Simon

TRAM

Sentado en un banco de la Diagonal justo delante de la Casa de les Punxes. ¿ Como podía ser ? Era evidente que el nuevo tranvía inaugurado la primavera pasada, ese que la chanza popular había tenido a bien bautizar TremPayaColau, le había atropellado. Le había pasado por encima con la habilidad de cortarle las piernas por un lado y la cabeza en plano americano por el otro.

El cuerpo de pecho a rodillas debía estar entre las vías. Lo recordaba perfectamente porque en el momento del corte ( sic ) lo último que recordaba era una súbita erección como no la había experimentado en su finiquitada vida.

Veamos, recapitulemos, no es posible. Estaba sentado viendo el espectáculo de los bomberos rescatando y recomponiendo su cuerpo y los sanitarios dándole chupitos d’aigua del Carme o algo parecido al tranviario que tenía un ataque de nervios.

Estuvo un rato entre entretenido y curioso, entre voyeur y controlándose a sí mismo si estaba todo o no. Y si estaba todo. La evidencia era que estaba muerto. En fin, no somos nada y como ya era hora de ir a casa enfiló Jardinets de Gracia arriba.

Cuando llego a casa evidenció su naturaleza etérea entrando sin abrir la puerta, le hizo tanta gracia que lo repitió unas cuantas veces para ver si se sentía algo especial. Y no. No se sentía nada.

Fue al baño siguiendo el pasillo más por costumbre que por necesidad pues podía cruzar todo el piso a través de las paredes. Quería ir al baño para verse en el espejo a ver si estaba muy perjudicado por el tranvía y vio rápidamente que tenía el, buen, aspecto de siempre.

También descubrió cuando trato de saludar a sus hijos que no le veían ni le escuchaban, lo mismo su mujer cuando entro por la puerta de la calle, esa puerta que él ya no necesitaba abrir. Claro que sus hijos y su mujer raramente le contestaban, en realidad no era tan distinto de un día cualquiera sino fuera porque estaba muerto y podía atravesar las paredes.

Decidido a sacar partido de su nueva situación se empleó en ver como se desnudaba la mujer y se sorprendió del bonito cuerpo que aún conservaba y aún mas del bonito conjunto de la Perla Gris, medias y liga incluidos que lucía. Él no veía nunca estas cosas. Su mujer se puso la bata encima y se fue a la cocina a preparar la cena. Como no le vio mayor interés se fue a dar un vistazo a sus hijos. La niña hablado cerdadas con el novio por teléfono y los otros dos jugando a la play y pajeandose respectivamente. Eso le sorprendió menos.

Se sentó a la mesa a ver como cenaban como si estuviera en el cine y presenció como llamaban por teléfono la autoridad competente para notificar que él estaba muerto, que no había sido culpa del TrenPayaColau que había culpa de él mismo por no mirar el semáforo y notificaron que si el tranvía había recibido algún desperfecto les pasarían la factura si no tenían ningún seguro.

Se hizo un silenció en el comedor pero sus hijos terminaron la cena y su viuda recogió los platos y los metió en el lavaplatos que aún estaban pagando en el Corty de la Diagonal. Vieron la serie de todos los martes en la tv y se fueron a la cama no sin antes preparar la ropa adecuada para el entierro.

Hacía ya unos días que lo habían enterrado y se aburría profundamente. Había cruzado todas las paredes y había espiado a todo el mundo incluidos los vecinos que tenían una curiosa costumbre de taparse los ojos alternativamente, atarse a la cama y darse con una fusta en las nalgas mientras aparentemente se retorcían de placer. Curioso.

Al día siguiente, era un coñazo porque él no dormía, decidió acompañar a su mujer al trabajo, era aquel edificio oficial al que solo se podía entrar con tarjeta magnética y pensó que en vida no había podido, pues ahora si. Cuando llegó su mujer entró muy decidida al Hall y salió igual de decidida por la puerta que daba a la calle trasera.

Él le preguntaba, pero ella no oía o lo hacía ver. Dos calles hasta la boca del metro, su mujer no cogía nunca el metro y tres paradas, dos calles más y una escalera, ascensor, timbre y la abrió una mujer de la misma edad más o menos.
Naturalmente le cerro la puerta en sus etéreas narices lo que lo obligo a colarse a través de la puerta. Cuando se orientó estaba en un rincón de un salón comedor grande con media docena de mujeres de mediana edad vestidas, por decir algo, con sendos négligée. Una de ellas era su esposa.

No entendía nada de nada. O no quería entender.

Llamaron a la puerta y se presentó un señor muy besucón que la que habría y cerraba puertas hizo pasar a una habitación. Fue a ver, y vio como todas y cada una de las mujeres entraban por turnos en la habitación y el caballero parecía conocerlas a todas. Aún que su mujer no se llamaba Fifi.

El caballero la escogió y, él que había hecho de caballero en vida tuvo que rendirse a la evidencia. Su mujer hacía de puta en vez de trabajar en una Consellería. Rápidamente intento pensar que no eran trabajos tan distintos la administración y la prostitución pero no pudo resistir el morbo y se coló a través de la pared, olía a moho, para entrar en el dormitorio a ver que pasaba.

Descubrió, cuando se le paso el ataque de cuernos, que su mujer/viuda tenía unas capacidades sexuales que él desconocía por completo, que hacía con naturalidad cosas que él no se había atrevido a pedirle en toda su vida. Vio a una mujer ardiente, sexy y deseable. ¿ por que no se lo había dicho nunca ? Era una pregunta estúpida.

¿ o no ?

Aquella mujer apenas la reconocía, hacía cosas con aquel hombre que no habían hecho nunca y alguna que él ni siquiera sabía que existía.
Desde su muerte por primera vez tuvo ganas de llorar y sobretodo, sobretodo, de estar vivo.

Simon

INVOLUCION

Para que nos vamos a engañar, la cumbre de su vida laboral y económica estaba lastrada por su afición al motocrós. Claro, la culpa era del motocrós. ¿A quién pretendía engañar?

El problema es que a toro pasado todo se ve con más claridad y también frustre. Cuando tenía quince años dejo el colegio porque suspendió segundo de primero algo, más que nada porque no iba a clase, y su padre que era un carguillo menor, pero carguillo, del Régimen por la Gracia de Dios y todo eso, decidió que le tenían manía a su hijo único y lo sacó del colegio porque le dio la gana.

A partir de ese día por las mañanas se iba a pegar saltos con su súper moto al circuito de Pedralbes que era muy pijo y que además podía lucirse con las chicas que iban a desayunar al Frankfurt de Pedralbes.
Pasaron los años, conoció pronto a la que sería su esposa, tuvieron hijos y todo eso cuesta dinero aún que papá le consiguiera un piso de esos que traía incorporado el aguilucho y las flechas encima del portal. Montañas nevadas y todo eso…

Se vio en la humillante tesitura de buscarse un trabajo en el que no tuviera que trabajar pero los que encontraba tampoco le pagaban y ya no tenía gracia. Encontró uno de comercial/viajante en que se desenvolvía bastante bien, ganaba dinerito pero al cabo de unos años quedó claro que estaba estancado, pero la cosa mejor o peor funcionaba.

La que no funcionaba era su señora esposa, después de tener los hijos se convirtió dependiendo del día en estrella de mar o en lo que los psiquis llaman hembras que buscan machos inseminador. Esto es que buscan alguien para tener hijos y luego, cuando han cumplido su función los desechan. Él que era un ganso pero fiel como un perro fiel aceptaba lo de te quiero perrito pero de comer te doy poquito aguantaba como podía y siempre resistió las tentaciones de la carne.

A base de resistir lo que consiguió fue que ella un día lo dejara y se fuera con un pinta con pasta y residencia en el Caribe. No le duró mucho pero eso es otra historia…

Él quedó destrozado, derruido y en resumen hecho una mierda. No salía del agujero y empezó a caer por la pendiente de la depresión y a buscar respuestas en el fondo de las botellas.
Al final llamó al que era su mejor y casi único amigo que a base de tenerse broncas y de hacerlo salir logró remontarlo y lo apuntó a un portal de esos para conocer señoras para fines serios. No. Fines serios no era follar. Otra cosa más espiritual y moñas.

Sorprendentemente a la tercera o a la cuarta encontró a la mujer de su vida, la anterior también lo había sido como muchos otros divorciados que manejan el concepto con una contradicción obvia sin pudor alguno.
Pero además, ella era joven, con un físico aceptable que mejoraba mucho su cuenta bancaria rebosante y una empresa de su propiedad que hacía rebosar todo lo que pueda rebosar. Él se puso las pilas, recordó todos los cursillos de comercial que había hecho y se supo vender bien.
A los cinco años vivían juntos y a los diez se habían casado.

Transmutó de gusano a mariposa con gran esfuerzo para aprender a comportarse en ambientes que no sabía ni que existían y se convirtió en un niño pijo ya pasados los cincuenta. Se compraron, es un decir porque siempre pagaba la misma, una segunda residencia, un Ferrari, un bonito barco de veinte metros por lo menos, etc… Fines de semana en el extranjero en hoteles de 5* obviously, restaurantes guay…

La felicidad en un paraíso terrenal, ¿no? Pues no.

Empezó a enfermar con una cierta regularidad, algunas veces nada en principio trágico, que si los dientes y encías, que ahora me sale un bulto, que la presión, el azúcar, colesterol, que si el corazón, un derrame arterial que de poco no lo cuenta, unas células que no se querían morir y lo llamaron cáncer que superó con gran sufrimiento, que si la presión intraocular…

Llego un día que su médico de cabecera le recomendó que visitara a un psicólogo y a un psiquiatra que estuvieran coordinados entre ellos porque lo que le estaba pasando no era normal. Él no creía en estas cosas y pensaba que eran unos sacacuartos pero acató la sugerencia imperativa de su médico y fue. Tuvo visitas con los dos, que por separado funcionaban distinto, el psicólogo le preguntaba muchas cosas, hablaban mucho, a él le parecía el más cabal.
Por el contrario el psiquiatra no le hablaba mucho, más bien se lo miraba con interés y esperaba que él no pudiera soportar el silencio y empezara a hablar de lo que le diera la gana. Eso duró meses y meses hasta que un día que él estaba especialmente cabreado le dijo al psiqui:

.- Pero a ver, ¿tú que quieres? Me haces venir y no me dices nada, ¿para qué te pago?

.- No, llevo meses esperando que me digas que te pasa, tú lo sabes mejor que yo pero hasta que no lo aceptes no hay nada que hacer.

Él se levantó cabreado como una mona y se fue dando un portazo que remacho con la perta de la calle por si no había quedado claro. Iba por la calle andando deprisa y hablando solo;

.- Pero que cara tiene el tío, quien se ha creído que es, a ver si le doy una hostia…

Pero cada vez andaba más despacio hasta que ahogado se tuvo que sentar en un banco de esos que han puesto para pacificar algo, nadie lo sabe.
Estuvo sentado en el banco un rato y terminó por levantarse a la media hora y, andando lentamente como si le pesara cada pierna una tonelada volvió a la consulta del psiquiatra que lo recibió como si nada hubiera pasado.

.- Siéntate Simón, no te quedes ahí.

Pero él, que no oía, se quedó en medio de la habitación mirando fijo y musitó con voz ronca:

.- Digo siempre sí.

Y a continuación se desmayó.

Recuperó la conciencia (por que la llamamos conciencia) y se encontró aún en la alfombra, buena, de la consulta. El médico le estaba tomando la tensión y le tenía preparado un vaso de agua fresquita con azúcar que le hizo tomar en cuando pudo. Lo ayudo a levantarse y lo hizo tenderse en el sofá que tenía en la habitación para que se recuperara tranquilamente y sin prisa alguna.

.- Doctor, ¿me voy a morir?

.- A ver Simón, depende.

Dijo el médico sin entonación alguna. Era de los que te dicen la verdad a la cara pero sin aspavientos.

.- ¡Depende de que!

.- Es fácil, tienes que aprender a decir no.

.- No, no es una tontería, tu vida no es tuya, estás en una situación en que no puedes, o no quieres, decidir nada ni sobre ti mismo.

.- ¿Cómo qué no?

.- ¿Cuándo fue la última vez que dijiste que no?

Silencio.

.- ¿Ves? Te has metido en una dinámica de vida que tienes que decir que si a todo lo que te proponen tanto si te gusta como si no, y esto se te está comiendo por dentro. Si la mente sufre el cuerpo sufre y casi todas las enfermedades que vas teniendo son producto de tu sufrimiento interior.

Pero todo eso tú ya lo sabías el primer día que viniste a verme, yo te lo podía decir, pero no hubiera servido para nada. Tenías que reconocértelo a ti mismo, no soy de dar consejos pero haré una excepción:

.- Tienes que hablar con tu mujer y que te deje participar de las decisiones y también tomar las tuyas.

.- Pero…pero, ¡si no lo entiende puedo perder todo lo que tengo! ¿No hay otra solución?

.- Si. Divórciate y recupera tu vida aún que seas más pobre. Sino, morirás.

Reddington

De lo mejor que se haya visto por aquí...

tonicoro

Que guapa la chica.
Tiene blog?

Simon

Si, en foroscars

Simon

LOS REYES VAGOS (CUENTO DE NAVIDAD)

Era la noche de Reyes, los capullos de mis cuñados se acababan de excusar por teléfono para la mañana siguiente. Todos los años se ponían un disfraz, uno se pintaba la cara y pasaban por casa a primera hora de la mañana para entregar los regalos a los niños, pero este año por lo que se veía no podían. Se iban a esquiar esta misma noche con sus novias y esposas.

Cada año cogíamos unas cuantas cajas de zapatos vacías para hacer bulto y las mezclábamos con las de los regalitos de verdad. Marcábamos las buenas con etiquetas de los nombres de cada niño, lo metíamos todo en un saco muy aparente de color rojo y montábamos el paripé.

A los niños les hacía mucha ilusión, les hacíamos creer que pillábamos a los Reyes Magos en el momento de dejar los regalos en la sala de estar. Parecía imposible pero de un año para el otro colaba la trola. Y si no colaba los niños hacían ver que colaba y todos contentos. Era cosa de echarle mucha salsa porque había partes del atrezzo que obviamente no podíamos solucionar.
Por ejemplo el tema de los camellos. Habíamos sopesado hacer pasar a un cuñado mío muy feo por un camello pero se había negado en rotundo alegando no sé que de su dignidad, incluso argumentar que los Reyes habían dejado los camellos en zona verde y se los había llevado la grúa por no ser residentes en el barrio pero pensamos que eso si que no colaría con los chavales. Al fin y al cabo los Reyes eran magos y podían sacarse un ticket de aparcamiento sin llevar dinero encima.

Este año parecía que las estrellas se habían alineado para que todo saliera mal, el tren eléctrico del niño no estaba en el modelo que quería, el que salía en la tv naturalmente, son unos cabrones, y la ametralladora que disparaba bolitas rojas que quería la niña, que es una niña igualitaria y empoderada, para cargarse Barbies solo disparaba bolitas amarillas lo cual era una tragedia porque se ve que no matan igual.

Para escapar de las broncas y lloros de mi mujer que me estaba diciendo aquello de; - ¡ya me decía mi madre que no me casara contigo que eres un fracasado! ¡Mal hombre, que eres un mal hombre! – me salí a la calle a fumarme un cigarro, en realidad no fumo, pero una madrugada es una madrugada.
En medio del frío polar y la humedad de mi querida Barcelona se me ocurrió una idea brillante, cogí el Audi Q7 que nos habíamos auto regalado el año pasado y me baje al Moll de la Fusta donde estaba seguro que encontraría unos cuantos Reyes.

Y efectivamente, había un montón de negros preparando sus mantas con las cuerdecitas para salir escapados si la policía iba a por ellos. Busqué a tres que más o menos dieran el físico y les ofrecí 50 euros a cada uno para que se disfrazaran de Reyes Magos, venir con mi coche hasta casa y hacer el numerito. Se negaron alegando que los tres eran negros y que no iba a colar, que los niños se darían cuenta y les subí a setenta y cinco euros pero entonces argumentaron que los tres eran buenos musulmanes y que no creían que estuviera bien que practicaran costumbres paganas. Subí a cien por barba y aceptaron.

Tuve la mala idea de recordarles que si eran tan buenos musulmanes se acordaran de dar el dos por ciento de sus ganancias como limosna a los pobres tal como había escrito el profeta Mohamed. El trabajo fue mío porque se cabrearon y se querían bajar del coche en marcha, y entre que los necesitaba, la hora que era y que tenía prisa subía a toda mecha con el Q7 por las Ramblas. Tuve que añadir incentivos, a mi no me traían nada pero me había levantado creativo, sería el madrugón.

Paré el coche con dos ruedas encima la acera y rezando para que no viniera un autobús cruce a la carrera al carril de bajada otra vez, llevándome las llaves del coche por si las moscas, claro. Los tres subsaharianos se quedaron mirándose entre ellos. Me fui a por las putas nigerianas que en cuanto les dije buenos días me pidieron veinticinco euros, y cuando dije que quería tres me insultaron y luego me pidieron el doble.
Les dije que les daría el doble si accedían a subir al coche con los tres negros y disfrazarse de pajes, cien euros para cada una con la condición que cuando hubieran terminado en mi casa les hicieran un servicio o lo que fuera a ellos.

Hablaron un idioma desconocido para mí y tras conferenciar termino por parecerles bien. Cruzamos las Ramblas a la carrera y subimos hasta mi casa en Sant Gervasi. El viaje fue de todo menos tranquilo, tuvieron tiempo de hablar, de meterse mano, de pelearse y de hacerse amigos otra vez.

En el parking donde dejo el coche les hice esperar y subí furtivamente a casa a buscar los disfraces y los sacos con las cajas. Mientras se cambiaban les explique la mecánica de las cajas con marcas para saber que caja era de quien y cuales eran de pega. Eran jóvenes y listos y lo pillaron todo a la primera. Una vez todos disfrazados subimos a casa y cuando ya estábamos en posición hicimos ruido para que los niños supieran que los Reyes habían llegado.
Efectivamente a los pocos segundos entraron en tromba a ver a los Reyes y, naturalmente, a buscar sus regalos. Mi mujer estaba detrás de los niños mirando fijamente a tres tíos negros con unas barbas blancas que les quedaban como el culo y a tres negras con los labios pintados y mucha sombra de ojos cargando con los sacos.
Los niños parecían no darse cuenta de que por lo menos en dos Reyes el color fallaba y que los pajes tenían debajo de la ropa unas tetas considerables. Mi mujer hacía cara de que mañana nos vamos a divorciar y te vas a enterar.
Bueno, mañana es mañana.

Terminada la función volvimos al parking, se cambiaron otra vez enseñándome las tetas y algo más mucho más allá de lo necesario, me vacilaban claramente, y se fueron de mi vida tal como habían llegado.

Subiendo a casa oí gritos y pensé en los regalos equivocados pero el que estaba equivocado era yo, los niños estaban entusiasmados con el tren que salía en el anuncio y la ametralladora que disparaba bolitas rojas para matar a las Barbies bien muertas.
Era imposible. Tanto mi mujer como yo sabíamos perfectamente lo que habíamos comprado, habíamos ido a no sé cuántas tiendas para encontrar los modelos correctos pero sin suerte.

.- Simón, ¡de donde los has sacado?

.- ¡No has sido tu?

.- ¡No!

.- ¡Pues ni puta idea!

.- ¡Simón habla bien delante de los niños y si puede ser cuando venga mi madre también!

.- ¡Hostia!

.- ¡Joder!

.- ¡Voy a buscarlos!

Cojo el coche y salgo disparado Balmes abajo suponiendo que me llevan mucha delantera si han pillado el metro.También pienso en las delanteras negras y que igual se han entretenido un poco entre una cosa y la otra.

Doy vueltas por el Moll de la Fusta y las Ramblas zona de nigerianas un montón de veces pero sin suerte. La verdad es que no me los he mirado mucho y ahora todos me parecen iguales. Aparco, mal, el coche y pregunto a compañeros suyos tratando de encontrarlos pero nadie sabe nada. Nadie parece conocerlos. En cuanto a las chicas de las Ramblas cada vez que intento preguntar algo me sueltan – veinticinco euros – así que lo dejo.

Puedo llegar a conclusiones pero son tan descabelladas que creo que con el frío que hace me cogerá fiebre.

La idea general es que los Reyes Magos se han visto obligados por las circunstancias a emigrar a Europa y no les ha quedado más remedio que dedicarse a vender artículos chinos falsificados durante el resto del año para poder sobrevivir sin papeles y aún que sean milagrosos sin papeles no tienen acceso a un trabajo digno ni dignamente remunerado, ni a vivienda de alquiler ni a prácticamente nada. En cuanto a los pajes se han visto obligados a transmutar en chicas y dedicarse a la prostitución para poder sobrevivir.

Los camellos, bueno, había tantos en la zona que después de elevar quejas al ayuntamiento a través de la asociación de vecinos, sin respuesta coherente habían terminado por morir de inanición.

Pero esto es imposible, ¿o no?

Simon

TRABAJAR ES DE POBRES

Estaba en la cuarentena, arrastrando una infancia difícil y conviviendo con algunas adicciones.

Había hecho un poco de todo para sobrevivir, incluso algún trabajo “normal” pero la cosa no había funcionado. Entre algunas enfermedades difusas que recordaban a El enfermo imaginario de Molière, pero que no por eso la incapacitaban menos, y alguna adicción mucho más real que incapacita a cualquiera a medio plazo.

Sobrevivía con una paga de incapacidad de esas de vergüenza ajena por los importes escuchimizados.

Una habitación en un piso compartido con gente racializada poco consecuente con sus ideas políticas y sociales en un barrio periférico que es la manera fina y políticamente correcta de definir a algunos barrios que otros menos finos llaman territorio comanche. Una camita, una tele pequeñita…era todo tan pequeñito que usaba bolsitas de esas para las cacas de pero como bolsas de basura.

Lo cierto es que desayunaba/comía fuera tanto como podía para intentar llegar a fin de mes a base de dejar a deber, pero normalmente sobre el día veinte tenía que tirar la toalla y buscar algún ingreso temporal a cambio de favores de esos y de los otros.

Había llegado a un límite que en ningún bar le fiaban más, tenía cuenta en todos, y en el Cash Converters ya no le refinanciaban ni una caja de cerillas. Los amigos habían ido desapareciendo como el Gato de Cheshire artos de ser sableados con dinero que si bien no eran grandes cantidades solo tenían billete de ida, o simplemente la habían mandado a tomar viento. Ella siempre opinaba que eran unos desgraciados y unos desagradecidos. No se sabía muy bien por y de qué pero daba igual. ¡Desgraciados!

Pero se mantuvo firme en sus convicciones; cualquier cosa menos trabajar. Era una obsesión que le ocupaba más tiempo y esfuerzo que si hubiera trabajado. Incluso pasó una larga temporada durmiendo en la calle, cajeros, antes que ponerse a trabajar. Además le hubieran quitado la pensión no contributiva.

Llego un momento que difícilmente podía bajar más, la echaron de la habitación por impago, los amigos se desvanecieron y algún cliente de “eso” que aún conservaba le fue dando largas hasta la evidencia de que pasaba de ella fue definitivo cuando le dijo que se iba a vivir a Laponia.

Se hizo follower de Santi Abascal, neofranquista, neonazi…seguía toda la actividad de sus ídolos por el YouTube del teléfono y eso le daba fuerzas para mantenerse firme. Si ellos podían ella también.

Un día emulando a Scarlett O’Hara gritó:

.- ¡A Dios pongo por testigo que nunca más volveré a trabajar!

Y se sentó en el bordillo de la acera y, sin querer, supuestamente, se levantó cuando pasaba el H8

Simon

SOLE AUX MOULES

Es un empresario de éxito propietario de una no muy grande pero altísimamente rentable empresa farmacéutica de complementos dietéticos que a él siempre le han parecido de dudosa eficacia. Como todas las empresas muy rentables y con una creciente facturación en otros países ha terminado por abrir una sicav en Luxemburgo protegida por una serie de seis sociedades pantalla.
Algo hay que hacer con los ingresos en B.

Lo de la sicav es perfectamente legal, lo de las sociedades pantalla, tiene seis niveles de acceso, no. Se puede tener una sicav en España también pero Luxemburgo es un país de baja fiscalidad, que es el eufemismo para decir que se están evadiendo impuestos legalmente. Lo gracioso es que le dio la idea el propio ministro de hacienda del gobierno del PP diciendo por tv que él tiene una, también en Luxemburgo con socios y familiares. ¡Arriba España!

Su mujer no lo sabe y, con el tiempo, ha amasado una pequeña fortuna que requiere ciertos cuidados regularmente, además la sicav se ha revelado como altamente rentable en sus inversiones de capital variable. La capacidad de poder acceder a determinados mercados de manera comunitaria aumenta los beneficios y reduce el riesgo.
Es como el huevo de Colón.

Naturalmente para poder atender el tema sus viajes por Europa han crecido en frecuencia, y en indefinición también hasta el punto de que con su mujer se hablan solo por el móvil. Ahora nunca le dice en que hotel está. Es estupendo porque puede decir que está en Alemania y estar en Luxemburgo. En el móvil da lo mismo.
Hotel de cinco estrellas con restaurante con estrellas Michelin.

Ha cenado unos filetes de lenguado con mejillones en salsa normanda que ha considerado muy sanos pero como no se ha podido resistir al plateau de fromage y al plateau des desserts, todo ello acompañado de los caldos adecuados la cena ha terminado por ser bastante pesada.

Ya de vuelta a la habitación, junior suite, para variar termina saqueando un poco el mini bar y poniendo el canal porno, que también para variar, le entona. De ahí al portátil en la partición de disco duro que ni su secretaria tiene acceso es todo uno. Con el tiempo se ha hecho una pequeña agenda de chicas de alto standing para sus visitas.
Ya tiene la escogida, tiene diecinueve años, o eso dice, y es rubia, delgada, con unos pechos, un culo y un nivel sexual que justifican a su modo de ver el precio poco razonable. En absoluto es barata.

Después de una pequeña conversación por teléfono cuelga y espera como un niño el día de Navidad que le llegue el regalo. A los veinte minutos llaman a la puerta y es ella en todo su esplendor juvenil. Le encanta el aspecto virginal combinado con el nivel de guarrerías que sabe desplegará las próximas dos o tres horas.
Besos, abrazos, arrumacos, la ropa que desaparece y él propone que se duchen juntos, ella dirá que si a casi cualquier cosa porque sabe que a este memo lo tiene pillado para años si lo sabe manejar.

Cuando están en la zona de aguas ella propone como si fuera la ilusión de su vida que tomen un baño en el jacuzzi aún que haya que esperar a llenarlo. Juegan con el agua, el jabón y todas las tonterías que se pueden echar al agua pero a pesar de todo el jacuzzi se revela grande y piden una botella de champagne Mumm cordon bleu para hacer tiempo. A él no le apetece mucho después de la cena que se ha metido pero por la niña lo que sea.

Por fin el jacuzzi está lleno, se meten los dos en un agua que a él le parece muy caliente pero ante los grititos alegres de ella disimula y bebe más champagne que se han llevado muy cinematográficamente al baño. Juegan, se ríen, se la mama, él le mete mano por donde puede, ella se deja y cuando lo tiene con el periscopio en posición se sube encima para el primer asalto. Sabe de otras veces que si se lo trajina bien no habrá un segundo y terminarán la velada hablando, traducido; que en media hora lo tendrá dormido.

La chica está buena y conoce el oficio, tiene treinta años menos que él y seguramente ha cenado más ligero. Le da duro, se lo folla como si no hubiera un mañana y los dos chapotean y gritan de un supuesto placer. Para él no habrá un mañana. Se siente mareado, le falta el aire y se le funden los plomos. Baja el telón.

No se puede mover pero oye voces y lloros, como no han tenido la decencia de cerrarle los ojos o de taparlo completamente ya puestos puede ver su inmovilidad en el jacuzzi que sigue haciendo burbujitas y su polla, flácida, flota hacia la superficie como un submarinista que tiene su hijo en un acuario que le regalaron por Navidad.

La polla sube y baja con las burbujas y tiene un cierto movimiento ondulante nada sexy. Los brazos han quedado más o menos abiertos y medio sumergidos, con las burbujas se mueven lentamente arriba y abajo pareciendo un albatros herido al que le ha crecido musgo en los sobacos, que ha volado demasiado alto e intenta estabilizar el vuelo en una escena en bucle. El conjunto es ridículo lejos de Juan Salvador Gaviota.

A través de la puerta del baño ve a la chica, vestida, que ha tenido el buen criterio de llamar a recepción que ha llamado a su vez a la policía y los sanitarios. Están más o menos todos en la habitación y de vez en cuando alguno entra en el baño y le da un vistazo aséptico, uno o dos además le dan un vistazo rápido a su polla y sonríen.
Él no le ve la gracia.

La chica le está explicando lo ocurrido a un severo inspector de policía que asiente, le comprueba la filiación, habla con el director del hotel sobre lenguados y mejillones y llegan a la conclusión que ha sido lo que ha sido. Desaprueban con la cabeza sin convicción. Falsos, se ve a la legua que lo primero que harán al salir es comentar que hay maneras peores de espicharla.
Y se reirán del chiste.

Dejan que la chica se vaya y en la puerta del pasillo se cruza con unos hombres que llevan un carrito como el de los postres o los quesos pero con una caja de zinc.
Nunca más comerá sole aux moules con salsa normanda.

Baja_157799

Esto…





Porfi!

Violeta C

Te has ido de vacaciones????

Simon

Estoy sin ordenador

Baja_157799

Desempolva la Olivetti!

Simon

Calla, calla,...que conocía al gran jefe de hispano olivetti en Bcn (rip) y lo echaron porque se pasaba el día en el Sandor (RIP again).
Luego chaparon, claro.

¿Alguien se acuerda del Sandor y su limpiabotas?

Medio Siglo

Simon

Gracias guapo!

Violeta C

Feliz Navidad compañero

Aramis 43

Hasta había ligado Ella un poco burguesa, pero era maja.

Lo nuestro duró
Lo que duran dos peces de hielo
En un wiskhy on the rocks.
(Sabina dixit)

Simon

¿ Desayuno de Ostras con Champagne ? ¿ Martini de aperitivo ?

Baja_19632

Buenos tiempos Simón, me acuerdo del Sandor i del limpiabotas, y me acuerdo de ver en la terraza al presentador Constantino Romero ya fallecido que era cliente asiduo, por cierto un caballero, siempre dispuesto a firmar autógrafos y fotos a los chavales que se acercaban a saludarle.

Aprovecho para desearte unas felices fiestas a ti y a todos los compañeros-as que se pasan por el hilo, mención especial al company Romita, un fuerte abrazo para todos

Simon