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El melón de Simon
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Antiguo 21/03/2021, 22:15   #121
Simon
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INMERSIÓN DE UN SOLIDO EN UN LIQUIDO (ll)


Sábado por la mañana. He desayunado ligero, pasado la mañana supervisando la casa desde la nevera de la barra muy americana que hay en el segundo salón saliendo a la terraza que enlaza con unas escaleras con el jardín hasta las partes de la casa más íntimas que tienen que estar inmaculadas. Idalmis está un poco mosca por el trabajo extra y yo secretamente espero que esté un poco mosca por no ser la prota de la película. A ver si así se decide y da el paso que llevo años esperando. Lo hemos hablado mil veces pero no se decide y me tiene en candela para expresarlo en cubano.

Además le he encargado que prepare un pastel que es la cumbre de su carrera como cocinera/chica para todo menos páralo que a mi me gustaría. Es lo que llaman una Isla Flotante. En realidad por ejemplo en Francia es muy popular pero en Cuba es el “rien va plus”. Consiste en una isla hecha a con una base de clara montada, un poco al estilo merengue, que en Cuba flota en un cuenco tamaño industrial lleno de ron. La receta original va con crema inglesa pero hay que tener en cuenta la carestía de ingredientes.

•1 litro de leche entera

1 vaina de vainilla cortada a lo largo

8 huevos

2 tazas de azúcar

1/4 de taza de ron

1 cucharadita de extracto de vainilla

1/2 taza de almendra en rebanadas

Parece una tontería pero con lo que se dispone y una cocina de los años 50’ tiene su miga y su tiempo.

Rodolfo tiene trabajo adecentando la piscina y cortando el césped del jardín. También le he pedido que meta donde sea a los tres Dálmatas que tenemos porque sobretodo la perra se gasta muy mala leche con los conocidos y tiende al asesinato con los desconocidos. Por eso los tenemos, porque teniendo prohibido tener barco como casi todo el mundo en la isla si tenemos embarcadero que los norteamericanos que construyeron la casa si debían tener barco. Por ahí es el punto vulnerable de la casa y ya han tratado de entrar un par de veces. Me tengo una bronca con Rodolfo porque no entiendo la necesidad de bañarse varias veces en la piscina para limpiarla y hacer el ITV a las luces submarinas de colores que de noche visten mucho y dan un cierto nivel. Desde mi punto de vista friki pero…

Después de comer siesta, ducha y a la hora establecida, en habanero una hora más tarde, e dirijo a casa de Johanna. Dejo el Mitsu en la misma calle polvorienta y ya oscura de cinco días atrás y en cuanto bajo del carrito se me acerca el prieto de los dos dólares de la otra vez. Hago ademán de soltarle el dinero para guarda y custodia del carrito pero si no eres del barrio o/y no estás con alguien del barrio, además eres un gringo con pinta de gringo y chapa de técnico extranjero la tarifa son cinco. Intento objetar algo pero un gruñido me hace soltar las cinco cañas y directo a aporrear la puerta para que me abran y sobretodo para perder de vista al negro y la calle mugrienta en general.

Oigo pasos rápidos al otro lado y Johanna con un vestido rojo pasión, sin mangas, un cuerpo que marca todo lo que tiene que marcar y una falda de mucho vuelo está de muerte. Lleva unos zapatos de tacón de aguja que no entiendo cómo ha podido bajar las escaleras sin barandilla corriendo sin empalarse a si misma.
Me da un beso explosivo consiguiendo que a partir de ese momento estemos maquillados los dos. Desgraciadamente para mí una persona negra necesita un tipo de maquillaje distinto de una blanca y el pintalabios no me queda bien.
Hacemos el recorrido por el pasillo de suelo invisible y desigual, pasamos por delante de la abuela goyesca que está en el mismo sitio vestida igual, con la misma expresión y mirada vacía, pienso si estará viva, nos zafamos de la agresión del cerdo cerbero que se lleva un taconazo en la mandíbula inferior, yo juraría que había más gallinas, y nos ponemos a salvo escaleras arriba mientras nos persigue un oink oink de las profundidades del patio.

En el interior hay bastante gente bebiendo latas de cerveza y alguna botella de ron, yo he traído un par de botellas de ron blanco que es el que más les gusta, no porque sea más barato, sino porque es el que tiene menos azúcar y puedes beber más antes de morir.

Hay música cubana a todo trapo, no puede ser de otra manera y desaparecen los cuatro muebles para convertir el suelo con vistas al piso inferior en una pista de baile. Con los años he aprendido a bailar dignamente Son Cubano ( Salsa es lo que se le pone a la comida, dicen ) pero no soy tan estúpido de intentar competir con una jauría de negros que si alguna cosa saben hacer es bailar.
Johanna es la reina de la fiesta, por físico, por vestido, por estatus y porque se ha traído al gringo. El gringo entre ron y ron, y jiji jaja hace esfuerzos por no olvidar que es la presa. Conozco el proceso y normalmente empieza por una maniobra envolvente en la que participa familia y vecinos.

Ellos van por el manual pero están un poco desconcertados porque es evidente que no puedes meter los mismos goles a un yuma que lleva ocho días en la isla que a un gringo que lleva cinco años. No saben muy bien por dónde agarrarme. Yo mientras intento seguir a Johanna bailando y tengo bastante claro por donde la cogería.
Les he traido un par de CD’s de la Orquesta Platería y les gusta un montón, en particular el Pedro Navaja. Objetan que no se puede comparar con Ruben Blades y que hacemos la misma música pero más parecida a como la hacen en Puerto Rico que no en Cuba.
Nunca he estado en Puerto Rico.

Los dejo con aquello de que a quien hierro mata a hierro termina! Ay Dios! Y nos escapamos con Johanna a cenar al Nacional. Me cuesta cuatro sobornos distintos llegar con una negra al comedor principal y una vez sentados una mirada asesina al maître para que no objete nada. A veces no me doy cuenta pero mi piel a lo largo de los años en el caribe ha ido oscureciéndose hasta el punto que podría pasar por trigueño.
En resumen, cubano.

Johanna pide a lo bestia un cocktail de crevettes con lechuga y salsa cocktail a base de mayonesa, kétchup y mostaza, y un filete con guarnición que me consta que son excelentes y están de muerte. No es raro, vienen cada día en avión desde Canada que hay vuelo regular diario. En el Nacional siguen la antigua costumbre de tener una carta sin precios para las señoras y una carta con precios para los señores.
Los filetes van a doscientos y pico dólares cada uno y las gambas como hablan francés a unos ochenta dólares. Visto que me acaban de apuñalar, La Maison..., la encontraste en La Maison..., ¡acuérdate!, me pido la carta de vinos y escojo un Riesling alemán para las crevettes y no me puedo resistir a un Campo Viejo del 70’ para los filetes que son como de medio kilo y tres centímetros de altura.

He visto lo que vale todo y se va a más de mil dólares. Eso sin contar a Idalmis y su Isla Flotante. Le he dicho a Johanna que en casa tiene el postre. Se ha echado a reír y le he dicho que tiene dos.

La cena transcurre con alegría y buena sintonía mutua, eso que algunos llaman feeling, pero que en la Cuba revolucionaria no se puede decir en inglés. Ella come con todo el protocolo que les enseñan en La Maison, otra cosa no tendrán, pero lo que es tiempo el que quieras.
Hay que tener en cuenta que las “educan” para trabajar de acompañantes cuando la ocasión o la política lo requiere. Las gambas están buenísimas y no se´ dé dónde las sacan porque estas gambas aquí no las hay. El filete es de lo mejorcito que he probado, como si viniera directamente de Canadá o de Argentina.
Los vinos buenísimos, y eso que le he dicho al sommelier que si el Campo Viejo me parecía picado se lo podía llevar por donde había venido. Me daba miedo el movimiento de los aviones, la temperatura y los cambios de presión de las bodegas del avión.

Solo hemos tenido un momento Johanna cuando me ha dicho que tenía que ir al baño y que aprovecharía para llamar a su casa al pasar por recepción. Cuando se ha levantado con sus tacones de aguja, creo que de 11cm, su vestido rojo y su bolso a conjunto con los zapatos prácticamente se ha hecho un silencio y docenas de cabezas se han girado mientras ella los ignoraba. Claramente es distinta del resto, por eso la han escogido entre muchas candidatas para el sitio donde trabaja, no solo porque esté buena y aprenda a desfilar, sino también porque tiene ángel. Negro, pero lo tiene.

Me quedo solo y soy pasto de las miradas de los millonetis que se hospedan en el hotel, las miradas más suaves interrogativas sobre que hace el trigueño supuestamente cubano con un bicho de tal calibre. La respuesta más obvia es que debo ser alguien importante en el PCC o en la cúpula gubernamental.
Afortunadamente Johanna vuelve pronto y al poco rato me pregunta;

.- Nos vamos?

.- No quieres café ni nada? Si quieres nos sentamos fuera y nos tomamos algo.

.- Nooo, vamos a casa! Que me dijiste que hay postre!

A pesar del filete trempo otra vez igual que cinco días antes.

.- Bueno, pues vamos! Maître! La cuenta por favor…cuando me la trae saco la American Express, ( prohibida en Cuba ) y digo – Ay, no perdón – con una sonrisa estúpida, y le doy una Visa. Me encanta, siempre lo hago.

Una vez instalados en el carrito y pagado el medio chavito de rigor al parqueador nos vamos a casa. Llegaría hasta borracho, lo sé porque alguna vez he llegado borracho. Solo hay que bajar a Malecón, túnel de 5ª girar por 10 a la derecha y en 3ª otra vez a la derecha para llegar a la puntilla.

Algo pasa. Hay coches delante de casa y pienso que serán los de la embajada de Burkina Fasso que los tengo de vecinos que han organizado algún evento. Pero no. A medida que nos acercamos veo a Rodolfo en medio de la calle que me espera pegando saltos y con los ojos fuera de las órbitas, eso último es relativamente normal cuando bebe. Lo otro no. Me habla en cubano cerrado a dos mil por hora y entiendo solo la mitad pero la mitad que entiendo me pone los pelos de punta.

Entro en el jardín delantero, entro en la casa y parecen los carnavales de La Habana. Todos los que estaban en Centro Habana en casa de Johanna y algunos más han seguido bebiendo y cuando los ha llamado Johanna para que vinieran a tomar la última copa se lo han tomado al pie de la letra.
Están intentando beber hasta la última copa. Tirados por dentro de la casa, tirados por el jardín, dentro y fuera de la piscina, se han soplado toda mi reserva de cerveza, la nevera exterior está desvalijada. Han entrado en la cocina e inevitablemente han dado con la reserva de ron, se han comido la isla flotante de Idalmis y se han bebido el ron en que flotaba.
Mi reserva de puros, yo no fumo pero alguna visita si, ha desaparecido, algunos se los han fumado o están en ello y además veo que se los llevan en los bolsillos.

Johanna es consciente del desastre y trata de calmarme pero intento echarlos a todos. No es fácil, por lo menos son unos treinta, de manera injusta le echo la bronca a Rodolfo por haberlos dejado entrar y argumento que si entra cualquiera no necesito un custodio para nada. Solo haberlo dicho ya me sabe mal y le digo a Rodolfo que me perdone y que suelte a los perros. Johanna da saltos a mi alrededor intentando minimizar los daños y a la vez tratando de averiguar que maquino contra su familia y vecinos.
Cuando los tres Dálmatas entran en el jardín a la carrera ladrando y soltando bocados a todo lo que se menea lo averigua, y cuando ve a Rodolfo con una vara azuzándolos y gritando como un loco se da por vencida.

Mano de Santo. En cinco minutos los perros han hecho limpieza y toda la basura ha salido corriendo de casa. Los perros los persiguen por la calle y Rodolfo persigue a los perros. Johanna, que se ha quitado los zapatos para correr mejor me persigue a mi y llora a la vez.
Pero son lágrimas de cocodrilo, es ella que lo ha organizado.

La agarro de la mano y me la llevo otra vez al jardín ahora desierto y desvencijado, la pongo contra un árbol y ella erróneamente lo interpreta como un gesto de reconciliación, me besa, pero yo le levanto el telón, descubro que no lleva bragas, le doy la vuelta y antes de un gemido oigo como me dice:

.- Yo no lo he hecho nunca por el cuuuuaaaarrrrrrgggg!

Última edición por Simon; 23/03/2021 a las 11:36.
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Antiguo 24/03/2021, 15:31   #122
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INMERSIÓN DE UN SOLIDO EN UN LÍQUIDO


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En una noche de sábado en La Habana si no eres un turista y estás solo en casa las posibilidades son limitadas. Puedo bañarme en la piscina, pero ya es de noche y por mucho que encienda las luces de colorines estilo Las Vegas años cincuenta y añada un par de cervezas a las incontables que han ido cayendo durante la tarde, solo es muy aburrido. El gran enemigo de esta ciudad más allá de un mes o dos es el aburrimiento.
Descartado.

Puedo ver en tv un partido de pelota, es como se llama al baseball en la jerga revolucionaria que ve con malos ojos cualquier anglicismo, pero tengo el inconveniente de que a pesar de los años y del esfuerzo nunca he entendido las reglas. No entiendo que pasa y por que, y eso que me han llevado a ver el partido de los partidos de máxima rivalidad entre Pinar del Rio y La Habana, supuestamente los dos mejores equipos del mundo. Como es obvio el vecino gigante e imperialista no está de acuerdo.

Otra posibilidad es hacer feliz a Rodolfo, ir al otro lado de la casa donde está él vigilando la calle, supuestamente también, y traérmelo al jardín con barra libre en la reserva de ron. Vendría como un corderito abducido y nos darían las tres de la mañana viendo cada vez mas borrosa la desembocadura del río Almendrales mientras se oye la música del Restaurante Club 1830. Es un buen plan pero Rodolfo a partir de la segunda botella de ron divaga sobre mundos oníricos donde es difícil seguirlo, además no se le puede dar la espalda porque llegados a este punto se empuja cualquier cosa que esté a cuatro patas. Incluido a mi si me despistara. Eso no pasará.

Creo que diré a Rodo que me limpie un poco el coche, mientras me doy una ducha, me disfrazo de turista, trato de quitarme temporalmente el acento Habanero que inevitablemente se me ha pegado con los años y me iré a eso; hacer el turista a La Maison que hace igual dos años que no voy y total está medio km de casa. En coche un poco más porque hay que dar la vuelta por 10 y subir hasta 16 con 7ª. Y eso hago.

Al llegar a la Maison me asaltan los parqueadores ( paqueadores en cubano ) con sus chalecos rojos con propaganda de Havana Club pá asistime a paqueá el carrito.

.- Hombre compañero Simon! Como etá uté?

Mielda ( mierda en cubano ) me conoce porque es un paqueadol que normalmente está delante del Meliá Cohiba y voy todos los jueves para hacer sociedad con los de la Embajada Española que se reúnen para jugar al mus. Yo no sé pero nunca se sabe que puedes necesitar.

.- Pues mira nada compañero, he pensado en venir a ver si hay algún desfile interesante de la internacionalmente conocida alta costura cubana y a tomar una copa.

.- No nací debajo una mata de tabaco Sr Simon! Usted vino a ver a las muchachas…

.- Bueno, también!

Le guiño un ojo, se ríe y puedo dar por terminada la introducción. Aquí las cosas van más despacio, hay tiempo para hablar, ser persona.

Subo una escalerita simbólica en la entrada, ignoro los ganchos para que los turistas se dejen el dinero que les hará falta luego si van a lo que van y tomo posiciones en una mesa en primera fila. Al final se trata de ver bien el género. La Maison hace un espectáculo que consiste en que arropadas por algún tipo de música en directo unas ropas pasean a unas chicas que por su físico han tenido que escoger entre el Tropicana o la pasarela.

La pasarela que está a nivel del suelo y que en realidad es un camino de un jardín viene del jardín trasero, el La Habana se hacen bastantes juegos de palabras sobre lo bonitos que son los jardines traseros que se pueden ver en La Maison, de la casa así que las modelos surgen de la oscuridad y aparecen bajo los focos exactamente igual que se hacía en los años cincuenta. Anclado en el tiempo y con el mismo fin. Es muy bonito. El sitio, no el fin.

Me pido una cerveza asegurándome que me la abren delante y no es agua de la bahía, y espero viendo con una cierta diversión como los verdaderos turistas están expectantes por lo que alguien les contó que alguien les había contado.

Por fin a eso de las diez los músicos, un saxo y un piano, hacen gárgaras con los instrumentos y se encienden las luces. Música. Empieza un desfile de bellezas excelentemente dotadas por la naturaleza y no tanto para el “modelaje” y cada una de las quince o veinte chicas repetirá paseíllo con cuatro o cinco vestidos distintos. Los guiris alucinan y yo voy a lo mío. Por un momento he tenido algo parecido a un remordimiento pero nada que un trago de cerveza y un pequeño esfuerzo mental no pueda apartar con relativa facilidad.

La verdad es que me gustan todas pero desgraciadamente no puede ser. En el jardín y en la piscina me cabrían todas pero la nota de gastos que debería pasar a final de mes a fábrica tendría que engordar hasta el punto que me echarían a la calle. No se…a lo mejor valdría la pena. Solo se vive una vez. Hay que decidirse.
Sin haberlo hecho me meto una mano en el bolsillo que sé que hay un billete de 20$ y hago un gesto al camarero más cercano que se acerca y no me pregunta si quiero otra cerveza. Está más pendiente de mi mano en el bolsillo.

.- Buenas noches!

.- Señol…

.- Me gustaría poder invitar a aquella chica del vestido blanco. La prieta. Me podría usted ayudar?

Y le alargo el billete de 20$ con la discreción que da la naturalidad. Estoy seguro que en algunas otras mesas se está desarrollando la misma escena, pero no puedo mirar y perder a mi camarero de vista.

.- Buenas noches señor! Quería usted verme?

.- Yo y todos. Te puedo invitar a una copa?

.- Si claro, pero primero tengo que cambiarme que aún llevo un vestido del desfile. Me espera?

.- Naturalmente! Me llamo Simon, y tu como te llamas?

.- Me llamo Johanna. Vengo en diez minutos.

Me levanto con ella para que vea que no soy un patán y me quedo de pie admirando. Veo como se aleja dirección jardín trasero y admiro el suyo.
Es alta, cerca del metro ochenta, guapa, delgada que si no las echan y con el bonito vestido, tacones y un buen peinado está de muerte. Es estrecha de cadera como me gustan a mi y como todas las negras con cuerpazo un culo estrecho pero salidillo como para empezar a cantar viva el rey.

Estoy entusiasmado pero para mi seguridad financiera aprovecho los diez minutos para recordar las reglas, que no tienen que ver con las chicas que puedes encontrar en otros sitios. En La Maison y Tropicana funciona diferente. En la discoteca del Cohiba si quieres probar con alguna que esté en el escenario también es diferente pero es un entremedio.

Sé que Johanna no me pedirá dinero, ni yo tengo que ofrecérselo, aquí te mueves en el mercado de las especies, y no de la pimienta precisamente. Estas chicas no son para una noche, se dejan buscar por el turista que les pueda pagar todo lo que les apetezca durante todo el tiempo que el turista esté en la isla. Por lo menos este es el plan maestro. Luego van sobre la marcha. Hay que tener cuidado porque es meterse en primera división en todos los sentidos incluido el económico.
También son emocionalmente peligrosas pero eso al turista de un par de semanas no da tiempo a descubrirlo.

Vuelve haciéndose esperar un poco, es lo suyo, con otro vestido y otros zapatos tanto o más caros que lo que llevaba antes. Me da dos besos y cruzamos el mar de mesas sintiendo admiración y odio. Admiración a ella y evidentemente odio a mi persona. Mezclada con la gente normal uno se da cuenta de que no lo es. Es guapísima la mires por donde la mires, le brillan los ojos de manera especial, tiene unos dientes perfectos que resaltan por razones obvias. Por un lado pienso que si tuviera los ojos verdes pensaría que voy con una pantera y por otro si voy a poder con tanto bicho en todos los sentidos.

.- Buenas noches compañero! - El parqueador.

.- Te conoce? – Johanna

.-… - yo. – Bueno, es que sabes, en realidad es que…

Y en ese trance que hemos llegado al todoterreno Mitsubishi cutre con matricula de técnico extranjero que me delata como residente en la isla. Yo no había pensado en eso y Johanna se sube por las paredes.

.- Pero tu no eres un Yuma! Eres gringo pero vives aquí igual que yo! Me has engañado!

Yo hago amago de protestar pero está desencadenada y las cubanas tienen mala leche si se despierta a la bestia.

.- Bueno, Johanna, yo en ningún momento te he dicho que fuera…

Pero no me deja y sigue

.- Que descarao! Y ahora como hago? Eh, eh, eh?! Sabes perfectamente que he perdido la sesión y que los que valían la pena ya se los han llevado! Caradura! Si querías un palito te vas a la Casa de la Música y te buscas a cualquier jinetera!

Yo hago un último intento…

.- Vamos a cenar? Venga va! Te invito al Tocororo que es bonito y está cerca. 18 con 3ª! Aquí mismo!

.- Y quien te ha dicho que quiero ir aquí mismo! En el Tocororo conozco a gente y que van a decir cuando me presente con este carrito y con esta placa de técnico extranjero? Se van a reír de mi!

Y entonces yo me cabreo, en realidad hace un rato que me estoy cociendo por dentro, y le suelto;

.- Pero bueno niña! Tu que coño te has creído? Que me puedes tratar como a un Yuma? Pues vas arreglada! A ver! Dónde vives? Quieres que te lleve a tu casa? O mejor, quieres que vayamos a cenar al Hotel Nacional?! No verdad?! Tu sabes porque no quieres ir y yo también.

Ella no contesta, no quiere ir porque como modelo de La Maison podría entrar pero los negros se quedan fuera. Por lo menos los negros cubanos.

Y claro todo eso en medio de la calle.

Me mira con esos ojos que es difícil decirle que no a nada y con un hilillo de voz me dice:

.- Quieres venir a cenar a casa? Mi mamá cocina muy bien…

.- Claro que si! Volvemos a empezar? Venga va, dónde vives?

.- En Centro Habana, paralela a Salvador Allende…

Dice con una cierta vergüenza que a mi no me gusta porque parece que se avergüence de sus orígenes, además el hermano de Rodolfo vive a dos cuadras y somos amigos.

Le abro la puerta, subimos al carrito y voy directo porque me hago la idea de que voy a casa del hermano de Rodo. Ella se sorprende un poco y me pregunta:

.- Oye, cuanto tiempo hace que vives aquí? De noche y vas directo mejor que un taxi.

.- Cinco años, y hablando de eso; cuántos años tienes tú?

.- Tengo veintitrés y estoy en último curso de Historia del Arte en la Universidad de La Habana. Dice con cierto orgullo. Yo sonrío y pienso el giro que dan las cosas en Cuba. He salido a lo que he salido de casa y me está llevando a la suya a cenar y conocer a su familia. También pienso que le doblo la edad.

Supongo que sabiendo que llevo cinco años aquí no intentará ir por el manual. Sería una ofensa a mi inteligencia y a la suya propia. El manual se compone de tres capítulos, primero es llenar el frío, que es como se llama a las neveras por traducción literal del inglés, eso consiste en llevarte al supermercado de 5ª con 70 y hacerte soltar 400$ en comida que tu no entiendes como pueden meter esos dos o tres carros del supermercado en su frío. Lo que pasa es que acabas de llenar las neveras de tres familias por lo menos.

Si tragas el segundo paso es la reforma. Siempre hacen falta reformas y conseguir los materiales empezando con el cemento mejicano de mierda y los ladrillos es caro y difícil de encontrar. Por detrás del telón en cualquier caso.

El tercero es la repanocha y si no conociera alguno que se la han colado pensaría que es una leyenda urbana. Es la permuta. En cubano pemuta. Como todo es propiedad del gobierno no se puede comprar ni vender nada. Desde una motocicleta hasta una casa. Lo que se puede hacer es una permuta y pagar la diferencia. La gracia está en como esto solo se puede hacer entre cubanos se cambia un chambao que se cae de viejo por una casa bonita.

El yuma que está hipnotizado porque ya lleva una temporada trabajándose a la niña paga la diferencia, normalmente entre veinte y cuarenta mil dólares, y la casa nueva y bonita va a nombre de la niña. El yuma tiene un visado de un mes extensible a dos y en eso puede ir y volver pero como máximo cada 60 días tiene que salir del país. Ni que sea a Cancún y allí tramitar otro visado. Cuando vuelve con promesas de amor eterno se encuentra toda la familia de la chica viviendo en la casa nueva y que no le dejan ni entrar porque es propiedad de ella. Si insiste llaman a la policía que les da la razón en automático porque legalmente la tienen.
El yuma si sabe lo que le conviene desaparece para siempre jamás.

En fin, estamos en su calle mal iluminada y completamente carente de asfalto. Aquí no llega el turismo, tampoco el asfalto, la iluminación es simbólica, todos los gatos son negros, aquí no llegan apenas las reformas cuando se anuncian reformas. Cuando llegamos ella me pide un par de dólares y solo bajarnos del coche, único en su especie en toda la calle, habla con un negro con mala pinta para asegurar que nadie tocará el Mitsubishi cutre.

La casa es como cualquier otra de la zona. Es difícil saber dónde termina la calle y donde empieza la fachada, de color indeterminado, roñosa y con una única puerta a nivel de barro. Ninguna ventana.
Saca una llavecita, que se me antoja clara perdedora si tiene que defender nada de la calle, y abre la puerta lo suficiente como para que nos colemos los dos. La llavecita también cierra. Avanzamos por un pasillo estrecho, oscuro y con el suelo irregular, yo me limito a seguir su magnífico culo y a no caerme.
A mano derecha una habitación sin puerta, con una luz amarillo sucio y una vieja blanca sentada encima de una cama a medio hacer – o deshacer? – que nos mira sin decir nada. Me recuerda alguna obra del Goya más oscuro.

.- Es mi abuela.

No objeto nada sobre los diferentes colores de piel porque ya estoy acostumbrado a estas cosas en este lugar colgado en el tiempo. Llegamos a un pequeño patio del tamaño de un par de bañeras y con forma de un par de bañeras. Es cemento, creo. Pero no está vacío, hay un cerdo de considerables dimensiones y alguna gallina tratando de no morir aplastada por el cerdo, comida por el cerdo o aplastada y comida por el cerdo.
Johanna los esquiva de manera juncal y yo hago lo que puedo, el cerdo hace amago de soltarme un bocado, esquivo, le suelto una patada en las costillas y antes que se revuelva estoy subiendo una escalera exterior también de cemento pero sin barandilla ni nada. Es estrecha y abajo están los 150kg de cerdo esperando a ver si te caes y te puede hincar el diente. O varios dientes.

Arriba las escaleras una puerta que da a un – piso? – que es para hacer llorar al niño Jesús. La luz es igual de mortecina y amarillenta que la goyesca de abajo pero lo suficiente como para poder distinguir las cosas en cuanto el ojo se acostumbra. Lo primero que veo, será por deformación profesional o por instinto de supervivencia es que el suelo es de tablas de madera sin ningún tipo de soporte que las aguante.
Es fácil de ver porque desde el piso superior en que estamos aquí y allí se puede ver sin dificultad el piso inferior. Al fondo un escaparate, que es como llaman a los armarios y presidiendo la habitación salón comedor living room una mesa redonda con una negrona alta y que evidentemente es la madre de Johanna escogiendo los granos de arroz. Ellos lo compran a granel y no siempre viene solo arroz ni siempre sin vida interior. Es curioso la cantidad de vida interior que puede tener un grano de arroz.

.- Ay que apuro Johanna, pero como me traes este señor a casa sin avisar? Hubiera cocinado algo para la cena…

Tengo la sensación que no avisó porque sabía perfectamente que su madre no tenía nada que preparar para la cena y así cubríamos el expediente. A todo eso nos hemos sentado como se hace en Cuba y los tres vamos separando los granos buenos de los malos a media luz. Su velocidad es el doble que la mía pero yo casi no lo hago nunca, solo alguna vez en casa que me siento con Idalmis que está haciendo lo mismo y aprovecho para hacer labor de zapa a ver si cae de una vez. Se resiste y no quiero insistir demasiado para no perder la cocinera pero sobre todo para que no se vaya y se me terminen las oportunidades.

A todo eso se abre la puerta y entra un hombre que solo verlo me aclara cosas. Es jabao, que no ni blanco ni mulato. Es un blanco con sangre negra; que tiene el pelo malo que dicen en Cuba. Johanna me cuenta que no es su padre, que su padre las dejó cuando ella era pequeña y que siempre le ha hecho de padre a ella y a su hermano pequeño.
Me pregunto para mis adentros porque siempre todas tienen un hermano pequeño. Mientras las manos de Johanna, preciosas y finas, vuelan por el arroz a velocidad de vértigo. Ellas terminan con un montón de arroz cada una y yo con un montoncito ridículo.

Me ofrecen un poco de arroz con frijoles rojos, y yo sabiendo que me estoy a punto de comer la cena probablemente del Jabao o de la vieja goyesca de abajo acepto para no ofenderlos y me trago tan despacio como puedo el plato de frijoles y arroz. Ponen música, hablamos un rato, la señora madre de Johanna es licenciada en físicas por la universidad de Moscú y además tiene una maestría (master). Habla además de ruso, alemán.
El Jabao es bueno viendo baseball en tv.

Decido que ya es hora que tome alguna iniciativa porque se está haciendo tarde y además la cosa decae.

Johanna me acompaña en el trayecto inverso, primero la escalera que de bajada tiene más emoción, el cerdo asesino y las gallinas cómplices necesarias, el pasillo oscuro con el cuadro revivido de Goya ahora a la izquierda y la llavecita que lleva a la calle.
Antes de abrir Johanna me da un beso de los de verdad y me da las gracias por haber sabido comportarme con su familia y con el cerdo. La abrazo por su cintura de avispa y con los tacones que no se ha quitado está a mi altura, cerca del metro noventa. Excelente altura para echarle un tiento suave a ese jardín trasero, nos besamos otra vez y salgo a la calle. Ella sale conmigo que no me parece muy buena idea. Se lo digo pero me enseña que en todas las esquinas se mueven bultos que no se distinguen bien. Son amigos, me dice.

.- Simon, vente el sábado que haremos una fiesta y luego nos vamos al Nacional, ¿tu me entras, verdad? Nos tomamos unos mojitos y nos vamos a tomar la última a tu casa.
Trempo.

Obviamente asiento mientras trato de que no se me caiga la baba. Johanna por fin entra en su casa y yo en el todoterreno Mitsubishi roñoso. Salgo de la calle con cien ojos que me siguen y escudriñan desde las esquinas.
Es martes con lo cual faltan cinco días para el sábado, me voy a casa haciendo una lista mental de las cosas que tengo que preparar o indicar que se hagan antes del sábado. Por ejemplo Rodolfo tiene que cambiar el agua a la piscina y cortar el césped. Idalmis ya puede tener la casa limpia y la cocina lista para lo que surja.
Pero esa es otra historia, es martes y voy a beberme una botella de ron en el jardín con Rodo y con lo salido que me he quedado como se ponga burro me lo follo.

Lo que es seguro es que vamos a ver desde nuestras hamacas como sale el sol en la desembocadura del río Almendrales, con todo el Malecón de La Habana al otro lado y los restos de música del mil ocho, que es como se llama al 1830 popularmente, de música de fondo. Se que seré medio habanero el resto de mi vida.

Algún amigo, el amanecer en el Malecón de La Habana, ellos tienen el espectáculo pero yo la platea, una botella de ron, la música hipnotizante y el mar a tus pies… ¿Qué más se puede pedir?

Bueno si, pero eso será el sábado.
OH oh!! Que chulada aplaudir veo que hay que llevar un capote por lo que te puedas encontrar memondo

Me encantan tus vivencias, tu si que has tenido una vida perfect

Gracias me ha encantado besosella

Que tengas una buena tarde kisskiss
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Antiguo 24/03/2021, 16:11   #123
Simon
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OH oh!! Que chulada aplaudir veo que hay que llevar un capote por lo que te puedas encontrar memondo

Me encantan tus vivencias, tu si que has tenido una vida perfect

Gracias me ha encantado besosella

Que tengas una buena tarde kisskiss
Gracias ! Tu las tienes todas ! guino
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mi-mensajex Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad
Antiguo 26/03/2021, 16:39   #124
Simon
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LA TABLA DEL CINCO


Haz clic en la foto para verla a tamaño completo

Aquí nadie vive de los 18 dólares que le paga el gobierno, quien mas quien menos hace sus trapicheos comprando o vendiendo servicios al por menor en lenguaje técnico o haciendo bisneos en lenguaje coloquial.

El que no tiene unas gallinas que le proporcionan huevos para intercambiar da clases de francés en su casa a escondidas y el que no sabe francés hace de herrero en el patio trasero de su casa.

También está la que pone una pequeña peluquería en el comedor de su casa, consistente en una silla en medio de la habitación, un trapo para poner al cuello de la señora clienta, los hombres van a una barbería que una peluquería es cosa de mujeres, unas tijeras y un peine, una escoba para barrer bien después del servicio y dos sillitas a un costado para que se esperen o simplemente den conversación las señoras compañeras que también quieren cortarse el pelo.

Es de vital importancia tener la reconversión de las ollas arroceras que repartió el gobierno con la cartilla de racionamiento a mini calentador de agua caliente, porque además de poder ducharse la familia se puede lavar la cabeza de las señoras clientas en un barreño. El barreño es el mismo que sirve para bañarse que es como le llaman a ducharse.
Es ingenioso, desmontan las ollas arroceras y aprovechan la resistencia que calienta el fondo para funcionar como calentador eléctrico. Con electricidad pinchada al cable general de la calle, claro.

Los que hacen el remise, vendría a parecerse a un taxi clandestino, con el almendrón que consiguieron, eso fue lo fácil, y que con años consiguieron las piezas para convertirlo en ornitorrinco para que funcione y hacer cada día la misma ruta un par de veces por la mañana y un par de veces por la tarde, como si fueran un mini bus, cobran en dinero pero se juegan el almendrón si los para la policía. Normalmente la policía es de la otra punta de la isla, de las provincias mas orientales y les llaman palestinos, es despectivo.
La relación enseguida se intuye difícil y las mordidas frecuentes.

Hay el negocio del teléfono, que consiste en que si el gobierno te dio permiso para tener teléfono se tiran líneas a las casas próximas a cambio de un par de dólares al mes para cada vecino.
Esto provoca que cada vez que alguien llama a uno de ellos suenen los teléfonos de tres o cuatro casas a la vez y que contesten todos también a la vez menos la persona con quien quieres hablar, todos intentan ayudar e ir a buscar a la persona requerida, pero la mayoría de las veces unos por los otros te quedas colgado al teléfono desgañitándote para ver si alguien te oye mientras tu si oyes claramente como siguen con sus cosas.

En los repartos, obreros casi todos, las mujeres hablan a gritos y con voz nasal, les parece sexy y además como en general todas tienen voz y nariz, es gratis y competitivo. Eso no ayuda a entender mucho por teléfono. Es desesperante y caro porque si llamas desde fuera de la isla ellos no pagan nada y tú pagas la telefonía mas cara del mundo según las estadísticas oficiales, eso sí, si es una llamada local no pagas nada, es gratis.
Consuela, pero poco.

El tema de fondo es que la cartilla de racionamiento da para diez días y los otros veinte de cada mes tienes que inventar. Resolver.

Hay quien hace otras cosas pero son de un nivel de ilegalidad diferente como trapichear con gasolina robándola al Estado y ofreciéndola en los semáforos por detrás del telón, perseguido con penas de cárcel, o tabacos, también perseguido con penas de cárcel, a los que les falta la hoja grande exterior que es lo que les da valor y que por razones obvias es más difícil de distraer.

Los que no saben o no pueden hacer nada de todo esto dejan que las hijas se pongan un vestido y unos zapatos bonitos que nadie sabe de donde han salido y miran para otra parte cuando vuelven con dinero. En general son los que les va mejor economicamente hablando.
No es prostitución, es supervivencia y estomago.

El sábado me han invitado, veremos quién paga, a cenar a un paladar clandestino. No es mas que una variante de todo lo anterior jugando a las cocinitas pero en serio.
Hay quien para sacarse un dinerito consigue un poco de comida, en una hoja roñosa y reciclada escribe a mano:

– Primer plato:

Ensalada a la parisiene.

Consiste en lechuga blanda con cebolla y algo de tomate mas blando que la lechuga,

- Segundo plato:

Pollo mignon con limón en su salsa acompañado de patacones de banano.

Algunas veces sospechas que el pollo es tiñosa, ave rapaz de tamaño relativamente pequeño que abunda en La Habana,

- Postre : delicias de higo chumbo.

De la chumbera de la esquina de la calle con avenida Salvador Allende.

- Aguardientes.

Es ron.

A la hora establecida llegamos a Lawton, reparto de 10 de Octubre, endomingados por ser una ocasión especial y nos dirigimos a una casa particular de una sola planta, llamamos dando unos toques con los nudillos en la puerta ajada con mas pasado que futuro y nos abre una señora muy educada e igualmente emperifollada como nosotros.

Nos hace entrar con gran despliegue de lo que considera que hace fino y nos encontramos en una sala presidida por una sola mesita con cuatro sillas en medio de la habitación. Han tenido que apartar cualquier otra cosa que hubiera, si es que había algo, para colocarla.

.- Pero por favor acomódense

Nos sugieren mientras hacen gestos para que en la cocina se den prisa.
Nos dan la “carta” que estudiamos concienzudamente durante el tiempo que nos parece educado y respetuoso y decidimos comer ensalada a la parisiene de primero y pollo mignon al limón en su salsa acompañado de patacones de banano.

La señora toma nota con un lápiz pulcro en un papel menos pulcro y se va a la cocina a pasar el encargo para cuatro. Con gran aparato se suceden los platos, nadie objeta nada porque no haya dos de iguales y nos comemos la ensalada de primero, la tiñosa mignon de segundo, algún tipo de fruta parecida a los higos chumbos de la esquina y un vasito de ron blanco como bajativo.

Me toca pagar, son cinco dólares por cabeza, cinco por cuatro veinticinco.
Es la tabla de multiplicar revolucionaria y clandestina además de cinco dólares para el servicio.

Última edición por Simon; 26/03/2021 a las 16:51.
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Antiguo 27/03/2021, 14:25   #125
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Iniciado por Simon Ver Mensaje
INMERSIÓN DE UN SOLIDO EN UN LIQUIDO (ll)


Sábado por la mañana. He desayunado ligero, pasado la mañana supervisando la casa desde la nevera de la barra muy americana que hay en el segundo salón saliendo a la terraza que enlaza con unas escaleras con el jardín hasta las partes de la casa más íntimas que tienen que estar inmaculadas. Idalmis está un poco mosca por el trabajo extra y yo secretamente espero que esté un poco mosca por no ser la prota de la película. A ver si así se decide y da el paso que llevo años esperando. Lo hemos hablado mil veces pero no se decide y me tiene en candela para expresarlo en cubano.

Además le he encargado que prepare un pastel que es la cumbre de su carrera como cocinera/chica para todo menos páralo que a mi me gustaría. Es lo que llaman una Isla Flotante. En realidad por ejemplo en Francia es muy popular pero en Cuba es el “rien va plus”. Consiste en una isla hecha a con una base de clara montada, un poco al estilo merengue, que en Cuba flota en un cuenco tamaño industrial lleno de ron. La receta original va con crema inglesa pero hay que tener en cuenta la carestía de ingredientes.

•1 litro de leche entera

1 vaina de vainilla cortada a lo largo

8 huevos

2 tazas de azúcar

1/4 de taza de ron

1 cucharadita de extracto de vainilla

1/2 taza de almendra en rebanadas

Parece una tontería pero con lo que se dispone y una cocina de los años 50’ tiene su miga y su tiempo.

Rodolfo tiene trabajo adecentando la piscina y cortando el césped del jardín. También le he pedido que meta donde sea a los tres Dálmatas que tenemos porque sobretodo la perra se gasta muy mala leche con los conocidos y tiende al asesinato con los desconocidos. Por eso los tenemos, porque teniendo prohibido tener barco como casi todo el mundo en la isla si tenemos embarcadero que los norteamericanos que construyeron la casa si debían tener barco. Por ahí es el punto vulnerable de la casa y ya han tratado de entrar un par de veces. Me tengo una bronca con Rodolfo porque no entiendo la necesidad de bañarse varias veces en la piscina para limpiarla y hacer el ITV a las luces submarinas de colores que de noche visten mucho y dan un cierto nivel. Desde mi punto de vista friki pero…

Después de comer siesta, ducha y a la hora establecida, en habanero una hora más tarde, e dirijo a casa de Johanna. Dejo el Mitsu en la misma calle polvorienta y ya oscura de cinco días atrás y en cuanto bajo del carrito se me acerca el prieto de los dos dólares de la otra vez. Hago ademán de soltarle el dinero para guarda y custodia del carrito pero si no eres del barrio o/y no estás con alguien del barrio, además eres un gringo con pinta de gringo y chapa de técnico extranjero la tarifa son cinco. Intento objetar algo pero un gruñido me hace soltar las cinco cañas y directo a aporrear la puerta para que me abran y sobretodo para perder de vista al negro y la calle mugrienta en general.

Oigo pasos rápidos al otro lado y Johanna con un vestido rojo pasión, sin mangas, un cuerpo que marca todo lo que tiene que marcar y una falda de mucho vuelo está de muerte. Lleva unos zapatos de tacón de aguja que no entiendo cómo ha podido bajar las escaleras sin barandilla corriendo sin empalarse a si misma.
Me da un beso explosivo consiguiendo que a partir de ese momento estemos maquillados los dos. Desgraciadamente para mí una persona negra necesita un tipo de maquillaje distinto de una blanca y el pintalabios no me queda bien.
Hacemos el recorrido por el pasillo de suelo invisible y desigual, pasamos por delante de la abuela goyesca que está en el mismo sitio vestida igual, con la misma expresión y mirada vacía, pienso si estará viva, nos zafamos de la agresión del cerdo cerbero que se lleva un taconazo en la mandíbula inferior, yo juraría que había más gallinas, y nos ponemos a salvo escaleras arriba mientras nos persigue un oink oink de las profundidades del patio.

En el interior hay bastante gente bebiendo latas de cerveza y alguna botella de ron, yo he traído un par de botellas de ron blanco que es el que más les gusta, no porque sea más barato, sino porque es el que tiene menos azúcar y puedes beber más antes de morir.

Hay música cubana a todo trapo, no puede ser de otra manera y desaparecen los cuatro muebles para convertir el suelo con vistas al piso inferior en una pista de baile. Con los años he aprendido a bailar dignamente Son Cubano ( Salsa es lo que se le pone a la comida, dicen ) pero no soy tan estúpido de intentar competir con una jauría de negros que si alguna cosa saben hacer es bailar.
Johanna es la reina de la fiesta, por físico, por vestido, por estatus y porque se ha traído al gringo. El gringo entre ron y ron, y jiji jaja hace esfuerzos por no olvidar que es la presa. Conozco el proceso y normalmente empieza por una maniobra envolvente en la que participa familia y vecinos.

Ellos van por el manual pero están un poco desconcertados porque es evidente que no puedes meter los mismos goles a un yuma que lleva ocho días en la isla que a un gringo que lleva cinco años. No saben muy bien por dónde agarrarme. Yo mientras intento seguir a Johanna bailando y tengo bastante claro por donde la cogería.
Les he traido un par de CD’s de la Orquesta Platería y les gusta un montón, en particular el Pedro Navaja. Objetan que no se puede comparar con Ruben Blades y que hacemos la misma música pero más parecida a como la hacen en Puerto Rico que no en Cuba.
Nunca he estado en Puerto Rico.

Los dejo con aquello de que a quien hierro mata a hierro termina! Ay Dios! Y nos escapamos con Johanna a cenar al Nacional. Me cuesta cuatro sobornos distintos llegar con una negra al comedor principal y una vez sentados una mirada asesina al maître para que no objete nada. A veces no me doy cuenta pero mi piel a lo largo de los años en el caribe ha ido oscureciéndose hasta el punto que podría pasar por trigueño.
En resumen, cubano.

Johanna pide a lo bestia un cocktail de crevettes con lechuga y salsa cocktail a base de mayonesa, kétchup y mostaza, y un filete con guarnición que me consta que son excelentes y están de muerte. No es raro, vienen cada día en avión desde Canada que hay vuelo regular diario. En el Nacional siguen la antigua costumbre de tener una carta sin precios para las señoras y una carta con precios para los señores.
Los filetes van a doscientos y pico dólares cada uno y las gambas como hablan francés a unos ochenta dólares. Visto que me acaban de apuñalar, La Maison..., la encontraste en La Maison..., ¡acuérdate!, me pido la carta de vinos y escojo un Riesling alemán para las crevettes y no me puedo resistir a un Campo Viejo del 70’ para los filetes que son como de medio kilo y tres centímetros de altura.

He visto lo que vale todo y se va a más de mil dólares. Eso sin contar a Idalmis y su Isla Flotante. Le he dicho a Johanna que en casa tiene el postre. Se ha echado a reír y le he dicho que tiene dos.

La cena transcurre con alegría y buena sintonía mutua, eso que algunos llaman feeling, pero que en la Cuba revolucionaria no se puede decir en inglés. Ella come con todo el protocolo que les enseñan en La Maison, otra cosa no tendrán, pero lo que es tiempo el que quieras.
Hay que tener en cuenta que las “educan” para trabajar de acompañantes cuando la ocasión o la política lo requiere. Las gambas están buenísimas y no se´ dé dónde las sacan porque estas gambas aquí no las hay. El filete es de lo mejorcito que he probado, como si viniera directamente de Canadá o de Argentina.
Los vinos buenísimos, y eso que le he dicho al sommelier que si el Campo Viejo me parecía picado se lo podía llevar por donde había venido. Me daba miedo el movimiento de los aviones, la temperatura y los cambios de presión de las bodegas del avión.

Solo hemos tenido un momento Johanna cuando me ha dicho que tenía que ir al baño y que aprovecharía para llamar a su casa al pasar por recepción. Cuando se ha levantado con sus tacones de aguja, creo que de 11cm, su vestido rojo y su bolso a conjunto con los zapatos prácticamente se ha hecho un silencio y docenas de cabezas se han girado mientras ella los ignoraba. Claramente es distinta del resto, por eso la han escogido entre muchas candidatas para el sitio donde trabaja, no solo porque esté buena y aprenda a desfilar, sino también porque tiene ángel. Negro, pero lo tiene.

Me quedo solo y soy pasto de las miradas de los millonetis que se hospedan en el hotel, las miradas más suaves interrogativas sobre que hace el trigueño supuestamente cubano con un bicho de tal calibre. La respuesta más obvia es que debo ser alguien importante en el PCC o en la cúpula gubernamental.
Afortunadamente Johanna vuelve pronto y al poco rato me pregunta;

.- Nos vamos?

.- No quieres café ni nada? Si quieres nos sentamos fuera y nos tomamos algo.

.- Nooo, vamos a casa! Que me dijiste que hay postre!

A pesar del filete trempo otra vez igual que cinco días antes.

.- Bueno, pues vamos! Maître! La cuenta por favor…cuando me la trae saco la American Express, ( prohibida en Cuba ) y digo – Ay, no perdón – con una sonrisa estúpida, y le doy una Visa. Me encanta, siempre lo hago.

Una vez instalados en el carrito y pagado el medio chavito de rigor al parqueador nos vamos a casa. Llegaría hasta borracho, lo sé porque alguna vez he llegado borracho. Solo hay que bajar a Malecón, túnel de 5ª girar por 10 a la derecha y en 3ª otra vez a la derecha para llegar a la puntilla.

Algo pasa. Hay coches delante de casa y pienso que serán los de la embajada de Burkina Fasso que los tengo de vecinos que han organizado algún evento. Pero no. A medida que nos acercamos veo a Rodolfo en medio de la calle que me espera pegando saltos y con los ojos fuera de las órbitas, eso último es relativamente normal cuando bebe. Lo otro no. Me habla en cubano cerrado a dos mil por hora y entiendo solo la mitad pero la mitad que entiendo me pone los pelos de punta.

Entro en el jardín delantero, entro en la casa y parecen los carnavales de La Habana. Todos los que estaban en Centro Habana en casa de Johanna y algunos más han seguido bebiendo y cuando los ha llamado Johanna para que vinieran a tomar la última copa se lo han tomado al pie de la letra.
Están intentando beber hasta la última copa. Tirados por dentro de la casa, tirados por el jardín, dentro y fuera de la piscina, se han soplado toda mi reserva de cerveza, la nevera exterior está desvalijada. Han entrado en la cocina e inevitablemente han dado con la reserva de ron, se han comido la isla flotante de Idalmis y se han bebido el ron en que flotaba.
Mi reserva de puros, yo no fumo pero alguna visita si, ha desaparecido, algunos se los han fumado o están en ello y además veo que se los llevan en los bolsillos.

Johanna es consciente del desastre y trata de calmarme pero intento echarlos a todos. No es fácil, por lo menos son unos treinta, de manera injusta le echo la bronca a Rodolfo por haberlos dejado entrar y argumento que si entra cualquiera no necesito un custodio para nada. Solo haberlo dicho ya me sabe mal y le digo a Rodolfo que me perdone y que suelte a los perros. Johanna da saltos a mi alrededor intentando minimizar los daños y a la vez tratando de averiguar que maquino contra su familia y vecinos.
Cuando los tres Dálmatas entran en el jardín a la carrera ladrando y soltando bocados a todo lo que se menea lo averigua, y cuando ve a Rodolfo con una vara azuzándolos y gritando como un loco se da por vencida.

Mano de Santo. En cinco minutos los perros han hecho limpieza y toda la basura ha salido corriendo de casa. Los perros los persiguen por la calle y Rodolfo persigue a los perros. Johanna, que se ha quitado los zapatos para correr mejor me persigue a mi y llora a la vez.
Pero son lágrimas de cocodrilo, es ella que lo ha organizado.

La agarro de la mano y me la llevo otra vez al jardín ahora desierto y desvencijado, la pongo contra un árbol y ella erróneamente lo interpreta como un gesto de reconciliación, me besa, pero yo le levanto el telón, descubro que no lleva bragas, le doy la vuelta y antes de un gemido oigo como me dice:

.- Yo no lo he hecho nunca por el cuuuuaaaarrrrrrgggg!
Muy bueno ese continuará... perfect

Jajajajajaja y muy buen final aplaudir

bump


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Gracias ! Tu las tienes todas ! guino
Es que sino fuera por mis gracias, no tendría gracia girlwink

Gracias besosella

Que tengas una buena tarde kisskiss

bump


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LA TABLA DEL CINCO


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Aquí nadie vive de los 18 dólares que le paga el gobierno, quien mas quien menos hace sus trapicheos comprando o vendiendo servicios al por menor en lenguaje técnico o haciendo bisneos en lenguaje coloquial.

El que no tiene unas gallinas que le proporcionan huevos para intercambiar da clases de francés en su casa a escondidas y el que no sabe francés hace de herrero en el patio trasero de su casa.

También está la que pone una pequeña peluquería en el comedor de su casa, consistente en una silla en medio de la habitación, un trapo para poner al cuello de la señora clienta, los hombres van a una barbería que una peluquería es cosa de mujeres, unas tijeras y un peine, una escoba para barrer bien después del servicio y dos sillitas a un costado para que se esperen o simplemente den conversación las señoras compañeras que también quieren cortarse el pelo.

Es de vital importancia tener la reconversión de las ollas arroceras que repartió el gobierno con la cartilla de racionamiento a mini calentador de agua caliente, porque además de poder ducharse la familia se puede lavar la cabeza de las señoras clientas en un barreño. El barreño es el mismo que sirve para bañarse que es como le llaman a ducharse.
Es ingenioso, desmontan las ollas arroceras y aprovechan la resistencia que calienta el fondo para funcionar como calentador eléctrico. Con electricidad pinchada al cable general de la calle, claro.

Los que hacen el remise, vendría a parecerse a un taxi clandestino, con el almendrón que consiguieron, eso fue lo fácil, y que con años consiguieron las piezas para convertirlo en ornitorrinco para que funcione y hacer cada día la misma ruta un par de veces por la mañana y un par de veces por la tarde, como si fueran un mini bus, cobran en dinero pero se juegan el almendrón si los para la policía. Normalmente la policía es de la otra punta de la isla, de las provincias mas orientales y les llaman palestinos, es despectivo.
La relación enseguida se intuye difícil y las mordidas frecuentes.

Hay el negocio del teléfono, que consiste en que si el gobierno te dio permiso para tener teléfono se tiran líneas a las casas próximas a cambio de un par de dólares al mes para cada vecino.
Esto provoca que cada vez que alguien llama a uno de ellos suenen los teléfonos de tres o cuatro casas a la vez y que contesten todos también a la vez menos la persona con quien quieres hablar, todos intentan ayudar e ir a buscar a la persona requerida, pero la mayoría de las veces unos por los otros te quedas colgado al teléfono desgañitándote para ver si alguien te oye mientras tu si oyes claramente como siguen con sus cosas.

En los repartos, obreros casi todos, las mujeres hablan a gritos y con voz nasal, les parece sexy y además como en general todas tienen voz y nariz, es gratis y competitivo. Eso no ayuda a entender mucho por teléfono. Es desesperante y caro porque si llamas desde fuera de la isla ellos no pagan nada y tú pagas la telefonía mas cara del mundo según las estadísticas oficiales, eso sí, si es una llamada local no pagas nada, es gratis.
Consuela, pero poco.

El tema de fondo es que la cartilla de racionamiento da para diez días y los otros veinte de cada mes tienes que inventar. Resolver.

Hay quien hace otras cosas pero son de un nivel de ilegalidad diferente como trapichear con gasolina robándola al Estado y ofreciéndola en los semáforos por detrás del telón, perseguido con penas de cárcel, o tabacos, también perseguido con penas de cárcel, a los que les falta la hoja grande exterior que es lo que les da valor y que por razones obvias es más difícil de distraer.

Los que no saben o no pueden hacer nada de todo esto dejan que las hijas se pongan un vestido y unos zapatos bonitos que nadie sabe de donde han salido y miran para otra parte cuando vuelven con dinero. En general son los que les va mejor economicamente hablando.
No es prostitución, es supervivencia y estomago.

El sábado me han invitado, veremos quién paga, a cenar a un paladar clandestino. No es mas que una variante de todo lo anterior jugando a las cocinitas pero en serio.
Hay quien para sacarse un dinerito consigue un poco de comida, en una hoja roñosa y reciclada escribe a mano:

– Primer plato:

Ensalada a la parisiene.

Consiste en lechuga blanda con cebolla y algo de tomate mas blando que la lechuga,

- Segundo plato:

Pollo mignon con limón en su salsa acompañado de patacones de banano.

Algunas veces sospechas que el pollo es tiñosa, ave rapaz de tamaño relativamente pequeño que abunda en La Habana,

- Postre : delicias de higo chumbo.

De la chumbera de la esquina de la calle con avenida Salvador Allende.

- Aguardientes.

Es ron.

A la hora establecida llegamos a Lawton, reparto de 10 de Octubre, endomingados por ser una ocasión especial y nos dirigimos a una casa particular de una sola planta, llamamos dando unos toques con los nudillos en la puerta ajada con mas pasado que futuro y nos abre una señora muy educada e igualmente emperifollada como nosotros.

Nos hace entrar con gran despliegue de lo que considera que hace fino y nos encontramos en una sala presidida por una sola mesita con cuatro sillas en medio de la habitación. Han tenido que apartar cualquier otra cosa que hubiera, si es que había algo, para colocarla.

.- Pero por favor acomódense

Nos sugieren mientras hacen gestos para que en la cocina se den prisa.
Nos dan la “carta” que estudiamos concienzudamente durante el tiempo que nos parece educado y respetuoso y decidimos comer ensalada a la parisiene de primero y pollo mignon al limón en su salsa acompañado de patacones de banano.

La señora toma nota con un lápiz pulcro en un papel menos pulcro y se va a la cocina a pasar el encargo para cuatro. Con gran aparato se suceden los platos, nadie objeta nada porque no haya dos de iguales y nos comemos la ensalada de primero, la tiñosa mignon de segundo, algún tipo de fruta parecida a los higos chumbos de la esquina y un vasito de ron blanco como bajativo.

Me toca pagar, son cinco dólares por cabeza, cinco por cuatro veinticinco.
Es la tabla de multiplicar revolucionaria y clandestina además de cinco dólares para el servicio.
Eso de la cartilla de racionamiento, me ha recordado a historias de mi abuela, cuándo trabajaba en intendencia haciendo somieres,, de de esos que en nuestra infancia,, hemos dormido en ellos y nos hemos clavado algún alambre memondo

Y lo de los platos uno de cada palo, también me ha traído recuerdos, yo guardaba platos antiguos que iba recopilando de los enseres dejados en el desván, que tras morir las generaciones, quedaban en algún rincón cómo recuerdo y salvaba el que no estaba mellado ok

Otra historia genial, gracias aplaudir

Que sigas con la buena tarde kisskiss

Última edición por Lara È; 27/03/2021 a las 14:43.
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Aramis 43 (27/03/2021), Baja_134832 (27/03/2021), Simon (27/03/2021)
Antiguo 27/03/2021, 16:37   #126
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Muy bueno ese continuará... perfect

Jajajajajaja y muy buen final aplaudir

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Es que sino fuera por mis gracias, no tendría gracia girlwink

Gracias besosella

Que tengas una buena tarde kisskiss

bump


Eso de la cartilla de racionamiento, me ha recordado a historias de mi abuela, cuándo trabajaba en intendencia haciendo somieres,, de de esos que en nuestra infancia,, hemos dormido en ellos y nos hemos clavado algún alambre memondo

Y lo de los platos uno de cada palo, también me ha traído recuerdos, yo guardaba platos antiguos que iba recopilando de los enseres dejados en el desván, que tras morir las generaciones, quedaban en algún rincón cómo recuerdo y salvaba el que no estaba mellado ok

Otra historia genial, gracias aplaudir

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¡ Gran mujer tu abuela ! ¡ Ya tienes a quien parecerte ! brindo
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Antiguo 29/03/2021, 19:11   #127
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Más de lo que pudiera llegar a imaginar perfect

Última edición por Lara È; 29/03/2021 a las 19:12.
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Aramis 43 (29/03/2021), Baja_134832 (29/03/2021), Simon (29/03/2021)
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Antiguo 30/03/2021, 14:07   #128
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NOBLEZA OBLIGA


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Abro la caja fuerte, está llena de las cosas que se pueden esperar en una caja fuerte de personas normales, no de narcotraficantes, asesinos a sueldo o contrabandistas de diamantes de sangre.
Voy sacando los objetos de más o menos valor que me encuentro en las manos, es mecánico, la mayoría de ellos ya los conocía previamente. Hay algunas monedas de oro que desconozco su valor facial más allá de su peso. En resumen hay los restos de una rama de un linaje lleno de nombres que llenan las enciclopedias polvorientas y posicionadas entre los diez primeros si se realiza una búsqueda en Google. Obtengo la sabia conclusión de que soy un pelanas vergüenza de mis antepasados. En fin, ellos están muertos y yo no. Eso debería consolarme un poco, aún que sea malsano.

Llego a un sobre gordo, de papel bueno, parece papel de barba y para un sobre no es muy normal. Estaba sellado con lacre que conserva partido por la mitad. Ese no lo conozco y me extraña porque creía que no habría sorpresas. Merece que lo inspeccione a fondo y me siento en la silla única con mesita incorporada para los señores clientes. Estoy solo en la gran sala de seguridad del banco pero siempre he sospechado que hay cámaras escondidas además de las cámaras a la vista y así poder mirar por encima de tu hombro para poder hacer inventario de tus bienes a fin de chantajearte si llega el momento, de chivarse a hacienda si pagan recompensas y tienes algo que esconder o simplemente para partirse la caja de risa según que vean. Al fin y al cabo todos cuando estamos solos hacemos y decimos, porque todos hablamos solos, cosas que en público no haríamos.

Procedo; el contenido del sobre se compone de un paquetito y un montón de documentación. Lo adulto sería leer la documentación y a continuación abrir el paquetito con conocimiento de causa. Dejo a documentación a un lado y me lanzo dedico a abrirlo como si fuera un mono pelando un plátano. Mezcla de sorpresa y decepción. Sorcepción. Lo digo en voz alta y me peto de risa, serán los nervios porque tampoco es tan gracioso, yo solo pero me callo enseguida por aquello de las cámaras y los micros.

Es una medalla que parece de algún metal bueno o de oro sucio directamente del tamaño de una moneda de dos euros grabada por los dos lados. Parece que lleve tiempo ahí, en el sobre quiero decir, pero no tengo ni idea de lo que es. Puedo ver que es de la república francesa, que tiene un aspecto militar y que en la parte superior hay un enganche por el que cruza una cinta roja de unos cuatro centímetros por cada lado y uno de ancho aproximadamente. Detrás descubro un pequeño imperdible soldado a los dos euros. A regañadientes me veo obligado a volver a la documentación, que efectivamente está en francés, y empezar por el principio. Es un poco rollo pero se va volviendo interesante. Mi francés es bueno pero está escrito en la jerga que se usa en todos los países con una función pública “comme il faut”. Eso complica un poco el asunto pero lo compensa que se va volviendo interesante.

Cuando termino estoy un poco alelado y necesito releer todo el tocho otra vez. Me avisan por el teléfono interno que mi tiempo de acceso a la cámara está más que sobrepasado pero consigo una prorroga a base de explotar mi voz de barítono que sé que tengo por teléfono y la mirada de deseo que he cazado en el encargado de custodiar las llaves de acceso a la cámara. Me tomo mi tiempo y releo. Para resumirlo, por derecho de herencia soy “Caballero de honor de la legión francesa”. Estoy anonadado por el hecho en sí y por la capacidad de los franceses de tener una república y a la vez repartir una especie de títulos nobiliarios ligados a la legión extranjera que en Francia es una cosa muy seria. Nos llevan varios siglos de ventaja, seguramente desde lo de la revolución y las guillotinas aún que personalmente creo que con la revolución hubiera bastado, en todo caso nunca me meto en como hace las cosas cada cual en su casa.

Cojo la medalla, la sopeso, la huelo, la muerdo, la pateo, la chupo pero sabe muy mal y me doy cuenta después de este examen profundo de que se parece mucho a las que llevaban los militares de alto rango cuando hice la mili. Es lógico. Casi todos habían estado en la legión y venían de la marcha verde. No de muy buen humor por cierto.

La dejo otra vez sobre la mesa y la estudio por los dos lados, la cojo otra vez y me la pongo encima de la poitrine gauche que es donde siempre he visto que se las ponen. Me gustaría tener un espejo pero debo conformarme con el reflejo de las cajas fuertes de metal brillante y abrillantado. Pienso en mi padre que ni siquiera hizo la mili y que su aspecto estaba lejos de “Beau Geste, Beau Sabreur et Beau Ideal”. No lo veo haciendo heroicidades y menos en el desierto africano. Lo veo más bien confabulando y soltando pasta o favores, o las dos cosas, para que le condecoraran. A saber. En cualquier caso soy noble de una república. Es la leche.

Me la quito y la sostengo mientras decido que hacer con ella, molaría un montón poder enseñársela a los amigos, y a los no tan amigos, y fardar de noble de una república famosa por guillotinar nobles. Escucho la voz de la razón y repaso la historia familiar que en realidad no hace falta porque la sé de memoria.
Cojo la medalla, recompongo el paquetito, lo pongo entre los papeles, todo dentro del sobre de papel de barba con franqueo de la Republique y lo guardo todo dentro de la caja. Si lleva cincuenta años ahí puede estar cincuenta más. Seamos prudentes medio siglo más. Un día mi descendencia estará sentada en esta misma silla y que decida si ha transcurrido suficiente tiempo para sacarla. Soy consciente que esto es pasarle el muerto a otro, con perdón.

Para entonces yo ya…
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Antiguo 02/04/2021, 13:31   #129
Simon
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LA CIUDAD DEL VIENTO


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Miami.

Me han mandado de explorador durante tres semanas con Luca. Además de ser un amigo trabajamos juntos, Luca es italiano.

De La Habana a Miami es un viaje idiota, tienes que ir a un tercer país porque no hay vuelos entre los malísimos comunistas y los perversos imperialistas. Me cae más cerca México lindo pero voy por Panamá City para no tener que hacer cambios de aeropuerto además de tener que facturar dos veces.

Estamos en casa de Wally que también es amigo y vive en Miami. Es un pies mojados cubano que ha hecho fortuna y vive como un cura. Wally nos aconseja una chica hija de un cubano para que nos haga de guía por todo el recorrido, es verdad que es largo; de Florida cruzando los Estados del sur hasta Los Ángeles y San Francisco, de ahí subiendo hasta Canadá por la América profunda, que en el Estado de Washington solo hay árboles, y volviendo a entrar en los UE bordeando el lago Michigan hasta Toronto y luego Chicago y New York.

El coche es alquilado y del tamaño del Enterprise de Star Trek. La chica nos recoge y pasamos por casa de sus padres que quiere despedirse. Mucha bandera americana en el jardín pero hablan cubano.

- ¿Llevas la pistola? pregunta su padre.
- Si, la automática en la cajuela del motocarro y el revolver debajo del asiento de la derecha.
- Hasta que no saques el 45 de debajo del asiento yo ahí no me siento, intervengo.

Hay una agria discusión y cambia el 45 de sitio. No quiero que me haga otro agujero en el culo al primer bache.
No hay manera de que quiera parar en ningún sitio a comer o lo que haga falta, según ella todo es muy peligroso hasta que a Luca y a mi se nos hincha todo lo hinchable y la obligamos a parar en un pueblo a comer en el gran Estado de Alabama, ella se queda dentro del Star Trek y nosotros nos vamos a comer tranquilamente.

Al entrar en un sitio que anuncia “comidas” todos nos miran y nos acojonamos un poco pero en cuanto oyen que hablamos castellano vienen más de media docena más curiosos que otra cosa y nos tratan estupendamente. Nos vemos obligados a probar tacos, tamales, enchiladas, tortillas y no sé que cosas más, pero es que además nos invitan a todo incluida una cantidad de tequila poco razonable. Tenemos dificultades para salir de la amabilidad que despliegan y de tequila que hemos trasegado.

Lo cierto es que cruzamos los States hasta California hablando siempre castellano y haciendo las visitas que tenemos previamente concertadas. Sin problemas mientras no digas que eres gay, que votas demócrata o que te gustan los negros.

La chica es tan pesada que cuando llegamos a Los Ángeles le compramos un billete de avión a Florida y seguimos solos. Ni Luca que se follaría una farola la soporta.

Han pasado un par de semanas y es de noche. Me toca conducir al llegar a Chicago y pongo el GPS para encontrar el Hotel Radisson que está en el downtown. El GPS me hace la pirula y a los diez minutos me encuentro otra vez en el mismo sitio. Maldición. Pruebo por el otro lado, es de noche y estoy cansado. Tampoco. Cambio el navegador de idioma y lo pongo en francés a ver si así me entero mejor. Me paro para estudiar la situación, veo el hotel pero no la manera de llegar.

Lo que veo son bonitas luces azules y rojas detrás del Enterprise y un armario de color negro que se baja de la moto con la mano en la pipa mientras el otro espera detrás del coche también con la funda abierta.

Pasaportes.

Se los doy, estudia el italiano de Luca, el mío español y cuando ve Barcelona tengo la visión de un policía negro de dos metros de alto por dos de ancho bailando pegando saltos lo que deduzco que es una sardana. El año anterior vacaciones en España con su mujer. Vaya por Dios.

Lo que me sorprende es que en Chicago me hable con un castellano casi perfecto. Le pregunto que es lo que he hecho mal para que me hayan parado y me contesta que estoy incitando a la prostitución. Miro la calle y no hay nadie, solo el viento mueve todo lo que puede. Se lo indico.
Me replica que siendo verdad que no hay nadie, dando vueltas con el coche estoy favoreciendo que vengan prostitutas. Alucino ante el razonamiento y le pido por favor que me indique como llegar al Radisson. Nos acompañan con una moto detrás y una delante hasta el hotel.

Que vergüenza.

Después de soltar las cosas en las habitaciones cenamos y quedamos por la mañana a las ocho para desayunar. Luca dice que ha dormido en el coche y que se va al bar del hotel a tomar algo antes de dormir. Bien.

Por la mañana bajo, desayuno y a las nueve cabreadísimo decido que Luca se ha dormido y me voy a recepción donde muy educadamente me indican que el señor Malagoli no está en su habitación y que ayer por la noche se lo llevo la policía detenido.
Me lo tiene que decir dos veces. Pregunto si sabe dónde lo han llevado y me da directamente una tarjeta con la dirección de una comisaria, como si fuera rutinario. Taxi y a ver que pasa. El policía de recepción consulta el libro de ingresos y me confirma que el señor Luca Malagoli está en el calabozo pendiente del pago de una multa.

- ¿Que ha hecho ahora?, pregunto.

No me lo dicen, algo que tiene que ver con prostitución que no sé porque pero no me extraña conociendo a Luca, pago con la tarjeta de empresa una cantidad nada simbólica. Pido un recibo como justificante de gastos de viaje. Hablo con Tiziano que está en Italia y es el boss. Le cuento el gasto y que ya le llamará Luca, que aún no sé lo que ha pasado.

Por fin sale Luca por una puerta con cara de medio cabreado medio asustado y salimos a la calle. Me empieza a contar las cosas en italiano del profondo sud nervioso y a cien por hora. Tiene los dientes tan juntos que a ratos en vez de hablar silba.

Tengo ganas de irme a casa, a Cuba.

Resulta que Luca, que es el italiano bajito, lanzado y con una nariz que cuando era pequeño sus padres en vez de darle la mano lo cogían como un sifón, se fue al bar a tomar una copa.

Se le sienta un bombón al lado y le dice el equivalente a - ¿me invitas chato?-

A las dos copas Luca ha perdido cualquier punto de precaución que le haya dotado la naturaleza y cuando ella le propone subir a su habitación él solo dice: -sí-. Y cuando ya están de pie y ella le dice - money please - solo pregunta - ¿cuanto? -

En este momento ella se saca unas esposas y se las pone delante de todo el mundo, saca una placa de policía de Chicago y llama a dos policías de paisano que estaban sentados en una mesa.
A partir de aquí todo va rodado, Luca me quiere avisar y no le dejan. A comisaría y a dormir en el calabozo.

Cuando llegamos al hotel pregunto por el director del hotel y consigo al subdirector del hotel, me confirma que es un método que se utiliza para pillar a los usuarios de la prostitución en hoteles y parques públicos.
Lo encuentro retorcido.

Hemos perdido las visitas que teníamos en Chicago y mientras arreglo la salida del hotel dejo a Luca hablando por teléfono con Tiziano que no parece estar muy contento. Oigo algo de descontar comisiones.

Mientras tanto le doy vueltas a la idea de que a lo mejor no llaman la ciudad del viento a Chicago por el viento que baja del lago Michigan, sino por la velocidad con la que escapamos dirección New York.

Como el viento.

Última edición por Simon; 02/04/2021 a las 13:32.
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Antiguo 04/04/2021, 14:21   #130
Simon
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CONSPIRACIÓN


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He vuelto a Barcelona después de una década destinado a colonias laborales y me siento completamente desubicado. Esta ya no es mi Barcelona, me la han cambiado. Está más guapa y luminosa, será que en mi ausencia se han hecho las olimpiadas del 92’ con el consiguiente lavado de cara y hay que reconocer muchas obras.

Mis amigos no me han estado esperando y sus vidas han seguido por donde ya apuntaban las cosas diez años antes y en algún caso el resultado ha sido sorpresivo pero en general lo que se esperaba de ellos y ellas. Se han casado, han tenido hijos, algunos incluso entre ellos y aún no están en la fase y la edad para el primer divorcio.
Traidores. El resultado para mi es que me siento solo y la manera de hacer de la gente de aquí ya no es la mía.
Me busco un apartamento a las afueras al lado del mar en un intento fallido de recobrar el ambiente caribeño al que me he acostumbrado. Un desastre. Ni en el blanco de los ojos. Al año o así me doy cuenta, ya lo sabía pero me hacía trampas al solitario, de que lo que más ha cambiado he sido yo.

Me acostumbro a salir solo, me siento mejor y más tranquilo que no teniendo que seguir en piloto automático conversaciones que no me interesan sean de animal, vegetal o mineral. También me acostumbro a beber solo. Hay sitios para beber solo para que no te quedes en casa bebiendo solo pero en un ambiente físico y moral mucho más deprimente. Por lo menos en apariencia.

Bebo. Mucho. Hasta el punto de que más de una noche tengo que coger un taxi a las tantas para hacer los veinte kilómetros hasta casa sin provocar ningún estropicio.

La culpa no es mía, es de la Revolución cubana. Las latas de cerveza en La Habana valen un par de dólares en el supermercado. Cerveza holandesa que parece pipí y que llega vía Canadá. Una botella de Ron Habana Club de tres años que es la más barata vale unos tres dólares y da para dos personas toda la tarde. Además, como menos añejo menos azúcar con lo que el alcohol se fija menos en sangre y se puede beber más sin emborracharse.

A los pocos años de beber más calidad y cantidad un día por la mañana me despierto retorcido que no puedo ponerme de pie, lo que me obliga a quedarme sentado al borde de la cama durante mucho rato, pierdo la noción del tiempo, en la posición del Pensador de Rodin hasta que despacito y apoyándome en los muebles he llegado al baño para hacer pis sentado, en la posición del Pensador de Rodin, que de pie no me aguanto.
Voy al Hospital Clinic, donde una enfermera con escote reventón me indica que me siente, como el Pensador de Rodin, en una incomodas sillas de madera atornilladas a la pared y al suelo no sea que te lleves media docena en el bolsillo.

Al rato se abre una puerta del pasillo y otro clavel reventón susurra mi nombre de tal manera que en condiciones normales trataría de invitarla a un café, ahora no.

.- ¡Buen díiia! ¿Y que le sucedió?

.- Normalmente no estoy jorobado en todos los sentidos y está mañana me he despertado así, me duele bastante.

.- ¡Ooobvio! Paresés ¡El Pensador de Rodin, ché!

En los veinte minutos siguientes llego a la conclusión de que jugó de defensa central en Boca o River dada su capacidad de hacer daño con todas las partes del cuerpo a todas las partes del cuerpo. Me trata como a una bolsa de papel, me huele, me escupe, me aprieta, me estira, me patea, me mira los ojos de cerca…

.- Vos Simón tenés el hígado como una oca, a punto para hacer foie gras, ¿bebés mucho?

.- Bueno… mucho es un término relativo, depende lo que entendés, que entienda perdón, por mucho.

.- Ya veo, a la espera de los análisis correspondientes puedo tomar la inisiativa y adelantar que vos padesés de una cirrosis aguuda. El hígado está al límite y si continuás bebiendo no llegás a las próximas Navidades.
Me receta una medicación de caballo para el dolor y me manda a casa.

En los días siguientes voy para la extracción de sangre, para una biopsia y para recoger los resultados que confirman que tengo el tercer hígado humano más grande jamás visto por detrás de Brian Jones fundador de los Stones y de George Best futbolista del Manchester United.
Ambos muertos de cirrosis.

Me voy a casa y con la medicación me voy sintiendo mejor, paso unos días bebiendo menos y animado por los resultados de la terapia de choque me relajo volviendo a antiguos vicios y salidas nocturnas en solitario.
Noto a simple vista y a simple tacto como el hígado se va hinchando y al mismo tiempo voy incrementando la dosis de medicación para el dolor. Es voluntario, si me tengo que morir que sea haciendo lo que me apetece, beber como un Cosaco pero de los que se quedaron en La Habana.

Una mañana cuando me despierto ya no me duele nada por primera vez en meses y contento con mi suerte voy al lavabo para descubrir delante del espejo que me ha explotado el hígado y donde debería estar hay un agujero del tamaño de mi mano, la meto en el agujero, que me atraviesa hasta la espalda. Veo la cama reflejada en el espejo a través del agujero.

¿Debería estas muerto?. Claro que si. Me miro y me estudio con interés. Tengo una primera intención de ir al médico pero luego pienso que si me siento bien para que.
Me visto con cuidado de rellenar el hueco con la camisa que llevaba ayer, la alcaldesa alternativa siempre dice que hay que reciclar, y me voy a la cocina a desayunar. Normalmente no desayuno de la resaca que tengo, lo vomitaría todo, pero hoy me encuentro estupendamente. Incluso me echo un chorrito o dos de Magno en el café. Está buenísimo.

Durante el día voy más bebiendo que comiendo, que también, y por la noche salgo a la calle dirección uno de mis locales preferidos decorado con antiguas cajas de seguridad de un banco. El barman ya me conoce y conoce mis gustos. Bebo como no he bebido nunca y sigo como cuando he salido de casa: fresco como una rosa.
El barman me hace un gesto en un momento de poca afluencia y hacemos un aparte en una esquina de la barra.

.- ¿Le ha explotado, no?

.- ¿Cómo lo sabes?

.- Porque solo los que han conseguido llevarlo al límite y sobrepasarlo pueden beber como usted bebe sin el más leve síntoma de embriaguez. No se lo diga a nadie, solo son un pequeño grupo los que descubren que hay un contubernio judeo-masónico de las farmacéuticas conchabadas con los médicos que cobran sus comisiones para hacer creer que debes cuidarte el hígado el resto de tu vida cuando no es verdad. El hígado es como la apendicitis, se hace explotar sobrecargándolo o se extirpa y no pasa nada.

Hace siglos hubo una guerra entre los extraterrestres grises y los intraterrestres reptilianos que viven en el interior de la tierra que es hueca. ¿Por qué usted sabe que la tierra es hueca, no?
Los grises controlaban el negocio del alcohol, uno muy conocido era Al Capone, y los reptilianos la industria farmacéutica. Ganaron estos últimos y desde entonces se han inventado lo del hígado. A los grises les dejan controlar el consumo para que haya paz que siempre es buena para los negocios.

.- Bueno, ¿pero la tierra es plana? – digo ya puestos mirando los ojos reptilianos del barman.

.- Hombre, si fuera plana no habría espacio para el sol interior que calienta nuestra civilización. Es pura ciencia - dice contradiciendo su propia existencia -

.- Si, claro – digo alucinado –

Me voy a casa y a pesar de estar completamente fresco y sobrio no pego ojo en toda la noche considerando si me han vacilado o no. De vez en cuando meto la mano en el agujero que ha cicatrizado rápidamente y me tengo que rendir a la evidencia.

Desde ese día salgo cada noche a beber tanto como me da la gana sin sentirme perjudicado para nada, parezco un dandy, el barman me saluda amable como siempre con sus pupilas alargadas e incluso tengo un pequeño grupo de apóstoles que me preguntan cómo lo hago para beber tanto sin consecuencias.

.- Maestro, ¿Es que sigues una dieta especial?, ¿comes pastillas enteras de mantequilla antes de empezar a beber?, ¿Eres hijo de Dios?

Y yo termino siempre por hacer caso al barman y no cuento mi secreto. Solo les digo:

.- Bebed, bebed, que no es sangre de mi sangre pero cuando sea sangre de la vuestra encontrareis el camino… y se me alargan las pupilas.
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Antiguo 06/04/2021, 19:21   #131
Simon
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EL DÍA DE LA MADRE


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La vida ha corrido mucho, solo tengo treinta y tres años, ya llevo dos divorcios, una hija, una ruina, cuatro trabajos, tres de ellos serios, el último y mejor pagado en el que estoy. Curiosamente es el que menos esfuerzo requiere, además tiendo a moverme necesariamente por empresas y despachos con madera y moqueta aún que eso si, exige una cierta etiqueta con vestidos y complementos de Furest. Algunos los hacen a medida, camisas incluidas pero ni me llega el presupuesto ni me hace falta. Estoy hecho un figurín. Ya verás cuando tenga cincuenta y pico como me cambia el cuerpo.

Algunas veces me cuestiono si como más de cuello azul es el trabajo y más esclavo es está peor pagado expresamente para marcar las diferencias con los de cuello blanco que se les supone una mayor competencia y trabajo, eso se consigue con sueldos inalcanzables para los cuello azul, cuando en realidad las decisiones ejecutivas la mayoría de veces las podría tomar cualquiera con un mínimo sentido común y que sus padres hubieran podido pagar una universidad privada aquí o en los USA a razón de dos millones de pesetas al año. Te dan un título sin rechistar. Conozco algunos. Bueno, también hay que saber adoptar una actitud de superioridad moral, intelectual y laboral, pero eso tiende a heredarse de padres a hijos, por mimetismo.

Haber alcanzado el estatus de cuello blanco además me da la prebenda de poder ejercer un cierto acoso y derribo con todas las mujeres, arriba, mis iguales y abajo en el escalafón de la empresa. Tiene la ventaja que tú también recibes un cierto acoso que además de hincharte la autoestima abre abanicos de posibilidades. La verdad es que alguna vez es una pesadez como por ejemplo cuando una de las jefas más jefas con la excusa de enseñarme unos documentos me hizo inclinar sobre su mesa y aprovechando la posición desde atrás me sobó todo lo que cuelga antes de que me diera cuenta. No le funcionó y me tiene inquieto porque me consta que se tira al presidente. Tiene estómago la tía.

En cuanto a lo que me interesa a mi hay tres que me parecen interesantes. Hay dos que están muy buenas pero una de ellas se ha quedado embarazada, supongo que de su marido porque también se tira al presidente, hace un par de meses así que descartada La otra es una morena con un cuerpazo que tira de espaldas y unos ojos profundos como alguna depresión, pero la va el tema de las drogas y por ahí no paso por buena que esté. Si un día voluntariamente se pusiera a tiro no diría que no, pero vaya, que en principio también se auto descarta. Además las dos saben que están muy buenas y le sacan partido. La rubia cobra el doble que yo solo para hablar por teléfono y mover su magnífico culo por los pasillos provocando desastres a su paso. Bueno, y lo otro.

Luego hay una chica en la centralita telefónica que baja un poco el nivel físico en todos los sentidos pero como es un poco locuela lo compensa en descaro propio de sus veintitrés años. Es la elegida para ser objeto de las atenciones necesarias para que en unos meses se pelee definitivamente con un novio plasta que vive con ella y se vaya a vivir con su madre divorciada a Sitges, a la cual odia porque adora a su padre. Camino expedito.

Empezamos a salir con la tontería propia de estas situaciones. Cenas, copas, sexo, paseos…naturalmente no siempre por este orden. Como viven solas saliendo de trabajar, por aquello de que no suba en tren que mi Mercedes es mucho más cómodo y rápido, complementado con que vivo en Castelldefels Playa y me viene bien bastantes días acabo cenando en el puerto de Aiguadolç y otras en su casa. Para cabreo de la señorita algunas veces se apunta su madre a las salidas y, naturalmente, en su casa cena siempre con nosotros.

Todo esto dura perfectamente un año en el que ella muestra desequilibrios e inseguridades que yo erróneamente achaco a su relativamente corta edad. Es cierto que solo tiene diez años menos que yo pero a una edad que se nota mucho, en cambio con su madre que tiene cuarenta y siete años noto mucho menos la diferencia de edad.

Se llevan un rollo raro y competitivo entre ellas, prácticamente esto y también unos ciertos desequilibrios son las únicas cosas que pueden hacer sospechar que son madre e hija. Por el resto no se parecen en nada, una es alta rubia con el pelo rizado y los ojos verdes, y su madre es más bajita enjuta, morena con el pelo liso y narigona. Eso sí, tiene unos pechos que si te da te los clava de lo tiesos y puntiagudos que calza. Además, todo lo desagradable que consigue ser con su hija en sus frecuentes peleas, conmigo es amable, educada, simpática y más o menos graciosa. Ahí fallamos un poco.

Con altos y bajos, sobre todo por sus cambios de carácter que han terminado por ponerme en un estado de guardia constante, la cosa se deteriora. Me agobia. Ella está cada día más desbocada y yo más harto. A veces no la aguanto y sin decir gran cosa agarro la puerta y me voy, otras ella no me aguanta a mí y agarra una moto que tiene y desaparece durante horas. Yo, para no ser maleducado, me quedo hablando con su madre que parece encantada de tener a alguien que no se pelee con ella a la más mínima. No es raro que después de la cena saque una botella de cava y nos la ventilemos mano a mano mientras me cuenta la vida y de paso consigue meter cuñas publicitarias dejando verde a su hija. Al principio siempre me incomoda un poco pero después de un par de copas de cava me ha dado siempre igual todo. Aguanto fatal el alcohol supongo que por falta de práctica.

Una tarde veraniega la bronca materno-filial es especialmente potente y la chica desaparece escupiéndole a su madre insultos y prometiendo que no la quiere ver más, como otras veces, y que se va a Barcelona de fiesta para castigarla o para castigarse. O las dos cosas. No lo sé. Yo hago amago de retenerla pero me empuja y también me escupe a mí gritándome que es mi culpa y que no se me ocurra seguirla. No se me había ocurrido.
Me quedo a medio aire, entro en la casa y hago amago de recoger mis cosas para irme a mi casa visto el buen rollo, pero sale llorosa de las profundidades la madre de la criatura y me ruega que me quede a cenar, que la cena ya está hecha y que no lo va a tirar todo. Me convence y me voy quedando, ella se disculpa y se va al baño a lavarse la cara y borrar las huellas de la llorona de un cuarto de hora antes.

Salgo al balcón a mirar el mar que siempre me calma y a los pocos minutos sale ella con dos copas de cava y otra camisa porque según ella se le ha manchado la que llevaba puesta. No puedo dejar de mirar con cierto descaro que tranquilamente lleva un par de botones más sin abrochar que antes. Ella no dice nada y no le doy más importancia. Brindamos y terminada la primera copa me pide que vaya a la cocina a buscar la botella que ha metido en el congelador para que esté más fría.

Obedientemente me levanto y me voy a hurgar en la nevera en busca de la botella, y no la encuentro. Una nevera no puede tener tantos escondites. Cuando cierro la puerta de la nevera ella está detrás de la puerta, yo empiezo a preguntar dónde está el cava pero no puedo terminar la frase. Desde su metro sesenta y cinco agarra mi cabeza y me suelta un beso que incluye casi todas las variantes posibles, largo, larguísimo, húmedo, mojado, con y sin lengua, me chupa las orejas por dentro y por fuera, me abraza, me arranca los botones de la camisa y los de la suya, aparecen sus pechos como misiles apuntando a mi pecho, yo que ya he reaccionado descubro a la vista y al tacto que tienen trampa, que ha pasado por el quirófano. Me arrastra a un dormitorio, el primero que encuentra, es el de su hija pero no parece importarle, incluso en algún momento intuyo que le da más morbo, que le pone.

En un descuido me zafo de la presa y objeto que su hija puede volver en cualquier momento, que puede ser un desastre y la tercera guerra mundial pero ella me dice que da igual, que con lo cabreada que se ha ido igual no vuelve en toda la noche, todo esto entre besos apasionados y toqueteos en las dos direcciones. Ella ya ha conseguido el salami y me está practicando una garganta profunda profundísima, creo que vomitará encima de mi polla entre arcada y arcada.

Tengo un momento de clarividencia, o no, y le doy un empujón que la tira encima de la cama con los pantalones por las rodillas, me da tiempo a ver un bonito conjunto de ropa interior que identifico como de La Perla Gris, olvido mi camisa, me medio guardo dentro de los pantalones lo que sobresalía y cogiendo las llaves del coche arranco sin camisa, sin el cinturón puesto y con la polla a medio guardar.

En automático cojo las Costas de Garraf en vez de los túneles, mientras conduzco me guardo lo que me falta por guardar y me pongo el cinturón de seguridad, pero no la camisa porque me he quedado sin. Recuerdo que el código de circulación dice que no se puede conducir sin camisa pero prefiero eso que me multen por exhibicionismo.

Cuando llego a casa y me calmo tengo claro que no la veré más y que con su hija haré para que nos distanciemos todo lo posible dentro del trabajo. Será fácil porque en unos meses la empresa cerrará por un pufo financiero. Me doy una ducha, me voy a comer unas tapas con cualquier cosa menos cava y a dormir. Al día siguiente empiezo mi campaña borde, en pocas semanas hemos dejado de hablarnos y para mi regocijo vuelve con su antiguo novio y me quedo tranquilo.

Al cabo de los años, muchos, un día que nos vemos medio por casualidad por Barcelona entramos en un bar a tomar una cerveza y ponernos al día. El tiempo lo cura todo. Es la frase hecha más tonta que se ha inventado. Cuando ya tengo la guardia baja y estamos hablando amigablemente de otra cosa me suelta así en seco; ¿te has follado a mi madre?, yo tengo el juego de piernas suficiente para negar como San Pedro, pero no lo puedo decir mirándole a los ojos. Ella lo sabe y yo lo sé.
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INTERMEZZO



.- Te tengo que decir una cosa.

..- Dime.

.- Soy gay.

.- ¿Y duele, se pega?

.- A ti te voy a pegar, te estoy haciendo la confesión de mi vida y te cachondeas.

.- No hombre, no. Es que ya lo sabía.

.- ¿Y por qué no me lo habías dicho?

.- Mira quien habla.

.- Es que me daba vergüenza decírtelo. ¿Y cómo lo sabías?

.- Pues porque son muchos años que nos conocemos y estas cosas las mujeres las intuimos.

.- Si que sois intuitivas.

.- Pues sí, aún que ese tono machista me molesta. Y más viniendo de un gay que se os supone sensibles.

.- Mujer, es que el machismo poco tiene que ver con el sexo, más bien con la falta de él.

.- Eres incorregible.

.- Es que soy un gay muy macho, creía que lo sabías.

.- Después de veinte años de casados se todo lo que hay que saber.

.- Pues eso.
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CHA-CHA-CHA


He quedado con el Enano Cabrón en los jardines del Hotel Nacional que por lo que se ve tiene unas amigas nuevas. Es un tío que nunca ha terminado de gustarme pero como es el representante de una conocida marca de cervezas que a mi no me gusta y es el único que tiene los santos cojones de pasearse por La Habana con un Jaguar berlina siempre pilla caza mayor aún que sea enano y cabrón.

Saludo al parqueador desde mi cochecillo, subo la escalinata del sitio donde ha tenido lugar la mayor reunión de gangster de la historia y cruzando el hall apartando turistas salgo a los jardines interiores. Los tres negros vestidos de blanco resuenan bajo las terrazas cubiertas como todos y cada uno de los días. Seguramente cuando se construyo el hotel ya estaban ahí.

Guantanamera, guajira guantanamera
Guantanamera, guajira guantanamera
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma
Y antes de morir yo quiero
Echar mis versos del alma

Y así mucho rato con los palos de ritmo sencillo y difícil a la vez; 3-2-1 3-2-1 Hay un momento que hipnotiza. La guitarra y los bongos curiosamente acompañan.

Veo al Enano Cabrón que el muy cabrón está apalancado como un Gran Visir en un sofá con tres mulatas altísimas, con unas piernas de tres metros y unos cuerpazos que no son de este mundo. Saben que están buenas porque se les nota. Están acostumbradas a estar buenas, pero yo sé que con estar buenas no basta porque estamos en un sitio que los cubanos no pueden entrar. Si fueran blancas podría haber colado pero aquel trigueño oscuro, aquel mulato claro…ya puedes estar buena que si no eres alguien no entras.

Presentaciones, besitos, jiji jaja, el Enano Cabrón que ejerce de maestro de ceremonias y me hago un hueco entre tanto hueco por rellenar con relativa facilidad porque me hacen espacio donde me quieren.
Me pido un cocktail de frutas sin alcohol porque la cosa promete y depende como vayan las cosas quiero mantenerme ligero.

La chica que tengo a mi izquierda – veo los turistas que la miran libidinosamente a ella y con una mezcla de odio y envidia a mi – que ya no recuerdo como se llama me desvela el pequeño misterio de que hacen allí sin que los custodios las echen con mas o menos disimulo. Son del cuerpo de baile del Tropicana. Son de la élite que quieren ser la mayoría de las chicas cubanas para salir del anonimato, de la pobreza y sobretodo de la isla. Eso si, salir y entrar a no ser que consigan escaparse.

Me centro en ella para no dispersarme por aquello de que el que mucho abarca… Hablar no habla mucho, reírse un montón. De repente de dice así en frío;

- Oye ejem.. Simón, ¡ cásate conmigo !
Alucino y miro el zumo de frutas con desconfianza pero todo parece estar en su lugar.
- ¿ Pero cómo me voy a casar contigo ? ¡ Nos conocemos hace diez minutos y además estoy casado en
Europa y tengo muchos niños, montones de niños ! ( es mentira )
- Es igual deja a tu mujer y cásate conmigo. – y de ahí no la sacas-

Hablo con ella un rato y me dice que quiere salir de la isla, que por eso esa belleza que tira de espaldas se quiere casar conmigo. Me quiere usar pero no en el sentido que a mi me gustaría. Cuando ve que no cedo empieza a reírse menos y habla normal, me cuenta cosas de su familia, de donde vive, desde luego hay repartos mejores, y al final de un bolso muy bonito por lo que se ve normalmente saca una libreta de esas que las hojas se aguantan con un gusanito metálico a un costado y el papel es cuadriculado. Tamaño medio.

La chica me la pone abierta encima de la polla que aprovecha para guarrear un poco a ver si me pienso lo de casarme y solo obtiene una erección inmediata. Se ríe bajito. Eso ya me gusta más. Me centro en la libreta para rebajar la erección entre un centenar de turistas repartidos por los jardines y veo que ha dividido cada hojita en cuatro haciendo unas cruces de manera muy pulcra y cuidadosa.

Tiene unas manos muy bonitas y ágiles. Me centro otra vez porque me empieza a provocar otra erección, entiendo que es una especie de agenda con fechas, nombres y cantidades. Hay un francés que se llama Philippe, un alemán, un par de italianos, un José María de Huelva y alguno mas. Cuando la entiendo veo la estrategia del tema.

Cada uno de ellos le manda dinero cada mes con una transferencia o lo que sea, cada uno de ellos viene cada tres o cuatro meses y está unos quince días durante los cuales ella, si no tiene gira está con ellos cuando sale de la función en el Tropicana. No es cada día, hay días que solo hay ensayos.

Cada uno de ellos piensa que es el único hombre en su vida y la libreta es importante para que no se junten dos a la vez, si va a pasar le dice a uno que tiene gira y le hace venir quince días antes o después. Llega a un nivel de control que consigue alguna vez ir al José Martí, al aeropuerto, a despedir a uno y solo esperando hora u hora y media le llega el siguiente. También lleva el control de ingresos para que ninguno se despiste y pasen por caja. Es un auténtico encaje de bolillos.

Después nos llevan en el Jaguar del Enano Cabrón que por dispersarse no llega a concretar nada hasta la puerta de artistas del Tropicana. Es un patio grande sin asfaltar sin ningún glamour. Nos dicen si queremos entrar a ver el ensayo que nos cuelan por la puerta de artistas pegándole el rollo al portero que nos mira de manera perdida, creo que está borracho. Llegamos a la zona de camerinos y maquillaje y es el paraíso, siento como si toda mi vida pasara ante mis ojos, pero no. Lo que pasa ante mis ojos es medio centenar de mulatas como la “mía” a cual más buena, unas a medio vestir y otras a medio desnudar preocupadas solo de estar como tienen que estar donde tienen que estar.
Las miden y las pesan. Prohibido engordar. La media estará en los veinticinco años y el metro setenta y cinco. Lo de la altura ya lo sabía porque es de aquellas cosas que se habla en casi todas las casas que hay chicas mulatas adolescentes. Todas quieren lo mismo.

Nos sentamos el Enano cabrón y yo en un rincón y vemos el espectáculo a trozos durante el ensayo. La verdad es que no pagaría por verlo, incluso gratis si pudiera me iría.

Cuando terminan, nos dejan donde espera fiel mi carrito y nos vamos a cenar ya solos con mi amiga a la pizzería del Melia Cohiba donde tampoco pueden entrar cubanos. Se me acerca un custodio negro como un Miura y me dice bajito que la próxima que por favor sea blanca. Asiento y le doy un par de dólares. Cenamos y cuando terminamos dice que se viene a dormir a mi casa.

Pero eso es otra historia. Cha-cha-cha…
Aviso a Organizadores   Citar
Antiguo 12/04/2021, 22:24   #134
Simon
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INMERSIÓN DE UN SOLIDO EN UN LIQUIDO


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Me siento satisfecho de mi mismo por haber insistido tanto a Tiziano con el tema de los billetes de avión. Nos pasamos dos días redactando y negociando el contrato con el montón de flecos que comporta comprometerte para una aventura de cinco años y pico.

Uno de los múltiples flecos obviamente fue cuantos billetes de avión al año me pagarían y en que clase. Tiziano, cumpliendo con su trabajo, tratando de abaratar a base de meterme en turista y yo contratacando con billetes de primera sabiendo que al precio que va el kilo de primera clase no me lo pagarían. Incluso establecimos la compañía aérea, Tiziano me ofertaba como favor Iberia desde Madrid y yo insistía en Air France. A mi me gustaba más Air France porque no me gusta nada como está organizado Barajas. El Charles De Gaulle me gusta más porque siendo un aeropuerto feo está bien organizado, además el vuelo de Barcelona normalmente atraca muy cerca de donde sale el de La Habana. Air France llega a La Habana a media tarde e Iberia a las nueve y pico de la noche.

Es una gran diferencia porque cualquiera que haya pasado por el proceso de ingresar a Cuba sabrá que para salir del aeropuerto con la documentación y las maletas pueden pasar dos horas. Además, a mi, como a cualquier técnico extranjero nos miran hasta los dobladillos de las camisas, y no es una exageración. Al tener un multivisado como lo llaman ellos, eres automáticamente sospechoso de traficar con vete a saber qué. Un día me quitaron hasta La Vanguardia. Prensa imperialista supongo. También hace la diferencia que visto que mi padre es catalán y mi madre francesa prefiero poder hablar francés hasta que salgo del avión en Cuba, y porque no decirlo, me gustan más las azafatas. Terminamos pactando business.

Ahora estoy sentado en una cómoda butaca, con un silencio estupendo, sin niños, con comida que se parece mucho a la de verdad, con champagne de verdad y unas condiciones físicas envidiables comparado con los que van en gallinero.

Intuyo un cierto alabeo a la derecha y por el tiempo que llevamos desde París deduzco que ya sobrevolamos Florida. Pongo mi tv privada y veo que sobrevolamos Boca Raton, en Palm Beach, Florida. En nada empezaremos a perder altura. En otros viajes cuando llegamos aquí, dependiendo de la generosidad de las azafatas con el champagne, estoy meditando que se parece bastante a dormir una semi mona. Esta vez me he contenido porque tengo razones para estar algo intranquilo.

Aterrizaje sin más historia, y a la terminal uno, la única que hay pero si le ponen un número queda mejor. Hay perritos como siempre oliéndote por si llevas drogas y luego las cajoneras con la policía militar que ya conoce a los habituales. Hay una para los diplomáticos, otra para la tripulación, otras para los turistas, unas cuantas, otra para los “varios”, ese soy yo y una o dos para los cubanos que en general son bastante humillados. En este tránsito vale más no hacerse el gracioso bajo pena de que te retiren el visado y te pases las siguientes once horas volviendo a París. Lo he visto alguna vez, hay policías militares mujeres que son jóvenes y guapas. Ni se te ocurra alguna gracia o invitarlas a cenar. No todo el monte es orégano.

Una vez terminado el tema papeles y recuperadas las maletas, es el único país que conozco que escanean maleta por maleta al entrar y al salir, me dirijo por fin a la puerta que lleva a la libertad vigilada no sin antes pasar entre los de aduanas que van parando a gente de manera supuestamente aleatoria. Los cubanos tienen supuestamente mala suerte y los paran y revisan mucho. Supuestamente. Esos son los que me quitaron La Vanguardia.

Y ahí está, al otro lado del cristal sacándole una cabeza a la mayoría. Realmente es la leche, veintitrés años, parece que fue una buena añada, blanca trigueña, mezcla de rubio y pelirrojo, ojos verdes, un tipazo brutal, quizás el primer piso un poco escaso pero suficiente de sobras y un culo como seguramente no me he trabajado ninguno más en la vida y seguramente tampoco lo haré en el futuro. Y todo esto a lo largo de metro ochenta más bien más que menos. Con tacón tejano ya es más alta que yo. Desde el otro lado del cristal me sonríe y yo disfruto del momento de ver a los turistas que han venido precisamente con la esperanza de pillar algo así pero el 99% se conformaran con mucho menos. El momento del pico húmedo causa estragos. Seguro que alguno se irá a la agencia de viajes de turno a la vuelta para quejarse de los extras.

Se llama Bárbara, bueno, en realidad se llama Fulgencia como su abuela, pero ha adoptado un nom de guerre porque le parece que para el trabajo es mejor. Al igual que Johanna es de la cantera de La Maison y, evidentemente, se conocen. En La Habana las diferentes razas tienden a relacionarse entre ellos, así que no son amigas a pesar que trabajen en el mismo sitio. Eso por un lado ayuda, la información entre ellas ha fluido con dificultad, pero por otro a Bárbara le cuesta entender como he podido tener un lío con una negra. Me da bastante igual.

A diferencia de Johanna la conocí en la piscina del Meliá Cohíba , esa del primer piso donde no pueden entrar los cubanos. Pero ella más allá de estar buena tiene una gran ventaja: es blanca. Eso es una gran ventaja que en determinadas zonas del mundo. También que tiene bastante facilidad para tontear y si es necesario abrir sus intimidades para obtener sus fines. Obvio que eso tiene ventajas e inconvenientes para mi.

Nos ha venido a buscar Frank, el hijo pequeño, tendrá unos treinta, de la señora que me alquila la casa. Nos saludamos como pandilleros latinos, metemos como podemos las maletas en su Fiat Punto de la María Castaña y para La Habana. Rodolfo nos espera y abre las luces lo justo para no gastar. He pillado a Frank un par de veces mirando a Bárbara en el coche, pero sabe que no es para él. Ella y las que son como ella en Cuba quiere cosas que Frank no le puede dar. Y yo no quiero. Por eso estoy intranquilo.
Bump:

Idalmis nos ha dejado preparada un poco de cena que Rodo calienta mientras me doy una ducha y nos sirve en el comedor grande en una mesa de madera buena, maciza, que caben por lo menos diez o doce personas. Yo no la uso nunca, aún me sentiría más solo pero como está cerca de la cocina y Rodo está al mando…pues eso.
Ceno poco y mal, el cambio horario siempre me afecta bastante, sé que durante dos o tres noches dormiré poco y mal y con la comida igual. Cuidado que no me siente mal nada. En este momento no lo sé aún pero Bárbara ya tiene decidido de que dormiré poco.

Después de cenar salimos al jardín más que nada para airearnos que me hace falta. Bárbara se pone tontorrona y yo no estoy para eso. Me voy hasta en embarcadero y me siento encima con los pies colgando sobre el rio Almendrales, pienso que no es muy buena idea porque si alguna cosa hay en el golfo de Méjico son tiburones y es sabido que el tiburón toro se mueve bien en aguas salobres e incluso en agua dulce. Recojo las piernas en un gesto instintivo y cobarde pero una pierna es una pierna.

Bárbara se fuma un cigarro de un pequeño alijo que le he traído. Tabaco made in USA tienen difícil de conseguirlo. Yo estoy en aquel momento que sabiendo que no me voy a dormir por mucho que está haciendo la digestión tengo ganas de echarme en la cama, ayuda que las hormigas de no sé que especie pero que pegan unos bocados que parecen los dálmatas, ¿por cierto, donde están los perros?, hayan empezado ha recordarme a bocados que la zona del embarcadero es su territorio. Espero que el próximo ciclón se lleve medio jardín y con él el hormiguero gigante que debe haber debajo.

.- ¿Qué?, ¿nos vamos a la cama? Estoy que me caigo.

Ella me mira cómo debe mirar la zorra a las gallinas.

.- Venga va! Pero no te duermas mientras me ducho yo eh!

Sé que no me dormiré mientras se ducha pero no será por falta de ganas.

Subimos a la planta de los dormitorios y veo que en mi armario principal hay ¡ocho! Conjuntos cada uno de un color, cada uno con su bolso y cada uno con sus zapatos. Los miro de cerca y son italianos. Italianos de Italia. Me da pistas. No conozco la marca pero se ve de buena calidad y a la moda de las mujeres europeas de este año. Se me ocurre que debe tener ocho bragas a juego con cada uno de los conjuntos también. Se me escapa media sonrisa pero es todo el movimiento fisiológico que soy capaz de producir en este momento.

Me tiro en la cama en bolas y oigo como cada noche cubana el Mil Ocho que se oye al otro lado de la desembocadura. Me gusta, se mezcla con el enorme ventilador de madera que cuelga del techo ( Apocalipsis Now) y es un mezcla tranquilizadora.

No puedo estar más equivocado.

Me ataca de improviso, me besa, me chupa todo lo chupable, me masturba hasta conseguir resultados satisfactorios, para ella, me mete la lengua por todos los orificios…y claro, al final contrataco. Nos besamos salvajemente, le gusta el sexo duro, algunos le llamarían sado, follamos, tiene un culo estupendo, se corre, le doy una torta mientras se corre, grita y se corre otra vez, es un sin parar que no entiendo como aguanto sin morirme por ahí tirado.

Hay un momento que un receso se impone por puro agotamiento pero en cuanto nos recuperamos un poco vuelta a empezar, me araña, le cojo las manos la levanto no sé cómo de la cama y la empotro contra la pared, me la follo duro, violento, gritamos los dos, sus aullidos en cada orgasmo se oyen por encima de la música y el ventilador, chocamos los dos ruidosamente contra la pared – ¡más fuerte! – me grita. Literalmente la tengo levantada sin tocar el suelo solo con la pelvis y la polla perdida en sus interioridades, la abofeteo otra vez…parece que no se va a terminar nunca, y casi.

Dura toda la noche, todo el día siguiente, toda la noche siguiente solo bebiendo agua sin comer nada y durmiendo a ratos hasta que Idalmis llama desde el rellano que queda al otro lado de la puerta a ver si todo va bien o nos hemos muerto o que narices pasa.

Consigo contestar algo inteligible que incluye una petición de comida en la terraza si aún sigue ahí. Nos duchamos por separado a petición mía porque me tiemblan las piernas y no comer en casi dos días no ayuda. No puedo más, a los puntos pero me doy por vencido. Bajamos, un desayuno copioso que me entra estupendamente y creo que hasta noto como me vuelven las fuerzas por lo menos para que no me tiemblen las piernas. Pasamos el resto de la mañana tirados debajo de un árbol y tomando un baño en la piscina de vez en cuando.

Cada vez que la veo en bikini cuando entra o sale de la piscina no entiendo cómo me he ligado este bicho que tiene la mitad de años que yo. Ella se recupera mucho más deprisa y me hace notar que es hora de comer, a ver que quiero hacer.

Le propongo la pizzería del Cohíba porque está en Paseo y yo tendría que pasarme por 11 casi con Paseo que es donde hay el bisneo ( sic) entre técnicos extranjeros y el gobierno cubano, una especie de cámara de comercio en una especie de torre con una especie de vigilantes y en el interior una especie de funcionarios. Solo quiero pedir hora para reanudar relaciones diplomáticas con el teniente coronel que es mi contacto de referencia. Uno que tiene muchos hijos y que la vida está muy cara y que te lo recuerda hasta que accedes a negociar una mordida en dólares. Necesitas su firma para sacar cualquier cosa de la zona franca del puerto. Tomo café con él cada quince días y luego mando un fax a Tiziano con el pedido de género y de mordida.

Pasamos por 11, ella me espera diez minutos en el coche y a comer muchos hidratos de carbono para recuperarse. Creo que la conocen más a ella que a mi. Saliendo del Cohíba quiere que compremos vaselina para lo que se usa la vaselina pero eso es Cuba. Solo se nos ocurre ir a la Farmacia Internacional que depende del Hospital Internacional Cira García, relativamente cerca de casa. A ella le da apuro porque dice que en Cuba cuando alguien compra vaselina es para coger por detrás. Que todo el mundo lo sabe. Y yo le digo;

.- Porque sois todos una pandilla de sodomitas.

.- ¿Qué?

.- Nada, déjalo.

Entro yo solo después que un imbécil me quiera hacer de guía turístico al cual obligo a ponerse delante y detrás de mi coche para que vea la matricula con lo que desaparece. Delante de unas señoras le pido a la señora que despacha vaselina esperando que me pregunte para que la quiero pero se limita a decirme que no le queda. Me aguanto y no le contesto lo que me apetecería.

Me reúno con Bárbara y como ya es media tarde me propone ir a La Habana Vieja y presentarme a sus padres. Así sin vaselina ni nada a mí me reprende un poco y para darme un poco de tiempo le propongo ir a 70 entre 3ª y 5ª que hay un super grande y comprar un par de las pastillas de mantequilla más grandes que encontremos. Hay que tener en cuenta que la base de la alimentación cubana es el arroz y los frijoles rojos, tendrá sus propiedades nutricionales, no lo dudo, pero provoca unos restreñimientos importantes y, si además quieres entrar en vez de salir pues hay problemas.

Acercándonos a su casa me tiene que indicar porque son callecitas estrechas que no sé. Al final llegamos a una calle estrecha, cochambrosa, con la mitad de los edificios que solo les queda el esqueleto y la calle llena de negros. Ni un blanco. Yo sé que Bárbara es de Pinar del Rio, así que son Guajiros. Gente de campo, vaya.
Dejo el coche ahí tirado convencido que es la última vez que lo veo, entramos por una puertecita y subimos por una escalera que es la mitad de ancha que cuando se construyó. Eso lo hizo la revolución en algún momento, compartimentaban casas y pisos para tener más casas y pisos rápidamente. Más pequeños, claro. Es el segundo piso y último, más arriba no hay nada. Cuando entramos se oyen gritos de hombre que no obtienen respuesta. En un, ¿comedor? Hay una señora que se ve que si se hubiera cuidado estaría tan buena como su hija edad por edad, claro. Los gritos vienen del balcón que se aguanta en su sitio como muestra que los milagros existen y, en el balcón un hombre borracho como una cuba, con una camiseta imperio que les grita a los negros de la calle;

.- ¡Nosotros os dimos la libertad y os hicimos hombres!

Yo tengo la seguridad que nunca más veré mi Mitsubishi. Sé que no me lo podré llevar de la isla pero le había cogido cariño.

Hablamos un rato con la madre de Bárbara, farfullamos un rato con su padre y Bárbara decide que se quiere cambiar de ropa. Claro, en casa solo tiene ocho vestidos… Se va a la parte de la casa que tiene sus cosas y se empieza a quitar la ropa cuando veo que en los restos de la casa de delante, ya no tiene puertas ni techos ni ventanas hay media docena de negro pelándosela como monos mientras Bárbara se cambia.

Su padre se da cuenta y a farfullada pelada les detalla que haría si les alcanzara y por donde les metería sus propias pollas. A todo eso los negros se van corriendo ahora uno ahora otro y como es una calle de un solo carril, muy estrecha, juraría que algún viaje llega al balcón de nuestro lado. A la fachada seguro.

Bárbara alega que es mejor no hacerles caso y su padre le farfulla que cierre la ventana cuando se despelote.
Tras este espectáculo edificante encontramos milagrosamente el carrito en la puerta y nos vamos a casa, al Miramar turístico y relativamente civilizado. Me tranquilizo. Los hidratos de carbono del mediodía han hecho su efecto pero la hora de cenar se acerca y quiero la comidita de Idalmis, nada de restaurantes. Que desde que he llegado no paramos.

Cena, a la cama, sexo civilizado y a dormir. Y duermo profundamente, pero sueño que me persiguen, hordas de guajiros me persiguen con sus trajes típicos.

A la mañana siguiente después de desayunar, hacer un poco el oso por casa a Bárbara se le ocurre que podríamos ir hasta el Tocororo a pedir mesa para la noche. A mi que la tortilla de patatas de Idalmis me sienta muy bien por la noche objeto algo pero ella se empeña. No lo entiendo.

Bueno, solo son seis o siete cuadras al Tocororo y hace buen día, esto es no mucho calor. A las tres cuadras me hace entrar en una casa que yo no había reparado nunca en ella, y eso que esta a trescientos metros de mi casa. Es evidente que es un sitio oficial, hay una especie de sala de espera con los bancos paralelos unos a otros y una señora de uniforme que va llamando por números que coges en la entrada. Bárbara habla sin parar como para no darme tiempo que lo haga yo hasta que la señora de uniforme dice nuestro número.

.- ¿Qué día?

.- ¿Qué día que?

.- ¿Ustedes vienen para casarse, no?

.- Si

.- No

.- Cuando se pongan de acuerdo vuelvan.

Y dice el siguiente número.

Salimos a la calle y Bárbara pone cara de mala leche.

.- ¿Por qué no quieres?

.- ¿Por qué me has hecho esta encerrona?

.- Mira Simón, cuando se muera Fidel yo no quiero estar aquí, si no te casas conmigo me casaré con otro que candidatos no me faltan.

Me doy media vuelta y vuelvo a casa a paso ligero. Meto sus ocho vestidos con toda la parafernalia en bolsas y le llamo un taxi. Se va hecha un basilisco y yo veo cómo se va respaldado por Idalmis y Rodolfo que cuando se cabrean son peores que los dálmata.

La vida sigue tranquila como casi siempre en La Habana tomando café con el negro de las mordidas, aburrimiento, intento de tocarle el culo a Idalmis y ella solo medio no dejándose, alguna fiesta en casa, algún en casa de Idalmis con cabreo de Marino, su marido, visita a los padres de Rodolfo que están mayores, en fin, como siempre más o menos.

Al cabo de tres meses aproximadamente un día llama el teléfono a horas intempestivas y es Bárbara que está en Huelva, Reino de España, y me dice que se ha casado con alguien de ahí, que vive en España y que se va a arreglar para cenar. Le doy el pésame para su marido por lo que le espera y después que me cuelgue violentamente me voy a bañar a la piscina. Un baño largo y reparador que limpia toda la porquería interior y exterior.

.- Rodolfo! Tráete una de diez años!

Y Rodolfo que viene feliz.

.- Idalmis! Dile a María, a sus hijos, yernos, a tu hijo, a tus hijastras que están muy buenas y a Marino que invito a cenar a cerveza y piscina.

.- Pero si no tengo hecho nada! ¿Y Marino también?

.- ¿Me quieres?

.- ¡ Descarao!

Pero suena cariñoso.

.- Venga Rodolfo, vamos a comprar pizzas!
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Antiguo 14/04/2021, 20:30   #135
Simon
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El pasado nunca está donde crees que lo dejaste, ni siquiera es pasado.

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Antiguo 15/04/2021, 14:35   #136
Trauet
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Preciosa demostración de que en la vida "Todo es Jazz". Maravilloso arreglo en clave de swing de una balada concebida y compuesta en plan "pop almibarado".aplaudiraplaudiraplaudiraplaudiraplaudir
No todo va a ser follar..................(canción de Javier Krahe)

Última edición por Trauet; 15/04/2021 a las 14:37.
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Baja_134832 (15/04/2021), david_75bcn (16/04/2021), Simon (17/04/2021)
Antiguo 15/04/2021, 15:40   #137
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El pasado nunca está donde crees que lo dejaste, ni siquiera es pasado.

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https://www.youtube.com/watch?v=lVXziMFEqX0
El pasado es una mentira que nos creemos constantemente. O eso me parece a mí...
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Antiguo 16/04/2021, 17:26   #138
Simon
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Hay sexo en todas partes si se mira y escucha bien, también el pasado está en los lugares más insospechados. En la música por ejemplo.

Última edición por Simon; 16/04/2021 a las 17:30.
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Antiguo 18/04/2021, 19:56   #139
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À LA RECHERCHE DU TEMPS PERDU (HUMILDEMENTE)


A Ida, por haberme hecho feliz más de lo merecido

Aquí estoy, al veinte por ciento de mi tanque vital, varado como un viejo barco pirata en los escollos de la madurez más que avanzada, con las olas de lo que creí mi océano y resulto ser un pequeño lago zarandeando lo que en algún momento pasado fue envidia de chalupas a las que ignoraba y hacía zozobrar a mi paso. Las nieves del tiempo blanquearon mis aparejos, si no lo digo reviento.

Desde mi retiro forzoso entre las rocas esperando mi turno en el astillero donde me van a desguazar no me queda otro entretenimiento que recordar.
Recordar con lo que me trae la brisa. Un olor, un sabor – si, la brisa puede tener sabor -, un murmullo, un ruido, los espejismos, que no lo son, jugando con mi mente el viento y el sol, violencia… ¡hay mucho para recordar! Y recordar es vivir un poco otra vez. ¡Cuánto desperdicio!

El olor de los tablones podridos y húmedos de la cubierta me recuerda a La Habana, también sus quejidos. La Habana huele a mar, huele salado hasta la Plaza de La Revolución, a partir de ahí solo huele húmedo, pero no húmedo sin más, la humedad tiene sabor.
Sabor a fritanga, a edificios empapados que se empeñan en no caer, parece que quieran sobrevivir a la revolución, quieren mantenerse erguidos el día que se pueda escoger. La Habana sabe a vegetación asilvestrada, cimarrón, es vegetación que alguna vez fue domesticada y domestica pero que lentamente hizo su propia revolución y recupero la libertad para caer en la inanición.
El mar le aporta nutrientes y sobrevive para seguir su imperceptible pero imparable avance.

Olor a frutita, a malanga frita, a yuca hervida con sal y el azúcar más fino que se pueda encontrar exceptuando el fondo de una botella de ron. A bananos fritos dos veces y convertidos en patacones, huele a negra mezclada con los patacones fritos, huele porque no tiene donde bañarse. La Habana huele a sexo de negra hervida con patacones de banano en busca de huevos de gallina comprados fraudulentamente en la calle con chavitos obtenidos fraudulentamente tras los huevos de los yumas capaces de pagar cincuenta o cien cañas por una negra con sabor a banano.
Cada caña veintiséis chavitos en la casa de cambio, veintiocho en la calle.

La humedad además de olor tiene sonido. Hace ruido. No hay más que acercarse al Cementerio Central intentar entrar y se oye una voz que dice:

.- ¡La visita son dos CUC (pesos convertibles)!

Si se ignora y se sigue entrando a mano derecha, dentro de una capilla hay una reproducción de la Mare de Deu de Montserrat, te sobresalta cuando parece susurrarte:

.- Simón, ¿Qué has hecho con tu vida?

Es mejor tratar de ignorarla también, ahí cada uno, y meterse de lleno entre las tumbas en el suelo pero elevadas cosa de un metro y los panteones de los indianos que parecen gritar su fortuna. Las tumbas terrenales son una mezcla de ritos católicos y de religiones paganas como la Yoruba de origen africano, y dicen que los ramilletes de hierbas y raíces resecas en vez de cruces las ponen los Orishas.
En verano hace tanto calor que de las tumbas modestas se puede oír como crujen los huesos de los muertos con un ruido parecido a partir una rama. De los panteones no, los señores están más frescos y no crujen. Tampoco son envidiables.

Detrás de los panteones, allí donde da la sombra, se pueden encontrar alemanes de seis pies empujando a negras de ocho pies con olor a fritanga de banano patacón.
Cuando llueve La Habana huele a tierra, a arcilla, a vegetación exuberante y a vegetación podrida, huele a basura y excrementos. Huele a mierda y a corrupción.
La Habana sabe sobre todo a arroz y frijoles negros, a veces rojos, y casi siempre con vida interior. Proteínas.

El sol en La Habana lo va cociendo todo, a fuego lento pero puede con todo hasta que viene un ciclón y hace limpieza física, la moral necesita un programa más complejo y prohibido.

A veces el cielo se oscurece hasta parecer de noche en pleno día, el viento sopla a doscientos ochenta kilómetros por hora arrasándolo todo y aullando como mil manadas de lobos, levanta todo lo que no esté pegado al mundo y te agrede tirándote encima todo lo que puede. Y puede mucho, es muy poderoso. Luego te arrepientes de no haber construido un Arca de Noé, llueve furiosamente y ruidosamente, las aguas del océano suben varios metros empujadas por las súbitas bajas presiones según muchos o por el aletear de las alas del Arcángel San Gabriel según algunos menos.
Todo se inunda, las casas construidas con medios quedan convertidas en pequeñas islas sin playa, solo con medio jardín. El otro medio está bajo las aguas o simplemente se fue volando.
El resto de edificios se inundan despiadadamente pero como si florecieran con el aporte exagerado de agua marítima en sus azoteas se oye música cubana en la oscuridad. Se llama capacidad de adaptarse al medio.

La Habana tiene olor, sabor y sobre todo espejismos de amor por todos los rincones, como principal exportador mundial de mujeres y no precisamente por mafias de trato de personas sino por saberse vender bien el amor fingido, el amor verdadero, que también lo hay, corre por las calles, después viene el olor y el sabor de negra mezclado con bananos fritos. Infinidad de generaciones de bananos fritos han sucumbido al amor en cualquiera de sus facetas y se han multiplicado por todos los continentes habitados.

Aquí estoy, en mi viejo barco pirata, que después de navegar los siete mares terminó convertido en un montón de madera podrida lista para hacer aserrín con él y con las velas colgadas, como un ripio. Como los balcones de La Habana.

Sé que mi inmovilidad es temporal, que el tiempo es largo a pesar que no me sobra, pero algún día, un día, volveré a La Habana, Y si me dejan, me quedaré. Y si me dejan quedar me compraré una parcela, de las modestas no doy para más, en el Cementerio Central de La Habana y dejaré escrito donde quiero ser enterrado. Y cuando me entierren me reiré a mandíbula batiente y obviamente descarnada cuando crujan mis huesos para asustar a los turistas al pasar a mi lado.

Todo eso y mucho más es La Habana, ciudad que amas y odias a la vez, como todos los verdaderos amores pasionales, que cuando caes en sus redes es para toda la vida.

Naces donde deciden otros, pero al final descansas donde eliges.
Yo fui pasto del amor cubano hace veinticinco años y todo el tiempo que he perdido viviendo otras vidas, y el que perderé, lo recuperaré cuando el tiempo sea infinito.

Soy habanero.
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Antiguo 19/04/2021, 19:09   #140
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TRES DÍAS EN EL PARAISO


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Las tres de la mañana. El avión de GOL ha hecho una escala no prevista en Fortaleza gracias a la época Monzónica el resultado es que después de kilómetros de carreteras infectas estoy en el Tambaú Gran Hotel de João Pessoa.

Es tardísimo, estoy cansado, intento sacar cuentas de que hora es en… ¿casa? y no me aclaro. La habitación es un truño con unas cucarachas de medio kilo. Me quejo y me la cambian por una con cucarachas más pequeñas.
El botones vestido de botones, como Spirou, y de unos treinta años me sube las maletas y tiene un parloteo en el ascensor poco entendible, mi portugués aún es poca cosa. Supongo que se queja del mucho equipaje. Tiene que durar mucho tiempo, el suficiente para aprender portugués.

Por fin solo, lavabo, dormiré mucho, o no, el cambio de hora, siempre igual, me cuesta adaptarme. Vaya por Dios, llaman a la puerta. ¿Se habrá olvidado una maleta? Abro. Es Spirou con un niño de siete u ocho años. No entiendo nada. Cuando lo entiendo le suelto un viaje a Spirou que le rompo varios dientes, los dos labios y probablemente le parto la lengua. Me gustaría partirle el alma. Estoy seguro que me he roto un dedo. O dos. Además tengo algún trozo de diente clavado en los nudillos, lo arranco y lo tiro al suelo.

El malnacido consigue levantarse tambaleando escapa y despierta al recepcionista que a su vez despierta al director del hotel que avisa a la policía.

Estupendo, la primera noche de muchas en Brasil y ya estamos todos en comisaría. Intento explicarme pero hacen como que no lo entienden, está claro que se conocen y comparten ingresos. Paso la noche en el calabozo. Mo ponen solo y pienso en películas de cárceles, concretamente “El expreso de medianoche” y paso miedo.

Por la mañana me sueltan previa multa de concepto indeterminado y sabor a mordida y vuelvo al hotel. Spirou está en recepción llevando maletas como si nada. Bueno, su cara no tiene un bonito aspecto. Me gustaría ensañarme con él pero intuyo posibles represalias. En brasileiro se dice “plomo ou facada”.

Antes que me apuñalen pago el hotel, me hago llevar las maletas por un desfigurado a un taxi y le indico que quiero que me lleve a un hotel en la otra punta de la ciudad, me bajo del taxi y en vez de entrar al hotel arrastro mis maletas un par de cuadras y cojo otro taxi para que me lleve a un hotel en el centro. Espero que así me pierdan la pista y poder olvidarme, relativamente, del tema.

Decido apuntarme a una excursión, y de paso quitarme de en medio, a un arrecife que aparece y desaparece con la marea a un par de kilómetros de la costa. Picãozinho se llama. Para subir al barco hay que nadar desde la playa porque no hay un maldito embarcadero. Yo soy de secano. Una breve travesía de seis millas y ese es el sitio, realmente es espectacular pero peligroso, bajas del barco y el agua te llega a las rodillas en medio del mar, en veinte metros el fondo marino cae en picado varios cientos de metros. Realmente estás en el pico de una montaña submarina.

Una vez allí el rollo es dar comida a los peces tropicales con las manos, cada vez son más y más grandes, pienso en subir al barco de manera cobarde cuando una chica tiene dificultades para volver, la resaca es traidora. A mi lado pasa nadando a velocidad máxima alguien que identifico con una mujer por el culo que bambolea fuera del agua con el esfuerzo. Consigue atrapar a la otra chica y vuelven despacio. Aplausos desde la seguridad de cubierta.

Ya en el barco ella se presenta como Dalva, es trigueña, atlética sin ser muy alta y tendrá unos veinticinco, al final veintisiete. Habla castellano muy bien y se interesa por mi mano aún hinchada. Le explico y ella se escandaliza pero dice que allí pasan estas cosas.

Me quiero ir, digo, obviando que estamos en medio del Atlántico. Se que de todas maneras en un par de semanas tendré mi propio apartamento. Dalva me propone ir a ver a su familia que según ella vive cerca. Acepto y quedamos en un par de horas en la puerta del hotel. Aprovecho para coger mi equipaje y dejarlo en consigna en correos. No me fío de los posibles amigos de Spirou aún que haya tomado precauciones.
A las dos horas aparece Dalva con un buggy conducido por un buggeiro.

- ¿Tienes crema?

Pregunta ella.

- ¿Para que?

- ¡Para la piel tonto, que eres muy blanco!

Y se ríe.

Yo pienso en su culo asociado a la crema.

Resulta que en Brasil cerca son 200 km en buggy por la playa tres días y tres noches. Tiempo de conocerse sobradamente. Ella me cuenta que es una garota de programa, yo me quedo igual y necesito explicación. Lo entiendo y me disculpo por mi ignorancia. El buggeiro nos deja por las noches y desaparece él y buggy.

Infinidad de kilómetros para nosotros solos.

Sexo a gogo desde el agua hasta los plataneros. Ella es buena y está en mejor forma que yo. Tres días en el paraíso.

A los tres días llegamos a Natal habiendo constatado que no somos vírgenes y habiendo cerrado un trato por unos cuatrocientos dólares por “unos cuantos días”. Serían precios estupendos para Barcelona, pienso.
Cuando el buggeiro nos deja en Natal, Avenida Ayrton Senna, aún cogemos otro taxi que nos sube calles arriba, es evidente que es una favela.
En guardia.

Ella dice – es aquí – y doblamos por una calle que en la esquina hay una funeraria con bonitos ataúdes expuestos en el escaparate. Solo faltaba eso. Viva la vida con Pepsi.

Su madre es encantadora, y guapa. Descubro que Dalva tiene tres niños muy monos y de colores diferentes que indica diferentes procedencias paternas. Comen. Carne al sol. Me lo como todo y digo que está muy bueno.
Dalva habla animadamente con su madre a una velocidad que yo no entiendo y los niños hacen de niños y no facilitan las cosas.
Al final entiendo que quieren organizar una ceremonia Candomblé. Ahí no me pillarán desprevenido, la religión yoruba y los orishas familiares ya los conozco de mis años en Cuba. Es un desmadre.

Quedan para la noche y Dalva me ayuda a buscar un hotel para los dos. Nos duchamos y nos ponemos guapos vestidos de blanco para la ceremonia. Yo estoy como una gamba de demasiada playa. Y otra vez a la favela.
En la calle da miedo.

En la casa hay mucha gente, casi todos vestidos blanco, se desarrollan los rituales con música sincopada de percusión, alguien entra en trance y dice cosas poco entendibles mientras tiembla espectacularmente en el suelo, un pollo se las carga y le cortan la cabeza con sangre por todas partes para que nos bendiga a todos, parece mentira la de sangre que cabe dentro de un pollo, y beben, mucho. Cachaça sobretodo.

De vez en cuando la escupen pulverizando sobre el fuego provocando llamaradas. A mi no me sorprende, ya lo ha vivido antes en La Habana, en realidad me echaron de casa de un santero en La Habana por ser un espíritu hostil pero esto es otra historia. Básicamente porque no me creía nada y me partía el pecho.

Ha vuelto la calma y se comen las ofrendas que no son tontos. Mucha comida porque todos traen algo de comer y beber. Dalva y yo pasamos unos días inolvidables llenos de sexo, siestas y sexo.
Yo tengo que volver a João Pessoa, al final me pagan para trabajar. Ella se queda.

Quedamos que nos veremos. Yo aún no tengo mi dirección definitiva. Nunca mas nos veremos. Yo lo lamento pero pasan los días y las semanas y todo se difumina. Hay otras Dalvas, pero cada una es diferente. Las disfruto y las sufro.

Con los años y la implantación de Internet la busco, Dalva Monteiro. Y la encuentro, no es fácil, es un nombre bastante corriente. Ella está muy guapa, sus hijos son ya mayores, a uno lo mataron con 23 años por un tema de bandas. Dos tiros.

Realmente está muy guapa y se la ve feliz.

Y a su marido también.

Última edición por Simon; 19/04/2021 a las 21:39.
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