Torpedor fue un niño precoz. A los 3 años ya era capaz de ganar el concurso del dado Rubik. A los 6 años ya había madurado en muchos aspectos de la vida y a los 9 años ya tenía varios Masters en Ingeniería Aeroespacial

Su desarrollo psicosocial no iba al mismo ritmo. A los 9 años, se comportaba como un niño de 9 años Pero su extraordinaria inteligencia le llevaban a una carrera sin fin de la cual él no tenía ningún control

A esta temprana edad fue llevado al Research Institut of Houston. Allí podía desarrollar sus vastos conocimientos para determinar las trayectorias balísticas de las más complejas cabezas nucleares y del desarrollo incipiente de los primeros drones. Y Torpedor siempre cumplía

A los 12 años, Torpedor petó Era tanta la presión en un niño de 12 años que su desarrollo psicológico se interrumpió de golpe. Sus capacidades calculísticas quedaron anuladas instantáneamente. Su mente se paralizó

Afortunadamente, los de Houston acordaron el abono de una pensión vitalicia de 15.000 € mensuales. A condición de que Torpedor no diese información sobre sus actividades en el Centro. Esta cláusula no hacía falta. Torpedor no se acordaba ni de su pito. Al menos, su futuro económico estaba asegurado

Sus padres lo devolvieron rápidamente a Barnaville. Llenos de preocupación, le atendieron y agasajaron continuamente. Pero Torpedor no respondía Estaba en un estado de shock continuado. Así estuvo durante 4 años, comiendo, bebiendo, cagando, meando y durmiendo. En un estado casi vegetativo

Una mañana que estaba sentado en el patio de su casa, vio a un chaval bajando de un coche descapotable. El chaval fue corriendo hasta la casa, se escondió detrás de la verja y le dijo “tú no has visto nada” Vio al cabo de unos minutos que la policía pasaba por allí, inspeccionaba el coche, se dirigió a Torpedor, que estaba sentado en su estado catatónico y le preguntaron si había visto algo. Torpedor les respondió “Yo no he visto nada”. Fueron sus primeras palabras en 4 años

Una vez alejado el peligro, el fugitivo le dio las gracias. Se presentaron. “Hola, yo soy Torpedor”, “Hola, yo soy Lextor”, y así se inició una relación de profunda amistad

Torpedor descubrió un nuevo mundo completamente diferente El de la delincuencia de baja estopa. Y a Torpedor le gustaba el robo de gasolineras. Mientras Lextor atracaba al cajero, Torpedor se dedicaba con toda tranquilidad a llenar el depósito del coche robado.

Estupidez muy grande Porque lo primero que hacían era dejar abandonado el coche en cualquier camino del bosque y robar otro coche. Pero a Torpedor le encantaba el olor del combustible

Cuando a Lextor lo pusieron en el trullo, Torpedor quedó un poco huérfano Se dedicó a recomponer parcialmente su dañado cerebro y con la ayuda de terapeutas, consiguió concentrarse durante 20 segundos, articular 10 palabras seguidas y pensar en tetas y culos a la vez

Al regreso de Lextor a la vida civil y su ingreso en la policía, le propuso que fuera a vivir a Foroville. Le informó sobre la posibilidad de comprar una destartalada gasolinera para reformarla y ocuparse en este negocio

Torpedor no lo dudó. Compró la gasolinera. Pero no la reformó Para él el desastre en que se hallaba la misma era el símbolo más evidente del desastre cerebral que vivía Se acomodó en su nuevo despacho desvencijado, puso las piernas encima de la mesa y se dedicó a no hacer nada. Lo único que le ocupaba eran las farras que se pegaba con Lextor las noches en que libraba. En el Hottie’s, en el Spa Resort, en el Sensual Palace… Torpedor había llegado a un estado vital en que lo único que hacía era comer, dormir y follar ¿Qué más se puede pedir?

Un día se enamoró. Vivió un tórrido romance balbuceante La chica se marchó. Y ha seguido con su misma vida de comer, dormir, follar… Está de maravilla , aunque parezca todo lo contrario

ya toca una chica, ¿no?