feo por un camello pero se había negado en rotundo alegando no sé que de su dignidad, incluso argumentar que los Reyes habían dejado los camellos en zona verde y se los había llevado la grúa por no ser residentes en el barrio pero pensamos que eso si que no colaría con los chavales. Al fin y al cabo los Reyes eran magos y podían sacarse un ticket de aparcamiento sin llevar dinero encima.

Este año parecía que las estrellas se habían alineado para que todo saliera mal, el tren eléctrico del niño no estaba en el modelo que quería, el que salía en la tv naturalmente, son unos cabrones, y la ametralladora que disparaba bolitas rojas que quería la niña, que es una niña igualitaria y empoderada, para cargarse Barbies solo disparaba bolitas amarillas lo cual era una tragedia porque se ve que no matan igual.

Para escapar de las broncas y lloros de mi mujer que me estaba diciendo aquello de; - ya me decía mi madre que no me casara contigo que eres un fracasado! Mal hombre, que eres un mal hombre! – me salí a la calle a fumarme un cigarro, en realidad no fumo, pero una madrugada es una madrugada. En medio del frío polar y la humedad de mi querida Barcelona se me ocurrió una idea brillante, cogí el Audi Q7 que nos habíamos auto regalado el año pasado y me baje al Moll de la Fusta donde estaba seguro que encontraría unos cuantos Reyes.

Y efectivamente, había un montón de negros preparando sus mantas con las cuerdecitas para salir escapados si la policía iba a por ellos. Busqué a tres que más o menos dieran el físico y les ofrecí 50 euros a cada uno para que se disfrazaran de Reyes Magos, venir con mi coche hasta casa y hacer el numerito. Se negaron alegando que los tres eran negros y que no iba a colar, que los niños se darían cuenta y les subí a setenta y cinco euros pero entonces argumentaron que los tres eran buenos musulmanes y que no creían que estuviera bien que practicaran costumbres paganas. Subí a cien por barba y aceptaron.

Tuve la mala idea de recordarles que si eran tan buenos musulmanes se acordaran de dar el dos por ciento de sus ganancias como limosna a los pobres tal como había escrito el profeta Mohamed. El trabajo fue mío porque se cabrearon y se querían bajar del coche en marcha, y entre que los necesitaba, la hora que era y que tenía prisa subía a toda mecha con el Q7 por las Ramblas. Tuve que añadir incentivos, a mi no me traían nada pero me había levantado creativo, sería el madrugón.

Paré el coche con dos ruedas encima la acera y rezando para que no viniera un autobús cruce a la carrera al carril de bajada otra vez, llevándome las llaves del coche por si las moscas, claro. Los tres subsaharianos se quedaron mirándose entre ellos. Me fui a por las putas nigerianas que en cuanto les dije buenos días me pidieron veinticinco euros, y cuando dije que quería tres me insultaron y luego me pidieron el doble. Les dije que les daría el doble si accedían a subir al coche con los tres negros y disfrazarse de pajes, cien euros para cada una con la condición que cuando hubieran terminado en mi casa les hicieran un servicio o lo que fuera a ellos.

Hablaron un idioma desconocido para mí y tras conferenciar termino por parecerles bien. Cruzamos las Ramblas a la carrera y subimos hasta mi casa en Sant Gervasi. El viaje fue de todo menos tranquilo, tuvieron tiempo de hablar, de meterse mano, de pelearse y de hacerse amigos otra vez.

En el parking donde dejo el coche les hice esperar y subí furtivamente a casa a buscar los disfraces y los sacos con las cajas. Mientras se cambiaban les explique la mecánica de las cajas con marcas para saber que caja era de quien y cuales eran de pega. Eran jóvenes y listos y lo pillaron todo a la primera. Una vez todos disfrazados subimos a casa y cuando ya estábamos en posición hicimos ruido para que los niños supieran que los Reyes habían llegado.

Efectivamente a los pocos segundos entraron en tromba a ver a los Reyes y, naturalmente, a buscar sus regalos. Mi mujer estaba detrás de los niños mirando fijamente a tres tíos negros con unas barbas blancas que les quedaban como el culo y a tres negras con los labios pintados y mucha sombra de ojos cargando con los sacos. Los niños parecían no darse cuenta de que por lo menos en dos Reyes el color fallaba y que los pajes tenían debajo de la ropa unas tetas considerables. Mi mujer hacía cara de que mañana nos vamos a divorciar y te vas a enterar.
Bueno, mañana es mañana.

Terminada la función volvimos al parking, se cambiaron otra vez enseñándome las tetas y algo más mucho más allá de lo necesario, me vacilaban claramente, y se fueron de mi vida tal como habían llegado.
Subiendo a casa oí gritos y pensé en los regalos equivocados pero el que estaba equivocado era yo, los niños estaban entusiasmados con el tren que salía en el anuncio y la ametralladora que disparaba bolitas rojas para matar a las Barbies bien muertas.

Era imposible. Tanto mi mujer como yo sabíamos perfectamente lo que habíamos comprado, habíamos ido a no sé cuántas tiendas para encontrar los modelos correctos pero sin suerte.

.- Simón, de donde los has sacado?

.- No has sido tu?

.- No!

.- Pues ni puta idea!

.- Simón habla bien delante de los niños y si puede ser cuando venga mi madre también!

.- Hostia!

.- Joder!

.- Voy a buscarlos!

Cojo el coche y salgo disparado Balmes abajo suponiendo que me llevan mucha delantera si han pillado el metro. También pienso en las delanteras negras y que igual se han entretenido un poco entre una cosa y la otra.

Doy vueltas por el Moll de la Fusta y las Ramblas zona de nigerianas un montón de veces pero sin suerte. La verdad es que no me los he mirado mucho y ahora todos me parecen iguales. Aparco, mal, el coche y pregunto a compañeros suyos tratando de encontrarlos pero nadie sabe nada. Nadie parece conocerlos. En cuanto a las chicas de las Ramblas cada vez que intento preguntar algo me sueltan – veinticinco euros – así que lo dejo.

Puedo llegar a conclusiones pero son tan descabelladas que creo que con el frío que hace me cogerá fiebre.

La idea general es que los Reyes Magos se han visto obligados por las circunstancias a emigrar a Europa y no les ha quedado más remedio que dedicarse a vender artículos falsificados durante el resto del año para poder sobrevivir sin papeles y aún que sean milagrosos sin papeles no tienen acceso a un trabajo digno ni dignamente remunerado, ni a vivienda de alquiler ni a prácticamente nada. En cuanto a los pajes se han visto obligados a transmutar en chicas y dedicarse a la prostitución para poder sobrevivir.

Los camellos, bueno, había tantos en la zona que después de elevar quejas al ayuntamiento a través de la asociación de vecinos, sin respuesta coherente habían terminado por morir de inanición.

Pero esto es imposible, ¿o no?
¡Grande Simón! Me alegro que por fin hayas abierto tu monografía y escribas historias cómo estas, que descojone con las "Pajas" memondo
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Antiguo 21/12/2020, 21:24   #13
Simon
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En general cada uno tiene una idea formada de como fueron sus abuelos, sus bisabuelos y de manera más amplia como han transcurrido las cosas hasta que tienes constancia, pero eso normalmente solo son un par de generaciones atrás.
En divertido, o no, agarrar las partes de la historia conocida y rellenar los vacíos.
Yo tengo varias versiones de la mía. Esta es una. ( "Este es uno" como diría un ilustre judío holandés )
Espero que os guste.

IDA Y VUELTA


PAY-PROD-Hendrik-de-Jong

Creía que sería más cómodo y está resultado angosto, oscuro, no huele muy bien y el ruido monótono e incesante del tren que en un principio incluso me ha parecido confortable se vuelve cada vez más pesado precisamente por la monotonía. Tampoco es que esperara que hubiera catering y espectáculo pero lo cierto es que me aburro.

El viaje de ida en realidad empezó con varios viajes anteriores, todos ellos en general más placenteros que el de ida propiamente. Cada vez que salía de casa debía besar y despedirme de aquella mujer poco agraciada en todas las características que adornaban su figura y su escasa inteligencia. Me habían casado con ella para fusionar nuestras familias y así de una tacada también las empresas familiares. Mi hermano se casó con la hermana de ella. A mí no me tocaba, porque soy el tercero de mis hermanos pero mi hermano mayor murió de una neumonía y mis padres de acuerdo con los padres de ella tiraron de banquillo y me tocó a mí. Al final eran negocios, daba igual uno que otro.
A mi no me daba igual, me vi obligado a tener tres crías con aquella mujer que veía el sexo como una obligación empresarial.
El certificado de la fusión.
Hicieron falta tres intentos para obtener un varón y poder dejar de revolcarse con aquel engendro definitivamente. Eran crías repulsivas, las dos mayores como muñecas rusas salidas a su madre en físico e inteligencia y el pequeño… bueno, era el pequeño. Vivía en un mundo de harpías. La vida era difícil y desagradable, no tenía el más mínimo refinamiento propio del año 1888 que no era poco. Se había empeñado en contratar una cocinera de su confianza que su plato estrella era una sopa que nunca quise saber de que estaba hecha. Yo la llamaba “sopa tibia de albóndigas jíbaras con telarañas cuajadas”. Huelga decir que no lo podía decir en voz alta si no quería tener caras largas una semana seguida.

Afortunadamente para mi soy ingeniero industrial, y bastante bueno, pronto fui el encargado de controlar la compra de toda la maquinaria que hacía falta para la fabricación de nuestro producto. Con las dos familias juntas éramos la primera empresa nacional y habíamos dejado de hacernos la competencia. Los viajes son largos, tren hasta Portbou y allí, después de una cantidad de papeleo innecesario cambio de tren para el ancho de vía europeo. Un bonito tren azul con el techo exterior blanco y confortables compartimentos de primera clase en madera y servicio personalizado hacían el viaje hasta París una experiencia muy agradable, de dos días, eso sí, pero daba igual porque el restaurante del primera clase estaba a la altura de los mejores restaurantes de París o Londres, destino final de los viajes, y porque todo el tiempo que estuviera fuera era tiempo que no tenía que convivir con el circo ambulante que me había tocado como familia.

Normalmente conmigo viene un técnico escogido por mí para estudiar la parte mecánica de la maquinaria. En España no se fabrican este tipo de máquinas y las mejores son inglesas o alemanas. Prefiero las inglesas porque las fabricas están a las afueras de Londres y a día de hoy es la capital del mundo. Hay todo lo que un hombre pueda desear.
Todo.

Es necesario hacer escala en París para cambiar de tren pero además con el tiempo he cogido la costumbre de quedarme dos o tres semanas en un bonito hotel de París para disfrutar de los placeres que puede ofrecer la ciudad de la luz, que son muchos. Cada vez cambio de hotel, así que soy ilocalizable aún que mi lamentable esposa descubriera la invención del teléfono. Esta vez toca el Geoge V. Joseph, que así se llama el técnico en mecánica que me acompaña entre que nos hemos ido haciendo amigos y que lo he acostumbrado a la buena vida me ríe todas las gracias y se aprovecha de mí. Tenemos una relación como si fuéramos un liquen. Naturalmente me tiene que llamar Don Simon.

Una vez instalados en el hotel dedicamos un par de días a cogerle el pulso a la ciudad y a olvidar definitivamente lo gris y sucia que es la ciudad de Barcelona. Y más desde que se puso hace veinte años en marcha el loco y desagradable plan de un tal Ildefons Cerdá. Un auténtico desastre.

En fin, nada que unos buenos restaurantes, unas buenas terrazas, excelentes espectáculos con montones de chicas enseñando cosas que en Barcelona las matan y algunos clubs de lujo, solo para monsieurs de casa buena y con los bolsillos cargados. Eran casas enteras donde en los bajos había salones ricamente decorados con muebles de primera calidad, chimeneas de las grandes, y unos cuantos señores alternando amigablemente con chicas estupendas que como mínimo podían ser sus hijas.

Recibía la propietaria de la casa y del negocio, Madame Noisette, muy guapa pero distante e inaccesible. Y me consta que no era por falta de caballeros que no le dedicaran sus atenciones. Se decía que incluso alguno, de los de más nivel social y económico le había pedido matrimonio poniendo si había hecho falta un pagaré en blanco firmado encima de la mesa y que ella siempre se había negado.

En algún salón siempre sonaba un piano tocado por un músico que no tenía por contrato vela en ningún entierro. Ellas vestidas bastante explotadas pero con elegancia y buenos modales, nada de putones verbeneros. En el piso superior había estancias donde se bebía champagne, se fumaban cosas que no eran tabaco, se consumaba carnalmente y algunos se quedaban a dormir, es un decir, naturalmente no se pagaba nada, al salir de la casa, al pasar por la salita que daba al recibidor, un mayordomo te ofrecía con cierto disimulo una bandeja de plata con un sobre cerrado. Solo entreabriendo se podía ver la cantidad, pero se consideraba de mal tono examinar el detalle de la factura. Tampoco Madame Noisette contaba el dinero. Por lo menos hasta que no te habías ido.
Era entre caballeros y una señora.

En cuanto a mí, pues bueno, todos tenemos nuestras perversiones, en cuanto entrabamos Madame Noisette me saludaba efusivamente tendiéndome la mano para un besamanos y yo mientras me inclinaba ligeramente sin jamás llegar a la mano, me olvidaba de Joseph hasta que nos encontrábamos al día siguiente en el restaurante del hotel desayunando. Era el trato desde hacía tiempo.

La Madame siempre decía como si no existiera nadie más que La Perle estaba dispuesta y esperándome. También era de buen tono llamar por la mañana para que la chica pudiera prepararse para las depravaciones que te conocieran o por si pedías alguna cosa nueva. Algunas requieren preparativos suficientemente minuciosos o elaborados que requieren horas. Evidentemente nunca se hablaba de dinero. Si lo hubieras hecho te rechazarían como cliente y te indicarían otros sitios más “sencillos” donde ir.

La Perle para mi tenía de especial que era senegalesa, y a me gustan las negras, las encuentro guapas, fogosas, fuertes, apasionadas y sobretodo negras. Esa noche llevaba un bonito vestido verde esmeralda que le quedaba como hecho a medida de talla y de color para resaltar aún más su piel.
Estuvimos bebiendo, cantando al piano con otras chicas y otros caballeros que se dejaban ir de la dura disciplina social de aquellos años y luego nos retiramos a nuestra habitación. En realidad era una suite con un saloncito privado, vestidor, dos baños, hay que ser un caballero, y un dormitorio. Servicio de habitaciones toda la noche naturalmente.

Bebí mucho, no era la primera vez, se me hace borroso lo que paso a continuación, pero vaya, se lo puede uno imaginar. Recuerdo haberme despedido de La Perle con un beso en el cogote mientras aún dormía, me había molestado un poquito que se quedara dormida, que le había pagado dejando una generosa propina. A La Perle le había dejado encima de la almohada unos pendientes que había comprado expresamente pensando en ella. Esperaba que los encontrara al despertar y que me lo compensara la siguiente visita.

El aire frío de la calle me había despejado lo justo para llegar hasta el George V, pedir la llave y quedarme dormido encima de la cama. La había pillado gorda.

A la mañana siguiente entre la ducha y un esfuerzo titánico me dejo resbalar hasta el ascensor, y llegar al comedor cuando Joseph ya ha terminado y está leyendo Le Journal de París, parece preocupado y sudoroso. No sabe beber y luego le sienta mal.

Solo quiero café, negro como La Perle, espeso y fuerte. Y mucho. En realidad todo como La Perle. Joseph me habla y no lo escucho, deduzco que me comenta el periódico y alcanzo a ver algún titular de sucesos. No me interesa para nada.

Durante el día Joseph está pesadito, más de lo normal e insiste en que deberíamos olvidarnos de estar tanto tiempo en París y comprar los billetes de tren a Calais, el ferry de Calais a Dover y el tren a Londres. Que la maquinaria que tenemos que comprar es necesaria y que sobretodo Londres es mucho más grande que París, que Londres es el sumidero del mundo y que hay chicas de todos los colores y sabores.

Estoy de acuerdo en esto último y le doy permiso para que haga los preparativos. Yo solo pago y le llevo conmigo porque me sirve como coartada para la familia. Joseph tiene fama de Santo cosa que nunca he entendido porque ataca todo lo que lleva faldas como el primero. Lo que no entiendo es porque Joseph ha reaccionado así, no es su estilo.

El proceso de compra de billetes en la misma recepción del George V, embalaje de todas nuestras cosas, por los butler del hotel naturalmente, carga en un carro de caballos del mismo hotel y otro para nosotros más refinado ha sido tan rápido que en algún momento he dudado si nos marchábamos sin pagar, hasta el punto de preguntar a Joseph sobre este extremo. Era innecesario porque forma parte de sus obligaciones y no falla nunca. En realidad yo estaba algo molesto por las prisas con que había conseguido sacarme de Paris y meterme en un compartimento de primera clase destino Calais.

Había periódicos y Joseph tenía hoy como una fijación con las páginas de sucesos y las necrológicas e iba saltando de un periódico a otro como comparando informaciones.

.- Joseph, ¿pasa algo?

.- No señor Simon. ¿Por que lo pregunta?

.- Hombre, llevas toda la mañana rebuscando en las páginas de sucesos de los periódicos franceses. ¿Quieres los ingleses también? – con cierto rin-tin-tin por mi parte.

El estrecho entre Francia e Inglaterra siempre estaba revuelto, y no solo políticamente, también las aguas. Eso tenía la virtud de callar a Joseph durante unas cuantas horas. Se mareaba y se iba en destacamento a la popa del barco a soltar lastre durante casi toda la travesía. Otro tren sin más historia y estábamos en el centro y capital del Imperio y del mundo.
Eso era una ciudad y no donde vivíamos.

El hotel elegido esta vez era el Dorchester, al lado de Hyde Park, en el Londres central, ubicación perfecta para lo que nos hacía falta. Cercanía con las zonas más selectas de clubs para “caballeros” donde por unas sumas nada simbólicas tenías barra libre con las mejores señoritas de la metrópoli y con las instalaciones en general incluyendo restaurantes, bares, suites, solo había suites, y luego, bueno…una serie de instalaciones para practicar en todas sus modalidades eso que se había venido a llamarse por algo disciplina inglesa. Dependiendo de tu nivel de exigencia o servicios especiales dentro de los servicios especiales había un poco por todas partes una especie de mini recepciones donde detallar lo que se deseaba y por el precio adecuado se podía obtener. A mi ya me conocían de alguna otra ocasión y si bien pagaba espléndidamente con el tiempo tenían dificultades en buscar a la chica adecuada.

.- Señor Simon, tenga en cuenta que la última vez la mandó al hospital y tardó diez semanas en recuperarse…

.- Bueno, pero pagué religiosamente el tiempo que la chica estuvo sin trabajar, ¿no? Y creo recordar que deje una buena cantidad como propina para… ¿Cómo se llamaba la chica que lo he olvidado?

.- Mary, se llamaba Mary y si bien es verdad que fue usted muy generoso esta chica no ha vuelto a trabajar más. Secuelas.

.- ¿A mi que me cuenta? ¡Pedí un servicio muy concreto y me lo proporcionaron, además, no sé por que estoy discutiendo con un asalariado! A ver si voy a tener que presentar una queja.

.- No, por favor, no se lo tome mal señor Simon, solo es que estamos buscando a la chica que cubra sus necesidades a plena satisfacción. Si le parece la casa le invita a cenar en el restaurante que usted prefiera de los cinco que hay en el edificio y cuando termine la señorita le estará esperando. Me veo en la obligación de informarle que vistas sus necesidades no será barato…

.- ¡Naturalmente!

Y me fui a cenar tranquilamente. El que diga que en Londres se come mal es que o bien es ignorante o bien miente.

Después de cenar directo a los ascensores dedicados a las partes más profundas, insonorizadas y caras del enorme local. El ascensor bajaba un número sospechosamente indeterminado de pisos pero lo que era seguro es que la mayoría estaban bajo tierra.

En uno de los pisos se abrieron las puertas del ascensor, no era mi piso, y me encontré frente a frente con un anciano completamente desnudo que me miraba fijamente a los ojos con sus ojos azules e intentaba pajearse con el mini colgajo que le quedaba sin lograr una erección, incluso había perdido el poco pelo que debería haber tenido. Entonces levantó levemente la pelvis tratando de enseñarme lo que le quedaba. Como trato de ser un señor en cualquier circunstancia me lo miré con fingido interés antes de darle al botón de “cerrar puerta”. Mientras la puerta se cerraba le dio tiempo a darse la vuelta e inclinándose mostrarme el agujero del culo.

Nada más salir del ascensor, se detuvo y abrió la puerta sin yo hacer nada, me estaba esperando espléndidamente vestida una chica preciosa, alta, con un cuerpo de modelo, una cara perfecta, pelo cobrizo como solo se encuentra en Inglaterra…en fin, perfecta.
Me miró sin decir nada y sin expresión, lo que yo había pedido. Como una diosa de mármol a la que se le hubiera insuflado vida.

.- ¿Cómo te llamas?

.- Mary (todas debían llamarse Mary, formaba parte del servicio) – y tal como había pronunciado la segunda vocal le di un puñetazo con todas mis fuerzas en el hígado y ahogué su grito con un gancho en el ojo que bajaba a toda velocidad producto del dolor abdominal que se encontró con mi puño que subía a su encuentro. Quedo en el suelo inconsciente como un trapo mojado. Pasé por encima suyo para inspeccionar la suite subterránea y a por mis guantes de cuero y de vuelta aproveché para darle una patada con la puntera de la bota en los riñones que arranco un ligero quejido premiado con una segunda patada.
Tenía el pene a punto de explotar y viendo que trataba de levantarse supe que lo pasaría bien. Me habían hecho pagar una cantidad adicional por si la señorita no sobrevivía a la sesión ellos se hacían cargo de que llegara al Támesis discretamente.

A la mañana siguiente me desperté en mi cama del Dorchester satisfecho y como si hubiera dormido diez horas seguidas. Bajé a desayunar y al encuentro de Joseph que aceptó un – uh – como respuesta a como lo había pasado por la noche.

En los días siguientes estuvimos algo ocupados haciendo un pequeño viaje a Birmingham para hacer el grueso de las compras de maquinaria ni que fuera para disimular a la vuelta a Barcelona. Lo cierto es que nos entretuvo más de lo esperado, casi una semana, y cuando volvimos a Londres yo me encontraba en un estado de desasosiego que no presagiaba nada bueno. Algunas veces tenía unas migrañas muy fuertes que me imposibilitaban cualquier tipo de actividad.

Una vez hechas las compras, como siempre, me olvidaba de Joseph hasta que decidía volver a la realidad y lo dejaba con una, limitada, barra libre económica para que se tomara unas vacaciones en Londres mientras yo me tomaba las mías.

Tomé la costumbre de salir a última hora de la tarde a pasear por Hyde Park, Speakers’ Corner a ver si se peleaban, el Serpentine con sus pájaros acuáticos tratando de comerse a sus aún más acuáticos peces y luego seguía recto por Saint James Park o cruzando la City me perdía por las calles del East End, mucho más cutre y por según que zonas incluso peligroso. Me daba un morbo especial y me había agenciado una pistola que llevaba en un bolsillo del abrigo y un cuchillo pequeño pero muy afilado en el bolsillo del otro lado.
Me sentía tan cómodo que empecé a frecuentar las tabernas donde se podía beber, que cada diez minutos había una pelea donde se podía participar si tenías ganas y que cada cinco minutos te abordaba una prostituta distinta.

¡ Que diferencia con el club de caballeros !
Aquí eran unas pobres matronas pero más humanas. Ignorantes y feas, le recordaban a la mujer según ponía en su partida de nacimiento con la que estaba casado. Algunas veces aceptaba las propuestas, otras se metía en uno de los muchos de los fumaderos de opio y perdía la noción del tiempo, no sabía si habían pasado unas horas o unos días. Antes o después siempre terminaba por volver a su hotel 5*GL a rehacerse, lavarse, comer bien y dormir alguna noche como se suponía que debía hacerlo.

Joseph seguía su rutina y de vez en cuando coincidían en el comedor del hotel desayunando o simplemente en alguna de las salas de fumar tomándose un bajativo y repasando la prensa. No sabía si eran imaginaciones suyas pero Joseph lo miraba raro, no mal, raro. Además se había aficionado a leer la prensa como nunca antes lo había visto, también era cierto que no se fijaba mucho en Joseph. Era solo su coartada familiar.

Una noche, que ya casi no era de noche, cuando entró en la recepción del hotel sentado en una confortable butaca revolviendo los periódicos de la noche anterior, en Londres había dos ediciones diarias, un hombre con una gabardina y aspecto polvoriento levantó la cabeza como un lebrel al ver a su presa. En el tiempo que él pedía su llave en el mostrador la gabardina polvorienta estaba detrás suyo.

.- ¿El señor Simon?

.- Si, y estoy cansado, no tengo ganas de hablar y me voy a la cama.

.- Me temo que no va a ser posible, deberá usted acompañarme a Scotland Yard para hacerle algunas preguntas.

.- ¿Y no me las puede hacer aquí? Y ya que estamos, ¿usted quien es para preguntarme nada?

.- Inspector O’Higgins, del Yard. Tengo hombres fuera. No se ponga pesado ni haga una escena, los he dejado fuera precisamente para evitar el escándalo.

Y mientras decía esto con la pericia del que lo ha hecho mil veces saco unas esposas y lo esposó con las manos por delante. Mientras le recitaba:

.- Sr Simon está usted detenido por ser sospechoso de la muerte y posterior desaparición, temporal han sido encontrados, de dos chicas de un club de caballeros que curiosamente ambas se llamaban Mary y el forense ha dictaminado muerte por múltiples contusiones compatibles con sendas palizas mortales. También es sospechoso de la muerte en el barrio de Whitechapel de las prostitutas Mary Ann Nichols, Annie Chapman y Mary Jane Kelly además de otros asesinatos que se están investigando en la zona hasta un total de once todas ellas muertas después de haberse ensañado con ellas con SU cuchillito y la mayoría violadas antes o después de morir.

¿A usted le gustan las Mary verdad? En fin…sigamos.

También es usted requerido por las autoridades francesas por la muerte de la prostituta francesa de origen senegalés llamada Maríe más conocida como La Perle encontrada muerta de una paliza, con unos pendientes comprados por usted al lado de la cabeza separada del tronco.

Me da igual que vomite. Ahora se viene al Yard, cabronazo.

En fin, a partir de aquí todo ha ido rodado, pasé unos días en un calabozo tranquilo, un juez muy educado me condenó a la horca después de que Joseph me hubiera vendido. Venía sospechando desde Paris donde vio en el periódico que habían encontrado destrozada a la chica negra que era mi preferida, al final no pudo aguantar más y me robó la navaja como prueba de mis delitos para ir a la policía, yo renuncié a mi derecho de apelación. Que pereza. Hace dos días, de madrugada, me vinieron a buscar y me colgaron por el cuello “hasta que muera”.

Ahora estoy en los bajos de un tren de mercancías nada lujoso metido en una caja de pino que por lo que se ve es la más barata.
Es la que me ha pagado mi mujer, María, que me estará esperando.
Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.

Última edición por Simon; 21/12/2020 a las 22:23.
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En general cada uno tiene una idea formada de como fueron sus abuelos, sus bisabuelos y de manera más amplia como han transcurrido las cosas hasta que tienes constancia, pero eso normalmente solo son un par de generaciones atrás.
En divertido, o no, agarrar las partes de la historia conocida y rellenar los vacíos.
Yo tengo varias versiones de la mía. Esta es una. ( "Este es uno" como diría un ilustre judío holandés )
Espero que os guste.

IDA Y VUELTA


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Creía que sería más cómodo y está resultado angosto, oscuro, no huele muy bien y el ruido monótono e incesante del tren que en un principio incluso me ha parecido confortable se vuelve cada vez más pesado precisamente por la monotonía. Tampoco es que esperara que hubiera catering y espectáculo pero lo cierto es que me aburro.

El viaje de ida en realidad empezó con varios viajes anteriores, todos ellos en general más placenteros que el de ida propiamente. Cada vez que salía de casa debía besar y despedirme de aquella mujer poco agraciada en todas las características que adornaban su figura y su escasa inteligencia. Me habían casado con ella para fusionar nuestras familias y así de una tacada también las empresas familiares. Mi hermano se casó con la hermana de ella. A mí no me tocaba, porque soy el tercero de mis hermanos pero mi hermano mayor murió de una neumonía y mis padres de acuerdo con los padres de ella tiraron de banquillo y me tocó a mí. Al final eran negocios, daba igual uno que otro.
A mi no me daba igual, me vi obligado a tener tres crías con aquella mujer que veía el sexo como una obligación empresarial.
El certificado de la fusión.
Hicieron falta tres intentos para obtener un varón y poder dejar de revolcarse con aquel engendro definitivamente. Eran crías repulsivas, las dos mayores como muñecas rusas salidas a su madre en físico e inteligencia y el pequeño… bueno, era el pequeño. Vivía en un mundo de harpías. La vida era difícil y desagradable, no tenía el más mínimo refinamiento propio del año 1888 que no era poco. Se había empeñado en contratar una cocinera de su confianza que su plato estrella era una sopa que nunca quise saber de que estaba hecha. Yo la llamaba “sopa tibia de albóndigas jíbaras con telarañas cuajadas”. Huelga decir que no lo podía decir en voz alta si no quería tener caras largas una semana seguida.

Afortunadamente para mi soy ingeniero industrial, y bastante bueno, pronto fui el encargado de controlar la compra de toda la maquinaria que hacía falta para la fabricación de nuestro producto. Con las dos familias juntas éramos la primera empresa nacional y habíamos dejado de hacernos la competencia. Los viajes son largos, tren hasta Portbou y allí, después de una cantidad de papeleo innecesario cambio de tren para el ancho de vía europeo. Un bonito tren azul con el techo exterior blanco y confortables compartimentos de primera clase en madera y servicio personalizado hacían el viaje hasta París una experiencia muy agradable, de dos días, eso sí, pero daba igual porque el restaurante del primera clase estaba a la altura de los mejores restaurantes de París o Londres, destino final de los viajes, y porque todo el tiempo que estuviera fuera era tiempo que no tenía que convivir con el circo ambulante que me había tocado como familia.

Normalmente conmigo viene un técnico escogido por mí para estudiar la parte mecánica de la maquinaria. En España no se fabrican este tipo de máquinas y las mejores son inglesas o alemanas. Prefiero las inglesas porque las fabricas están a las afueras de Londres y a día de hoy es la capital del mundo. Hay todo lo que un hombre pueda desear.
Todo.

Es necesario hacer escala en París para cambiar de tren pero además con el tiempo he cogido la costumbre de quedarme dos o tres semanas en un bonito hotel de París para disfrutar de los placeres que puede ofrecer la ciudad de la luz, que son muchos. Cada vez cambio de hotel, así que soy ilocalizable aún que mi lamentable esposa descubriera la invención del teléfono. Esta vez toca el Geoge V. Joseph, que así se llama el técnico en mecánica que me acompaña entre que nos hemos ido haciendo amigos y que lo he acostumbrado a la buena vida me ríe todas las gracias y se aprovecha de mí. Tenemos una relación como si fuéramos un liquen. Naturalmente me tiene que llamar Don Simon.

Una vez instalados en el hotel dedicamos un par de días a cogerle el pulso a la ciudad y a olvidar definitivamente lo gris y sucia que es la ciudad de Barcelona. Y más desde que se puso hace veinte años en marcha el loco y desagradable plan de un tal Ildefons Cerdá. Un auténtico desastre.

En fin, nada que unos buenos restaurantes, unas buenas terrazas, excelentes espectáculos con montones de chicas enseñando cosas que en Barcelona las matan y algunos clubs de lujo, solo para monsieurs de casa buena y con los bolsillos cargados. Eran casas enteras donde en los bajos había salones ricamente decorados con muebles de primera calidad, chimeneas de las grandes, y unos cuantos señores alternando amigablemente con chicas estupendas que como mínimo podían ser sus hijas.

Recibía la propietaria de la casa y del negocio, Madame Noisette, muy guapa pero distante e inaccesible. Y me consta que no era por falta de caballeros que no le dedicaran sus atenciones. Se decía que incluso alguno, de los de más nivel social y económico le había pedido matrimonio poniendo si había hecho falta un pagaré en blanco firmado encima de la mesa y que ella siempre se había negado.

En algún salón siempre sonaba un piano tocado por un músico que no tenía por contrato vela en ningún entierro. Ellas vestidas bastante explotadas pero con elegancia y buenos modales, nada de putones verbeneros. En el piso superior había estancias donde se bebía champagne, se fumaban cosas que no eran tabaco, se consumaba carnalmente y algunos se quedaban a dormir, es un decir, naturalmente no se pagaba nada, al salir de la casa, al pasar por la salita que daba al recibidor, un mayordomo te ofrecía con cierto disimulo una bandeja de plata con un sobre cerrado. Solo entreabriendo se podía ver la cantidad, pero se consideraba de mal tono examinar el detalle de la factura. Tampoco Madame Noisette contaba el dinero. Por lo menos hasta que no te habías ido.
Era entre caballeros y una señora.

En cuanto a mí, pues bueno, todos tenemos nuestras perversiones, en cuanto entrabamos Madame Noisette me saludaba efusivamente tendiéndome la mano para un besamanos y yo mientras me inclinaba ligeramente sin jamás llegar a la mano, me olvidaba de Joseph hasta que nos encontrábamos al día siguiente en el restaurante del hotel desayunando. Era el trato desde hacía tiempo.

La Madame siempre decía como si no existiera nadie más que La Perle estaba dispuesta y esperándome. También era de buen tono llamar por la mañana para que la chica pudiera prepararse para las depravaciones que te conocieran o por si pedías alguna cosa nueva. Algunas requieren preparativos suficientemente minuciosos o elaborados que requieren horas. Evidentemente nunca se hablaba de dinero. Si lo hubieras hecho te rechazarían como cliente y te indicarían otros sitios más “sencillos” donde ir.

La Perle para mi tenía de especial que era senegalesa, y a me gustan las negras, las encuentro guapas, fogosas, fuertes, apasionadas y sobretodo negras. Esa noche llevaba un bonito vestido verde esmeralda que le quedaba como hecho a medida de talla y de color para resaltar aún más su piel.
Estuvimos bebiendo, cantando al piano con otras chicas y otros caballeros que se dejaban ir de la dura disciplina social de aquellos años y luego nos retiramos a nuestra habitación. En realidad era una suite con un saloncito privado, vestidor, dos baños, hay que ser un caballero, y un dormitorio. Servicio de habitaciones toda la noche naturalmente.

Bebí mucho, no era la primera vez, se me hace borroso lo que paso a continuación, pero vaya, se lo puede uno imaginar. Recuerdo haberme despedido de La Perle con un beso en el cogote mientras aún dormía, me había molestado un poquito que se quedara dormida, que le había pagado dejando una generosa propina. A La Perle le había dejado encima de la almohada unos pendientes que había comprado expresamente pensando en ella. Esperaba que los encontrara al despertar y que me lo compensara la siguiente visita.

El aire frío de la calle me había despejado lo justo para llegar hasta el George V, pedir la llave y quedarme dormido encima de la cama. La había pillado gorda.

A la mañana siguiente entre la ducha y un esfuerzo titánico me dejo resbalar hasta el ascensor, y llegar al comedor cuando Joseph ya ha terminado y está leyendo Le Journal de París, parece preocupado y sudoroso. No sabe beber y luego le sienta mal.

Solo quiero café, negro como La Perle, espeso y fuerte. Y mucho. En realidad todo como La Perle. Joseph me habla y no lo escucho, deduzco que me comenta el periódico y alcanzo a ver algún titular de sucesos. No me interesa para nada.

Durante el día Joseph está pesadito, más de lo normal e insiste en que deberíamos olvidarnos de estar tanto tiempo en París y comprar los billetes de tren a Calais, el ferry de Calais a Dover y el tren a Londres. Que la maquinaria que tenemos que comprar es necesaria y que sobretodo Londres es mucho más grande que París, que Londres es el sumidero del mundo y que hay chicas de todos los colores y sabores.

Estoy de acuerdo en esto último y le doy permiso para que haga los preparativos. Yo solo pago y le llevo conmigo porque me sirve como coartada para la familia. Joseph tiene fama de Santo cosa que nunca he entendido porque ataca todo lo que lleva faldas como el primero. Lo que no entiendo es porque Joseph ha reaccionado así, no es su estilo.

El proceso de compra de billetes en la misma recepción del George V, embalaje de todas nuestras cosas, por los butler del hotel naturalmente, carga en un carro de caballos del mismo hotel y otro para nosotros más refinado ha sido tan rápido que en algún momento he dudado si nos marchábamos sin pagar, hasta el punto de preguntar a Joseph sobre este extremo. Era innecesario porque forma parte de sus obligaciones y no falla nunca. En realidad yo estaba algo molesto por las prisas con que había conseguido sacarme de Paris y meterme en un compartimento de primera clase destino Calais.

Había periódicos y Joseph tenía hoy como una fijación con las páginas de sucesos y las necrológicas e iba saltando de un periódico a otro como comparando informaciones.

.- Joseph, ¿pasa algo?

.- No señor Simon. ¿Por que lo pregunta?

.- Hombre, llevas toda la mañana rebuscando en las páginas de sucesos de los periódicos franceses. ¿Quieres los ingleses también? – con cierto rin-tin-tin por mi parte.

El estrecho entre Francia e Inglaterra siempre estaba revuelto, y no solo políticamente, también las aguas. Eso tenía la virtud de callar a Joseph durante unas cuantas horas. Se mareaba y se iba en destacamento a la popa del barco a soltar lastre durante casi toda la travesía. Otro tren sin más historia y estábamos en el centro y capital del Imperio y del mundo.
Eso era una ciudad y no donde vivíamos.

El hotel elegido esta vez era el Dorchester, al lado de Hyde Park, en el Londres central, ubicación perfecta para lo que nos hacía falta. Cercanía con las zonas más selectas de clubs para “caballeros” donde por unas sumas nada simbólicas tenías barra libre con las mejores señoritas de la metrópoli y con las instalaciones en general incluyendo restaurantes, bares, suites, solo había suites, y luego, bueno…una serie de instalaciones para practicar en todas sus modalidades eso que se había venido a llamarse por algo disciplina inglesa. Dependiendo de tu nivel de exigencia o servicios especiales dentro de los servicios especiales había un poco por todas partes una especie de mini recepciones donde detallar lo que se deseaba y por el precio adecuado se podía obtener. A mi ya me conocían de alguna otra ocasión y si bien pagaba espléndidamente con el tiempo tenían dificultades en buscar a la chica adecuada.

.- Señor Simon, tenga en cuenta que la última vez la mandó al hospital y tardó diez semanas en recuperarse…

.- Bueno, pero pagué religiosamente el tiempo que la chica estuvo sin trabajar, ¿no? Y creo recordar que deje una buena cantidad como propina para… ¿Cómo se llamaba la chica que lo he olvidado?

.- Mary, se llamaba Mary y si bien es verdad que fue usted muy generoso esta chica no ha vuelto a trabajar más. Secuelas.

.- ¿A mi que me cuenta? ¡Pedí un servicio muy concreto y me lo proporcionaron, además, no sé por que estoy discutiendo con un asalariado! A ver si voy a tener que presentar una queja.

.- No, por favor, no se lo tome mal señor Simon, solo es que estamos buscando a la chica que cubra sus necesidades a plena satisfacción. Si le parece la casa le invita a cenar en el restaurante que usted prefiera de los cinco que hay en el edificio y cuando termine la señorita le estará esperando. Me veo en la obligación de informarle que vistas sus necesidades no será barato…

.- ¡Naturalmente!

Y me fui a cenar tranquilamente. El que diga que en Londres se come mal es que o bien es ignorante o bien miente.

Después de cenar directo a los ascensores dedicados a las partes más profundas, insonorizadas y caras del enorme local. El ascensor bajaba un número sospechosamente indeterminado de pisos pero lo que era seguro es que la mayoría estaban bajo tierra.

En uno de los pisos se abrieron las puertas del ascensor, no era mi piso, y me encontré frente a frente con un anciano completamente desnudo que me miraba fijamente a los ojos con sus ojos azules e intentaba pajearse con el mini colgajo que le quedaba sin lograr una erección, incluso había perdido el poco pelo que debería haber tenido. Entonces levantó levemente la pelvis tratando de enseñarme lo que le quedaba. Como trato de ser un señor en cualquier circunstancia me lo miré con fingido interés antes de darle al botón de “cerrar puerta”. Mientras la puerta se cerraba le dio tiempo a darse la vuelta e inclinándose mostrarme el agujero del culo.

Nada más salir del ascensor, se detuvo y abrió la puerta sin yo hacer nada, me estaba esperando espléndidamente vestida una chica preciosa, alta, con un cuerpo de modelo, una cara perfecta, pelo cobrizo como solo se encuentra en Inglaterra…en fin, perfecta.
Me miró sin decir nada y sin expresión, lo que yo había pedido. Como una diosa de mármol a la que se le hubiera insuflado vida.

.- ¿Cómo te llamas?

.- Mary (todas debían llamarse Mary, formaba parte del servicio) – y tal como había pronunciado la segunda vocal le di un puñetazo con todas mis fuerzas en el hígado y ahogué su grito con un gancho en el ojo que bajaba a toda velocidad producto del dolor abdominal que se encontró con mi puño que subía a su encuentro. Quedo en el suelo inconsciente como un trapo mojado. Pasé por encima suyo para inspeccionar la suite subterránea y a por mis guantes de cuero y de vuelta aproveché para darle una patada con la puntera de la bota en los riñones que arranco un ligero quejido premiado con una segunda patada.
Tenía el pene a punto de explotar y viendo que trataba de levantarse supe que lo pasaría bien. Me habían hecho pagar una cantidad adicional por si la señorita no sobrevivía a la sesión ellos se hacían cargo de que llegara al Támesis discretamente.

A la mañana siguiente me desperté en mi cama del Dorchester satisfecho y como si hubiera dormido diez horas seguidas. Bajé a desayunar y al encuentro de Joseph que aceptó un – uh – como respuesta a como lo había pasado por la noche.

En los días siguientes estuvimos algo ocupados haciendo un pequeño viaje a Birmingham para hacer el grueso de las compras de maquinaria ni que fuera para disimular a la vuelta a Barcelona. Lo cierto es que nos entretuvo más de lo esperado, casi una semana, y cuando volvimos a Londres yo me encontraba en un estado de desasosiego que no presagiaba nada bueno. Algunas veces tenía unas migrañas muy fuertes que me imposibilitaban cualquier tipo de actividad.

Una vez hechas las compras, como siempre, me olvidaba de Joseph hasta que decidía volver a la realidad y lo dejaba con una, limitada, barra libre económica para que se tomara unas vacaciones en Londres mientras yo me tomaba las mías.

Tomé la costumbre de salir a última hora de la tarde a pasear por Hyde Park, Speakers’ Corner a ver si se peleaban, el Serpentine con sus pájaros acuáticos tratando de comerse a sus aún más acuáticos peces y luego seguía recto por Saint James Park o cruzando la City me perdía por las calles del East End, mucho más cutre y por según que zonas incluso peligroso. Me daba un morbo especial y me había agenciado una pistola que llevaba en un bolsillo del abrigo y un cuchillo pequeño pero muy afilado en el bolsillo del otro lado.
Me sentía tan cómodo que empecé a frecuentar las tabernas donde se podía beber, que cada diez minutos había una pelea donde se podía participar si tenías ganas y que cada cinco minutos te abordaba una prostituta distinta.

¡ Que diferencia con el club de caballeros !
Aquí eran unas pobres matronas pero más humanas. Ignorantes y feas, le recordaban a la mujer según ponía en su partida de nacimiento con la que estaba casado. Algunas veces aceptaba las propuestas, otras se metía en uno de los muchos de los fumaderos de opio y perdía la noción del tiempo, no sabía si habían pasado unas horas o unos días. Antes o después siempre terminaba por volver a su hotel 5*GL a rehacerse, lavarse, comer bien y dormir alguna noche como se suponía que debía hacerlo.

Joseph seguía su rutina y de vez en cuando coincidían en el comedor del hotel desayunando o simplemente en alguna de las salas de fumar tomándose un bajativo y repasando la prensa. No sabía si eran imaginaciones suyas pero Joseph lo miraba raro, no mal, raro. Además se había aficionado a leer la prensa como nunca antes lo había visto, también era cierto que no se fijaba mucho en Joseph. Era solo su coartada familiar.

Una noche, que ya casi no era de noche, cuando entró en la recepción del hotel sentado en una confortable butaca revolviendo los periódicos de la noche anterior, en Londres había dos ediciones diarias, un hombre con una gabardina y aspecto polvoriento levantó la cabeza como un lebrel al ver a su presa. En el tiempo que él pedía su llave en el mostrador la gabardina polvorienta estaba detrás suyo.

.- ¿El señor Simon?

.- Si, y estoy cansado, no tengo ganas de hablar y me voy a la cama.

.- Me temo que no va a ser posible, deberá usted acompañarme a Scotland Yard para hacerle algunas preguntas.

.- ¿Y no me las puede hacer aquí? Y ya que estamos, ¿usted quien es para preguntarme nada?

.- Inspector O’Higgins, del Yard. Tengo hombres fuera. No se ponga pesado ni haga una escena, los he dejado fuera precisamente para evitar el escándalo.

Y mientras decía esto con la pericia del que lo ha hecho mil veces saco unas esposas y lo esposó con las manos por delante. Mientras le recitaba:

.- Sr Simon está usted detenido por ser sospechoso de la muerte y posterior desaparición, temporal han sido encontrados, de dos chicas de un club de caballeros que curiosamente ambas se llamaban Mary y el forense ha dictaminado muerte por múltiples contusiones compatibles con sendas palizas mortales. También es sospechoso de la muerte en el barrio de Whitechapel de las prostitutas Mary Ann Nichols, Annie Chapman y Mary Jane Kelly además de otros asesinatos que se están investigando en la zona hasta un total de once todas ellas muertas después de haberse ensañado con ellas con SU cuchillito y la mayoría violadas antes o después de morir.

¿A usted le gustan las Mary verdad? En fin…sigamos.

También es usted requerido por las autoridades francesas por la muerte de la prostituta francesa de origen senegalés llamada Maríe más conocida como La Perle encontrada muerta de una paliza, con unos pendientes comprados por usted al lado de la cabeza separada del tronco.

Me da igual que vomite. Ahora se viene al Yard, cabronazo.

En fin, a partir de aquí todo ha ido rodado, pasé unos días en un calabozo tranquilo, un juez muy educado me condenó a la horca después de que Joseph me hubiera vendido. Venía sospechando desde Paris donde vio en el periódico que habían encontrado destrozada a la chica negra que era mi preferida, al final no pudo aguantar más y me robó la navaja como prueba de mis delitos para ir a la policía, yo renuncié a mi derecho de apelación. Que pereza. Hace dos días, de madrugada, me vinieron a buscar y me colgaron por el cuello “hasta que muera”.

Ahora estoy en los bajos de un tren de mercancías nada lujoso metido en una caja de pino que por lo que se ve es la más barata.
Es la que me ha pagado mi mujer, María, que me estará esperando.
No tienes rival. Más claro, el agua. Me descubro... saludos
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Antony8456 (22/12/2020), El Observador (24/12/2020), Lara È (30/12/2020), Medio Siglo (22/12/2020), Simon (23/12/2020), Siroco (23/12/2020)
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Simon
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Iniciado por Romita Ver Mensaje
No tienes rival. Más claro, el agua. Me descubro... saludos
No hay rivalidades posibles, cada uno tiene su estilo y le gusta escribir sobre lo que le gusta escribir. A mi me gusta como escribes, eres más eroticón que yo y al final la temática del foro es la que es y es de suponer que sus users van en consonancia con dicha temática.risa
Luego el pueblo de Dios es soberano en sus gustos y dice si le gusta o no. Creo que cabemos todos y solo lamento que no se anime más gente a escribir sus batallitas. PC
¡ Ala ! A seguir escribiendo que los demás lo disfrutamos ! aplaudir

Última edición por Simon; 23/12/2020 a las 08:08.
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Antony8456 (25/12/2020), Baja_134832 (24/12/2020), david_75bcn (23/12/2020), El Observador (24/12/2020), Lara È (30/12/2020), Medio Siglo (23/12/2020), Siroco (23/12/2020)
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Antiguo 24/12/2020, 15:28   #16
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Esta es otra, si a alguien le gustan los puzzles igual la verdad está en coger trocitos de cada uno y desechar otros. Bueno, es un juego que se puede jugar si se tienen ganas, es como el Mr. Potato para adultos y pelín más intelectual.

EL ABUELO QUE VIVIO Y MURIO DOS VECES


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El mar… siempre me ha gustado mirar el mar. Me relaja, incluso ahora que no puedo estar más relajado. Siento paz, una paz infinita.

No siempre ha sido así, mi vida era tranquila, pero no pacífica. Ocupaba el sitio que me estaba reservado en la vida, bueno… ni siquiera eso, ocupaba el sitio de mi hermano mayor que murió de una sífilis mal curada. Es lo que tenía perderse con regularidad por las plantaciones de caña de azúcar y revolcarse cada vez con una chica distinta de las que trabajaban para nosotros.

Si a continuación hubiera muerto yo por lo que fuera mi hermano pequeño hubiera ocupado mi lugar. Al final los negocios son los negocios y la familia pasa por delante de todo lo demás. En la familia siempre hemos hecho las cosas complicadas, la opción difícil, seguramente será por eso que las cosas han tendido a salir bien.
Cuando toda la costa mediterránea se iba a cantar habaneras al Caribe, a morirse de fiebres tropicales o volver ricos para varias generaciones nosotros fuimos de los que emigraron a Filipinas. A finales del XIX por lo que se ve las costumbres sociales en los mares der Sur eran más relajadas de lo sanitariamente aconsejable así que las enfermedades venéreas estaban a la orden del día. Además de la muerte de mi hermano mayor también llegó 1898 tuvimos que salir pitando cobardemente que es una gran virtud de los supervivientes. Eso sí, con los bolsillos bien llenos.

Siempre hemos tenido una facilidad que algunos atribuyen a la astucia y falta de escrúpulos y otros a la suerte del estúpido, en las otras facetas de la vida un desastre victimas seguramente de una educación propia de la burguesía del siglo XIX en Barcelona.

Una vez instalados y con la gran compañía tercera en volumen de ventas en su sector en Europa funcionando a toda máquina mi padre quedo para comer en su club, es lo que hacen los burgueses mafias, con su par de la competencia. El gran jefe de la empresa y la familia, al final venía a ser lo mismo, de la competencia más feroz.
Por lo que tengo entendido comieron sin decirse gran cosa y cuando llegaron a los puros (tabacos de Filipinas) sin más preámbulos entraron a tratar la fusión de sus empresas para convertirse en los primeros del mercado, arrinconar al italiano que quedaba como outsider. Calcularon que en cinco años lo podrían doblegar e imponerle precios, absorber o simplemente arruinar.

Los documentos y demás papeleos así como los detalles de la fusión, la confianza era nula, los dejaron a cargo de los asalariados de confianza incluido mi enlace con la hija de la competencia. El elegido era mi hermano pero como murió de una enfermedad tropical según decía mi madre y se reían mis tías me tocó a mí.
Mi hermano se quedó en Filipinas, seis semanas en barco hubiera sido una marranada, nos aseguraron que las cámaras frigoríficas no estaban pensadas para esto y que por eso solo cargaban productos perecederos, lo que pareció un sinsentido visto el estado de mi hermano, hasta la siguiente escala.

En cuanto a mí casi envidie su suerte cuando se organizó una comida en el Restaurante La Puñalada, que era muy del gusto de los dos patriarcas para hacer oficial el enlace y, ya de paso, que nos viéramos y nos conociéramos.

Durante el noviazgo ya se vio que no estábamos hechos el uno para el otro pero ninguno de los dos se atrevió a cuestionar la decisión. Mi lista de agravios empezaba por su falta total de cultura y nulo interés por adquirirla, su evidente falta de motor para adquirirla, que fuera una beata de misa diaria, misa de ocho, con unos sentimientos religiosos muy poco claros pero era lo que tocaba, y la aversión total al sexo que se concretó la noche de bodas, cuando se negó durante horas a cumplir con lo que se ha venido a llamar débito conyugal. Reconozco que visto su aspecto y su ausencia total del sentido del erotismo a mí tampoco me apetecía mucho pero todo sea por la familia, o sea, los negocios.

Si breve había sido el noviazgo, lo justo para no dar que hablar, largo se hizo el tiempo hasta que conseguimos tener una cría macho después de dos intentos fallidos con crías hembra. Obtenido el fin, representaba el futuro de la fusión, nos desentendimos uno del otro hasta que en año 1934 mi señor padre tuvo a bien de morirse a una edad lo suficientemente provecta como para que nadie hablara de enfermedades tropicales a nuestras espaldas.

En este momento hubo una cierta batalla por el poder pero estando yo en la madurez de los cuarenta y mi suegro en una silla de ruedas con la boca torcida como si se hubiera comido una ostra en mal estado especialmente vengativa, me hice con el poder absoluto con una plaza de presidente honorifico sin ningún tipo de mando para el suegro que venía a los consejos a fumarse un puro babeado, organizar incendios en los grandes ceniceros distribuidos por la enorme mesa de alguna madera gruesa, exótica, pulida, seguramente muy cara y tocar el culo a las secretarias que huían de él como de la peste, incluso alguna vez me horrorice al ver que también intentaba con suerte dispar tocar el culo de algún secretario que demostró su profesionalidad ofreciendo más café.

Nombré vicepresidente a mi hermano pequeño para tener más tiempo para dedicarme a la política y a todo aquello que no me daba mi señora esposa que seguía igual de frígida. En cambio en política no me fue mal y pronto ocupé un cargo en la administración republicana de La Generalitat.

Lamentablemente llego el año 1936 y todo se vino abajo, el levantamiento de un General en África auguraba disturbios que en poco tiempo se convirtió en un enfrentamiento armado y en una guerra civil.
Haciendo gala de un sentido desarrollado de supervivencia deje a mi hermano pequeño al frente de la empresa como vicepresidente ejecutivo y me fui al exilio con mi mujer y los tres hijos, Dios sabe que fue por sentido de la obligación, por gusto los hubiera dejado y me hubiera ido solo.

No era el único, había gente que salían disparados para América Latina, Francia, Estados Unidos… yo decidí que era mejor un sitio pequeño y discreto, nos fuimos al Principado de Mónaco a un bonito hotel en el paseo marítimo, el dinero no era un problema, teníamos el suficiente pero es que además desde la época de Filipinas que mi padre nos había enseñado en hacer como las ardillas y poner una cantidad en cada árbol. En este caso paraísos fiscales empezando por el mismo Montecarlo, Suiza y las islas del Canal de la Mancha.

La vida en Mónaco transcurría entre la paz ciudadana, la guerra con mi mujer y el lujo al que no estábamos muy acostumbrados en Barcelona. ¡Claro que en Barcelona había lujo!, pero debías buscarlo. En Mónaco estaba por todas partes, una delicia.

Por las tardes ordenaba a mi hijo pequeño que viniera conmigo e íbamos a dar un largo paseo por el Frente Marítimo, se podía decir que cruzábamos el país de punta a punta. Yo trataba de inculcarle los principios básicos para ser un rico feliz en la vida, cosas sencillas, la falta de escrúpulos, la importancia de la familia, desconfiar de todo el mundo incluida la familia, sobretodo la familia… pero el chico sea porque era demasiado joven o demasiado tonto, algunas veces olvidaba que además de ser mi hijo también lo era de su madre, no prestaba ninguna atención.
Miraba los barcos atracados de la gente con mucho dinero, los marineros uniformados que siempre tenían algo que hacer y si no lo tenían lo hacían ver para justificar el sueldo y no perder un trabajo aparentemente idílico, las gaviotas que demostraban no tenernos ningún miedo posándose a pocos metros y, a mi parecer insultándonos en gaviotés con acento monegasco. En todo caso no me escuchaba y yo terminaba perdiendo cualquier interés por él dejándolo que corriera detrás de las gaviotas que por carácter parecían ser más de mi sangre que mi propio hijo.
Carroñeras.

Una vez se habían terminado los yates de recreo había el puerto de los pescadores de verdad, los que salían a pescar cada día y volvían cuando salía el sol. Entonces improvisaban unas paradas ahí mismo a base de dejar el pescado encima de unas lonas en el mejor de los casos y las señoras de su casa ya los esperaban con sus enormes cestos de mimbre indestructible, ya no se hacen las cosas como antes, de un vistazo se hacían cargo de lo que había y empezaba el regateo. Algunas veces por piezas individuales, otras por pequeños lotes. La barca que llegaba primero si había tenido suerte vendía a los mejores precios, las señoras que sabían esperar a las últimas barcas compraban más barato pero se arriesgaban a tenerse que quedar con los restos. Era como una rápida subasta al alza que se terminaba invirtiendo para comprar a la baja.
Tenía su gracia.

Ya me había fijado hacía tiempo que algunas barcas hacían un lote común entre todas con el material que parecía tener mejor aspecto y un día no puede aguantar más la curiosidad y pregunté a uno de ellos si ese era el que guardaban para ellos. Me miró con unos ojos azules con una niebla salina acumulada de toda una vida y esbozó una sonrisa, luego me contó que no, que era para su cuñada que era La Pescadera, en mayúsculas, de Mónaco. No para los hoteles para ricos, ni restaurantes de postín, para la gente del país que le iban a comprar a su pescadería por su calidad, no porque la pescadería fuera bonita.

.- ¡Oiga!, que además es bonita sin ser ostentosa. Era la mujer de mi hermano, ¿sabe usted?. Mi hermano murió en la primera guerra mundial, en la batalla de Verdún, fue una pena, lo de mi hermano digo, ¡a los alemanes les paramos los pies y no nos movimos de sitio! – dijo con orgullo.

.- Ya, si, muy heroico. Me estaba contando usted lo de su cuñada…

.- ¿Usted es español, verdad?

.- Bueno, si, más o menos.

.- Pues no sé de que lado está, ¿ha escuchado la radio?

.- Pues no.

.- Las tropas de ese general sublevado han entrado en Barcelona y la guardia mora que se ha traído de África está haciendo una carnicería.

.- Por eso estoy aquí.

A todo eso nos habíamos desviado de mi recorrido habitual y subíamos por unas callecitas de la parte antigua del asentamiento, mi hijo andaba por ahí corriendo sin entender nada.

.- ¿Dónde vamos?

.- A la pescadería, lo que no le he contado aún es que entre unos compañeros de la flotilla que salimos a pescar cada noche hacemos un lote bonito para ayudar a la viuda de mi hermano, le dejamos el pescado a un precio simbólico para que no se ofenda y para que ningún “bâtard” pueda decir porquerías. ¿Usted me entiende, no?

.- Son ustedes increíbles... – iba diciendo yo cuando llegamos a una pescadería de postal.

Entramos, ellos se saludaron con tres besos como es costumbre local y él, se llamaba Pierre, me presento diciendo;

.- Mira Marie France, te traigo un nuevo amigo, el Sr… no me ha dicho usted como se llama…

.- Simón, me llamo Simón.

.- Enchantée… - dijo ella con un aire coqueto. – Y me tendió una mano fuerte -

Era una señora de buen ver en la cuarentena, calculé así a primer golpe de vista. Guapa, simpática, rubia más o menos natural, dejémoslo en más bien menos. Tenía un buen de todo por todas partes y sus bonitos ojos azules me miraban como si fuera una atracción de feria que le hubiera entrado por la puerta. En resumen, era todo aquello que yo no tenía en casa.
Estuvimos charlando un rato los tres y me tuve que excusar porque era hora de que cenara el niño y me echarían la bronca.

Saliendo le solté una injusta colleja al chico que me miró despavorido sin saber que pasaba.

.- Hueles a pescado.

Mi encantadora esposa me recibió con un agradable comentario como siempre.

Los días siguientes seguí con la rutina con la diferencia de que antes de volver al hotel le soltaba una colleja a mi hijo hasta que al poco tiempo el chico le dijo a su madre que no quería venir más a paseo conmigo.

.- ¡A saber lo que le habrás hecho!

.- Será la pubertad…

A partir de aquel día me dediqué a cortejar a Marie France durante meses esforzándome también para meterme a Pierre en el bolsillo. Las cosas se desarrollaban bien y a buena marcha.

.- Mañana ven vestido normal – me dijo un día Pierre.

.- ¿Qué quieres decir vestido normal? Ya voy vestido normal.

.-No, vas vestido de dandy, y mi Marie France no se merece un dandy, se merece un hombre de verdad. Y ven a las tres.

.- ¿Después de comer?

.- No, de la madrugada en el puerto. Y en el mar hace frío.

Busqué la ropa más cutre que encontré y a las dos de la madrugada me estaba vistiendo. Entendí que siendo Pierre un hombre de muy pocas palabras me estaba haciendo una especie de examen a ver hasta que punto me interesaba su cuñada.

.- ¿Qué haces?

.- Me voy a pescar.

.- Ah… - y se durmió otra vez.

A las dos y media estaba en el puerto y todas las barcas ya estaban calentando motores y haciendo los arreglos de última hora con algún aparejo.

.- Venga sube, no tenemos toda la noche.

Y nos adentramos en un mar oscuro que recordaba poco al azul civilizado y rico que mostraba durante el día. Era pesca de arrastre lo que proporcionaba una cantidad de tiempo considerable entre que se desplegaba, se esperaba un ratito y luego se recogía con un pequeño motor diésel.

.- Que quieres hacer – sus ojos azules me escrutaban como si estuviera dudando entre abrazarme o tirarme por la borda.

Sabía perfectamente de que me estaba hablando, seguro que Marie France había hablado con él pero es que además no tenía un pelo de tonto y creo que ya llevaba tiempo haciéndose una composición del cuadro.

.- Me quiero quedar con ella.

.- Tienes familia. Eres rico.

.- Se puede arreglar.

.- La guerra en España en dos o tres meses habrá terminado. Vamos a subir la red.

No hablamos más del tema no de prácticamente nada más, estaba claro que tenía un par de meses para hacer lo que fuera. Me empleé a fondo el resto de la noche en el arte de la pesca.

A la mañana siguiente hable con mi mujer, le dije que como la guerra terminaba no tenía sentido seguir quedándose ahí y que compraría billetes de tren para los próximos días, las noticias que venían de Francia y de Alemania no presagiaban nada bueno y había que aprovechar antes de que cerraran fronteras, pero que yo no iba. Que me quedaba en Montecarlo con una pescadera que era la mujer de mi vida.

Me miraba sin entender que le estaba diciendo, siempre había sido un poco lenta.

.- ¡¿Pero tu sabes que escandalo habrá en Barcelona?!

Como siempre lo que le importaba era el que dirán.

.- No te preocupes, lo tengo todo pensado, le vas a decir a Josep – mi hermano menor – que venga a verme, le haré poderes para que pueda dirigir la empresa y de vez en cuando que me venga a ver para recibir instrucciones o más adelante si las cosas se calman nos podemos ver con él, no contigo, en Paris.

.- ¡Nunca voy a permitir que me abandones! ¡Que vergüenza!

.- No te voy a abandonar.

.- ¿Ah no? – dijo con cara de boba.

.- No. Me voy a morir. Esta mañana voy a comprar un nicho aquí, le ponemos una placa y ya está.

.- Pero si no estás muerto… - dijo con soberana estupidez –

.- No pero lo estaré si no te callas. En estos tiempos revueltos es fácil sobornar a un funcionario de pompas fúnebres para que me inscriba en el registro de decesos. Será barato. Y hablando de dinero; no te faltará nada ni a ti ni a estas crías tuyas, tampoco al resto de la familia, ya me encargaré de recordárselo a mi hermano, pero, pero… si intentáis jugármela recordad que tengo el poder absoluto en la empresa y os puedo dejar sin nada. Recuérdalo.

Habíamos pescado un atún de unos cinco o siete kilos que abría y cerraba la boca igual que ella cuando lo subimos a la barca.

La que estaba a punto de ser mi viuda se fue a parlamentar con sus dos hermanas y sus dos hijas ya suficientemente mayores para malmeter. Daba igual. Yo tenía el control del dinero, eran todos míos.

En los días siguientes mientras hacían las maletas, no nos hablábamos, hice las gestiones para que desde Suiza pagaran los tres meses de hotel de media docena de habitaciones, había ido pagando por trimestres, fuimos al cementerio a ver mi lápida para que supieran donde estaba por si alguna vez venía alguien y por fin llego el gran día, los acompañe a todos a la estación y hasta que no estuvo todo cargado y el tren se perdió de vista a lo lejos con toda mi ex familia dentro no me fui.

Cambié de hotel para no ser localizable por teléfono ni por carta y al día siguiente me fui a una inmobiliaria a que me enseñaran bonitas casas en el barrio antiguo, cerca de Marie France, costó un poco porque en Montecarlo el mercado inmobiliario es de lujo y yo quería una casita de pueblo pero al final la encontré y me mudé después de hacer los arreglos correspondientes que no fueron pocos ni baratos.

.- C’est fait – le dije a Pierre en cuanto lo vi.

.- Bon – tan parco de palabras como siempre.

La guerra civil española había teóricamente terminado pero desde el Norte se oía a Wagner y ya se sabe que cuando oyen a Wagner les entran ganas de invadir Polonia. Soplaban malos vientos en Europa.

Mi hermano Josep vino a verme con ganas de partirme la cara pero se contuvo porque yo tenía el grifo del dinero de toda la familia. Traía unos documentos que hice revisar por un notario de Mónaco, por uno de Marsella y por uno de Génova para que no me estafara mi propia familia, yo lo hubiera hecho, y como estaba todo correcto los firmé, mi hermano tenía poderes limitados, amplios pero limitados que le permitirían dirigir la empresa sin problemas el resto de su vida y a mi recuperar el control de todo en cualquier momento. De todas maneras según que compras, ventas, fusiones, acciones, bonos, etc, etc… no podía hacerlo sin mi firma. Le prometí que cuando las cosas en Europa se hubieras calmado y en España también si quería podíamos vernos en Madrid un par de veces al año para liquidar cosas pendientes.

La segunda guerra mundial había estallado, la línea Maginot había hecho el ridículo y los alemanes entraban y salían de Montecarlo como querían aún que se suponía que éramos neutrales. Se comentaba que la familia real tenía más simpatías por los alemanes de lo deseable.

Para mí fue un periodo agridulce, con Marie France iba tan bien que al año y medio dejé mi casa, mantuve el alquiler durante unos años por si acaso, y me fui a vivir con ella en el piso superior a la pescadería. Yo le quería echar una mano con el negocio pero ella siempre se negó a coger ni un franco, decía que le gustaba la tienda como estaba y la verdad es que a mí también. Lo que si me permitió fue que completara cada día el precio del pescado en el puerto para no deberle nada a nadie.
Pierre era distinto, era familia, pero los demás eran amigos y de los amigos no se abusa.

Todo andaba muy bien, II guerra mundial aparte excepto que a Marie France le hubiera gustado casarse conmigo pero yo le explique desde el primer día como eran las cosas. Yo estaba casado por la Iglesia, por lo civil y por lo criminal con aquella mujer de Barcelona y ni que hubiera sido posible el divorcio o la nulidad no podía porque estaba muerto. Por lo menos legalmente. Fueron años difíciles en este sentido porque yo no existía en Montecarlo, solo una lápida y claro, no tenía acceso a muchas cosas.
Me ayudó mucho el caos que quedó en Europa justo después de la guerra, los papeles falsos verdaderos estaban a la orden del día, se vendían y se compraban con relativa facilidad. Con la carestía que había los funcionarios adecuados por la cantidad adecuada te proporcionaban una nueva identidad. Francia era un mercado. Obtuve una partida de nacimiento, carte d’identité y pasaporte completamente legales por no mucho dinero a nombre de Simon Mattarella. Al fin y al cabo en el principado había muchos apellidos italianos. Podíamos habernos casado en Mónaco pero no hubiera sido de verdad, y si me pillan en la España Católica, Apostólica, y Romana de Franco me meten en la cárcel por bígamo. Marie France se conformó y todo iba viento en popa.

Pasé la segunda mitad de los años 40’, los 50’ y los 60’ con una vida estupenda, moreno, aficionado al pastís y al dómino de después de comer, que se comía bien vive Dios, Marie France hacía unas bullabesas brutales, me recordaba los suquets de peix catalanes, salía a pescar algunas noches con Pierre, no hay nada más bueno que el pescado con patatas hecho con agua de mar una cebolla y un tomate, lo bueno eran las patatas, el pescado era de los muy espinosos que dan mucho sabor a la patata. Pescábamos pulpos y nos los comíamos en la barca, había aprendido a matarlos mordiendo la cabeza y a prepararlos con agua hirviendo. Siestas con Marie France que por las tardes ya había vendido todo el pescado y conseguía hacerme olvidar mi triste vida sexual antes de haberla conocido… en fin, una muy buena vida.

¡Y barata! Al ritmo económico que iba podía haber vivido varios siglos con lo que tenía desperdigado por media docena de paraísos fiscales, pero es que además cada año cobraba mis dividendos de forma religiosa a través de mi hermano.

La vida era bella con noticias un par de veces al año que confirmaban que el giro que había dado a mi vida era un acierto hasta que llegaron los 70’ y la crisis del petróleo. Todo se ralentizo pero la vida tranquila seguía hasta que en el 73’ se nos fue la empresa familiar de las manos y nos arruinamos, yo no, mis ahorros, pero la familia sí. Pidieron ayuda y en vez de irme a la siesta con Marie France me fui a sentar al sol delante del mar, era bonito y con el sol traidor de invierno me entraba sueño, yo ya estaba cerca de los 80 años cualquiera que me viera sin conocerme pensaría que era un viejo pescador jubilado, la vida en el mar al aire libre deja su huella. A mí no me desagradaba.

El mar…

Me fui quedando dormido hasta que llegue al sueño eterno, tranquilo, placido, satisfecho con la vida que había llevado. Fui llorado por los que me querían, y cuando Marie France llamo a mi hermano Josep y decidieron repatriar mi cadáver a Barcelona diciendo que hasta entonces durante treinta años no había sido posible por trabas burocráticas también fui llorado por los que no me querían. También pleitearon durante años y por medio mundo con Marie France y su familia porque le dejé en testamento todo lo que tenía fuera de España, que no era poco.
Perdieron.

Sigo viendo el mar, estoy en un Panteón Etrusco (vaya nombrecito) en el Cementiri de Monjuïc, de cara al mar y bastante alto, zona noble para la eternidad.
Peor que estar muerto es estar muerto enterrado con mi mujer que por cómo viene cada año a traerme flores no tardará en venir definitivamente.
Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.
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Antiguo 26/12/2020, 00:10   #17
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LA SOSPECHA



Me arrepiento casi desde el principio. Este viaje tenía que haberlo hecho solo, lo malo es que siendo un viaje caro no sé si tendré otra oportunidad, por lo menos con una edad que aún esté para dar guerra.
Es evidente que los tres o cuatro días con sus noches que llevamos metidos en un rompehielos de bolsillo apto para unas veinte personas está haciendo mella en Birgit. Quizás fue un error contratarlo pero como yo tenía ganas de ir a la isla de Pascua y era demasiado caro decidimos cambiar la orientación del viaje y poner como objetivo la Laguna de San Rafael. Esto es al Sur, muy al Sur.

Desde Santiago un avión a Temuco, otro más cutre a Osorno donde he conseguido hacerme un esguince en la espalda montando a caballo, un autocar interminable cruzando volcanes hasta Puerto Montt, al lado de Puerto Varas patria del salmón chileno y de ahí con el rompehielos que nos lleva entre fiordos rumbo Sur días y días. En favor de Birgit tengo que decir que visto un fiordo, vistos todos, y las focas o leones marinos o lobos marinos o lo que sean son mucho menos entretenidos de lo que parecen a primera vista. Tienen poco repertorio. Además hace un frío que pela, no hay escalas porque solo hay árboles y el tamaño del barco no permite mucha actividad. Las cabinas son parcas, y eso siendo generosos. Hay un ojo de buey de un tamaño y a una altura del suelo que no permite ver el exterior, supongo que pensaron que para lo que hay que ver daba igual pero lo peor es que por las mañanas nos despertamos con carámbanos de hielo dentro de la habitación. No hay calefacción y nuestro propio calor corporal se condensa colgando del techo.

En fin, a la guerra como en la guerra pero lo realmente malo son las horas de las comidas, que son muchas. Como no tienen nada para entretenerte te sientan cinco veces al día en el comedor, tres para las comidas que son de esperar y dos para tomar té o café. También alguna pastita para hacer bulto aún que poco. Parece mentira como podemos los humanos perder el barniz de civilización delante de unas pastitas y pelearnos por la última con poco disimulo.

Cuando subimos al barco por una pasarela estrecha, cutre y muy marinera lo primero que hicieron una vez zarpamos fue asignarnos un lugar en el comedor que sería el nuestro hasta el final. Las mesas son de seis personas y la nuestra se compone de un matrimonio chileno que hacen un viaje de jubilación que les ha pagado la empresa que trabajaba él, conocida multinacional española, una señora mejicana de muy buen ver, su hija de unos diez años y nosotros dos.

Eso obligatorio cinco veces al día que vendrá a ser un mínimo de unas seis horas al día tirando por lo bajo más lo que te vas encontrando por el barco, que es mucho visto su pequeño tamaño. Obviamente hay una tendencia a confraternizar más con los que más conoces con lo que se convierte en un círculo vicioso. La señora mejicana además de guapa, rubia, delgada, bonitos ojos verdes, coqueta y pendiente de su imagen es simpática. Según Birgit excesivamente simpática en lo que a mí se refiere y juro que no he hecho nada para ello. En la fría intimidad de nuestro camarote ya hemos tenido un par de acaloradas discusiones entre carámbanos de sudor, que bien pensado es un poco repugnante.

Yo no sé qué decirle, cinco veces al día me veo sentado delante de esta preciosidad con su acento dulzón mejicano propio de una telenovela siendo muy sociable con todos y esto me incluye. Tampoco es culpa mía que el acento alemán de Birgit cuando habla castellano pierda por goleada en las comparaciones. Primero porque suena muy brusco y porque después de la segunda guerra mundial emigraron tantos nazis al cono Sur que los autóctonos ya lo asimilan con esta parte desagradable de la historia. Las broncas conmigo son en francés, inglés y los tacos en alemán. Solo entiendo algunos.

La mejicana guapa y atractiva a pesar de que va con su hija y de que ha explicado del derecho y del revés que tiene un marido en Ciudad de Méjico que es un alto ejecutivo de algo es evidente que en otras circunstancias probablemente estaría receptiva a otro tipo de juegos. En cualquier caso, dadas las circunstancias, es evidente que no es el caso ni hay ocasión medianamente realista de que lo haya. Es el tipo de señora que evitaría un escándalo al precio que fuera.

Uno de todas maneras no puede dejar de fantasear con el tema, la señora merece unas fantasías y mientras yo no las sueñe en voz alta no le veo el problema. El problema es que Birgit está en pie de guerra por algo que no ha pasado y tiene unos celos continuados con picos pronunciados en el comedor por cosas que no pasarán. Nos está arruinando el viaje. O las dos me lo están arruinando a mí. No puedo dejar de pensar como hubiera sido si yo estuviera solo.

Creo que al cuarto día, hay un momento que uno se pierde en el tiempo, llegamos a la Laguna de San Rafael que debe su nombre al glaciar de San Rafael que vomita toneladas y toneladas de hielo por minuto en el agua provocando pequeños tsunamis y una concentración de cubitos gigantes de hielo flotando por todas partes. Es muy bonito y espectacular la imagen y el sonido ensordecedor, pero es lo mismo que las focas a la media hora te das cuenta que siempre es igual.

La solución es vestirnos a todos como de Tintín en la luna, ponernos un chaleco salvavidas y con botes salvavidas sacarnos a navegar por la laguna a esquivar icebergs. Al principio hay grititos de emoción pero como todo lo que lleva grititos en esta vida antes o después tiende a ir a menos. Entonces sacan el arma secreta en forma de botella de whisky de calidad dudosa y unos vasos, eso sí, tallados. La gracia está en coger con un pequeño pico trozos de hielo de los icebergs flotantes y tomarse una copa con hielo, aseguran, de hace quince mil años. Visto que son las ocho de la mañana a unos les apetece más que a otros. A mi poco.

La señora simpática y sociable tiene la desgracia de brindar conmigo con alguna expresión de esas relamidas que usan las mejicanas pero a Birgit que está más atenta que un perdiguero le sienta a cuerno quemado y monta un pollo de primera división. Esto en un bote de cuatro o cinco metros de largo y en aguas gélidas crea una zozobra mental y física que falta poco para que naufraguemos. Nos llaman la atención pero Birgit vomita todo lo que ha tragado los últimos cuatro días y la mejicana le responde inteligentemente con unos lloros para demostrar la ofensa que resuenan por toda la laguna incluso por encima del ruido del glaciar desplomándose sobre el mar con tristeza y alegría a la vez. Emociones complejas las de los glaciares. Me quedo admirado que desde un cuerpo tan frágil en apariencia puedan generarse tales aullidos.

Cuando llegamos al barco nodriza cada una corre a meterse llorosas y supongo que cansadas de hacer el paripé en sus respectivos camarotes. Yo me voy al comedor vacío, me siento como un perro de Pávlov en el mismo sitio que me asignaron y le pido al camarero que está disponiendo las mesas para el desayuno un whisky. Me mira raro supongo que porque le rompo los esquemas del té o café y objeta que lo siente mucho pero que no tiene hielo. Estoy a punto de preguntarle si es burro pero me contengo, no así mi mirada porque va a por un vaso con hielo de quince mil años y me pone un whisky largo, muy largo. Se lo agradezco a modo de disculpa por mí mirada asesina de cinco minutos antes y me sumerjo en mis pensamientos y en mi whisky.

Nos quedan cuatro días para poder salir del barco y vamos a sentarnos cinco veces al día en esta mesa. Todos. Será cualquier cosa menos divertido. Definitivamente debería haber hecho este viaje solo. Está resultando como la vida en una pastilla.

Muchos años después en la soledad de mi hogar prestado, sopeso la posibilidad de buscar otra pareja para el último tercio de mi vida en el mejor de los casos. En algunos momentos uno piensa que le vendría bien, no necesariamente en los momentos que a priori uno podría imaginar, más bien te asaltan a traición las soledades. En otras ocasiones pienso que ya estoy bien así, que hago lo que me da la gana y no tengo un Pepito Grillo diciéndome a todas horas lo que está bien y lo que está mal.

A todo eso el tiempo pasa y uno tiende a desvanecerse. Serán cosas de la edad. Quizás uno no muere, se desvanece paulatinamente hasta que desaparece. Jugamos a un juego mortal con la existencia, ella embiste y nosotros esquivamos, y así, haciendo eses y cruzándonos sin tocarnos nos acostumbramos a la presencia del otro, y nos hacemos amigos. Algún día nos encontraremos.
Si ves alguna serie con risas enlatadas, lo más probable es que estés escuchando a gente muerta reír, pues las grabaciones realmente son viejas.

Última edición por Simon; 26/12/2020 a las 16:00.
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https://www.sexomercadobcn.com/asiaticas-arago-017-principal-2-695687457-a-t53327-p1905123.html#post1905123

He escogido esta expe precisamente porque no me acuerdo de la expe, no me acuerdo de la chica que por lo que se ve se llamaba Sisi o Chichi o algo parecido.

Tiene un sentido que el lector se lo puede encontrar o no pero para mi si lo tiene.

La pregunta es - ¿ por que asiaticas ? -. Más allá de mi proverbial tacañería atribuible a parte de mi genética muy ben expresada por Willy en El Mercader de Venecia es por una razón más personal aún no se si estupida o no. Será que alguno lo entienda, no espero hacer proselitismo, y los demás que tengan a bien leer este post piensen que estoy como un cencerro.

La respuesta a por que asiaticas es sencilla, son las que menos me gustan dentro de sus cabezas y la mayoría tampoco me entusiasman físicamente. Alguna si, para que lo vamos a negar pero en general me gustan más de otras partes del mundo, con otros referentes culturales, dos años en Shanghai dan para bastante, incluso su idioma no me enamora.

¿ Estonces ? Pues porque tiendo a ser excesivamente emocional y me iría pillando los dedos con una regularidad infinita dada mi imposibilidad de aprender. Seguramente soy burro pero es así. Eslavas, europeas occidentales, latinas, españolas, catalanas... soy más enamoradizo que Xasel y eso tiene más peligro ue el Lute cuando era joven.

¿ Solución drástica ? Buscar chicas que no tengan los elementos necesarios como para que no me ( con perdón ) encoñe excesivamente. Por eso he puesto la expe de la primera china que he visto en mi listado de expes, por cierto muy útil cuando lo miras con detenimiento al cabo de los años.
Esta expe es del 2016 creo, solo hace cuatro años y no estoy tan senil, si me importara lo más mínimo me acordaría.
Las hay de más antiguas porque como el Diablo estoy aquí desde el principio de los tiempos, y como el Diablo he tenido muchos nombres, creo que se me agotaba el crédito y por eso trato de ponerme las pilas pero tengo una vida personal complicada y alguna vez estallo y luego lo lamento de verdad, incluso antes de la creación ( del foro claro risa ) y recuerdo algunos foreros que no cambiaron su Nick como Pulpoman o Lextor sin ir más lejos.
Ellos seguro que no me recuerdan, también fueron jovenes, pero da igual, la cosa viene a cuento que podría poner expes de hace diez años y si la chica me gustaba seguro me acuerdo, la memoria es una de mis virtudes y defecto a la vez. Pero la memoria es selectiva y las cosas que no nos importan las borramos. Por eso las expes con asiaticas tienden a desaparecer de mi memoria.

Excepto claro esta alguna friki expe como cuando Sara de Mallorca 84 me vomitó en la polla o cuando Laia en Cosejo de ciento 126, luego mamasan Montse me colocó una lenteja que vivía en su cólon en la punta de la polla durante un griego o una tal Sally en una sacada demasiado brusca en un griego hizo efecto de desatascador de fregaderos y salio un furullo volondo como un Zepelin hasta la otra punta de la cama. Le dio un manotazo y lo tiro al suelo.
Este último gesto se me ha grabado.

Pero esto son friki expes, las normales follo y olvido que es la versión original de Julio iglesias que luego su manager dijo que mejor beber como si alcoholizarse fuera mejor que tener sexo.

Bueno, seguirá, pero esto empieza a parecerse a una confesión. Y eso que no soy católico.
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Última edición por Simon; 26/12/2020 a las 23:25.
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Excepto claro esta alguna friki expe como cuando Sara de Mallorca 84 me vomitó en la polla o cuando Laia en Cosejo de ciento 126, luego mamasan Montse me colocó una lenteja que vivía en su cólon en la punta de la polla durante un griego o una tal Sally en una sacada demasiado brusca en un griego hizo efecto de desatascador de fregaderos y salio un furullo volondo como un Zepelin hasta la otra punta de la cama. Le dio un manotazo y lo tiro al suelo.
Este último gesto se me ha grabado.
Recuerdo las 3 bochorno aunque situaba la de la hamburguesa con otra chica memondo
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Si, bueno, eso era parte de la zona payasa del post pero la intención general del post era explicar porque la mayoría de mis expes son con asiaticas.
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