13/06/2023, 13:37 | #301 | |
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5 foreros han dado SmilePoints a Aramis 43 por este mensaje
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Baja_157799 (13/06/2023), El Observador (14/06/2023), Medio Siglo (16/06/2023), Simon (14/06/2023), Violeta C (14/06/2023) |
14/06/2023, 10:17 | #303 | |
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Os poneis de acuerdo. Aramis sabe el sitio en Enric Granados.
bump IDA Y VUELTA En general cada uno tiene una idea formada de como fueron sus abuelos, sus bisabuelos y de manera más amplia como han transcurrido las cosas hasta que tienes constancia, pero eso normalmente solo son un par de generaciones atrás. En divertido, o no, agarrar las partes de la historia conocida y rellenar los vacíos. Yo tengo varias versiones de la mía. Esta es una. ( "Este es uno" como diría un ilustre judío holandés ) Espero que os guste. Creía que sería más cómodo y está resultado angosto, oscuro, no huele muy bien y el ruido monótono e incesante del tren que en un principio incluso me ha parecido confortable se vuelve cada vez más pesado precisamente por la monotonía. Tampoco es que esperara que hubiera catering y espectáculo pero lo cierto es que me aburro. El viaje de ida en realidad empezó con varios viajes anteriores, todos ellos en general más placenteros que el de ida propiamente. Cada vez que salía de casa debía besar y despedirme de aquella mujer poco agraciada en todas las características que adornaban su figura y su escasa inteligencia. Me habían casado con ella para fusionar nuestras familias y así de una tacada también las empresas familiares. Mi hermano se casó con la hermana de ella. A mí no me tocaba, porque soy el tercero de mis hermanos pero mi hermano mayor murió de una neumonía y mis padres de acuerdo con los padres de ella tiraron de banquillo y me tocó a mí. Al final eran negocios, daba igual uno que otro. A mi no me daba igual, me vi obligado a tener tres crías con aquella mujer que veía el sexo como una obligación empresarial. El certificado de la fusión. Hicieron falta tres intentos para obtener un varón y poder dejar de revolcarse con aquel engendro definitivamente. Eran crías repulsivas, las dos mayores como muñecas rusas salidas a su madre en físico e inteligencia y el pequeño… bueno, era el pequeño. Vivía en un mundo de harpías. La vida era difícil y desagradable, no tenía el más mínimo refinamiento propio del año 1888 que no era poco. Se había empeñado en contratar una cocinera de su confianza que su plato estrella era una sopa que nunca quise saber de que estaba hecha. Yo la llamaba “sopa tibia de albóndigas jíbaras con telarañas cuajadas”. Huelga decir que no lo podía decir en voz alta si no quería tener caras largas una semana seguida. Afortunadamente para mi soy ingeniero industrial, y bastante bueno, pronto fui el encargado de controlar la compra de toda la maquinaria que hacía falta para la fabricación de nuestro producto. Con las dos familias juntas éramos la primera empresa nacional y habíamos dejado de hacernos la competencia. Los viajes son largos, coche de linea asqueroso hasta Portbou y allí, después de una cantidad de papeleo innecesario, cambio a tren para el ancho de vía europeo. Un bonito tren azul con el techo exterior blanco y confortables compartimentos de primera clase en madera y servicio personalizado hacían el viaje hasta París una experiencia muy agradable, de dos días, eso sí, pero daba igual porque el restaurante del primera clase estaba a la altura de los mejores restaurantes de París o Londres, destino final de los viajes, y porque todo el tiempo que estuviera fuera era tiempo que no tenía que convivir con el circo ambulante que me había tocado como familia. Normalmente conmigo viene un técnico escogido por mí para estudiar la parte mecánica de la maquinaria. En España no se fabrican este tipo de máquinas y las mejores son inglesas o alemanas. Prefiero las inglesas porque las fabricas están a las afueras de Londres y a día de hoy es la capital del mundo. Hay todo lo que un hombre pueda desear. Todo. Es necesario hacer escala en París para cambiar de tren pero además con el tiempo he cogido la costumbre de quedarme dos o tres semanas en un bonito hotel de París para disfrutar de los placeres que puede ofrecer la ciudad de la luz, que son muchos. Cada vez cambio de hotel, así que soy ilocalizable aún que mi lamentable esposa descubriera la invención del teléfono. Esta vez toca el Geoge V. Joseph, que así se llama el técnico en mecánica que me acompaña entre que nos hemos ido haciendo amigos y que lo he acostumbrado a la buena vida me ríe todas las gracias y se aprovecha de mí. Tenemos una relación como si fuéramos un liquen. Naturalmente me tiene que llamar Don Simon. Una vez instalados en el hotel dedicamos un par de días a cogerle el pulso a la ciudad y a olvidar definitivamente lo gris y sucia que es la ciudad de Barcelona. Y más desde que se puso hace veinte años en marcha el loco y desagradable plan de un tal Ildefons Cerdá. Un auténtico desastre. En fin, nada que unos buenos restaurantes, unas buenas terrazas, excelentes espectáculos con montones de chicas enseñando cosas que en Barcelona las matan y algunos clubs de lujo, solo para monsieurs de casa buena y con los bolsillos cargados. Eran casas enteras donde en los bajos había salones ricamente decorados con muebles de primera calidad, chimeneas de las grandes, y unos cuantos señores alternando amigablemente con chicas estupendas que como mínimo podían ser sus hijas. Recibía la propietaria de la casa y del negocio, Madame Noisette, muy guapa pero distante e inaccesible. Y me consta que no era por falta de caballeros que no le dedicaran sus atenciones. Se decía que incluso alguno, de los de más nivel social y económico le había pedido matrimonio poniendo si había hecho falta un pagaré en blanco firmado encima de la mesa y que ella siempre se había negado. En algún salón siempre sonaba un piano tocado por un músico que no tenía por contrato vela en ningún entierro. Ellas vestidas bastante explotadas pero con elegancia y buenos modales, nada de putones verbeneros. En el piso superior había estancias donde se bebía champagne, se fumaban cosas que no eran tabaco, se consumaba carnalmente y algunos se quedaban a dormir, es un decir, naturalmente no se pagaba nada, al salir de la casa, al pasar por la salita que daba al recibidor, un mayordomo te ofrecía con cierto disimulo una bandeja de plata con un sobre cerrado. Solo entreabriendo se podía ver la cantidad, pero se consideraba de mal tono examinar el detalle de la factura. Tampoco Madame Noisette contaba el dinero. Por lo menos hasta que no te habías ido. Era entre caballeros y una señora. En cuanto a mí, pues bueno, todos tenemos nuestras perversiones, en cuanto entrabamos Madame Noisette me saludaba efusivamente tendiéndome la mano para un besamanos y yo mientras me inclinaba ligeramente sin jamás llegar a la mano, me olvidaba de Joseph hasta que nos encontrábamos al día siguiente en el restaurante del hotel desayunando. Era el trato desde hacía tiempo. La Madame siempre decía como si no existiera nadie más que La Perle estaba dispuesta y esperándome. También era de buen tono llamar por la mañana para que la chica pudiera prepararse para las depravaciones que te conocieran o por si pedías alguna cosa nueva. Algunas requieren preparativos suficientemente minuciosos o elaborados que requieren horas. Evidentemente nunca se hablaba de dinero. Si lo hubieras hecho te rechazarían como cliente y te indicarían otros sitios más “sencillos” donde ir. La Perle para mi tenía de especial que era senegalesa, y a me gustan las negras, las encuentro guapas, fogosas, fuertes, apasionadas y sobretodo negras. Esa noche llevaba un bonito vestido verde esmeralda que le quedaba como hecho a medida de talla y de color para resaltar aún más su piel. Estuvimos bebiendo, cantando al piano con otras chicas y otros caballeros que se dejaban ir de la dura disciplina social de aquellos años y luego nos retiramos a nuestra habitación. En realidad era una suite con un saloncito privado, vestidor, dos baños, hay que ser un caballero, y un dormitorio. Servicio de habitaciones toda la noche naturalmente. Bebí mucho, no era la primera vez, se me hace borroso lo que paso a continuación, pero vaya, se lo puede uno imaginar. Recuerdo haberme despedido de La Perle con un beso en el cogote mientras aún dormía, me había molestado un poquito que se quedara dormida, que le había pagado dejando una generosa propina. A La Perle le había dejado encima de la almohada unos pendientes que había comprado expresamente pensando en ella. Esperaba que los encontrara al despertar y que me lo compensara la siguiente visita. El aire frío de la calle me había despejado lo justo para llegar hasta el George V, pedir la llave y quedarme dormido encima de la cama. La había pillado gorda. A la mañana siguiente entre la ducha y un esfuerzo titánico me dejo resbalar hasta el ascensor, y llegar al comedor cuando Joseph ya ha terminado y está leyendo Le Journal de París, parece preocupado y sudoroso. No sabe beber y luego le sienta mal. Solo quiero café, negro como La Perle, espeso y fuerte. Y mucho. En realidad todo como La Perle. Joseph me habla y no lo escucho, deduzco que me comenta el periódico y alcanzo a ver algún titular de sucesos. No me interesa para nada. Durante el día Joseph está pesadito, más de lo normal e insiste en que deberíamos olvidarnos de estar tanto tiempo en París y comprar los billetes de tren a Calais, el ferry de Calais a Dover y el tren a Londres. Que la maquinaria que tenemos que comprar es necesaria y que sobretodo Londres es mucho más grande que París, que Londres es el sumidero del mundo y que hay chicas de todos los colores y sabores. Estoy de acuerdo en esto último y le doy permiso para que haga los preparativos. Yo solo pago y le llevo conmigo porque me sirve como coartada para la familia. Joseph tiene fama de Santo cosa que nunca he entendido porque ataca todo lo que lleva faldas como el primero. Lo que no entiendo es porque Joseph ha reaccionado así, no es su estilo. El proceso de compra de billetes en la misma recepción del George V, embalaje de todas nuestras cosas, por los butler del hotel naturalmente, carga en un carro de caballos del mismo hotel y otro para nosotros más refinado ha sido tan rápido que en algún momento he dudado si nos marchábamos sin pagar, hasta el punto de preguntar a Joseph sobre este extremo. Era innecesario porque forma parte de sus obligaciones y no falla nunca. En realidad yo estaba algo molesto por las prisas con que había conseguido sacarme de Paris y meterme en un compartimento de primera clase destino Calais. Había periódicos y Joseph tenía hoy como una fijación con las páginas de sucesos y las necrológicas e iba saltando de un periódico a otro como comparando informaciones. .- Joseph, ¿pasa algo? .- No señor Simon. ¿Por que lo pregunta? .- Hombre, llevas toda la mañana rebuscando en las páginas de sucesos de los periódicos franceses. ¿Quieres los ingleses también? – con cierto rin-tin-tin por mi parte. El estrecho entre Francia e Inglaterra siempre estaba revuelto, y no solo políticamente, también las aguas. Eso tenía la virtud de callar a Joseph durante unas cuantas horas. Se mareaba y se iba en destacamento a la popa del barco a soltar lastre durante casi toda la travesía. Otro tren sin más historia y estábamos en el centro y capital del Imperio y del mundo. Eso era una ciudad y no donde vivíamos. El hotel elegido esta vez era el Dorchester, al lado de Hyde Park, en el Londres central, ubicación perfecta para lo que nos hacía falta. Cercanía con las zonas más selectas de clubs para “caballeros” donde por unas sumas nada simbólicas tenías barra libre con las mejores señoritas de la metrópoli y con las instalaciones en general incluyendo restaurantes, bares, suites, solo había suites, y luego, bueno…una serie de instalaciones para practicar en todas sus modalidades eso que se había venido a llamarse por algo disciplina inglesa. Dependiendo de tu nivel de exigencia o servicios especiales dentro de los servicios especiales había un poco por todas partes una especie de mini recepciones donde detallar lo que se deseaba y por el precio adecuado se podía obtener. A mi ya me conocían de alguna otra ocasión y si bien pagaba espléndidamente con el tiempo tenían dificultades en buscar a la chica adecuada. .- Señor Simon, tenga en cuenta que la última vez la mandó al hospital y tardó diez semanas en recuperarse… .- Bueno, pero pagué religiosamente el tiempo que la chica estuvo sin trabajar, ¿no? Y creo recordar que deje una buena cantidad como propina para… ¿Cómo se llamaba la chica que lo he olvidado? .- Mary, se llamaba Mary y si bien es verdad que fue usted muy generoso esta chica no ha vuelto a trabajar más. Secuelas. .- ¿A mi que me cuenta? ¡Pedí un servicio muy concreto y me lo proporcionaron, además, no sé por que estoy discutiendo con un asalariado! A ver si voy a tener que presentar una queja. .- No, por favor, no se lo tome mal señor Simon, solo es que estamos buscando a la chica que cubra sus necesidades a plena satisfacción. Si le parece la casa le invita a cenar en el restaurante que usted prefiera de los cinco que hay en el edificio y cuando termine la señorita le estará esperando. Me veo en la obligación de informarle que vistas sus necesidades no será barato… .- ¡Naturalmente! Y me fui a cenar tranquilamente. El que diga que en Londres se come mal es que o bien es ignorante o bien miente. Después de cenar directo a los ascensores dedicados a las partes más profundas, insonorizadas y caras del enorme local. El ascensor bajaba un número sospechosamente indeterminado de pisos pero lo que era seguro es que la mayoría estaban bajo tierra. En uno de los pisos se abrieron las puertas del ascensor, no era mi piso, y me encontré frente a frente con un anciano completamente desnudo que me miraba fijamente a los ojos con sus ojos azules e intentaba pajearse con el mini colgajo que le quedaba sin lograr una erección, incluso había perdido el poco pelo que debería haber tenido. Entonces levantó levemente la pelvis tratando de enseñarme lo que le quedaba. Como trato de ser un señor en cualquier circunstancia me lo miré con fingido interés antes de darle al botón de “cerrar puerta”. Mientras la puerta se cerraba le dio tiempo a darse la vuelta e inclinándose mostrarme el agujero del culo. Nada más salir del ascensor, se detuvo y abrió la puerta sin yo hacer nada, me estaba esperando espléndidamente vestida una chica preciosa, alta, con un cuerpo de modelo, una cara perfecta, pelo cobrizo como solo se encuentra en Inglaterra…en fin, perfecta. Me miró sin decir nada y sin expresión, lo que yo había pedido. Como una diosa de mármol a la que se le hubiera insuflado vida. .- ¿Cómo te llamas? .- Mary (todas debían llamarse Mary, formaba parte del servicio) – y tal como había pronunciado la segunda vocal le di un puñetazo con todas mis fuerzas en el hígado y ahogué su grito con un gancho en el ojo que bajaba a toda velocidad producto del dolor abdominal que se encontró con mi puño que subía a su encuentro. Quedo en el suelo inconsciente como un trapo mojado. Pasé por encima suyo para inspeccionar la suite subterránea y a por mis guantes de cuero y de vuelta aproveché para darle una patada con la puntera de la bota en los riñones que arranco un ligero quejido premiado con una segunda patada. Tenía el pene a punto de explotar y viendo que trataba de levantarse supe que lo pasaría bien. Me habían hecho pagar una cantidad adicional por si la señorita no sobrevivía a la sesión ellos se hacían cargo de que llegara al Támesis discretamente. A la mañana siguiente me desperté en mi cama del Dorchester satisfecho y como si hubiera dormido diez horas seguidas. Bajé a desayunar y al encuentro de Joseph que aceptó un – uh – como respuesta a como lo había pasado por la noche. En los días siguientes estuvimos algo ocupados haciendo un pequeño viaje a Birmingham para hacer el grueso de las compras de maquinaria ni que fuera para disimular a la vuelta a Barcelona. Lo cierto es que nos entretuvo más de lo esperado, casi una semana, y cuando volvimos a Londres yo me encontraba en un estado de desasosiego que no presagiaba nada bueno. Algunas veces tenía unas migrañas muy fuertes que me imposibilitaban cualquier tipo de actividad. Una vez hechas las compras, como siempre, me olvidaba de Joseph hasta que decidía volver a la realidad y lo dejaba con una, limitada, barra libre económica para que se tomara unas vacaciones en Londres mientras yo me tomaba las mías. Tomé la costumbre de salir a última hora de la tarde a pasear por Hyde Park, Speakers’ Corner a ver si se peleaban, el Serpentine con sus pájaros acuáticos tratando de comerse a sus aún más acuáticos peces y luego seguía recto por Saint James Park o cruzando la City me perdía por las calles del East End, mucho más cutre y por según que zonas incluso peligroso. Me daba un morbo especial y me había agenciado una pistola que llevaba en un bolsillo del abrigo y un cuchillo pequeño pero muy afilado en el bolsillo del otro lado. Me sentía tan cómodo que empecé a frecuentar las tabernas donde se podía beber, que cada diez minutos había una pelea donde se podía participar si tenías ganas y que cada cinco minutos te abordaba una prostituta distinta. ¡ Que diferencia con el club de caballeros ! Aquí eran unas pobres matronas pero más humanas. Ignorantes y feas, le recordaban a la mujer según ponía en su partida de nacimiento con la que estaba casado. Algunas veces aceptaba las propuestas, otras se metía en uno de los muchos de los fumaderos de opio y perdía la noción del tiempo, no sabía si habían pasado unas horas o unos días. Antes o después siempre terminaba por volver a su hotel 5*GL a rehacerse, lavarse, comer bien y dormir alguna noche como se suponía que debía hacerlo. Joseph seguía su rutina y de vez en cuando coincidían en el comedor del hotel desayunando o simplemente en alguna de las salas de fumar tomándose un bajativo y repasando la prensa. No sabía si eran imaginaciones suyas pero Joseph lo miraba raro, no mal, raro. Además se había aficionado a leer la prensa como nunca antes lo había visto, también era cierto que no se fijaba mucho en Joseph. Era solo su coartada familiar. Una noche, que ya casi no era de noche, cuando entró en la recepción del hotel sentado en una confortable butaca revolviendo los periódicos de la noche anterior, en Londres había dos ediciones diarias, un hombre con una gabardina y aspecto polvoriento levantó la cabeza como un lebrel al ver a su presa. En el tiempo que él pedía su llave en el mostrador la gabardina polvorienta estaba detrás suyo. .- ¿El señor Simon? .- Si, y estoy cansado, no tengo ganas de hablar y me voy a la cama. .- Me temo que no va a ser posible, deberá usted acompañarme a Scotland Yard para hacerle algunas preguntas. .- ¿Y no me las puede hacer aquí? Y ya que estamos, ¿usted quien es para preguntarme nada? .- Inspector O’Higgins, del Yard. Tengo hombres fuera. No se ponga pesado ni haga una escena, los he dejado fuera precisamente para evitar el escándalo. Y mientras decía esto con la pericia del que lo ha hecho mil veces saco unas esposas y lo esposó con las manos por delante. Mientras le recitaba: .- Sr Simon está usted detenido por ser sospechoso de la muerte y posterior desaparición temporal, han sido encontrados, de dos chicas de un club de caballeros que curiosamente ambas se llamaban Mary y el forense ha dictaminado muerte por múltiples contusiones compatibles con sendas palizas mortales. También es sospechoso de la muerte en el barrio de Whitechapel de las prostitutas Mary Ann Nichols, Annie Chapman y Mary Jane Kelly además de otros asesinatos que se están investigando en la zona hasta un total de once todas ellas muertas después de haberse ensañado con ellas con su cuchillito y la mayoría violadas antes o después de morir. ¿A usted le gustan las Mary verdad? En fin…sigamos. También es usted requerido por las autoridades francesas por la muerte de la prostituta francesa de origen senegalés llamada Maríe más conocida como La Perle encontrada muerta de una paliza, con unos pendientes comprados por usted al lado de la cabeza separada del tronco. Me da igual que vomite. Ahora se viene al Yard, cabronazo. En fin, a partir de aquí todo ha ido rodado, pasé unos días en un calabozo tranquilo, un juez muy educado me condenó a la horca después de que Joseph me hubiera vendido. Venía sospechando desde Paris donde vio en el periódico que habían encontrado destrozada a la chica negra que era mi preferida, al final no pudo aguantar más y me robó la navaja como prueba de mis delitos para ir a la policía, yo renuncié a mi derecho de apelación. Que pereza. Hace dos días, de madrugada, me vinieron a buscar y me colgaron por el cuello “hasta que muera”. Ahora estoy en los bajos de un tren de mercancías nada lujoso metido en una caja de pino que por lo que se ve es la más barata. Es la que me ha pagado mi mujer, María, que me estará esperando. |
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21/06/2023, 17:33 | #304 |
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31 mensajes de Aramis 43, Violeta C, faustino, Simon, Medio Siglo, Toretto, Lara È, Alma Blue, Electricus, Milena Ramirez, Reddington, Romita han sido movidos al siguiente tema: Quedadas foriles (mixtas) - NO OFICIAL.
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2 foreros han dado SmilePoints a Organizadores del Foro por este mensaje
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Baja_19632 (23/06/2023), Violeta C (22/06/2023) |
22/06/2023, 10:59 | #306 | |
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BESARABIA 1941 (Notas para un cuento) Besarabia se une a la mayor parte de Moldavia, Valaquia y parte de Ucrania y funda la Republica de Rumanía. Las tropas rumanas inician pogroms, matan a miles de judíos acusándolos de colaboracionistas con los soviéticos. Al mismo tiempo los Einsatzgruppen SS acusan a los judíos de espionaje, sabotaje y comunismo y también los matan a miles. Otros miles. Los judíos son expulsados y confinados en campos de concentración en el 42’ bajo la tutela de las SS que exterminan a unos doscientos mil. Varsovia es fría, húmeda y los polacos confinan a los judíos escapados de Besarabia en el gueto hacinados, hambrientos, enfermos menos los piojos judíos. Se celebra el Yom Kippur interrumpido por las tropas nazis con gran derramamiento de sangre. El café en París es bueno hasta partir desde Southampton en tercera clase a los Estados Unidos de América. Sueño americano. Amor maritimo con Sara, hablamos, confidencias, algún beso robado. Nunca nos volveremos a ver. Filas de hombres, filas de mujeres. Veo a Sara, la admiten en cuarentena como una bestia. Somos rechazados, el médico que nos examina detecta sordera en un oído de mi padre. Colombia, andamos. Andamos durante muchos meses. Recorremos los Andes. Mi madre quiere ir a Santiago, mi padre a Buenos Aires. La Pampa. 4.000km. Vamos a Buenos Aires porque hay 600.000 judíos, más que en cualquier otro lugar del planeta hasta que se funde el Estado de Israel en el 48’. Europa nos ha escupido, América nos ha cerrado las puertas. Nos nacionalizamos. El mundo está en llamas. |
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22/06/2023, 22:58 | #307 | ||
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23/06/2023, 00:50 | #309 | |
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Interesante, gracias.
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23/06/2023, 13:18 | #310 | |
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SU MENDA Y hasta aquí hemos llegado. Siempre había sido un chico solitario, en el colegio tenía algunos amigos, pero amigos de colegio, de esos que con los años vas perdiendo de vista porque cada uno toma un camino distinto, pero donde realmente se sentía cómodo era en casa, en su habitación, tenía su mundo en el cual la reglas las dictaba él. Pequeño dictadorzuelo, sin maldad, pero también sin escrúpulos. No era mal estudiante, nada espectacular, así que apoyándose en algunas asignaturas para las que tenía especial facilidad se sacó los cursos uno detrás de otro a la primera, aprobó la selectividad y se matriculó en una carrera técnica. No es que le gustara especialmente pero para las materias que tenía facilidad era adecuada y además no le obligaba a interactuar demasiado con los demás alumnos. Las carreras de letras las había desechado en bloque porque desde siempre la ortografía había sido su caballo de batalla. Además estaba aquello de que la gente de letras es más “enrollada” que traducido a la práctica que le interesaba a él quería decir mayor promiscuidad social. Que miedo y malestar todo junto - ¿ Por que todo junto se escribía separado? -. Nunca entendería a la gente de letras… A todo eso fueron pasando los años, le salió pelo donde le debía salir, no demasiado, termino no sin esfuerzo la carrera, como no quería trabajar hizo un master de un año, eso que ahora llaman una maestría, para aplazar el inevitable ingreso en el mercado laboral hasta que su padre a través de un amigo de un amigo le buscó un trabajo en un despacho de diseño propiedad de un conocido del amigo del amigo de su padre. Empezó a darse cuenta que en la vida no todo era pasar cursos con mayor o menor fortuna y pasaba los días haciendo trabajos de meritorio, como Mónica Lewinsky pero a ella la llamaban becaria. Había un par de diferencias más; una era que estaba seguro de que el propietario y creativo del despacho era gay y que a pesar de que le había insinuado alguna vez que se la chupara él se había hecho el distraído como si no se enterara. La segunda cosa que lo diferenciaba de la Lewinsky es que él cobraba. No mucho pero algo le pagaban. Seguramente porque la ley lo exigía, no porque tuvieran ganas o porque su trabajo lo mereciera. Él quería ser creativo, pero era difícil lamiendo sobres todo el día. Además, cuando lamia sobres siempre encontraba la mirada del creativo jefe mirando fijo. Saliendo del trabajo le gustaba pasear por la Rambla Catalunya, acercarse al Palau Robert, a la Casa de les Punxes, entrar en algún bar de la zona donde le llamaban de usted y por poco dinero podía pasar por alguien exitoso y adinerado. Incluso por un café por relativamente caro que fuese. Eso si, el chocolatito al lado siempre terminaba en el bolsillo para cuando viera el culebrón en la tele. El de la tele era un momento del día que no le gustaba demasiado, llegaba la cena, hacer sus abluciones antes de ir a la cama y a dormir. No le gustaba porque en el baño no le quedaba más remedio que mirarse en el espejo, ya intentaba mirar al suelo para no tener que verse pero antes o después tenía que levantar la vista a riesgo de descalabro. Un baño es un sitio potencialmente peligroso y lo que veía no le gustaba. Se había convertido en un ser de piel blanca, de movimientos suaves, amanerado hasta la saciedad hasta que un día cayó en la cuenta y en la bañera de que podía convertir todo aquello que no le gustaba de si mismo en un personaje impostado. Convertirse en quien no era, pero pensó que con el tiempo se acostumbraría a si mismo. Lo siguiente tampoco le gustaba, su anacoretismo trabajado desde la infancia le había privado de las habilidades sociales para relacionarse con las mujeres. Sencillamente no sabía hacerlo. Las intentonas, no muchas, habían sido patéticas y cuando no habían terminado en un rechazo frontal con banda sonora de carcajadas simplemente lo habían ignorado. No sabía que le había dolido más. La consecuencia inevitable era que día sí día también se iba a la cama dos veces, la primera antes de masturbarse pensando en cualquier chica joven que le gustara, le gustaban jóvenes, alguna vez con el creativo jefe empeñado en que le hiciera felaciones, había terminado con fantasear con ello secretamente incluso para sí mismo, y la segunda cuando había metido la toalla escogida de las que había comprado en el Corte Inglés al efecto después de unos cuantos desastres con las sábanas. A todo eso de manera lenta e imperceptible fue comprando ropa más…cool, cortándose el pelo distinto, otros zapatos y sobretodo – también se escribe junto – ir adoptando una actitud más distante y más dura con la sociedad que lo albergaba incluido el despacho. La sociedad tragó, el despacho no. Una mañana el creativo jefe dueño del negocio lo llamo a la sala de brainstorming y delante de todo el mundo lo despidió. Él se quedó con la idea que lo despedía por no mamársela. Se encontró en la calle a unas horas a las que no estaba acostumbrado, se metió en un bar, cogió un periódico mugriento de las docenas de personas que habían desayunado en la vertical de Messi y mientras se tomaba el cortado lo fue ojeando. O al revés, daba igual. O no. Le llamo poderosamente la atención un anuncio con alguna foto promocional en el que se anunciaban chicas jóvenes a tanto la hora. Rápidamente se sintió atraído, pero las que le gustaban costaban un montón de dinero y las que podía pagar con la prestación de desempleo que le iba a quedar del sueldo de miseria que había cobrado no le gustaban. Decidió ir a un bar de esos que te alquilaban ordenadores por un módico precio también por horas e investigo el tema. Fue muy instructivo. Averiguó que también se podían contratar tiempos más cortos, ya le iba bien, en realidad le iba mejor, podía tener sexo con chicas jóvenes y guapas, le salía más barato y además no necesitaba habilidades sociales para tiempos tan cortos que eran suficientes para un sexo un tanto egoísta no le obligaba a interactuar con la chica de turno a niveles más humanos. Sociales. También descubrió que en la net había toda una oferta sexual y que agrupados en organizaciones privadas montones de usuarios de la prostitución interactuaban entre ellos para intercambiar ideas e informaciones al respecto. También los había sobre la cría de tortugas o de dueños de perritos asesinos o de cocina. Se dio de alta - ¡era gratis! – en tres o cuatro portales, foros los llamaban. Se puso un nombre, Nick lo llamaban, que ligara con la imagen que tenía de sí mismo, una foto que consideraba que lo representaba, avatar lo llamaban, y desde aquel día desarrolló una personalidad nueva que como nadie le conocía le fue relativamente fácil. Se auto convenció de que se había convertido en un macho alfa y trató de trasladar al mundo real su nuevo “yo” con suerte desigual. Los que le conocían previamente pasaron de la perplejidad a la carcajada y sus nuevos conocimientos de la perplejidad a la carrera. Les agobiaba. El mundo virtual ganó terreno y se convirtió en el primer mundo y el mundo real en la escapatoria donde solo iba cuando deseaba una chica joven y guapa que se pudiera costear, y poco más. Él fue feliz en su mentira. |
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23/06/2023, 20:30 | #311 |
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5 foreros han dado SmilePoints a Medio Siglo por este mensaje
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Baja_157799 (25/06/2023), Baja_19632 (23/06/2023), Owaduga (23/06/2023), Simon (24/06/2023), Violeta C (26/06/2023) |
24/06/2023, 12:14 | #312 | |
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A Ida, por haberme hecho feliz más de lo merecido Aquí estoy, al veinte por ciento de mi tanque vital, varado como un viejo barco pirata en los escollos de la madurez más que avanzada, con las olas de lo que creí mi océano y resulto ser un pequeño lago zarandeando lo que en algún momento pasado fue envidia de chalupas a las que ignoraba y hacía zozobrar a mi paso. Las nieves del tiempo blanquearon mis aparejos, si no lo digo reviento. Desde mi retiro forzoso entre las rocas esperando mi turno en el astillero donde me van a desguazar no me queda otro entretenimiento que recordar. Recordar con lo que me trae la brisa. Un olor, un sabor – si, la brisa puede tener sabor - , un murmullo, un ruido, los espejismos, que no lo son, jugando con mi mente el viento y el sol, violencia… ¡hay mucho para recordar! Y recordar es vivir un poco otra vez. ¡Cuánto desperdicio! El olor de los tablones podridos y húmedos de la cubierta me recuerda a La Habana, también sus quejidos. La Habana huele a mar, huele salado hasta la Plaza de La Revolución, a partir de ahí solo huele húmedo, pero no húmedo sin más, la humedad tiene sabor. Sabor a fritanga, a edificios empapados que se empeñan en no caer, parece que quieran sobrevivir a la revolución, quieren mantenerse erguidos el día que se pueda escoger. La Habana sabe a vegetación asilvestrada, cimarrón, es vegetación que alguna vez fue domesticada y doméstica pero que lentamente hizo su propia revolución y recupero la libertad para caer en la inanición. El mar le aporta nutrientes y sobrevive para seguir su imperceptible pero imparable avance. Olor a frutita, a malanga frita, a yuca hervida con sal y el azúcar más fino que se pueda encontrar exceptuando el fondo de una botella de ron. A bananos fritos dos veces y convertidos en patacones, huele a negra mezclada con los patacones fritos, huele porque no tiene donde bañarse. La Habana huele a sexo de negra hervida con patacones de banano en busca de huevos de gallina comprados fraudulentamente en la calle con chavitos obtenidos fraudulentamente tras los huevos de los yumas capaces de pagar cincuenta o cien cañas por una negra con sabor a banano. Cada caña veintiséis chavitos en la casa de cambio, veintiocho en la calle. La humedad además de olor tiene sonido. Hace ruido. No hay más que acercarse al Cementerio Central intentar entrar y se oye una voz que dice: .- ¡La visita son dos pesos convertibles! Si se ignora y se sigue entrando a mano derecha, dentro de una capilla hay una reproducción de la Mare de Deu de Montserrat, te sobresalta cuando parece susurrarte: .- Simón, ¿Qué has hecho con tu vida? Es mejor tratar de ignorarla también, ahí cada uno, y meterse de lleno entre las tumbas en el suelo pero elevadas cosa de un metro y los panteones de los indianos que parecen gritar su fortuna. Las tumbas terrenales son una mezcla de ritos católicos y de religiones paganas como la Yoruba de origen africano, y dicen que los ramilletes de hierbas y raíces resecas en vez de cruces las ponen los Orishas. En verano hace tanto calor que de las tumbas modestas se puede oír como crujen los huesos de los muertos con un ruido parecido a partir una rama. De los panteones no, los señores están más frescos y no crujen. Tampoco son envidiables. Detrás de los panteones, allí donde da la sombra se pueden encontrar alemanes de seis pies empujando a negras de ocho pies con olor a fritanga de banano patacón. Cuando llueve La Habana huele a tierra, a arcilla, a vegetación exuberante y a vegetación podrida, huele a basura y excrementos. Huele a mierda y a corrupción. La Habana sabe sobre todo a arroz y frijoles negros, a veces rojos, y casi siempre con vida interior. Proteínas. El sol en La Habana lo va cociendo todo, a fuego lento pero puede con todo hasta que viene un ciclón y hace limpieza física, la moral necesita un programa más complejo y prohibido. A veces el cielo se oscurece hasta parecer de noche en pleno día, el viento sopla a doscientos ochenta kilómetros por hora arrasándolo todo y aullando como mil manadas de lobos, levanta todo lo que no esté pegado al mundo y te agrede tirándote encima todo lo que puede. Y puede mucho, es muy poderoso. Luego te arrepientes de no haber construido un Arca de Noé, llueve furiosamente y ruidosamente, las aguas del océano suben varios metros empujadas por las súbitas bajas presiones según muchos o por el aletear de las alas del Arcángel San Gabriel según algunos menos. Todo se inunda, las casas construidas con medios quedan convertidas en pequeñas islas sin playa, solo con medio jardín. El otro medio está bajo las aguas o simplemente se fue volando. El resto de edificios se inundan despiadadamente pero como si florecieran con el aporte exagerado de agua marítima en sus azoteas se oye música cubana en la oscuridad. Se llama capacidad de adaptarse al medio. La Habana tiene olor, sabor y sobre todo espejismos de amor por todos los rincones, como principal exportador mundial de mujeres y no precisamente por mafias de trato de personas sino por saberse vender bien el amor fingido, el amor verdadero, que también lo hay corre por las calles, después viene el olor y el sabor de negra mezclado con bananos fritos. Infinidad de generaciones de bananos fritos han secumbido al amor en cualquiera de sus facetas y se han multiplicado por todos los continentes habitados. Aquí estoy, en mi viejo barco pirata, que después de navegar los siete mares terminó convertido en un montón de madera podrida lista para hacer aserrín con él y con las velas colgadas como un ripio. Como los balcones de La Habana, colgados de un ripio. Sé que mi inmovilidad es temporal, que el tiempo es largo a pesar que no me sobra, pero algún día, un día, volveré a La Habana, Y si me dejan, me quedaré. Y si me dejan quedar me compraré una parcela, de las modestas no doy para más, en el Cementerio Central de La Habana y dejaré escrito donde quiero ser enterrado. Y cuando me entierren me reiré a mandíbula batiente y obviamente descarnada cuando crujan mis huesos para asustar a los turistas al pasar a mi lado. Todo eso y mucho más es La Habana, ciudad que amas y odias a la vez, como todos los verdaderos amores pasionales, que cuando caes en sus redes es para toda la vida. Naces donde deciden otros, pero al final descansas donde eliges. Yo fui pasto del amor cubano hace veinticinco años y todo el tiempo que he perdido viviendo otras vidas, y el que perderé, lo recuperaré cuando el tiempo sea infinito. Soy Habanero. Última edición por Simon; 24/06/2023 a las 12:42. |
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26/06/2023, 13:23 | #313 | |
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INOCENCIA Esto de estudiar una carrera y trabajar a la vez es realmente duro pero Engña se siente afortunado. Tiene trabajo en un Banco, ni que sea de meritorio, y por las tardes tiene tiempo para asistir al turno de noche en la universidad en la Diagonal. Estudia derecho y está en segundo. El Derecho Natural es un rollo. Engña también cree tener suerte porque el Banco en el que trabaja está en el Baix Llobregat y esto le hace los desplazamientos más cortos. Se puede llevar un bocadillo y se lo come en el coche, ahora aparca en cualquier sitio y se lo come porque unas semanas atrás un policía le llamo la atención. No le multo por el bocata de atún y la botella de agua sentados en el asiento de la derecha seguramente porque le vio cara de pipiolo y por el aspecto del Seat 127 especial, carburador de doble cuerpo, que le había vendido a un precio ridículo un primo mayor como favor de familia. La verdad es que él está bastante orgulloso del 127, es su primer coche y con trabajo y la universidad, se ha sacado limpio el primer curso, se siente realizado. Como cada día tiene que recorrer la carretera de Esplugues desde la Creu de Pedralbes hasta la entrada a la A7 de ida y vuelta se ha acostumbrado a comerse el bocata en la zona semi urbanizada que hay en la parte baja de la carretera. Le han dicho que Cruyff vive por ahí y piensa que quizás algún día lo vea. No hay muchos Citroen Maserati en Barcelona. Seguro que lo reconoce. Engña dobla a la derecha para buscar una calle que de la sombra para aparcar y comer pero ve una chica que va como perdida, más o menos de su misma edad y pipiola como él. Se fija porque es un zona poco adecuada para pasearse, ni que sean las tres de la tarde, y porque está razonablemente buena. Parece como si ella trate de llamar la atención de Engña pero es dudoso, Engña no es Cruyff y el 127 es un 127 por muy doble que tenga el carburador. Por pura curiosidad da la vuelta a un grupo de casas pareadas y vuelve a la calle donde ha visto a la chica. No hay duda, la chica de los tejanos, que es de su edad, rubia, que está buenecilla y tiene cara de pipiola le hace señas a Engña. Se para, igual le pasa algo y necesita ayuda, nunca se sabe. Engña está un poco nervioso, entre trabajar y estudiar no queda tiempo para muchas cosas mas. - Hola buenas, ¿ necesitas algo ? - Hola, son tres mil. Engña lo recibe como un puñetazo en la cabeza, está punto de meter primera y salir corriendo, una noche se le montó un travesti en la Rambla Catalunya y no había manera que se bajara. La cosa se puso fea. También le da miedo la situación, no es un pardillo pero es la primera puta que conoce, que le habla, y también porque tres mil pesetas es mucho dinero para Engña. La chica le pide si se puede sentar en el coche y el asiente mas por silencio administrativo que no porque articule palabra alguna. No le salen. Ahora mismo la mira como si fuera la Reina de Inglaterra mientras ella le cuenta las razones porque necesita el dinero y argumenta las razones por las que él debería ayudarla. Le indica un casoplón un poco calle arriba. Le explica que es un mueblé y lo chulas que son las habitaciones, él piensa rápido que es que las conoce, que las hay que tienen esas bañeras grandes con burbujitas y le desgrana los precios para remachar el clavo de que las conoce. Hay clase de Derecho Natural y el catedrático Brufau es un peñazo insoportable. La chica le gusta, además le habla catalán cosa que estúpidamente le da confianza, pero tres mil…y la cama piensa sin decirlo. En realidad ella le saca varios kilómetros de experiencia y Engña hace rato que está a su merced. Él cree que decide y arranca el coche calle arriba. Entran en un patio descubierto con todo de plazas para dejar el coche y todas con una cortina que no deja ver los coches, aún que por abajo se pueden intuir. Hay bastantes. De ahí directamente a un pasillo guiados por un hombre que parece un camarero pero que está claro que no lo es. Engña se pone bastante nervioso porque la luz es claramente insuficiente y ya se está arrepintiendo cuando llegan a una recepción no sin haber parado un par de veces para dejar pasar a alguien sin ver y ser vistos. Suelta la Visa, paga una habitación de precio medio para no quedar mal y otro camarero que no lo es les acompaña. Engña está en un picadero por primera vez. Ahora es consciente. Se duchan juntos, ella es cariñosa, lo guía, es como la novia que no tiene, Engña se relaja y se deja llevar por caminos sexuales de los que solo había oído hablar. Le gusta. Pierde la noción del tiempo y casi del espacio, no parece real, parece una realidad paralela en que las reglas son otras. Lo que es fijo son las tres mil pesetas. Engña lo pasa bien y luego están lo que le parecen horas hablando. Y se entienden, están bien y se ríen, se abrazan, se besan…aquello ya no es sexo, es otra cosa. Ella lo mira con ternura con sus bonitos ojos azules y le informa de que su tiempo ha terminado, que deben abandonar la habitación que se ha convertido en un mundo para Engña. Se duchan por separado y, mientras él se ducha, ella llama por teléfono a recepción para que les pasen a buscar. A Engña le da tiempo justo para vestirse, llaman a la puerta, la chica abre, y por el pasillo del terror hasta el coche que espera escondido tras una cortina polvorienta. La calle lo recibe sin ningún tipo de misericordia, el sol lo machaca pero sobretodo lo machaca el mundo. La chica se baja en la puerta del mueblé aduciendo que así estira las piernas o algo parecido. Da igual cualquier cosa hubiera valido para Engña. Decididamente está enamorado y es la mujer de su vida. Disparado a la universidad a ver si llega para las últimas dos horas. Va a clase y no se entera de nada. El mundo tiene que entender que ha encontrado a la mujer de su vida y que cosas como una carrera universitaria son fútiles e irrelevantes. Los días siguientes con la excusa del bocata la busca, pero por alguna razón nunca la verá igual que nunca verá el Citroen Maserati con Cruyff dentro. La inocencia solo se pierde una vez. |
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27/06/2023, 21:05 | #314 | |
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SIMETRÍA Las siete. ¡ Que sueño por Dios ! La rutina de cada mañana que se despierta en casa; levantarse, hacer la cama, lavarse los dientes, afeitase, otras cosas, ducha… - Ay que bien la ducha – mojado, jabón por todas partes, se regala un poquito… ¡ joder ! Le falta un huevo. A ver, calma, no puede ser, se explora bien explorado y en efecto solo hay uno. Sale de la ducha sin aclararse mucho y lo busca, por el suelo, en la pica, en el desagüe de la bañera. Joder, ¡ la taza de water ! ¿ Flotarán los huevos ? se pregunta. Y a la vez se da cuenta que no es de gallina y aún que estuviera malo no flotaría. O si, nunca se ha fijado si flotan. Se va al dormitorio, deshace la cama, mira por arriba y por debajo, en el cesto de la ropa sucia no sea que lo haya tirado a lavar con los bóxer. Que no se haya quedado enganchado en la goma. Suda, se daría otra ducha pero tiene miedo no sea que pierda el otro. Coge un taxi y se va disparado a urgencias al Hospital Clinic que le inspira confianza, si fuera para una pierna rota o cosas así si iría a la Tecnon pero para cosas serias como perder un huevo hay que ir al sitio mas competente. Además sabe que tendrá que explicarlo y le da menos corte en el Clinic. - Buenos días, he perdido un huevo. - ¿ Perdón ? - Que he perdido un huevo. - Que no le oigo. - Me estoy poniendo nervioso y no quiero que me oigan toda la gente de atrás, ¡ digo que he per-di-do un hue-vo ! - A ver, tenga el número, piso tercero, puerta de la cinco a la veinticinco. - Como me haga la rima le parto el alma. Sube con el ascensor y tiene la misma conversación mas o menos con la enfermera de escote reventón del huevólogo. Hace la cola correspondiente y cuando le toca y entra el médico ya tiene su expediente. - ¿ Dice usted que perdió un huevo ? Pregunta el medico con acento argentino. - Si. Cabeza baja. - ¿ Y como le sucedió ? - No tengo ni idea, esta mañana no estaba. Se suceden veinte minutos en los que el médico le palpa el huevo que le queda, lo huele, lo amasa, le da la vuelta para verlo por abajo y le hace daño…mientras él se acuerda de un chico de su clase de la universidad que tenía tres huevos y habían ido a cenar gratis muchas veces haciendo apuestas con los que no lo sabían, ¿ a que entre los dos tenemos cinco huevos ? era el anzuelo para los incautos. Si tuviera su teléfono igual le daba uno. Era una memez y lo sabía, además no tenía su teléfono. El médico ha terminado la exploración y concluye; - Le falta un huevo. - Doctor, eso ya lo sabía antes de venir. Gracias. - En todo caso le puedo protocolizar una pequeña intervención que hoy día se hace mucho. Consiste en poner un huevo de silicona en lugar del original y nadie nota nada. Es igualmente funcional al tacto y a la vista. - Mire, yo quiero mi huevo. No uno de plástico. - Pero ché, yo no lo tengo. A ver, piense que hizo ayer, donde fue, a que baños entró, donde se le pudo extraviar. - Doctor, que no es una dentadura postiza… ( cabreo ). El médico le receta una tila cada diez minutos y lo manda a casa. Se pasa por el supermercado en busca de un par de kilos de tila. Las infusiones están entrando a la derecha justo después de las mermeladas, los chocolates… ¡ Los chocolates ! Sale corriendo por la salida de los que no han comprado nada por indicación severa del segurata que lo mira mal y sale corriendo para casa. Tiene el móvil pero no el número. Busca la web de SMB encuentra el teléfono en la expe y llama con dedos temblorosos. Tiene que marcar tres veces porque se equivoca de nervios. - ¿ Tania ? Si, soy Simón, no, no quiero venir otra vez hoy. ¡ Déjame hablar please ! ¿ ayer cuando me fui me dejé algo ? - Pues si, todos sois iguales, eres el tercero esta semana, esta mañana cuando me he levantado he pisado un huevo que solo puede ser tuyo porque fuiste el último cliente. ¿ Te lo guardo ? - ¡ Ahora mismo vengo ¡ |
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27/06/2023, 21:37 | #315 | |
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28/06/2023, 12:11 | #316 | |
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29/06/2023, 23:52 | #317 | |
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LA TABLA DEL CINCO Aquí nadie vive de los 18 dólares que le paga el gobierno, quien mas quien menos hace sus trapicheos comprando o vendiendo servicios al por menor en lenguaje técnico o haciendo bisneos en lenguaje coloquial. El que no tiene unas gallinas que le proporcionan huevos para intercambiar da clases de francés en su casa a escondidas y el que no sabe francés hace de herrero en el patio trasero de su casa. También está la que pone una pequeña peluquería en el comedor de su casa, consistente en una silla en medio de la habitación, un trapo para poner al cuello de la señora clienta, los hombres van a una barbería que una peluquería es cosa de mujeres, unas tijeras y un peine, una escoba para barrer bien después del servicio, y dos sillitas a un costado para que se esperen o simplemente den conversación las señoras compañeras que también quieren cortarse el pelo. Es de vital importancia tener la reconversión de las ollas arroceras que repartió el gobierno a mini calentador de agua caliente porque además de poderse ducharse la familia se puede lavar la cabeza de las señoras clientas en un barreño. El barreño es el mismo que sirve para bañarse que es como le llaman a ducharse. Los que hacen el remise con el almendrón que consiguieron, eso fue lo fácil, y que con años consiguieron las piezas para convertirlo en ornitorrinco para que funcione y hacer cada día la misma ruta un par de veces por la mañana y un par de veces por la tarde, como si fueran un mini bus, cobran en dinero pero se juegan el almendrón si los para la policía. Normalmente la policía es de la otra punta de la isla, de las provincias mas orientales y les llaman palestinos, es despectivo. La relación enseguida se intuye difícil. Hay el negocio del teléfono, que consiste en que si el gobierno te dio permiso para tener teléfono se tiran líneas a las casas próximas a cambio de un par de dólares al mes para cada vecino. Esto provoca que cada vez que alguien llama a uno de ellos suenen los teléfonos de tres o cuatro casas a la vez y que contesten todos también a la vez menos la persona con quien quieres hablar, todos intentan ayudar e ir a buscar a la persona requerida, pero la mayoría de las veces unos por los otros te quedas colgado al teléfono desgañitándote para ver si alguien te oye mientras tu si oyes claramente como siguen con sus cosas. En los repartos obreros, casi todos, las mujeres hablan a gritos y con voz nasal, les parece sexy y además como en general todas tienen voz y nariz es gratis y competitivo. Eso no ayuda a entender mucho por teléfono. Es desesperante y caro porque si llamas desde fuera de la isla ellos no pagan nada y tú pagas la telefonía mas cara del mundo según las estadísticas oficiales, cuatro dolares el minuto, eso sí, si es una llamada local no pagas nada, es gratis. Consuela, pero poco. El tema de fondo es que la cartilla de racionamiento da para diez días y los otros veinte de cada mes tienes que inventar. Resolver. Hay quien hace otras cosas pero son de un nivel de ilegalidad diferente como trapichear con gasolina robándola al Estado y ofreciéndola en los semáforos por detrás del telón, perseguido con penas de cárcel, o tabacos, también perseguido con penas de cárcel, a los que les falta la hoja grande exterior que es lo que les da valor y que por razones obvias es más difícil de distraer. Además, según dicen, le falta el sabor del sudor de la parte interior del muslo de las negras que enrollan la hoja grande. Eso ya es para entendidos. Los que no saben o no pueden hacer nada de todo esto dejan que las hijas se pongan un vestido y unos zapatos bonitos que nadie sabe de donde han salido y miran para otra parte cuando vuelven con dinero. El sábado me han invitado, veremos quién paga, a cenar a un paladar clandestino. No es mas que una variante de todo lo anterior jugando a las cocinitas pero en serio. Hay quien para sacarse un dinerito consigue un poco de comida, en una hoja roñosa y reciclada escribe a mano: – primer plato: ensalada a la parisiene, consiste en lechuga blanda con cebolla y algo de tomate mas blando que la lechuga. .-segundo plato: pollo mignon con limón en su salsa acompañado de patacones de banano, algunas veces sospechas que el pollo es tiñosa, ave rapaz de tamaño relativamente pequeño que abunda en La Habana Postre : delicias de higo chumbo de la chumbera de la esquina de la calle con avenida Salvador Allende. Aguardientes. Es ron. A la hora establecida llegamos a Lawton, reparto de 10 de Octubre, endomingados por ser una ocasión especial y nos dirigimos a una casa particular de una sola planta, llamamos dando unos toques con los nudillos en la puerta ajada con mas pasado que futuro y nos abre una señora, igual que la puerta con más pasado que futuro, muy educada e igualmente emperifollada como nosotros. Nos hace entrar con gran despliegue de lo que considera que hace fino y nos encontramos en una sala presidida por una sola mesita con cuatro sillas en medio de la habitación. Han tenido que apartar cualquier otra cosa que hubiera, si es que había algo, para colocarla. - Pero por favor acomódense nos sugieren - mientras hacen gestos para que en la cocina se den prisa. Nos dan la “carta” que estudiamos concienzudamente durante el tiempo que nos parece educado y respetuoso y decidimos comer ensalada a la parisiene de primero y pollo mignon al limón en su salsa acompañado de patacones de banano. La señora toma nota con un lápiz pulcro en un papel menos pulcro y se va a la cocina a pasar el encargo para cuatro. Con gran aparato se suceden los platos, nadie objeta nada porque no haya dos de iguales y nos comemos la ensalada de primero, la tiñosa mignon de segundo, algún tipo de fruta parecida a los higos chumbos sospechosamente parecidos a la chumbera de la esquina y un vasito de ron blanco como bajativo. Me toca pagar, son cinco dólares por cabeza, cinco por cuatro veinticinco. Es la tabla de multiplicar revolucionaria y clandestina además de cinco dólares para el servicio. |
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02/07/2023, 10:24 | #318 | |
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AL LADRÓN - ¡ Oye wein ! Si nos matas un marrano de los que tenemos en la placa mañana cogemos tu carro y nos vamos a la cooperativa agrícola, nos llevamos a mi hermano que conoce al capataz y podemos llevarnos toda la verdura y los bananos que queramos, que tu carro tiene una caja grande. - Mira Marino, yo te mato el cerdo que tienes escondido en el tejado pero lo de ir a robar a la cooperativa agrícola nacional si quieres que te metan a ti en la cárcel que yo soy un gringo y ahí no duro ni cinco minutos. - Que tanque ni que tonterías, el capataz es buen hombre y mientras no nos acerquemos a las matas de tabaco no dice nada. - Marino que nos la jugamos, son treinta km de carretera mas diez o quince de camino, sin nos pillan de vuelta cargados se acabo. - ¡ Tú no te preocupes ! En fin, que subo los dos pisos por la escalerita inestable de la fachada, doy cuenta del cerdo, no era grande, pesó ochenta y ocho kg el bajarlo. Hay cosas que se aprenden de jovencito y nunca sabes cuando lo necesitarás. Al día siguiente después de comer recojo a Marino y a su hermano que está por civilizar en el reparto de La Lisa. Meten los machetes en el maletero y enfilo para la cooperativa agrícola nacional. El viaje sin mas, a paso de tortuga porque siempre hay mucha policía y aun que no está prohibido siempre es difícil de explicar que hace un técnico extranjero con dos güajiros en medio de la carretera yendo hacia ningún parte explicable. Después de pegar saltos durante km por caminos de tierra infames encontramos las casitas núcleo de las instalaciones y conversación de Marino y su hermano con el capataz en unos soportales de madera estilo película del Oeste. Al lio, empiezan a arrancar Yucas, malangas, cortar racimos de plátanos de doscientos en doscientos, la técnica del asilvestrado es espectacular; salta en vertical una altura poco humana y en la caída asesta el golpe de machete cargando todo el peso del cuerpo encima, da hasta miedo, cebolletas, ajos tiernos…todo lo que pillan y cabe en mi sufrido Mitsubishi. La chapa de mi coche de un color distinto canta como una almeja en un sitio así, en medio del campo, en un sitio que no pueden entrar los cubanos que no trabajan ahí y aún menos los técnicos extranjeros. Estoy al borde de un incidente diplomático. - ¿ Tienen todo lo que necesitan ? Pregunta el capataz fumándose un tabaco que tiene prohibido fumarse. - Si compañero, ya no cabe mas en el carrito del gringo – y se ríen todos menos el gringo que te me pagar los platos rotos si nos para un caballito ( policía motorizada en Guzzi modelo America más revolucionaria que unas Harley ) y nos pilla el contrabando. Mi carrito; mi contabando. - Si quieres en sábado hacemos una fiesta en casa y habrá chanchito que mató el gringo y todo lo que nos diste – invita Marino al capataz. Y te traes unos tabacos - le chulea. A todo eso estamos a treinta metros de los secaderos de las hojas de tabaco y unas negras jovencitas vestidas como de la Casa de la Pradera me gritan descojonándose; - ¡ Oiga señor ! ¿ Quiere una limpieza de sable ? - El capataz, Marino y su hermano asilvestrado se ríen tan groseramente como son capaces y el capataz murmulla – serán descarás… A mi no me tiemblan las piernas y voy para las güajiras que gritan histericamente pero se meten tres en un secadero de tabaco dejando la puerta abierta. Entro y me placan entre todas, los cuatro rodamos por encima de los hojas de tabaco, tiñen de amarillo que no te lo quitas es semanas, y mientras una me come la boca a saco, lo que me da la oportunidad de apreciar que son realmente muy jovencitas, lo justo para que no me levante y me vaya, las otras dos me arrancan literalmente los pantalones con la habilidad de no ser la primera vez. Yo echo mano donde puedo, aparecen varias tetas y me comen la polla a tres bocas y de vez en cuando sube una a refregarme los morros con los suyos y repaso de encías. Evidentemente no duro mucho y soy recibido en el exterior con aplausos sarcásticos y un cierto descojono. - Marino conduce tu que estoy en candela. - No puedo compañero, que tu chapa solo la puedes conducir tu. - Joder… Última edición por Simon; 02/07/2023 a las 10:32. |
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03/07/2023, 10:34 | #319 | |
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CARAMELO DE BROMA Este trimestre las comisiones vienen bien. Será la burbuja o lo que sea pero ya encadeno siete trimestres fuera de lo normal. Miro la hoja de fábrica y alucino con lo que está comprando la gente, hay almacenes al aire libre que ya están rozando los cuatro millones de metros cuadrados. Dios existe y es bueno, por lo menos por ahora. Creo que me voy mereciendo algún extra además de las dos bufandas de Navidad porque por objetivos en verano ya están cubiertas. Vamos a por La Vanguardia y me pillaré una señorita de un precio que normalmente me tengo prohibido. Con las cosas que me tengo prohibidas si usara un cilicio sería del Opus. Vamos a ver… ¡ Esta ! Se llama Ángela…bla, bla… es italiana…bla, bla… 35 años, rubia, ojos verdes… 1’70 ( ya veremos ), azafata ( será de congresos )… bla, bla… todo incluido, griego… y 50.000 pesetas la hora sin prisas. ¡ Jolín !, es una pasta, las de a diario están entre las 3.000 y las 5.000 pesetas. Esto del periódico que no puedas ver a quien contratas hasta que está en el recibidor de tu casa tiene sus riesgos, si hubiera un medio que se pudieran ver a las chicas antes de contratarlas… claro que la mitad de veces las fotos serían falsas pero bueno, esto es ciencia ficción. De todas maneras 50.000 pelas a ciegas es una pasta, ¡ pero venga, un día es un día ! Teléfono, parece simpática, un claro acento italiano, le doy la dirección de mi casa, chao, chao… y a la hora acordada está en la puerta, mientras venía además de ducharme y ponerme guapo yo y la casa, en la medida de las posibilidades, he pensado en poner sabanas satinadas pero al final ha sido desestimado, he bajado al cajero a buscar pasta. Abro la puerta y el bombón supera todas las expectativas, es tal como se ha descrito por teléfono pero mucho mejor porque siendo sus colores nórdicos sus curvas son mediterráneas. Me gusta un montón. Es muy agradable, el paso por la sala de estar, le interesa mucho el acuario o lo hace ver, el tiempo que estamos en el sofá calentando motores después de arreglar el cash se pasa con fluidez y sin casi darme cuenta está a cuatro patas en la cama con un culo perfecto, no pequeño ni grande, que además le pone o pasa como con el acuario. Alucino pero el tiempo pasa y después de duchar y arrumacos varios estamos otra vez en el sofá. Me propone quedar para tomar un café ( esto es un chiste ) y quedamos a los dos días en un bar de la calle Tuset. Yo ando medio acojonado porque entre lo buenísima que está, la ropa ultra mega cara que lleva y los tacones de aguja no pasa desapercibida para nadie. Me explica que vive con un hijo pequeñito suyo y una señora que lo cuida en Travessera de Gracia casi tocando a Tuset, que es de Milano y que es azafata de una compañía de vuelos privados. Pregunto si son esos jets pequeños como un patán cualquiera y me dice que si, que si nunca he ido en ninguno. Desgraciadamente no, tengo el piloto privado y voy detrás de las doscientas horas para sacarme el comercial pero un jet no sabría ni como ponerlo en marcha. Ella se pide una Coca Cola y yo un modesto té. Hablamos un rato sobre temas personales más o menos trascendentes o intrascendentes cuando de repente parece tener prisa hasta el punto que en vez de esperar a que nos traigan la cuenta me pide veinte duros y se va a pagar a la barra. La Coca Cola ni la ha tocado, esto debería ponerme en guardia pero estoy hipnotizado. Salimos a la calle y me lleva dos puertas más arriba donde hay una agencia de viajes. No sé como pero estoy sentado junto a ella y delante hay una chica que nos está dando a elegir entre un viaje a las Maldivas o a las Seychelles. Estoy como si el té en vez de ser de té fuera una infusión alucinógena, incluso oigo muy amortiguado. Será un bajón de presión, pienso. La cosa es que delante de los catálogos y los ojos verdes de Ángela logro una maniobra evasiva e invento sobre la marcha una historia que me impide viajar más de dos o tres días los próximos meses. El aire de la calle me parece vivificante y reconstituyente aún que sea el de la calle Tuset. Andamos en silencio cogidos del brazo cuando ella parece rehacerse del revés y me explica que la semana siguiente hay un vuelo de vuelta a la base en Milano que irá vacío, que si me apetece ir. ¡ Claro que me hace ilusión ir ! Cualquier aficionado a la aeronáutica estaría encantado. Es como pasar de jugar en el equipo de tu pueblo a la NBA de golpe. Y la compañia... pfff !!!! Ella me habla del Hotel Town House Galleria que está en galería comercial Galleria Vittorio Emanuele II. De lo bien que lo pasaremos, lo bonitas que son las tiendas… me resalta el Quadrilatero d’Oro, donde dice que están las mejores y más caras tiendas del mundo… Dolce & Gabbana, Dior, Cavalli, Armani, Valentino… Yo empiezo a ponerme nervioso y quiero estar en cualquier otro sitio, pero ella me envuelve y me envuelve. Me cuesta articular palabras dentro de su discurso y me doy cuenta que no estoy donde debería. Me acuerdo de Icaro. Ahora yo tengo prisa, me excuso de acompañarla hasta la portería de su casa, es fácil porque no se cual es, y desaparezco rapidito dentro del parking David. Tengo claro que buscaré una excusa para no verla más. De manera intencionada o no quiere llevarme a terrenos económicos que no son los míos. Me acuerdo de las 50.000 pelas del ala que le pague el otro día. Me voy a cenar al Frankfurt de Pedralbes que de repente me apetece un montón e intuyo mas o menos inconscientemente que me dará un baño de mi realidad. Y unas birras. se non è vero, è ben trovato… |
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05/07/2023, 15:22 | #320 | |
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VUELO NOCTURNO Está claro que la vida sonríe a los preparados y audaces. Eso se dice mientras mira con satisfacción el resultado de los cuidados a su propia persona. El traje a medida que se hizo en el Furest le queda estupendo. Casi uno noventa, atlético…se notan los músculos debajo de la camisa cuando flexiona el cuerpo. Zapatos, cinturón corbata y complementos varios a juego. Le quedan bien los tonos oscuros que contrastan con su pelo rubio y largo para un hombre. Tiene un piso pagado en la zona alta de Barcelona y acaba de cumplir los treinta y tres, está orgulloso de ello y no piensa mucho en el recorrido para llegar donde está. Si hay que pisar se pisa, al final todos los que llegan a algo no es a base de ser unas madres. Coge el maletín de aviador, le costo una pasta y hay que amortizarlo, y mete los expedientes que no se ha mirado pero que cualquier ejecutivo agresivo tiene consigo para justificar el sueldo indecente que cobra. El maletín también incluye el Financial Times, que viste mucho, y todas las pequeñas cosas que si se las distribuye por los bolsillos le hacen mala forma en el traje. Intolerable. Sale de casa, coge en su parking el BMW Z3M de 321 cv, hay que marcar territorio aún que en realidad aún es mas del banco que suyo, enfila a la calle Rossello entre Rambla Catalunya y Passeig de Gracia donde está la corporación financiera para la que trabaja. Sabe de sobras que es un nido de mafiosos pero le da igual. Catorce millones al año más incentivos le acallan cualquier atisbo de remordimiento. Antes de subir desayuna un café expresso, un zumo de naranja natural ( es lo que toman los ejecutivos ) y un bikini. El bikini no lo ve claro, pero al mediodía irá al Arsenal a machacarse y quemar lo que sobre. Como cada día de lunes a viernes. Un – Buenos días – al portero que le contesta murmurando, tendrá que hablar con su secretaria que le dé un toque. Ahora que lo piensa a Cristina se le termina el contrato de seis meses y tiene que decir a personal si la hacen fija o se va a la calle. Está buena pero la ruta del bacalao la merma muchísimo. Los findes le empiezan el jueves por la tarde y duran hasta el lunes. Como toma aditivos, conservantes y colorantes ya la ha pillado unas cuantas veces catatónica delante del ordenador. Veremos si hace algo para convencerle. La planta noble con moqueta y mucha madera huele a pasta, le pone cachondo solo de casi no oír sus pasos sobre la alfombra gruesa. Los muebles son pretendidamente de época, no muy funcionales pero es lo que le gusta al presi, que al final es el que le paga el sueldo. Abre la puerta de su despacho, su despacho, e inmediatamente se da cuenta que se ha equivocado, de todas maneras no hay tantos como para equivocarse, al final de tiburones solo hay media docena en el acuario. Hay dos mesas. Él no necesita dos mesas para nada, pero es que hay dos de todo. – Ah, tú debes ser Engña – Hay una rubia mas o menos de su edad en la puerta de su despacho. Su despacho. - ¿ Como estás ? Soy Mireia y a partir de hoy me han dicho que vamos a compartir despacho - . No se molesta ni en contestar y sale disparado al despacho del director general pero lo intercepta el presidente que llega el último como le otorga el cargo y le pregunta; - ¿ Ya has conocido a Mireia ? Es doctorada en económicas e hija de un buen amigo. Engña dice que si porque entiende que puede discutir el doctorado pero no que sea hija de un amigo del jefe. Media vuelta y al despacho. Comentan la situación con Mireia y terminan hablando toda la mañana. Tiene unos ojos preciosos aún que la cara le parece un poco desdibujada, como pintada al agua, por el resto tipazo que és consciente porque lleva una falda de tubo de vértigo. En algún momento tiene la tentación de preguntar como hace para entrar y salir de la falda. Es un peligro porque es tan ambiciosa como él con la diferencia que está en prácticas, lo que quiere decir cobra muchísimo menos que él pero ve en sus bonitos ojos que quiere su sitio y su sueldo. Eso no pasará. Deja pasar unos días y un mediodía como si fuera sobre la marcha se salta el sacrosanto Arsenal y la invita a comer. Ni muy ostentoso ni cutre, en el hotel Comptes de Barcelona. Es para que se vea nivel sin amanerarse y sembrar la duda en la cabeza de ella sobre si quiere algo mas. Todos saben que en los hoteles de Barcelona el daily use al mediodía es exitoso. Al viernes siguiente la invita a cenar en el Torreón de Gavá Mar pero cuando llega la autovía a la altura del aeropuerto da un volantazo a su súper BMW y se mete en el parking del aeropuerto. Ella se ríe y le pregunta donde van, - no lo se – responde él. Y es cierto, lo que importa es a que. Bajan del coche y se dirigen a la primera ventanilla que encuentran de vuelos internacionales. - ¿ Dos billetes ? ¿ Para donde ? - ¿ Donde va el próximo avión que nos da tiempo ? - Hay dos, uno a Ginebra y uno a Viena. Pero tendrán que correr. - Ginebra. Saca la American Express platino y paga dos billetes en primera. - Estás loco, dice Mireia. Pero Engña lo que está es desbocado detrás de su plan. Llegan justo que se cierran las puertas del avión y antes de que Mireia entienda que pasa se han cerrado con ellos dentro y la azafata les está sirviendo una copa de Champagne, nada de Cava. Nivel. - ¿ Pero que hacemos ? ¿ y ahora que les digo a mis padres ? - No te preocupes que cuando lleguemos los llamas que te ha salido plan para el finde y no vuelves hasta el Domingo a laaasss – y mira los billetes – ocho de la tarde mas o menos. - Estás loco. - Si, por ti. El vuelo es corto, menos de una hora y media, como van con lo puesto al llegar al aeropuerto de Cointrin con los DNI pasan el control rápido y están en la calle. - ¡ Taxi ! Hotel des Armures si vous plait, a la vieille ville. - ¿ Lo conoces ? pregunta ella impresionada. - Engña no le dice que lo ha mirado en el móvil cuando ha ido al lavabo en el avión. Llegan al hotel pequeño y mono pero de 5* que uno puede esperar en Suiza. Como es temporada baja no hay problema para una junior suite. Ella se hace un pequeño lío con el teléfono pero llama a su padre amigo del gran jefe de la empresa para decirle lo acordado y luego se van a cenar a un italiano que sirve hasta entrada la noche. El chianti hace su efecto y cuando llegan a los cafés ya se ríen demasiado fuerte. Vuelven al hotel agarrados y haciéndose arrumacos y al llegar a la habitación la ducha ya se la dan juntos. Pasan los dos días siguientes entre comer, dormir, pasear un poco para que no se diga que no han visto el jet d’eau y sobretodo mucho sexo. El Domingo por la tarde recorrido inverso y el BMW que espera fiel en el parking del Prat. La deja en su casa sin promesas de amor, un poco precipitado y un poco seco. Pasan los días. Una mañana Mireia llega por la mañana, se le sienta delante y le dice; - Estoy embarazada - ¡ Felicidades ! - Es tuyo. - ¿ mi que me cuentas ? Yo no se ni quiero saber nada. - ¡ Es que no puedo decírselo a mis padres porque no saben que les engañe y son muy estrictos ! - ¿ Y que piensas hacer ? Ella se echa a llorar y dice que quiere abortar, él pone objeciones pero solo para que ella se sienta peor y más culpable. Después del Arsenal él le da una dirección la calle Anglí donde practican “interrupciones del embarazo “ sin tener que pasar por los canales legales habituales. - ¿ Pero de verdad que no piensas ayudarme ? - Yo no he hecho nada. Al día siguiente ella no viene, ni al otro, ni la semana siguiente. Cuando le parece adecuado se hace el encontradizo con el presidente por el pasillo y le pregunta: - Perdona Joan, pero hace días que Mireia no viene y es para saber que tengo que hacer con el, turbio, asunto de la promoción de parkings en Vilafranca del Penedes que lo está llevando ella. - Quería hablar contigo le contesta el presi Joan, Mireia no vendrá más. Me llamo su padre hace un par de días y me explicó que Mireia había hecho una tontería. Que un desalmado la había dejado embarazada y la había dejado tirada. Ella quería abortar pero en su casa son muy de misa – como debe ser – ( si, claro, claro ) y la han convencido para que lo tenga. Para que esté mas tranquila le han buscado un sitio en la administración, ya sabes que su padreee y los Pujoool….bueno, que vas a tener que hacer un hueco en tu agenda para ocuparte de la promoción de Vilafranca. Me sabe mal porque es mucho trabajo pero estoy seguro que los incentivos te ayudarán. - No te preocupes president que ya sabes que nunca te he fallado. Por cierto, necesito una secretaria además de Cristina. - ¿ Dos secretarias ? Está bien, te lo has ganado. ¿ Engña, tu no sabías nada de lo de Mireia, verdad ?. - Claro que no. Y Joan lo mira de través y le dice: - Llegarás lejos. Última edición por Simon; 05/07/2023 a las 15:30. |
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