Sursum Corda

Nicky Sweet – Mi relato más difícil

¿Cómo me lo tomo? ¿Me toca pensar que soy un zafio gañán que no sabe motivar a una chica? ¿Soy realmente un patán o quizás ella no supo, ni quiso, ni pudo entrar en el juego?

Hasta ahora, cada experiencia ha sido realmente positiva. Quizás yo haya tenido hasta este momento la suerte del principiante. ¡Puede que nada más sea eso!

Sin duda Nicky es muy joven y su experiencia en este mundo es realmente muy corta. Puede que tuviera un problema personal (de hecho, al final me dijo que había pensado en anular en el último momento), puede que el piercing le hiciera daño en la lengua, puede que yo no la motivara… Lo acepto y quizás a otro le vaya mejor que a mí.

Pero, dado que esto es una vivencia personal, relato únicamente la que ha sido la peor experiencia sexual de mi vida. Me explico: dentro del mundo del sexo pagano, en el que llevo dos telediarios, he tenido suerte hasta ahora. Fuera, en la vida real, alguna mujer ha querido tener sexo conmigo (y lo hemos pasado bien o muy bien) o no ha querido, con lo cual la experiencia ni siquiera ha existido.

Conclusión muy personal :

¡El gatito Sursum se siente como un gilipollas, madre! y esta es la música que mejor describe lo que pasó y cómo lo viví:



VIAJERO Sursum Corda - ¡Arriba los corazones!

Edad del paseante: Fa vint anys que tinc vint anys (y me quito alguno). A su lado me sentí un asaltacunas.
Te consideras atractivo? Pues depende para quién. Para ella, no.

ARTISTA DEL EQUILIBRIO

Nombre "artístico": Nicky Sweet
Nacionalidad: (u origen probable) Venezuela
Edad: (aparente y/o anunciada) 19 añitos creíbles.
Descripción física: (¿fotos reales/retocadas?) Muy guapa, delgadita, mirada inocente y aprox. 1m65. Un pequeño tatuaje y dos piercings : uno en el ombligo y el otro (reciente y doloroso) en la lengua.
Valoración física de la chica: Encantadora. Me gustó y se lo dije.
Vestimenta: Una batita de raso negra tapaba un conjunto negro con algún detalle rojo de sujetador y tanga.
Fumadora: No noté nada.

CONTACTO

Teléfono: 6674589300
Web/Anuncio: Aquí fue. Apareció como novedad el 8 de julio.
Dirección: (¿se aparca fácil?) Joan Guell, cerca de Sants. Ella da detalles al llegar.
Horario: Anuncia que está disponible a partir de las tres de la tarde.

LUGAR DE ENCUENTRO

Ambientación/decoración: Una habitación muy pequeña en planta baja de 4x3 m ocupada por una cama grande, una mesita baja con una radio y abalorios del amor (preservativos, toallitas…). Un armario empotrado blanco ocupa toda una pared. No hay lugar para dejar la ropa , así que la dejé en el suelo. En el lado opuesto al de la puerta hay una ventana con una persiana bajada. No hay decoración alguna.

El cuarto de baño es correcto y está al lado de la habitación. Hice los cuatro metros escasos descalzo después de darme una ducha en solitario y con agua fría.

Valoración: Todo nuevo con un decorado espartano. En sitios peores he disfrutado más. El decorado es básico, básico.

JUEGOS

Fecha de la experiencia:19 de julio de 2011.
Pacto: 120 euros por una hora.
Otras tarifas ofertadas: Esa es la única que publicita.
Duración real del juego: Desde que franqueé la puerta hasta que salí, cincuenta minutos apenas. De juego, hubo escasamente treinta minutos; de complicidad, no hubo nada.
Besos dulces/ besos apasionados? Ningún beso, algún piquito.
Lenguas gálicas/garganta profunda? (sin/con protección) Alguna caricia superficial con los labios. Tras enfundar, algo de francés ligero.
Cunnilingus? Puse empeño, pero no hubo modo.
Puerta trasera?Ni se planteó.
Algún extra ? Me propuso una bebida y le dije que más tarde. Luego no me apeteció nada.

BANDA SONORA

Javier Krahe hizo esa preciosa versión de la canción de Marieta, que había cantado antes Brassens y que he puesto arriba. Sus palabras puntúan el relato.

RELATO DEL ENCUENTRO:

Yo, que fui a rondarle…

Apareció como novedad y me atrajo su presentación y el candor de su voz. Rondé por su hilo, hablé con ella, le dediqué casi una serenata. Imagino que tomé por encanto o discreción… lo que no era tal. ¡Es curioso cómo el deseo busca excusas a las que se aferra para intentar disfrutar!

El día de autos, recibí una llamada de cancelación de una excelente profesional e intenté buscar una solución de fortuna. Mi teléfono marcó varios números de excelentes profesionales, incluso de buenas amigas, de las que no obtuve respuesta.

Entonces me acordé de Nicky. Me hacía gracia conocerla, tener un bonito encuentro y después, si la cosa iba realmente bien, (ya era fantasía que yo me hacía) prolongar la complicidad que pensaba crear, escribiendo con ella un relato de la experiencia a dos voces. Al fin y al cabo – pensaba yo- siempre le vendría bien tener una expe positiva, sugestiva y algo diferente. Se lo propuse y creo que le pareció raro….

En fin, al tema: llego al lugar, la llamo, me da la dirección y me presento a la puerta. Me abre y me sorprende lo guapa y joven que es.

Un frío beso en la mejilla y me manda a la ducha. Tras intentar calentar el agua dos minutos, desisto y me ducho con agua fría, vuelvo a la habitación con la toalla envuelta y ella se mantiene a distancia, preguntándome fríamente por mi vida. La intento acariciar y abrazar con ternura.

-Eres muy alto-me dice- Mejor siéntate y estarás a mi altura.

De nuevo la intento atraer y la siento totalmente distante. Soy un extraño en su mundo y lo percibo con crudeza.

Decido pagarle, mientras le explico que estoy sorprendido por su belleza. Ella recibe el dinero y me dice :

-Qué pena. Si soy tan guapa, debería cobrar más.
-El mundo es como es, mi niña, y cuesta salir adelante.


Guarda el dinero y me ofrece una bebida, que yo rechazo por el momento. Ella me dice que espere, porque quiere beber de su lata de Fanta naranja.

La intento besar en los labios y me explica que tiene un piercing reciente en la lengua y que no besará ni recibirá besos.

Intento besarla en el cuello. Se me escapa y empieza a sintonizar música: una estación, luego otra, esta no, esta tampoco… Finalmente hay una que pone música. Cuando me pregunta le digo que no importa la música y que cualquier música estará bien con ella a mi lado.

La desnudo y la tumbo en la cama. Le acaricio el pecho y el costado. Ella me dice que le encanta recibir masajes y que le gusta que la acaricien. Así que se coloca boca abajo dispuesta a que le dispense un masaje.

-Bueno- pienso con optimismo, ante este cambio de papeles inesperado- quizás la cosa vaya mejor y consiga hacerla entrar en el juego.

Pensando que mejorará algo, comienzo a acariciar su espalda y a masajear sus músculos. Ella se levanta y me trae un gel de masaje, que aplico en mis manos y su dorso. Comienzo, pero no le gusta que apriete sobre los nudos de la espalda. Beso su espalda, pero no noto absolutamente ninguna reacción.

Tras un momento de hacer el paripé, que se me hace largo, largo, le pido que se dé la vuelta.

Intentando poner sal…

Entonces se da la vuelta e intento algo diferente. Dicen que el oído es el apéndice sexual más erótico del hombre o de la mujer. Le hablo, pues, de mi excitación, le hablo del deseo que está generando en mí y cómo quiero que ella sienta la atracción del sexo. Le hablo de que me gusta sentir su piel, palpar su deseo…

Mis palabras rebotan en las paredes y no consigo poner sal en aquello, que se me hace desesperadamente soso. Sus manos están inertes, no rozan mi cuerpo. Su boca está ausente. Su deseo no existe.

Siento que yo estoy allí con mi sal, como un gilipollas, madre.


Pegado a su manillar…

Nuevo intento otra vez por la parte de los sentimientos. Beso su vientre y mi boca se desliza a su sexo, en el que siento un sabor extraño de lubricante. Es extraño, pero no desagradable. Ella se deja hacer y, tras un lapso que se me hace eterno, entorna los ojos y parece disfrutar algo.

No, me equivoco. Rápidamente ella se levanta, me propone papel para limpiarme y se limpia ella misma a consciencia, tras lo cual, de pie, bebe un trago nuevamente de su latita de Fanta naranja.

Pienso de nuevo que, apoyado en su manillar hago el gilipollas.

Ella me hace desistir y se aplica en una higiene extrema de mi pene. Tres pasadas de pañuelos, dos pasadas de toallitas… Solo falta el abrillantador para tener mi pene como una patena, sin rastro de pasión, pero completamente limpio.

Me propina alguna caricia con sus labios y me enfunda con presteza, antes de que aquella extremidad enfundada penetre levemente en su boca. Pero no siento nada, porque el contacto es superficial y el resto de su cuerpo está lejos de mí.


Y yo allí con mi flor…

No lo conté antes, pero llegué cinco minutos tarde a la cita, porque me estaban preparando un bonito ramo de flores que le entregué.

Y, en efecto, ¡yo allí con mi flor, como un gilipollas, madre!


Donde se prueba que mi neurona inferior no piensa…

A pesar de todo, la sangre desplazada a mi neurona inferior hace que no piense y, por misterios de la animalidad que albergamos, estoy excitado.

Le digo que deseo penetrar en su interior, pero evidentemente, con su nula excitación, y a pesar de llevar más de media hora de inútiles maniobras, debo tener cuidado.

-Uy- me dice- vas un poco rápido.

Intento ser suave, pero me siento torpe.Aún más misterioso es que consiga llegar al paroxismo en esa situación.

Freno mi movimiento y ella interpreta que quiero cambiar de posición, pero debo decirle que, de algún modo, yahe disfrutado en un triste orgasmo.

-¡Qué raro! –dice ella. No lo he notado.
-¡Qué triste!- pienso yo avergonzado. Yo tampoco.


Consejos de buena fe …

Le digo que la he sentido ausente, intento ayudarla con consejos. ¡Tantas chicas comienzan pensando que este camino es fácil! Pienso en que otro la habría puesto mirando a Cuenca y se habría satisfecho en ella sin miramientos.

Me dice que quizás una próxima vez, tal vez si me conoce, tal vez entonces…

Le explico que la belleza y la juventud son importantes, pero que si no hay juego, complicidad, o un espejismo de goce, no me siento más que una pieza de engranaje. Y que, como cada persona, necesito sentirme único y deseado para evitar la desolación del sexo triste.

Siento de nuevo mis palabras resbalan sobre ella y me recuerda que todo le parece muy bien, pero que tiene una cita próxima. Me visto rápidamente y le deseo suerte.

Salgo a la calle, veo que han transcurrido apenas cincuenta minutos y repaso mi vida sexual en vano para encontrar una experiencia tan vacua.

Valoración de la implicación: No entró en ningún momento en juego, no disfrutó y me sentí totalmente fuera de lugar.

Valoración final: (lo mejor/lo peor)

Busco algo positivo, pero me cuesta. Nicky tiene un bonito cuerpo, es joven y delicada. Quizás con otro entre en el juego de la seducción. Puede que dentro de un tiempo aprenda.

Bueno, al menos aparqué cerca y que no me pusieron multa por haberme pasado de tiempo.

¿Repetirías? No.

Bueno, sí que repetiría, pero con otra. De hecho, tras dejarla, disfruté con otra mujer, pero esa es otra experiencia que, ¡esta vez sí! viví con plenitud.

Imágenes Adjuntas

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